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[Roll-P] Remember
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Re: [Roll-P] Remember
No tengo teclado espanol asi que le falta toda la acentuacion. Y llevo tanto tiempo sin escribir que... ya ven, es una kk.
Recuerdo
Lo único que se podía escuchar, era la respiración agitada que de un esfuerzo tan grande, que aplastaba cualquier otro sonido dejando tan solo los latidos del corazón. Su mano derecha sujetaba la mano de Alice tirando de ella, corriendo sin parar a la velocidad más alta posible por huir bien lejos. Keira mientras tanto iba en la retaguardia pero las tres tenían como mismo objetivo seguir corriendo.
- T-Te dije que no era buena idea. - Apenas consiguió decir Keira.
- ¡Calla! - Contesto Mar.
Tan pronto como como tomaron una esquina, dos bandidos aparecieron por delante. Por instinto, tomaron el camino de regreso aunque de ahí las seguía otro y de la adrenalina, Alice tropezó cayendo al suelo. En el momento que el hombre alzo su espada, enseguida Mar se puso de escudo y Keira abrazo a la princesa.
Por supuesto, la castaña cerró los ojos, nadie en sano juicio querría ver su muerte pero en su lugar se oyó un quejido que acabo en un rápido silencio. Para cuando abrió los ojos, podía ver la espalda de Noah y Aker, ambos con armas desenfundadas siendo la espada del primer nominado, bañada en un largo hilo carmesí.
- Oe. - Noah pasó su mano una y otra vez delante de la castaña.
- ¿Que? - Pregunto con sorpresa.
- Al menos responde cuando te hablo. Te quedaste muerta por un segundo. -
- Lo siento... Recordé algo. - Noah tan solo la miro fijamente para luego sentarse y pacientemente terminar su helado a lametones, aunque al poco rato su paciencia acabo y decidió darle mordiscos.
Ese fue el momento en que uno de los traicioneros pensamientos pasó por la cabeza de la joven. ¿Lo había visto antes sin ropa? Un calor subió por su espalda ya que una parte de ella decía "Como puedes pensar eso, es indecente." y que aun así, se atrevió a mirarlo varias veces, aunque por pocos, segundos, suficientes para ella.
- Bueno. - Dijo Eliot sentándose al lado de Mar, infinitamente más cerca que Noah interrumpiendo el suave mundo que volvía a formarse alrededor de Mar. El caballero lo noto, pero dejó pasar la cosa como el agua que golpea una roca. - ¿Quieres hacer algo? -
- Eh... -
Para Noah aquello se estaba volviendo realmente molesto. No simplemente su estomago se estaba volviendo inestable, pero es que le estaba empezando a entrar ansiedad y sin saberlo, la ansiedad se estaba convirtiendo en ira.
- H-Hola. -
La dueña de la voz de aquella cuarta voz era de una chica comparable al amor del verano del que siempre esperas volver a ver después, quien la acompañaba otras dos chicas de misma hermosura. Noah enseguida entendió que era aquello y no tardo más de lo necesario en dar su respuesta atrevida, la había visto antes mientras estaba en el agua.
Se levantó y se acercó a Mar, tomándola de la mano para luego alrededor de la cintura.
- Estoy escogido. -
Enseguida el trio huyo en vergüenza (? y una vez que habían desaparecido, soltó a la castaña.
- Creo que iré a por otro helado. - Y sin más, echo a caminar.
Recuerdo
Lo único que se podía escuchar, era la respiración agitada que de un esfuerzo tan grande, que aplastaba cualquier otro sonido dejando tan solo los latidos del corazón. Su mano derecha sujetaba la mano de Alice tirando de ella, corriendo sin parar a la velocidad más alta posible por huir bien lejos. Keira mientras tanto iba en la retaguardia pero las tres tenían como mismo objetivo seguir corriendo.
- T-Te dije que no era buena idea. - Apenas consiguió decir Keira.
- ¡Calla! - Contesto Mar.
Tan pronto como como tomaron una esquina, dos bandidos aparecieron por delante. Por instinto, tomaron el camino de regreso aunque de ahí las seguía otro y de la adrenalina, Alice tropezó cayendo al suelo. En el momento que el hombre alzo su espada, enseguida Mar se puso de escudo y Keira abrazo a la princesa.
Por supuesto, la castaña cerró los ojos, nadie en sano juicio querría ver su muerte pero en su lugar se oyó un quejido que acabo en un rápido silencio. Para cuando abrió los ojos, podía ver la espalda de Noah y Aker, ambos con armas desenfundadas siendo la espada del primer nominado, bañada en un largo hilo carmesí.
~*~*~*~
- Oe. - Noah pasó su mano una y otra vez delante de la castaña.
- ¿Que? - Pregunto con sorpresa.
- Al menos responde cuando te hablo. Te quedaste muerta por un segundo. -
- Lo siento... Recordé algo. - Noah tan solo la miro fijamente para luego sentarse y pacientemente terminar su helado a lametones, aunque al poco rato su paciencia acabo y decidió darle mordiscos.
Ese fue el momento en que uno de los traicioneros pensamientos pasó por la cabeza de la joven. ¿Lo había visto antes sin ropa? Un calor subió por su espalda ya que una parte de ella decía "Como puedes pensar eso, es indecente." y que aun así, se atrevió a mirarlo varias veces, aunque por pocos, segundos, suficientes para ella.
- Bueno. - Dijo Eliot sentándose al lado de Mar, infinitamente más cerca que Noah interrumpiendo el suave mundo que volvía a formarse alrededor de Mar. El caballero lo noto, pero dejó pasar la cosa como el agua que golpea una roca. - ¿Quieres hacer algo? -
- Eh... -
Para Noah aquello se estaba volviendo realmente molesto. No simplemente su estomago se estaba volviendo inestable, pero es que le estaba empezando a entrar ansiedad y sin saberlo, la ansiedad se estaba convirtiendo en ira.
- H-Hola. -
La dueña de la voz de aquella cuarta voz era de una chica comparable al amor del verano del que siempre esperas volver a ver después, quien la acompañaba otras dos chicas de misma hermosura. Noah enseguida entendió que era aquello y no tardo más de lo necesario en dar su respuesta atrevida, la había visto antes mientras estaba en el agua.
Se levantó y se acercó a Mar, tomándola de la mano para luego alrededor de la cintura.
- Estoy escogido. -
Enseguida el trio huyo en vergüenza (? y una vez que habían desaparecido, soltó a la castaña.
- Creo que iré a por otro helado. - Y sin más, echo a caminar.
Última edición por Nya el Sáb 1 Abr - 6:23, editado 1 vez
Nya- **Alma*Contest**
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Edad : 28
Cumpleaños!! : 12/09/1995
Mi llegada : 13/03/2011
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Re: [Roll-P] Remember
El color rojo de sus mejillas la hacían la mismísima imitación de un tomate andante. ¡¿Pero qué rayos había sido eso?! Le tomó segundos en reaccionar ante aquella acción del rubio. Y él estaba ahí, tranquilo, caminando hacía quién sabe dónde con la mismísima paciencia de un santo. ¡Pero esto no se quedaría así! La joven se giró hacia el otro muchacho, que si bien estaba algo sorprendido había entendido perfecto la situación y ahora solo sonreía.
-Eliot ¿Me disculpas un segundo?- y no esperó respuesta, simplemente se colocó de pie y corrió a darle el encuentro al rubio.
-------------------
¿Qué mierda había sido eso? Estaba empezando a enloquecer. Había abrazado a la joven dejándose llevar por sus emociones… matar dos pájaros de un tiro… pero hubo algo que no había tomado en cuenta.
-¡NOAH! – soltó un suspiro, había disminuido la velocidad de su andar desde que supo que ella lo seguía. La muchacha lo alcanzó y empezó a andar a su ritmo -¿Qué demonios fue eso? – exigió con un tono autoritario.
-Nada.
-¿Cómo que nada? ¡Me abrazaste repentinamente! - Era algo un tanto extraño proviniendo de ella, usualmente era una Mar tranquila y divertida, preocupada por el resto… era raro verla enojada o tan exaltada.
-¿Y? – el chico no se había detenido, seguía caminando y parecía subir la velocidad de su andar.
-¿Cómo qué y? ¡No puedes ir abrazando de esa forma a la gente e irte sin más!
-No abrazo gente, te abracé a ti – en verdad, intentaba estar sereno, pero al ver a la joven tan enfadada por su acción lo ponía a él de mal humor. ¿Acaso le incomodaba su tacto? ¿Acaso había sido tan malo? ¿O es que estaba enfadada por otra razón? Todo eso parecía enfermarlo.
Por alguna extraña razón, esas últimas palabras habían calado en ella volviendo a causarle una sensación cálida y haciéndola sonrojar.
-¿Y se puede saber que te tiene tan molesta? Que yo recuerde, a ti no te incomoda en nada el contacto físico – había casi escupido esas palabras, en su mente se plasmó la idea del castaño sentándose tan cerca a la joven.
-¿De qué estás hablando? ¡Y puedes parar de una buena vez! – La castaña se detuvo y jaló del brazo al rubio, volteándolo hacia sí. –En verdad que no te entiendo nada Noah. – La castaña tenía el ceño fruncido y él también. Sostuvieron miradas por un instante hasta que él apartó la vista.
-Olvídalo. No le des tanta importancia, solo quería sacarme a esas chicas de encima. –y con eso se soltó del agarre de la oji turquesa. Marianella quedó con el brazo extendido instantes antes de bajarlo…
-Ah, ¿eso era todo? – Debía admitir que ni se había fijado en las chicas, pero ese comentario había producido algo en ella, y no era algo bueno. –La próxima vez… avísame y podría ayudarte. No es necesario que hagas cosas como esas – su voz se había calmado, y casi se podría escuchar serena con pinceladas de tristeza, pero él no se percató.
-Estabas muy ocupada, no quería interrumpir – su voz sonó tosca, casi podría jurar que estaba enfadado. -¿Acaso malogré algo? ¿Por eso estás tan enojada? – Marianella solo le dedicó una mirada extrañada. ¿De qué demonios hablaba? ¿Qué era esa actitud rara? Ese no era el Noah que conocía. Ese no era su Noah.
-¿Se puede saber qué te pasa? ¡Estás actuando tan extraño desde hace un rato! ¿Qué te sucede? – Su mirada inquisidora y fija, fue lo que terminó haciendo que cediera. Esa mujer tenía un efecto contraproducente en él. Se giró y tomó un segundo.
-¿Por qué está él aquí? – su voz había vuelto a ser la misma voz tranquila y cansina de siempre, aunque esta vez tenía algo distinto.
-¿Él? ¿Te refieres a Eliot?- él asintió. Mar se mordió el labio. ¿Podría decirle la razón real? - Me está ayudando con algo.
Noah alzó la vista al cielo y se dejó caer en el suelo. Para ese momento, habían llegado a un malecón poco transitado. Noah tomó asiento hacia la vista al horizonte. Hubo silencio.
-¿Por qué él? – Marianella parpadeó un par de veces, intentaba entender lo que pasaba por la mente del rubio. Es que acaso él… ¿Estaba celoso? -¿Por qué no yo? ¿Por qué no cualquiera de nosotros? –
-¿Estás molesto por eso, enserio? – Él no respondió. Ella se sentó a su lado. Una brisa pasó despeinándolos un poco, aunque ninguno se inmutó. –Yo quería hacer algo relevante. No empezó así, al principio era cuestión de no fastidiarlos con esto, quizás era una pista falsa…así que no quería ilusionarlos u ocasionar más problemas, pero una parte de mi quería resolverlo sola. Ya sabes, independiente de ustedes. Siempre son Aker y tú los que nos salvan de los peligros. Sil siempre está ahí, ayudándonos en todo lo que necesitemos, aunque sea lo más pequeño y Keira, es el soporte de todos, nos hace seguir. Pero yo… bueno, yo no soy tan relevante. – El rubio se giró hacia ella, Marianella tenía su mirada perdida en el mar. –A las finales fui egoísta. Eliot me ayudó mucho. Él me facilitó todo lo que necesité para empezar mi investigación y prometió ayudarme. No quise fastidiarlos, a ninguno…mucho menos a ti. Lo siento.- Ella se giró encontrando sus miradas.
-Debiste decirlo.
-Lo sé, lo siento.
-Bueno – el chico se colocó de pie y le tendió la mano, a lo que la joven quedó un poco sorprendida. –Vamos.
-¿A dónde? – Mar aceptó el gesto y se colocó de pie de un salto.
-Pues a descubrir que decía ese papiro.
-¿Cómo sabes que hablaba del papiro? – preguntó extrañada, en ningún momento lo había mencionado.
-Porque te conozco y también te observo – El muchacho apretó suavemente la mano de la chica antes de dejarla y seguir su andar. Mar por su parte volvía a parecer un tomate andante. Respiró profundo y tomó valor, avanzó rápidamente hasta llegar a espaldas del muchacho.
-Eliot es solo un amigo. Si bien es cierto, hay una confianza distinta con él y siento que lo conozco de antes…no lo veo de otra forma. Solo quería que lo sepas – dicho esto, la joven empezó a caminar a mayor velocidad con la mirada gacha.
Noah por su lado, solo pudo sonreír.
-------------------
Habían llegado nuevamente al lado comercial de la playa, cuando Noah la alcanzó. Mar se había topado con unas señoras y se estaba disculpando con ellas.
-Lo siento –
-No pasa nada hija, solo ten más cuidado –
-Lo tendré, gracias – Y dicho esto, se fueron.
-Por eso no debes de caminar con la mirada gacha – el rubio empezó a hablar, pero la mirada de Mar se había quedado prendida en un periódico que se encontraba colgando en la parte delantera de un quiosco. -¿Mar?
-Mira esto. – la chica le tendió el papel en la cara al chico. A lo que él solo atinó a apartarse un poco y sostenerlo.
-¿Qué es?
-Dísculpe. ¿Esto es de hoy? – nuevamente ignorado. Mar hablaba con el encargado del quiosco.
-Así es mi niña, esto es de hoy. – Mar volvió a quitarle el papel al rubio y lo escrutó con la mirada. Mar pagó el periódico y se lo llevó, seguida por Noah, quién apenas entendía la situación.
-Mar- llamó él en tono cansino. Ella entendió.
-Aquí dice que hoy es el equinoccio –
-¿Equi, qué?
-Equinoccio, el día más largo del año. En el papiro lo mencionaban. Lo que he podido traducir era: agua, equinoccio, acertijo, atardece o puesta de sol, algo así. No recuerdo bien, tengo que verlo. – la chica hizo el ademán de avanzar, pero el chico la sostuvo del brazo.
-Espera, anda más lento que chocarás de nuevo. – Ella solo atinó a asentir.
------------------
Llegaron rápidamente a su lugar en la playa, ahí se encontraba aun Eliot, quién estaba recostado en la toalla, y se levantó en cuanto los vio acercarse.
-¿A dónde fueron? Tardaron. – Había dicho con una sonrisa, mientras que su mirada chocaba con la del caballero.
-Lo sentimos. Pero mira, encontré esto – Mar no resistió y se acercó hacia su bolso, sacando el cuaderno en dónde había guardado el papiro, pero con las prisas, tumbó una de las botellas de agua que cayó sobre el papiro.
-¡Ay no! – su reacción fue rápida, pero no pudo evitar que se mojara el papel. -¡Lo estropeé! – chilló.
-¡Te dije que andes con calma! – reprochó el rubio. La joven intentaba no llorar de la cólera e impotencia. ¡La había liado en grande! -¿Y ahora, que harás?
-Yo…yo
-¡Espera! ¡Mar, vuelve a alzar el papel! – la chica dirigió su vista hacia el oji azul algo extrañada, pero aun así hizo lo que él le dijo. Tomó el papel con las dos manos y lo colocó a contra luz. Y allí, en el papel mojado, aparecía un mapa.
-¡Es un mapa! – alegó el chico. Mar lo miró instantes antes de bajar su mirada hacia el papel.
-Oh por Dios –
-----------
Pasaron minutos en silencio pensando sobre el mapa. Mar transcribía en su caderno y ordenaba unas ideas, mientras Noah y Eliot examinaban el mapa.
-¡Lo tengo! – chilló la chica. Ambos se voltearon hacia ella. –Lo que quería decir la inscripción.
-¿La decifraste? – preguntó Eliot curioso.
-Sí…bueno, en parte. Lo otro lo interpreté. En fin. Lo que decía el papel era la forma para encontrar la siguiente pista… El agua, era lo que abría la ventana, lo que revelaba el mapa. El Acertijo, me supongo que será lo que debemos de responder al momento de encontrarnos con lo que buscamos, usualmente en los cuentos e historias, los acertijos son lo que abre la puerta. La llave. La Puesta de sol, es el tiempo límite y el Equinoccio es la fecha en la que se debe de realizar.
-Eso quiere decir que tenemos hasta el atardecer de hoy para encontrar lo que buscamos. Ahora falta saber el dónde. – resumió Eliot.
-Pues estamos de suerte… - Habló Noah. –Al parecer su mapa señala esta ubicación… aunque más al fondo…por allá – el chico seguía observando el papel recostado en el sueño, pero señalaba con su mano en dirección del mar. –Es hora de navegar.
-¿Ya iremos a navegar? –En ese momento, la voz de Sil, quien llegaba junto con Aker, la hizo dar un pequeño respingo.
-Me asustaste Sil
-Lo siento. Y bueno. ¿De que hablaban? – la castaña buscó la mirada del rubio y este solo asintió…y ella supo que debía de hacer.
-Eliot ¿Me disculpas un segundo?- y no esperó respuesta, simplemente se colocó de pie y corrió a darle el encuentro al rubio.
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¿Qué mierda había sido eso? Estaba empezando a enloquecer. Había abrazado a la joven dejándose llevar por sus emociones… matar dos pájaros de un tiro… pero hubo algo que no había tomado en cuenta.
-¡NOAH! – soltó un suspiro, había disminuido la velocidad de su andar desde que supo que ella lo seguía. La muchacha lo alcanzó y empezó a andar a su ritmo -¿Qué demonios fue eso? – exigió con un tono autoritario.
-Nada.
-¿Cómo que nada? ¡Me abrazaste repentinamente! - Era algo un tanto extraño proviniendo de ella, usualmente era una Mar tranquila y divertida, preocupada por el resto… era raro verla enojada o tan exaltada.
-¿Y? – el chico no se había detenido, seguía caminando y parecía subir la velocidad de su andar.
-¿Cómo qué y? ¡No puedes ir abrazando de esa forma a la gente e irte sin más!
-No abrazo gente, te abracé a ti – en verdad, intentaba estar sereno, pero al ver a la joven tan enfadada por su acción lo ponía a él de mal humor. ¿Acaso le incomodaba su tacto? ¿Acaso había sido tan malo? ¿O es que estaba enfadada por otra razón? Todo eso parecía enfermarlo.
Por alguna extraña razón, esas últimas palabras habían calado en ella volviendo a causarle una sensación cálida y haciéndola sonrojar.
-¿Y se puede saber que te tiene tan molesta? Que yo recuerde, a ti no te incomoda en nada el contacto físico – había casi escupido esas palabras, en su mente se plasmó la idea del castaño sentándose tan cerca a la joven.
-¿De qué estás hablando? ¡Y puedes parar de una buena vez! – La castaña se detuvo y jaló del brazo al rubio, volteándolo hacia sí. –En verdad que no te entiendo nada Noah. – La castaña tenía el ceño fruncido y él también. Sostuvieron miradas por un instante hasta que él apartó la vista.
-Olvídalo. No le des tanta importancia, solo quería sacarme a esas chicas de encima. –y con eso se soltó del agarre de la oji turquesa. Marianella quedó con el brazo extendido instantes antes de bajarlo…
-Ah, ¿eso era todo? – Debía admitir que ni se había fijado en las chicas, pero ese comentario había producido algo en ella, y no era algo bueno. –La próxima vez… avísame y podría ayudarte. No es necesario que hagas cosas como esas – su voz se había calmado, y casi se podría escuchar serena con pinceladas de tristeza, pero él no se percató.
-Estabas muy ocupada, no quería interrumpir – su voz sonó tosca, casi podría jurar que estaba enfadado. -¿Acaso malogré algo? ¿Por eso estás tan enojada? – Marianella solo le dedicó una mirada extrañada. ¿De qué demonios hablaba? ¿Qué era esa actitud rara? Ese no era el Noah que conocía. Ese no era su Noah.
-¿Se puede saber qué te pasa? ¡Estás actuando tan extraño desde hace un rato! ¿Qué te sucede? – Su mirada inquisidora y fija, fue lo que terminó haciendo que cediera. Esa mujer tenía un efecto contraproducente en él. Se giró y tomó un segundo.
-¿Por qué está él aquí? – su voz había vuelto a ser la misma voz tranquila y cansina de siempre, aunque esta vez tenía algo distinto.
-¿Él? ¿Te refieres a Eliot?- él asintió. Mar se mordió el labio. ¿Podría decirle la razón real? - Me está ayudando con algo.
Noah alzó la vista al cielo y se dejó caer en el suelo. Para ese momento, habían llegado a un malecón poco transitado. Noah tomó asiento hacia la vista al horizonte. Hubo silencio.
-¿Por qué él? – Marianella parpadeó un par de veces, intentaba entender lo que pasaba por la mente del rubio. Es que acaso él… ¿Estaba celoso? -¿Por qué no yo? ¿Por qué no cualquiera de nosotros? –
-¿Estás molesto por eso, enserio? – Él no respondió. Ella se sentó a su lado. Una brisa pasó despeinándolos un poco, aunque ninguno se inmutó. –Yo quería hacer algo relevante. No empezó así, al principio era cuestión de no fastidiarlos con esto, quizás era una pista falsa…así que no quería ilusionarlos u ocasionar más problemas, pero una parte de mi quería resolverlo sola. Ya sabes, independiente de ustedes. Siempre son Aker y tú los que nos salvan de los peligros. Sil siempre está ahí, ayudándonos en todo lo que necesitemos, aunque sea lo más pequeño y Keira, es el soporte de todos, nos hace seguir. Pero yo… bueno, yo no soy tan relevante. – El rubio se giró hacia ella, Marianella tenía su mirada perdida en el mar. –A las finales fui egoísta. Eliot me ayudó mucho. Él me facilitó todo lo que necesité para empezar mi investigación y prometió ayudarme. No quise fastidiarlos, a ninguno…mucho menos a ti. Lo siento.- Ella se giró encontrando sus miradas.
-Debiste decirlo.
-Lo sé, lo siento.
-Bueno – el chico se colocó de pie y le tendió la mano, a lo que la joven quedó un poco sorprendida. –Vamos.
-¿A dónde? – Mar aceptó el gesto y se colocó de pie de un salto.
-Pues a descubrir que decía ese papiro.
-¿Cómo sabes que hablaba del papiro? – preguntó extrañada, en ningún momento lo había mencionado.
-Porque te conozco y también te observo – El muchacho apretó suavemente la mano de la chica antes de dejarla y seguir su andar. Mar por su parte volvía a parecer un tomate andante. Respiró profundo y tomó valor, avanzó rápidamente hasta llegar a espaldas del muchacho.
-Eliot es solo un amigo. Si bien es cierto, hay una confianza distinta con él y siento que lo conozco de antes…no lo veo de otra forma. Solo quería que lo sepas – dicho esto, la joven empezó a caminar a mayor velocidad con la mirada gacha.
Noah por su lado, solo pudo sonreír.
-------------------
Habían llegado nuevamente al lado comercial de la playa, cuando Noah la alcanzó. Mar se había topado con unas señoras y se estaba disculpando con ellas.
-Lo siento –
-No pasa nada hija, solo ten más cuidado –
-Lo tendré, gracias – Y dicho esto, se fueron.
-Por eso no debes de caminar con la mirada gacha – el rubio empezó a hablar, pero la mirada de Mar se había quedado prendida en un periódico que se encontraba colgando en la parte delantera de un quiosco. -¿Mar?
-Mira esto. – la chica le tendió el papel en la cara al chico. A lo que él solo atinó a apartarse un poco y sostenerlo.
-¿Qué es?
-Dísculpe. ¿Esto es de hoy? – nuevamente ignorado. Mar hablaba con el encargado del quiosco.
-Así es mi niña, esto es de hoy. – Mar volvió a quitarle el papel al rubio y lo escrutó con la mirada. Mar pagó el periódico y se lo llevó, seguida por Noah, quién apenas entendía la situación.
-Mar- llamó él en tono cansino. Ella entendió.
-Aquí dice que hoy es el equinoccio –
-¿Equi, qué?
-Equinoccio, el día más largo del año. En el papiro lo mencionaban. Lo que he podido traducir era: agua, equinoccio, acertijo, atardece o puesta de sol, algo así. No recuerdo bien, tengo que verlo. – la chica hizo el ademán de avanzar, pero el chico la sostuvo del brazo.
-Espera, anda más lento que chocarás de nuevo. – Ella solo atinó a asentir.
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Llegaron rápidamente a su lugar en la playa, ahí se encontraba aun Eliot, quién estaba recostado en la toalla, y se levantó en cuanto los vio acercarse.
-¿A dónde fueron? Tardaron. – Había dicho con una sonrisa, mientras que su mirada chocaba con la del caballero.
-Lo sentimos. Pero mira, encontré esto – Mar no resistió y se acercó hacia su bolso, sacando el cuaderno en dónde había guardado el papiro, pero con las prisas, tumbó una de las botellas de agua que cayó sobre el papiro.
-¡Ay no! – su reacción fue rápida, pero no pudo evitar que se mojara el papel. -¡Lo estropeé! – chilló.
-¡Te dije que andes con calma! – reprochó el rubio. La joven intentaba no llorar de la cólera e impotencia. ¡La había liado en grande! -¿Y ahora, que harás?
-Yo…yo
-¡Espera! ¡Mar, vuelve a alzar el papel! – la chica dirigió su vista hacia el oji azul algo extrañada, pero aun así hizo lo que él le dijo. Tomó el papel con las dos manos y lo colocó a contra luz. Y allí, en el papel mojado, aparecía un mapa.
-¡Es un mapa! – alegó el chico. Mar lo miró instantes antes de bajar su mirada hacia el papel.
-Oh por Dios –
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Pasaron minutos en silencio pensando sobre el mapa. Mar transcribía en su caderno y ordenaba unas ideas, mientras Noah y Eliot examinaban el mapa.
-¡Lo tengo! – chilló la chica. Ambos se voltearon hacia ella. –Lo que quería decir la inscripción.
-¿La decifraste? – preguntó Eliot curioso.
-Sí…bueno, en parte. Lo otro lo interpreté. En fin. Lo que decía el papel era la forma para encontrar la siguiente pista… El agua, era lo que abría la ventana, lo que revelaba el mapa. El Acertijo, me supongo que será lo que debemos de responder al momento de encontrarnos con lo que buscamos, usualmente en los cuentos e historias, los acertijos son lo que abre la puerta. La llave. La Puesta de sol, es el tiempo límite y el Equinoccio es la fecha en la que se debe de realizar.
-Eso quiere decir que tenemos hasta el atardecer de hoy para encontrar lo que buscamos. Ahora falta saber el dónde. – resumió Eliot.
-Pues estamos de suerte… - Habló Noah. –Al parecer su mapa señala esta ubicación… aunque más al fondo…por allá – el chico seguía observando el papel recostado en el sueño, pero señalaba con su mano en dirección del mar. –Es hora de navegar.
-¿Ya iremos a navegar? –En ese momento, la voz de Sil, quien llegaba junto con Aker, la hizo dar un pequeño respingo.
-Me asustaste Sil
-Lo siento. Y bueno. ¿De que hablaban? – la castaña buscó la mirada del rubio y este solo asintió…y ella supo que debía de hacer.
Mar.- .::░ღAdmin~Contest.ღ░::.
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Re: [Roll-P] Remember
El hombre, ya de avanzada edad, de gran complexion debidamente a ese trabajo tan sedentario, señaló hacia el muelle donde estaban las barcas las cuales habia de modelos diferentes.
- ¿Cual te llevaras? Necesitareis dos. -
- ¿Cual es la mejor y cual es el precio? - Preguntó Noah. El hombre sonrió.
- Pues verás... -
- Debiste decirlo antes, tonta. - Sentenció Aker. Por supuesto, no dejó que ella hablara. - ¿Acaso no recuerdas que todos estamos en el mismo bote? -
- ¡Oi! - Gritó Noah desde el mas allá.
- Hablando de botes... -
- Nunca he subido a un bote... - Dijo Sil. Ante aquello, el pelirrojo pensó. ¿Habían subido a uno tal vez en la vida pasada? Hizo memoria pero nada consiguió activar un fragmento de su memoria. Tampoco quiso ponerle mas esfuerzo a ello.
- Bueno, hoy será tu primera vez. -
Los cuatro avanzaron en grupo hacia el caballero mientras por la arena, dejaban vestigios de sus pasos. En el momento que Mar cruzó vistas con Noah, este último desviaba la mirada disimuladamente que obviamente no lograba engañar a la castaña. Para cuando se reunieron, la castaña quedó a escasos centímetros de él.
- ¿Por que? - Le preguntó de forma que solo él escuchase.
- Por que que. -
Estaba a punto de soltarle otra reprimenda hasta que una sonrisa se formó en su rostro de oreja a oreja. No puso evitar despeinar el cabello de la chica y reirse.
- Deja las coqueterías para mas tarde. ¿Cual es el bote? - Interrumpió Aker.
- ¿Ah? ¿Quieres que te de una paliza? -
- Intentalo si puedes. -
- Ha, soy pacifista. -
- Cagado. -
- El bote es este. - Dijo ignorándolo y apoyandose en la embarcación. Era un bote de remos sencillo. - Nosotros iremos aca. Tu, perro callejero, puedes usar ese que va mas acorde con tu estilo. - Dijo señalando otra embarcación, un bote con forma de cisne de color blanco y rosa y que iba a pedales. Sí, un mísero bote de feria.
- Tu... -
- Sil... No necesitabas acompañarme. - La miró apenado mientras cada pedaleo hacía un ruido chirriante e infernal.
- Esta bien. - Sonrió. - Igual tiene su encanto. - Dijo juntando las manos.
- ¿Ha? ¿Estas escuchando este ruido infernal? En cualquier momento se va a hundir. -
- No seas así. -
La peliplata puso sus dedos sobre su oreja para mantener sus cabellos en orden; el viento comenzaba a soplar y con fuerza. La mirada fija de Aker sobre ella no pasó desapercibida y el pelirrojo se culpó a si mismo de haberse excedido con el tiempo. A pesar de todo, ella lo miró con la misma inocencia de siempre.
- ¿Hm? - Fue lo único que dijo.
- Nada. - Suspiró mientras su piernas aún pedaleaban. No estaba cansado, pero si harto de pedalear, tanto que ya incluso tenía las manos en reposo lejos del volante que hacía de timón. Paradójicamente, si pedaleaba muy rápido hacia un efecto contrario por algún motivo. - Me cobraré mi venganza. -
- Pero eso no está bien. -
- No me detengas... Esto es por nuestro bien. -
- "Pero, ¿de que manera?" - Pensó Silvermist.
La joven comenzó a tararear una canción, acompañada de aquel chirrido que en vano esfuerzo lograba aplacar la bella voz de la peliplata. Y mientras seguían de cerca el otro bote, una isla del horizonte empezaba a hacerse mas grande, con una canción que a negro destino agura inevitablemente.
- Chicos... - Pidió Mar. - Si no se sincronizan no avanzaremos. - Supiró al ver el nulo progreso ante el comentario. - Ya pues, yo marcaré el ritmo. -
La castaña comenzó un cántico de "uno" y "dos" el cual hizo efecto positivo y comenzaron a avanzar mas rápido. Pero a diferencia de otro bote, en este no había techo, el sol estaba golpeando con toda su fuerza implacable y el mar parecía interminable.
- ¿Que tan lejos esta? - Preguntó Eliot. Una gota de sudor comenzaba a resbalar de su nariz que al contrario de Noah, estaba bastante bien debido al duro entrenamiento de cierto lunático mayordomo.
- Hmm. - Dijo con la punta del lápiz en sus labios. - Debería ser esa isla de ahí. -
Comparado con la isla anterior, esa minúscula, pero lo suficientemente grande para pasar una de exploración. Esta si tenía la apariencia de isla caribeña.
La parte negativa, es que Noah y Eliot estaban remando, pero la castaña estaba sentada justo enfrente, cara a cara. Ver una chica (al cual mas de uno le gustaría fichar) mientras se remaba... ¿que clase de situación era esa? No es que le molestase pero se estaba desconcentrando mucho. Definitivamente un traje de baño era muy revelador.
- En mis tiempos no pasaba esto. - Pensó.
Bless this post.
- ¿Cual te llevaras? Necesitareis dos. -
- ¿Cual es la mejor y cual es el precio? - Preguntó Noah. El hombre sonrió.
- Pues verás... -
- Debiste decirlo antes, tonta. - Sentenció Aker. Por supuesto, no dejó que ella hablara. - ¿Acaso no recuerdas que todos estamos en el mismo bote? -
- ¡Oi! - Gritó Noah desde el mas allá.
- Hablando de botes... -
- Nunca he subido a un bote... - Dijo Sil. Ante aquello, el pelirrojo pensó. ¿Habían subido a uno tal vez en la vida pasada? Hizo memoria pero nada consiguió activar un fragmento de su memoria. Tampoco quiso ponerle mas esfuerzo a ello.
- Bueno, hoy será tu primera vez. -
Los cuatro avanzaron en grupo hacia el caballero mientras por la arena, dejaban vestigios de sus pasos. En el momento que Mar cruzó vistas con Noah, este último desviaba la mirada disimuladamente que obviamente no lograba engañar a la castaña. Para cuando se reunieron, la castaña quedó a escasos centímetros de él.
- ¿Por que? - Le preguntó de forma que solo él escuchase.
- Por que que. -
Estaba a punto de soltarle otra reprimenda hasta que una sonrisa se formó en su rostro de oreja a oreja. No puso evitar despeinar el cabello de la chica y reirse.
- Deja las coqueterías para mas tarde. ¿Cual es el bote? - Interrumpió Aker.
- ¿Ah? ¿Quieres que te de una paliza? -
- Intentalo si puedes. -
- Ha, soy pacifista. -
- Cagado. -
- El bote es este. - Dijo ignorándolo y apoyandose en la embarcación. Era un bote de remos sencillo. - Nosotros iremos aca. Tu, perro callejero, puedes usar ese que va mas acorde con tu estilo. - Dijo señalando otra embarcación, un bote con forma de cisne de color blanco y rosa y que iba a pedales. Sí, un mísero bote de feria.
- Tu... -
- Sil... No necesitabas acompañarme. - La miró apenado mientras cada pedaleo hacía un ruido chirriante e infernal.
- Esta bien. - Sonrió. - Igual tiene su encanto. - Dijo juntando las manos.
- ¿Ha? ¿Estas escuchando este ruido infernal? En cualquier momento se va a hundir. -
- No seas así. -
La peliplata puso sus dedos sobre su oreja para mantener sus cabellos en orden; el viento comenzaba a soplar y con fuerza. La mirada fija de Aker sobre ella no pasó desapercibida y el pelirrojo se culpó a si mismo de haberse excedido con el tiempo. A pesar de todo, ella lo miró con la misma inocencia de siempre.
- ¿Hm? - Fue lo único que dijo.
- Nada. - Suspiró mientras su piernas aún pedaleaban. No estaba cansado, pero si harto de pedalear, tanto que ya incluso tenía las manos en reposo lejos del volante que hacía de timón. Paradójicamente, si pedaleaba muy rápido hacia un efecto contrario por algún motivo. - Me cobraré mi venganza. -
- Pero eso no está bien. -
- No me detengas... Esto es por nuestro bien. -
- "Pero, ¿de que manera?" - Pensó Silvermist.
La joven comenzó a tararear una canción, acompañada de aquel chirrido que en vano esfuerzo lograba aplacar la bella voz de la peliplata. Y mientras seguían de cerca el otro bote, una isla del horizonte empezaba a hacerse mas grande, con una canción que a negro destino agura inevitablemente.
- Chicos... - Pidió Mar. - Si no se sincronizan no avanzaremos. - Supiró al ver el nulo progreso ante el comentario. - Ya pues, yo marcaré el ritmo. -
La castaña comenzó un cántico de "uno" y "dos" el cual hizo efecto positivo y comenzaron a avanzar mas rápido. Pero a diferencia de otro bote, en este no había techo, el sol estaba golpeando con toda su fuerza implacable y el mar parecía interminable.
- ¿Que tan lejos esta? - Preguntó Eliot. Una gota de sudor comenzaba a resbalar de su nariz que al contrario de Noah, estaba bastante bien debido al duro entrenamiento de cierto lunático mayordomo.
- Hmm. - Dijo con la punta del lápiz en sus labios. - Debería ser esa isla de ahí. -
Comparado con la isla anterior, esa minúscula, pero lo suficientemente grande para pasar una de exploración. Esta si tenía la apariencia de isla caribeña.
La parte negativa, es que Noah y Eliot estaban remando, pero la castaña estaba sentada justo enfrente, cara a cara. Ver una chica (al cual mas de uno le gustaría fichar) mientras se remaba... ¿que clase de situación era esa? No es que le molestase pero se estaba desconcentrando mucho. Definitivamente un traje de baño era muy revelador.
- En mis tiempos no pasaba esto. - Pensó.
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Re: [Roll-P] Remember
Miró hacia el horizonte por tercera vez en aquellos pocos minutos. Volvió su mirada al mapa y luego la posó en los dos muchachos frente a ella, antes de soltar un gran suspiro. Llevaban casi diez minutos en lo mismo. A la distancia, podía observar a Aker y Sil, que parecían estar próximos a la orilla. Volvió a suspirar. ¿Cómo se podía ser tan inmaduro? En algún momento entre que ella marcaba el ”uno, dos” e intentaba descifrar algún otro misterio del papiro, ambos chicos se habían puesto a retarse con la mirada y discutir sin sentido, ocasionando que el bote girara en círculos por un rato antes de quedarse detenido por completo, a causa de un remo destruido y dos hombres con dignidad elevada.
-¡Basta! Esto no puede seguir – había dicho, pero ninguno parecía querer ceder. ¿En qué momento Noah se había vuelto tan infantil? Y bueno, de él se lo esperaba pero ¿Eliot? Eso si la tomó de sorpresa. –Ok. Me vale – La joven sacó de la bolsa que llevaba en el bote su TEC, estiró el papiro y le tomó una foto, y guardó todo en la bolsa. Se colocó de pie, lo que ocasionó que el bote se tambalee un poco, lo que llamó un poco la atención de los chicos…pero en cuanto su vista se giró hacia la castaña, un sonrojo los invadió por completo.
