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Spin-off Rollers!
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Spin-off Rollers!
Había una vez en un muy lejano reino, un grupo de jóvenes que fueron invitados a una casa embrujada, sin saber que era controlados por un poderoso titiritero, quién los engaña para encerrarlos en una prisión con toda la lacra social. Sin embargo, una sociedad de héroes se alía a una mafia poderosa para salvarlos de la edad dorada. Mientras tanto, otro grupo de jóvenes que controlaban los elementos, fueron en busca de sus antepasados piratas, con los que junto a sus reencarnaciones de esta era, emprenderían la búsqueda de los libros prohibidos en el siglo XXX, para así recuperar su memoria y derrotar al dios maligno…
UN MOMENTO. Así no iba la historia ¿verdad?
UN MOMENTO. Así no iba la historia ¿verdad?
Bueno... a veces pasa que nuestra mente vuela fuera de la estratosfera y es tanto el amor por nuestras historias y nuestros personajes, que empezamos a flashear y volar tanto que las ideas se desbordan, y no sabemos dónde ponerlas…
Pues… AQUÍ LLEGÓ LA SOLUCIÓN
Para todos los que sueñan trasladar a sus personajes favoritos a otros universos, formar parejas no canon, crear disturbios en el espacio-tiempo y simplemente dejarse llevar… para todos ellos, nace hoy:
★ SPIN – OFF ROLLERS! ★
• Reglas e Indicaciones:
¡REGLAS DEL FORO!
Las historias serán colocadas en el índice de este post a medida que se vayan publicando. Tendrán el link directo al post, para que sea más rápido acceder a ellos.
Todos los usuarios participantes de los rolles, sean activos o pasados, pueden participar sea con su personaje o el de los demás.
Las historias pueden ser basadas en rolles tanto antiguos como en los actuales.
Si se utiliza un personaje ajeno al suyo, deberán contar con el permiso del autor de dicho personaje. A excepción de ser un personaje universal.
Manejaremos el formato One-shot en su mayoría.
Si existiera una historia larga (FIC) o con continuación, colocar en un mismo post, separados por spoilers. PROHIBIDO colocar un capítulo por Post.
Utilizar la etiqueta del roll antes del título del fic, esto servirá como guía rápida.
EJEMPLO:
[Remember] "Aquí va el título"
[Siniestra] "Aquí va el título"
[EWL] "Aquí va el título"
[New] "Aquí va el título"
• FICHA:
Todas las historias deben contar con esta ficha obligatoria en la parte superior del post. Debe estar a la vista, es decir, sin spoiler.
- Código:
[b]Título:[/b]
[b]Género:[/b]
[b]Personaje o Parejas:[/b]
[b]Sinopsis:[/b]
IMPORTANTE: En el post, sólo debe estar a la vista la ficha. La historia debe estar en Spoiler.
Agradecimientos especiales a @Yue y @Sil
♢ ÍNDICE ♢
[Puppet] Abrazos
[Remember] "¿Cuándo?"
[Lumina] "La peor combinación."
[Puppet&Dorada] ¿Poseído?
[Siniestra] Help to sleep.
[Lumina] De príncipes y dulce de leche.
[Siniestra] Hace frío.
[Puppet] La historia recién empieza
[Siniestra] Un gato.
[Puppet] ¿No te has dado cuenta?
[Lumina] Linternas
[Siniestra] Malos entendidos.
[Siniestra] Un reflejo en agua y lienzo.
[Siniestra] Pequeños errores.
[Puppet] ¿Cuánto es pronto?
[Siniestra] ¿Eres Idiota?
[Puppet] Galletas y Sueño
[Puppet] El final de todo.
[Puppet] No otra vez.
[Puppet] Por un helado.
[Siniestra] Coke and Strawberry
[Exile] Objetos filosos.
[Exile] Healing
[Siniestra] Bot malo.
[Multi-Roll] OC Project 2020
[Lumina[ Nada concreto.
[New] Pesadillas
Última edición por Mar. el Miér 29 Dic - 14:01, editado 9 veces
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Edad : 29
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[Puppet] Abrazos
Titulo: Abrazos
Género: Romance
Personaje o Parejas: CrisEli
Sinopsis: Y no supo reaccionar. En un momento se encontraba conversando con el rubio y al siguiente, se encontraba rodeada entre sus brazos.
-Suéltame…- pidió ella. -Repítelo.-dijo él.
Género: Romance
Personaje o Parejas: CrisEli
Sinopsis: Y no supo reaccionar. En un momento se encontraba conversando con el rubio y al siguiente, se encontraba rodeada entre sus brazos.
-Suéltame…- pidió ella. -Repítelo.-dijo él.
- Spoiler:
- ABRAZOS
Y no supo reaccionar. En un momento se encontraba conversando con el rubio y al siguiente, se encontraba rodeada entre sus brazos. El calor de su cuerpo, el sonido de su corazón palpitante. Podía jurar que él sonreía, aunque no observaba su rostro, y por un instante, sintió la necesidad de retornarle el gesto aunque algo la detuvo… quizás su corazón amenazando con salirse de su lugar o aquella sensación de calidez que parecía haberla cementado casi por completo…
-Gracias – el muchacho se alejó con una sonrisa en su rostro y ella no supo el por qué, pero se sintió vacía, desolada e incluso, triste… y eso, no le gustó.
–Bueno, vamos – dijo Cris dándose media vuelta y empezando a andar. Ella se quedó quieta, presionando los puños contra sí, intentando controlar sus latidos y normalizando su respiración…sentía ganas de llorar, de gritar y de hacer múltiples cosas que no se atrevería a hacer… ¿o sí? ¿Qué le pasaba? Mil frases y escenas transcurrían en su cabeza. Recuerdos, palabras, sentimientos…
-¿Eli? – llamó él al darse cuenta que su compañera no la seguía. Se dio media vuelta, y la observó. Seguía en la misma posición y eso le llamó la atención. Se acercó a ella.
