Entre el amor, el odio y los misterios

May —aún en el cuerpo de Drew— observaba desde la ventanilla del ferry los campos correr. Había tenido que dejar a sus amigas en el estacionamiento ya que las despedidas la ponían sentimental. Y no quería llorar en ese momento. Tenía suficiente con no tener a su cuerpo junto a ella. Ahora tenía que ir donde Brendan y que lo recibiera en casa.
Tan solo esperaba que el chico no se asustara con su presencia.
Horas antes lo había llamado desde el teléfono de la casa de Misty como May. ¿Habría estado bien aquello o tendría que haber modulado su voz y hacerse parecer como Drew?
Lanzó un suspiro desesperado esa situación era molesta, desde un principio fue molesta ¿Quién la manda a a ser la asistente de tremendo idiota? Exacto Damas y caballos, uno fue el chico al que iba a visitar por ayuda y la otra por su mala racha en el trabajo. Aunque mentalmente estar sin trabajo era mejor que estar atrapada en el cuerpo de un arrogante.

— Cuando todo esto termine nunca más me meteré con arqueólogos — Susurró para si misma sin muchos animos y queriendo hundirse en el hoyo de su existencia —
Revisó el bolso que llevaba al lado. Sus maletas estaban en la parte de arriba del ferry y ni Dawn, mucho peor Misty la dejaron llevar su cartera.

—Tan solo espero que este viaje no dure mucho —dijo para sí misma cerrando los ojos. Iba a ser un viaje largo, y con eso no se refería simplemente al del ferry, sino a lo que seguiría después.

~

No recordaba a Hiroshima tan lindo como ahora, ya que... ¡nunca había estado!
Miró la dirección que el chico que le había dado anotada en un papel arrugado. Tan solo tomaría un taxi y le diría que lo llevara a aquel lugar. No había nada de difícil en ella. Quizás... qué diría Brendan...
Aunque en ese momento, lo que diga... No importa ¿Él comprendería? ¿Verdad? ¿¿VERDAD?? Eso tampoco estaba claro pero lo sabría una vez lo viera y le contara todo. Hizo señal para parar a un taxi, justo uno plantó, subió y dio la dirección aun preocupada por lo que le fuera a decir aquel joven azabache que conocía desde hace mucho.

—Gracias —murmuró al taxista pagándole el precio que había mencionado y bajándose del auto. Brendan no le había dado la dirección de un hospital pero sí de un departamento. Se adentró en el vestíbulo donde un guardia enorme le impidió llegar al elevador.

— ¿Qué desea joven? — Preguntó aquel guardia —

— Vengo a visitar a un amigo — Contestó el joven algo nervioso al ver el tamaño del guardia.

—Debe llamar primero, ¿sabe su amigo que le visita? —preguntó el guardia con los brazos cruzados.

—Eh... bueno él... — ¿Qué decirle? Que su amigo si sabía que ella venía pero no en el cuerpo de Drew ¿eso? No. Pondría en peligro su reputación y ese hombre no le creería.

— ¿Y? — Insistió el guardia.

— Si sabe que vendría pero... — ¿Y ahora qué? Ya había metido la pata ahora a seguir con eso — Él no sabe que soy yo — Bien y la metió hasta el fondo con eso que dijo.

—Explique eso —contestó el guardia tocando el bate a su lado.

May tragó grueso y empezó a pensar en lo que diría.

—Yo... —pero en ese momento las puertas del elevador se abrieron sorprendiéndolos a ambos. Era Brendan el que se abría paso entre ellos. El morocho levantó una ceja incrédula. ¿Qué hacía Drew ahí?

— ¡Brendan! — Se emocionó el peliverde, olvidándose por completo de en que cuerpo estaba y en donde estaba corrió a abrazar al oji-rojo.

— ¿¡Qué haces!? —preguntó el chico apartándolo y con la cara totalmente roja. Su jefe sí que era extraño. ¿Se habría cambiado de equipo en ese corto tiempo? Esos pensamientos hicieron que se estremeciera. Él lo había abrazado.

— Eh... — May Reaccionó, ¿qué demonios había hecho? bueno ya la reputación de Drew estaba por los suelos pero ¿Cómo iba a explicar esto? y ¿Cómo se iba a deshacer de aquel guardia tan molesto?