-¡¿Qué rayos haces?!- La joven se encontraba media agachada sacándose el short que había estado utilizando, quedándose con la parte baja del bikini.
-¿Qué crees que hago? – respondió con voz tosca. Se aseguró el cabello en una cola alta y tomó su TEC.
-Los veo en la orilla – y sin más, saltó del bote. Les tomó segundos en reaccionar.
-¡Mar! – la joven se encontraba a un lado del bote zambulléndose.
-Dime – respondió dirigiendo una mirada a ambos chicos.
-¿Nadarás hasta allá? – se atrevió a preguntar el castaño.
-Sí.
-¿Y cómo sabrás a dónde ir cuando llegues? – la joven estiró su mano con el TEC
-Aprueba de agua hasta los cinco metros. Por favor, lleven mis cosas a la orilla ¡Y no las mojen! Les dejo el mapa original. No se tarden niños – y con una sonrisa divertida se impulsó para empezar a nadar. Se les fue imposible no contemplar como la joven se alejaba nadando de ellos.
-Mierda… - masculló el rubio. – Tenemos que movernos – Y sin más se sentó para el lado opuesto del joven. Se agachó y sacó el remo de repuesto, y se lo entregó. Mientras el joven lo tomaba, él aprovechó para guardar la prenda de la joven en su bolsa y colgársela en el dorso.
Eliot lo observó. El blondo parecía realmente disgustado con lo que había pasado y él lo había sabido interpretar bien. Sonrío. Quizás podría jugar con ello.
--------------------------
Sintió el frío de las aguas rozando su piel, y le encantaba. Hacía mucho que no nadaba de aquella forma y estaba contenta de estar allí. Claro, que en pocos segundos, recordó las circustancias en las que se encontraba y el motivo por el que estaba nadando, y la burbuja de ilusión explotó. ¡Estúpido Noah! ¿Por qué debía de actuar de esa forma tan infantil? Y Eliot, ni mencionaba. Aquel disgusto la hizo acelerar un poco más. No era la mejor nadadora, pero se defendía bien. No tardó mucho en llegar a la orilla, en dónde Aker y Sil la esperaban.
-¡Aaah!- la joven salió del agua y caminó hasta la orilla, en dónde Sil la esperaba con una pequeña toalla, que había llevado en su bolso.
-Bien hecho, te esforzaste mucho.
-Gracias.
-Pero… ¿por qué saltaste? – indagó la peliplata con cierta preocupación.
-No me digas que esos dos intentaron sobrepasarse contigo – la voz de Aker había sido seria y casi, podría jurar que escuchó cierta preocupación y amenaza, como un hermano mayor. Mar soltó una risa.
-No, cómo crees. Antes terminarían ahogados – siguió la broma.
-¿Entonces?
-Se pusieron en plan infantil y no logramos nada. Así que me adelanté. ¿Cómo van? – La castaña se estaba secando con la toalla, dándole la espalda al mar sin poder apreciar lo que sucedía. Aker chasqueó la lengua.
-Creo que entraron en razón.
-Bien – río la joven.
-Entonces… ¿empezamos o los esperamos? – La mirada de la castaña respondió a aquella pregunta. Era obvio y él, se sintió idiota en preguntar. - ¿Por dónde?
Los tres jóvenes empezaron a caminar, saliéndose de la orilla.
---------------------------
Hasta ahora, iban bien, ya faltaba poco para llegar a la orilla. Durante ese tiempo, había permanecido un silencio entre ellos, pero ya era hora de empezar su plan.
-Mar es una joya ¿no crees? – El rubio le dedicó una mirada de interrogación al muchacho. ¿Qué pretendía con ello? – Digo, es inteligente y creativa, resolvió lo del mapa técnicamente sola. Es amable, sociable, tiene carácter. Y ni mencionar lo guapa que es…
Para este momento, Noah estaba a punto de golpearlo con el remo, pero se contuvo. En dos segundos, canalizó su irá en sus palabras, con la intensión de hacerle una jugarreta al castaño.
-¿Qué? No me digas que te has enamorado en tan poco tiempo – se burló. Quizás con ello, lograría que se avergüence y se callase. Seguían remando y la orilla ya estaba próxima.
-Quien sabe – y el tiro por la culata. Noah volteó a verlo. Quería matar a ese muchacho.
-¡APURENSE! – la voz de la castaña resonó en sus oídos, ella ya estaba en la orilla.
Tardaron un par de minutos más y por fin llegaron a la orilla. Encallaron la balsa mientras el resto se acercaba. Aker, intentaba comunicarse mediante su TEC pero no funcionaba.
-Gracias por esperarnos – habló Eliot.
-No fue nada – sonrío la chica. –Pero a ser sincera, lo que esperaba fueron mis zapatos. – la joven se iba a acercar al bote pero el castaño la intervino.
-¿Sigues enfadada? Disculpa por mi comportamiento de hace un rato. En verdad no tengo justificación – había dicho el joven. Eso la tomó por sorpresa, no esperaba que disculpara…Por un instante, había pensado en que Eliot sería como el tonto de Noah, igual de orgulloso… y eso le hizo gracia. No, nadie podría ser como Noah. Y río.
-¿Entonces me disculpas? – dijo esperanzado con cierto alivio en su voz
-No hay opción - respondió aun divertida, mientras caminaba hacia el bote en busca de su bolsa, pero no la encontró. -¿Y mis cosas?- se volteó y la encontró en el dorso del rubio.
-¿Me lo puedes dar?
-No – había hablado casi por impulso, nuevamente el sentimiento que se iba formando en su estómago lo estaba llevando a hacer lo que nunca imaginó.
-¿Disculpa?
-Te disculpo, pero no te la daré.
-¿Qué? ¿Por qué?
-Por qué la dejaste abandonada, ahora es mía.
-No seas molesto. ¡Dámela Noah!
-Pídela cómo se debe – Aker y Eliot dieron un paso al costado. Era la primera vez que observaban a Mar con esa actitud algo agresiva, y algo en ellos los alertó. Aker, instintivamente, tomó a Sil desde los hombros y la apartó del camino de ambos chicos.
-Noah, dámela – La joven se acercó al muchacho con mirada retadora y paso firme. Noah, tenía el semblante tranquilo y casi divertido. Por alguna razón, quería llevar aquella discusión hasta las últimas consecuencias. Mar dio un paso más, él también. Se encontraban cara a cara. Mar soltó bufido.
-Bien- sin decir más, apretó sus puños y con paso decidido se dio media vuelta, empezando a caminar sobre la arena caliente hacia las afueras de la orilla. –Me largo.
-¡Espera, Mar! – Eliot corrió detrás de la chica, seguido por Sil.
-Oi Animal – habló severo Aker, detrás de él.
-¿Qué?
-Esa no es forma de trabajar tus celos.
-¿De qué celos hablas, perro? – Aker pasó al lado suyo y colocó su mano en el hombro, dándole un toque rápido.
-Negador – murmuró antes de alejarse, con paso tranquilo por el camino que habían tomado sus compañeros. Noah se quedó unos segundo más ahí de pie, antes de soltar un suspiro y seguir su andar.
--------------------
-¡Estúpido! ¡Estúpido! ¡Estúpido Noah! – reclamó la joven. Se había introducido a la vegetación sin pensar en nada que no era su enojo contra el rubio. ¿Y ahora que le pasaba? Ya no tenía por qué enojarse. Estaban ahí, juntos, para encontrar la bendita pista… Y de pronto, se enojaba. ¿Se habrá molestado por haber saltado de esa forma? ¡Pero si tenía él la culpa! Iba tan enfrascada en su monologo interior, que no se percató de raíz que se encontraba en el suelo frente a ella, y la pisó. Sintió un piquete en sus pies descalzos y se detuvo sentándose en el suelo. Suspiró. Estúpido Noah. ¿Qué acaso no entendía nada? Se quedó un segundo en silencio, cuando el sonido de algo aproximándose la alertó.
-------------
-¡Mar! ¡Mar! - El castaño llamaba a la joven, pero no recibía respuesta. Por algún motivo, la había perdido de vista cuando entraron en la espesa vegetación y eso la preocupaba. ¿Dónde podría estar?
-¡Sil! ¡Mar! – Eliot se volteó y se encontró rostro a rostro con el pelirrojo.
-Hey. ¿Las chicas? – habló el recién llegado mientras paseaba su vista por el lugar.
-No lo sé, no las he visto desde que entramos aquí.
-¿No has visto a la enana? Estaba detrás de ti.- la voz del chico, había salido con ciertos tintes de preocupación.
-No, la he perdido.
-Mierda… -
-------------------------------------------------------------------------------
Ok, tengo estas ideas:
1. Que se separen y se encuentren mezclados. Pensé en que Mar se encuentre con Sil y psoteriormente con Noah xD o que Mar y Noah se encuentren, y Sil encuentre la cueva en dónde hallen todo…no sé! xD
2. Keira, Alice y los caballeros, no aparecerán hasta que encuentren algo.
Keira aparece con el yate y los demás, y los rescatan, diciendo que no saben esperar. Toman la pista y siguen.
3. Los pueden atacar si quieren… No sé, mi mente quedó en OFF
-¡Basta! Esto no puede seguir – había dicho, pero ninguno parecía querer ceder. ¿En qué momento Noah se había vuelto tan infantil? Y bueno, de él se lo esperaba pero ¿Eliot? Eso si la tomó de sorpresa. –Ok. Me vale – La joven sacó de la bolsa que llevaba en el bote su TEC, estiró el papiro y le tomó una foto, y guardó todo en la bolsa. Se colocó de pie, lo que ocasionó que el bote se tambalee un poco, lo que llamó un poco la atención de los chicos…pero en cuanto su vista se giró hacia la castaña, un sonrojo los invadió por completo.
-¡¿Qué rayos haces?!- La joven se encontraba media agachada sacándose el short que había estado utilizando, quedándose con la parte baja del bikini.
-¿Qué crees que hago? – respondió con voz tosca. Se aseguró el cabello en una cola alta y tomó su TEC.
-Los veo en la orilla – y sin más, saltó del bote. Les tomó segundos en reaccionar.
-¡Mar! – la joven se encontraba a un lado del bote zambulléndose.
-Dime – respondió dirigiendo una mirada a ambos chicos.
-¿Nadarás hasta allá? – se atrevió a preguntar el castaño.
-Sí.
-¿Y cómo sabrás a dónde ir cuando llegues? – la joven estiró su mano con el TEC
-Aprueba de agua hasta los cinco metros. Por favor, lleven mis cosas a la orilla ¡Y no las mojen! Les dejo el mapa original. No se tarden niños – y con una sonrisa divertida se impulsó para empezar a nadar. Se les fue imposible no contemplar como la joven se alejaba nadando de ellos.
-Mierda… - masculló el rubio. – Tenemos que movernos – Y sin más se sentó para el lado opuesto del joven. Se agachó y sacó el remo de repuesto, y se lo entregó. Mientras el joven lo tomaba, él aprovechó para guardar la prenda de la joven en su bolsa y colgársela en el dorso.
Eliot lo observó. El blondo parecía realmente disgustado con lo que había pasado y él lo había sabido interpretar bien. Sonrío. Quizás podría jugar con ello.
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Sintió el frío de las aguas rozando su piel, y le encantaba. Hacía mucho que no nadaba de aquella forma y estaba contenta de estar allí. Claro, que en pocos segundos, recordó las circustancias en las que se encontraba y el motivo por el que estaba nadando, y la burbuja de ilusión explotó. ¡Estúpido Noah! ¿Por qué debía de actuar de esa forma tan infantil? Y Eliot, ni mencionaba. Aquel disgusto la hizo acelerar un poco más. No era la mejor nadadora, pero se defendía bien. No tardó mucho en llegar a la orilla, en dónde Aker y Sil la esperaban.
-¡Aaah!- la joven salió del agua y caminó hasta la orilla, en dónde Sil la esperaba con una pequeña toalla, que había llevado en su bolso.
-Bien hecho, te esforzaste mucho.
-Gracias.
-Pero… ¿por qué saltaste? – indagó la peliplata con cierta preocupación.
-No me digas que esos dos intentaron sobrepasarse contigo – la voz de Aker había sido seria y casi, podría jurar que escuchó cierta preocupación y amenaza, como un hermano mayor. Mar soltó una risa.
-No, cómo crees. Antes terminarían ahogados – siguió la broma.
-¿Entonces?
-Se pusieron en plan infantil y no logramos nada. Así que me adelanté. ¿Cómo van? – La castaña se estaba secando con la toalla, dándole la espalda al mar sin poder apreciar lo que sucedía. Aker chasqueó la lengua.
-Creo que entraron en razón.
-Bien – río la joven.
-Entonces… ¿empezamos o los esperamos? – La mirada de la castaña respondió a aquella pregunta. Era obvio y él, se sintió idiota en preguntar. - ¿Por dónde?
Los tres jóvenes empezaron a caminar, saliéndose de la orilla.
---------------------------
Hasta ahora, iban bien, ya faltaba poco para llegar a la orilla. Durante ese tiempo, había permanecido un silencio entre ellos, pero ya era hora de empezar su plan.
-Mar es una joya ¿no crees? – El rubio le dedicó una mirada de interrogación al muchacho. ¿Qué pretendía con ello? – Digo, es inteligente y creativa, resolvió lo del mapa técnicamente sola. Es amable, sociable, tiene carácter. Y ni mencionar lo guapa que es…
Para este momento, Noah estaba a punto de golpearlo con el remo, pero se contuvo. En dos segundos, canalizó su irá en sus palabras, con la intensión de hacerle una jugarreta al castaño.
-¿Qué? No me digas que te has enamorado en tan poco tiempo – se burló. Quizás con ello, lograría que se avergüence y se callase. Seguían remando y la orilla ya estaba próxima.
-Quien sabe – y el tiro por la culata. Noah volteó a verlo. Quería matar a ese muchacho.
-¡APURENSE! – la voz de la castaña resonó en sus oídos, ella ya estaba en la orilla.
Tardaron un par de minutos más y por fin llegaron a la orilla. Encallaron la balsa mientras el resto se acercaba. Aker, intentaba comunicarse mediante su TEC pero no funcionaba.
-Gracias por esperarnos – habló Eliot.
-No fue nada – sonrío la chica. –Pero a ser sincera, lo que esperaba fueron mis zapatos. – la joven se iba a acercar al bote pero el castaño la intervino.
-¿Sigues enfadada? Disculpa por mi comportamiento de hace un rato. En verdad no tengo justificación – había dicho el joven. Eso la tomó por sorpresa, no esperaba que disculpara…Por un instante, había pensado en que Eliot sería como el tonto de Noah, igual de orgulloso… y eso le hizo gracia. No, nadie podría ser como Noah. Y río.
-¿Entonces me disculpas? – dijo esperanzado con cierto alivio en su voz
-No hay opción - respondió aun divertida, mientras caminaba hacia el bote en busca de su bolsa, pero no la encontró. -¿Y mis cosas?- se volteó y la encontró en el dorso del rubio.
-¿Me lo puedes dar?
-No – había hablado casi por impulso, nuevamente el sentimiento que se iba formando en su estómago lo estaba llevando a hacer lo que nunca imaginó.
-¿Disculpa?
-Te disculpo, pero no te la daré.
-¿Qué? ¿Por qué?
-Por qué la dejaste abandonada, ahora es mía.
-No seas molesto. ¡Dámela Noah!
-Pídela cómo se debe – Aker y Eliot dieron un paso al costado. Era la primera vez que observaban a Mar con esa actitud algo agresiva, y algo en ellos los alertó. Aker, instintivamente, tomó a Sil desde los hombros y la apartó del camino de ambos chicos.
-Noah, dámela – La joven se acercó al muchacho con mirada retadora y paso firme. Noah, tenía el semblante tranquilo y casi divertido. Por alguna razón, quería llevar aquella discusión hasta las últimas consecuencias. Mar dio un paso más, él también. Se encontraban cara a cara. Mar soltó bufido.
-Bien- sin decir más, apretó sus puños y con paso decidido se dio media vuelta, empezando a caminar sobre la arena caliente hacia las afueras de la orilla. –Me largo.
-¡Espera, Mar! – Eliot corrió detrás de la chica, seguido por Sil.
-Oi Animal – habló severo Aker, detrás de él.
-¿Qué?
-Esa no es forma de trabajar tus celos.
-¿De qué celos hablas, perro? – Aker pasó al lado suyo y colocó su mano en el hombro, dándole un toque rápido.
-Negador – murmuró antes de alejarse, con paso tranquilo por el camino que habían tomado sus compañeros. Noah se quedó unos segundo más ahí de pie, antes de soltar un suspiro y seguir su andar.
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-¡Estúpido! ¡Estúpido! ¡Estúpido Noah! – reclamó la joven. Se había introducido a la vegetación sin pensar en nada que no era su enojo contra el rubio. ¿Y ahora que le pasaba? Ya no tenía por qué enojarse. Estaban ahí, juntos, para encontrar la bendita pista… Y de pronto, se enojaba. ¿Se habrá molestado por haber saltado de esa forma? ¡Pero si tenía él la culpa! Iba tan enfrascada en su monologo interior, que no se percató de raíz que se encontraba en el suelo frente a ella, y la pisó. Sintió un piquete en sus pies descalzos y se detuvo sentándose en el suelo. Suspiró. Estúpido Noah. ¿Qué acaso no entendía nada? Se quedó un segundo en silencio, cuando el sonido de algo aproximándose la alertó.
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-¡Mar! ¡Mar! - El castaño llamaba a la joven, pero no recibía respuesta. Por algún motivo, la había perdido de vista cuando entraron en la espesa vegetación y eso la preocupaba. ¿Dónde podría estar?
-¡Sil! ¡Mar! – Eliot se volteó y se encontró rostro a rostro con el pelirrojo.
-Hey. ¿Las chicas? – habló el recién llegado mientras paseaba su vista por el lugar.
-No lo sé, no las he visto desde que entramos aquí.
-¿No has visto a la enana? Estaba detrás de ti.- la voz del chico, había salido con ciertos tintes de preocupación.
-No, la he perdido.
-Mierda… -
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Ok, tengo estas ideas:
1. Que se separen y se encuentren mezclados. Pensé en que Mar se encuentre con Sil y psoteriormente con Noah xD o que Mar y Noah se encuentren, y Sil encuentre la cueva en dónde hallen todo…no sé! xD
2. Keira, Alice y los caballeros, no aparecerán hasta que encuentren algo.
Keira aparece con el yate y los demás, y los rescatan, diciendo que no saben esperar. Toman la pista y siguen.
3. Los pueden atacar si quieren… No sé, mi mente quedó en OFF
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Re: [Roll-P] Remember
En un momento todo se había vuelto oscuro, tanto que un sentimiento de duda la embargó. No había miedo, a pesar de todo sentía una extraña y familiar calidez, que le otorgaba la tranquilidad necesaria para relajarse.
¿Cuánto duró esa paz? solo unos segundos de hermosa y calma oscuridad.
Todo se empezó a manchar.
imágenes y más imágenes, todo manchado en tinta negra y sangre. Todo la asfixiaba, la abrumaba, poco a poco.
Reconocía a las personas de esas imágenes o eso quería creer, aquellos rostros, aquellas armas, pero esos escenarios y esas expresiones, no las reconocía, no quería reconocerlas, le dolían, y la querían hacer volver a lo de siempre, aun cuando no entendiese nada, quería regresar.
Desesperada y con miedo, quería regresar.
Todo se envolvió en blanco. Pero nada estaba bien, no podía estar bien.
Escuchó unos pasos ¿Qué seguía?
Alguien se plantó frente a ella, y cuando se liberó de la lujosa y pequeña máscara la reconoció ¿Era Lucina?
Y una vez más se alejaba, quizá si corría la alcanzaría, pero era mucho más rápida, mucho más ágil, para alguien que lo único que hace en su vida es ser cuidada por otros, para alguien, que no puede proteger a nadie, que aunque quisiera, nunca podría.
Abrió sus ojos de pronto y así mismo cayó del asiento, gracias a la fuerza con la que pretendió alcanzar algo que no estaba.
- ¿¡Alice!? - Eric, se giró rápidamente al escuchar el ruido y en cuanto la vio en el suelo corrió a su lado.
Aparento el ayudarla pues Alice rápidamente interrumpió el gesto con una señal de su mano, y se levantó por si sola.
- ¿Mal sueño? - Preguntó, Alice lo miró sorprendida. Él solo sonreía amable. Ella sintió.
- ¿Cómo sabes?
- Ah... No sé... - Desvió la mirada realmente no se esperaba atinar tampoco. - Solo... lo presentí.
Alice sonrió vagamente y después dio un largo respiro.
- ¿Sabes? A veces creo que hasta ahora solo hemos tenido suerte. - Se abrazó a si misma recordando todas esa imágenes, quería saber y al mismo tiempo no quería, no sabía si lo soportaría.
- Y está bien así.
- ¿En serio? - Ella quedó pensativa.
- Claro, mientras podamos seguir halando de esa suerte hasta alcanzar nuestro objetivo, está bien.
- Pero... Es como si... no tuviésemos que hacer nada.
- Bueno, tampoco dije eso. - Sonrió, y su mano vaciló hasta que la posó pidiendo la de ella. Alice miró la palma que gentilmente pedía su permiso. Ella correspondió y en seguida se arrepintió, pues sus mejillas sonrojaron inmediatamente. - Alice... - Llevó su otra mano sobre su dorso para sostenerla mejor. - Creo que también es bueno que entiendas que eres tú esa suerte que hemos tenido todo este tiempo. - Acercó la mano de la chica y no dudó en depositar un beso en su dorso. Ella quedó estática. No se lo esperaba, nunca esperó aquello. Pero solo sonrió como siempre lo hacía, pero con una pequeña luz de cariño.
- ¿Sabes? - Él levantó la vista, recién pues la mantuvo abajo desde que sus manos se habían juntado. - Es la primera vez que me llamas por mi nombre, sin que yo te lo pida antes.
- ¿Ah? - Él cayó en cuenta y la soltó. - Que insolencia, disculpe... - Dijo dando media vuelta y comenzando a caminar rápidamente hacia dónde se encontraba Don Javier.
Alice solo lo observó alejarse y rió un poco, pero aquello no duró mucho, hasta deseó que el joven se quedara un poco más con ella, hablara un poco más con ella, sostuviera solo un poco más su mano.
- ¿Problemas Romeo? - Preguntó el mayor, Eric suspiró pesadamente.
- Suena a Dominic señor, es muy raro de usted. - El mayor solo sonrió.
- Lo cubro en su ausencia.
- No, por favor, con uno es más que suficiente. - Don Javier volvió a reír.
- Yo también lo extraño, muchacho, pero verás que pronto se recuperará. - Le dio una palmada en la espalda y regresó su vista al horizonte.
- Ellos también regresaran. - Alentó Eric.
- Lo sé, pero no puedes evitar que un abuelo se preocupe por sus nietos.
▬
- ¡Mar! - Silvermist se apresuró hacia la castaña rápidamente agachándose para poder verla de frente.
- Sil... - Alcanzó a pronunciar bajo, casi con vergüenza de toda la escena que habían armado y que todos habían visto. - ¿Y los demás? - Levantó un poco más la cabeza para poder ver tras ella.
- Los perdí en el camino. - Sonrió demasiado tranquila. Mar solo la observó un momento, la chica de cabellos blancos siempre había sido demasiado tranquila, hasta en esos momentos. - ¿Cómo te sientes? - Preguntó de pronto sentándose a su lado.
- Pues... - Quedó callada un momento. - Ahora mismo como una estúpida. - Sil se rió un momento. A la castaña le ardió la cara de vergüenza.
- Bueno, no es tan malo sentirse así.
- ¿Por qué? - Sil se encogió de hombros, Mar simplemente quedó perpleja y rió un poco.
- Hasta ahí llego. - Dijo tapándose el rostro.
- ¿Qué? - Preguntó Mar dedicándole una mirada confusa.
- ¿Cómo lo explico? - Se abrazó las piernas e inclinó su espalda todo lo que sus brazos le dieron, observando al cielo con un semblante perdido. - Quiero animarte. - entrecerró los ojos buscando algo que le ayudase. Y suspiró. - Pero al fin de cuentas no comprendo estas cosas del todo. Así que intenté hacerlo al estilo de Aky, no resultó. - Volvió a reír. Mar solo la quedó observando un rato, aquella confesión la animó, pues entendía que se preocupaba por ella, y que quizá salir molesta de la playa no había sido la mejor decisión. Si Sil estaba perdida Aker se iba a preocupar. Lo sabía, porque aunque no lo dijera al aire, era algo que se notaba, se notaba cada que la miraba... ¿Por qué Noah era tan idiota? - ¡Ahh! - Ocultó el rostro entre sus brazos y piernas. ¿Por qué pensaba en eso? No era momento para ello.
Sil la miró sorprendida y simplemente le topó el hombro Mar le regresó la mirada y después de darse unas palmadas en las mejillas se levantó decidida seguida de Silvermist.
- Busquemos a los demás para continuar con la búsqueda. - Sonrió, Silvermist también lo hizo y luego asintió.
▬
Unos pasos más adelante Aker y Eliot seguían llamando por las chicas, pero no recibían respuesta.
- Genial, ahora estamos separados por culpa dela incompetencia de dos idiotas. - Se quejó Aker mirando de un lado a otro.
- Fue Noah el que no le quiso regresar sus cosas a Mar. - Eliot se defendió tranquilo.
- Tu sabes, Él está así porque tú, señorito, estás aquí. - Eliot suspiró rendido, nisiquiera él aceptaba su presencia ahí, y se notaba, no tanto como a Noah, pero se notaba. - A todo esto ¿Qué te traes con Mar? - Preguntó de repente, Eliot abrió los ojos como platos.
- ¿Acaso a ti te gusta? - Preguntó con duda, Aker balanceó la cabeza bastante harto.
- Es mi amiga. - Se giró para hacer que detuviese el paso. - Y si te atreves a fastidiarla un poco, no solo a ella, sino al chucho también. - Puso los ojos en blanco. - Te juro que no solo te irás con mi mal carácter.
- ¿Qué clases de intenciones creen que tengo? - Se cruzó de brazos. Aker se encogió de hombros.
- Cualquier hombre que se acerque a nuestras chicas así, por así es sospechoso.
- ¿Sus? ¿De qué? - Preguntó casi atónito.
- ¿¡Tengo que explicarlo todo!? - Lo miró desafiante. - Eso de acercarte a Mar por ayudarla así como así... No me termina de cuadrar. - También se cruzó de brazos. - De hecho, no sé cómo a Mar se le ocurrió confiar en ti.
- ¿Será porque los que se dicen sus amigos no la ayudan en nada? - Reprochó. Aker deformó su rostro en uno de gran molestia.
- Veo que quieres morir. - Y entonces una minipelea, pues solo intentaban empujar el uno al otro, comenzó. Avanzaban sin prestar atención realmente solo buscaban derribar al otro.
Y mala fue la idea cuando llegaron a pie de la montaña y una gran roca los esperaba, y peor fue que una pequeña trampa en el suelo, una soga templada, los hizo caer de cara hacia esta, suerte tuvieron de poner sus manos antes.
- ¿Qué mierda? - Sentenció el pelirrojo. Mirando a sus pies. - ¿Por qué está eso ahí? - Molesto iba a pisarla una vez más cuando se reincorporó pero Eliot lo detuvo.
- Espera... - No alcanzó a decir más cuando sintieron la tierra moverse a sus pies.
- Al parecer hicimos algo estúpido.
- No me digas.
▬
Noah resopló, su pierna había empezado a moverse por sí sola desde hace ya muchos minutos atrás, esos cuatro no estarían bien solos. Por lo que decidió levantarse y adentrarse también en aquel bosque tropical.
En serio si Mar no fuese tan testaruda nada de eso hubiese pasado, en primer lugar si no hubiese invitado al tal "Eliot" nada de eso hubiese pasado.
Caminó un rato, hasta cuando se detuvo a decidir el camino correcto, revisó un poco, y tomó rumbo recto a la montaña.
Después algo llamó su atención en el suelo, era un pequeño monumento, que solo lo verías si al menos prestas algo de atención a tu entorno, decía algo en un idioma que no conocía de nada, y al tratar vagamente de relacionarlo con alguno que conociera al menos sus caracteres, un temblor lo puso alerta. ¿Qué estaba pasando? Solo pudo pensar en que ya habían tocado algo que no debían.
El temblor se intensificó, y comenzó a correr, se preguntaba por la ubicación de los demás con desesperación, y entonces, la tierra se abrió tragándolo a él junto a todo humano que se encontrara en ese isla.
▬▬
Bien, eso es una trampa, pero también es como el camino a encontrar eso que están buscando lol
Es como un subterráneo en la isla. Solo se los traga a ellos la vegetación sigue igual (?
Y bueno yo me lo supongo el lugar como cualquier otra cueva pero sin entrada ni salida (?
eso es todo lo que tengo por ahora ~
¿Cuánto duró esa paz? solo unos segundos de hermosa y calma oscuridad.
Todo se empezó a manchar.
imágenes y más imágenes, todo manchado en tinta negra y sangre. Todo la asfixiaba, la abrumaba, poco a poco.
Reconocía a las personas de esas imágenes o eso quería creer, aquellos rostros, aquellas armas, pero esos escenarios y esas expresiones, no las reconocía, no quería reconocerlas, le dolían, y la querían hacer volver a lo de siempre, aun cuando no entendiese nada, quería regresar.
Desesperada y con miedo, quería regresar.
Todo se envolvió en blanco. Pero nada estaba bien, no podía estar bien.
Escuchó unos pasos ¿Qué seguía?
Alguien se plantó frente a ella, y cuando se liberó de la lujosa y pequeña máscara la reconoció ¿Era Lucina?
Y una vez más se alejaba, quizá si corría la alcanzaría, pero era mucho más rápida, mucho más ágil, para alguien que lo único que hace en su vida es ser cuidada por otros, para alguien, que no puede proteger a nadie, que aunque quisiera, nunca podría.
Abrió sus ojos de pronto y así mismo cayó del asiento, gracias a la fuerza con la que pretendió alcanzar algo que no estaba.
- ¿¡Alice!? - Eric, se giró rápidamente al escuchar el ruido y en cuanto la vio en el suelo corrió a su lado.
Aparento el ayudarla pues Alice rápidamente interrumpió el gesto con una señal de su mano, y se levantó por si sola.
- ¿Mal sueño? - Preguntó, Alice lo miró sorprendida. Él solo sonreía amable. Ella sintió.
- ¿Cómo sabes?
- Ah... No sé... - Desvió la mirada realmente no se esperaba atinar tampoco. - Solo... lo presentí.
Alice sonrió vagamente y después dio un largo respiro.
- ¿Sabes? A veces creo que hasta ahora solo hemos tenido suerte. - Se abrazó a si misma recordando todas esa imágenes, quería saber y al mismo tiempo no quería, no sabía si lo soportaría.
- Y está bien así.
- ¿En serio? - Ella quedó pensativa.
- Claro, mientras podamos seguir halando de esa suerte hasta alcanzar nuestro objetivo, está bien.
- Pero... Es como si... no tuviésemos que hacer nada.
- Bueno, tampoco dije eso. - Sonrió, y su mano vaciló hasta que la posó pidiendo la de ella. Alice miró la palma que gentilmente pedía su permiso. Ella correspondió y en seguida se arrepintió, pues sus mejillas sonrojaron inmediatamente. - Alice... - Llevó su otra mano sobre su dorso para sostenerla mejor. - Creo que también es bueno que entiendas que eres tú esa suerte que hemos tenido todo este tiempo. - Acercó la mano de la chica y no dudó en depositar un beso en su dorso. Ella quedó estática. No se lo esperaba, nunca esperó aquello. Pero solo sonrió como siempre lo hacía, pero con una pequeña luz de cariño.
- ¿Sabes? - Él levantó la vista, recién pues la mantuvo abajo desde que sus manos se habían juntado. - Es la primera vez que me llamas por mi nombre, sin que yo te lo pida antes.
- ¿Ah? - Él cayó en cuenta y la soltó. - Que insolencia, disculpe... - Dijo dando media vuelta y comenzando a caminar rápidamente hacia dónde se encontraba Don Javier.
Alice solo lo observó alejarse y rió un poco, pero aquello no duró mucho, hasta deseó que el joven se quedara un poco más con ella, hablara un poco más con ella, sostuviera solo un poco más su mano.
- ¿Problemas Romeo? - Preguntó el mayor, Eric suspiró pesadamente.
- Suena a Dominic señor, es muy raro de usted. - El mayor solo sonrió.
- Lo cubro en su ausencia.
- No, por favor, con uno es más que suficiente. - Don Javier volvió a reír.
- Yo también lo extraño, muchacho, pero verás que pronto se recuperará. - Le dio una palmada en la espalda y regresó su vista al horizonte.
- Ellos también regresaran. - Alentó Eric.
- Lo sé, pero no puedes evitar que un abuelo se preocupe por sus nietos.
▬
- ¡Mar! - Silvermist se apresuró hacia la castaña rápidamente agachándose para poder verla de frente.
- Sil... - Alcanzó a pronunciar bajo, casi con vergüenza de toda la escena que habían armado y que todos habían visto. - ¿Y los demás? - Levantó un poco más la cabeza para poder ver tras ella.
- Los perdí en el camino. - Sonrió demasiado tranquila. Mar solo la observó un momento, la chica de cabellos blancos siempre había sido demasiado tranquila, hasta en esos momentos. - ¿Cómo te sientes? - Preguntó de pronto sentándose a su lado.
- Pues... - Quedó callada un momento. - Ahora mismo como una estúpida. - Sil se rió un momento. A la castaña le ardió la cara de vergüenza.
- Bueno, no es tan malo sentirse así.
- ¿Por qué? - Sil se encogió de hombros, Mar simplemente quedó perpleja y rió un poco.
- Hasta ahí llego. - Dijo tapándose el rostro.
- ¿Qué? - Preguntó Mar dedicándole una mirada confusa.
- ¿Cómo lo explico? - Se abrazó las piernas e inclinó su espalda todo lo que sus brazos le dieron, observando al cielo con un semblante perdido. - Quiero animarte. - entrecerró los ojos buscando algo que le ayudase. Y suspiró. - Pero al fin de cuentas no comprendo estas cosas del todo. Así que intenté hacerlo al estilo de Aky, no resultó. - Volvió a reír. Mar solo la quedó observando un rato, aquella confesión la animó, pues entendía que se preocupaba por ella, y que quizá salir molesta de la playa no había sido la mejor decisión. Si Sil estaba perdida Aker se iba a preocupar. Lo sabía, porque aunque no lo dijera al aire, era algo que se notaba, se notaba cada que la miraba... ¿Por qué Noah era tan idiota? - ¡Ahh! - Ocultó el rostro entre sus brazos y piernas. ¿Por qué pensaba en eso? No era momento para ello.
Sil la miró sorprendida y simplemente le topó el hombro Mar le regresó la mirada y después de darse unas palmadas en las mejillas se levantó decidida seguida de Silvermist.
- Busquemos a los demás para continuar con la búsqueda. - Sonrió, Silvermist también lo hizo y luego asintió.
▬
Unos pasos más adelante Aker y Eliot seguían llamando por las chicas, pero no recibían respuesta.
- Genial, ahora estamos separados por culpa dela incompetencia de dos idiotas. - Se quejó Aker mirando de un lado a otro.
- Fue Noah el que no le quiso regresar sus cosas a Mar. - Eliot se defendió tranquilo.
- Tu sabes, Él está así porque tú, señorito, estás aquí. - Eliot suspiró rendido, nisiquiera él aceptaba su presencia ahí, y se notaba, no tanto como a Noah, pero se notaba. - A todo esto ¿Qué te traes con Mar? - Preguntó de repente, Eliot abrió los ojos como platos.
- ¿Acaso a ti te gusta? - Preguntó con duda, Aker balanceó la cabeza bastante harto.
- Es mi amiga. - Se giró para hacer que detuviese el paso. - Y si te atreves a fastidiarla un poco, no solo a ella, sino al chucho también. - Puso los ojos en blanco. - Te juro que no solo te irás con mi mal carácter.
- ¿Qué clases de intenciones creen que tengo? - Se cruzó de brazos. Aker se encogió de hombros.
- Cualquier hombre que se acerque a nuestras chicas así, por así es sospechoso.
- ¿Sus? ¿De qué? - Preguntó casi atónito.
- ¿¡Tengo que explicarlo todo!? - Lo miró desafiante. - Eso de acercarte a Mar por ayudarla así como así... No me termina de cuadrar. - También se cruzó de brazos. - De hecho, no sé cómo a Mar se le ocurrió confiar en ti.
- ¿Será porque los que se dicen sus amigos no la ayudan en nada? - Reprochó. Aker deformó su rostro en uno de gran molestia.
- Veo que quieres morir. - Y entonces una minipelea, pues solo intentaban empujar el uno al otro, comenzó. Avanzaban sin prestar atención realmente solo buscaban derribar al otro.
Y mala fue la idea cuando llegaron a pie de la montaña y una gran roca los esperaba, y peor fue que una pequeña trampa en el suelo, una soga templada, los hizo caer de cara hacia esta, suerte tuvieron de poner sus manos antes.
- ¿Qué mierda? - Sentenció el pelirrojo. Mirando a sus pies. - ¿Por qué está eso ahí? - Molesto iba a pisarla una vez más cuando se reincorporó pero Eliot lo detuvo.
- Espera... - No alcanzó a decir más cuando sintieron la tierra moverse a sus pies.
- Al parecer hicimos algo estúpido.
- No me digas.
▬
Noah resopló, su pierna había empezado a moverse por sí sola desde hace ya muchos minutos atrás, esos cuatro no estarían bien solos. Por lo que decidió levantarse y adentrarse también en aquel bosque tropical.
En serio si Mar no fuese tan testaruda nada de eso hubiese pasado, en primer lugar si no hubiese invitado al tal "Eliot" nada de eso hubiese pasado.
Caminó un rato, hasta cuando se detuvo a decidir el camino correcto, revisó un poco, y tomó rumbo recto a la montaña.
Después algo llamó su atención en el suelo, era un pequeño monumento, que solo lo verías si al menos prestas algo de atención a tu entorno, decía algo en un idioma que no conocía de nada, y al tratar vagamente de relacionarlo con alguno que conociera al menos sus caracteres, un temblor lo puso alerta. ¿Qué estaba pasando? Solo pudo pensar en que ya habían tocado algo que no debían.
El temblor se intensificó, y comenzó a correr, se preguntaba por la ubicación de los demás con desesperación, y entonces, la tierra se abrió tragándolo a él junto a todo humano que se encontrara en ese isla.