-¿Me oyes? ¡Hola! ¡Tierra llamando a Eli! – bromeó.
Éliary alzó la vista, y a él lo tomó desprevenido. Su mirada radiante, casi cristalina, sus mejillas sonrojadas a más no poder y sus labios temblorosos. Aquella imagen se le impregnó en la mente y en el corazón. Quiso hacer algo, pero no se atrevió. En realidad, no sabía cómo reaccionar, eso era algo nuevo para él. Tragó saliva por su garganta seca, su corazón palpitaba fuertemente, a tal punto de ser lo único que escuchó durante esos segundos que se hicieron eternos.
-Esto…yo…- empezó a hablar, pero ella lo silenció con su accionar. Dio un paso al frente y sin pensarlo, abrazó al joven ocultando su rostro en su pecho. Se sujetó fuertemente de su ropa y cerró los ojos con temor. No quería mirarlo, tenía miedo.
Cris se quedó perplejo, no había esperado aquel accionar de la joven y siendo honesto, no sabía cómo reaccionar. Su corazón parecía bombear a mil y su rostro estaba a punto de estallar…y aun así, una emoción indescriptible lo invadió. Aquello que nunca se imaginó, estaba sucediendo y no iba a detenerlo. Sus brazos estuvieron de acuerdo y en un momento, se encontraba abrazando nuevamente a la peli morada.
Al sentir el contacto con el suyo, dibujó una sonrisa en sus labios y se relajó. Por un instante, se tomó el atrevimiento de dejarse llevar por lo que sentía. Voló a un mundo de emociones e ilusiones, y se sintió bien. Más que bien, se sintió perteneciente a un lugar, sintió el tiempo detenerse y paz, mucha paz. Y tan embelesada se encontraba, que se perdió en la realidad y unas palabras rebeldes traicionaron a su razón y salieron sin supervisión…
-Hunter…Te quiero – Y no tardó mucho para que se diera cuenta de lo que había hecho.
La atmósfera se había roto.
-¿Qué? - Él lo había escuchado, fuerte y claro, pero necesitaba confirmarlo. La sorpresa lo invadió. Una sorpresa llena de emoción y alegría, llena de calidez. ¿Podía ilusionarse? ¿Podía soñar con esa realidad? Y una sonrisa se fue dibujando en su rostro. Pero ella no lo vio. Ella solo quería huir, desaparecer, que la tierra se abriera y la tragara….Se apartó rápidamente del joven y se dio media vuelta, llevó sus manos a sus mejillas y respiró profundo. Quería salir corriendo, sin embargo, sus pies no se movían del lugar.
-Yo…no…- y ahora, las palabras no querían salir. Malditas traidoras. Mordió su labio y dio un respiro. –Olvídalo. No dije nada – y quiso salir a toda prisa, idea que quedó arruinada por el agarre del joven. Dos segundos. La tomó de la muñeca, la haló para sí y la volvió a encerrar en un abrazo, por tercera vez aquel día…
Ella intentó forcejear un momento, pero él presionó un poco más el abrazo.
-Suéltame…- pidió.
-Repítelo.- murmuró. Ella ahogó un suspiro. ¿Cómo era posible? Él era el único que podía dejarla sin palabras de un momento a otro, que la confundía y la confortaba con una sola acción. Él, solo él…detuvo su forcejeo y se sujetó nuevamente a sus ropas, necesitaba fuerzas… Su rostro yacía escondido entre el pecho del joven y no tenía la intención de salir de allí.
-¿Y me soltarás? – preguntó con cierto miedo y esperanza, su voz sonaba amenazada por romperse y eso lo conmovió, pero ya había llegado a ese punto, no iba a retroceder.
-Repítelo por favor… - Ella tragó saliva y volvió a cerrar los ojos, aunque él no la veía, para ella era la forma de protegerse.
-Bien… - tomó aire – Hunter… yo… te quiero. – Nuevamente esa alegría, nuevamente ese sentimiento cálido lo llenaba de emoción y felicidad. Apretó un poco más aquel abrazo, sin lastimarla, solo con la intención de sentirla cerca de él.
–¿Me quieres? ¿De qué forma me quieres?
-¿Estás bromeando, verdad?
-No. Responde o no te soltaré – Ella volvió a morder su labio. ¿De qué iba ese idiota? ¿Qué no le bastaba con haber escuchado lo que ella sentía? ¿Qué no le bastaba con esa afirmación? ¿Por qué jugaba con ella de esa forma? Su sonrojo aumentaba y los latidos de su corazón, no ayudaban demasiado. Intentó separarse, pero él la sujetaba fuertemente y no podía hacer mucho…
-Dime Eli… ¿me quieres como un amigo? ¿Cómo un camarada, tal vez? ¿Cómo qué me quieres, Eli? Dímelo por favor… - su voz caía casi en desesperación combinada con atisbos de triste o frustración.
-Suéltame…– pidió ella dejándose llevar por las lágrimas que habían amenazado con salir desde hacía rato. Todo ese revoltijo de emociones se manifestaba con aquellas lágrimas y necesitaba dejarlas ir. Intentó inútilmente golpear el brazo del joven para liberarse, pero ello no sirvió de nada.
-Eli…por favor. Por favor respóndeme.- A él le dolía. Le dolía provocarle aquellas lágrimas a ella, le dolía accionar de esa forma, pero tenía qué…era su única oportunidad… Y sintió, a través de sus brazos, el cuerpo tembloroso de la muchacha y se asustó…quizás se pasó de la línea y tendría que detenerse… quizás debía parar y…
-Yo… –las palabras interrumpieron sus pensamientos. Los nervios se apoderaron de él.
– Yo... ¡Yo te quiero más que nada en este mundo! ¡Te quiero y te he querido siempre! Yo… Yo te amo Cris... Y ahora, por favor, por favor…suéltame. Suéltame. – Ella volvió a moverse con la intención se zafarse de aquel agarre. Y él, la atrajo más. Sus brazos se acomodaron alrededor de ella y colocó su cabeza en su hombro, atrayéndola más para sí.