— ¿¡Qué haces!? —preguntó el chico apartándolo y con la cara totalmente roja. Su jefe sí que era extraño. ¿Se habría cambiado de equipo en ese corto tiempo? Esos pensamientos hicieron que se estremeciera. Él lo había abrazado.

— Eh... — May Reaccionó, ¿qué demonios había hecho? bueno ya la reputación de Drew estaba por los suelos pero ¿Cómo iba a explicar esto? y ¿Cómo se iba a deshacer de aquel guardia tan molesto? —

— Disculpe, señor, este joven —musitó el guardia dudando en la última palabra— dice que lo usted lo esperaba.

— ¿Esperaba? — Su rostro estaba dudoso, a quien el estaba esperando era a May no a su jefe — En realidad estoy esperando a una amiga, no sabía que él venía — A May se le vino el mundo abajo, y Brendan por un segundo dudó de los gustos de su jefe por el abrazo, así que le dio terror recibirlo en su departamento.

— Yo... ¡Sí! —se le ocurrió una brillante idea a la peli verde —. May, su amiga. Ella no pudo venir y me pidió que viniera. Es un asunto urgente, ¿te lo dijo, verdad? —preguntó dirigiéndose al morocho.

— Pues... Si me platico algo de eso — Aun estaba la duda en la cara de Brendan, pero si así estabn las cosas ¿Qué podía hacer?

— Entonces, ¡no hay problema! —contestó para sorpresa de todos el guardia dejando pasar a May que rápidamente se llevó a Brendan del brazo.

— ¿Qué te pasa? — Preguntó el morocho aun extrañado de ver a su jefe y más al verlo actuar de esa manera ¡Así no es Dre LaRousse!


— Yo... —miró hacia atrás esperando que el guardia no los estará escuchando—. Te lo explico luego, por ahora debemos salir de aquí. Es decir, entrar a tu departamento —se corrigió con un sonrojo en las mejillas.

— Brendan tragó grueso ¿Qué demonios estaba pasando? Ahora su jefe daba más miedo que antes — Esta bien... — Acepto algo dudoso aun por la situación.

Ambos ingresaron en el dichoso apartamento y una vez dentro May se permitió respirar. Tanto que había pasado para llegar ahí. Ahora tenía que ver la manera de convencer a Brendan de que la dejara quedarse un tiempo en su casa sin que a Drew se le ocurriera buscarla. ¿Pero y si le preguntaba por la llamada que le había hecho ella? Mejor le decía la verdad. ¿Pero si no le creía y la sacaba a patadas? ¡Entonces inventaría una excusa!
De repente la gruesa voz de Brendan la hizo respingar. Se había olvidado de su presencia. Posó una mano en su frente y se volteó lentamente, como con miedo.
Por otra parte Brendan no comprendía la actitud de Drew. Solo había preguntado qué sucedía con May y ya se ponía nervioso. ¿Habría aniquilado a May?
¡Rayos! Él le había dicho a la castaña que no hiciera enfurecer a su jefe... Pero tuvo que haber recordado que la chica era demasiado terca como para hacerle caso. Tal vez ella había hecho algo y Drew la había mandado a la cárcel.
O puede que la hubiera dejado botada en Egipto. ¿Habría sido tan malvado?

— N-no... No sucede nada malo —respondió al rato may (en el cuerpo de Drew) modificando su voz. Había salido chillona, como la de una chica. De verdad quería hacerlo quedar mal a Drew pero en ese momento tenía que estar seria y comportarse como si fuera el verdadero peli verde.

— Entonces ¿Cuál es la urgencia de la que me habló May? — Preguntó sereno pero con mirada retadora, algo ocurría, pero ¿Qué?

— E-ella... —May se aclaró la garganta—. Ella quería que le dieras unos informes de mis anteriores viajes a Egipto porque... Yo le dije. Pero le dije que se quedara allá. Yo podía venir —respondió sin convencerse a sí misma.

