[Drabble] Palabras ~

Esperó a que ella bajara del escenario, puesto que había ganado nada más ni nada menos que el primer lugar del concurso que se celebraba en ciudad Cerulean.
Cuando May llegó hasta donde estaba y le dedicó una de sus hermosas sonrisas, Drew ni se lo pensó. La tomó del cuello con una mano, la otra en el bolsillo, y la besó.

Ese chico le molestaba. No hacia más que pasar todo su tiempo Con May. No la dejaba ni respirar. Brendan estaba usurpando lo que él quería. Estaba haciendo lo que él no se atrevía.
Dos cosas eran claras en aquel momento para ese chico de cabellos esmeraldas.
Uno: Los celos le quemaban por dentro. La repugnancia que sentía hacia Brendan en aquel momento era indescriptible.
Dos: Esto no se quedaría así.

Ella siempre fue un poco torpe en suanto a manejo remoto se refiere. Aunque Drew tenía que admitir que eso le daba un encanto difícil de explicar. Tampoco parecía poder seguir las indicaciones que el peliverde le daba. Sabía que enseñarle la receta de la tarta de manzana que a él, personalmente, le encantaba, No iba a ser tarea fácil; pero después de que le mencionó a la castaña que era su favorita, simplemente no paró de insistir hasta que accedió a enseñarle como se preparaba.

- Pela las manzanas con cuidado May - Pidió Drew - Es lo más complicado de la receta -
- Lo sé - Contestó la castaña. Pero ya era tarde. Un pequeño resbalón del cuchillo bastó para que la sangre comenzara a brotar sin descanso -
- Te lo dije - Murmuró el peliverde. Luego tomó el dedo de su compañera y comenzó a vendarlo. No podía evitar pensar que todo los esfuerzos de May por aprender a preparar aquella tarta eran solo para él -

Dirigí rápidamente mi mirada al espejo que se encontraba detrás de la castaña.
No podía creer lo que veía.
Ese muchacho de expresión nerviosa que ahora me miraba.
¿Ese era yo?
Nunca había tenido ningún tipo de problema con las chicas, de echo, tenía fama de conseguirlas con mucha facilidad; pero al ver mi expresión en el espejo supe que con ella era diferente.

¿Estas bien Drew? No me has respondido lo que te pregunté.

Sacudí la cabeza levemente intentando alejar todos esos pensamientos.
Solo tuve que verme a mi mismo para saberlo. Ella me importaba que cualquier otra chica con la que haya estado.

El salón era hermoso. La música lenta le daba un toque calmo. Todos los hombres estaban vestidos de traje y las mujeres con hermosos vestidos largos.
Un chico de cabellos verdes se acomodó la corbata morada que llevaba puesta.
No le gustaban para nada ese tipo de reuniones donde gente de poder de juntaba a presumir su riqueza.
Solo un montón de ingratos en una noche vacía.
En ese momento, una joven de ojos azules tropezó con él.
Lo único que ese muchacho logró ver con claridad fueron los ojos de aquella joven y su bello vestido rojo carmín.
Después de murmurar un pequeño "Lo siento" la joven siguió su camino.
Ese chico solo se quedó allí parado, completamente atontado, mientras la veía atravesar la inmensa pista de baile del salón.
"¿Quién es ella?"
Esa fue la pregunta que lo llevó a conocerla.

Se puede decir mucho con una simple flor.
Desde un "Te quiero" hasta un "Hasta siempre", todo simplificado en un objeto por demás común, pero singularmente hermoso y delicado.
Me gustaban mucho las flores, especialmente las rosas.
Eran mis favoritas.
Solía darle una a May cada vez que podía. No eran la gran cosa.
Respeto condensado en unos poco pétalos, mis deseos de que se superara a su misma. Por supuesto ya no tenía esos detalles con ella.
Había dejado de hacerlo hacía ya mucho tiempo.
Mientras observaba detenidamente el jardín, una de las tantas preguntas que me estaba haciendo a mi mismo llamó particularmente mi atención.
No tenía esos detalles con nadie más que con ella.. ¿Por qué?.
¿Por qué?
Esa pregunta hizo que mi pecho se comprimiera de golpe. Corté la rosa más hermosa que encontré, para luego dirigirme a casa por mis cosas.
Realizaría una visita rápida a Petalburgo.