-No lo haré… no te soltaré – habló en su oído. Ella ahogó un sollozo. –No te soltaré nunca más… - Y ella sintió las lágrimas nuevamente en sus ojos, pero esta vez, la sensación era diferente. Ahora, aquellas lágrimas eran producto de una felicidad acumulada. Cris se separó un poco de la joven y llevó sus manos a sus mejillas sonrojadas, limpió con sus pulgares aquellas lágrimas rebeldes que manchaban su hermosa piel blanquecina y sonrío con tal ternura, que era inevitable no enamorarse de él. –Lo siento…lo siento Eli, nunca más más te haré llorar, te lo prometo, pero por favor no pidas que te suelte nunca más, porque no lo haré. No pienso dejarte ir jamás, porque yo también te amo...– Y una sonrisa se dibujó en sus labios. Sus miradas se conectaron. Cris acarició su mejilla y poco a poco se fueron acercando, hasta que no quedó espacio entre los dos. Un beso, una fusión, la unión del amor de dos personas que a través de un abrazo, pudieron conectarse al FIN.
Mar.- .::░ღAdmin~Contest.ღ░::.
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[Remember] "¿Cuándo?"
Titulo: [Remember] "¿Cuándo?"
Género: Tragicomedia, Romance.
Personaje o Parejas: Caesar Zeppeli/Lucina Ruht, Liv Ruht.
Sinopsis:
- ¿Te vale un: “Quiero que regrese ahora”?
Género: Tragicomedia, Romance.
Personaje o Parejas: Caesar Zeppeli/Lucina Ruht, Liv Ruht.
Sinopsis:
- ¿Te vale un: “Quiero que regrese ahora”?
- Spoiler:
- ¿Cuándo?
El incesante parloteo dentro y fuera de la tienda no dejaba a Caesar Zeppeli continuar con la lectura del periódico, ya medio arrugado, que yacía en sus grandes y hartadas manos.
Casi lo convierte en un balón de basquet que terminaría en el basurero, de no ser por todas las personas que habían entrado en esa bendita cafetería y que desde el primer avistamiento no le pudieron quitar el ojo de encima, no es que fuese un rufián a primera vista, aunque de hecho lo era. Tampoco es que se viese como un extranjero, que, de hecho lo era, y tampoco era la siguiente persona que te iba a dar un Knock out, si lo mirabas sin parar, pero, era muy capaz.
Simplemente era una persona con una altura y complexión atrayentes, pues parecer un pariente de “La Roca” blanco, además de poseer un estilo de vestir nada común como bandana y chaquetas gruesas con colores brillantes, eran cosas al parecer exóticas en aquel lugar. Lo cual no es que le molestara, le gustaba tener atención pero, solo de personas específicas.
Después de colocarse las gafas para el sol sobre su cabeza y dejar de lado el periódico, lo decidió: Si no llegaba en cinco minutos se iría. Y por desgracia sus pensamientos al parecer fueron escuchados porque, al siguiente minuto, el demonio por el que esperaba abrió la puerta de la cafetería como si le perteneciese. Llamando la atención como era de esperar de una chica joven y atractiva.
“JA” pensó Caesar. La realidad era que su larga cabellera negra era imposible de ignorar, y su contraste con la caminata demasiado “neutral” que poseía, llamaba la atención, pero seamos sinceros, era difícil encontrar a una Ruht en la calle tan despreocupada y sin nadie a sus espaldas para cuidarla.
Ella se sentó frente a él y sonrió hipócritamente, él le regresó el gesto sin dudarlo. Y solo ahí las miradas cesaron al recibir el mal genio que desprendía de sus auras.
- Bestia.
- Mini-monstruo.
Se saludaron como era de esperar, él recibió un pequeño golpe en la pierna, ella sonrió triunfante y él obtuvo un “tic nervioso” en su ojo.
Ella notó la carta sobre la mesa e inmediatamente la tomó con curiosidad.
- Entonces… ¿Para qué se supone que me citaste aquí?
Liv Ruht, no lo miró, estaba más concentrada en decidir si era mejor un cheesecake o un pie de limón.
- ¿No es obvio? ¿Para qué más querría ver a la drama queen?
Ella resopló, él sonrió satisfecho.
- Lucina.
Liv suspiró con nostalgia ante la mención de su hermana, tenía ya unos días de haberse ido de viaje; y ya la extrañaba.
- No ha regresado.
- Lo sé.
- ¿Entonces? - Bajó la carta y lo observó inconforme.
Él solo pudo dedicarle una expresión de comprensión y desvió el tema.
- ¿Cómo te fue?
- ¿Sobre?
- Tu sabes ese chico universitario…. ¿Bryce se llamaba?
- Ryan - Corrigió. - Y tiene novia. - Como si no le importase levantó la mano por atención. La cual no tardó en llegar. Uno de los meseros rápidamente se acercó por los pedidos.
- Un pie de limón, por favor
- Café. - Caesar se vio obligado al sentir la mirada del joven sobre él, como rogándole que consumiera algo. Luego se retiró.
- Vaya tu suerte ¿Eh?
- No importa, en serio. - Quedó mirando el logo de la cafetería en la carta, y de hecho le sirvió para reflexionar. Siempre podía dejar ir las cosas de una manera quizá, demasiado rápida, o eso daba a notar, mientras acumulaba todo y dejaba que las cosas siguiesen su rumbo.
- ¿Qué pasa con mi hermana?
Caesar quedó mudo y después de darle algunas vueltas definitivamente… Esa era la primordial razón por la que estaban ahí.
Buscó en su chaqueta y sacó una pequeña caja envuelta en seda aterciopelada de un tono azul marino, y con algo parecido a una pequeña corona en la cubierta.
Liv hizo una mueca interrogante, se esperaba algo más bien estúpido.
- ¿Y eso?