— ¿Y eso era tan urgente? — Aun no estaba convencido pero ¿Qué más le quedaba? — Espera un momento — Pidió, May tomó el atrevimiento de sentarse en uno de los muebles del lugar, cuando vio que el ojirojo había cruzado hacia otra habitación del lugar. Tenía que pensar en algo y rápido Pero ¿Qué demonios? Ella más que nadie odiaba esta situación desesperante — Ten — Brendan le puso todos los informes frente a él ¿Cómo es posible? ¿Tan rápido? Pero es verdad que su amigo tenía un asombroso orden con las cosas.

— ¿Son todos? —preguntó tratando de hacer tiempo. Es decir, ¡no podía dar ese discurso! Si Drew la encontraba la obligaría a presentarse ante esa gente y a trabajar demasiado para él.

— Por supuesto, sabes que no me gusta tener las cosas por ahí regadas — Bien ahora ¿Qué? Debía buscar otra excusa y rápido. ¿Qué tal que lo estaba buscando la policia? No lo entregaría de una. ¿Peligro de muerte por amenaza? No está tan descabellado pero realmente ¿Cuánto le importa a Brendan su jefe? Es casi nulo por no decir nada.

— Bueno... Tienes razón, siempre has sido ordenado —contestó siendo sincera. Pero era tanta sinceridad que había salido un suspiro de sus labios y sus ojos brillaban de la admiración.

— Si... — Aun seguía extrañado por las actitudes del peliverde; ya no sabía si realmente estaba en ese lugar por aquello informes o por otra cosa — No necesitas nada más ¿Verdad?

— ¿Yo? —preguntó señalándose. El morocho asintió—. Etto... No —se levantó del mueble dirigiéndose a paso tenso hacia la puerta seguido de Brendan, pero en seguida se volteó—. Es decir, sí. Brendan se quedó parado esperando a que él hablara pero lo siguiente que sucedió lo tomó por sorpresa. ¡Drew Larousse lo estaba abrazando! Y efusivamente...

— ¡Oye! Apártate —gritó Brendan alejándolo. ¿Qué le pasaba al peli verde? Estaba siendo demasiado cariñoso con él y eso le daba miedo.
Pero May sintió aquel rechazo como una punzada enorme en su corazón. Las lágrimas se abnegaron en sus ojos y empezaron a deslizarse por sus mejillas.

— ¿Qué? —preguntó en un susurro ahogado el morocho. Su jefe estaba frente a él llorando... como una niña.

— ¡Es que no entiendes! Esta no soy yo —chilló May dejando ir la voz femenina del cuerpo masculino. Brendan levantó una ceja intrigado—. Brendan, ¿no me reconoces? ¡Soy yo: May!
— ¿Qué? —Brendan se había quedado sin palabras. ¿A caso era eso una broma de su jefe? Este tipo se estaba comportando demasiado extraño. ¡Ya hasta pretendía ser May!... Aunque relacionando la llamada de ella y su inesperada llegada. ¡No! Eso no podía ser, en ningún mundo paralelo sucedería algo como lo que el peli verde mencionaba.
Pero May estaba hasta las canas de desesperada por hacerle entender que necesitaba su ayuda. ¿Cómo le entendería?

Brendan observaba a su jefe sin quitar la mirada atónito, ¿Podía confiar en las palñabras que salían de la boca de esa persona? y si era así ¿Cómo era posible? ¿Le daba la oportunidad de explicarse? o ¿Lo sacaba de allí sin creerle nada? Esta situación es incomoda y demás pensamientos cruzaron por su cabeza ¿Qué debía hacer? ¡No es fácil procesar tal confesión! Tomó la mayor cantidad de aire que pudo y exhaló tratando de mantener la calma.

— ¿Estas bromeando conmigo? — Preguntó, la verdad es que también dudaba de que fuera una broma, alguien como su jefe... Simplemente no sería capaz de llorar así y mucho menos de ponerse de tal manera ¡Por supuesto! ¡Drew LaRousse es Drew LaRousse! Un orgulloso, millonario con el mundo a sus pies ¡Nunca haría eso!

—No bromeo... ¡Entiende que para mí esto es difícil! Ni yo lo podía creer... Y aún estoy en la etapa de negación. Pero no estoy bromeando, es más. Hazme una pregunta que solo May, ósea yo, y tú sabemos. Por favor —podía estar en el cuerpo de Drew pero May tenía un don de poner una cara de cachorrito. ¿Darle una oportunidad o no?