▬▬
Bien, eso es una trampa, pero también es como el camino a encontrar eso que están buscando lol
Es como un subterráneo en la isla. Solo se los traga a ellos la vegetación sigue igual (?
Y bueno yo me lo supongo el lugar como cualquier otra cueva pero sin entrada ni salida (?
eso es todo lo que tengo por ahora ~
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Edad : 27
Cumpleaños!! : 03/08/1996
Mi llegada : 30/06/2010
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Re: [Roll-P] Remember
¿Qué estaba pasando?
Un estruendo.
Un temblor.
La tierra abriéndose en dos.
Oscuridad. Oscuridad y más oscuridad…
Y finalmente… ¿agua?
Sintió el frío recorrer su piel en cuanto su cuerpo se sumergió directo a aquella fosa subterránea. Sintió como el poco aire que había logrado atrapar, intentaba escaparse de sus pulmones. Millones de burbujas la envolvían. Abrió los ojos y se vio inmersa en las penumbras. Sintió un hincón, el aire se le agotaba, alzó la mirada y pudo notar un rayo de luz, lo siguió.
Las gotas de lluvia resonaban en el exterior y a ella le fascinaba, aunque no en esas circunstancias. Se acomodó más cerca de la fogata y estiró la manta que la abrigaba. Volvió su vista hacia el exterior de aquella cueva, la misma que había sido su refugio durante aquellos días. Observó a su alrededor, después de mucho tiempo, sus amigas habían logrado conseguir algo de sueño. Todas menos ella. ¿Y quién la culpaba? Hacía más de cinco días que el grupo se había separado y lo único que habían logrado hacer ellas, era esconderse. Apretó la manta para sí y enfocó su mirada al fuego...cálido y rebelde.
No demoró en alcanzar la superficie. Dio un último impulso y emergió de las profundidades tomando, por fin, una bocanada de aire. Y aunque pareciese que había pasado una eternidad, la verdad era que no habían pasado mayor cantidad de segundos desde que cayó al agua.
-¡Mar!- la voz de su compañera la trajo a la realidad en aquel instante, como si de una descarga se tratara, se giró hacia su voz y gracias a la poca luz que se filtraba entre las paredes rocosas, logró verla. Batallaba por mantenerse a flote e iba perdiendo. Mar dio un impulso con sus pies y sus manos y se dirigió hacia ella lo más rápido posible.
-¡Sil! ¡Sil! ¿Estás bien? – llegó hacia ella y la tomó por debajo de los hombros. –Vamos pequeña, no te rindas – la joven empezó a nadar hacia lo que le parecía una orilla. Sin embargo, aquella orilla, se encontraba elevada, y aun con toda su fuerza, no iba a poder cargar a Sil e impulsarse ella al mismo tiempo.
-Sil, sujétate – ordenó, señalándole las fisuras de las rocas. Sil asintió y se sujetó con ambas manos. Mar se movió hábilmente, colocó ambas manos en la superficie y se impulsó, utilizando una piedra de la pared rocosa como base. En cuanto logró subir, estiró sus manos para que la peliplata se sujetara y entre ambas, lograron subir. Ahora, ambas recuperaban el aliento, sentadas en el frío y húmedo suelo de roca.
-Gra-gracias – dijo entre jadeos la menor. Mar sonrío.
-Dejemos de agradecer ¿sí? Algo me dice que esto recién empieza.
-¿Qué haces despierta, Mar?- la joven peliplata se había acercado a ella, con la lona en los hombros como una capa. Se sentó a su lado y se acomodó en su hombro.
-No podía dormir… - respondió con una ligera sonrisa, de aquellas nostálgicas y sin humor, que en vez de transmitir alegría, transmitían otro tipo de sensaciones.
-¿Estás preocupada, no es cierto? – Indagó la joven levantando la mirada y observando fijamente a su compañera. Ella solo atinó a asentir. A ella no podía ocultarle nada.
-¿Tú no lo estás?
-Me preocupa que se lastimen, pero no dudo ni un instante que volverán
-¿Por qué confías tanto?
-¿Y por qué tú no? – Silvermist sonrío – Ellos regresarán, siempre lo hacen. Siempre vuelven a dónde está la princesa, dónde están sus amigos, y claro – giró para encontrase con la mirada azul de su amiga – él también volverá hacia dónde estás tú.- Aquellas palabras le trajeron alivio y no pudo evitar sonreír, esta vez con un sentimiento cálido en el interior. La peliplata se colocó de pie –Ahora, volveré a dormir, no queda mucho antes del amanecer y creo que será un buen día. ¿No te parece? – sonrió. Mar se quedó un instante pensando, y sin quitar la sonrisa de sus labios, se colocó de pie detrás de la peliplata, para volver a dormir.
Habían logrado estabilizar su respiración y la adrenalina que corría por sus venas, buscaron por unos minutos alguna especie de salida hacia el exterior, pero no lo consiguieron. Sil había tomado asiento en una de las rocas y se había quedado observando el techo de aquella extraña cueva.
-Es inútil, no hay manera de salir de aquí hacia dónde estábamos – la castaña se acercó a la joven. - ¿Qué ves, Sil?
-Es extraño. Hay una luz que se filtra, pero no puedo lograr ver de dónde.
-Lo sé, lo mismo pensé – la joven se sentó al lado de la peliplata y suspiró. –Si no me hubiera ido así, a lo mejor estaríamos con los chicos… Lo siento.
-No te disculpes, no tienes por qué, no es tu culpa – dijo ella con amabilidad. Mar le dedicó una mirada y no pudo evitar lanzarse a abrazarla.
-¡Eres tan tierna Sil! – dijo animosamente, mientras la joven solo sonreía.
-Oh, Mar, estás helada.
-Sí bueno, lastimosamente mi ropa y mis zapatos, los dejé con el antipático de Noah – se soltó de la joven.
-Pero te puedes enfermar – habló preocupada.
-Eso es lo de menos Sil – sonrío para restarle importancia. – Lo importante, ahora, es buscar cómo salir de aquí. Aun debemos encontrar la pista. – Silvermist se quedó observándola por un instante y se colocó de pie.
-Está bien. Vamos – Mar hizo lo mismo.
•••
-Aich – se quejó el pelirrojo. Sentía un dolor agudo al lado derecho de su cuerpo. Abrió los ojos suavemente, encontrándose con oscuridad. Se colocó de pie y sintió como se desprendía el polvo de su cabello y su cuerpo. Tosió un poco.
-¿Sigues vivo? – la voz del castaño resonó cerca de él, aunque no lo podía verlo bien.
-Para tu suerte…aunque creo que he quedado ciego – admitió mientras movía sus manos hacia delante de sus ojos, para intentar verlas. Y aunque la oscuridad era densa, logró percibir sus manos.
-No eres el único. Creo que estamos en una cueva subterránea. Te dije que habíamos hecho algo estúpido. –El castaño se colocó de pie.
-¿Y me lo dices a mí? Aquí ambos tenemos culpa- Aker también se colocó de pie. El castaño metió su mano en su bolsillo y sacó lo que parecía un llavero, y lo encendió. Era una mini linterna.
-Que bien, luz.
-Siempre hay que estar preparados.
-¿Scout?
-Algo así. Vaya, estamos en problemas… no parece haber salida, a lo mejor…si movemos unas rocas podríamos regresar- el castaño movía la linterna por varios lugares, pero no podía encontrar nada más que rocas. Aker mordió su labio, si ellos se encontraban allí, ¿Silvermist y los demás, también lo estarían?
-No, debemos de seguir. – Algo dentro de él se lo decía, y él, era hombre de instintos.
•••
Habían recordado que traían sus TEC en las pequeñas bolsas que cargaban, así que los sacaron y lo utilizaron para alumbrarse. Investigaron durante un buen rato, pero no habían obtenido nada…casi.
-¡Mar! ¡Encontré algo!- la joven se encontraba inclinada en una de las paredes, señalando una de las rocas. Mar se acercó y alumbró con su TEC, aquella piedra tenía algo escrito.
-¿Puedes entender lo que dice? – preguntó la menor. Mar se concentró un poco más, esas letras…las había visto antes… ¡Claro! En el antiguo pergamino.
-Necesito unos minutos – dijo. Sil se colocó de pie y le dio espacio para que la joven trabajase. Mar se ató el cabello y empezó a intentar traducir lo que iba escrito.
•••
-¿Cómo terminé en esta situación? – se preguntó por décima vez el rubio, mientras caminaba sin rumbo fijo. Por algún motivo, había caído sobre un colchón de hojas y ahora se encontraba caminando por un camino de rocas, rodeado de paredes de piedras… Por suerte, había encontrado una linterna en la bolsa de Mar, y con eso se ayudaba en su andar.
•••
-¡Lo tengo!- gritó la oji azul. Sil se acercó nuevamente a su amiga.
-¿Y? ¿Qué dice?
-“El camino no es siempre sencillo. Tu búsqueda ha iniciado. Si quieres llegar al tesoro, no olvides ver en el fondo” –
-¿El fondo? – interrogó la peliplata en cuanto la castaña se colocó de pie. –No se referirá a… - amabas chicas intercambiaron una mirada, y se giraron hacia la laguna subterránea. ¿Será que allí se encontraría la nueva pista? ¿O estaría la llave que las llevaría al él?
--------------------------------------------------
Bueno, solo tengo que decir, que allí abajo, no está la pista, está la llave
Un estruendo.
Un temblor.
La tierra abriéndose en dos.
Oscuridad. Oscuridad y más oscuridad…
Y finalmente… ¿agua?
Sintió el frío recorrer su piel en cuanto su cuerpo se sumergió directo a aquella fosa subterránea. Sintió como el poco aire que había logrado atrapar, intentaba escaparse de sus pulmones. Millones de burbujas la envolvían. Abrió los ojos y se vio inmersa en las penumbras. Sintió un hincón, el aire se le agotaba, alzó la mirada y pudo notar un rayo de luz, lo siguió.
Las gotas de lluvia resonaban en el exterior y a ella le fascinaba, aunque no en esas circunstancias. Se acomodó más cerca de la fogata y estiró la manta que la abrigaba. Volvió su vista hacia el exterior de aquella cueva, la misma que había sido su refugio durante aquellos días. Observó a su alrededor, después de mucho tiempo, sus amigas habían logrado conseguir algo de sueño. Todas menos ella. ¿Y quién la culpaba? Hacía más de cinco días que el grupo se había separado y lo único que habían logrado hacer ellas, era esconderse. Apretó la manta para sí y enfocó su mirada al fuego...cálido y rebelde.
No demoró en alcanzar la superficie. Dio un último impulso y emergió de las profundidades tomando, por fin, una bocanada de aire. Y aunque pareciese que había pasado una eternidad, la verdad era que no habían pasado mayor cantidad de segundos desde que cayó al agua.
-¡Mar!- la voz de su compañera la trajo a la realidad en aquel instante, como si de una descarga se tratara, se giró hacia su voz y gracias a la poca luz que se filtraba entre las paredes rocosas, logró verla. Batallaba por mantenerse a flote e iba perdiendo. Mar dio un impulso con sus pies y sus manos y se dirigió hacia ella lo más rápido posible.
-¡Sil! ¡Sil! ¿Estás bien? – llegó hacia ella y la tomó por debajo de los hombros. –Vamos pequeña, no te rindas – la joven empezó a nadar hacia lo que le parecía una orilla. Sin embargo, aquella orilla, se encontraba elevada, y aun con toda su fuerza, no iba a poder cargar a Sil e impulsarse ella al mismo tiempo.
-Sil, sujétate – ordenó, señalándole las fisuras de las rocas. Sil asintió y se sujetó con ambas manos. Mar se movió hábilmente, colocó ambas manos en la superficie y se impulsó, utilizando una piedra de la pared rocosa como base. En cuanto logró subir, estiró sus manos para que la peliplata se sujetara y entre ambas, lograron subir. Ahora, ambas recuperaban el aliento, sentadas en el frío y húmedo suelo de roca.
-Gra-gracias – dijo entre jadeos la menor. Mar sonrío.
-Dejemos de agradecer ¿sí? Algo me dice que esto recién empieza.
-¿Qué haces despierta, Mar?- la joven peliplata se había acercado a ella, con la lona en los hombros como una capa. Se sentó a su lado y se acomodó en su hombro.
-No podía dormir… - respondió con una ligera sonrisa, de aquellas nostálgicas y sin humor, que en vez de transmitir alegría, transmitían otro tipo de sensaciones.
-¿Estás preocupada, no es cierto? – Indagó la joven levantando la mirada y observando fijamente a su compañera. Ella solo atinó a asentir. A ella no podía ocultarle nada.
-¿Tú no lo estás?
-Me preocupa que se lastimen, pero no dudo ni un instante que volverán
-¿Por qué confías tanto?
-¿Y por qué tú no? – Silvermist sonrío – Ellos regresarán, siempre lo hacen. Siempre vuelven a dónde está la princesa, dónde están sus amigos, y claro – giró para encontrase con la mirada azul de su amiga – él también volverá hacia dónde estás tú.- Aquellas palabras le trajeron alivio y no pudo evitar sonreír, esta vez con un sentimiento cálido en el interior. La peliplata se colocó de pie –Ahora, volveré a dormir, no queda mucho antes del amanecer y creo que será un buen día. ¿No te parece? – sonrió. Mar se quedó un instante pensando, y sin quitar la sonrisa de sus labios, se colocó de pie detrás de la peliplata, para volver a dormir.
Habían logrado estabilizar su respiración y la adrenalina que corría por sus venas, buscaron por unos minutos alguna especie de salida hacia el exterior, pero no lo consiguieron. Sil había tomado asiento en una de las rocas y se había quedado observando el techo de aquella extraña cueva.
-Es inútil, no hay manera de salir de aquí hacia dónde estábamos – la castaña se acercó a la joven. - ¿Qué ves, Sil?
-Es extraño. Hay una luz que se filtra, pero no puedo lograr ver de dónde.
-Lo sé, lo mismo pensé – la joven se sentó al lado de la peliplata y suspiró. –Si no me hubiera ido así, a lo mejor estaríamos con los chicos… Lo siento.
-No te disculpes, no tienes por qué, no es tu culpa – dijo ella con amabilidad. Mar le dedicó una mirada y no pudo evitar lanzarse a abrazarla.
-¡Eres tan tierna Sil! – dijo animosamente, mientras la joven solo sonreía.
-Oh, Mar, estás helada.
-Sí bueno, lastimosamente mi ropa y mis zapatos, los dejé con el antipático de Noah – se soltó de la joven.
-Pero te puedes enfermar – habló preocupada.
-Eso es lo de menos Sil – sonrío para restarle importancia. – Lo importante, ahora, es buscar cómo salir de aquí. Aun debemos encontrar la pista. – Silvermist se quedó observándola por un instante y se colocó de pie.
-Está bien. Vamos – Mar hizo lo mismo.
•••
-Aich – se quejó el pelirrojo. Sentía un dolor agudo al lado derecho de su cuerpo. Abrió los ojos suavemente, encontrándose con oscuridad. Se colocó de pie y sintió como se desprendía el polvo de su cabello y su cuerpo. Tosió un poco.
-¿Sigues vivo? – la voz del castaño resonó cerca de él, aunque no lo podía verlo bien.
-Para tu suerte…aunque creo que he quedado ciego – admitió mientras movía sus manos hacia delante de sus ojos, para intentar verlas. Y aunque la oscuridad era densa, logró percibir sus manos.
-No eres el único. Creo que estamos en una cueva subterránea. Te dije que habíamos hecho algo estúpido. –El castaño se colocó de pie.
-¿Y me lo dices a mí? Aquí ambos tenemos culpa- Aker también se colocó de pie. El castaño metió su mano en su bolsillo y sacó lo que parecía un llavero, y lo encendió. Era una mini linterna.
-Que bien, luz.
-Siempre hay que estar preparados.
-¿Scout?
-Algo así. Vaya, estamos en problemas… no parece haber salida, a lo mejor…si movemos unas rocas podríamos regresar- el castaño movía la linterna por varios lugares, pero no podía encontrar nada más que rocas. Aker mordió su labio, si ellos se encontraban allí, ¿Silvermist y los demás, también lo estarían?
-No, debemos de seguir. – Algo dentro de él se lo decía, y él, era hombre de instintos.
•••
Habían recordado que traían sus TEC en las pequeñas bolsas que cargaban, así que los sacaron y lo utilizaron para alumbrarse. Investigaron durante un buen rato, pero no habían obtenido nada…casi.
-¡Mar! ¡Encontré algo!- la joven se encontraba inclinada en una de las paredes, señalando una de las rocas. Mar se acercó y alumbró con su TEC, aquella piedra tenía algo escrito.
-¿Puedes entender lo que dice? – preguntó la menor. Mar se concentró un poco más, esas letras…las había visto antes… ¡Claro! En el antiguo pergamino.
-Necesito unos minutos – dijo. Sil se colocó de pie y le dio espacio para que la joven trabajase. Mar se ató el cabello y empezó a intentar traducir lo que iba escrito.
•••
-¿Cómo terminé en esta situación? – se preguntó por décima vez el rubio, mientras caminaba sin rumbo fijo. Por algún motivo, había caído sobre un colchón de hojas y ahora se encontraba caminando por un camino de rocas, rodeado de paredes de piedras… Por suerte, había encontrado una linterna en la bolsa de Mar, y con eso se ayudaba en su andar.
•••
-¡Lo tengo!- gritó la oji azul. Sil se acercó nuevamente a su amiga.
-¿Y? ¿Qué dice?
-“El camino no es siempre sencillo. Tu búsqueda ha iniciado. Si quieres llegar al tesoro, no olvides ver en el fondo” –
-¿El fondo? – interrogó la peliplata en cuanto la castaña se colocó de pie. –No se referirá a… - amabas chicas intercambiaron una mirada, y se giraron hacia la laguna subterránea. ¿Será que allí se encontraría la nueva pista? ¿O estaría la llave que las llevaría al él?
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Bueno, solo tengo que decir, que allí abajo, no está la pista, está la llave
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Re: [Roll-P] Remember
- Niño Scout.
- ¿Niño? - Eliot lo miró con molestia, pero no dijo nada, ya había entendido que si intentaba reclamarle algo la sitiación no iría mejor, y era irritante. - ¿Qué quieres? - Llevó la luz de la linterna en dirección a aquella voz. No podría decir que estaba sorprendido pero si algo consternado sobre lo poco inútil que había resultado ser aquel pelirrojo. - ¿Y eso es?
- No tengo idea, pero aparenta ser un instructivo.
- ¿Tallado en piedra?
- Dios le mandó los mandamientos a Noé en piedra. - Se encogió de hombros. Eliot quedó callado un momento y luego lo corrigió.
- Moisés, se los mandó a Moisés. Noé es el del arca.
- Entonces es culpa de Noé que los animales me odien... He maldecido al profeta equivocado por años... - Dijo con seriedad. Eliot abrió los ojos grandes, ahora sí, en sorpresa y de la mala. Aker dejó de tantear aquella piedra y lo miró por instinto, componiendo rostro confuso. - ¿Acaso tú... me has creído? - Quedó mudo unos segundos, procesando lo que había escuchado, pero al menos reaccionó lo suficientemente rápido, antes de que Aker pensase en burlarse
- No, para nada. - Compuso rostro serio y después lo escuchó reír.
- Vaya, has sido tonto. - Dijo regresando a observar las extrañas letras. Eliot achinó la mirada en molestia y solo suspiró. - Se parece a ese papel que Mar carga de un lado a otro.
- Es un idioma antiguo.
- ¿Lo conoces?
- Algo así. - Apuntó a la primer frase. - Dice:
El tiempo como las aves, vuelan con vestigios de miedo y alegría
Tic toc, Tic toc
Los secretos que, similares, esconden más que algarabía.
Se como las aves, y deja al mundo guiar tu andar.
y cuando tengas la llave no dudes en regresar.
- Eso fue tan ridículo... - Eliot se encogió de hombros.
- No lo he escrito yo. Pero, algo seguro es que aquí hay algo.
- Y necesitamos una llave. - Comenzó a ver la exrensión y hasta empezó a palpar la pared.
- ¿Qué haces?
- Buscando alguna cerradura, sino, siento que me están haciendo perder el tiempo.
- ¿Y si es algo no sé... más mágico? - Aclaró como obvio.
Aker dejó de hacer el tonto, y quedó pensativo.
- Como las aves ¿Eh?
- Por aquí. - Dijeron los dos al unísono, con la sorpresa de señalar el mismo camino.
- Caminemos. - Ordenó el pelirrojo, quien solo sabía que debían de encontrar a los demás pronto.
No tengo imaginación por ahora, de hecho nada (? Así que... eso (?
Lo he mandado desde el cel sin corregir ni nada, tengo sueño ya (?
Shiba- .::♡.Moder*Contest.♡::.
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Re: [Roll-P] Remember
-¿Estás segura de esto, Mar? – preguntó por enésima vez la joven peliplata. Marianella se encontraba sentada en la misma orilla por la que había subido momentos atrás, estaba a punto de cometer, lo que en algún otro momento, se le conocería como locura.
-No tenemos opción Sil –respondió ella con una sonrisa.
-Lamento que no sea de mucha ayuda, si supiera nadar…-
-Descuida, no es tu culpa. Ahora, toma esto – la castaña le entregó su bolsa a la joven, y cogió su TEC, colocó la linterna. –Bien, deséame suerte
-Suerte – mencionó la albina. Tomó aire y con un rápido movimiento, Mar se encorvó sobre si y dio un salto hacia la laguna subterránea. Sintió las burbujas a su alrededor, provocadas por el impacto de ella en el agua, agradeció que el clavado le haya salido bien y no haya terminado en un pansanzo. Se impulsó con sus manos hasta el fondo. Para su suerte, no había mayor profundidad que un par de metros, se impulsaba con un brazo y con el otro, se iluminaba. Agradeció con todo su corazón, el haberle hecho caso a su hermano en la infancia y haber llevado las clases de natación, y haber pertenecido al club, ya que su respiración aguantaba. Sintió el fondo con sus manos. Iluminó un poco pero no podía observar mucho. Giró la luz un par de veces, suponía que entre toda esa oscuridad, algo debía de llamar su atención…y supuso bien. En una de las paredes en el fondo, un pequeño reflejo llamar su atención. Intentó llegar hacia él, pero la respiración no le duraría. Se impulsó contra el suelo y se elevó lo más rápido posible, tomando la primera bocanada de aire.
-¡Mar!
-Encontré algo, iré a ver – avisó. Volvió a tomar aire y se volvió a meter en el fondo, esta vez, directo hacia dónde había observado aquel reflejo de la luz. Llegó hacia ella y algo llamó su atención, muy delicadamente lo tomó y se sorprendió con lo que encontró.
-----------------
Su asombro no cabía en el rostro cuando no se encontró con aquella pared lleno de dibujos casi rurales. Podía observar algunas cosas con la linterna que cargaba, pero maldijo internamente no haber llevado el TEC consigo, puesto que en estos momentos, lo que necesitaba eran fotos. Aquellas imágenes, contaban una historia, y quizás, sería lo que necesitarían.
Noah volvió la linterna frente él intentando memorizar lo que pudiera. Pero algo lo hizo desconcentrarse, un ligero sonido… ¿pisadas? ¿Voces? Volteó de nuevo hacia la pared y chasqueó la lengua. Quizás podría regresar por ello luego… Y así, se encaminó hacia dónde los sonidos lo conducían.
-----------------
Mar respiraba agitada, le había costado mucho sacar aquel objeto del agua, pero vaya que había valido la pena. En sus manos, se encontraba una daga. Era plateada y brillaba, a pesar de encontrarse algo dañado por el tiempo. Tenía adornos en piedras rojas y una pluma fina, en la que parecían haber ciertos símbolos.
-Es hermosa.
-Parece. Mágica- respondió la castaña entrecortada –En la hoja, dice: “Llave” – mencionó. Ambas chicas se quedaron mirando.
-Qué extraño, la inscripción no decía nada de llaves.- habló Sil.
-Es cierto, es extraño. Quizás… debe de haber una especie de cerradura…- Mar se puso de pie, y Sil la siguió. Se acercaron nuevamente a la inscripción con la daga en mano. Nada por aquí, nada por allá.
-¿Qué podrá ser? – indagó Mar.
-¿Sabes? Cuando estaba en casa de Aker, una noche, vimos con su mamá una película en dónde, la llave era una piedra que había que mover o algo así – Mar la pensó.
-¡Eso es! Sil eres un genio- y empezaron nuevamente. Esta vez movían cada roca que sobresalía de aquella pared. Y por fin algo sucedió. Mar jaló una roja y le pareció que hizo clic. Le dedicó una mirada a Sil, ella asintió para darle confianza en continuar. Mar terminó de jalar aquella piedra, que iba trazando un ligero camino. Cuando y ano hubo más, la dejó en su lugar. Sonidos de engranajes se escuchó por doquier, la piedra empezó a subir, volviendo a su posición inicial. Cuando por fin hubo terminado el recorrido, se escuchó una especie de estruendo y la pared, que estaba al lado de ambas chicas tembló. La piedra retrocedió unos centímetros y luego se movió para el costado, dando pase a un pasadizo.
-Pues ahí lo tienes…- Ambas se miraron y asintieron… tenían que continuar. Mar encendió el TEC, Sil guardó la daga en la bolsa que llevaba y ambas emprendieron marcha.
---------------------------------
Que conste, no seguí con Aker y Eliot, porque no se me ocurría que podía ir con la profecía así que pensé en juntarlos con Noah!
Otra cosa, apuremos esto y salgamos de esta isla, o nos quedaremos anclados aquí!!
-No tenemos opción Sil –respondió ella con una sonrisa.
-Lamento que no sea de mucha ayuda, si supiera nadar…-
-Descuida, no es tu culpa. Ahora, toma esto – la castaña le entregó su bolsa a la joven, y cogió su TEC, colocó la linterna. –Bien, deséame suerte
-Suerte – mencionó la albina. Tomó aire y con un rápido movimiento, Mar se encorvó sobre si y dio un salto hacia la laguna subterránea. Sintió las burbujas a su alrededor, provocadas por el impacto de ella en el agua, agradeció que el clavado le haya salido bien y no haya terminado en un pansanzo. Se impulsó con sus manos hasta el fondo. Para su suerte, no había mayor profundidad que un par de metros, se impulsaba con un brazo y con el otro, se iluminaba. Agradeció con todo su corazón, el haberle hecho caso a su hermano en la infancia y haber llevado las clases de natación, y haber pertenecido al club, ya que su respiración aguantaba. Sintió el fondo con sus manos. Iluminó un poco pero no podía observar mucho. Giró la luz un par de veces, suponía que entre toda esa oscuridad, algo debía de llamar su atención…y supuso bien. En una de las paredes en el fondo, un pequeño reflejo llamar su atención. Intentó llegar hacia él, pero la respiración no le duraría. Se impulsó contra el suelo y se elevó lo más rápido posible, tomando la primera bocanada de aire.
-¡Mar!
-Encontré algo, iré a ver – avisó. Volvió a tomar aire y se volvió a meter en el fondo, esta vez, directo hacia dónde había observado aquel reflejo de la luz. Llegó hacia ella y algo llamó su atención, muy delicadamente lo tomó y se sorprendió con lo que encontró.
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Su asombro no cabía en el rostro cuando no se encontró con aquella pared lleno de dibujos casi rurales. Podía observar algunas cosas con la linterna que cargaba, pero maldijo internamente no haber llevado el TEC consigo, puesto que en estos momentos, lo que necesitaba eran fotos. Aquellas imágenes, contaban una historia, y quizás, sería lo que necesitarían.
Noah volvió la linterna frente él intentando memorizar lo que pudiera. Pero algo lo hizo desconcentrarse, un ligero sonido… ¿pisadas? ¿Voces? Volteó de nuevo hacia la pared y chasqueó la lengua. Quizás podría regresar por ello luego… Y así, se encaminó hacia dónde los sonidos lo conducían.
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Mar respiraba agitada, le había costado mucho sacar aquel objeto del agua, pero vaya que había valido la pena. En sus manos, se encontraba una daga. Era plateada y brillaba, a pesar de encontrarse algo dañado por el tiempo. Tenía adornos en piedras rojas y una pluma fina, en la que parecían haber ciertos símbolos.
-Es hermosa.
-Parece. Mágica- respondió la castaña entrecortada –En la hoja, dice: “Llave” – mencionó. Ambas chicas se quedaron mirando.
-Qué extraño, la inscripción no decía nada de llaves.- habló Sil.
-Es cierto, es extraño. Quizás… debe de haber una especie de cerradura…- Mar se puso de pie, y Sil la siguió. Se acercaron nuevamente a la inscripción con la daga en mano. Nada por aquí, nada por allá.
-¿Qué podrá ser? – indagó Mar.
-¿Sabes? Cuando estaba en casa de Aker, una noche, vimos con su mamá una película en dónde, la llave era una piedra que había que mover o algo así – Mar la pensó.
-¡Eso es! Sil eres un genio- y empezaron nuevamente. Esta vez movían cada roca que sobresalía de aquella pared. Y por fin algo sucedió. Mar jaló una roja y le pareció que hizo clic. Le dedicó una mirada a Sil, ella asintió para darle confianza en continuar. Mar terminó de jalar aquella piedra, que iba trazando un ligero camino. Cuando y ano hubo más, la dejó en su lugar. Sonidos de engranajes se escuchó por doquier, la piedra empezó a subir, volviendo a su posición inicial. Cuando por fin hubo terminado el recorrido, se escuchó una especie de estruendo y la pared, que estaba al lado de ambas chicas tembló. La piedra retrocedió unos centímetros y luego se movió para el costado, dando pase a un pasadizo.
-Pues ahí lo tienes…- Ambas se miraron y asintieron… tenían que continuar. Mar encendió el TEC, Sil guardó la daga en la bolsa que llevaba y ambas emprendieron marcha.
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Que conste, no seguí con Aker y Eliot, porque no se me ocurría que podía ir con la profecía así que pensé en juntarlos con Noah!
Otra cosa, apuremos esto y salgamos de esta isla, o nos quedaremos anclados aquí!!
Mar.- .::░ღAdmin~Contest.ღ░::.
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Re: [Roll-P] Remember
- ¡Ah! … - En un pasadizo oscuro, habían encontrado una luz que se movía de aquí para allá, alumbrando suelo, techo y paredes, lo que les ayudó a reconocer al causante de la misma. - Eres tú, chucho.
- También me da gusto verte… Pulgoso. - Eliot se llevó dos dedos al puente de la nariz para masajear un poco ¿Siempre se trataron así? - ¿Dónde están Mar y Sil?
- ¿Las ves por aquí? - Señaló hacia su espalda, Eliot solo quedó en Silencio, lo que menos quería era entrar en discusión peor sabiendo que a ninguno de los dos presentes le caía especialmente "bien" - No ¿Verdad? - Aker se llevó una mano a la frente con decepción. - A veces creo que no piensas chucho.
- ¿Quieres que te parta la cara?
- Ven, inténtalo.
- Bien.
- Oigan… no creo que sea el momento de… - Los dos jóvenes observaron a Eliot quien había tomado la palabra de tal manera que sintió escalofríos. Los dos jóvenes simplemente dejaron su juego y concentraron.
- Es mejor que sigamos. - Dijo Noah con la cabeza más fría.
- Debemos de ir hacia el aire. - Le dijo Aker. Noah lo miró confundido.
- Algo así decía en unas piedras que encontramos allá. - Señaló el lado de donde venían el y Eliot.
- Ya veo… - Se cuestionó esa lógica, pero la realidad es que no tenía una mejor, por tanto no discutieron más y continuaron caminando.
Aker entonces recordó la mención de las dos jóvenes ¿Dónde estarían? ¿También se encontrarían en esa extraña cueva o estarían fuera? ¿No les había pasado nada malo, no? Se perdió en sus pensamientos a tal punto de no prestar ni un gramo de atención a la poca y cortante conversación entre Eliot y Noah, de hecho, lo traía sin cuidado.
La noche pasada no estaba seguro si lo que había tenido era un sueño o un recuerdo, pero le hicieron despertar una curiosidad que solo lo hacía querer estar más tiempo junto a la peliblanca, ¿No bastaba acaso con solo vivir juntos? No bastaba con verla todos los días que ahora soñaba con ella? Ósea lo entendería si fuese un recuerdo normal, de todos compartiendo o sus interminables luchas contra Atur.
No… esta vez fue diferente.
Veía la pequeña espalda, mientras intentaba recordar que mechón había pasado ya sobre el principal, eso de trenzar no era nada fácil, no para él.
- ¿Ocurre algo? - Escuchó la suave voz de la menor y entró en pánico ¿Cómo le explicaba que acababa de arruinar todo?.
- Eh… Bueno… me perdí un poco.
Al escuchar esto, ella hizo alarde del largo de su cabello permitiendose girar la cabeza de tal manera que podía ver el casi final de la trenza y cómo Aker lo miraba con duda, pero más que nada calidez y miedo de dañarlo.
- Está bien, solo… - Quiso girarse para ayudarlo, pero él entonces continuó con ello.
- La encontré. - Le sonrió ampliamente y completó su peinado hasta el punto donde no podía trenzar más y lo agarró con un delicado lazo blanco.
- Que bien. - Silvermist sonrió, podía ver algunos cabellos mal ubicados y medio salidos, pero había sido un esfuerzo que no esperaba de parte del pelirrojo, que de hecho le había traido mucha sorpresa. - Está… bastante bien. - Aker suspiró ante la risilla dudosa de la chica.
- Sé que está del asco. - Sonrió y la intentó deshacer.
- No. - Pidió en apuro al notar sus intenciones. - Está bien, me gusta. - Miraba la trenza con cariño una vez la llevó hacia el frente. No era la mejor elaborada, pero tenía el esfuerzo de una persona a la que quería mucho.
- No puedo creer que enserio me digas eso. - Sonrió sin comprender a la persona frente a él, podía decir sin miedo a equivocarse que en serio estaba feliz, y eso le agradaba, quizá, demasiado. Luego observó el paisaje, se encontraban sentados en el suelo, al final del camino de una montaña. De ahí, tenía una preciosa vista de aquella ciudad medieval. Donde se habían conocido, ella como la encargada la chef principal de un restaurante, y él, un simple modista, ambos populares gracias a que eran personas a cargo del cuidado de las comidas y los ropajes de la hija del actual rey. Además de tener un entrenamiento especial por cualquier imprevisto.
Aquello lo hizo componer un rostro de nostalgia hasta que sintió un peso sobre su pecho, cuando bajó la mirada se encontró con los plateados haciendo uso de él como una almohada. Su rostro se encendió inmediatamente.
- ¿Q-Qué pasa?
- Nada, simplemente pensé que así es más cómodo. - Ella observaba el paisaje con la misma expresión que pudo ver en el pelirrojo instantes atrás. Era cómodo, tan cómodo que podría quedarse dormida viendo el rostro de paz de él, por eso prefirió no ser tan descortés, y mantener una manera en que pudiese continuar hablando con él sin miedo a perderse.
El hombre a su lado volvió a ver su peinado, y a pesar de querer deshacerlo no lo hizo, y simplemente dejó a sus pulmones llenarse con el fresco aroma que le daban las rosas del rededor, y que desprendía la misma chica. Momentos así, no tenían todos los días.
Volvió en sí, al sentir vergüenza de solo recordarlo ¿Por qué algo así? En esos momentos justamente. Además no solo eso, tenía que hacer algo con su adopción, su madre no tenía tiempo para el papeleo, y él realmente no sabía mucho de eso… pero si así era, terminarían siendo hermanos… ¿Y si mejor sí se casaban?
Plantó en seco, se agarró la cabeza y lanzó un quejido al aire, del cual los dos chicos que lo acompañaron escucharon fuerte y claro. Pues llegó a remover un poco de tierra con ello.
- ¡AHG! - Fue a la pared a darse un fuerte golpe, quizá así sus pensamientos se aclarasen.
- ¿Qué ocurre pulgoso? ¿Ya hay que darte eutanasia?
- No jodas, chucho. - Se alejó de la pared con un claro golpe en su frente, se había raspado y estaba más rojo que rosado. - Sígamos. - Suspiró pesadamente.
- Es por aquí. - Dijo Eliot llamando la atención de ambos, quienes miraron sin pensar mucho. - Se vuelve más fácil respirar.
- Bueno, hagamosle caso al Scout.
- ¿Scout? - Preguntó Noah confundido.
- Con medallas honoríficas. - Alardeó.
- Lo que sea, vamos. - Dijo Aker adelantándose, la realidad es que en ese momento cayó en cuenta de que eso no había sido un sueño normal. Era un recuerdo.
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Caminaron hacia aquello que irradiaba luz, y daba calidez no solo a sus pasos sino también a sus corazones, y eso definitivamente debía ser la respuesta que necesitaban y por la que habían buscado mucho tiempo. Pero al llegar, encontraron lo más parecido a un ojo de agua. Y en su centro una roca tan alta como la peliblanca, era lo más parecido a un altar, estaba rodeado de estatuas talladas en el mismo material de aquella cueva circundante. Todas encapuchadas, unas con los brazos extendidos al cielo y otras con las manos juntas, todas parecían rezar e implorar.
- ¿Qué lugar es este?
- Realmente no lo sé.- Contestó la castaña igual de perpleja que su amiga. El lugar era simplemente gris y rústico pero al mismo tiempo místico, y a pesar del fresco que brindaba a sus cuerpos un gran peso se posaba sobre ellas. Un peso invisible que hacía a sus corazones retumbar en ansiedad y confusión. Pero algo es seguro, no era malo.
Avanzaron hasta llegar a la orilla donde se encontraron con una abertura del ancho de la piedra, dándoles a entender que o necesitaban las linternas pues el sol iluminaba el lugar. Y aunque la luz bajaba directamente a la roca, la misma se repartía iluminando al menos lo importante y lo que necesitaban ver.
- Me recuerda a un templo…
- ¿En qué tipo de templos has estado? - Preguntó Mar con gracia, pero la realidad, es que se lo creía, otro nombre no le podía dar realmente.
Silvermist se encogió de hombros y ella simplemente sonrió. Luego observaron atentas a la roca. ¿Qué significado tenía ese lugar? ¿Qué debían de encontrar ahí? ¿Deberían de nadar nuevamente hasta el fondo para hallar algo como fue con esa daga?
Mariannela miró el agua, y no era profundo, si entraba, seguramente solo taparía hasta sus rodillas, lo podía saber por la claridad y pureza del agua. La que además poseía un aroma bastante peculiar, si tuviese que ponerle un nombre: agua bendita.