Caesar dejó la cajita en la mesa y la abrió, revelando un anillo de compromiso, que de hecho tuvo que haberle costado el ojo de la cara. O quizá los dos. Añadiendo los riñones.
- ¿Crees que le guste? - Preguntó nervioso.
- ¿Esa baratija?
Con eso sintió un claro flechazo dañando todos sus sentidos.
Por supuesto alguien de la familia Ruth se merecía algo mucho pero mucho más valioso. ¿En qué estaba pensando? Quizá debería de trabajar unos diez años más.
Al notar la expresión de vencido de Caesar, Liv no evitó burlarse.
- No es gracioso. - Le reclamó, ella negó. Y llegaron sus pedidos.
- Gracias. - Sonrió simplemente y regresó su atención a la piedra que decoraba con gracia aquel aro. - Es una baratija, lo sabes, yo nunca te aceptaría con algo como eso. - Reconoció. Pero el claro desgano que había provocado en el chico, había sido suficiente para ella. - Pero, es Lucina de quien estamos hablando, no actúes como si no la conocieras. - Mostró una amplia sonrisa y tomó un trocito de su postre. - Estoy segura, que aunque fuese un diamante falso, ella sonreiría igual que siempre lo hace. Y lo usará con el mismo orgullo que tiene al blandir una espada.
- ¿Tú crees?
- No, ya te toca esperar a lo que ella diga. - Se notó divertida, no siempre podía ver al hombre frente suya tan desdichado. - Pero, te deseo suerte, aun así.
Él levantó la mirada más confiado y guardó la cajita.
- ¿Y?
- ¿Y….? - Cuestionó al no comprender la insistencia en sus gestos.
- ¿Cuándo regresa?
Liv quedó pensativa, observó por la ventana el suave brillo de las nueve de la mañana; y recordó la noche anterior a la partida de su hermana. Le había contado muchas cosas, personas nuevas, historias viejas, y un dios del cual no conocía. Realmente no lo terminaba de entender, pero no quiso que la acompañara, y sabía que pasaba lo mismo con Caesar quien seguramente era ignorante de todo aquello… Pero… no solo eso… También sabía de algo que él no sabía y de lo cual ella no tenía ningún derecho a contar, pero que era la razón por la cuál estaba segura regresarían sin falta, ella, Severa, Cordelia, y su sobrino.
- ¿Te vale un: “Quiero que regrese ahora”?
- No, la verdad… Es que no.
Y aún cuando el campo de batalla se veía opaco por el rojo vivo de aquel líquido espeso. Ella parecía dormir bajo la sombra de un árbol en un día de verano.
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Re: Spin-off Rollers!
Titulo: [Lumina] "La peor combinación."
Género: Comedia.
Personaje o Parejas: Dylan, Flare.
Sinopsis:
¿Fuego rodeado de agua?
Ni me pregunten, llegó a lo pendejo xDDD
Género: Comedia.
Personaje o Parejas: Dylan, Flare.
Sinopsis:
¿Fuego rodeado de agua?
- Spoiler:
La peor combinación.
¿Alguna vez se tuvo la duda de cómo sería el fuego si este estuviese rodeado de agua?
Él nunca lo pensó, en primera porque era algo innecesario, y aunque tratase de imaginarlo, siempre terminaba igual, con el fuego extinguido, y solo un hilo de humo negro dejando en claro que allí había estado.
Mas, luego regresaba al punto en el que estaba, quizá, no había sido la mejor idea experimentarlo en alguien como esa chica; pero la problemática reacción que hizo que su temperamento danzase cual candela, lo llevó a querer bajar la intensidad de aquella atmósfera tan rusiente.
Pero ¿Qué pasó? Estaba claro que se había extinguido, podía imaginar el hollín sobre aquel brillante y nada disimulado cabello; y sin pensar en las consecuencias; no pudo evitar reírse.
Aquella pequeña tormenta había dejado a la muchacha no solo empapada, sino que estática, y absorta. No se lo esperaba, nisiquiera creía que alguno de ellos se atrevería a meterse con ella en ese estado y todavía menos aquel “Principillo de turno”.
Es verdad que el fuego se extingue una vez se echa agua. Pero existen las bombas de tiempo, y se activaban de muchas maneras.
- ¿Estás bien, llamita? - Preguntó relajado, pero con un claro tono de diversión. La nominada en cuestión giró el rostro y es cuando Dylan supo, que el fuego se puede volver a encender, solo para quemar en otra dirección.
- ¿¡Me estás jodiendo!? - Y fue cuando lo vio, aquellos chispazos incandescentes que salían de ella, que en un momento morían, pero se rehusaba a dejarse vencer.
- Solo es para que te calmes. - Se excusó aguantando las ganas de reír. Lo que era muy claro para Flare, quien ya se notaba más alterada.
- ¿Calmarme? - Lanzó una carcajada cínica, y avanzó unos pasos más. - ¡Voy a romperte la cara!
Y gracias a que fue sostenida por Hasper y Rayne, no pudo hacer más que patalear, mientras el chico tranquilo iba a conversar con su alma lumen. No importaba que la pelinaranja le gritase cobarde o peores cosas, ya todos se habían acostumbrado a su mal vocabulario de camionero. Pero ese día sí había aprendido algo, el agua extingue el fuego, pero también lo puede volver a encender.
Ni me pregunten, llegó a lo pendejo xDDD
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Re: Spin-off Rollers!
Titulo: [Puppet&Dorada] ¿Poseído?
Género: Crossover, Comedia, Romance(O algo así).
Personaje o Parejas: Alengel, CrisEli, Azael.
Sinopsis:
- ¿Qué le hiciste? - Acusó el más alto. Ella negó.
- Nada, solo lo fui a despertar.
- No te creo. - La miró mal y se acercó a Eli. - ¿Crees que tengas algo para la memoria? - Preguntó. La muchacha comenzó a buscar entre lo que cargaba en la canasta, y sacó unas raíces.