— ¿A qué edad y en qué fecha fuimos al parque de diversiones saltándonos las clases? — Se calmó. Le daría la oportunidad, no perdía nada con dársela, además si realmente era May... Él también estaba en problemas y graves.

—En sexto grado, para la primavera. ¡Fue la mejor tarde de nuestras existencias! Tú te pusiste a comer golosinas y yo te ayudé con los helados y al final terminamos abandonándonos en un banquito porque estábamos exhaustos y ahí fue cuando tú vo... —el morocho no la dejó terminar ya que esa parte le daba mucha vergüenza.

—Ya, ya. Comprendo —replicó poniéndose una mano en la barbilla. Solo ella y él sabían eso, ¿entonces debía creerle?

— ¿Ahora confías en mí? —preguntó. Y aunque el peli verde era tan alto como él, Brendan sentía que la vocecilla que su jefe hacía era de una pequeña niña desolada.

— Si, confío en ti — A Brendan le había dado un dolor de cabeza de ponerse a pensar ¿Qué haría? ¿Cómo era posible que le pasara eso a su amiga de la infancia? Se masajeó las sienes con dedos índices, esto era confuso pero al menos que May hubiera ido de boca floja con su jefe, ñel no podría saber tal cosa y aunque Mayu sea despistada no es de las que habla y habla de cosas del pasado. No quedaba más remedio el peliverde que tenía al frente era su amiga.

— ¡Kya! Gracias Brendan —chilló la peli verde tirándose a los brazos de su amigo. Este se tensó en su lugar haciéndole ver que sus abrazos aún eran incómodos para él¬—. Lo siento.
Se aparto algo apenada. Pero al menos ya se había ganado la confianza de su amigo. Brendan alzó una ceja intrigado y ella solo suspiró.

— ¿Quieres saber cómo fue, verdad? —Brendan asintió—. Bien, ven que te contaré.

~*~

Ya eran pasadas las siete de la noche, y luego de que el morocho se hubiera enterado de lo que había pasado con su May estos terminaron por asomarse al balcón que daba hacia la ciudad viendo las estrellas en el horizonte. Los platos de comida se habían quedado en el lavaplatos.
De repente el sonido del timbre traspasó sus oídos y aunque May se había olvidado del problema con Drew, el temor la alertó.

—Iré a abrir —dijo Brendan alejándose de ella. May asintió. ¡Tampoco se podía poner paranoica! Drew no iría tan lejos a buscarla ¿o sí?—. ¿Qué? —escuchó el susurro ahogado de su amigo y volteó a ver. No se esperaba lo que tenía al frente.

Ya había pasado un buen rato sin verse a sí mismo, estaba harto de esta situación. Y que ahora se venga a enterar que lo han tachado de rarito en el centro comercial... ¡Esa mocosa va a morir sin duda! Hacerle eso al Gran Drew LaRousse es... Simplemente imperdonable, después de recuperar su cuerpo y reputación definitivamente esa niña chillona...

—¡Aish! Esta realmente me las paga —El periodico solo hablaba de tal comportamiento, quería hundirse en lo más profundo de su existencia, pero no podía dejar las cosas así.

¿A quién se le ocurriría que un reportero estuviera cerca del lugar en el que aquella niñata había hecho su espectáculo? ¡Tan solo buscaba ridiculizarlo! Pero él tenía que hacer algo pronto. Había buscado esa tarde en la casa de sus amigas y ninguna le había podido decir dónde estaba. ¿Cómo era que ni ellas —siendo sus amigas— sabían su paradero? ¿Ir en busca de la madre de ella? Lo haría quedarse en aquella casa pensando que era su hija. ¿Entonces?

De repente una idea cruzó por su cabeza. ¡Claro! Brendan era el mejor amigo de May, él sabría donde estaba ella.

Pero también recordó que él no estaba en Tokyo.

Mejor descartaba esa opción. May no podía estar muy lejos, y si lo estaba, se las vería con un Drew muy enojado.

Pero entonces ¿Por dónde comenzar? Estamos hablando de una niñata ¿Qué... se iba a poner a buscar rincón por rincón? ¿DE TOKIO? ¡No! Ahora debía ser inteligente como nunca, May una chica despistada, malcriada, chillona ¿Dónde podría estar?