“Agua, Acertijo, Puesta de Sol Equinoccio”
Había agua, habían pasado un acertijo, y ese día el equinoccio… solo faltaba…
Miró al transmisor de luz, no faltaba mucho para el atardecer ¿Debían de esperar? Pero… Esperar ¿Qué?
- ¿Qué es este lugar? - Aquella voz la reconocieron como perteneciente a la de Aker.
- ¿Me ves cara de adivino? - Y aquella como la de Noah.
- De tonto, más bien. - Y ese como el comienzo de otra de sus peleas.
- ¿Quieres pelea?
- Me falta acción ¿Por qué no?
- ¿Siempre son así? - Y aquella fue la voz de Eliot. Lo que de alguna manera sorprendió a las chicas, pues ya imaginaban a los otros dos dejándolo a su suerte.
- Nada que te interese. - Fue lo último que dijo Aker antes de poner la vista al frente y reconocer a las chicas quienes los miraban con sonrisas de alegría. - ¡Oh! Están aquí.
- Gracias, nunca me habría enterado si no fuese por ti. - Dijo Noah para después lanzar un claro suspiro de hastío. No es que estuviese molesto con él, ni con ellos, pero vio a Mar y recordó todo el inconveniente en el bote. En serio… ¿Qué estaba haciendo?
- Que bueno encontrarlas. - Dijo Eliot acercándose a ellas. Y quedándose a un lado de Mar, lo que solo dejó al rubio de peor humor, algo que su rostro impasible le hizo el favor de ocultar.
- Tus cosas. - Se acercó estirando el brazo con el bolso. La castaña lo miró con recelo, pero al final lo aceptó, la verdad, es que mucho no podía hablar así. Menos cuando Aker se acercó a Silvermist.
- ¿Estás bien? - Preguntó levantando los brazos de la menor, y sin soltarlos le hizo dar una vuelta completa mientras la revisaba de arriba a abajo.
- Sí. - Silvermist solo sintió un pequeño mareo ante la inesperada acción, y luego un sonroso sobre sus pómulos al sentir el rostro de su amigo tan cerca.
- ¿Segura? - Él achinó los ojos no muy convencido, después de todo estaba empapada, y su traje sucio.
- Sí. Cuando estuve en problemas Mar me ayudó. - Sonrió.
- Ah, ya veo…
- ¿Y tú? - Gracias a su cercanía se pudo percatar del golpe en su frente y sin preguntar tocó la raspada frente de un Aker distraído que inmediatamente arregló su postura y se apartó un paso hacia atrás. - Estás lastimado.
- No es nada. - Ella se notó preocupada, él estiró el brazo para palmar su cabeza. - En realidad… creo que me golpee al caer así que…
- Cuando regresemos hay que curarte. - Dijo decidida. Aker sonrió y simplemente asintió.
- Oigan tortolos, dejen de dar espectáculo… - Ante las palabras de Noah, la espalda de Aker se tensó y en un movimiento robótico se acercó a Mariannela, miró a Noah, luego a Eliot, y sonrió con malicia. Luego la abrazó, dejando perplejos a los demás y hasta a la misma chica. Después de todo, quizá uno que otro lo podría considerar indecente algo que a Aker le venía como si nada.
- Gracias por salvar a Sil. - Dijo, de hecho fue algo que solo escuchó ella, y entonces le correspondió el abrazo.
- Oye, es mi amiga, debía. Pero… ¿Por qué el abrazo?
- Tómalo como una venganza doble a esos dos idiotas. - A eso se separó y la tomó de los hombros y le guiñó el ojo para dedicarle una mirada cómplice. Luego se vio obligado a retroceder por lo que podría haber sido un pisotón de Noah.
- Eres un pulgoso sin pena.
- Oye, no es mi culpa que seas un cobarde.
- ¡¿A quién….?!
- ¡Chicos! - La voz de Silvermist los hizo salir de lo que parecía iba a ser una nueva pelea. Todos la miraron y después observaron a donde estaba señalando, era la roca del centro del agua. Brillaba, como si un montón de brillantina plateada hubiese sido pegada a esta, lo que gracias al atardecer hacía que brillase en tonos cálidos, entre rojos y amarillos.
- ¿Qué está pasando? - La tierra comenzó a temblar, o ese era el sonido que producía, las estatuas se estaban moviendo, sus brazos cambiaron de posición, estirando los brazos hacia el frente, y venerando aquella roca vacía, lo que era una estupidez, al no haber nada ahí. Pero después de un segundo un brillo apareció, la funda de la daga se mostró.
Silvermist observó a Mar, quien asintió con seriedad. Entonces buscó entre sus cosas y sin pensarlo dos veces avanzó hacia el brillo, y aunque planeaba entrar al agua, un camino rocoso apareció frente ella llevándola sin pedir nada a cambio, apuró el paso y colocó la daga en su lugar, solo tuvo que estirarse un poco. Después de eso, todos sintieron cómo todo comenzó a moverse, y cómo el lugar intentaba derrumbarse sobre sus cabezas, grano por grano, se iban desprendiendo los turrones de tierra. Silvermist regresó en sus pasos a mayor velocidad, pero entonces la roca comenzó a descender y deshacerse. Dejando a la vista lo que parecía un libro, uno antiguo, y muy grande.
Debían de regresar por él.
Los cuatro guardianes de la princesa Alice pasaron por donde vieron primero, aunque tuviesen que entrar al agua, y al estar frente al libro Mar lo tomó y guardó en su bolso, y enseguida regresaron, Aker se tardó un segundo más ya que tomó la daga que aún seguía ahí, pero había caído al agua. Y entonces el movimiento se intensificó.
Salieron de ahí por el mismo camino por el cual llegaron.
- ¿Y ahora? - Preguntó la peliplata.
- ¿Correr? - Sugirió la castaña.
- Esta cosa nos va a caer encima, debemos de encontrar una salida, y pronto. - Reconoció Noah, si se quedaban ahí, serían papilla, y ni el santo grial protegería nada.
- Creo que tengo una idea. - Dijo el pelirrojo. - Síganme.
- No sé si confiar.
- Si no salimos vivos te dejo que me golpees de por vida.
- ¿¡En qué vida animal!?
- ¡Yo que sé!
Aker dirigía, Eliot y Noah cargaban linternas y con las cuales lograban ver el camino.
- ¡No me digas que estamos regresando! - Dijo Eliot al reconocer muy superficialmente ese camino.
- ¡Sí! - Aceptó alegre el ojirubí.
- Ahora entiendo por qué siempre te peleas con él. - Le dijo a Noah.
- No creas que con eso me has comprado la amistad.
- No estaba intentando nada de eso…
- ¡Solo síganme!
Entonces se detuvo y quedó frente a aquella palabrería en cualquier idioma que fuese que los había llevado a él y a Eliot hasta aquel extraño ojo de agua.
- Era extraño, pero… - Comenzó a buscar con las manos en los lugares que recordaba había tocado antes. - Aquí había una letra sin fondo.
Los demás solo se miraron y rogaron que no estuviese jugueteando por ahí.
- ¿Cómo eso nos va a sacar de aquí?
- No sé, sabes que hago las cosas por instinto. - Recordó, además no solo era por eso, si no que, también recordaba haber sentido algo como una briza en ese momento. - ¡Lo encontré! - La figura era un rectángulo muy fino pero lo suficiente ancho para que la daga desenfundada pasara, o eso pareció cuando Aker la introdujo sin problema, fue como el sonido de una llave en la cerradura. Y después, sin estar completamente seguro, lo giró, haciendo que la tierra se moviese una vez más pero esta vez era aquella gigantesca roca compartiendose en dos, dando paso a la brisa marina, y a la liz del atardecer frente a los ojos de todos.
La isla se estremeció con gran fuerza una vez más, y no tuvieron opción alguna además de saltar a la deriva.
La altura fue suficiente para que al chapuzón se hundieran más de lo que esperaban, pero pudieron salir a tomar aire inmediatamente.
Aker nadó hasta Silvermist para ayudarla antes de que volviese a hundirse, y después pudieron presenciar cómo lo que se hundía era la isla, con todo y sus botes, para no volver a salir, nunca más.
- Me debes una comida chucho. - Dijo Aker.
- Olvídalo. Nos dejaste basicamente en medio Mar.
- Te dijo gorda. - Se dirigió a la chica con el mismo nombre.
- ¡No ella! Mar de Oceano, no de Marianella.
- Pero te dijo gorda… - Ignoró la explicación del rubio la chica comenzó a reír con fuerza.
- Eh ~ chicos ~ - La voz de Keira los alertó, iba por ellos en lo más parecido a un yate. ¡Un yate!
Después de que todos subieran al bote rescatista (?. Tuvieron el privilegio de poder lanzarse al suelo de este y descansar de tanta adrenalina.
- ¿Y los botes? - Preguntó Keira.
- Se los llevó la isla. - Contestó Aker después de tomar un poco de agua de una botella.
- ¿Qué? Pero… ¿Qué haremos? Eran alquilados…
Noah y Aker en ese momento corrieron al borde del yate.
- ¡Regresanos los botes! ¡Por favor! - Pidieron al unísono. Y milagrosamente pudieron ver cómo surgían del agua tambaleándose. - ¡Gracias!
- No cambian… - Keira sonrió, y se acercó a Mar, estaba concentrada en aquel libro que no reconocía. - ¿No es muy pronto para ponerse a descifrarlo?
- No es eso… - Contestó preocupada pasando las páginas quizá demasiado rápido.
- ¿Entonces?
- Está… ¡Está incompleto! - Dijo, habían páginas que no concordaban y unas que se notaba el claro salto de tema, no tenía sentido. ¿Cómo podía estar incompleto? ¿Por qué?.
- Eso… eso es un problema.
- También me da gusto verte… Pulgoso. - Eliot se llevó dos dedos al puente de la nariz para masajear un poco ¿Siempre se trataron así? - ¿Dónde están Mar y Sil?
- ¿Las ves por aquí? - Señaló hacia su espalda, Eliot solo quedó en Silencio, lo que menos quería era entrar en discusión peor sabiendo que a ninguno de los dos presentes le caía especialmente "bien" - No ¿Verdad? - Aker se llevó una mano a la frente con decepción. - A veces creo que no piensas chucho.
- ¿Quieres que te parta la cara?
- Ven, inténtalo.
- Bien.
- Oigan… no creo que sea el momento de… - Los dos jóvenes observaron a Eliot quien había tomado la palabra de tal manera que sintió escalofríos. Los dos jóvenes simplemente dejaron su juego y concentraron.
- Es mejor que sigamos. - Dijo Noah con la cabeza más fría.
- Debemos de ir hacia el aire. - Le dijo Aker. Noah lo miró confundido.
- Algo así decía en unas piedras que encontramos allá. - Señaló el lado de donde venían el y Eliot.
- Ya veo… - Se cuestionó esa lógica, pero la realidad es que no tenía una mejor, por tanto no discutieron más y continuaron caminando.
Aker entonces recordó la mención de las dos jóvenes ¿Dónde estarían? ¿También se encontrarían en esa extraña cueva o estarían fuera? ¿No les había pasado nada malo, no? Se perdió en sus pensamientos a tal punto de no prestar ni un gramo de atención a la poca y cortante conversación entre Eliot y Noah, de hecho, lo traía sin cuidado.
La noche pasada no estaba seguro si lo que había tenido era un sueño o un recuerdo, pero le hicieron despertar una curiosidad que solo lo hacía querer estar más tiempo junto a la peliblanca, ¿No bastaba acaso con solo vivir juntos? No bastaba con verla todos los días que ahora soñaba con ella? Ósea lo entendería si fuese un recuerdo normal, de todos compartiendo o sus interminables luchas contra Atur.
No… esta vez fue diferente.
Veía la pequeña espalda, mientras intentaba recordar que mechón había pasado ya sobre el principal, eso de trenzar no era nada fácil, no para él.
- ¿Ocurre algo? - Escuchó la suave voz de la menor y entró en pánico ¿Cómo le explicaba que acababa de arruinar todo?.
- Eh… Bueno… me perdí un poco.
Al escuchar esto, ella hizo alarde del largo de su cabello permitiendose girar la cabeza de tal manera que podía ver el casi final de la trenza y cómo Aker lo miraba con duda, pero más que nada calidez y miedo de dañarlo.
- Está bien, solo… - Quiso girarse para ayudarlo, pero él entonces continuó con ello.
- La encontré. - Le sonrió ampliamente y completó su peinado hasta el punto donde no podía trenzar más y lo agarró con un delicado lazo blanco.
- Que bien. - Silvermist sonrió, podía ver algunos cabellos mal ubicados y medio salidos, pero había sido un esfuerzo que no esperaba de parte del pelirrojo, que de hecho le había traido mucha sorpresa. - Está… bastante bien. - Aker suspiró ante la risilla dudosa de la chica.
- Sé que está del asco. - Sonrió y la intentó deshacer.
- No. - Pidió en apuro al notar sus intenciones. - Está bien, me gusta. - Miraba la trenza con cariño una vez la llevó hacia el frente. No era la mejor elaborada, pero tenía el esfuerzo de una persona a la que quería mucho.
- No puedo creer que enserio me digas eso. - Sonrió sin comprender a la persona frente a él, podía decir sin miedo a equivocarse que en serio estaba feliz, y eso le agradaba, quizá, demasiado. Luego observó el paisaje, se encontraban sentados en el suelo, al final del camino de una montaña. De ahí, tenía una preciosa vista de aquella ciudad medieval. Donde se habían conocido, ella como la encargada la chef principal de un restaurante, y él, un simple modista, ambos populares gracias a que eran personas a cargo del cuidado de las comidas y los ropajes de la hija del actual rey. Además de tener un entrenamiento especial por cualquier imprevisto.
Aquello lo hizo componer un rostro de nostalgia hasta que sintió un peso sobre su pecho, cuando bajó la mirada se encontró con los plateados haciendo uso de él como una almohada. Su rostro se encendió inmediatamente.
- ¿Q-Qué pasa?
- Nada, simplemente pensé que así es más cómodo. - Ella observaba el paisaje con la misma expresión que pudo ver en el pelirrojo instantes atrás. Era cómodo, tan cómodo que podría quedarse dormida viendo el rostro de paz de él, por eso prefirió no ser tan descortés, y mantener una manera en que pudiese continuar hablando con él sin miedo a perderse.
El hombre a su lado volvió a ver su peinado, y a pesar de querer deshacerlo no lo hizo, y simplemente dejó a sus pulmones llenarse con el fresco aroma que le daban las rosas del rededor, y que desprendía la misma chica. Momentos así, no tenían todos los días.
Volvió en sí, al sentir vergüenza de solo recordarlo ¿Por qué algo así? En esos momentos justamente. Además no solo eso, tenía que hacer algo con su adopción, su madre no tenía tiempo para el papeleo, y él realmente no sabía mucho de eso… pero si así era, terminarían siendo hermanos… ¿Y si mejor sí se casaban?
Plantó en seco, se agarró la cabeza y lanzó un quejido al aire, del cual los dos chicos que lo acompañaron escucharon fuerte y claro. Pues llegó a remover un poco de tierra con ello.
- ¡AHG! - Fue a la pared a darse un fuerte golpe, quizá así sus pensamientos se aclarasen.
- ¿Qué ocurre pulgoso? ¿Ya hay que darte eutanasia?
- No jodas, chucho. - Se alejó de la pared con un claro golpe en su frente, se había raspado y estaba más rojo que rosado. - Sígamos. - Suspiró pesadamente.
- Es por aquí. - Dijo Eliot llamando la atención de ambos, quienes miraron sin pensar mucho. - Se vuelve más fácil respirar.
- Bueno, hagamosle caso al Scout.
- ¿Scout? - Preguntó Noah confundido.
- Con medallas honoríficas. - Alardeó.
- Lo que sea, vamos. - Dijo Aker adelantándose, la realidad es que en ese momento cayó en cuenta de que eso no había sido un sueño normal. Era un recuerdo.
----
Caminaron hacia aquello que irradiaba luz, y daba calidez no solo a sus pasos sino también a sus corazones, y eso definitivamente debía ser la respuesta que necesitaban y por la que habían buscado mucho tiempo. Pero al llegar, encontraron lo más parecido a un ojo de agua. Y en su centro una roca tan alta como la peliblanca, era lo más parecido a un altar, estaba rodeado de estatuas talladas en el mismo material de aquella cueva circundante. Todas encapuchadas, unas con los brazos extendidos al cielo y otras con las manos juntas, todas parecían rezar e implorar.
- ¿Qué lugar es este?
- Realmente no lo sé.- Contestó la castaña igual de perpleja que su amiga. El lugar era simplemente gris y rústico pero al mismo tiempo místico, y a pesar del fresco que brindaba a sus cuerpos un gran peso se posaba sobre ellas. Un peso invisible que hacía a sus corazones retumbar en ansiedad y confusión. Pero algo es seguro, no era malo.
Avanzaron hasta llegar a la orilla donde se encontraron con una abertura del ancho de la piedra, dándoles a entender que o necesitaban las linternas pues el sol iluminaba el lugar. Y aunque la luz bajaba directamente a la roca, la misma se repartía iluminando al menos lo importante y lo que necesitaban ver.
- Me recuerda a un templo…
- ¿En qué tipo de templos has estado? - Preguntó Mar con gracia, pero la realidad, es que se lo creía, otro nombre no le podía dar realmente.
Silvermist se encogió de hombros y ella simplemente sonrió. Luego observaron atentas a la roca. ¿Qué significado tenía ese lugar? ¿Qué debían de encontrar ahí? ¿Deberían de nadar nuevamente hasta el fondo para hallar algo como fue con esa daga?
Mariannela miró el agua, y no era profundo, si entraba, seguramente solo taparía hasta sus rodillas, lo podía saber por la claridad y pureza del agua. La que además poseía un aroma bastante peculiar, si tuviese que ponerle un nombre: agua bendita.
“Agua, Acertijo, Puesta de Sol Equinoccio”
Había agua, habían pasado un acertijo, y ese día el equinoccio… solo faltaba…
Miró al transmisor de luz, no faltaba mucho para el atardecer ¿Debían de esperar? Pero… Esperar ¿Qué?
- ¿Qué es este lugar? - Aquella voz la reconocieron como perteneciente a la de Aker.
- ¿Me ves cara de adivino? - Y aquella como la de Noah.
- De tonto, más bien. - Y ese como el comienzo de otra de sus peleas.
- ¿Quieres pelea?
- Me falta acción ¿Por qué no?
- ¿Siempre son así? - Y aquella fue la voz de Eliot. Lo que de alguna manera sorprendió a las chicas, pues ya imaginaban a los otros dos dejándolo a su suerte.
- Nada que te interese. - Fue lo último que dijo Aker antes de poner la vista al frente y reconocer a las chicas quienes los miraban con sonrisas de alegría. - ¡Oh! Están aquí.
- Gracias, nunca me habría enterado si no fuese por ti. - Dijo Noah para después lanzar un claro suspiro de hastío. No es que estuviese molesto con él, ni con ellos, pero vio a Mar y recordó todo el inconveniente en el bote. En serio… ¿Qué estaba haciendo?
- Que bueno encontrarlas. - Dijo Eliot acercándose a ellas. Y quedándose a un lado de Mar, lo que solo dejó al rubio de peor humor, algo que su rostro impasible le hizo el favor de ocultar.
- Tus cosas. - Se acercó estirando el brazo con el bolso. La castaña lo miró con recelo, pero al final lo aceptó, la verdad, es que mucho no podía hablar así. Menos cuando Aker se acercó a Silvermist.
- ¿Estás bien? - Preguntó levantando los brazos de la menor, y sin soltarlos le hizo dar una vuelta completa mientras la revisaba de arriba a abajo.
- Sí. - Silvermist solo sintió un pequeño mareo ante la inesperada acción, y luego un sonroso sobre sus pómulos al sentir el rostro de su amigo tan cerca.
- ¿Segura? - Él achinó los ojos no muy convencido, después de todo estaba empapada, y su traje sucio.
- Sí. Cuando estuve en problemas Mar me ayudó. - Sonrió.
- Ah, ya veo…
- ¿Y tú? - Gracias a su cercanía se pudo percatar del golpe en su frente y sin preguntar tocó la raspada frente de un Aker distraído que inmediatamente arregló su postura y se apartó un paso hacia atrás. - Estás lastimado.
- No es nada. - Ella se notó preocupada, él estiró el brazo para palmar su cabeza. - En realidad… creo que me golpee al caer así que…
- Cuando regresemos hay que curarte. - Dijo decidida. Aker sonrió y simplemente asintió.
- Oigan tortolos, dejen de dar espectáculo… - Ante las palabras de Noah, la espalda de Aker se tensó y en un movimiento robótico se acercó a Mariannela, miró a Noah, luego a Eliot, y sonrió con malicia. Luego la abrazó, dejando perplejos a los demás y hasta a la misma chica. Después de todo, quizá uno que otro lo podría considerar indecente algo que a Aker le venía como si nada.
- Gracias por salvar a Sil. - Dijo, de hecho fue algo que solo escuchó ella, y entonces le correspondió el abrazo.
- Oye, es mi amiga, debía. Pero… ¿Por qué el abrazo?
- Tómalo como una venganza doble a esos dos idiotas. - A eso se separó y la tomó de los hombros y le guiñó el ojo para dedicarle una mirada cómplice. Luego se vio obligado a retroceder por lo que podría haber sido un pisotón de Noah.
- Eres un pulgoso sin pena.
- Oye, no es mi culpa que seas un cobarde.
- ¡¿A quién….?!
- ¡Chicos! - La voz de Silvermist los hizo salir de lo que parecía iba a ser una nueva pelea. Todos la miraron y después observaron a donde estaba señalando, era la roca del centro del agua. Brillaba, como si un montón de brillantina plateada hubiese sido pegada a esta, lo que gracias al atardecer hacía que brillase en tonos cálidos, entre rojos y amarillos.
- ¿Qué está pasando? - La tierra comenzó a temblar, o ese era el sonido que producía, las estatuas se estaban moviendo, sus brazos cambiaron de posición, estirando los brazos hacia el frente, y venerando aquella roca vacía, lo que era una estupidez, al no haber nada ahí. Pero después de un segundo un brillo apareció, la funda de la daga se mostró.
Silvermist observó a Mar, quien asintió con seriedad. Entonces buscó entre sus cosas y sin pensarlo dos veces avanzó hacia el brillo, y aunque planeaba entrar al agua, un camino rocoso apareció frente ella llevándola sin pedir nada a cambio, apuró el paso y colocó la daga en su lugar, solo tuvo que estirarse un poco. Después de eso, todos sintieron cómo todo comenzó a moverse, y cómo el lugar intentaba derrumbarse sobre sus cabezas, grano por grano, se iban desprendiendo los turrones de tierra. Silvermist regresó en sus pasos a mayor velocidad, pero entonces la roca comenzó a descender y deshacerse. Dejando a la vista lo que parecía un libro, uno antiguo, y muy grande.
Debían de regresar por él.
Los cuatro guardianes de la princesa Alice pasaron por donde vieron primero, aunque tuviesen que entrar al agua, y al estar frente al libro Mar lo tomó y guardó en su bolso, y enseguida regresaron, Aker se tardó un segundo más ya que tomó la daga que aún seguía ahí, pero había caído al agua. Y entonces el movimiento se intensificó.
Salieron de ahí por el mismo camino por el cual llegaron.
- ¿Y ahora? - Preguntó la peliplata.
- ¿Correr? - Sugirió la castaña.
- Esta cosa nos va a caer encima, debemos de encontrar una salida, y pronto. - Reconoció Noah, si se quedaban ahí, serían papilla, y ni el santo grial protegería nada.
- Creo que tengo una idea. - Dijo el pelirrojo. - Síganme.
- No sé si confiar.
- Si no salimos vivos te dejo que me golpees de por vida.
- ¿¡En qué vida animal!?
- ¡Yo que sé!
Aker dirigía, Eliot y Noah cargaban linternas y con las cuales lograban ver el camino.
- ¡No me digas que estamos regresando! - Dijo Eliot al reconocer muy superficialmente ese camino.
- ¡Sí! - Aceptó alegre el ojirubí.
- Ahora entiendo por qué siempre te peleas con él. - Le dijo a Noah.
- No creas que con eso me has comprado la amistad.
- No estaba intentando nada de eso…
- ¡Solo síganme!
Entonces se detuvo y quedó frente a aquella palabrería en cualquier idioma que fuese que los había llevado a él y a Eliot hasta aquel extraño ojo de agua.
- Era extraño, pero… - Comenzó a buscar con las manos en los lugares que recordaba había tocado antes. - Aquí había una letra sin fondo.
Los demás solo se miraron y rogaron que no estuviese jugueteando por ahí.
- ¿Cómo eso nos va a sacar de aquí?
- No sé, sabes que hago las cosas por instinto. - Recordó, además no solo era por eso, si no que, también recordaba haber sentido algo como una briza en ese momento. - ¡Lo encontré! - La figura era un rectángulo muy fino pero lo suficiente ancho para que la daga desenfundada pasara, o eso pareció cuando Aker la introdujo sin problema, fue como el sonido de una llave en la cerradura. Y después, sin estar completamente seguro, lo giró, haciendo que la tierra se moviese una vez más pero esta vez era aquella gigantesca roca compartiendose en dos, dando paso a la brisa marina, y a la liz del atardecer frente a los ojos de todos.
La isla se estremeció con gran fuerza una vez más, y no tuvieron opción alguna además de saltar a la deriva.
La altura fue suficiente para que al chapuzón se hundieran más de lo que esperaban, pero pudieron salir a tomar aire inmediatamente.
Aker nadó hasta Silvermist para ayudarla antes de que volviese a hundirse, y después pudieron presenciar cómo lo que se hundía era la isla, con todo y sus botes, para no volver a salir, nunca más.
- Me debes una comida chucho. - Dijo Aker.
- Olvídalo. Nos dejaste basicamente en medio Mar.
- Te dijo gorda. - Se dirigió a la chica con el mismo nombre.
- ¡No ella! Mar de Oceano, no de Marianella.
- Pero te dijo gorda… - Ignoró la explicación del rubio la chica comenzó a reír con fuerza.
- Eh ~ chicos ~ - La voz de Keira los alertó, iba por ellos en lo más parecido a un yate. ¡Un yate!
Después de que todos subieran al bote rescatista (?. Tuvieron el privilegio de poder lanzarse al suelo de este y descansar de tanta adrenalina.
- ¿Y los botes? - Preguntó Keira.
- Se los llevó la isla. - Contestó Aker después de tomar un poco de agua de una botella.
- ¿Qué? Pero… ¿Qué haremos? Eran alquilados…
Noah y Aker en ese momento corrieron al borde del yate.
- ¡Regresanos los botes! ¡Por favor! - Pidieron al unísono. Y milagrosamente pudieron ver cómo surgían del agua tambaleándose. - ¡Gracias!
- No cambian… - Keira sonrió, y se acercó a Mar, estaba concentrada en aquel libro que no reconocía. - ¿No es muy pronto para ponerse a descifrarlo?
- No es eso… - Contestó preocupada pasando las páginas quizá demasiado rápido.
- ¿Entonces?
- Está… ¡Está incompleto! - Dijo, habían páginas que no concordaban y unas que se notaba el claro salto de tema, no tenía sentido. ¿Cómo podía estar incompleto? ¿Por qué?.
- Eso… eso es un problema.
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Re: [Roll-P] Remember
La mañana siguiente, el aire parecía haber cambiado. La brisa se sentía diferente, más fresca, más limpia incluso, más inspiradora. Esa mañana habían decidido iniciar nuevamente su viaje. Después del descubrimiento del Diario de Mysdyna, al menos en su mayoría, las energías empezaron a revitalizar a todos y eso incluía a la princesa.
-Ya está todo listo en el vehículo, señorita Alice- avisó el rubio mayor, cerrando la puerta de la Van. Alice asintió con una ligera sonrisa, aunque su semblante aún parecía decaído. Eric se acercó a ella sutilmente y le ofreció su mano para ayudarla a subir.
-Alice – ella alzó la mirada. La simple pronunciación de su nombre en boca de aquel joven la había sacado de su ensoñación –permíteme hacerte una absurda petición – ella solo lo observó, no emitió ninguna palabra pero él entendió el silencio. – ¿Quisieras sonreír para mí?
-¿Eh?
-Sé que es ridículo pedir algo como eso en estos momentos, pero es tu sonrisa la que me brinda energía. A mí y a todos los que están en este viaje. –El joven sonrío- Parecerá descabellado pedirte esto luego de haber perdido a una compañera tan valiosa, sin embargo, yo soy de los que cree que es mejor honrar a los héroes con una sonrisa y enalteciendo los recuerdos felices, antes que condenar sus memorias encadenándolos a la tristeza. ¿No le parece? Así que le pido, por favor, que haga el intento de sonreír y verá como, poco a poco, recuperará las energías y podrá continuar su camino firmemente. Además de eso, pienso que cuando sonríe, no hay nada más hermoso que lo compare– Aquellas últimas palabras habían logrado que la joven castaña se sonroje. Eric apretó suavemente la mano de la joven, que aún sostenía y luego la soltó suavemente. Ella quiso decir algo, pero en ese instante, los otros jóvenes y los caballeros se aproximaban al vehículo.
-Lo intentaré – susurró Alice, antes de que él se alejara por completo de la puerta, para dejarle paso a los demás.
…
-Bueno, supongo que esto es el adiós - El castaño observó a la joven frente a él. Mar le sonreía risueña dispuesta a despedirse del joven frente a ella.
-Supones mal princesa-
-¿Eh? – aquellas palabras la habían tomado por sorpresa. –No, te equivocas, yo no soy la princesa – restó importancia con una sonrisa.
-Quizás no en la forma que lo piensas. En tu otra vida, fuiste adoptada por los mismos reyes ¿no te convierte eso en una princesa también?
-No, por supuesto que no… Un momento – la joven volteó hacia el muchacho con una mirada perspicaz. -¿Cómo sabes eso? De mi otra vida, estoy segura que jamás te conté…Acaso tú…
Eliot sonrió
-Tú… ¿sabías quién era?
-No inmediatamente, fui recordándolo con forme pasaba los días junto a ti.
…
No muy lejos de allí, a una distancia suficiente como para observar sin escuchar, el resto de jóvenes se encontraban observando la escena entretenidos.
-¿De qué tanto hablan esos dos? – soltó el rubio algo inquieto, mientras volteaba a ver a la castaña.
-Yo creo que le está pidiendo para salir – Keira había dicho eso como un comentario audaz y con cierta picardía.
-No creo que sea así, simplemente se están despidiendo –
-Para eso, bastaba con un “Adiós y gracias”, yo creo que él tiene algo más que decirle, por eso pidió que hablaran en privado- siguió Keira. Con cada palabra el rubio parecía inquietarse un poco más. Se había cruzado de brazos y girado para no observarlos, pero cada vez la curiosidad lo llamaba más. ¿De qué estarían hablando?
…
-Entonces encontrarnos no fue una casualidad.
-¿Aun crees en las casualidad?- hizo una pequeña pausa–Fue el destino que me puso nuevamente en tu camino. Como en cada vida por la que he pasado.
-No entiendo, ¿Quién eres tú?
-Yo soy Eliot, nunca te he mentido por si así lo piensas
-¿Eres de los buenos?
-Por supuesto, de lo contrario tú no estarías aquí. ¿No es cierto? Hay algo que te impide desconfiar de mí. – Mar se llevó las manos a la cabeza y las pasó por su cabello, antes de llevarlas a su rostro, en un intento de encontrar algún sentido a ello y dejar ir sus interrogantes. Cuando por fin bajó las manos de su rostro dejando ir una exhalación, se giró hacia el castaño y lo miró directo a los ojos.
-¿Puedo seguir confiando en ti? – En una acción repentina, Eliot tomó su mano derecha y se arrodillo, hincando una rodilla en el suelo y atrayendo el dorso de la mano de la joven hacia sus labios y depositando un ligero beso.
-Juro por mi vida y mi alma eterna, que siempre te seré leal mi querida princesa del mar. Cuando me necesites, podrás encontrar en mi un aliado o un amigo. Algún día me recordarás como yo lo hago, y podrás confiar que mis palabras son sinceras- Mar lo observó atenta, su rostro se había sonrojado pero no se sentía nerviosa, todo lo contario, se sintió segura y en ese momento, creyó en cada una de las palabras que ese joven le profesaba. Ella sonrió.
…
-¡Oh cielos! ¡La besó! ¿Lo viste?- Keira se había levantado del asiento, pues ya habían entrado al auto, pero seguían observando todo desde la ventanilla posterior.
-¡Ow es tan romántico!- apoyó la peliplata. Antes esas palabras Noah se giró completamente hacia la ventana observando la escena. ¿Y ese que se traía? Mordió su labio.
…
Eliot se colocó de pie.
-Sigo sin saber que es todo eso de princesa y el porqué de todo esto, pero confió en ti. Creo que en cierta forma, lo he hecho desde que te conocí. – Ella sonrió y él le devolvió el gesto.
-¡MAR! ¡SI NO TE APURAS TE DEJAREMOS! – se oyó gritar desde el vehículo.
-¡YA VOY!- respondió ella antes de volverse a girar hacia el castaño. –Me debo de ir. Pero ¿nos volveremos a ver, verdad?
-Cada que así lo quieras, allí estaré. Si necesitas hablar, también tienes mi número.
-¡Claro! Cierto. Muchas gracias por todo Eliot, en verdad. Sin ti, no hubiera podido hacer nada lo que he hecho aquí. Te lo agradezco infinitamente.
-Me alegra haber servido de ayuda, Mar. Ahora, anda.
-Sí. Cuídate por favor, nos volveremos a encontrar.
-¡Si! – y la castaña corrió hacia el carro y subió. Todos ya se encontraban dentro y con ella, cerraron la puerta y empezó la marcha. Eliot se quedó allí, alzando la mano hasta que el vehículo se perdió de vista.
-Si sigues así, te cansarás corazón- una voz femenina se escuchó y el semblante del joven se endureció.
-Heiis. ¿Qué haces aquí? – se volteó para encontrarse cara a cara a la joven.
-Después de todo este tiempo ¿y así saludas? Y así decían que los caballeros tienen
buena educación.
-¿Qué se te ofrece?- habló serio.
-Pues solo venía a dar un vistazo y a preguntarte si habías obtenido lo que se te
pidió.
-Pues no, me temo que no pude obtener nada.- La joven chasqueó la lengua.
-Esa respuesta no me gustó, probemos con otra.
-Lo siento, no haré ni diré algo que pueda perjudicar de alguna forma a Marianella.
-No me digas… ¿Te acordaste de ella?
-Jo. ¿Así que chiste? Igual, si sabes que no buscamos lastimar a ninguno de ellos
¿verdad? Los necesitamos.
-Igual sería traicionar su confianza y yo…
-Bueno, no puedo hacer nada en contra un hombre enamorado…pero supongo que sabrás que nuestro trato se rompe ¿verdad? – el joven apretó los labios.
-Lo sé, pero no haré nada en contra a ella.
-Vaya, que valiente. Espero que disfrutes lo que te resta de vida con esa misma
determinación. Nos vemos lindo. Si cambias de opinión, ya sabes cómo contactarme-
Y de pronto, la joven desapareció. Eliot bajó la mirada y apretó los puños,
estaba seguro de su decisión, sin importar lo que pasará después.
.......
Habían empezado el camino sin rumbo fijo, de lo poco que habían obtenido del diario era su camino hacia el sur, por lo que optaron por seguir aquella simple pista. Ya había pasado más de medio día desde que salieron de viaje, por lo que el atardecer estaba pronto a llegar.
-¿Seguiremos en ruta?
-Hay una ciudad cerca de aquí, creo que podremos llegar- había dicho Eric, quién era el que manejaba. Dominic, quién iba de copiloto, apoyó la idea.
La noche ya había entrado, cuando el sonido de un pitido los alertó.
-¿Qué es? – saltó el pelirrojo que había estado a punto de conciliar el sueño.
-Es el TEC- Keira sacó su aparato y presionó el botón. Pronto, la imagen de Charles se abrió entre ellos.
-¡Charles!
-¡Señor Charles!
-¡Viejo!
-Me alegro verlos a todos bien, hace un tiempo que no hablábamos.
-Pasaron muchas cosas – soltó el pelirrojo.
-Ya hablaremos luego de eso. ¿A dónde se dirigen ahora?
-No tenemos ruta fija señor, nos dirigimos al sur- explicó Don Javier.
-¿Al sur? Supongo que es el destino.
-¿Sucedió algo, señor Charles? Parece preocupado – interrumpió Sil. El hombre le dedicó una rápida sonrisa.
-Pues supongo que es momento de explicarles lo que he averiguado, y también pedirles un favor… -
-Ya está todo listo en el vehículo, señorita Alice- avisó el rubio mayor, cerrando la puerta de la Van. Alice asintió con una ligera sonrisa, aunque su semblante aún parecía decaído. Eric se acercó a ella sutilmente y le ofreció su mano para ayudarla a subir.
-Alice – ella alzó la mirada. La simple pronunciación de su nombre en boca de aquel joven la había sacado de su ensoñación –permíteme hacerte una absurda petición – ella solo lo observó, no emitió ninguna palabra pero él entendió el silencio. – ¿Quisieras sonreír para mí?
-¿Eh?
-Sé que es ridículo pedir algo como eso en estos momentos, pero es tu sonrisa la que me brinda energía. A mí y a todos los que están en este viaje. –El joven sonrío- Parecerá descabellado pedirte esto luego de haber perdido a una compañera tan valiosa, sin embargo, yo soy de los que cree que es mejor honrar a los héroes con una sonrisa y enalteciendo los recuerdos felices, antes que condenar sus memorias encadenándolos a la tristeza. ¿No le parece? Así que le pido, por favor, que haga el intento de sonreír y verá como, poco a poco, recuperará las energías y podrá continuar su camino firmemente. Además de eso, pienso que cuando sonríe, no hay nada más hermoso que lo compare– Aquellas últimas palabras habían logrado que la joven castaña se sonroje. Eric apretó suavemente la mano de la joven, que aún sostenía y luego la soltó suavemente. Ella quiso decir algo, pero en ese instante, los otros jóvenes y los caballeros se aproximaban al vehículo.
-Lo intentaré – susurró Alice, antes de que él se alejara por completo de la puerta, para dejarle paso a los demás.
…
-Bueno, supongo que esto es el adiós - El castaño observó a la joven frente a él. Mar le sonreía risueña dispuesta a despedirse del joven frente a ella.
-Supones mal princesa-
-¿Eh? – aquellas palabras la habían tomado por sorpresa. –No, te equivocas, yo no soy la princesa – restó importancia con una sonrisa.