Género: Crossover, Comedia, Romance(O algo así).
Personaje o Parejas: Alengel, CrisEli, Azael.
Sinopsis:
- ¿Qué le hiciste? - Acusó el más alto. Ella negó.
- Nada, solo lo fui a despertar.
- No te creo. - La miró mal y se acercó a Eli. - ¿Crees que tengas algo para la memoria? - Preguntó. La muchacha comenzó a buscar entre lo que cargaba en la canasta, y sacó unas raíces.
- Spoiler:
- ¿Poseído?
Despertó como todas las mañanas; al cantar de los pájaros, un sonido tan limpio y natural que le obligaba a bostezar en una gran bocanada como si se fuera a comer al mundo de un tirón. Después de abrir los ojos y observar de manera ambigua su entorno, decidió dejarse arrullar una vez más por aquel sonido tan encantador; y regresó su cuerpo a la comodidad de la tela y a la suavidad de la almohada. Hasta el escuchar del crujir del suelo. Que aunque lo puso atento, no lo perturbó como para hacer que volviese a abrir los ojos.
Un sonido deslizante se hizo presente en su rango auditivo y entendió que alguien había entrado a su habitación, mas quedó estático, hasta que una presencia a su lado lo hizo levantar de golpe, tomar aquello con lo que iba a ser atacado y sostenerlo con fuerza mientras componía su mejor cara de fastidio. Para llevarse una sorpresa demasiado complicada como para poder razonar.
Su agresor no era otro que Angelique, quien sentada sobre sus tobillos lo miraba confundida al principio, pero, al soltar su muñeca una amplia sonrisa apareció en los labios de aquella chica.
- ¿Hoy estabas esperándome, no? - Preguntó con mucha ilusión en un tono bajo de voz. Él se sintió descolocado.
- ¿De qué hablas? - Imitó el tono de la chica solo por precausión.
- Bueno, normalmente te doy un beso para que lo hagas. - Alex sintió su rostro quemar, esa no podía ser Angelique, nunca diría algo como eso quitada de la pena. - Oh...
- ¿Qué?
- Te has sonrojado. - Y se llevó las manos a la cara.
- No es verdad. Y.... - Volvió a observar el lugar era una carpa de estilo antiguo, pero muy bien cuidada ¿Acaso el titiritero estaba planeando algo más? - ¿Qué lugar es este?
- No sé. - Se encogió de hombros. - ¿No se supone que ayer fuiste a discutirlo con el superior?
- ¿Superior? - Ella asintió.
- Recuerda que el día anterior ganamos este territorio. - Se cruzó de brazos confusa. - Te ves extraño esta mañana ¿Ocurrió algo?
¿Extraño? La que estaba rara era ella, tan preguntona y platicadora de la nada.
- No, nada. - Mintió con seguridad. Y buscó sus lentes sin mucho éxito.
- ¿Qué buscas? ¿Esto? - Ella tenía en su poder aquel objeto y los removía sin cuidado.
- Oye... No juegues con eso. - Y se acercó, tratando de recuperarlos pero ella se estiró y los alejó. - ¿Qué planeas? - La miró molesto, ella simplemente negó.
- Nada, pero.... - Y sin pevio aviso se le fue robado un beso, quedando perplejo más que nada por la persona que lo había hecho. - Listo. - Sonrió y ella misma le colocó los anteojos con cuidado. - Te espero fuera. - Se levantó y salió de la carpa.
Alex quedó una vez más estático, viendola marchar, percatándose mejor en las ropas de la pelirroja. Un pantalón de tela gruesa blanco, con una camisa del mismo color, combinada con una chaqueta corta de color azul, y una bufanda ¿Rosa? ¿Qué clase de combinación era esa? al menos el lazo con plumas que cargaba combinaba en triángulos multicolores haciendo que no se viese tan horrendo. Y unos guantes del mismo color de la chaqueta, quizá demasiado gruesos y grandes para alguien tan pequeño.
Avistó un brillo dentro de la carpa, se levantó y fue a el, encontrando una armadura que asumió como suya.
El body azul no era lo suyo, pero seguiría aquel extraño juego por el momento.
Se colocó la armadura comi pudo, no fue tan difícil al diferenciar qué iba dónde, y aunque la espada estaba genial, todo lo demás pesaba.
Salió de la carpa, y como había dicho la chica lo había estado esperando pacientemente, y eso que creía que se podría haber cansado de esperar.
- Ten. - Le pasó un plato con comida, al parecer un guisado, olía muy bien y tenía hambre. Observó el rededor antes de aceptar el platillo, y pudo comprender que había sido preparado a leña y a interperie, algo que escandalizaría a recursos sanitarios pero que sin duda era la mejor opción para una comida más deliciosa. Vio sentarse a la pelirroja en un tronco que habían arreglado para el propósiti y simplemente se sentó al lado.
- ¿Lo hiciste tú?
- ¿Bromeas no? - Rió levemente. - Sabes que no cocino. - Le quitó importancia. Y la realidad era esa, esa muchacha no cocinaba, nunca. O al menos nunca la había visto cerca de una hornilla para otra cosa que no fuese comer.
- ¡Oh! Veo que has despertado. - La voz risueña del rubiales le hizo levantar la cabeza. También cargaba una armadura, pero no una espada, y supuso que tendría otro tipo de fin su presencia. Pero no muy después apareció Eli en su rango de visión, con muchas plantas en las manos, y eso le hizo revolver el estómago ¿Y si ella había cocinado con eso lo que él ahora estaba comiendo? Al menos no sabía mal. - La señorita Angel ha estado muy preocupada porque no había salido todavía. - Observó a la pelirroja quien negaba enérgicamente al chico con las manos, hasta que notó su mirada y se detuvo manteniendo un fuerte carmín en sus mejillas.
- Buenos días, señor Alex, señorita Angelique.
Y su estómago se revolvió aun más al escuchar tales formalidades. No solo eso, el cabello de Eli... estaba negro, tan negro como su propia alma en ese momento.