Buscarla en esa ciudad sin poder ser reconocido siquiera para poder tener los permisos que se le den la regalada gana, es más ¡Ni su propia cédula le servía!

Pero no es el momento para perder los estribos ahora debía estar más calmado que nunca... ¿Los reportes de viajes? ¡Eso es! Siempre se tiene un registro de quién entra y quién sale de esta ciudad ya sea por terrestre o aereo. Esa era la única manera de saber si estaba o no en Tokyo.

Tan solo tenía que buscar en cada estación de ferry y en los aeropuertos. ¡Y habiendo tantos en Tokyo! Si tan solo tuviera su cuerpo... Todo para el gran Drew era fácil ¿pero para May? Se podía hacer pasar como la secretaria de él mismo. ¡May tenía todos sus papeles! Podía resultarle fácil desde ese punto, ¿pero era May organizada como para saber dónde estaba cada cosa?

¡Su departamento! Ella había estado viviendo ahí por un tiempo. Entonces ahí estaba todo.

—Aun así... De esta no te salvas May Balance —susurró para sí mismo caminando hacia el lugar antes mencionado.

Llegó a su departamento, ¡Bien! Hasta ahora no hay ningun problema, el problema era: El maldito revuelto que había dejado aquella chica, ¿Cómo es posible que sea tan desordenada? Al menos Brendan tenía algo de juicio y encontraba las cosas con rapidez, pero esta chica... May realmente estaba en problemas.

El rostro de Drew — En el cuerpo de May — Se podía presenciar a un ogro con tic nervioso en el párpado, ¿Cuándo May ha hecho esa cara? Pues bien ahora se la podía ver de la peor manera.

—Juro que se las verá conmigo cuando la encuentre —murmuró con voz totalmente ronca.

Varias horas después, por fin Drew lograba localizar a la peli verde. ¿Por qué se le había ocurrido tachar la opción de que estuviera fuera de Tokyo? Y al parecer... ¡iba en camino a Hiroshima! ¿Así que se encontraría con Brendan, eh? Y él que pensaba que su anterior asistente era leal. ¡Ahora le seguía las tonterías de aquella niñata!

—Buenas noches, señorita —dijo la mujer al otro lado de su vista. Aquello de señorita lo tenía rebosando de ira.

—Deme un boleto a Hiroshima —respondió al saludo dando su mejor voz angelical femenina. ¿Por qué a May se le hacía fácil y a él no?

—Enseguida —asintió tecleando algunas cosas. Era mejor que May se escondiera, porque Drew iba en busca de ella.

— ¡Gracias! — Una vez entregado su boleto salió disparado hacia el ferry correspondiente, era un viaje un poco largo así que debía de contrlarse para no perder lo poco que le quedaba de dignidad en ese momento.

Hace tiempo que no viajaba a Hiroshima así que también era una oportunidad para hacer un recorrido turistico, pensando en eso seguramente su cuerpo se relajaría y no saldría a relucir su gran enojo solo debía de sobrevivir así un poco más.

Se sentó cerca de la ventana para poder apreciar el paisaje, pero antes de siquiera pensarlo ya se había quedado dormido.

Cuando volvió a abrir los ojos, el ferry estaba terminando su viaje en la estación de Hiroshima. Se bajó del transporte mirando todo a su alrededor. Grandes tiempos había pasado en esa ciudad pero no era momento para recordar. Caminó hacia las afueras buscando un taxi que lo llevara a donde, según se acordaba, vivía Brendan.

Dio la dirección esperando que su memoria no le fallara y ya estaba en camino para encontrarse con su subordinado. Una vez plantó el taxi en la dirección indicada prosiguió a pagar y a bajar de aquel medio.

Podemos decir que tuvo la misma suerte de May ya que el mismo guardia que se conoció con anterioridad se le cruzó por el frente preguntando a quien iba a visitar, aunque en esta ocasión tal vez ls cosas estaban fáciles para el castaño.

—Vengo a ver al señor Brendan —replicó como si fuera una mujer. Si no paraba eso, pronto se consideraría una—. Si desea llámele, porque me dejará pasar.

