A pesar de todo.

Introducción

Tenía que confesarlo: estaba nerviosa. Muy nerviosa. Demasiado nerviosa.

Llevaba ya un par de años sin participar en algún concurso o evento independiente, de esos que a ella tanto le gustaba asistir, después del incidente que sufrió con Skitti, por tonta, porque si, fue porque se comportó muy tonta, como un “gran” amigo suyo estuvo recordándole una semana entera.

Skitti nunca se recuperó, ni ella tampoco. Sentía pánico cada vez que se acercaba a un escenario de batalla, incluso dejo de acompañar a Ash a sus combates por el pánico que sentía, una vez incluso le dio un ataque de nervios. Es por eso que llevaba bastante tiempo sin saber de su gran amigo, pues ella ya no viaja a ningún lugar y, por ende, con nadie.

Y aquí estaba ella, andando lento, pero firme hacia el registro del concurso pokemon más importante de la región de Hoenn, una vez más, con los nervios de su primer concurso añadido a su nuevo temor y a su vacilante actitud.

Entro al centro pokemon, guau… y pensar que paso cinco años de su vida prácticamente viviendo en ellos, de concurso en concurso… tenía miedo, por haber perdido aquella determinación tan característica, y, sobre todo, esa emoción latente.
-Enfermera Joy – dije con un tono vacilante – Cuanto tiempo, ¿Verdad?
-Lo siento, pero… ¿Quién eres?
- Jajajaja – me reí, una risa verdadera – ¿no me reconoces?
¿Tanto había cambiado que ni la propia enfermera la reconocía?
- ¡AURA! – exclamo ella impresionada – vaya muchacha, sí que has cambiado – continuo con una sonrisa en el rostro – hasta que no me he fijado en tus ojos no te he reconocido, estas guapísima.
- Vaya gracias – añadí con un sonrojo bastante notable – yo me sigo viendo igual.

Mentira. No se veía igual para nada. Ella entera había cambiado, ya no tenía el cabello corto, ahora era largo y en una trenza, ya no llevaba mi atuendo rojo si no que lo cambie por un pantalón vaquero y un top que decía “Atrapa o apártate” Eso sí, mi tan característico pañuelo rojo seguía en su lugar.
Esos cambios no eran los más importantes, ahora un poco más alta, más estilizada y con una expresión mucho más madura. Ya tenía 18 años, ya era hora de madurar.
- Pues no lo estas – respondió ella – créeme. Y dime, ¿Por qué has venido? ¿visita?
- Inscripción – ya está, ya lo solté – inscripción al concurso de Hoenn – continúe nerviosa al ver su expresión, saque mis documentos y mis antiguas medallas – aquí está todo, si no es molestia.
- Vaya, eso es… inesperado, aunque agradable, ¡por supuesto! – dijo un poco nerviosa y, obviamente, preocupada.
- No hace falta que se ponga nerviosa enfermera, estoy bien, me noto con fuerzas para volver a intentarlo.
-Siento realmente la perdida de Skitti, se lo importante que era esa pequeña para ti – dijo ella en un tono bajo, como si toda la región no conociera ya el escándalo – bien pues, toma, adelante, inscribe tu nombre aquí y … - hizo una pausa y se rió – supongo que ya sabes cómo funciona, tráemelo cuando hayas terminado.
- Gracias enfermera – le dije con una sonrisa, forzada por supuesto. Claro que sabía que había que hacer, cuanto tiempo lo había hecho ¿267? Quizás más – lo traeré en un momento.

Me lleve el documento a la mesa más cercana. Lo primero que hice fue rellenar ese “documento maldito” como lo solía llamar Max, “Les falta preguntar con cuanta regularidad vas al baño, es increíble, nunca seré coordinador” me decía siempre. Y es verdad, nunca fue coordinador, es un gran entrenador camino a superar al mismísimo Ash Ketchum, campeón de la región de Kanto y presidente de pueblo paleta, con solo 22 años… es impresionante. Y parecía tonto.

Cuando lo rellene vi que la enfermera me dio una copia de los participantes para mí, eso es nuevo. Lo observe por encima, la verdad es que estaba emocionada al ver a Solidad y Robert, por fin vería a sus
No.
Me entro el pánico.

No.

Puede.

Ser.

Ahí estaba, o dioses pokemons, ahí estaba.
Drew DeLaRousse.

Paso hace dos años, la muerte de Skitti reciente, una gran impotencia, mucho, mucho alcohol encima, una fiesta post- concurso y un chico con unos ojos verdes que fueron demasiado para mí.
- Déjame tranquila Drew DeLaRousse, te lo advierto, no quiero saber nada de nadie ¡¿TE ENTERAS!? Muchísimo menos te quiero a ti burlándote de mí – dije mientras salía de aquel estúpido recinto – ESTO ES SERIO MALDITO ESTÚPIDO, HE MATADO A MI POKEMON.
-Aura tranquilízate, no has matado a nadie, estas borracha y la verdad es que yo también. Lo único que quería es acompañarte a tu puta casa a que descanses, joder.
Me cogió del bazo para frenarme.
Le empuje.
Me volvió a coger.
- Drew, BASTA, se ir sola a mi “puta casa” – me zafe de él y le volví a empujar – no necesito que cuides de mí, lo que necesito es salir de aquí y perderte de vista – le mire llorando, angustiada, decepcionada, rabiosa – HE MATADO A MI POKEMON, ¿CUANTAS VECES QUIERES QUE LO REPITA? LO HE MATADO DREW-
-AURA – me cogió del brazo (otra vez) – YA ESTA BIEN, ESTAS MAL Y ESTAS DOLIDA, TE ACOMPAÑO A TU CASA Y TE CALMAS – me grito cerca de mi cara – ya está, vayámonos – relajo el tono al ver que me calle
Normal que me callara, se había puesto demasiado cerca de mí.
Me deje llevar, llevaba media hora chillándome con él, sobre todo, reprochándole todo y la verdad es que no aguantaba más. Me acerco a él y me agarro de la cintura.
- ¿Qué pasa Drew, ahora vas a aprovecharte de esta pobre y desamparada chica? – le mire con los ojos llorosos – yo no quería esto sabes, voy a irme lejos de verdad, voy a –
-Aura ya, cállate, me estas poniendo calentito, te agarro porque no quiero que te abras la cabeza. ¿A quién se le ocurre beber así? No es la solución.
-Drew – le llame.
- ¿Te parece normal ponerte así? porque a mí no, tienes 16 años Aura deberías controlar eso ¿sabes?, eres un ejemplo a seguir para la gran mayoría de chicas que recién empiezan en la coordinación, y mírate, mareada y borracha porque –
-Drew – volví a llamarle.
La verdad es que me sentía mareada, espero que no estuviera volando, porque lo parecía.
- ¿Qué? – me miro – Dime.