- Saben que no hay necesidad de llamarnos así. - Sonrió la pelirroja. Alex siguió comiendo sin emitir palabra. Y luego una voz casi lo hace atragantarse.
- Hermano. - Todos giraron el rostro en dirección a aquella voz. Y él trató de respirar normal. - ¿Qué haces comiendo junto a esa mugrosa? - Y el rostro de asco se hizo presente. Si en algún momento podría llorar sangre ese era el indicado.
- ¿Mugrosa? - Angelique se levantó con molestia y lo encaró. - Solo mírate, monstruo, no tienes ni ápice de sentido de moda. - Frunció el ceño al mismo tiempo que el otro pelirrojo. - Sin ofender. - Recalcó a los otros tres.
- Tengo más que tú.
- Claro como no. - Puso los ojos en blanco, y el ambiante chispeante mandó a Alex a actuar.
- Se supone que ustedes se llevan bien. Son hermanos. - Dijo, todos quedaron perplejos.
- ¿De qué hablas? - Angel se notó preocupada. E igual Azael.
- ¿Qué le hiciste? - Acusó el más alto. Ella negó.
- Nada, solo lo fui a despertar.
- No te creo. - La miró mal y se acercó a Eli. - ¿Crees que tengas algo para la memoria? - Preguntó. La muchacha comenzó a buscar entre lo que cargaba en la canasta, y sacó unas raíces.
- Leí que son muy buenas para la memoria, pero para algo como esto... - Miró al pelinegro intranquila. - Esperemos que no sea grave.
- ¿Y si ha sido controlado por una criatura? - Pensó Hunter en voz alta. Todos lo miraron y se sintió con incomodidad por tanta intensidad.
- Podría ser. - Apoyó Azael nervioso.
- Oh... No... a ver... - Iba a rechistar a todo eso pero las manos de Angel acorralaron sus mejillas e hizo que la mirase.
- Sal demonioooo. - Chilló. Tenía una cruz en sus manos. El chico solo se irritó.
- Estoy bien. - Le dijo. Ella lo soltó.
- Perdón.
- No importa. - Suspiró cansado y volvió a mirar al grupo.
Si mal no entendía, Azael era su hermano (¡Ugh!), Angelique su novia, lo que no estaba mal, pero se había vuelto chiflada. Eli era una bruja recolectora de plantas, pero tenía el cabello negro, y Hunter... ¿Un formalillo? No era malo que lo trataran con respeto, pero eso era demasiado extraño.
- Dime. - Susurró al oído de Angel. - ¿Qué pasa ahí? - Señaló a los tres que de habían quedado platicando sobre su hacer un té o un baño de vapor con las plantas.
- ¿No te has dado cuenta? - Preguntó con duda. Él negó. - Pues... Hunter y Eli son muy buenos amigos, igual Eli y Azael.
- ¿Y Azael y Hunter?
- Bueno, se llevan bien... Pero... a Azael le gusta Hunter, y no sabe cómo actuar frente a él.
- ¿¡Qué!? - Sintió un mal en su estómago, tanto que creyó desmayar, pero en cuanto cerró los ojos por unos segundos y los volvió a abrir, se encontró acostado en una cama más cómoda que la simple tela sobre suelo. Todo estaba oscuro por lo que buscó sus lentes topándose con una barrera creciente y decreciente; además de fría.
Giró el rostro y se encontró con una Angelique dormida.
Se sentó de golpe por espanto, pero luego de ver el rededor y encontrar los típicos muebles de cuarto y de actualidad, se relajó.
Todo había sido un mal sueño ¿No?
- ¿Alex? - Preguntó ella adormilada. - ¿Qué pasa?
- No, nada... - Le palmó la cabeza con duda pero la chica no se enojó nisiquiera, pues prefería regresar a dormir.
Quizá era tiempo de dejar de invitar a Cris, Eli e Hijos, a jugar aquellos rpg históricos. Le estaban haciendo alucinar. Solo esperaba que a los niños de ellos no les pasara lo mismo, especialmente al menor, que era tan parecido a él y su vulnerabilidad.
Además... Azael ya no se acercaría a los niños, no más.
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Re: Spin-off Rollers!
Titulo: [Siniestra] Help to sleep.
Género: Romance, comedia.
Personaje o Parejas: Ginlah, hermano de Nylah.
Sinopsis: Nylah y su hermano se han vuelto a mudar, pero es un inconveniente para la menor, puesto que su cuarto no está de lo más "Exorcizado"
Género: Romance, comedia.
Personaje o Parejas: Ginlah, hermano de Nylah.
Sinopsis: Nylah y su hermano se han vuelto a mudar, pero es un inconveniente para la menor, puesto que su cuarto no está de lo más "Exorcizado"
- KILL ME:
Help to sleep.
- ¿Qué haces aquí? – Nylah salió de su habitación, no había tenido una buena noche así que estaba con ojeras y su pijama era un desastre así como su cabello. Por lo que no estaba preparada para visitas, ni tampoco las quería. Ya le bastaba con la mudanza que habían tenido la tarde anterior y sumándole a eso que esa casa no estaba de lo más limpia espiritualmente, no podía conciliar el hecho del poco tacto de aquel chico peliblanco sentado a la mesa de su comedor, con una paleta en la boca y con el DSi de ella, en sus manos.
- De visita. – Contestó sin quitar los ojos del juego. – Veo que has madrugado, ¿Y ese milagro?
- También puedo madrugar. – Hizo poco caso, y pasó a sus espaldas para pasar a la cocina, dónde buscó un cartón de leche y se preparó unas tostadas.
- Los fines de semana no creo. – Quitó un momento sus ojos del juego, podía esperar, y observó a Nylah. Más que madrugar, se notaba que no había dormido, o bien, él lo notaba.
- ¿No te gusta la mantequilla de maní, no?
Gin compuso expresión de horror.
- Sabes que la odio.