-Quizás no en la forma que lo piensas. En tu otra vida, fuiste adoptada por los mismos reyes ¿no te convierte eso en una princesa también?
-No, por supuesto que no… Un momento – la joven volteó hacia el muchacho con una mirada perspicaz. -¿Cómo sabes eso? De mi otra vida, estoy segura que jamás te conté…Acaso tú…
Eliot sonrió
-Tú… ¿sabías quién era?
-No inmediatamente, fui recordándolo con forme pasaba los días junto a ti.
…
No muy lejos de allí, a una distancia suficiente como para observar sin escuchar, el resto de jóvenes se encontraban observando la escena entretenidos.
-¿De qué tanto hablan esos dos? – soltó el rubio algo inquieto, mientras volteaba a ver a la castaña.
-Yo creo que le está pidiendo para salir – Keira había dicho eso como un comentario audaz y con cierta picardía.
-No creo que sea así, simplemente se están despidiendo –
-Para eso, bastaba con un “Adiós y gracias”, yo creo que él tiene algo más que decirle, por eso pidió que hablaran en privado- siguió Keira. Con cada palabra el rubio parecía inquietarse un poco más. Se había cruzado de brazos y girado para no observarlos, pero cada vez la curiosidad lo llamaba más. ¿De qué estarían hablando?
…
-Entonces encontrarnos no fue una casualidad.
-¿Aun crees en las casualidad?- hizo una pequeña pausa–Fue el destino que me puso nuevamente en tu camino. Como en cada vida por la que he pasado.
-No entiendo, ¿Quién eres tú?
-Yo soy Eliot, nunca te he mentido por si así lo piensas
-¿Eres de los buenos?
-Por supuesto, de lo contrario tú no estarías aquí. ¿No es cierto? Hay algo que te impide desconfiar de mí. – Mar se llevó las manos a la cabeza y las pasó por su cabello, antes de llevarlas a su rostro, en un intento de encontrar algún sentido a ello y dejar ir sus interrogantes. Cuando por fin bajó las manos de su rostro dejando ir una exhalación, se giró hacia el castaño y lo miró directo a los ojos.
-¿Puedo seguir confiando en ti? – En una acción repentina, Eliot tomó su mano derecha y se arrodillo, hincando una rodilla en el suelo y atrayendo el dorso de la mano de la joven hacia sus labios y depositando un ligero beso.
-Juro por mi vida y mi alma eterna, que siempre te seré leal mi querida princesa del mar. Cuando me necesites, podrás encontrar en mi un aliado o un amigo. Algún día me recordarás como yo lo hago, y podrás confiar que mis palabras son sinceras- Mar lo observó atenta, su rostro se había sonrojado pero no se sentía nerviosa, todo lo contario, se sintió segura y en ese momento, creyó en cada una de las palabras que ese joven le profesaba. Ella sonrió.
…
-¡Oh cielos! ¡La besó! ¿Lo viste?- Keira se había levantado del asiento, pues ya habían entrado al auto, pero seguían observando todo desde la ventanilla posterior.
-¡Ow es tan romántico!- apoyó la peliplata. Antes esas palabras Noah se giró completamente hacia la ventana observando la escena. ¿Y ese que se traía? Mordió su labio.
…
Eliot se colocó de pie.
-Sigo sin saber que es todo eso de princesa y el porqué de todo esto, pero confió en ti. Creo que en cierta forma, lo he hecho desde que te conocí. – Ella sonrió y él le devolvió el gesto.
-¡MAR! ¡SI NO TE APURAS TE DEJAREMOS! – se oyó gritar desde el vehículo.
-¡YA VOY!- respondió ella antes de volverse a girar hacia el castaño. –Me debo de ir. Pero ¿nos volveremos a ver, verdad?
-Cada que así lo quieras, allí estaré. Si necesitas hablar, también tienes mi número.
-¡Claro! Cierto. Muchas gracias por todo Eliot, en verdad. Sin ti, no hubiera podido hacer nada lo que he hecho aquí. Te lo agradezco infinitamente.
-Me alegra haber servido de ayuda, Mar. Ahora, anda.
-Sí. Cuídate por favor, nos volveremos a encontrar.
-¡Si! – y la castaña corrió hacia el carro y subió. Todos ya se encontraban dentro y con ella, cerraron la puerta y empezó la marcha. Eliot se quedó allí, alzando la mano hasta que el vehículo se perdió de vista.
-Si sigues así, te cansarás corazón- una voz femenina se escuchó y el semblante del joven se endureció.
-Heiis. ¿Qué haces aquí? – se volteó para encontrarse cara a cara a la joven.
-Después de todo este tiempo ¿y así saludas? Y así decían que los caballeros tienen
buena educación.
-¿Qué se te ofrece?- habló serio.
-Pues solo venía a dar un vistazo y a preguntarte si habías obtenido lo que se te
pidió.
-Pues no, me temo que no pude obtener nada.- La joven chasqueó la lengua.
-Esa respuesta no me gustó, probemos con otra.
-Lo siento, no haré ni diré algo que pueda perjudicar de alguna forma a Marianella.
-No me digas… ¿Te acordaste de ella?
-Jo. ¿Así que chiste? Igual, si sabes que no buscamos lastimar a ninguno de ellos
¿verdad? Los necesitamos.
-Igual sería traicionar su confianza y yo…
-Bueno, no puedo hacer nada en contra un hombre enamorado…pero supongo que sabrás que nuestro trato se rompe ¿verdad? – el joven apretó los labios.
-Lo sé, pero no haré nada en contra a ella.
-Vaya, que valiente. Espero que disfrutes lo que te resta de vida con esa misma
determinación. Nos vemos lindo. Si cambias de opinión, ya sabes cómo contactarme-
Y de pronto, la joven desapareció. Eliot bajó la mirada y apretó los puños,
estaba seguro de su decisión, sin importar lo que pasará después.
.......
Habían empezado el camino sin rumbo fijo, de lo poco que habían obtenido del diario era su camino hacia el sur, por lo que optaron por seguir aquella simple pista. Ya había pasado más de medio día desde que salieron de viaje, por lo que el atardecer estaba pronto a llegar.
-¿Seguiremos en ruta?
-Hay una ciudad cerca de aquí, creo que podremos llegar- había dicho Eric, quién era el que manejaba. Dominic, quién iba de copiloto, apoyó la idea.
La noche ya había entrado, cuando el sonido de un pitido los alertó.
-¿Qué es? – saltó el pelirrojo que había estado a punto de conciliar el sueño.
-Es el TEC- Keira sacó su aparato y presionó el botón. Pronto, la imagen de Charles se abrió entre ellos.
-¡Charles!
-¡Señor Charles!
-¡Viejo!
-Me alegro verlos a todos bien, hace un tiempo que no hablábamos.
-Pasaron muchas cosas – soltó el pelirrojo.
-Ya hablaremos luego de eso. ¿A dónde se dirigen ahora?
-No tenemos ruta fija señor, nos dirigimos al sur- explicó Don Javier.
-¿Al sur? Supongo que es el destino.
-¿Sucedió algo, señor Charles? Parece preocupado – interrumpió Sil. El hombre le dedicó una rápida sonrisa.
-Pues supongo que es momento de explicarles lo que he averiguado, y también pedirles un favor… -
Mar.- .::░ღAdmin~Contest.ღ░::.
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Re: [Roll-P] Remember
El Diario de Mysdyna 2da Parte
Recuerdos y Respuestas
Viajaron hasta la siguiente ciudad, como había pedido Charles, esto les llevó cinco horas de viaje agotadoras que los mantuvo expectantes del lugar en el que se quedarían.
La verdad, es que las peleas comparadas con un viaje largo eran menos agotadoras, y sí, había espacio, pero seguía sin ser cómodo. A penas y bajaron un momento para almorzar lo primero que encontrasen, que fueron unas hamburguesas a las cuales le dieron la mejor puntuación existente, por el agotamiento, y porque tenían mucho, pero mucho tiempo sin comer unas.
Llegaron al hotel en el cuál fueron provistos de una habitación para cada uno, según Alice un pequeño incentivo y premio. Tenían ya un tiempo sin ese tipo de privacidad y lujos además. El hotel estaba casi vacío ya que no era temporada de turismo, encontraron habitación para todos en el mismo piso, dejando bastante espacio para disfrutar del lugar.
En una hora iba a ser el tiempo de la merienda en ese lugar, por lo que se les dejo desempacar.
Aker no pensó mucho sobre ello, lanzó su maletín al piso y se tumbó a la cama cuando entró. Nunca se iba a acostumbrar a esos viajes largos, aún cuando tenía los pesados estudios y trabajos en la universidad, nunca el cansancio se comparaba a los viajes largos, era como si su propio ser ya tuviese suficiente de viajar, y prefiriera quedarse sedentario.
O eso pensó antes de quedarse completamente dormido.
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《Mirar el camino que se formaba entre todos esos árboles, se volvía irritante y más si seguía andando a pie, podía montar su caballo y simplemente salir de ahí, pero había un inconveniente, y era que, por alguna razón no podía dejar abandonado a aquel chiquillo que lo seguía “sigiloso” mientras se escondía de un árbol a otro en un retorcido zigzag.
- ¿Qué quieres muchacho? – Dominic giró levemente el rostro hacia uno de los árboles, dónde pudo distinguir una mano, definitivamente de un mocoso. Al no recibir respuesta suspiró, avanzó al costado contrario y buscó en la bolsa al lado de la montura de su caballo y sacando unas cuantas frutas – Oh, Que delicia – Mordió una manzana de manera audible y de la misma manera la siguió masticando – Está deliciosa, así como toda la fruta fresca que tengo – Sin modales y ya que nadie lo veía habló sin dejar de masticar, sabía que parecía una bestia, pero también sabía que era la mejor manera de atraer a la verdadera bestia que seguía escondido, sin percatarse de que lo había descubierto desde que comenzó su pequeña persecución – Me pregunto si me podré terminar todo antes de que se dañe ¿Tu que dices? – Miró al caballo dándole otra manzana este la recibió con gusto – Bien, entre los dos definitivamente podremos – Asintió y escuchó los pasos de su “espía” corriendo tras él y pasando a el árbol dónde Dominic había plantado. Ahí solo reafirmó su pensamiento de que el muchacho era valiente, pero también un completo idiota.
Escuchó el pequeño crujido de la rama cuando el muchacho se acercó al caballo y posándose bajo este trató de estirar la mano lo suficiente para alcanzar la bolsa, cosa imposible ya que eran demasiado cortas para un caballo tan alto y bien alimentado.
Dominic se interrogo a sí mismo si aquel mocoso pensaba que era invisible y que no lo veía, o de por sí pensaba que él era sordo y ciego como para dejar pasar todo el ruido y el estúpido acto que estaba haciendo.
Volvió a suspirar, y le alcanzó una de las manzanas que estaban en la bolsa dejándola en la palma de su mano. Sonrió divertido al ver cómo la manzana comenzaba a temblar junto con la pequeña mano que ahora la tenía.
- No sé que es lo que te pasa, pero creyéndote algo que no eres no podrás llegar a nada muchacho - Se dio el lujo de sentarse en la tierra y recostó levemente la cabeza a su caballo mirando por el rabillo del ojo al chico que agachado comía la manzana bastante apresurado pero sonriente, y el ruido que hacía al masticar era demasiado molesto, pero no es como que no estuviera acostumbrado, la mayoría de los soldados que tenía a cargo eran así. Siempre le tocaban los más bárbaros y huecos por alguna extraña razón. Así que ese niño no iba a ser la gran cosa.
Un completo salvaje, pensó Dominic, se le pasaron bastantes ideas sobre aquel extraño vagabundo, como: familia pobre, orfandad, rebelde que se escapa de casa porque algo no le agrada. Muchas cosas que no quería adivinar.
- ¿Qué haces por aquí?
- Comer - Fue la primer palabra que tuvo el nada placer de escuchar de aquella voz aguda pero reconocible para un niño.
- Que inteligente - Dijo sarcástico - Déjame formularlo de una manera más comprensible para el maní dentro de tu cabeza ¿Dónde está tu familia? - Lo miró, los ojos rojos lo miraron con petición de más comida, a lo que vio su mano estirada con el corazón de la manzana. Suspiró y le pasó otra.
- No lo sé - Contestó sin más.
- ¿Cómo que no? ¿Eres huérfano?
- No... - Contestó - Conozco a mamá y a papá, pero desaparecieron en una extraña bola de fuego, antes de que pudiera conocer a mi hermanito - Todo aquello lo había dicho mientras mordía y saboreaba la fruta, Dominic, más de sorprenderse por su idiotez, se sorprendió por haber entendido cada palabra mal pronunciada de aquel criajo.
- Entonces eres un maldito huérfano imbé... - Miró al niño el cual estaba haciendo una cara fea, reprimiéndose para no echar a llorar. Así que decidió callarse y levantarse. Lo miró de frente e hizo una mueca y se llevó la mano a la nuca, sabía que se iba a arrepentir algún día de lo que estaba haciendo, lo sabía.
Pero antes de que dijera algo el niño lo interrumpió.
- Siempre me han dicho que los huérfanos son quienes no conocen a su mamá y papá, yo si los conozco, solo que ya no están conmigo, decidieron mudarse porque soy demasiado problemático, y los vecinos siempre se quejaban... Pero... se olvidaron de llevarme con ellos. - El niño miró el segundo corazón de manzana que había descubierto con pesar, mas no quiso que eso lo desanimara así que solo sonrió y miró a Dominic - Me llamo Aker, Aker Rohde.
- ¿Rohde? - Se pensó aquel apellido por unos largos segundos y encontró su respuesta. Los Rohde habían sido desterrados por traición al reino vecino, mandándolos a la frontera desierta que los separaba de Vinn, donde habían algunos refugiados, había escuchado que esa pequeña aldea fue saqueada para después ponerla a arder en todo su esplendor, pues la guardia no llegaba tan lejos y no tenían nada que hacer frente a los ojos de Atur, ni como posesión del rey.
Ese muchacho no era más que un superviviente que seguramente se escapó esa noche para jugar con algún insecto y regresó demasiado tarde como para unirse a la fogata de Graim, como le había puesto, los lugareños que observaron con miedo aquel escenario.
- Así que un forastero... - Murmuró para sí y suspiró - Sal de ahí muchacho.
- Aker - Le corrigió.
- Aker... - Rodó los ojos - O Leduc te aplastará cuando comience a cabalgar.
- Que nombre más extraño para una hembra - Señaló desde abajo.
- Eso a ti no te incumbe es mi caballo y la nombro como me de la gana - Aker salió de su escondite y se puso frente a la yegua.
- ¿Te gusta ese nombre? - No recibió más respuesta que un giro de cabeza ignorándolo - Ey... - Bufó.
- No le agradas - Comenzó a reír.
- De hecho no le agrado a ningún animal - Hizo una mueca.
- Será que los espantas, pero sé de un animal al que podrías gustarle y que te perseguiría donde fueses - Afirmó tratando de no burlarse, ante aquel rostro inocente e ilusionado que tenía el pequeño.
- ¿Cuál?
- Un toro - Asintió y se carcajeó sin más.
- No es gracioso - Se cruzó de brazos molesto y con cara de poco amigos. Dominic lo tomó bajo los hombros y lo subió al lomo de Leduc, para después subir él. Aker abrió los ojos sorprendido y después se puso azul - ¿Acaso eres el ladrón de niños del que mamá me hablaba? - El nervio se le notó y Dominic rió al escuchar como tragaba saliva.
- Eres demasiado extraño mocoso - Se golpeó la rodilla unas cuantas veces tratando de no reír - Y no, no robo niños, de hecho, estoy haciendo algo que no debería - Negó.
- ¿Qué?
- Te llevaré conmigo a que aprendas a sobrevivir por ti mismo.
- Ya lo hago.
- Y mal, muy mal - Le enfatizó - No todos son amables como lo he sido yo, y ahí si que te podrías topar con el ladrón de niños - Asintió - ¿Y sabes que le hacen esos ladrones a los niños?
- ¿Qué?
- Los dejan sin comida por un año - Entonces supo que tenía que dejar de bromear por la cara de espanto que el niño puso - Por ahora, Leduc, soporta a este - Le pidió al caballo dándole pequeñas palmaditas al cuello. La yegua respondió en un relinche de afirmación.
- Y ¿Dónde vamos barbudo? - Preguntó Aker escondiendo la emoción que le daba estar sobre un caballo por primera vez a tanta velocidad.
- Me llamo Dominic, tú puedes decirme amo y señor Dominic - Dijo como si nada recibiendo una mirada de desaprobación del muchacho, lo que no le importó - Y vamos a donde formo a mis tropas.
- ¿Tropas? ¿Eres un tipo de venseral?
-¿Qué cosa?
- Tú sabes, los maestros de los soldados - Dominic suspiró.
- General, general - Le repitió para que no se olvidase - Parece que tendré que enseñarte hasta a hablar correctamente - Negó - Soy uno de los principales entrenadores de los soldados del reino de Atur, en el reino aliado, siéntete orgulloso de poder cabalgar conmigo, muchos niños ya estarían llorando por eso.
- Pues no eres nada agradable.
- Vas a hacer que me enoje y te regale al ladrón de niños - Aker se calló y siguió con su mirada al frente. En tan poco tiempo Dominic encontró la manera de que le hiciera caso, eso hasta que descubriese que tal cosa no existía, porque algo le decía que seguiría siendo un rebelde dijese lo que le dijese - Te convertiré en un caballero y tendrás comida gratis todos los días.
- ¿En serio?
- Solamente si estás dispuesto a aprender y a proteger lo que es preciado para este reino.
- Con tal de tener comida, no me importa - Levantó los brazos animado.
- Tranquilízate muchacho ¿Qué edad tienes?
- Aker, barbudo. Tengo siete. ¿Tú?
- Amo y señor Dominic para ti, mocoso. Tengo 30.
- Que viejo.
- Estoy en la mejor edad. - Le haló la oreja, Aker refunfuñó, Dominic lo soltó - Supongo que deberás esperar un poco para poder ingresar a las tropas.
- Barbudo.
- Amo y señor.
Así continuaron todo el camino, Dominic no lo amenazó con nada porque no estaba tan mal juguetear un rato de vez en cuando. »
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La puerta sonó tres veces, y con eso despertó de mal humor. Odiaba tener el sueño ligero en cama ajena y esos golpes no eran precisamente amigables para el sueño.
Se levantó sin ganas y abrió del mismo modo, estuvo a punto de insultar a Noah, pero la persona que se apareció frente a él era alguien completamente diferente.
- ¿Dominic? - Preguntó con clara sorpresa, el mayor Resopló.
- Sr. Dominic. - Le corrigió, Aker hizo una mueca de hastio. Dominic le sonrió.
- ¿Qué quieres?
- Eres un malcriado, supongo que algunas cosas no cambian. - Dijo y solo entró a la habitación del chico observando que nisiquiera se había dado la tarea de desempacar.
- ¿A qué te refieres?
- No, nada. - Señaló el maletín. - ¿No vas a desempacar?
- ¿Para qué? Nos vamos a ir de todos modos.
- Te recomiendo que desempaques. Creo que nos quedaremos por aquí un rato.
- ¿Eso es dos días? - El menor se cruzó de brazos. Dominic solo lanzó un suspiro.
- Es en serio. - Subió el maletín a la cama del pelirrojo, quien solo lo miró y torció los labios, y cuando abrió el maletín Aker se espantó y corrió a quitarle su maletín.
- Está bien, yo me encargo. - Dijo y comenzó a sacar sus cosas y separarlas. La realidad es que no era muy ordenado, y no quería que nadie se diese cuenta de eso. Eso y que Solo él sabía dónde y cómo estaban ubicadas varias de sus armas pequeñas.
- Bien, bien. - Dijo el castaño separándose y abrió el armario del hotel para darle facilidad al chico. - ¿Cómo estás? - Preguntó de la nada. Aker abría un cajón, y simplemente echaba las cosas como le apetecía.
- ¿A qué te refieres?
- Simplemente eso. - Se encogió de hombros. Aker, desvió la mirada a lo que faltaba de sus cosas.
- He estado mejor, y estaría de maravilla si alguien no hubiese venido a arruinar mi sueño de belleza. - Dominic resopló y luego rió.
- ¿Qué belleza muchacho? - Aker solo refunfuñó.
- ¿Tú?
- ¿Yo qué?
- ¿Cómo estás? - Lo miró y señaló, entonces entendió que se refería a su herida.
- Ah... - Se quedó pensativo un momento y sonrió. - Estoy bien, solo fue un árbol, cosas más pesadas me han caído encima.
- Claro... ¿Cómo?
- La realidad. - Dijo simplemente, Aker puso los ojos en blanco y Dominic se dirigió a la salida. - Queda cuarto de hora para la comida, no hagas esperar a las personas, es un lugar de lujo son puntuales.
- Lo que digas. - Fue lo último que escuchó del joven después de cerrar la puerta.
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《El lugar al que llegaron como objetivo era una fortaleza impresionante, Aker quedó boquiabierto, mirando atentamente a los caballeros experimentados entrenar, mas Dominic le dio un golpe en la cabeza para que lo siguiera, lo había puesto como si fuera un nuevo recluta.
- No me jodas viejo ¿Cuántos años crees que tengo?
- Diez - Dijo sin más.
- Y no soy nada como eso - Señaló a los nuevos reclutas que formaban fila de manera torpe pero orgullosos.
- Es verdad... - Aker sonrió pensando que el hombre se había retractado - Debería de mandarte a fregar los pisos - Suspiró.
- No juegues conmigo maldito - Se atrevió a tratar de atacarlo, mas Dominic lo sostuvo por la coronilla impidiéndole avanzar siquiera un paso.
- Eso, sigue intentando, algún día lo lograrás.
- Dominic... - Un joven caballero de cabellos rubios se le acercó con cierta extrañesa en su semblante - ¿De quién es el niño, encontraste a una de las....? - Dominic puso la mano libre frente a Eric para que se callara, no quería que después anduvieran dudando de su reputación.
- Es un mocoso que me encontré vagando de un tiempo para acá... - Suspiró.
- Sabes que las personas no pueden entrar contra su voluntad...
- ¿Contra su voluntad? - Levantó la ceja, Aker había dejado de forcejear y se había acercado a los que estaban entrenando. Dominic no le quitó el ojo, ya que se estaba metiendo en un lugar peligroso, así que lo siguió dandole un poco de espacio y le dijo a Eric que le siguiera - Tiene más agallas que todos esos niños de mamí que se han enlistado, además solo lo traje para que mire, no pienso dejar que un irresponsable como él entrar a una caballeria - Negó.
- ¿ Te hace muchas jugarretas? - Tapó una risa con su mano libre.
- A veces no sé que hacer con él; su comportamiento deja mucho que desear.
Eric lo miró asustado y tragó saliva.
- Hablas como mi padre - Tembló en sorna hacia su superior. Y rió por lo bajo cuando Dominic le puso mala cara. Pero sabía que no estaba molesto, simplemente no le gustaba que descubrieran alguno de sus puntos débiles.
- No soy tu padre, tampoco el de ese mocoso molesto, mas... - Miró de reojo a Aker quien trataba de coger una espada pesada.
- ¿Cómo se usa esto viejo? - Preguntó mirándolo sosteniendo la espada, más grande que él, como podía e intentando alzarla.
- ¡Ey mocoso, no toques eso! - Se apuró hacia donde estaba el pelirrojo.
- Mas el mocoso te hace actuar como uno - Eric negó sonriente, Dominic se caracterizaba por lo relajado que era y por lo severo que podía llegar a ser cuando se trataba de lecciones a sus tropas. A otro soldado quizá lo hubiera dejado tomar la espada a ver si se cortaba la mano, pero parece que a ese mocoso lo estaba mimando mucho. Pues ya se había hecho un corte en el brazo y más preocupado se veía él, que el mismo pequeño. »
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- ¡Hey, Dominic! - La voz de Erik lo alertó y giró a sus espaldas para ver a rubio acercarse.
- ¿Qué ocurre? - Desinteresado guardó las manos en sus bolsillos, pues, no había sido un tono de alerta.
- Eso es lo que te quiero preguntar a ti - Hizo una mueca y continuó - ¿Qué te ocurre? Has estado demasiado callado.
- ¿Eso crees? - Sacó una risa burlona, Erik se llevó una mano a la cara - Si tanto extrañas que hable, deja de mirar tanto a la princesa.
- Lo...¡Lo hago por protección! - Su rostro se había ruborizado levemente ¿Estaba siendo tan obvio que hasta ese desinteresado se había dado cuenta?
- Claro campeón, por protección - Asintió con sarcasmo - Intenta engañar a alguien más joven, pero no a quien te dobla en edad y experiencia - Erik resopló.
- Pensaba que te pasaba algo, pero al ver que me he equivocado...
- Bueno - Dominic vaciló y se rindió a contarlo - Solo estoy algo inquieto.
- ¿El señor Dominic inquieto? Esto hay que celebrarlo - Erik encontró el momento para su venganza.
- Jaja, que gracioso - El mayor volvió a mirar arriba - Aquí estamos los más cercanos a la princesa, y somos un grupo grande, por lo que es fácil detectarnos. Los discípulos de Atur podrían atacar en cualquier momento.
- Todos están conscientes de eso, y no creo que sea simplemente por algo como eso.
- Ese muchacho... El que tiene cabeza de tomate - Eric simplemente asintió - Es un problema.
- ¿Recuerdos?
- Algo así, y es una molestia, y aun así el tirarlo por un acantilado no es una opción ¿Sabes?
- Eso no lo comprendo.
- ¿Cómo lo harías? Solo piensas en Alice.
- Eh... - Eric decidió que era mejor salir de ahí y se fue ignorando la pregunta, Dominic se carcajeó a más no poder.
- Que mocoso...
La hora de merienda llegó y una vez a la mesa Don Javier les dio una noticia.
- Jóvenes, espero que descansen esta noche, mañana continuaremos con la búsqueda.
- ¿Algo que no sepamos? - Preguntó Keira. Don Javier solo negó.
- Hay algo de hecho. Primero sería bueno que conociesen un lugar.
- ¿Los vamos a llevar ahí Javier? - Preguntó Dominic, el nominado asintió.
- ¿Dónde? - Preguntó Mar con curiosidad. Don Javier al notar todas las miradas de confusión hizo un ademán para tranquilizarlos.
- Uno de los escondites de Alicem. Es un buen lugar para que tengan un mejor entendimiento de más cosas y de todos los que respaldan lo que ocurre. Así que, por favor, descansen y recuerden que mañana debemos ser cuidadosos, su mente también debe de estar descansa.
Dicho esto todos continuaron con su comida, disfrutando lo que era literalmente una comida de cinco estrellas comparada con una hamburguesa de la calle.
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“-¿Dónde? -
-Uno de los escondites de Alicem. Es un buen lugar para que tengan un mejor entendimiento de más cosas y de todos los que respaldan lo que ocurre. Así que, por favor, descansen y recuerden que mañana debemos ser cuidadosos, su mente también debe de estar descansa”
Eso había dicho Don Javier, y por alguna razón no podía quitársela de la cabeza, estaba seguro que tenía que ver con lo que Charles les había mencionado horas antes…
...
“-¿A dónde se dirigen ahora?
-No tenemos ruta fija señor, nos dirigimos al sur- explicó Don Javier.
-¿Al sur? Supongo que es el destino.
-¿Sucedió algo, señor Charles? Parece preocupado – interrumpió Sil. El hombre le dedicó una rápida sonrisa.
-Pues supongo que es momento de explicarles lo que he averiguado, y también pedirles un favor…”. –
-¡¿Entrenar?! – saltaron los cinco muchachos ante aquellas palabras. El mayor asintió.
-Nuestros aliados nos han informado que las fuerzas de Atur han empezado a movilizarse nuevamente. Había estado aparentemente inactivo desde su primera batalla, pero está recuperando sus fuerzas y poderes con mayor rapidez… y eso no es todo, según nos han dicho, están empezando a reclutar un ejército más grande. Esto solo significa…
-Que habrá guerra – completó Noah, ante la mirada fija de todos los presentes. Él agachó la mirada y apretó sus puños como signo de impotencia, sentía que no estaba aportando en nada.
-Así es, es por ello que les pido que entrenen. Señores… -El holograma de Charles se giró hacia los dos hombres que se encontraban en el asiento delantero y estos solo asintieron a través del espejo retrovisor, como si en su silencio escondieran peticiones u órdenes que solo ellos entendían. Charles se volvió hacia todos. –Diríjanse a Damorent.
-¿Damorent? – Eric acaba de entender lo que hacía rato Don Javier y Dominc ya habían comprendido. Las intenciones de Charles estaban más que obvias.
-Así es. Estaré en comunicación pronto – Charles se giró hacia la princesa Alice –Cuídate niña mía. – y ella asintió –Todos, sean precavidos, sean valientes y pacientes, y sobre todo entrenen. Su cuerpo y su mente deben de ser uno solo, no lo olviden. Todos ustedes, no se pueden fiar de nada. Lo que se aproxima es una batalla más de una guerra que lleva prolongándose desde hace cientos de años. Ustedes están recién reencontrándose con sus yo del pasado, ellos les llevan ventaja. Por favor, no bajen la guardia- habló firme. Sus palabras habían calado en cada uno de los presentes.
-Nos encontraremos pronto querido Charles – la voz risueña de Alice interrumpió en el silencio que se había generado después del discurso de Charles, él asintió y dedicó una sonrisa antes de que su holograma desapareciese. Y así, se encaminaron hacia la nueva meta: Damorent.
....
Se estiró en su cama y con un salto, se colocó de pie. No había tiempo que desperdiciar. Tomó sus espadas y se las colgó en el hombro para encaminarse hacia el patio trasero del hotel.
•••••
Salió del largo baño que había estado tomando, sentía que hacía días que no disfrutaba una relajación como esa, aunque no habría pasado más que un día desde que salieron del otro hotel. Se acercó a la televisión que había dejado prendida y la observó mientras secaba su cabello con la toalla, eran un noticiero nocturno y se podía leer en el titular: “Cambios climáticos que sorprenden al mundo”. Recordó que al principio del verano también habían estado pasando desastres como esos, y la última vez que vio una noticia al respecto fue antes del festival medieval. Lo había visto en las noticias con su hermano y estaba segura que tenía que ver con Atur. La noticia cambió rápidamente sobre algunas personas desaparecidas en las ciudades cercanas, pero su atención se vio corrompida por algunos ruidos al exterior. Apagó la televisión y sin encender las luces, caminó hacia el pequeño balcón que daba hacia la parte trasera. La luz de la luna iluminaba todo el jardín, aun cuando no estaba en luna llena el cielo estaba destellante de todas las estrellas que se podían observar desde ese lugar, y podría haber sido un lindo escenario para admirar, pero su atención estaba enfocada en aquel joven que blandía sus espadas en ciertos movimientos. Parecía haber estado practicando un buen rato, lo podía notar en la cadencia con que marcaba sus pasos. Se apoyó en la baranda y lo observó por un momento más. Algo en esa imagen le resultaba familiar y nostálgico.
-¿No prefieres una foto?- soltó él. Ella no se inmutó, sabía que él notaría su presencia.
-La foto no es tan divertida de observar. – rió y él se volteó hacia ella - ¿No deberías de estar descansando?- preguntó cuándo sus ojos se encontraron con los de él.
-No podía dormir… había cosas en que pensar.
-Siempre hay cosas en las que pensar, pero de igual manera debemos de descansar ¿no?- Él la observó un momento antes de darse vuelta y darle la espalda, por algún motivo, estaba algo fastidiado y aún no entendía el por qué. Siguió practicando.
-Oye…- llamó la castaña, pero él se rehusó a voltear. Ella se apoyó más aún en la baranda.
-Oye, te estoy hablando…- No podría describir que había sucedido en ese momento, imágenes sobrepuestas a la realidad, una sensación de debilidad y de pronto, se hallaba frente a un escenario diferente.
•••••
La luz del sol se colaba a través de los grandes ventanales que alumbraban toda la habitación, la puerta del balcón se hallaba abierta y podía sentir el fresco aire ingresar mientras sacudía las cortinas de tul que habían sido su escondite hasta ese momento. Lo observaba desde allí, atenta a cada uno de sus movimientos desde hacía unos minutos, lo veía entrenar en una de sus múltiples batallas de prácticas contra Akky, aunque de prácticas no tenían nada… esos dos algún día se lesionarían en serio. Suspiró profundo. Sentí su corazón latir rápidamente y se sentía feliz con solo mirarlo. El rubio había rondado su mente desde hacía tanto tiempo, que era inevitable el sentimiento que la abordaba en ese momento.
-Mar – su nombre, acompañado de aquel toque en el hombro la llevó a exaltarse y se giró. Alice reía por lo bajo, con una risa dulce y cantarina -¿Qué hacías?
-¿Eh? ¿Yo? No, nada – intentó camuflar con una risa nerviosa mientras disimuladamente arreglaba la cortina a su espalda. Alice volvió a reír.
-Deberías decírselo.- La joven la observó como si lo que había dicho era una total locura. –No estoy demente, lo digo en serio. Yo creo que las cosas saldrían bien.
-Él solo tiene en mente su labor como caballero, pensar en otras cosas… sería impropio.- Pero ella deseaba que fuera distinto, y sus deseos se ponían en evidencia en la tonalidad de sus mejillas. Alice se acercó a ella y colocó sus manos sobre sus hombros.
-Es también humano Mar, aunque no lo quiera admitir- lo último había dicho en casi un susurro y luego sonrío. Cuando Alice lo decía con una sonrisa, todo parecía cobrar un sentido distinto. Alice se alejó un poco y caminó hacia la cama, en dónde tomó asiento.
-Igual… no podría, ni siquiera sé si él siente algo por mí… y creo que por ahora lo dejaré así- soltó la castaña intentando darse ánimos para pronunciar la última frase.
-Llevas mucho enamorada, pequeña. Ármate de valor, quizás te sorprendas – río divertida ante la expresión de la menor, quién había dibujado un mohín en su rostro.
-Bueno… cambiemos de tema. ¿Ya estás preparada para el baile de esta noche?
-¿Y cómo no estarlo? Keira pasa cada cinco minutos a hacérmelo acordar- soltó con un tono de pesar –No entiendo por qué debo ir…
-Porque eres parte de la familia real, aunque no lo aceptes y papá lo ha organizado
-El rey…Papá – se rectificó ante la mirada severa de la mayor. –Se esmera demasiado- Ha decir verdad, aunque pasaran décadas en ese castillo, rodeada de más lujos de los que pudo imaginar, nunca se sintió del todo parte… sí, estaba rodeada de una hermosa familia y tenía a Alice, pero era como si no llegara a encajar por completo.
-Es que hoy es un día especial – guiñó la mayor mientras se levantada y se dirigía a la entrada de la habitación. –Procura que está noche sea especial ¿sí? Por cierto… ahí viene Kei – y con una risa juguetona, salió de la habitación, dejando a una castaña abatida pensando en todo el proceso que tenía que afrontar para arreglarse.
•••••
-Oye…- la había escuchado, pero se había rehusado a voltear. Sintió que había hecho algún movimiento y eso lo alertó…
-Oye, te estoy hablando…- dos segundos, se giró y vio como sus ojos se cerraban y ella se desvanecía al vacío. De un salto logró llegar a dónde estaba y la atrapó antes de que chocara al suelo.
-¡Hey! Mar… ¡Mar! ¿Me escuchas? – tenía los ojos cerrados pero podía ver como estos se movían por debajo de la piel, aun así parecía dormir tranquila…y lo supo. Ella estaba recordando.
•••••
Regresaba a la habitación luego de su paseo por los jardines del palacio, satisfecha de su anterior escape ahora regresaba a cumplir sus deberes, había logrado colarse por un pasadizo secreto de la habitación antes de que Keira y el ejército de vestuaristas entraran a retenerla, pero de eso ya había pasado un buen rato. Iba entretenida tarareando cuando una dulce voz la llamó por su nombre.
-Mar - se giró hacia la recién llegada, Silvermist sonreía dulcemente a un lado saludándola con una mano mientras que con la otra sujetaba una cesta. -¿Escapando de tus labores?
-Me conoces – río -¿Vas a algún lado? – ante la pregunta Silvermist solo atinó alzar la manta que cubría la cesta de pana dejando escapar un aroma dulce que las envolvió y que inmediatamente Mar reconoció: panecillos horneados.
-Mamá me pidió que los repartiera a los guardias.
-Te acompaño, igual iba de camino- Así, ambas empezaron una marcha entre los pasadizo al aire libre entre charla y charla. Se habían vuelto muy amigas desde que se conocieron en una de los escapes de Mar cuando recién llegaba al palacio, la joven siempre amable pero tímida, ahora con ella se abría mucho más. Iban charlando del baile de aquella noche cuando Marianella se detuvo de golpe y con un rápido movimiento se escondió detrás de una de las columnas, arrastrando a Sil con ella.
-¿Qué sucede? – preguntó en susurro.
-¿Quién es?-Sil se asomó a través del hombro de la castaña alcanzando a ver la escena que se desarrollaba frente a ambas, y la razón por la cual su amiga se comportaba tan extraño. Allí, frente a ella, el joven caballero Noah, se encontraba charlando con una joven de cabellos oscuros y ojos claros quién Silvermist pareció reconocer.
-Oh, es Mayara – musitó. Mar se giró rápidamente hacia su amiga
-¿La conoces? – ella asintió.
-Es hija de un noble de la corte real. Es amiga de Keira y Noah, creo que también de Aker… parece que se conocen desde hace tiempo- Mar se volvió hacia la escena, la joven se encontraba con un pañuelo en su mano secando el rostro de Noah y él no parecía incomodarse ¿Eran así de cercanos? ¿Desde cuándo se conocían y por qué ella no lo sabía? Esa escena le molestaba, la incomodaba. Eran celos, lo sabía.
-Me debo ir, Kei me debe estar buscando– no dijo más, se marchó de allí con una nube gris opacando sus ánimos de aquel día y su amiga, no pudo hacer más que verla irse casi arrastrando los pies.
...
El gran salón estaba totalmente iluminado, se escuchaba a la orquesta de cuerdas tocar las melodías más amenas para acompañar el cotilleo de todos los invitados. Francamente, no conocía a nadie del lugar, todos parecían personajes de cuentos de hadas, emperifollados y excesivamente elegantes, con grandes peinados, vestimentas extravagantes y joyería. Todos parecían querer lucir excelente para la ocasión… ¿Y cuál era la ocasión? Ella no lo sabía.