Atracción.
Es un juego sencillo. Pero debes saber jugar.
Hacer que el movimiento de seducción más inteligente se pierda en un montón de gestos insignificantes. Eso es saber jugar.
El problema en cuestión es.. Que ella no parece conocer este juego tan particular.
Con una simple sonrisa logra dejarme mudo. Pero no veo ni la más mínima intención en sus ojos de hacerlo.
¿Realmente no tiene idea de como seducir?
¿Sabrá todo lo que produce en mi?
No podía dejar de pensar en ella. Eso era seguro.
Cerré los ojos. Tampoco podía dejar de pensar en que seguro ella lo sabía. ¡Ella sabía que la estaba pensando justo ahora!
Fue en ese momento que el sueño pudo conmigo. Me quedé dormido.

Las suaves gotas de rocío eran como pequeños diamantes que decoraban el pasto que rodeaba la hermosa Posada en Kanto. La mañana estaba fresca ese día.
Saqué de mi bolsillo la carta que había recibido la noche pasada.
La había mandado una pequeña niña niña de cabellos castaños para mi.
Solo me recordabas lo mucho que me pesaba la soledad en esos días de frío.
Me recordabas todo lo que te extrañaba.
Comencé a caminar por un largo sendero de gravilla. Después de pensar mucho había decidido ir a verte.

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Tristeza.
Estoy segura de que eso era todo lo que oprimía mi pecho Mientras me plasmaba con palabras en ese papel.
En ese momento estaba sentada en una de las mesas del centro pokémon. Había ordenado un café que ni siquiera pude tocar.

- ¡Espera cariño! - Un hombre de cabellos violáceos salió corriendo hacia donde me encontraba - ¡Fue un error, no sabía que te estabas cambiando! -
- ¡Pervertido! - Chilló una joven de cabellos rosados que se hallaba persiguiendo a ese raro muchacho -
- ¡Espera Solidad! - Suplicó ese chico mientras ponía sus manos delante de su cara -
- ¿¡Qué pasa!? - Pregunté mientras me paraba. Sonaba extrañamente irritada -
- ¿May? - Me llamó ese coordinador que usaba ropa verde -
- ¿Qué pasa Harley? - Pregunté nuevamente sin muchas ganas -
- ¿Estás bien cariño? - Me preguntó. Solidad se había acomodado a mi lado -
- ¿Extrañas a Drew? - Me preguntó en susurros la coordinadora. Cuando un sonrojo escandaloso invadió mis mejillas supo que había dado con lo que me pasaba -
- Un poco - Respondí escondiendo la mirada con mis cabellos. Ella me abrazó ante un Harley que no parecía entender nada -

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Había tomado un barco.
A medida que pasaba el tiempo, el sentimiento que oprimía mi pecho se hacía cada vez más insoportable.
En ese momento, solo podía compararte con una especie de bruja.
Una hechicera que hacía que mi corazón se desbocara. No sé que me pasa la verdad. Pero deseo saber.
Deseo que estemos juntos para poder mirarte a los ojos.
Para poder comprobar por mi mismo que estoy enamorado.

Es un sentimiento extraño.
Te largas a llorar sin consuelo por su culpa. No dormís de noche pensándolo.
Te miente en la cara pero nadie es capaz de darse cuenta de ello.
Amor.
Es un error sin defectos.
Pero a la vez es un sentimiento maravilloso. Sencillamente inexplicable.
Contradictorio ¿No les parece?
Alguien que jamás conoció el amor no puede hablar libremente de lo que es.
Por eso le cuento que jamás lo conocí.
Solo me hice con un impostor.
Uno que ganó en el momento en que robó mi corazón.

Solo bastaba mirarte a los ojos.
Ver tus hermosas facciones.
Regalarte una pequeña caricia al dorso del brazo.
Sos una Diosa.
Una especie de mujer que yo jamás había conocido.
Creaste en mi un intento de adoración que crecía a cada día que pasaba.
Me iba enamorando cada vez más de vos.
Hasta que un día decidí que iba a confesártelo. Te iba a decir todo lo que oprimía mi pecho.
Pero no me dejaste hablar.
Cuando iba a pronunciar palabra, tus labios tocaron los míos en un beso que yo jamás iba a olvidar.