- Pues es lo que hay. – La tostadora hizo un pequeño sonido acampanado que les hizo saber a ambos que se debían de sacar los panes. Nylah tomó los dos platos que había servido cada uno con dos tajadas, y al pasar al comedor le puso uno a Gin y dejó uno para ella, y regresó a la cocina por los vasos de leche dejando al alcance los tarros de mantequilla y el de mermelada. Pero cuando se iba a sentar notó un pequeño inconveniente, que la hizo replantearse las cosas. – Ese es mi puesto.
- Llegué primero.- Dijo antes de llevarse una tostada a la boca y recomenzar el juego.
- Sabes que no es verdad. – Trató de intimidarlo con los ojos, pero a más de recibir un pitido de la pequeña consola, no hubo más, y hubiese solo tomado el puesto al lado, donde estaban las que suponía las tostadas que eran de él. Pero no se sentía nada bien así que insistió. – Déjame sentar ahí.
Gin solo suspiró, pausó el juego, echó la silla hacia atrás y palmó sus piernas.
- Adelante.
Nylah estaba cansada, tanto que no echó protesta y obedeció, el chico volvió a colocarse de tal manera que ambos alcanzaran la mesa y lo que había ahí.
- Has engordado.
- Cállate. – La pelinegra se dedicó a poner mermelada en su tostada, y como Gin la rodeaba con los brazos, podía ver lo que estaba jugando, era el pokemon de toda la vida. De alguna manera le sorprendía que jugase a eso, cuando aun teniendo una Play3 en su casa, solo se dedicaba a tocar o aprender algún instrumento. – Quizá he crecido. – Él acomodó su barbilla sobre los hombros de ella, así, veía mejor y comprobaba lo dicho.
- No, no has crecido nada. De hecho, estás más baja.
- Sí lo he hecho, ayer mi hermano me midió. – Señaló una marca en la pared, Gin no evitó reír a eso.
- Que sepas que a mí también me midieron ayer. Y he crecido dos centímetros más que tú.
Ella lo miró molesta, y echó una suave patada a las piernas del chico.
- Salvaje. - Exclamó.
- Te lo mereces. - Ella continuó comiendo y de vez en cuando Gin le pedía un poco y como estaba jugando, realmente no era tan difícil levantar la mano al hombro.
Cuando terminó de comer se estiró un poco y dejó su espalda reposar, Gin no era lo más cómodo pero, al menos tenía un aroma fresco que la relajaba.
- ¿Dormiste bien? – Preguntó, encogiendo los brazos, ambos tuvieron que bajar la mirada para poder seguir viendo a la pantalla.
- No realmente.
- ¿Por?
- No lo sé.
- Ya veo.
Él la dejó ser, después de todo, tenía la mirada perdida en el juego, por lo que bajó el volumen del DS para luego comenzar a tararear la música que pudo recordar del mismo. No es que fuese el mejor cantante, y tan joven el tabaco ya estaba haciendo estragos en su voz, pero era tan grave y suave que si no te ayudaba en canciones fuertes, y altas, sí ayudaban a dormir.
▬
Nylah escuchó cómo una conversación se acercaba cada vez más, y a ello con mucha pereza abrió los ojos con calma, los sentía con pereza, pero ya descansos. Observó lo que tenía en frente, una pared de color ajeno. Se volteó y aquel escritorio tampoco era de ella. Entonces de a poco fue reconociendo todo como la habitación de su hermano. Más que preguntarse qué hacía ahí, se preguntó ¿Cómo había llegado ahí? No recordaba realmente en ese momento, por lo que después de desperezarse y bostezar algunas veces comenzó a hacer memoria. Y en cuanto recordó, trato de no perder el juicio.
¡Se había dormido sobre Gin! Lo que quería decir que también la había cargado hasta ahí. Y por mucho que fuesen amigos de infancia ¡Qué vergüenza!
Se levantó y abrió la puerta avanzando hasta las voces, nuevamente en el comedor estaban Gin y su hermano platicando mientras degustaban de la merienda.
- Oh, despertaste. – Sonrió el mayor. – Me ha sorprendido mucho ver que decidiste quedarte en el sillón. – Aquello la descolocó un poco. Y miró a Gin quien se encogió de hombros. Pero ella sabía que le estaba rogando piedad con lo que fuese a decir.
- Ah… Sí… En el sillón. – Se sentó a un lado de su hermano. - ¿Cómo así están comiendo tan temprano? – Preguntó al robarle una galleta al peliblanco, lo que sellaba el pacto de silencio.
- ¿De qué hablas? Son casi las cinco. – La hizo caer en cuenta. Ella pestañeó algunas veces, y observó a su reloj de pared. ¡Era demasiado tarde! - ¿Dormiste bien?
- Algo así… - Contestó con una risa nerviosa, y aprovechando que el peliblanco estaba frente a ella estiró la pierna para dar un golpe en la de Gin.
- ¿¡Otra vez!? – Se quejó.
- ¿Otra vez qué? - Preguntó el mayor.
- Otra vez… Galletas de avena… Ayer mi mamá también me hizo unas.
- Entonces, ya has comido suficientes. – Nylah tomó el plato que tenía el peliblanco y lo dejó para ella. Las galletas de la mamá de Gin, siempre eran deliciosas y se notaba que eran las que ella preparaba.
- Sí, por supuesto, quédatelas. – Dijo ocultando su mala gana, pero después escuchó un “Gracias” Que sabía no eran solo por las galletas. Por lo que simplemente sonrió, y después de observarla un poco, y lo tranquila que se notaba, regresó a su plática con l mayor.
- Así que… ¿Cambiarán de casa?
- Así parece, ha habido problema con los anteriores dueños pero quienes nos la vendieron nos piensan compensar con un departamento, y no está tan mal, está cerca de la preparatoria de Nylah. La menor quedó escuchando todo, y de alguna manera no se lo podía creer. Y si eso significaba poder dormir bien, otra mudanza no importaba.