—¿Es usted..., May? —preguntó el guardia mirándola sigilosamente. Drew asintió y el guardia se encogió de hombros—. El joven Brendan lo está esperando.

Drew asintió y empezó a caminar hacia el elevador. ¡Qué grato que no le tocara hacer semejante trámite! Ahora solo esperaba que Brendan le dijera dónde demonios estaba esa muchachita.

La puerta del departamento del morocho estaba frente a él. Era ahora o nunca. Tocó el timbre y esperó a que alguien accediera a abrirle.

La puerta se abrió, tenía que aceptarlo se le hacía extraño ver a ese chico desde abajo pero no había opción.

— ¡May! — El grito del morocho advirtió al peliverde— ¿Qué haces por aquí? — Preguntó algo nervioso tapandole la vista hacia dentro del departamento para que ni viera quien estaba dentro.

—Pues... —El castaño no sabía que responder — Brendan, vengo a hablar contigo de urgencia ¿Puedo pasar? — La preocupación del si le creyera o no estaba presente en su rostro.

—¡No! —Se apresuró a contestar antes la pregunta, la chica frente suyo se quedó confundido—. Es... que... —el morocho pensó rápido—. Es que el lugar está hecho un desastre —rascó su nuca esperando que le creyera y que no insistiera.

—Pero esto es muy importante —insistió la joven—. Realmente necesito de tu ayuda —intentó entrar y entró pero antes de poderse fijar en al menos algo del departamento Brendan giró el cuerpo de May hacia el fente de él—. ¿Qué ocurre? —la insistencia estaba matando al peli-negro.

—Es que... —Alcanzó a ver a May -en el cuerpo de Drew- atónita. Le hizo una señal de que se escondiera disimuladamente, pero Drew se percató de inmediato y su cabeza comenzó a girar rumbo la dirección de la peliverde.

— ¡May, no sabes cuanto te extrañé, cariño! — las ideas se le habían terminado a Brendan así que antes de que el castaño alcanzara a ver algo pegó su rostro al de este, hundiendo el orgullo y la poca dignidad que ya le quedaban a Drew y dejando atónita a una May que si no fuera que tenía que esconderse, seguro mataba a su amigo.

¡Drew estaba que ardía! Pero no por el beso al que Brendan lo estaba sometiendo. O bueno, quizás. ¡Pero la verdadera razón por la hervía era del coraje! ¿Qué se creía el morocho? Estaba pasmado... Atónico. Entonces recordó que Brendan no sabía que él no era May... Pero al diablo con eso. ¿Por qué no se movía y lo apartaba?

Por otra parte May no sabía qué hacer. Si correr hacia allá y apartarlos ya que aquella escena la perturbaba —dos hombres, ¡por Kami!—, o si partirse de la risa ahí mismo. Estaba oculta desde un ángulo en el que podía ver los ojos abiertos de su cuerpo, pero que sabía, eran una expresión de Drew. ¡¿Dónde había dejado la cámara?! Oh, y si tomaba una foto se estaría poniendo en ridículo a ella misma.

Pero era Drew el que estaba en ese momento. Así que podría perturbarlo por el resto de sus vidas... Solo debía moverse sin hacer ruido.

Solo un medio movimiento y tenía la cámara en sus manos, suerte que solo estaba a unos pasos de ella, estamos hablando de centímetros, de ningún modo podía dejar eso ahí, tenía que recordarlo como una de las mejores cosas, pero el ponerse a pensar en el cuadrito que le iba a poner y además de eso la cara de Drew cuando viera la foto era demasiado chistoso, la cámara cayó al suelo por un mal movimiento de sus manos ¡Maldita despistadez! Ahora solo quedaba rezar que no la hubieran escuchado, aunque las esperanzas de eso eran tan pocas, por el estruendo que hizo aquel objeto.

Drew, ensimismado en quitarse a Brendan de encima suspiró de alivio cuando este se apartó asustado. Él también había escuchado un sonido y eso había hecho que todos sus reclamos hacia el morocho desaparecieran de su mente.

—¿Qué fue eso? —preguntó extrañado el castaño. Brendan lo miró nervioso.