-Nos vemos allí Mar, tranquila – sonrió Alice, y antes que pudiera decir algo, esta avanzó y descendió por las escaleras. Todos se voltearon a mirarla y no era de sorprender, pues allí, esplendorosa, bajaba Alice, con un vestido sacado de un sueño. Sonreía y todo parecía brillar a su alrededor.
-La princesa Alice – anunció aquel hombrecillo que siempre se había encargado de gritar los nombres de todos los invitados al llegar. Mar respiró profundo…era su turno, pero después de Alice, su entrada tendría que pasar desapercibida. Avanzó con paso decidido y bajó las escaleras que entraban al gran salón, sentía algunas miradas posar en ella y algunos comentarios, no sabía que decían pero podía imaginarse. La hija adoptada del rey, la obra de caridad, la que no debería de estar allí. Suspiró y siguió su andar con la vista en alto, eso le habían enseñado. Traía un vestido bastante sencillo, largo, blanco, de mangas cortas con pequeños detalles en dorado y plateado, a su elección personal. Keira había insistido en hacerle un peinado, así que llevaba su cabello recogido en una trenza con algunos adornos de piedras, nada muy llamativo pero que le resaltaba el rostro, se concentraba en ella para no pensar en el tumulto de gente que se formaba a su alrededor. Pero entre ese tumulto, había podido notar la imagen de Alice, seguida de la mirada serena de Noah, estaban allí y eso le dio tranquilidad. No había escuchado que nombre habían mencionado el hombrecillo ni porque todas las personas aplaudían, hasta que llegó casi temblando al último escalón casi con un traspié, pero una mano enfundada en guante blanco se extendió frente a ella. Alzó la vista esperando encontrarse con su caballero de rubios cabellos, pero era otro quién le sonreía.
-Gracias –sonrió.
-De nada, su majestad – el castaño hizo una ligera reverencia y ella río. Lo conocía, eran amigos y por eso bromeaba con ella. Eso la relajó un poco y siguió la conversación.
-Hoy luces hermosa. Princesa…
-Mar– le corrigió la chica amable. – y gracias.
El joven caballero hizo el ademán de decir algo más, pero se vio interrumpido por algo, él solo sonrió e hizo una sutil reverencia.
-Creo que me debo retirar… Nos vemos después Mar – murmuró y se marchó. Ella se quedó allí, de pie, sin entender muy bien la actitud del castaño. Aprovechó para observar a su alrededor, los reyes hablaban amenamente con algunos cortesanos y los demás parecían divertirse a su aburrido modo, pero aun así no logró visualizar ni a Keira, ni a Noah… ¿Y dónde estaría el rubio? Quizás con aquella chica hija de noble. Era raro no verlo por allí dando vueltas. Un golpecito en su hombro, la volvió a la realidad, ya se estaba haciendo costumbre al ser despertada de aquella manera. Alice sonrió al entender lo que la menor estaría pensando.
-¿Qué sucede? ¿No estás contenta? – soltó. La cara de incredulidad de Marianella le dio a entender todo.
-Oh querida, ¿aún no te has percatado? Este es tu baile.
-¡¿Eh?!- casi soltó un grito, pero Alice logró calmarla.
-El rey, lo organizó para celebrar el día que llegaste con nosotros Mar… Hoy es tu cumpleaños- Era cierto, como ella no tenía un día para celebrar su nacimiento, aquel día en que el rey la encontró en las calles del reino y la había llevado con él hacia el palacio, se había vuelto la fecha de su cumpleaños. Aquel día, siempre parecía pasar desapercibido para ella, aunque todos los demás parecían disfrutarlo. –Y si no me equivoco, hoy es tu décimo séptimo cumpleaños. Así que feliz cumpleaños querida hermana- Sus ojos brillaron, por alguna razón aquello la llenó con un sentimiento cálido y solo pudo sonreír.
-¡Atención, el rey dirá unas palabras! –gritó el hombrecillo de la trompeta. El rey se paró en medio del salón y con una copa en mano empezó.
-Hace 12 años, visitamos uno de los pueblos de nuestro reino… - No había prestado mayor atención a la historia, solo se centró en su entorno. Vio como el rey alzaba la copa y la señalaba con una mirada dulce mientras pedía un brindis en su honor. Ella vio muchas caras descontentas, o eso le pareció, se sentía ajena a todo pero aun así, se sintió muy agradecida por aquel mágico momento. El rey se acercó y le pidió un baile, se sorprendió pero accedió. En su torpeza, recordó que en sus primeros años, el rey también había hecho lo mismo tanto con ella como con Alice, bailaron siempre. Al rato, Alice y el caballero rubio siguieron a la pista y muchas parejas más se aventuraron a la pista. Por un instante, se permitió pensar que todo aquello estaba bien, que ella era una princesa y que vendría su brillante caballero y le pediría a su padre, el rey, permiso para bailar con ella. Ambos bailarían toda la noche y él le confesaría su amor… pero nada de eso pasó. Su ilusión se vio irrumpida cuando en medio de la pista observó al chico de su sueños de la mano con aquella intrusa, aquella noble recién llegada que venía a robarse su sueño… su ilusión. Prefirió no prestar atención a la escena y siguió bailando hasta que la pieza terminó y pudo aprovechar la emoción para poder escabullirse hasta el balcón a tomar un poco de aire.
…
-¿Puedo abrir ya los ojos?
-Espera un segundo por favor – Keira la había interceptado durante el baile y la había arrastrado por los oscuros pasillos del castillo directo hacia la cocina, tapó sus ojos con una venda y le dijo que esperara. Sintió algunos pasos en la habitación, pero no lograba escuchar más. Cuando por fin, la venda cayó, logró ver una conmovedora escena frente a ella. Silvermist, Keira, Akky, Noah y Alice, se encontraban de pie sonrientes, había panecillos y demás dulces sobre la mesa y todo decorado con velas.
-Mar, muchas felicidades – dijeron al unisonó y se sintió bendecida.
…
Caminaba entre los jardines, alumbrada por la luz de la luna y unos cuantos faroles de velas. Aquella había sido una velada mágica, entre el baile y la sorpresa con sus preciados amigos, todo había sido como sacado de un sueño. Lo escuchó llegar con paso calmado, imitando su andar. Hubo silencio por un instante, la brisa fresca los envolvía y movía sus cabellos suavemente.
-Ha sido una bonita noche – soltó de repente rompiendo la atmósfera silenciosa.
-Sí, lo fue – él se detuvo pero ella siguió andando unos pasos más -¿Te la has pasado bien, verdad?- su voz no era de reproche, más bien tenía tintes de tristeza y sincera curiosidad. Ella lo había visto casi toda la velada acompañado por Mayara y por más que sus ojos se habían encontrado en un par de ocasiones, él no se había aventurado a acercarse a ella, hasta el momento que estuvieron con los demás en la cocina. Sabía que era una tontería, pero le era inevitable estar triste, era inevitable no tener celos, aunque fuera irracional e inmaduro, aunque no tenía motivo o derecho alguno.
-Sí, fue una linda velada.- Ella se detuvo. Sintió como el joven dio un par de pasos firmes hacia ella.
-Oye… Mar – volteó hacia él. A pesar de la oscuridad de la noche, ella podía verlo perfectamente gracias a los astros nocturnos y su poderosa luz, podía notar el brillo de sus ojos y podía jurar que hasta el tinte rojizo en sus mejillas. –Toma – el joven estiró una cajita terciopelada hacia ella. Observó la cajita y luego a él, sintió como sus mejillas se calentaban y sus manos empezaban a temblar por el nerviosismo. Tomó la caja con ambas manos, mientras el rubio se llevó su mano detrás de su cabeza jugando con sus cabellos rubios.
–Lamento dártelo recién… - Mar abrió suavemente la caja y se encontró con una delicada pulsera de plata con solo un detalle en piedra en el medio de color turquesa. -Sé que no es mucho pero… - ella lo llevó hacia su pecho conmovida.
-Es perfecto. Gracias Noah, me encanta– sus ojos brillaban aún más aquella noche. Noah sonrió de igual manera, si la luz del día los hubiera pescado en esa escena, habría revelado lo rojizo de sus rostros.
-Me alegra – no dijo más, solo la observó con una sonrisa en el rostro mientras ella se colocaba el brazalete y lo observaba con ilusión, se veía adorable y hermosa. Avanzó hacia ella lentamente, quedando solo a unos pasos de distancia. Ella alzó la vista y se sonrojó por la distancia en que se encontraban. Alzó un poco más la vista hacia los ojos ámbar del joven y vio como la luz azulina de la luna pintaba su rostro. Su corazón amenazaba con salirse de su cuerpo y su alma anunciaba su abandono. Él llevó una mano hacia la mejilla de la joven quién ahogó un ligero sobresalto y sintió que el mundo se detenía cuando sus miradas se encontraron…
•••••
Abrió los ojos lentamente, aún sin poder enfocar a su alrededor, estaba desorientada y le dolía la cabeza. ¿Qué había pasado? Los recuerdos habían llegado de una forma tan precipitada que nunca lo esperó y más aún, que sean tantos tan seguidos. ¿Sería por eso el dolor? Intentó reincorporarse y se percató que se encontraba en su cama del hotel. ¿Cómo llegó allí? Lo último que recordaba de esa época, era que discutía con Noah… Noah. Con solo su nombre muchas imágenes inundaban su mente y sintió como sus mejillas se sonrojaban. Llevó sus manos hacia su rostro e intentó dispersar esas ideas. Que intensa era en el pasado. Suspiró.
-¡Mar! ¡Despertaste! – la voz de Keira la hizo girarse hacia la puerta de la habitación. La joven entraba trayendo una pequeña fuente con comida.
-¿Qué hora es? –dejó la fuente en la mesita y se aproximó a ella.
-Aún temprano, tienes tiempo para prepararte antes de que nos marchemos. Nos preocupamos-
-¿Qué pasó?
-Pues…según palabras de Noah, te caíste del balcón, no reaccionabas, te trajo y te recostó, luego nos avisó a nosotras. Parece que los recuerdos te afectaron de alguna forma.
-Oh…entiendo.
-Pero… ¿todo bien? – cuestionó con una mirada suspicaz, la joven parecía más pensativa que de costumbre pero solo asintió. Toc toc, la puerta sonó dos veces antes de que se abriera despacio, el rubio aparecía detrás de ella.
-¡Mar! – el joven se aproximó hacia la cama y en ese instante, la joven sintió como sus mejillas se sonrojaban y un nerviosismo inexplicable la invadía.
-¿Cómo estás? - Esquivó la mirada del rubio sutilmente.
-B-bien. G- gracias por ayudarme ayer. – logró decirlo mientras sus ojos se turnaban entre él y la pared.
-No es nada. ¿Segura que estás bien? Dormiste mucho.
-Sí, no es nada. Seguro estaba muy cansada…y por eso me afectaron más jejeje – Noah la observó como si no le creyera pero terminó aceptando la excusa de la joven. Mientras ella, se insultaba mentalmente intentando recobrar la serenidad.
-Bueno, al menos estás bien
-S-sí- Keira observaba la escena, un Noah algo extrañado y una Mar nerviosa y sonrojada, eso sería interesante. Río.
-Bueno – decidió intervenir – Rubio, anda a avisarle a todos que Mar está bien y bajará pronto. Anda, corre – y sin hacerle caso al reproche, lo empujó de la habitación cerrando la puerta detrás. Mar soltó un suspiro de tranquilidad, le debía una a Keicchu.
-Gracias.
-¿Qué rayos ha pasado? –preguntó casi con diversión.
-Es que… ¡Ah!- Mar solo se tumbó en la cama con una almohada y ahogó su grito. –No tengo idea que ha pasado…- confesó.
Keira parecía muy divertida.
-Creo que me hago una idea… - Mar soltó un bufido y Kei continuó -Parece que los recuerdos vinieron con demasiada información ¿no? – Ella volvió a soltar un bufido como confirmación a lo que su amiga había dicho. Esos recuerdos o sueños, solo le habían ocasionado problemas, ¿por qué demonios sentía que su corazón estaba por salirse? Sentía que eso sería un problema si no aprendía a controlarlo.
-Bueno, supongo que me lo contarás luego. Ahora anda a arreglarte que se nos hace tarde – apuró la joven mientras ayudaba a levantarla de la cama y la empujaba al baño.
-¿Te causa diversión, no?
-No tienes idea – río la joven mientras cerraba la puerta del baño con Mar dentro. Pero ya se las olía, este viaje a la nueva ciudad, parecía que vendría cargado de muchas cosas.
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Pues eso, muere leyendo(? Yo morí escribiéndolo.
No tengo idea de como las cosas salieron así... pero creo que me servirá para futuros planes xD
Sil, te dejo la llegada al lugar ese!
-Uno de los escondites de Alicem. Es un buen lugar para que tengan un mejor entendimiento de más cosas y de todos los que respaldan lo que ocurre. Así que, por favor, descansen y recuerden que mañana debemos ser cuidadosos, su mente también debe de estar descansa”
Eso había dicho Don Javier, y por alguna razón no podía quitársela de la cabeza, estaba seguro que tenía que ver con lo que Charles les había mencionado horas antes…
...
“-¿A dónde se dirigen ahora?
-No tenemos ruta fija señor, nos dirigimos al sur- explicó Don Javier.
-¿Al sur? Supongo que es el destino.
-¿Sucedió algo, señor Charles? Parece preocupado – interrumpió Sil. El hombre le dedicó una rápida sonrisa.
-Pues supongo que es momento de explicarles lo que he averiguado, y también pedirles un favor…”. –
-¡¿Entrenar?! – saltaron los cinco muchachos ante aquellas palabras. El mayor asintió.
-Nuestros aliados nos han informado que las fuerzas de Atur han empezado a movilizarse nuevamente. Había estado aparentemente inactivo desde su primera batalla, pero está recuperando sus fuerzas y poderes con mayor rapidez… y eso no es todo, según nos han dicho, están empezando a reclutar un ejército más grande. Esto solo significa…
-Que habrá guerra – completó Noah, ante la mirada fija de todos los presentes. Él agachó la mirada y apretó sus puños como signo de impotencia, sentía que no estaba aportando en nada.
-Así es, es por ello que les pido que entrenen. Señores… -El holograma de Charles se giró hacia los dos hombres que se encontraban en el asiento delantero y estos solo asintieron a través del espejo retrovisor, como si en su silencio escondieran peticiones u órdenes que solo ellos entendían. Charles se volvió hacia todos. –Diríjanse a Damorent.
-¿Damorent? – Eric acaba de entender lo que hacía rato Don Javier y Dominc ya habían comprendido. Las intenciones de Charles estaban más que obvias.
-Así es. Estaré en comunicación pronto – Charles se giró hacia la princesa Alice –Cuídate niña mía. – y ella asintió –Todos, sean precavidos, sean valientes y pacientes, y sobre todo entrenen. Su cuerpo y su mente deben de ser uno solo, no lo olviden. Todos ustedes, no se pueden fiar de nada. Lo que se aproxima es una batalla más de una guerra que lleva prolongándose desde hace cientos de años. Ustedes están recién reencontrándose con sus yo del pasado, ellos les llevan ventaja. Por favor, no bajen la guardia- habló firme. Sus palabras habían calado en cada uno de los presentes.
-Nos encontraremos pronto querido Charles – la voz risueña de Alice interrumpió en el silencio que se había generado después del discurso de Charles, él asintió y dedicó una sonrisa antes de que su holograma desapareciese. Y así, se encaminaron hacia la nueva meta: Damorent.
....
Se estiró en su cama y con un salto, se colocó de pie. No había tiempo que desperdiciar. Tomó sus espadas y se las colgó en el hombro para encaminarse hacia el patio trasero del hotel.
•••••
Salió del largo baño que había estado tomando, sentía que hacía días que no disfrutaba una relajación como esa, aunque no habría pasado más que un día desde que salieron del otro hotel. Se acercó a la televisión que había dejado prendida y la observó mientras secaba su cabello con la toalla, eran un noticiero nocturno y se podía leer en el titular: “Cambios climáticos que sorprenden al mundo”. Recordó que al principio del verano también habían estado pasando desastres como esos, y la última vez que vio una noticia al respecto fue antes del festival medieval. Lo había visto en las noticias con su hermano y estaba segura que tenía que ver con Atur. La noticia cambió rápidamente sobre algunas personas desaparecidas en las ciudades cercanas, pero su atención se vio corrompida por algunos ruidos al exterior. Apagó la televisión y sin encender las luces, caminó hacia el pequeño balcón que daba hacia la parte trasera. La luz de la luna iluminaba todo el jardín, aun cuando no estaba en luna llena el cielo estaba destellante de todas las estrellas que se podían observar desde ese lugar, y podría haber sido un lindo escenario para admirar, pero su atención estaba enfocada en aquel joven que blandía sus espadas en ciertos movimientos. Parecía haber estado practicando un buen rato, lo podía notar en la cadencia con que marcaba sus pasos. Se apoyó en la baranda y lo observó por un momento más. Algo en esa imagen le resultaba familiar y nostálgico.
-¿No prefieres una foto?- soltó él. Ella no se inmutó, sabía que él notaría su presencia.
-La foto no es tan divertida de observar. – rió y él se volteó hacia ella - ¿No deberías de estar descansando?- preguntó cuándo sus ojos se encontraron con los de él.
-No podía dormir… había cosas en que pensar.
-Siempre hay cosas en las que pensar, pero de igual manera debemos de descansar ¿no?- Él la observó un momento antes de darse vuelta y darle la espalda, por algún motivo, estaba algo fastidiado y aún no entendía el por qué. Siguió practicando.
-Oye…- llamó la castaña, pero él se rehusó a voltear. Ella se apoyó más aún en la baranda.
-Oye, te estoy hablando…- No podría describir que había sucedido en ese momento, imágenes sobrepuestas a la realidad, una sensación de debilidad y de pronto, se hallaba frente a un escenario diferente.
•••••
La luz del sol se colaba a través de los grandes ventanales que alumbraban toda la habitación, la puerta del balcón se hallaba abierta y podía sentir el fresco aire ingresar mientras sacudía las cortinas de tul que habían sido su escondite hasta ese momento. Lo observaba desde allí, atenta a cada uno de sus movimientos desde hacía unos minutos, lo veía entrenar en una de sus múltiples batallas de prácticas contra Akky, aunque de prácticas no tenían nada… esos dos algún día se lesionarían en serio. Suspiró profundo. Sentí su corazón latir rápidamente y se sentía feliz con solo mirarlo. El rubio había rondado su mente desde hacía tanto tiempo, que era inevitable el sentimiento que la abordaba en ese momento.
-Mar – su nombre, acompañado de aquel toque en el hombro la llevó a exaltarse y se giró. Alice reía por lo bajo, con una risa dulce y cantarina -¿Qué hacías?
-¿Eh? ¿Yo? No, nada – intentó camuflar con una risa nerviosa mientras disimuladamente arreglaba la cortina a su espalda. Alice volvió a reír.
-Deberías decírselo.- La joven la observó como si lo que había dicho era una total locura. –No estoy demente, lo digo en serio. Yo creo que las cosas saldrían bien.
-Él solo tiene en mente su labor como caballero, pensar en otras cosas… sería impropio.- Pero ella deseaba que fuera distinto, y sus deseos se ponían en evidencia en la tonalidad de sus mejillas. Alice se acercó a ella y colocó sus manos sobre sus hombros.
-Es también humano Mar, aunque no lo quiera admitir- lo último había dicho en casi un susurro y luego sonrío. Cuando Alice lo decía con una sonrisa, todo parecía cobrar un sentido distinto. Alice se alejó un poco y caminó hacia la cama, en dónde tomó asiento.
-Igual… no podría, ni siquiera sé si él siente algo por mí… y creo que por ahora lo dejaré así- soltó la castaña intentando darse ánimos para pronunciar la última frase.
-Llevas mucho enamorada, pequeña. Ármate de valor, quizás te sorprendas – río divertida ante la expresión de la menor, quién había dibujado un mohín en su rostro.
-Bueno… cambiemos de tema. ¿Ya estás preparada para el baile de esta noche?
-¿Y cómo no estarlo? Keira pasa cada cinco minutos a hacérmelo acordar- soltó con un tono de pesar –No entiendo por qué debo ir…
-Porque eres parte de la familia real, aunque no lo aceptes y papá lo ha organizado
-El rey…Papá – se rectificó ante la mirada severa de la mayor. –Se esmera demasiado- Ha decir verdad, aunque pasaran décadas en ese castillo, rodeada de más lujos de los que pudo imaginar, nunca se sintió del todo parte… sí, estaba rodeada de una hermosa familia y tenía a Alice, pero era como si no llegara a encajar por completo.
-Es que hoy es un día especial – guiñó la mayor mientras se levantada y se dirigía a la entrada de la habitación. –Procura que está noche sea especial ¿sí? Por cierto… ahí viene Kei – y con una risa juguetona, salió de la habitación, dejando a una castaña abatida pensando en todo el proceso que tenía que afrontar para arreglarse.
•••••
-Oye…- la había escuchado, pero se había rehusado a voltear. Sintió que había hecho algún movimiento y eso lo alertó…
-Oye, te estoy hablando…- dos segundos, se giró y vio como sus ojos se cerraban y ella se desvanecía al vacío. De un salto logró llegar a dónde estaba y la atrapó antes de que chocara al suelo.
-¡Hey! Mar… ¡Mar! ¿Me escuchas? – tenía los ojos cerrados pero podía ver como estos se movían por debajo de la piel, aun así parecía dormir tranquila…y lo supo. Ella estaba recordando.
•••••
Regresaba a la habitación luego de su paseo por los jardines del palacio, satisfecha de su anterior escape ahora regresaba a cumplir sus deberes, había logrado colarse por un pasadizo secreto de la habitación antes de que Keira y el ejército de vestuaristas entraran a retenerla, pero de eso ya había pasado un buen rato. Iba entretenida tarareando cuando una dulce voz la llamó por su nombre.
-Mar - se giró hacia la recién llegada, Silvermist sonreía dulcemente a un lado saludándola con una mano mientras que con la otra sujetaba una cesta. -¿Escapando de tus labores?
-Me conoces – río -¿Vas a algún lado? – ante la pregunta Silvermist solo atinó alzar la manta que cubría la cesta de pana dejando escapar un aroma dulce que las envolvió y que inmediatamente Mar reconoció: panecillos horneados.
-Mamá me pidió que los repartiera a los guardias.
-Te acompaño, igual iba de camino- Así, ambas empezaron una marcha entre los pasadizo al aire libre entre charla y charla. Se habían vuelto muy amigas desde que se conocieron en una de los escapes de Mar cuando recién llegaba al palacio, la joven siempre amable pero tímida, ahora con ella se abría mucho más. Iban charlando del baile de aquella noche cuando Marianella se detuvo de golpe y con un rápido movimiento se escondió detrás de una de las columnas, arrastrando a Sil con ella.
-¿Qué sucede? – preguntó en susurro.
-¿Quién es?-Sil se asomó a través del hombro de la castaña alcanzando a ver la escena que se desarrollaba frente a ambas, y la razón por la cual su amiga se comportaba tan extraño. Allí, frente a ella, el joven caballero Noah, se encontraba charlando con una joven de cabellos oscuros y ojos claros quién Silvermist pareció reconocer.
-Oh, es Mayara – musitó. Mar se giró rápidamente hacia su amiga
-¿La conoces? – ella asintió.
-Es hija de un noble de la corte real. Es amiga de Keira y Noah, creo que también de Aker… parece que se conocen desde hace tiempo- Mar se volvió hacia la escena, la joven se encontraba con un pañuelo en su mano secando el rostro de Noah y él no parecía incomodarse ¿Eran así de cercanos? ¿Desde cuándo se conocían y por qué ella no lo sabía? Esa escena le molestaba, la incomodaba. Eran celos, lo sabía.
-Me debo ir, Kei me debe estar buscando– no dijo más, se marchó de allí con una nube gris opacando sus ánimos de aquel día y su amiga, no pudo hacer más que verla irse casi arrastrando los pies.
...
El gran salón estaba totalmente iluminado, se escuchaba a la orquesta de cuerdas tocar las melodías más amenas para acompañar el cotilleo de todos los invitados. Francamente, no conocía a nadie del lugar, todos parecían personajes de cuentos de hadas, emperifollados y excesivamente elegantes, con grandes peinados, vestimentas extravagantes y joyería. Todos parecían querer lucir excelente para la ocasión… ¿Y cuál era la ocasión? Ella no lo sabía.
-Nos vemos allí Mar, tranquila – sonrió Alice, y antes que pudiera decir algo, esta avanzó y descendió por las escaleras. Todos se voltearon a mirarla y no era de sorprender, pues allí, esplendorosa, bajaba Alice, con un vestido sacado de un sueño. Sonreía y todo parecía brillar a su alrededor.
-La princesa Alice – anunció aquel hombrecillo que siempre se había encargado de gritar los nombres de todos los invitados al llegar. Mar respiró profundo…era su turno, pero después de Alice, su entrada tendría que pasar desapercibida. Avanzó con paso decidido y bajó las escaleras que entraban al gran salón, sentía algunas miradas posar en ella y algunos comentarios, no sabía que decían pero podía imaginarse. La hija adoptada del rey, la obra de caridad, la que no debería de estar allí. Suspiró y siguió su andar con la vista en alto, eso le habían enseñado. Traía un vestido bastante sencillo, largo, blanco, de mangas cortas con pequeños detalles en dorado y plateado, a su elección personal. Keira había insistido en hacerle un peinado, así que llevaba su cabello recogido en una trenza con algunos adornos de piedras, nada muy llamativo pero que le resaltaba el rostro, se concentraba en ella para no pensar en el tumulto de gente que se formaba a su alrededor. Pero entre ese tumulto, había podido notar la imagen de Alice, seguida de la mirada serena de Noah, estaban allí y eso le dio tranquilidad. No había escuchado que nombre habían mencionado el hombrecillo ni porque todas las personas aplaudían, hasta que llegó casi temblando al último escalón casi con un traspié, pero una mano enfundada en guante blanco se extendió frente a ella. Alzó la vista esperando encontrarse con su caballero de rubios cabellos, pero era otro quién le sonreía.
-Gracias –sonrió.
-De nada, su majestad – el castaño hizo una ligera reverencia y ella río. Lo conocía, eran amigos y por eso bromeaba con ella. Eso la relajó un poco y siguió la conversación.
-Hoy luces hermosa. Princesa…
-Mar– le corrigió la chica amable. – y gracias.
El joven caballero hizo el ademán de decir algo más, pero se vio interrumpido por algo, él solo sonrió e hizo una sutil reverencia.
-Creo que me debo retirar… Nos vemos después Mar – murmuró y se marchó. Ella se quedó allí, de pie, sin entender muy bien la actitud del castaño. Aprovechó para observar a su alrededor, los reyes hablaban amenamente con algunos cortesanos y los demás parecían divertirse a su aburrido modo, pero aun así no logró visualizar ni a Keira, ni a Noah… ¿Y dónde estaría el rubio? Quizás con aquella chica hija de noble. Era raro no verlo por allí dando vueltas. Un golpecito en su hombro, la volvió a la realidad, ya se estaba haciendo costumbre al ser despertada de aquella manera. Alice sonrió al entender lo que la menor estaría pensando.
-¿Qué sucede? ¿No estás contenta? – soltó. La cara de incredulidad de Marianella le dio a entender todo.
-Oh querida, ¿aún no te has percatado? Este es tu baile.
-¡¿Eh?!- casi soltó un grito, pero Alice logró calmarla.
-El rey, lo organizó para celebrar el día que llegaste con nosotros Mar… Hoy es tu cumpleaños- Era cierto, como ella no tenía un día para celebrar su nacimiento, aquel día en que el rey la encontró en las calles del reino y la había llevado con él hacia el palacio, se había vuelto la fecha de su cumpleaños. Aquel día, siempre parecía pasar desapercibido para ella, aunque todos los demás parecían disfrutarlo. –Y si no me equivoco, hoy es tu décimo séptimo cumpleaños. Así que feliz cumpleaños querida hermana- Sus ojos brillaron, por alguna razón aquello la llenó con un sentimiento cálido y solo pudo sonreír.
-¡Atención, el rey dirá unas palabras! –gritó el hombrecillo de la trompeta. El rey se paró en medio del salón y con una copa en mano empezó.
-Hace 12 años, visitamos uno de los pueblos de nuestro reino… - No había prestado mayor atención a la historia, solo se centró en su entorno. Vio como el rey alzaba la copa y la señalaba con una mirada dulce mientras pedía un brindis en su honor. Ella vio muchas caras descontentas, o eso le pareció, se sentía ajena a todo pero aun así, se sintió muy agradecida por aquel mágico momento. El rey se acercó y le pidió un baile, se sorprendió pero accedió. En su torpeza, recordó que en sus primeros años, el rey también había hecho lo mismo tanto con ella como con Alice, bailaron siempre. Al rato, Alice y el caballero rubio siguieron a la pista y muchas parejas más se aventuraron a la pista. Por un instante, se permitió pensar que todo aquello estaba bien, que ella era una princesa y que vendría su brillante caballero y le pediría a su padre, el rey, permiso para bailar con ella. Ambos bailarían toda la noche y él le confesaría su amor… pero nada de eso pasó. Su ilusión se vio irrumpida cuando en medio de la pista observó al chico de su sueños de la mano con aquella intrusa, aquella noble recién llegada que venía a robarse su sueño… su ilusión. Prefirió no prestar atención a la escena y siguió bailando hasta que la pieza terminó y pudo aprovechar la emoción para poder escabullirse hasta el balcón a tomar un poco de aire.
…
-¿Puedo abrir ya los ojos?
-Espera un segundo por favor – Keira la había interceptado durante el baile y la había arrastrado por los oscuros pasillos del castillo directo hacia la cocina, tapó sus ojos con una venda y le dijo que esperara. Sintió algunos pasos en la habitación, pero no lograba escuchar más. Cuando por fin, la venda cayó, logró ver una conmovedora escena frente a ella. Silvermist, Keira, Akky, Noah y Alice, se encontraban de pie sonrientes, había panecillos y demás dulces sobre la mesa y todo decorado con velas.
-Mar, muchas felicidades – dijeron al unisonó y se sintió bendecida.
…
Caminaba entre los jardines, alumbrada por la luz de la luna y unos cuantos faroles de velas. Aquella había sido una velada mágica, entre el baile y la sorpresa con sus preciados amigos, todo había sido como sacado de un sueño. Lo escuchó llegar con paso calmado, imitando su andar. Hubo silencio por un instante, la brisa fresca los envolvía y movía sus cabellos suavemente.
-Ha sido una bonita noche – soltó de repente rompiendo la atmósfera silenciosa.
-Sí, lo fue – él se detuvo pero ella siguió andando unos pasos más -¿Te la has pasado bien, verdad?- su voz no era de reproche, más bien tenía tintes de tristeza y sincera curiosidad. Ella lo había visto casi toda la velada acompañado por Mayara y por más que sus ojos se habían encontrado en un par de ocasiones, él no se había aventurado a acercarse a ella, hasta el momento que estuvieron con los demás en la cocina. Sabía que era una tontería, pero le era inevitable estar triste, era inevitable no tener celos, aunque fuera irracional e inmaduro, aunque no tenía motivo o derecho alguno.
-Sí, fue una linda velada.- Ella se detuvo. Sintió como el joven dio un par de pasos firmes hacia ella.
-Oye… Mar – volteó hacia él. A pesar de la oscuridad de la noche, ella podía verlo perfectamente gracias a los astros nocturnos y su poderosa luz, podía notar el brillo de sus ojos y podía jurar que hasta el tinte rojizo en sus mejillas. –Toma – el joven estiró una cajita terciopelada hacia ella. Observó la cajita y luego a él, sintió como sus mejillas se calentaban y sus manos empezaban a temblar por el nerviosismo. Tomó la caja con ambas manos, mientras el rubio se llevó su mano detrás de su cabeza jugando con sus cabellos rubios.
–Lamento dártelo recién… - Mar abrió suavemente la caja y se encontró con una delicada pulsera de plata con solo un detalle en piedra en el medio de color turquesa. -Sé que no es mucho pero… - ella lo llevó hacia su pecho conmovida.
-Es perfecto. Gracias Noah, me encanta– sus ojos brillaban aún más aquella noche. Noah sonrió de igual manera, si la luz del día los hubiera pescado en esa escena, habría revelado lo rojizo de sus rostros.
-Me alegra – no dijo más, solo la observó con una sonrisa en el rostro mientras ella se colocaba el brazalete y lo observaba con ilusión, se veía adorable y hermosa. Avanzó hacia ella lentamente, quedando solo a unos pasos de distancia. Ella alzó la vista y se sonrojó por la distancia en que se encontraban. Alzó un poco más la vista hacia los ojos ámbar del joven y vio como la luz azulina de la luna pintaba su rostro. Su corazón amenazaba con salirse de su cuerpo y su alma anunciaba su abandono. Él llevó una mano hacia la mejilla de la joven quién ahogó un ligero sobresalto y sintió que el mundo se detenía cuando sus miradas se encontraron…
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Abrió los ojos lentamente, aún sin poder enfocar a su alrededor, estaba desorientada y le dolía la cabeza. ¿Qué había pasado? Los recuerdos habían llegado de una forma tan precipitada que nunca lo esperó y más aún, que sean tantos tan seguidos. ¿Sería por eso el dolor? Intentó reincorporarse y se percató que se encontraba en su cama del hotel. ¿Cómo llegó allí? Lo último que recordaba de esa época, era que discutía con Noah… Noah. Con solo su nombre muchas imágenes inundaban su mente y sintió como sus mejillas se sonrojaban. Llevó sus manos hacia su rostro e intentó dispersar esas ideas. Que intensa era en el pasado. Suspiró.
-¡Mar! ¡Despertaste! – la voz de Keira la hizo girarse hacia la puerta de la habitación. La joven entraba trayendo una pequeña fuente con comida.
-¿Qué hora es? –dejó la fuente en la mesita y se aproximó a ella.
-Aún temprano, tienes tiempo para prepararte antes de que nos marchemos. Nos preocupamos-
-¿Qué pasó?
-Pues…según palabras de Noah, te caíste del balcón, no reaccionabas, te trajo y te recostó, luego nos avisó a nosotras. Parece que los recuerdos te afectaron de alguna forma.
-Oh…entiendo.
-Pero… ¿todo bien? – cuestionó con una mirada suspicaz, la joven parecía más pensativa que de costumbre pero solo asintió. Toc toc, la puerta sonó dos veces antes de que se abriera despacio, el rubio aparecía detrás de ella.
-¡Mar! – el joven se aproximó hacia la cama y en ese instante, la joven sintió como sus mejillas se sonrojaban y un nerviosismo inexplicable la invadía.
-¿Cómo estás? - Esquivó la mirada del rubio sutilmente.
-B-bien. G- gracias por ayudarme ayer. – logró decirlo mientras sus ojos se turnaban entre él y la pared.
-No es nada. ¿Segura que estás bien? Dormiste mucho.
-Sí, no es nada. Seguro estaba muy cansada…y por eso me afectaron más jejeje – Noah la observó como si no le creyera pero terminó aceptando la excusa de la joven. Mientras ella, se insultaba mentalmente intentando recobrar la serenidad.
-Bueno, al menos estás bien
-S-sí- Keira observaba la escena, un Noah algo extrañado y una Mar nerviosa y sonrojada, eso sería interesante. Río.
-Bueno – decidió intervenir – Rubio, anda a avisarle a todos que Mar está bien y bajará pronto. Anda, corre – y sin hacerle caso al reproche, lo empujó de la habitación cerrando la puerta detrás. Mar soltó un suspiro de tranquilidad, le debía una a Keicchu.
-Gracias.
-¿Qué rayos ha pasado? –preguntó casi con diversión.
-Es que… ¡Ah!- Mar solo se tumbó en la cama con una almohada y ahogó su grito. –No tengo idea que ha pasado…- confesó.
Keira parecía muy divertida.
-Creo que me hago una idea… - Mar soltó un bufido y Kei continuó -Parece que los recuerdos vinieron con demasiada información ¿no? – Ella volvió a soltar un bufido como confirmación a lo que su amiga había dicho. Esos recuerdos o sueños, solo le habían ocasionado problemas, ¿por qué demonios sentía que su corazón estaba por salirse? Sentía que eso sería un problema si no aprendía a controlarlo.
-Bueno, supongo que me lo contarás luego. Ahora anda a arreglarte que se nos hace tarde – apuró la joven mientras ayudaba a levantarla de la cama y la empujaba al baño.
-¿Te causa diversión, no?
-No tienes idea – río la joven mientras cerraba la puerta del baño con Mar dentro. Pero ya se las olía, este viaje a la nueva ciudad, parecía que vendría cargado de muchas cosas.
...........................................................................................
Pues eso, muere leyendo(? Yo morí escribiéndolo.
No tengo idea de como las cosas salieron así... pero creo que me servirá para futuros planes xD
Sil, te dejo la llegada al lugar ese!
Mar.- .::░ღAdmin~Contest.ღ░::.
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Re: [Roll-P] Remember
Advertencia: Será corto decía, solo serán dos escenas decía. |
El estornudo de Silvermist llamó la atención de todos en el auto, pero al limpiarse la nariz con una servilleta que le pasó Keira hizo un rápido ademán de que no era nada.
- ¿Seguro que estás bien? - Preguntó Keira en un susurro a la peliplata, quien asintió.
- Solo es un resfrío, como sabes anoche estuve afuera hasta tarde. - Se explicó. Keira entonces la miró con sospecha, Silvermist solo le sonrió ajena a cualquier curiosidad.
- ¿Qué estuviste haciendo? - La picó en la mejilla haciéndola reír.
- Solo conversamos con Akky. - Contestó una vez la dejó.
- ¿Sobre?
- Todo y nada. - Dijo dejando a Keira meditando sobre ello, si se lo decía así, podía ser absolutamente cualquier cosa,sus conversaciones con el pelirrojo nunca iban más allá de lo trivial, y con eso en mente se quedó tranquila al regresar su vista al frente.
Estaban en la carretera de camino a Damorent, un viaje que sabían de antemano iba a ser largo y cansado razón que prevalecía en la mente de todos mientras avanzaban sin conocer el rumbo. Y en el caso de Aker, desde el estornudo de Silvermist se comenzó a sentir culpable por todo el tiempo que la retuvo en día anterior.
Esa noche el azul del cielo era más oscuro gracias a la luna creciente, aun así el cielo denotaba bellos destellos de estrellas regados a lo largo y ancho del mismo dando un espectáculo celestial apreciable a cualquier vista despierta; especialmente en la piscina de recreación del hotel, ubicada en la parte trasera del mismo, que reflejaba el cielo en un bello cuadro flotante. Lo que para Aker había llegado como mandado por gracia divina después del inconveniente de Marianella.