Vaya ojazos tienes capullo.

-No me lleves a casa – le pedí pegándome más a él. Que bien olía, como a fruta – por favor, a cualquier lugar menos allí.
- No puedo llevarte al centro pokemon en estas condiciones – se calló mientras me acercaba más a él, tragó saliva– voy a llevarte a tu habitación de hotel, supongo que tendrás el boleto ¿no?
-Me encanta la fruta – pegue mi nariz en su cuello y aspire para poder llenarme de esa esencia tan simple y a la vez tan masculina. Noté como apretó su mano en mi cintura, acercándome más a él, pero a la vez alejándome – hueles mucho a ella – le mordí el cuello y justo ahí pareció reaccionar.
-Aura para – me alejo de el para mirarme a la cara- no soy tu juguete y tampoco soy de piedra, estas borrachas, y yo también así que deja de hacer eso o acabaremos mal – soltó bruscamente y un poco alterado, me gusta haber alterado a Drew.

La verdad es que Drew si era de piedra, era muy duro, se había vuelto muy guapo, había crecido hasta llegar a ser sus buenos 10 centímetros más alto que yo, su voz había cambiado a una mucho más masculina y bastante ronca, sobre todo ahora. Además, se notaba una barba incipiente en su mandíbula, ahora mucho más marcada que antes.
Debería estar prohibido ser tan guapo y oler tan bien.

- Aura, eh Aura ¡deja de soñar! Y no te duermas que te estas cayendo – me acerco de nuevo a él, menos mal – vamos, te llevare a tu habitación, ya me las arreglare para entrar.
- No quiero que me lleves a mi habitación Drew– enterré mi cabeza en su cuello de nuevo y puedo jurar que note como apretaba la mandíbula y suspiraba – quiero que me lleves a la tuya.

BASTA.SUFICIENTE.

Hasta aquí llegue, fue bonito mientras duró, pero una cosa es enfrentarte a tus traumas del pasado y otra muy distinta al magnifico, maravilloso e increíblemente irritante Drew “maldito” DeLaRousse.

-Oh dios mío, ¿Aura? ¿Eres tú?

Por todos los Espeons, que vergüenza, no voy a poder hacer esto, ni siquiera podía mirarle a la cara antes como voy a mirarle y encima enfrentarme a él. Tonta. Tonta. MAS QUE TONTA. Claro que él iba a estar aquí, era evidente, pero tú eres TONTA y no pensaste en eso, no piensas que

-TIERRA LLAMANDO A AURA
- ¿Eh? - me asombre al oír una voz en mi cabeza gritándome, ¿me estaba volviendo loca ya tan pronto?
Levante la cabeza y la vi parada enfrente mía agitando un abanico delante de mi cara.
- ¿Bri-Biana? – pregunte titubeante- ¿Có- Cómo, ¿qué haces aquí?
-Dios mío has cambiado demasiado, ahora estas más guapa – eso ultimo podría haber sido un cumplido si no fuera porque lo dijo con DEMASIADA condescendencia – casi no te había reconocido, pero vi tus ojos y bueno… Que valiente eres al presentarte así aquí, después de tanto tiempo.
- Si bueno yo también espero que estés bien Briana, ya hablamos ¿sí? – no tenía tiempo para estas tonterías, ya no era la niña de antes, y eso era algo que debía de aclarar muy rápido.

Me acerque a la mesa de la enfermera Joy, pero ella no se encontraba la allí, en su lugar había un cartel de “Emergencia” que espero que no sea grave.

- Oh venga Aura no seas así conmigo, llegábamos mucho sin vernos, desde aquella fiesta coordinadora de hace dos años, de repente desapareciste y ya nadie volvió a saber nada de ti – me miró fijamente, acercándose a mí – aunque estas rara… no pareces tu ahora que me fijo…
- ¡PERO QUE HERMOSA DAMA! – Grito una voz, una voz irritante y absoluta te reconocible detrás mía.
Harley.

-MADRE MÍA QUE BELLEZA – se acercó a mi lado. Vaya, no había cambiado absolutamente nada, ni física, ni psicológicamente.
- Vaya gracias, ya sé que soy hermosa, pero… - contesto Briana, mirando “humildemente” su reflejo en el espejo del gran salón.
-Tu no niñita repelente – contesto mirando mal a Briana – me refiero a…, un momento – vaya, le costó trabajo darse cuenta - ¿¡AURAAAAAAAAAAA!?