—¿Eso? ¿No es lo que todos los novios hacen cuando se ven? —respondió con otra pregunta sabiendo que Drew no se refería al beso, sino al estruendo. Pero tenía que salvar a May.

— Eso... — Un escalofrío recorrío a Drew — No eso... Digo el sonido — el coraje del castaño aumentaba pero ahora también estaba ¿Cómo le explicaba a Brendan que a quien había besado era a él y no a ella?

Bien es mejor olvidarse de eso, ahora lo que importaba era aquel ruído y ¿Cómo que novios? Eso es algo que no se esperaba, y además de que ¡May nunca le dijo nada de eso!

—¿De qué hablas? Yo no escuché nada —Brendan tampoco sabía qué hacer. Había exclamado que eran novios, pero lo que hacen los novios es dear pasar a sus novias a su departamento y si hacía eso con Drew en el cuerpo de May, él podría ver a la peli verde y todo se iría a la alcantarilla—. ¿Qué haces acá? —atinó a preguntar.

Esa pregunta resonó en la cabeza del castaño. Ahora ¿Cómo explicaba que él era Drew después de lo que acababa de pasar? Su orgullo seguía en juego, pero lo que más le molestaba era ese cuerpo en el que estaba.

— La verdad.. Es que... — Gagueó un poco ¿Qué decía?¡Eso es! — Vine a buscar al odioso de mi jefe y como tú estuviste antes que yo, tal vez sepas dónde se metió — Tratando de imitar los gestos de May realmente esto era mejor que un programa de comedia mal hecho.

—¿Drew? ¿Y él no debería estar cotigo? Por lo que recuerdo cuando tuve que renunciar estaba en una expedición en Egipto ¿no te llevó con él? —si Drew quería tener respuestas, priemero tenía que responder algunas ¿y cómo? Otro sonido hizo que ambos se alertaran.

—Quiero saber qué fue eso —indicó poniendo las manos en las caderas en la perfecta cimitación de May. Debería ganar un Oscar.

— Un ruído — Contestó Brendan tratando de no darle importancia — ahora ¿Me contestas? — Insistió.

—Ah... Sí, regresamos de Egipto —empezó a explicar tratando de mirar algo adentro. Parecía que de un momento a otro el beso de Brendan se había esfumado de su mente—. Pero desapareció hace un día y me ha dejado sola con este lío —explicó, aunque de cierto modo todo eso era verdad. ¡May lo había dejado solo en ese lío! Él quería su cuerpo de vuelta, no estar ahí.

—¿Qué lío? —preguntó Brendan levantando una ceja.

—El discurso que le toca dar —Drew levantó la voz, algo le decía que May no estaba tan lejos, y si era así. Pues que lo escuchara.

— Entonces ¿Qué quieres que haga? — se movía al movimiento del castaño para no dejarle ver hacia dentro, no podía dejar que todo eso que hizo se fuera a la basura.

—¿Ah? —preguntó mirándolo. Había perdido la línea de la conversación por un movimiento que vio—. ¿Puedo pasar? Me estoy muriendo de la sed —dijo adelantándose a cualquier respuesta y caminando hacia la sala.

— Por supuesto, pero hasta ahí — pidió una vez no vio a May por ningun lado haciendo que el castaño plantara en seco— Eres una invitada así que yo iré por el agua, por favor sientate — él mismo lo sentó en el primer sillón que vio cerca — No te muevas de aquí — A esto se dirigió de inmediato a la cocina, pero estaba preocupado,¿Realmente le haría caso de que se quedara quieto?

—Claro... —gritó para que lo escuchara. La voz de May era muy chillona­—. Há, ni creas que me quedaré de brazos cruzados —murmuró para sí mismo encaminándose hacia el pasillo. Ahí había visto la sombra y estaba seguro que era May.

Tenía que apurarse porque un vaso con agua se consigue fácil. Pero sin pensarlo, se encontraba frente a una habitación. ¡Ahí debía estar!

—May..., ni se te ocurra esconderte porque sé que estás aquí —murmuró entrando y sacando la sábana blanca que tapaba un bulto. Esa chica no sabía esconderse—. Ahá —murmuró pero al segundo su ceño se frunció ante la imagen que tenía al frente.

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