Anteriormente, pensó en irse a su habitación con el objetivo de dormirse temprano una vez duchado, denotaba claro cansancio, al punto de escuchar crujir su cuerpo cada que hacía algún movimiento; mas, su cabeza pesaba por el estrés que le resultó tener tantos recuerdos ese día, y más que nada lo ridículo que le parecía descubrir que ese hombre en alguna vida pasada lo había "Adoptado" solo porque sí, además del hecho de que pudo vivir lo que sería estar sin su familia dejándolo con un mal sabor de boca al entender que hubieron vidas en las que ellos no estuvieron presentes en lo más mínimo.
Sentado a la orilla de la piscina se quitó los zapatos y dejó que el agua fría le mandase una corriente tal que lo hizo quitar inmediatamente los pies para un segundo intento que una vez logrado pudo entretenerse mirando al cielo mientras movía las piernas de vez en cuando. Pudo relajarse lo suficiente para recostarse sin pensar en el suelo de granito que helaba a esas horas, y según él ayudaba a su estresada espalda.
- ¿Qué haces? - La suave voz de Silvermist lo trajo de vuelta cuando empezaba a rendirse ante la somnolencia.
- Descanso. - Contestó con los ojos cerrados sin dejar de chapotear con sus pies. Para Silvermist eso era una acción bastante infantil de parte del chico pero decidió acompañarlo al acostarse a su lado con una sonrisa a pesar del frío y lo que le perturbaba la diferencia de altura entre ambos.
- Es una noche muy bonita. - Al contrario de Aker, ella mantenía sus ojos abiertos mientras contemplaba cada punto de luz que su cuadro de visión le permitiese. - Parecen perlas regadas en una tela oscura.
- ¿Ah sí? - Dijo simplemente con clara somnolencia. - Es lo mismo de siempre.
- Si, pero es un 'siempre' bonito. - Respiró hondo al sentir una suave y fresca brisa pasar, misma que hizo a Aker abrir los ojos y acomodar la mano derecha debajo de la cabeza para evitar el dolor por la gravilla.
- ¿Cómo está Mar? - Cambió de tema, Silvermist apartó la mirada del cielo y lo miró, él se estaba arrastrando de a poco hasta quedar con el rostro a su misma altura.
- Bien, solo duerme. - Sonrió. - Es curioso que sigamos teniendo recuerdos ¿No crees?
- Es curioso que tengas recuerdos de una vida que no es tuya. - Dijo Aker llamando la atención inquieta de Silvermist, quien solo atinó a la seriedad. - ¿Te gusta esto?
- Depende del “esto” - Volvió a mirar al cielo.
- Esta vida, - Aclaró. - Hemos visto una y otra vez nuestras vidas pasadas, y aunque todo se repite, no parece ser nunca lo mismo. - Silvermist echó una suave risa. - Es en serio.
- Lo sé, lo sé, es solo que suena gracioso. - Explicó y volvió a mirarlo. - ¿Algo no te gusta de esto? - Aker inhaló hondo y mostró una pequeña sonrisa a la joven.
- Algunas cosas. - Dijo simplemente. - Pero hay cosas que me gustan.
- ¿Cómo?
- Conocerlos no ha sido tan malo, y los recuerdos a veces es como estar viendo una serie o algo así. - Echó una risa por la tontería que había dicho. - Pero esto también está bien.
- ¿Esto? - Cuestionó, estaba confundida de si lo que estaba diciendo era lo que ella creía o no.
- Estar hablando aquí, contigo, es bueno, me gusta.
- Ah... - alcanzó a modular antes de ponerse nerviosa. No era lo que se supuso en absoluto, o no en su totalidad. Y el balanceo de las hojas contra el viento los envolvió. - Aker...
- ¿Mm?
- Tú... ¿Qué clase de recuerdos has tenido? - Preguntó sin que los nervios se fuesen totalmente, y juntó las manos para intentar sobrellevarlo.
- Diría que de todo tipo. - La observó, y notó su nerviosismo, no sabía de qué trataba pero se sentó ayudado por los codos y tomó una de sus manos cuando notó que estaba apretandolas mucho. - ¿Qué ocurre? - Se notó preocupado y afligido al sentir que en lugar de relajarse ella había temblado y su rostro había enrojecido al mismo tiempo que apartó su mano y se sentó.
- Estoy bien. - Bajó la mirada al agua y empezó a jugar con sus pies chispeando un poco hacia el frente.
- ¿Por qué la pregunta entonces? - Fue curioso. Silvermist se atrevió a levantar la mirada aun sin que el color desapareciese por completo.
- Cuando estuvimos en la isla y casi me ahogo, tuve un pequeño recuerdo. - Desvió la mirada un segundo, pero regresó a él porque no quería ser cobarde. - Aparecías tú, y todo demostraba que... bueno... - Estuvo a punto de arrepentirse pero sabía que había lanzado una granada y Aker no estaría satisfecho hasta que explotara. - Éramos más que amigos. - Vio la expresión de sorpresa en Aker y simulaba una petrificación que no duró mucho para suerte de la joven.
- También tuve un recuerdo así antes. - Su tono y mirada de calma hicieron que Silvermest pudiese relajarse, había creído que el chico quizá fuese a reaccionar mal, más conociéndolo como era, pero a pesar de eso se lo estaba tomando con tanta calma que llegaba a decepcionar. - No sé qué decirte ¿Sabes?
- Que es una molestia, por ejemplo. - Murmuró decaída, Aker entrecerró los ojos de manera que parecía enojado, y aunque fuese verdad que el comentario no le había gustado nada, en realidad se sintió abatido.
- ¿Sientes que es una molestia? - Se inclinó hacia ella sin cambiar su expresión, mientras ella extrañada por la cercanía solo contestó:
- Para ti.
- ¿Qué? - Él se reincorporó complicado y negó con la cabeza. - No lo es. - Sintió sacarse un peso de encima sin saber que era igual para Silvermest, quien se sonrosó al igual que él al entrar en nerviosismo. - Es solo que… No sé qué decir. Estas cosas no son lo mío. - Se rascó la cabeza y suspiró seguido de un refunfuño. Silvermist no supo cómo tomarlo, pero no era una negativa.
- El otro día… antes de la isla, Mar y Kei me preguntaron qué clase de cariño te tenía. - El rostro de Poker que puso el chico la hizo reír un poco. - Pero no tuve tiempo de contestar a las opciones. - Miró al agua sin dejar de removerla con sus pies.
- ¿Opciones? - Ella asintió. Él intentó no sentir que quería matar a sus dos amigas.
- Amigos, hermanos y no hubo tiempo para más. - Se encogió de hombros.
- Ya veo. - Murmuró y siguió con la mirada hasta encontrar su mano, la cual hacía de apoyo contra el suelo. Aker sospechó la posibilidad de que se lastimase, por lo que la tomó y puso sobre el dorso de la suya que también se apoyaba. Sil vio esta acción sin comprenderlo. -¿Y cuál sería la respuesta? - Preguntó de la nada, ella solo miraba las manos como si fuese un descubrimiento.
- No lo sé. - Respiró profundo. - Somos amigos, y estuvimos viviendo como hermanos… creo, pero no sé si es ese el tipo de cariño que siento por ti. - Explicó. Aker solo asintió y apretó los labios.
- Yo tampoco lo sé. - Silvermist lo miró y él le sonrió. - Y creo que está bien así. Podemos ir descubriendo eso.
- ¿Y si no es el mismo cariño al final? - Preocupada lo encaró, Aker quedó pensativo.
- Ya veremos qué hacer, por el momento no te preocupes por ello. - Silvermist le dedicó una sonrisa y se apoyó en su costado al dejar libre su mano. - No creo que sea algo que haya que pensarse. No quiero ser un dolor de cabeza para ti.
- Yo tampoco quiero eso. - Relajada cerró los ojos y volvió a sentir una brisa pasar sobre ellos, a pesar de todo fue una buena noche.
- Entonces está bien. - Y un estornudo de parte de la menor les hizo saber que era hora de regresar a sus habitaciones.
Aker pensaba que si no hubiesen perdido el tiempo en algo como lo que hablaron en ese momento estaría más tranquilo, y sin un estúpido resfriado, pero la realidad era otra, hablaron quizá demasiado y solo esperaba que todo el asunto no lo distrajera de los demás asuntos que debían de tratar.
- ¿Seguro que estás bien? - Preguntó Keira en un susurro a la peliplata, quien asintió.
- Solo es un resfrío, como sabes anoche estuve afuera hasta tarde. - Se explicó. Keira entonces la miró con sospecha, Silvermist solo le sonrió ajena a cualquier curiosidad.
- ¿Qué estuviste haciendo? - La picó en la mejilla haciéndola reír.
- Solo conversamos con Akky. - Contestó una vez la dejó.
- ¿Sobre?
- Todo y nada. - Dijo dejando a Keira meditando sobre ello, si se lo decía así, podía ser absolutamente cualquier cosa,sus conversaciones con el pelirrojo nunca iban más allá de lo trivial, y con eso en mente se quedó tranquila al regresar su vista al frente.
Estaban en la carretera de camino a Damorent, un viaje que sabían de antemano iba a ser largo y cansado razón que prevalecía en la mente de todos mientras avanzaban sin conocer el rumbo. Y en el caso de Aker, desde el estornudo de Silvermist se comenzó a sentir culpable por todo el tiempo que la retuvo en día anterior.
Esa noche el azul del cielo era más oscuro gracias a la luna creciente, aun así el cielo denotaba bellos destellos de estrellas regados a lo largo y ancho del mismo dando un espectáculo celestial apreciable a cualquier vista despierta; especialmente en la piscina de recreación del hotel, ubicada en la parte trasera del mismo, que reflejaba el cielo en un bello cuadro flotante. Lo que para Aker había llegado como mandado por gracia divina después del inconveniente de Marianella.
Anteriormente, pensó en irse a su habitación con el objetivo de dormirse temprano una vez duchado, denotaba claro cansancio, al punto de escuchar crujir su cuerpo cada que hacía algún movimiento; mas, su cabeza pesaba por el estrés que le resultó tener tantos recuerdos ese día, y más que nada lo ridículo que le parecía descubrir que ese hombre en alguna vida pasada lo había "Adoptado" solo porque sí, además del hecho de que pudo vivir lo que sería estar sin su familia dejándolo con un mal sabor de boca al entender que hubieron vidas en las que ellos no estuvieron presentes en lo más mínimo.
Sentado a la orilla de la piscina se quitó los zapatos y dejó que el agua fría le mandase una corriente tal que lo hizo quitar inmediatamente los pies para un segundo intento que una vez logrado pudo entretenerse mirando al cielo mientras movía las piernas de vez en cuando. Pudo relajarse lo suficiente para recostarse sin pensar en el suelo de granito que helaba a esas horas, y según él ayudaba a su estresada espalda.
- ¿Qué haces? - La suave voz de Silvermist lo trajo de vuelta cuando empezaba a rendirse ante la somnolencia.
- Descanso. - Contestó con los ojos cerrados sin dejar de chapotear con sus pies. Para Silvermist eso era una acción bastante infantil de parte del chico pero decidió acompañarlo al acostarse a su lado con una sonrisa a pesar del frío y lo que le perturbaba la diferencia de altura entre ambos.
- Es una noche muy bonita. - Al contrario de Aker, ella mantenía sus ojos abiertos mientras contemplaba cada punto de luz que su cuadro de visión le permitiese. - Parecen perlas regadas en una tela oscura.
- ¿Ah sí? - Dijo simplemente con clara somnolencia. - Es lo mismo de siempre.
- Si, pero es un 'siempre' bonito. - Respiró hondo al sentir una suave y fresca brisa pasar, misma que hizo a Aker abrir los ojos y acomodar la mano derecha debajo de la cabeza para evitar el dolor por la gravilla.
- ¿Cómo está Mar? - Cambió de tema, Silvermist apartó la mirada del cielo y lo miró, él se estaba arrastrando de a poco hasta quedar con el rostro a su misma altura.
- Bien, solo duerme. - Sonrió. - Es curioso que sigamos teniendo recuerdos ¿No crees?
- Es curioso que tengas recuerdos de una vida que no es tuya. - Dijo Aker llamando la atención inquieta de Silvermist, quien solo atinó a la seriedad. - ¿Te gusta esto?
- Depende del “esto” - Volvió a mirar al cielo.
- Esta vida, - Aclaró. - Hemos visto una y otra vez nuestras vidas pasadas, y aunque todo se repite, no parece ser nunca lo mismo. - Silvermist echó una suave risa. - Es en serio.
- Lo sé, lo sé, es solo que suena gracioso. - Explicó y volvió a mirarlo. - ¿Algo no te gusta de esto? - Aker inhaló hondo y mostró una pequeña sonrisa a la joven.
- Algunas cosas. - Dijo simplemente. - Pero hay cosas que me gustan.
- ¿Cómo?
- Conocerlos no ha sido tan malo, y los recuerdos a veces es como estar viendo una serie o algo así. - Echó una risa por la tontería que había dicho. - Pero esto también está bien.
- ¿Esto? - Cuestionó, estaba confundida de si lo que estaba diciendo era lo que ella creía o no.
- Estar hablando aquí, contigo, es bueno, me gusta.
- Ah... - alcanzó a modular antes de ponerse nerviosa. No era lo que se supuso en absoluto, o no en su totalidad. Y el balanceo de las hojas contra el viento los envolvió. - Aker...
- ¿Mm?
- Tú... ¿Qué clase de recuerdos has tenido? - Preguntó sin que los nervios se fuesen totalmente, y juntó las manos para intentar sobrellevarlo.
- Diría que de todo tipo. - La observó, y notó su nerviosismo, no sabía de qué trataba pero se sentó ayudado por los codos y tomó una de sus manos cuando notó que estaba apretandolas mucho. - ¿Qué ocurre? - Se notó preocupado y afligido al sentir que en lugar de relajarse ella había temblado y su rostro había enrojecido al mismo tiempo que apartó su mano y se sentó.
- Estoy bien. - Bajó la mirada al agua y empezó a jugar con sus pies chispeando un poco hacia el frente.
- ¿Por qué la pregunta entonces? - Fue curioso. Silvermist se atrevió a levantar la mirada aun sin que el color desapareciese por completo.
- Cuando estuvimos en la isla y casi me ahogo, tuve un pequeño recuerdo. - Desvió la mirada un segundo, pero regresó a él porque no quería ser cobarde. - Aparecías tú, y todo demostraba que... bueno... - Estuvo a punto de arrepentirse pero sabía que había lanzado una granada y Aker no estaría satisfecho hasta que explotara. - Éramos más que amigos. - Vio la expresión de sorpresa en Aker y simulaba una petrificación que no duró mucho para suerte de la joven.
- También tuve un recuerdo así antes. - Su tono y mirada de calma hicieron que Silvermest pudiese relajarse, había creído que el chico quizá fuese a reaccionar mal, más conociéndolo como era, pero a pesar de eso se lo estaba tomando con tanta calma que llegaba a decepcionar. - No sé qué decirte ¿Sabes?
- Que es una molestia, por ejemplo. - Murmuró decaída, Aker entrecerró los ojos de manera que parecía enojado, y aunque fuese verdad que el comentario no le había gustado nada, en realidad se sintió abatido.
- ¿Sientes que es una molestia? - Se inclinó hacia ella sin cambiar su expresión, mientras ella extrañada por la cercanía solo contestó:
- Para ti.
- ¿Qué? - Él se reincorporó complicado y negó con la cabeza. - No lo es. - Sintió sacarse un peso de encima sin saber que era igual para Silvermest, quien se sonrosó al igual que él al entrar en nerviosismo. - Es solo que… No sé qué decir. Estas cosas no son lo mío. - Se rascó la cabeza y suspiró seguido de un refunfuño. Silvermist no supo cómo tomarlo, pero no era una negativa.
- El otro día… antes de la isla, Mar y Kei me preguntaron qué clase de cariño te tenía. - El rostro de Poker que puso el chico la hizo reír un poco. - Pero no tuve tiempo de contestar a las opciones. - Miró al agua sin dejar de removerla con sus pies.
- ¿Opciones? - Ella asintió. Él intentó no sentir que quería matar a sus dos amigas.
- Amigos, hermanos y no hubo tiempo para más. - Se encogió de hombros.
- Ya veo. - Murmuró y siguió con la mirada hasta encontrar su mano, la cual hacía de apoyo contra el suelo. Aker sospechó la posibilidad de que se lastimase, por lo que la tomó y puso sobre el dorso de la suya que también se apoyaba. Sil vio esta acción sin comprenderlo. -¿Y cuál sería la respuesta? - Preguntó de la nada, ella solo miraba las manos como si fuese un descubrimiento.
- No lo sé. - Respiró profundo. - Somos amigos, y estuvimos viviendo como hermanos… creo, pero no sé si es ese el tipo de cariño que siento por ti. - Explicó. Aker solo asintió y apretó los labios.
- Yo tampoco lo sé. - Silvermist lo miró y él le sonrió. - Y creo que está bien así. Podemos ir descubriendo eso.
- ¿Y si no es el mismo cariño al final? - Preocupada lo encaró, Aker quedó pensativo.
- Ya veremos qué hacer, por el momento no te preocupes por ello. - Silvermist le dedicó una sonrisa y se apoyó en su costado al dejar libre su mano. - No creo que sea algo que haya que pensarse. No quiero ser un dolor de cabeza para ti.
- Yo tampoco quiero eso. - Relajada cerró los ojos y volvió a sentir una brisa pasar sobre ellos, a pesar de todo fue una buena noche.
- Entonces está bien. - Y un estornudo de parte de la menor les hizo saber que era hora de regresar a sus habitaciones.
Aker pensaba que si no hubiesen perdido el tiempo en algo como lo que hablaron en ese momento estaría más tranquilo, y sin un estúpido resfriado, pero la realidad era otra, hablaron quizá demasiado y solo esperaba que todo el asunto no lo distrajera de los demás asuntos que debían de tratar.
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Re: [Roll-P] Remember
El viaje continuó así por varias horas, los chicos platicaban sobre cualquier cosa que viniese a tema de conversación, y de vez en cuando los mayores se unían a la charla, hasta Dominic dio más de dos comentarios, y hasta propuso un juego en el viaje para matar el tiempo.
Al mediodía se detuvieron a estirar las piernas enterándose los cinco protectores de Alice y la misma Alice que habían estado manejando en un camino de tierra rodeado de árboles tan grandes y frondosos que la carretera se había perdido por completo, mas, ninguno supo el momento en que habían dejado la civilización.
Marianella le preguntó a Don Javier y éste le contestó que se encontraban en un bosque milenario llamado Clypeus, mismo lugar que les decía que estaban muy cerca de Damorent.
Se instalaron media hora a descansar en unas rocas que les sirvieron de asientos mientras degustaban del almuerzo que pidieron antes de salir del hotel, mientras los tres caballeros a cargo hacían sus decisiones de cómo avanzar, confirmando al final que Eric y Don Javier harían de guía hasta Damorent mientras que Dominic buscaría un buen lugar para ocultar el auto.
- ¿Entonces ya no falta mucho? - Preguntó Keira con desgano antes de salir a su nueva aventura.
- En auto media hora. - Sonrió amable Eric, pero eso no hizo feliz a la chica en ningún momento, al contrario solo provocó un largo suspiro de su parte.
- Ni cuando me ponía a dieta me sentía tan agotada. - Resopló en ironía.
- Ya verás que la caminata los revitalizará. - Insistió, Keira no se lo creyó y solo avanzó como todos, con mochilas al hombro como un buen campamento.
Estuvieron así hora y cuarto, impresionandose cada vez más por el silencio del lugar, apenas y se detectaban algunos pájaros pasando y trinando junto al sonido de varios bichos que serían más comunes en una noche de verano que a esa hora del día. Platicaban casi murmurando sobre ello hasta la llegada a los pies de un abismo tal que parecía una bendición estar abajo y no en lo alto del mismo.
Una suave y cristalina cascada partía la montaña en dos hacía una laguna de terreno desigual, con aguas profundas y superficiales, últimas a faldas de la montaña donde árboles frondosos vivían por la gran humedad, y aves de diferentes tipos llegaban a refrescarse de su vuelo con un merecido baño. Pero eso no fue lo que llamó la atención de los jóvenes, sino que a un lado y en frente de esa cascada una montaña más baja, que parecía enterrada en el medio del agua colocaba en su cima lo que parecía ser un castillo antiguo, y majestuoso a los rayos del sol.
- ¡Bienvenidos a Damorent! - Don Javier extendió los brazos como una presentación y luego de un corto silencio seguido del aleteo de las aves huyendo. Un grito de sorpresa salió de todos los adolescentes.
- ¡¿Qué?!
- ¿Ocurre algo malo? - El mayor se hizo el desentendido, y los demás se vieron entre sí, mientras que Eric no evitó reír por lo bajo al notar las expresiones de descontento.
- No nos puedes decir que aquí hemos venido a entrenar. - Dijo Aker con molestia y cruzado de brazos, estaba seguro que a los demás así como a él mismo eso le parecía una mala broma. Especialmente porque ese castillo a lo lejos se notaba que a penas se mantenía en pie, y llevar a Alice al mismo no era nunca en la cabeza de nadie una opción válida.
- ¡Ah! Por supuesto que no, no es aquí - Señaló con las manos al suelo. - Es allá. - Cambió la dirección de las manos hacia la cascada. Ninguna expresión mejoró, a excepción de Eric que solo pudo reír más fuerte y Alice curiosa se acercó a preguntarle algo que el caballero le explicó solo a ella en susurros.
- ¿Es en serio Don Javier? - Preguntó Noah con extrañeza. No era raro el entrenar en agua o escalar para mejorar la resistencia de todos, pero no tenían nada para pasar ni una noche ahí, a menos que decidieran empezar a talar árboles y construyeran un intento de cabaña barata. Pero tampoco era agradable el pensar en destruir ese lugar, porque sentían claramente cómo una fuerza les decía sin palabras que hacer solo una modificación en el mismo resultaría en dolor para sus agresores.
- En serio. - Sonrió.
- Mar - Aker la llamó de manera disimulada. - Sé que es tu abuelo pero ¿Lo puedo insultar?
- ¿Qué? - A la chica se le pusieron los pelos de punta de solo imaginarlo, recordaba sin problemas lo bocafloja que era Aker cuando quería, además de que no se le daba preguntar algo así por una simple broma. - Claro que no. - Le dio un suave manotazo en el hombro para que regresara en sí.
- ¡Pero está que nos toma el pelo! - Levantó la voz y usó todo el brazo para señalar la cascada, misma que empezó a partirse por la mitad en ese momento, dejando el grito de Aker como algo olvidable para todos.
Se mostró ante los ojos de los más incrédulos una enorme y oscura cueva que parecía no tener fin, y aun cuando caminaron para quedar en frente del estrépito fenómeno seguían sin ver más allá de su simple forma, parecía mentira que fuesen las tres de la tarde y el sol brillase como en la costa..
- ¿Desde cuándo abres cascadas? - Le preguntó esta vez Mar al pelirrojo, quien solo se encogió de hombros.
- Desde nunca. - Al igual que todos a pesar de estar murmurando entre ellos seguían sin quitar sus ojos de la cueva, hasta que algo dentro de ésta se movió y dejó más preguntas sin respuestas: Un hombre en casulla de seda morada con costura y estampados en dorado que gritó a todo pulmón: "¡Esperen un momento, tuvimos problemas con las balsas!" Y así, los jóvenes sólo podían sentir como sus estómagos de contraían de la reverenda ridiculez que escucharon como excusa de algo que en la vida hubiesen pensado ver.
Dos balsas a remo con capacidad de cuatro personas más un conductor(Personas en cogullas ocultando sus cabezas del sol) llegaron hasta ellos y cada uno se subió en el que vio más cerca: Mar, Keira, Aker y Don Javier en uno y Silvermist, Alice, Noah y Eric en el otro.
- ¿Y Dominic? - Preguntó el pelirrojo al mirar de un lado a otro notando que el conductor ya había regresado a remar hacia el interior. - ¿No lo vamos a esperar?
- ¿El comandante? - El conductor miró a Don Javier para pedir confirmación y recibió una leve afirmación de cabeza. - Él ya llegó hace un buen rato Sir Aker. - Todos pestañearon con sorpresa, especialmente el pelirrojo al notar que sabía su nombre.
- ¿Cómo es que…?
- ¿...Sé su nombre? - Completó con una amable sonrisa. - Cuando hayamos llegado a la sala central lo sabrán, por el momento, por favor intenten disfrutar del paisaje, pasará mucho tiempo antes de que vuelvan a ver este lugar, y es demasiado hermoso como para desperdiciarlo. - Su tono era tan suave y calmado, que todos tomaron eso como la sugerencia más relevante que pudieron tener en el día, por lo que hicieron caso sin rechistar. La laguna era más grande de lo que parecía, por lo que al paso de los remos iban a tardar algunos minutos.
Pasaron frente a la montaña con el palacio, a lo que Mar tuvo curiosidad y preguntó al conductor, una mujer que amablemente respondió.
- Son las ruinas del palacio de Damorent. Está prohibida su entrada por el mal estado en el que se encuentra, misma razón por la que no se lo ha retirado, sería muy peligroso para las personas.
Llegados a la cueva donde al poner los pies en tierra se asombraron por el camino seco y firme que había en su interior. El suelo de la cueva estaba llena de adoquines amarillentos por el tiempo pero firmes en su puesto, curiosamente si se agudizaba el oído o se agachaban con el propósito de ello, se podía escuchar claramente el suave fluir del agua bajo la piedra.
- ¿Cómo es que llegó antes? - Silvermist se acercó al hombre con barba que los había estado esperando con los brazos cruzados y recostado a la pared como si hubiese esperado hasta el cansancio.
- Un atajo. - Contestó tranquilo y miró a todo el grupo. - Caminan muy lento.
- No le crean. - Intervino Don Javier antes de que alguno reaccionara.
- Hay otra entrada. - Explicó Eric y todos comprendieron. Dominic resopló al ser descubierto. - Es subterránea. El auto debe de estar ahí.
- ¿Pero entonces si había otra entrada por qué tomar el camino más largo? - Preguntó Noah. No estaba cansado, pero se volvía molesto cuando los habían hecho cargar las cosas de cada uno por casi una hora sin razón alguna.
- Porque así nos lo pidió el Gran Domarent.
- ¿La ciudad les habla? - Aker levantó la cejas con claro sarcasmo. El hombre de casulla se adelantó a contestar antes de cualquier otra incoherencia.
- No sir Aker, así no son las cosas. - A pesar de su voz grave hablaba con calma familiar. Era un anciano alto, de larga barba con signos de calvicie en su cabeza y una cicatriz antigua en la misma. - Por favor, siganme. - Comenzó a caminar seguido de los monjes y luego por los tres caballeros quedando al final Alice seguida de sus protectores.
Al mediodía se detuvieron a estirar las piernas enterándose los cinco protectores de Alice y la misma Alice que habían estado manejando en un camino de tierra rodeado de árboles tan grandes y frondosos que la carretera se había perdido por completo, mas, ninguno supo el momento en que habían dejado la civilización.
Marianella le preguntó a Don Javier y éste le contestó que se encontraban en un bosque milenario llamado Clypeus, mismo lugar que les decía que estaban muy cerca de Damorent.
Se instalaron media hora a descansar en unas rocas que les sirvieron de asientos mientras degustaban del almuerzo que pidieron antes de salir del hotel, mientras los tres caballeros a cargo hacían sus decisiones de cómo avanzar, confirmando al final que Eric y Don Javier harían de guía hasta Damorent mientras que Dominic buscaría un buen lugar para ocultar el auto.
- ¿Entonces ya no falta mucho? - Preguntó Keira con desgano antes de salir a su nueva aventura.
- En auto media hora. - Sonrió amable Eric, pero eso no hizo feliz a la chica en ningún momento, al contrario solo provocó un largo suspiro de su parte.
- Ni cuando me ponía a dieta me sentía tan agotada. - Resopló en ironía.
- Ya verás que la caminata los revitalizará. - Insistió, Keira no se lo creyó y solo avanzó como todos, con mochilas al hombro como un buen campamento.
Estuvieron así hora y cuarto, impresionandose cada vez más por el silencio del lugar, apenas y se detectaban algunos pájaros pasando y trinando junto al sonido de varios bichos que serían más comunes en una noche de verano que a esa hora del día. Platicaban casi murmurando sobre ello hasta la llegada a los pies de un abismo tal que parecía una bendición estar abajo y no en lo alto del mismo.
Una suave y cristalina cascada partía la montaña en dos hacía una laguna de terreno desigual, con aguas profundas y superficiales, últimas a faldas de la montaña donde árboles frondosos vivían por la gran humedad, y aves de diferentes tipos llegaban a refrescarse de su vuelo con un merecido baño. Pero eso no fue lo que llamó la atención de los jóvenes, sino que a un lado y en frente de esa cascada una montaña más baja, que parecía enterrada en el medio del agua colocaba en su cima lo que parecía ser un castillo antiguo, y majestuoso a los rayos del sol.
- ¡Bienvenidos a Damorent! - Don Javier extendió los brazos como una presentación y luego de un corto silencio seguido del aleteo de las aves huyendo. Un grito de sorpresa salió de todos los adolescentes.
- ¡¿Qué?!
- ¿Ocurre algo malo? - El mayor se hizo el desentendido, y los demás se vieron entre sí, mientras que Eric no evitó reír por lo bajo al notar las expresiones de descontento.
- No nos puedes decir que aquí hemos venido a entrenar. - Dijo Aker con molestia y cruzado de brazos, estaba seguro que a los demás así como a él mismo eso le parecía una mala broma. Especialmente porque ese castillo a lo lejos se notaba que a penas se mantenía en pie, y llevar a Alice al mismo no era nunca en la cabeza de nadie una opción válida.
- ¡Ah! Por supuesto que no, no es aquí - Señaló con las manos al suelo. - Es allá. - Cambió la dirección de las manos hacia la cascada. Ninguna expresión mejoró, a excepción de Eric que solo pudo reír más fuerte y Alice curiosa se acercó a preguntarle algo que el caballero le explicó solo a ella en susurros.
- ¿Es en serio Don Javier? - Preguntó Noah con extrañeza. No era raro el entrenar en agua o escalar para mejorar la resistencia de todos, pero no tenían nada para pasar ni una noche ahí, a menos que decidieran empezar a talar árboles y construyeran un intento de cabaña barata. Pero tampoco era agradable el pensar en destruir ese lugar, porque sentían claramente cómo una fuerza les decía sin palabras que hacer solo una modificación en el mismo resultaría en dolor para sus agresores.
- En serio. - Sonrió.
- Mar - Aker la llamó de manera disimulada. - Sé que es tu abuelo pero ¿Lo puedo insultar?
- ¿Qué? - A la chica se le pusieron los pelos de punta de solo imaginarlo, recordaba sin problemas lo bocafloja que era Aker cuando quería, además de que no se le daba preguntar algo así por una simple broma. - Claro que no. - Le dio un suave manotazo en el hombro para que regresara en sí.
- ¡Pero está que nos toma el pelo! - Levantó la voz y usó todo el brazo para señalar la cascada, misma que empezó a partirse por la mitad en ese momento, dejando el grito de Aker como algo olvidable para todos.
Se mostró ante los ojos de los más incrédulos una enorme y oscura cueva que parecía no tener fin, y aun cuando caminaron para quedar en frente del estrépito fenómeno seguían sin ver más allá de su simple forma, parecía mentira que fuesen las tres de la tarde y el sol brillase como en la costa..
- ¿Desde cuándo abres cascadas? - Le preguntó esta vez Mar al pelirrojo, quien solo se encogió de hombros.
- Desde nunca. - Al igual que todos a pesar de estar murmurando entre ellos seguían sin quitar sus ojos de la cueva, hasta que algo dentro de ésta se movió y dejó más preguntas sin respuestas: Un hombre en casulla de seda morada con costura y estampados en dorado que gritó a todo pulmón: "¡Esperen un momento, tuvimos problemas con las balsas!" Y así, los jóvenes sólo podían sentir como sus estómagos de contraían de la reverenda ridiculez que escucharon como excusa de algo que en la vida hubiesen pensado ver.
Dos balsas a remo con capacidad de cuatro personas más un conductor(Personas en cogullas ocultando sus cabezas del sol) llegaron hasta ellos y cada uno se subió en el que vio más cerca: Mar, Keira, Aker y Don Javier en uno y Silvermist, Alice, Noah y Eric en el otro.
- ¿Y Dominic? - Preguntó el pelirrojo al mirar de un lado a otro notando que el conductor ya había regresado a remar hacia el interior. - ¿No lo vamos a esperar?
- ¿El comandante? - El conductor miró a Don Javier para pedir confirmación y recibió una leve afirmación de cabeza. - Él ya llegó hace un buen rato Sir Aker. - Todos pestañearon con sorpresa, especialmente el pelirrojo al notar que sabía su nombre.
- ¿Cómo es que…?
- ¿...Sé su nombre? - Completó con una amable sonrisa. - Cuando hayamos llegado a la sala central lo sabrán, por el momento, por favor intenten disfrutar del paisaje, pasará mucho tiempo antes de que vuelvan a ver este lugar, y es demasiado hermoso como para desperdiciarlo. - Su tono era tan suave y calmado, que todos tomaron eso como la sugerencia más relevante que pudieron tener en el día, por lo que hicieron caso sin rechistar. La laguna era más grande de lo que parecía, por lo que al paso de los remos iban a tardar algunos minutos.
Pasaron frente a la montaña con el palacio, a lo que Mar tuvo curiosidad y preguntó al conductor, una mujer que amablemente respondió.
- Son las ruinas del palacio de Damorent. Está prohibida su entrada por el mal estado en el que se encuentra, misma razón por la que no se lo ha retirado, sería muy peligroso para las personas.
Llegados a la cueva donde al poner los pies en tierra se asombraron por el camino seco y firme que había en su interior. El suelo de la cueva estaba llena de adoquines amarillentos por el tiempo pero firmes en su puesto, curiosamente si se agudizaba el oído o se agachaban con el propósito de ello, se podía escuchar claramente el suave fluir del agua bajo la piedra.
- ¿Cómo es que llegó antes? - Silvermist se acercó al hombre con barba que los había estado esperando con los brazos cruzados y recostado a la pared como si hubiese esperado hasta el cansancio.
- Un atajo. - Contestó tranquilo y miró a todo el grupo. - Caminan muy lento.
- No le crean. - Intervino Don Javier antes de que alguno reaccionara.
- Hay otra entrada. - Explicó Eric y todos comprendieron. Dominic resopló al ser descubierto. - Es subterránea. El auto debe de estar ahí.
- ¿Pero entonces si había otra entrada por qué tomar el camino más largo? - Preguntó Noah. No estaba cansado, pero se volvía molesto cuando los habían hecho cargar las cosas de cada uno por casi una hora sin razón alguna.
- Porque así nos lo pidió el Gran Domarent.
- ¿La ciudad les habla? - Aker levantó la cejas con claro sarcasmo. El hombre de casulla se adelantó a contestar antes de cualquier otra incoherencia.
- No sir Aker, así no son las cosas. - A pesar de su voz grave hablaba con calma familiar. Era un anciano alto, de larga barba con signos de calvicie en su cabeza y una cicatriz antigua en la misma. - Por favor, siganme. - Comenzó a caminar seguido de los monjes y luego por los tres caballeros quedando al final Alice seguida de sus protectores.
Mar.- .::░ღAdmin~Contest.ღ░::.
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Re: [Roll-P] Remember
Avanzando ya no solo el suelo podía apreciarse adoquinado sino también las antiguas paredes y el techo en arco; ambos manchados por el viejo hollín gracias a sus lámparas empotradas. Metros más adelante, hoyos que dejaban ver la circulación de lo que antiguamente era un manantial partían el suelo en pozos donde el subsuelo aparentaba poseer pasillos cubiertos por el paso del agua, hechos de los mismos adoquines de la superficie sobre la que caminaban. Los monjes no explicaron palabra de su propósito, así como tampoco el de las celdas cerradas y vacías a lo largo de los pasillos en ambos niveles de suelo.
Llegaron a lo que supusieron el final de la pequeña caminata en la cual lo único resaltante para los oídos de todos era el eco de los pasos. Sabían que el camino seguía, pero se notaba que era el punto céntrico al que llevaba más de una sola entrada: Una escalera alzada frente a ellos poseedora de un gran balcón con puertas cerradas de madera que les daba la bienvenida al chirriar lentamente por la fuerza que el monje portero debía usar para abrirlas. Al ingresar por las mismas, los ojos de todos descubrieron un espacio tan amplio y brillante que parecía mentira que antes hubiesen estado en una cueva tan oscura.
Una vez dentro el piso ya no era piedra sino madera, y las paredes eran libreros llenos y hasta repletos de libros de todos los colores y tamaños, pero no parecían tener clasificación ni orden, ya que ni en sus lomos aparecía algo que diese alguna idea de qué trataban.
Y entre libreros, suelo y techo, tanto raíces como ramas aparecían desperdigadas de manera tal que no obstruían el paso ni la estructura base de aquella construcción, sino que la reforzaban; algunas sostenían el techo que daba cabida a la luz del exterior, siendo esa una de muchas habitaciones de la Biblioteca de Damorent, como uno de los monjes explicó.
Continuaron su recorrido hacia la única puerta que llevaba a adentrarse en el lugar y así siguieron por tres habitaciones más hasta llegar al salón principal, en dónde se podía apreciar la entrada principal y al otro extremo un callejón sin salida gigante, mismo que rodeaba un árbol que denotaba años parecidos a la existencia del mundo.
Los monjes encaminaron a todos a aquel árbol deteniéndose a unos metros del mismo, era lo suficiente imponente para no querer acercarse de más.
- Les presento: - El hombre de casulla dio una reverencia seguido de los otros monjes. - El gran Damorent. - Dijo y se reincorporó seguido así mismo de sus súbditos. Los ignorantes de todo eso, expectantes a lo que saldría de algún lugar miraban sin ton ni son a todas las partes posibles y no aparecía nada, solo reinaba el silbido del viento a través del despejado techo, y la corriente rápida de un río cercano.
Noah iba a preguntar sobre la persona en cuestión pero una potente y ancestral voz hizo eco en los oídos y recuerdos de todos. Era cálida, anciana y desconocida pero dejó un efecto al déjà vu a sus nuevos oyentes.
- Bienvenidos Hijos de Filis y de Alicuius.
La radiante luz del día fue disminuyendo hasta volverse oscuridad al ser opacada por la fuerte aura iluminada en arcoiris que desprendía el árbol junto al aroma de los robles mejor conservados.
- Soy Domarent uno de los primeros siete magos del mundo, sé que no me recuerdan, pero yo sí a ustedes viejos y muy queridos amigos míos. - Continuó aquella voz, para el momento ya no había quién no cayera en cuenta de que el "Gran Damorent" del que tanto habían hablado era aquel árbol deshojado pero fuertemente aferrado al suelo. No entendían cómo pero era alguien en quien podían confiar, ni siquiera fue necesario pensarlo, la calidez y pureza que manifestaba era suficiente para reconocerlo como alguien a quien debían respeto. - Así mismo como sé su travesía hasta este lugar, sus pérdidas, y sus motivaciones para continuar por este camino. El que sé no ha sido fácil,y el que sigue lo será aún menos, pero puedo asegurarles que nada de lo que han hecho y harán, será en vano. ¡Un paso hacia mí, fervientes protectores de Alice! Hoy sabrán más sobre ustedes, más sobre sus propósitos y mucho, mucho más sobre su grandeza y por qué el destino del mundo ha quedado en sus manos. Impregnare fragmentos perdidos de sus días aquí, de una de tantas vidas antiguas, además de hacer entrega a ustedes del principio de su verdadera naturaleza.
Los cinco protectores se formaron en una fila frente al árbol en cuanto los monjes les dieron paso, y junto a ellos astas de tres metros de alto se crearon en la terminación de diferentes cetros de gran valor, impalpables pero estables, los cetros se elevaron sobre ellos y cada uno fue a dar a un rincón al rodear el árbol con majestuosidad.
- ¡Vita Anima! - Continuó relatando. - Esta es su esencia, fuerza que han recolectado a través de los milenios, Fuerza que cuando estén listos les concederán el arma que necesitan para enfrentar al mal que nos acecha. Suerte en su entrenamiento y en su camino. - Los cetros se habían clavado al aire como si fuesen sujetados por algo, incapaces de moverse, y así mismo sus dueños no sabían qué hacer en cuanto el árbol apagó su furor y volvía a ellos la radiante luz del sol a suavizar el ambiente con su calidez.
Para los cinco aquello fue algo nuevo, tanto así que cayeron al suelo inundados de visiones que no recordaban y que una tras otra solo los sumió en un profundo sueño que duraría hasta el día siguiente.
Un chirrido que consideraba molesto lo despertó con muy mal humor. Su cabeza no solo daba vueltas, sino que también sentía hambre de manera tal que se le tiraría a lo primero que le pusieran en la mesa.
Se sentó en la cama mientras se estiraba queriendo alcanzar todos los extremos de la habitación, y después de mirar la pared por más de diez minutos recobrando la consciencia de lo ocurrido el día anterior recordó tantas cosas que al fin se le hizo extraño el lugar en el que se había despertado.
En esa habitación solo estaba él, a penas y tenía una ventana que daba vista a maizales y a un riachuelo, del cual su corriente era aprovechada con un viejo molino que chirriaba como uñas en pizarra.
- Mierda, maldita cosa. - Masculló restregándose los ojos.
- Ya despertaste ¿Eh? - Con la vista aún borrosa alcanzó a percibir que la persona que había abierto la puerta y quedado ahí era Dominic. - Alístate, hay cosas que hacer, el hospedaje no es gratis.
- ¿Qué? - Fue lo único que pudo pronunciar para cuando el mayor volvió a cerrar la puerta dejándolo solo.
Encontró su equipaje a un lado de la cama, y así mismo encontró ropa lista para usar doblada sobre una silla, y según había visto cómo estaba vestido Dominic, si no quería problemas lo más seguro es que debería ponérsela, a pesar de que no era para nada su estilo. En su criterio era muy pobre y de calidad que llamaba a la supervivencia, misma cosa que ocurrió cuando fue a ver la ducha; no entendía por qué pero todo era demasiado rústico para su gusto, siendo la peor parte lo fría que estaba el agua.
Una vez alistado notó que era una casa pequeña en realidad, diría que apenas y había dos habitaciones en el piso de arriba, mientras que abajo cocina, comedor y sala eran las mismas cuatro paredes. todo hecho en piedra. sin una sola mano de pintura y un techo tal que si un balón era pateado con fuerza, en definitiva lo atravesaba por el material de caña.
Dominic parecía haber terminado de lavar unos platos y él se acercó a la pequeña mesa de dos que estaba ahí. En un extremo estaba un plato con huevos, carne y tostadas, con una taza de leche caliente esperando junto a botes de miel, y mantequilla.
- ¿Qué es esto? - Preguntó aun confundido, era verdad que el viejo Damorent les había regresado el recuerdo de cómo era vivir en ese lugar, pero aun así no era que le agradara en totalidad. La ciudad era definitivamente lo suyo.
- Desayuno. - Explicó neutral. Aker gruñó exasperado, pero no le dijo nada y solo se sentó a comer. Sentía que lo estaba tratando como un niño pequeño y eso le molestaba, pero tampoco podía decirle nada, porque quizá recordó muchas cosas que hubiese preferido que no fueran así. - Hoy nos toca recoger algunas cosechas y luego comenzaremos el nuevo entrenamiento.
- Como digas. - Sin educación contestó aun masticando.
- Te aviso desde ya que el sacerdote Zayd los esperará en el templo a la noche, la biblioteca es pública así que si te entran ganas de leer... Si lo has hecho alguna vez, puedes ir. En esta misma casa te habías quedado en tu vida pasada, los demás aún duermen, también fueron asignados del mismo modo, y son prácticamente vecinos, no debes preocuparte por ello. - Con algunos recuerdos recuperados, sabía que Zayd era el hombre anciano de la casulla, mientras que el otro monje era uno de sus seguidores y se llamaba Frank, mientras que la mujer, también seguidora, tomaba el nombre de Celina.
- No estoy preocupado.
- Lo que digas. - Solo Aker mezclando miel con la tostada y luego con la leche fue lo siguiente que se escuchó en toda la casa. - ¿Entiendes lo que hay que hacer verdad? - Aker hizo un asentimiento mudo cuando el mayor se sentó al otro extremo.
- Entrenar, y ver cómo consigo ese maldito cetro. ¿No?
- Exacto.
- ¿Por qué no solo nos lo da? Esto es urgente, no puede estar mezquinando solo porque sí.
- Y por esa razón, es que dudo que lo consigas. Dominic se volvió a levantar con un fuerte suspiro, lo sabía tanto como Aker. En su vida pasada él no pudo hacerse con la maldita cosa esa, y aunque su desobediencia seguía intacta debería de encontrar la forma porque lo necesitaban.
Llegaron a lo que supusieron el final de la pequeña caminata en la cual lo único resaltante para los oídos de todos era el eco de los pasos. Sabían que el camino seguía, pero se notaba que era el punto céntrico al que llevaba más de una sola entrada: Una escalera alzada frente a ellos poseedora de un gran balcón con puertas cerradas de madera que les daba la bienvenida al chirriar lentamente por la fuerza que el monje portero debía usar para abrirlas. Al ingresar por las mismas, los ojos de todos descubrieron un espacio tan amplio y brillante que parecía mentira que antes hubiesen estado en una cueva tan oscura.
Una vez dentro el piso ya no era piedra sino madera, y las paredes eran libreros llenos y hasta repletos de libros de todos los colores y tamaños, pero no parecían tener clasificación ni orden, ya que ni en sus lomos aparecía algo que diese alguna idea de qué trataban.
Y entre libreros, suelo y techo, tanto raíces como ramas aparecían desperdigadas de manera tal que no obstruían el paso ni la estructura base de aquella construcción, sino que la reforzaban; algunas sostenían el techo que daba cabida a la luz del exterior, siendo esa una de muchas habitaciones de la Biblioteca de Damorent, como uno de los monjes explicó.
Continuaron su recorrido hacia la única puerta que llevaba a adentrarse en el lugar y así siguieron por tres habitaciones más hasta llegar al salón principal, en dónde se podía apreciar la entrada principal y al otro extremo un callejón sin salida gigante, mismo que rodeaba un árbol que denotaba años parecidos a la existencia del mundo.
Los monjes encaminaron a todos a aquel árbol deteniéndose a unos metros del mismo, era lo suficiente imponente para no querer acercarse de más.
- Les presento: - El hombre de casulla dio una reverencia seguido de los otros monjes. - El gran Damorent. - Dijo y se reincorporó seguido así mismo de sus súbditos. Los ignorantes de todo eso, expectantes a lo que saldría de algún lugar miraban sin ton ni son a todas las partes posibles y no aparecía nada, solo reinaba el silbido del viento a través del despejado techo, y la corriente rápida de un río cercano.
Noah iba a preguntar sobre la persona en cuestión pero una potente y ancestral voz hizo eco en los oídos y recuerdos de todos. Era cálida, anciana y desconocida pero dejó un efecto al déjà vu a sus nuevos oyentes.
- Bienvenidos Hijos de Filis y de Alicuius.
La radiante luz del día fue disminuyendo hasta volverse oscuridad al ser opacada por la fuerte aura iluminada en arcoiris que desprendía el árbol junto al aroma de los robles mejor conservados.
- Soy Domarent uno de los primeros siete magos del mundo, sé que no me recuerdan, pero yo sí a ustedes viejos y muy queridos amigos míos. - Continuó aquella voz, para el momento ya no había quién no cayera en cuenta de que el "Gran Damorent" del que tanto habían hablado era aquel árbol deshojado pero fuertemente aferrado al suelo. No entendían cómo pero era alguien en quien podían confiar, ni siquiera fue necesario pensarlo, la calidez y pureza que manifestaba era suficiente para reconocerlo como alguien a quien debían respeto. - Así mismo como sé su travesía hasta este lugar, sus pérdidas, y sus motivaciones para continuar por este camino. El que sé no ha sido fácil,y el que sigue lo será aún menos, pero puedo asegurarles que nada de lo que han hecho y harán, será en vano. ¡Un paso hacia mí, fervientes protectores de Alice! Hoy sabrán más sobre ustedes, más sobre sus propósitos y mucho, mucho más sobre su grandeza y por qué el destino del mundo ha quedado en sus manos. Impregnare fragmentos perdidos de sus días aquí, de una de tantas vidas antiguas, además de hacer entrega a ustedes del principio de su verdadera naturaleza.
Los cinco protectores se formaron en una fila frente al árbol en cuanto los monjes les dieron paso, y junto a ellos astas de tres metros de alto se crearon en la terminación de diferentes cetros de gran valor, impalpables pero estables, los cetros se elevaron sobre ellos y cada uno fue a dar a un rincón al rodear el árbol con majestuosidad.
- ¡Vita Anima! - Continuó relatando. - Esta es su esencia, fuerza que han recolectado a través de los milenios, Fuerza que cuando estén listos les concederán el arma que necesitan para enfrentar al mal que nos acecha. Suerte en su entrenamiento y en su camino. - Los cetros se habían clavado al aire como si fuesen sujetados por algo, incapaces de moverse, y así mismo sus dueños no sabían qué hacer en cuanto el árbol apagó su furor y volvía a ellos la radiante luz del sol a suavizar el ambiente con su calidez.
Para los cinco aquello fue algo nuevo, tanto así que cayeron al suelo inundados de visiones que no recordaban y que una tras otra solo los sumió en un profundo sueño que duraría hasta el día siguiente.
Un chirrido que consideraba molesto lo despertó con muy mal humor. Su cabeza no solo daba vueltas, sino que también sentía hambre de manera tal que se le tiraría a lo primero que le pusieran en la mesa.
Se sentó en la cama mientras se estiraba queriendo alcanzar todos los extremos de la habitación, y después de mirar la pared por más de diez minutos recobrando la consciencia de lo ocurrido el día anterior recordó tantas cosas que al fin se le hizo extraño el lugar en el que se había despertado.
En esa habitación solo estaba él, a penas y tenía una ventana que daba vista a maizales y a un riachuelo, del cual su corriente era aprovechada con un viejo molino que chirriaba como uñas en pizarra.
- Mierda, maldita cosa. - Masculló restregándose los ojos.
- Ya despertaste ¿Eh? - Con la vista aún borrosa alcanzó a percibir que la persona que había abierto la puerta y quedado ahí era Dominic. - Alístate, hay cosas que hacer, el hospedaje no es gratis.
- ¿Qué? - Fue lo único que pudo pronunciar para cuando el mayor volvió a cerrar la puerta dejándolo solo.
Encontró su equipaje a un lado de la cama, y así mismo encontró ropa lista para usar doblada sobre una silla, y según había visto cómo estaba vestido Dominic, si no quería problemas lo más seguro es que debería ponérsela, a pesar de que no era para nada su estilo. En su criterio era muy pobre y de calidad que llamaba a la supervivencia, misma cosa que ocurrió cuando fue a ver la ducha; no entendía por qué pero todo era demasiado rústico para su gusto, siendo la peor parte lo fría que estaba el agua.
Una vez alistado notó que era una casa pequeña en realidad, diría que apenas y había dos habitaciones en el piso de arriba, mientras que abajo cocina, comedor y sala eran las mismas cuatro paredes. todo hecho en piedra. sin una sola mano de pintura y un techo tal que si un balón era pateado con fuerza, en definitiva lo atravesaba por el material de caña.
Dominic parecía haber terminado de lavar unos platos y él se acercó a la pequeña mesa de dos que estaba ahí. En un extremo estaba un plato con huevos, carne y tostadas, con una taza de leche caliente esperando junto a botes de miel, y mantequilla.
- ¿Qué es esto? - Preguntó aun confundido, era verdad que el viejo Damorent les había regresado el recuerdo de cómo era vivir en ese lugar, pero aun así no era que le agradara en totalidad. La ciudad era definitivamente lo suyo.
- Desayuno. - Explicó neutral. Aker gruñó exasperado, pero no le dijo nada y solo se sentó a comer. Sentía que lo estaba tratando como un niño pequeño y eso le molestaba, pero tampoco podía decirle nada, porque quizá recordó muchas cosas que hubiese preferido que no fueran así. - Hoy nos toca recoger algunas cosechas y luego comenzaremos el nuevo entrenamiento.
- Como digas. - Sin educación contestó aun masticando.
- Te aviso desde ya que el sacerdote Zayd los esperará en el templo a la noche, la biblioteca es pública así que si te entran ganas de leer... Si lo has hecho alguna vez, puedes ir. En esta misma casa te habías quedado en tu vida pasada, los demás aún duermen, también fueron asignados del mismo modo, y son prácticamente vecinos, no debes preocuparte por ello. - Con algunos recuerdos recuperados, sabía que Zayd era el hombre anciano de la casulla, mientras que el otro monje era uno de sus seguidores y se llamaba Frank, mientras que la mujer, también seguidora, tomaba el nombre de Celina.
- No estoy preocupado.
- Lo que digas. - Solo Aker mezclando miel con la tostada y luego con la leche fue lo siguiente que se escuchó en toda la casa. - ¿Entiendes lo que hay que hacer verdad? - Aker hizo un asentimiento mudo cuando el mayor se sentó al otro extremo.
- Entrenar, y ver cómo consigo ese maldito cetro. ¿No?
- Exacto.
- ¿Por qué no solo nos lo da? Esto es urgente, no puede estar mezquinando solo porque sí.
- Y por esa razón, es que dudo que lo consigas. Dominic se volvió a levantar con un fuerte suspiro, lo sabía tanto como Aker. En su vida pasada él no pudo hacerse con la maldita cosa esa, y aunque su desobediencia seguía intacta debería de encontrar la forma porque lo necesitaban.
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Re: [Roll-P] Remember
-¡AAAAAAAAAAAAH!- gritó contra la almohada. Tres días, habían pasado tres días y aún no lograban alcanzar los benditos cetros. Se giró sobre su cama mirando al techo. ¿Qué era aquello que necesitaban? Habían pasado tres días en el mismo escenario, por el día entrenamiento de batalla, por la tarde meditación y fuerza, por la noche lectura en la biblioteca. Habían aprendido demasiadas cosas, ahora había podido entender sobre sus vidas pasadas, habían logrado recuperar algunos recuerdos de su vida en aquel lugar, por un momento quisieron explorar más, pero sus cuerpos no resistían. Y como decía su abuelo, era mejor mantener la ignorancia en algunos aspectos, pues era tanta información que podrían recaer en la locura si no estaban bien preparados. Pero a pesar de todo, ninguno de ellos había logrado mover ni un poco alguno de esos cetros.
Soltó un bufido, estaba despierta desde el alba y no pasaría mucho hasta que tocaran las trompetas para iniciar el entrenamiento. La puerta de la habitación sonó y Mar solo dejó escapar un ruido que se entendió como una aceptación para que entraran a su espacio.
-¿Todo bien, Mar? – la voz de Alice se hizo presente. Ella suspiró y se incorporó en su cama.
-Algo frustrada, pero sí. ¿Tú? – ambas habían empezado a vivir juntas en esa pequeña choza. Según sus recuerdos, ellas por ser hermanas compartían aquel espacio en el pasado. Al principio para ella fue un poco raro el pensar en Alice como alguien más cercano. De pronto, no era solo la princesa, sino también su hermana. Recordó aquella visión del pasado que había tenía hacía unos días atrás en el hotel y lo buena que ella había sido con ella en aquella época.
-Pues bien, también estoy esforzándome – dijo la castaña acompañada de un gesto con las manos. Mar sonrió.
-Sigue así, pronto podrás recordar más de tu vida pasada.
-Me gustaría estar más enterada de todo, a diferencia de ustedes, yo vivo por intuición y confianza. Pero ayer logré tener una pequeña visión, recordé a mis padres de aquella vida y a ti-
- ¿A mí también? – cuestionó la menor.
-Sí, ¿por qué la sorpresa? ¿No eres mi hermana? – Hermana, claro.
-Bueno, era complicado, pero supongo que sí…-
-Sé la historia Mar, pero quiero aprenderla de primera mano – sonrió -Y sin duda, eras mi hermana.
-Es curioso que lo digas, en esta vida solo tengo un hermano y siempre quise una hermana
-Pues ya la tienes, así que cuenta conmigo – dijo orgullosa la princesa. Mar sonrió.
-Sí, contaré contigo…salvo para el desayuno, déjame eso a mí. Hasta yo puedo más con eso – Mar se colocó de pie.
- ¡Se me quemaron solo una vez! – reprochó la mayor mientras salía detrás de su “hermana” hacia la pequeña cocina.
En tres días habían pasado muchas cosas, se podía ver la fuerza de las relaciones y de cada uno. Ella misma con la princesa Alice era un ejemplo, otro era Akky y Dominic, los cuales entrenaban y compartían algo entre ellos que no se podía explicar sencillamente. Noah, por otro lado, había pasado mucho tiempo en pláticas con Eric y finalmente, Keira y Sil parecían más unidas. Quizás solo una mera ilusión de los compañeros de vivienda o quizás una unión que se requeriría más adelante.
. . .
Mar salió de su cabaña directo hacia el gran árbol. Era como una pequeña rutina antes de entrenar al alba, vio como Don Javier se encontraba saliendo del lugar.
-Hola -saludó ella.
-Hola querida ¿tan temprano?
-Quiero ver mi avance. ¿tú? ¿Qué haces aquí?
-Vine a charlar con el gran árbol.
-Abuelo… si necesitas compañías humanas…- Don Javier se soltó a reír.
-Ay niña mía, descuida, sé lo que hago. Y si alguna vez caigo en la locura, serás la primera en enterarte – río y luego se marchó. No era difícil de pensar, pues desde que habían llegado el árbol no había hecho ninguna otra obra de magia, no había hablado ni nada, en un momento pensó que podría haber sido cosa de ilusión, pero allí estaban, los “Vita Anima” rehusándose a obedecerles.
Salió de la sala del gran árbol y empezó a caminar hacia su zona de entrenamiento. Hoy empezaban con un entrenamiento de armas.
Soltó un bufido, estaba despierta desde el alba y no pasaría mucho hasta que tocaran las trompetas para iniciar el entrenamiento. La puerta de la habitación sonó y Mar solo dejó escapar un ruido que se entendió como una aceptación para que entraran a su espacio.
-¿Todo bien, Mar? – la voz de Alice se hizo presente. Ella suspiró y se incorporó en su cama.
-Algo frustrada, pero sí. ¿Tú? – ambas habían empezado a vivir juntas en esa pequeña choza. Según sus recuerdos, ellas por ser hermanas compartían aquel espacio en el pasado. Al principio para ella fue un poco raro el pensar en Alice como alguien más cercano. De pronto, no era solo la princesa, sino también su hermana. Recordó aquella visión del pasado que había tenía hacía unos días atrás en el hotel y lo buena que ella había sido con ella en aquella época.
-Pues bien, también estoy esforzándome – dijo la castaña acompañada de un gesto con las manos. Mar sonrió.
-Sigue así, pronto podrás recordar más de tu vida pasada.
-Me gustaría estar más enterada de todo, a diferencia de ustedes, yo vivo por intuición y confianza. Pero ayer logré tener una pequeña visión, recordé a mis padres de aquella vida y a ti-
- ¿A mí también? – cuestionó la menor.
-Sí, ¿por qué la sorpresa? ¿No eres mi hermana? – Hermana, claro.
-Bueno, era complicado, pero supongo que sí…-
-Sé la historia Mar, pero quiero aprenderla de primera mano – sonrió -Y sin duda, eras mi hermana.
-Es curioso que lo digas, en esta vida solo tengo un hermano y siempre quise una hermana
-Pues ya la tienes, así que cuenta conmigo – dijo orgullosa la princesa. Mar sonrió.
-Sí, contaré contigo…salvo para el desayuno, déjame eso a mí. Hasta yo puedo más con eso – Mar se colocó de pie.
- ¡Se me quemaron solo una vez! – reprochó la mayor mientras salía detrás de su “hermana” hacia la pequeña cocina.
En tres días habían pasado muchas cosas, se podía ver la fuerza de las relaciones y de cada uno. Ella misma con la princesa Alice era un ejemplo, otro era Akky y Dominic, los cuales entrenaban y compartían algo entre ellos que no se podía explicar sencillamente. Noah, por otro lado, había pasado mucho tiempo en pláticas con Eric y finalmente, Keira y Sil parecían más unidas. Quizás solo una mera ilusión de los compañeros de vivienda o quizás una unión que se requeriría más adelante.
. . .
Mar salió de su cabaña directo hacia el gran árbol. Era como una pequeña rutina antes de entrenar al alba, vio como Don Javier se encontraba saliendo del lugar.
-Hola -saludó ella.
-Hola querida ¿tan temprano?
-Quiero ver mi avance. ¿tú? ¿Qué haces aquí?
-Vine a charlar con el gran árbol.
-Abuelo… si necesitas compañías humanas…- Don Javier se soltó a reír.
-Ay niña mía, descuida, sé lo que hago. Y si alguna vez caigo en la locura, serás la primera en enterarte – río y luego se marchó. No era difícil de pensar, pues desde que habían llegado el árbol no había hecho ninguna otra obra de magia, no había hablado ni nada, en un momento pensó que podría haber sido cosa de ilusión, pero allí estaban, los “Vita Anima” rehusándose a obedecerles.
Salió de la sala del gran árbol y empezó a caminar hacia su zona de entrenamiento. Hoy empezaban con un entrenamiento de armas.
Mar.- .::░ღAdmin~Contest.ღ░::.
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Re: [Roll-P] Remember
Damorent era muy característico por no recibir la luz de sol directa gracias a las enormes montañas que los rodeaban, y se notaba mucho cuando aun en el cansancio de los entrenamientos siempre tenían una brisa fresca y una sombra amable reposando sobre ellos.
Excepto ese día, el "descanso" que les habían prometido fue una caminata desde el fondo del valle hasta lo más alto de las montañas, cargando carretas rústicas, con ruedas de madera que no daban la transportación más fluida, llenas de herramientas y bocadillos y agua para el camino, por otra parte, mochilas en sus espaldas llenas de materiales para cualquier situación inesperada. En la cima los esperaban las cosechas más coloridas y frescas que alguna vez hubieran visto, y si es que alguna vez habían visto alguna.
- ¡No es mi maldito deber cargarte! - Habían llegado por fin y lo primero que hizo Aker fue escupir palabras a Dominic por haberse subido a su carreta de lo más tranquilo cuando este estaba muy concentrado en ello como para decirle algo.
- Por supuesto que sí, prácticamente estás aceptando el peso del pueblo en tu espalda. - Le rebatió tranquilo al bajarse de un salto. Aker aprovechó a sacarse la mochila y dejarla en la misma carreta, la misma que debían de llevar para abajo llena de provisiones para todo el pueblo una vez terminasen
- ¡Peso del pueblo mi *Censurado por sensibilidad* - Sacó desde lo más profundo de su pecho. Desde que habían llegado y empezado a entrenar o con cualquier cosa, parecía que el objetivo de ese hombre solo era sabotearle la vida en cualquier sentido.
Si era hora de entrenar le decía que no estaba haciendo nada y lo hacía esforzarse más de lo que su cuerpo aguantaba para mantenerse de pie, si era hora de comida de alguna manera mágica ocurría algo que lo involucraba y no podía comer a tiempo, si era hora de dormir al parecer era su momento de practicar cualquier instrumento musical que se encontraba el hombre y que no sabía tocarlo ¡Y de paso roncaba como toro! Pero lo que más le dolía es que cada que Silvermist se acercaba a conversar con él y él podía por fin sentir que se relajaba un poco ese hombre aparecía como un mal tercio robándose toda la conversación que solo era de dos personas y regresándole su mal humor ¡Ni Noah se había atrevido a tanto!
- Cuida esa boca muchacho, hay damas presentes. - Le recordó señalando a las chicas, quienes no pudieron ser más indiferentes a la actitud grosera del pelirrojo, ya conocían como era desde el principio.
- ¡¿Y eso a quien carajos le importa!? ¡¡Regrésame los bocadillos que me quitaste, regrésame mis horas de sueño, regrésame mi juventud!! - Se quejó mientras le tiraba la hierba mala del suelo y el mayor solo las esquivaba como si nada, divirtiéndose con el berrinche del joven.
- ¡Que buen día que hace para cosechar! - Don Javier desvió todas las miradas hacia él, alejándolas del pleito anterior. - ¿Comenzamos? - Preguntó con una gran sonrisa. Los demás respondieron con el ánimo que pudieron ante el escenario que tenían en frente, lo que no era muy agradable a sus ojos.
Hortalizas de varias hectáreas que los dejaban sin ánimos de nada solo de mirar el trabajo repetitivo que les tocaba hacer en ese lugar, ya estaban agotados, y es que parecía que absolutamente todo el largo de la cima había sido sembrado sin dejar un solo espacio libre.
Todos se pusieron en marcha a las zonas que les encomendaron, después de una pequeña explicación de parte de los recolectores locales, por quienes estaban haciendo ese trabajo. había desde ancianos hasta niños, pero ese día les habían dicho los Monjes que por órdenes del Rey ese día se encargarían los visitantes, puesto que querían regresarles el favor por la comida que tenían diario en sus platos. Lo cual era una mentira de parte del árbol, ellos nisiquiera podían pensar en hacer algo que no fuese dormir después de todo lo que les hacían hacer diariamente en ese lugar.
Aker se había quedado con Dominik en los sembríos de maíz, dónde no solo tenían que recolectar, sino que también espantar algún que otra ave que ignoraba todos los trucos que se suponían eran para ahuyentarlas.
- Si sigues así no vas a conseguir el cetro nunca. -Le recordó Dominic, Aker lo miró feo y comenzó a murmurar a regañadientes todo su desprecio mientras seguía en lo suyo e intentando ignorarlo. Dominic se le rió en la cara. - Definitivamente nunca lo harás.
- En serio... ¿Cuál es tu problema conmigo? - Le preguntó ya enfurruñado. para su desgracia ese hombre no era un demonio ni tampoco era Noah, así que no se podía lanzar a golpearlo.
- Ninguno, solo quiero que consigas esta vez el cetro. - Confesó sin problemas, Aker solo enmudeció y trató de ignorarlo luego. El hombre al notar esto solo pudo negar con una sonrisa nostálgica.
A tiempo, pasaba Silvermist con un canasto de manzanas en dirección a su carreta saludándolo a la distancia con una sonrisa tranquila. Él sin pensarlo dos veces le regresó el saludo de la misma manera y allí escuchó el fuerte suspiro de Dominic, el que esta vez no ignoró.
- ¿Ahora qué? - Le cuestionó deteniendose de realizar cualquier acción y solo lo miró a través de los altos y verdes tallos.
- Nada, es solo que... Te diría que no es bueno dejarte ablandar por una mujer. Es mal augurio. - Le recomendó con un tono de seriedad.
- ¿Estás mal de la cabeza? Es mi amiga. - Contestó al entender a que se refería, por mucho de que ya hubiese hablado sobre ese tema con Silvermist realmente no habían salido de ello, de simplemente seguirse tratando como amigos mientras descubrían lo que les deparaba esa vida presente.
- Siempre dicen eso. Luego terminan embarazándose jóvenes y siendo un peso para la sociedad, y finalmente separados. - Explicó. Aker sentía que se le hinchaba una vena de lo que se estaba atreviendo a insinuar.
- ¿Hablas por experiencia? - Preguntó sintiendo por fin que le había devuelto todo lo que le había hecho y orgulloso de ello esperó pacientemente a su respuesta.
- Sí. - Contestó contundente.
- Espera ¿Qué? - Aker esta vez se sorprendió de ello, Dominic le sonrió al notarlo perplejo.
- Sé que no lo parezco, pero soy hombre de familia muchacho. - Le dio a conocer más feliz de lo que el pelirrojo hubiese esperado. - Tengo una hija bellísima, se parece a su madre, una lástima que tenga una personalidad tan pesada la verdad. - Suspiró pesadamente.
- Eso fue tu culpa por no conocerla bien.
- La conozco y conocí bastante bien. - Se explicó. - Como ustedes yo también tengo recuerdos de vidas pasadas, y si tengo que mencionar tres cosas a las que no pienso renunciar en estas vidas la primera sin duda es mi hija, y otras dos.
- Entonces no tiene nada que ver con lo que dijiste antes. - Aker suspiró cansado y regresó a su trabajo.
- Puede que no, pero pude haberlo ignorado e ir directamente a la persona con la que quiero estar. Después de todo, no sabemos aún cuantas vidas nos esperan.
- Si eso piensas entonces solo lo hubieras hecho. Le dijo quemimportista.
- Si hacía eso... - Se quedó pensando sus siguientes palabras. - No, no puedo hacerlo, ni antes, ni ahora, ni en las siguientes.
- ¿Por qué no? - Aker ahora lo miró curioso, él de ser necesario en esa vida podía intentar olvidarse del romance con Silvermist, aunque era difícil cuando este mismo lo hostigaba a veces a recuerdos, y ninguno de los dos sabía que quería de esa vida en la actualidad.
- Tendría que renunciar a mi hija. - Fue su respuesta, la que se le hizo lógica y por lo cuál dejó de preguntarle cosas. lo que no sabía es que en su interior también completó otra frase: "Y a ti también".
Pues que... no sabía que hacer con mi vida y ajá (?
Excepto ese día, el "descanso" que les habían prometido fue una caminata desde el fondo del valle hasta lo más alto de las montañas, cargando carretas rústicas, con ruedas de madera que no daban la transportación más fluida, llenas de herramientas y bocadillos y agua para el camino, por otra parte, mochilas en sus espaldas llenas de materiales para cualquier situación inesperada. En la cima los esperaban las cosechas más coloridas y frescas que alguna vez hubieran visto, y si es que alguna vez habían visto alguna.
- ¡No es mi maldito deber cargarte! - Habían llegado por fin y lo primero que hizo Aker fue escupir palabras a Dominic por haberse subido a su carreta de lo más tranquilo cuando este estaba muy concentrado en ello como para decirle algo.
- Por supuesto que sí, prácticamente estás aceptando el peso del pueblo en tu espalda. - Le rebatió tranquilo al bajarse de un salto. Aker aprovechó a sacarse la mochila y dejarla en la misma carreta, la misma que debían de llevar para abajo llena de provisiones para todo el pueblo una vez terminasen
- ¡Peso del pueblo mi *Censurado por sensibilidad* - Sacó desde lo más profundo de su pecho. Desde que habían llegado y empezado a entrenar o con cualquier cosa, parecía que el objetivo de ese hombre solo era sabotearle la vida en cualquier sentido.
Si era hora de entrenar le decía que no estaba haciendo nada y lo hacía esforzarse más de lo que su cuerpo aguantaba para mantenerse de pie, si era hora de comida de alguna manera mágica ocurría algo que lo involucraba y no podía comer a tiempo, si era hora de dormir al parecer era su momento de practicar cualquier instrumento musical que se encontraba el hombre y que no sabía tocarlo ¡Y de paso roncaba como toro! Pero lo que más le dolía es que cada que Silvermist se acercaba a conversar con él y él podía por fin sentir que se relajaba un poco ese hombre aparecía como un mal tercio robándose toda la conversación que solo era de dos personas y regresándole su mal humor ¡Ni Noah se había atrevido a tanto!
- Cuida esa boca muchacho, hay damas presentes. - Le recordó señalando a las chicas, quienes no pudieron ser más indiferentes a la actitud grosera del pelirrojo, ya conocían como era desde el principio.
- ¡¿Y eso a quien carajos le importa!? ¡¡Regrésame los bocadillos que me quitaste, regrésame mis horas de sueño, regrésame mi juventud!! - Se quejó mientras le tiraba la hierba mala del suelo y el mayor solo las esquivaba como si nada, divirtiéndose con el berrinche del joven.
- ¡Que buen día que hace para cosechar! - Don Javier desvió todas las miradas hacia él, alejándolas del pleito anterior. - ¿Comenzamos? - Preguntó con una gran sonrisa. Los demás respondieron con el ánimo que pudieron ante el escenario que tenían en frente, lo que no era muy agradable a sus ojos.
Hortalizas de varias hectáreas que los dejaban sin ánimos de nada solo de mirar el trabajo repetitivo que les tocaba hacer en ese lugar, ya estaban agotados, y es que parecía que absolutamente todo el largo de la cima había sido sembrado sin dejar un solo espacio libre.
Todos se pusieron en marcha a las zonas que les encomendaron, después de una pequeña explicación de parte de los recolectores locales, por quienes estaban haciendo ese trabajo. había desde ancianos hasta niños, pero ese día les habían dicho los Monjes que por órdenes del Rey ese día se encargarían los visitantes, puesto que querían regresarles el favor por la comida que tenían diario en sus platos. Lo cual era una mentira de parte del árbol, ellos nisiquiera podían pensar en hacer algo que no fuese dormir después de todo lo que les hacían hacer diariamente en ese lugar.
Aker se había quedado con Dominik en los sembríos de maíz, dónde no solo tenían que recolectar, sino que también espantar algún que otra ave que ignoraba todos los trucos que se suponían eran para ahuyentarlas.
- Si sigues así no vas a conseguir el cetro nunca. -Le recordó Dominic, Aker lo miró feo y comenzó a murmurar a regañadientes todo su desprecio mientras seguía en lo suyo e intentando ignorarlo. Dominic se le rió en la cara. - Definitivamente nunca lo harás.
- En serio... ¿Cuál es tu problema conmigo? - Le preguntó ya enfurruñado. para su desgracia ese hombre no era un demonio ni tampoco era Noah, así que no se podía lanzar a golpearlo.
- Ninguno, solo quiero que consigas esta vez el cetro. - Confesó sin problemas, Aker solo enmudeció y trató de ignorarlo luego. El hombre al notar esto solo pudo negar con una sonrisa nostálgica.
A tiempo, pasaba Silvermist con un canasto de manzanas en dirección a su carreta saludándolo a la distancia con una sonrisa tranquila. Él sin pensarlo dos veces le regresó el saludo de la misma manera y allí escuchó el fuerte suspiro de Dominic, el que esta vez no ignoró.
- ¿Ahora qué? - Le cuestionó deteniendose de realizar cualquier acción y solo lo miró a través de los altos y verdes tallos.
- Nada, es solo que... Te diría que no es bueno dejarte ablandar por una mujer. Es mal augurio. - Le recomendó con un tono de seriedad.
- ¿Estás mal de la cabeza? Es mi amiga. - Contestó al entender a que se refería, por mucho de que ya hubiese hablado sobre ese tema con Silvermist realmente no habían salido de ello, de simplemente seguirse tratando como amigos mientras descubrían lo que les deparaba esa vida presente.
- Siempre dicen eso. Luego terminan embarazándose jóvenes y siendo un peso para la sociedad, y finalmente separados. - Explicó. Aker sentía que se le hinchaba una vena de lo que se estaba atreviendo a insinuar.
- ¿Hablas por experiencia? - Preguntó sintiendo por fin que le había devuelto todo lo que le había hecho y orgulloso de ello esperó pacientemente a su respuesta.
- Sí. - Contestó contundente.
- Espera ¿Qué? - Aker esta vez se sorprendió de ello, Dominic le sonrió al notarlo perplejo.
- Sé que no lo parezco, pero soy hombre de familia muchacho. - Le dio a conocer más feliz de lo que el pelirrojo hubiese esperado. - Tengo una hija bellísima, se parece a su madre, una lástima que tenga una personalidad tan pesada la verdad. - Suspiró pesadamente.
- Eso fue tu culpa por no conocerla bien.
- La conozco y conocí bastante bien. - Se explicó. - Como ustedes yo también tengo recuerdos de vidas pasadas, y si tengo que mencionar tres cosas a las que no pienso renunciar en estas vidas la primera sin duda es mi hija, y otras dos.
- Entonces no tiene nada que ver con lo que dijiste antes. - Aker suspiró cansado y regresó a su trabajo.
- Puede que no, pero pude haberlo ignorado e ir directamente a la persona con la que quiero estar. Después de todo, no sabemos aún cuantas vidas nos esperan.
- Si eso piensas entonces solo lo hubieras hecho. Le dijo quemimportista.
- Si hacía eso... - Se quedó pensando sus siguientes palabras. - No, no puedo hacerlo, ni antes, ni ahora, ni en las siguientes.
- ¿Por qué no? - Aker ahora lo miró curioso, él de ser necesario en esa vida podía intentar olvidarse del romance con Silvermist, aunque era difícil cuando este mismo lo hostigaba a veces a recuerdos, y ninguno de los dos sabía que quería de esa vida en la actualidad.
- Tendría que renunciar a mi hija. - Fue su respuesta, la que se le hizo lógica y por lo cuál dejó de preguntarle cosas. lo que no sabía es que en su interior también completó otra frase: "Y a ti también".
Pues que... no sabía que hacer con mi vida y ajá (?
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