- Oh, ya veo. Deberé de caminar más para llegar.
- Ya consigue un auto. – Le dijo Nylah sonriente.
- Págame el curso.
- No.
Y entre risas y unas cuantas anécdotas continuaron pasando el tiempo. La familia no era muy grande, pero, era agradable.
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De príncipes y dulce de leche.
Titulo: [Lumina] De príncipes y dulce de leche.
Género: Romance
Personaje o Parejas: Dophie Kid
Sinopsis: Él buscaba escapar, ella estaba perdida. Él se volvió su príncipe y ella un dulce.
No pude controlarme!!!
Género: Romance
Personaje o Parejas: Dophie Kid
Sinopsis: Él buscaba escapar, ella estaba perdida. Él se volvió su príncipe y ella un dulce.
- Spoiler:
- De príncipes y dulce de leches
Ese había sido su primer viaje a la gran ciudad. No solía salir de las costas pero en esa oportunidad, había tenido que acompañar a su madre a un viaje de trabajo y ahora, se encontraba en una conferencia de prensa. Soltó un bufido. Todo era muy aburrido. A su corta edad había estado en muchas de esas cosas y ya todo le parecía predecible. Observó su alrededor y encontró su punto de escape. Uno de los mozos del hotel había dejado la puerta abierta… Miró a su madre a la distancia, parecía enfocada en su trabajo y eso le daba un tiempo. Sonrío para sí y en un abrir y cerrar de ojos, ya se encontraba caminando por el vestíbulo de ese hotel. Caminó despreocupado con sus manos en la chaqueta. Cruzó los pasillos y algo llamó su atención… Sintió una energía embargándolo y una sensación de felicidad recorrió su cuerpo. Buscó la salida más cercana y corrió hacia ella, empujando la puerta que se interponía entre él y el exterior.
Alzó el rostro al cielo y estiró sus brazos: ¡Lluvia! Hermosa y gloriosa lluvia. Le daba vida. Vio como la gente empezaba a correr para refugiarse y cayó en cuenta de que tenía que salir de allí. Nadie lo podía ver. Se camufló entre los jardines y siguió en su camino. No le importaba que la lluvia cayera contra él, después de todo sería fácil hacer que esta se resbalara. Iba caminando cuando notó cerca un parque de juegos. ¿Y por qué no? Sería divertido. Se encaminó al lugar cuando se quedó de pie. En ese lugar, había una pequeña niña. Saltaba de charco en charco con una gran sonrisa en el rostro; buscó alrededor pero no había nadie cerca, así que se aproximó a ella.
-Un, dos, tres- canturreaba alegre. Dylan no pudo evitar sonreír, no era su intensión interrumpirla pero en cuanto se acercó, la pequeña se detuvo y lo observó curiosa sin dejar de sonreír. Tenía unos grandes ojos turquesas y el flequillo castaño. Llevaba un impermeable del similar al de sus ojos y unas botas rosadas.
-Hola – saludó él
-Hola- respondió ella sin dejar de sonreír. Tenía la nariz sonrosada por el frío y su rostro parecía algo mojado por las gotas de lluvia rebelde, que no fueron detenidas por la capucha que llevaba puesta.
-¿Qué haces aquí sola?- preguntó. Dylan la observó, parecía menor que él y era algo sorprendente que estuviera jugando sola. Y no es que él fuera mayor, pero a sus cortos diez años, había crecido independiente y podía cuidarse solo. O eso era lo que le decían los amigos de sus padres.
-¿Sola?- La pequeña pareció caer en cuenta de sus palabras y se giró dando una mirada a sus alrededores. De pronto, la sonrisa empezó a desvanecerse. -¿Dónde están todos? – tenía una voz bastante dulce y tierna.
-Pues se fueron por la lluvia – avisó el niño, mientras señalaba hacia arriba. La pequeña siguió la dirección de su dedo con la mirada.
-Oh – soltó.
-¿En serio no te habías dado cuenta que no hay nadie? – preguntó el pelinegro. La pequeño agachó la mirada y la movió sutilmente. –Vaya.
En ese instante sintió como la pequeña empezaba a sollozar y eso la crispó. Nunca había sido bueno con las lágrimas…
-Eh, espera ¡No llores! – la niña alzó la mirada cristalizada por un instante. Sus ojos turquesas chocaron con los zafiros de él y sintió que no tenía alternativa.
-Mira- En ese momento, la lluvia había cesado y las lágrimas de la pequeña también parecían detenerse dejando solo sus mejillas sonrosadas. Dylan estiró su mano frente a ella y en ese instante, una especie de burbuja de agua empezó a formarse sobre ella. La mirada de la castaña empezó a iluminarse y su sonrisa a expandirse.
-¡Es magia!- saltó de alegría y Dylan sonrío.
-Sí, algo así. – con un sutil movimiento, la hizo desaparecer en un estallido de pequeñas gotas.
-¿Cómo lo hiciste?
-Pues no lo sé, solo sé que puedo hacerlo.
-Eso es estupendo – sonrío y Dylan hizo lo mismo. – ¿Sabes? Yo también puedo hacerlo pero mi mamá… - se silenció de golpe. Había recordado lo que su madre le había dicho de ser precavida con su talento especial.
-¿Estabas con tu mamá? – Ella bajó nuevamente la mirada y negó con la cabeza –Estábamos comprando y yo me alejé. – su voz casi parecía volver a romperse.
-¿Cómo te llamas? - preguntó.
-No puedo decirte – Él la miró. –Mamá dice que no le de nombres a extraños.
-Bueno, entonces dime ¿cómo puedo llamarte? – la pequeña lo meditó. –Dulce.
-¿Dulce?
-Sí, como dulce de leche – afirmó con una sonrisa. Y allí lo sintió, una sensación de calidez que se expandía en su interior. Y le fue imposible no sonreír tiernamente.
-Bien Dulce - Dylan se agachó para quedar a la altura de su mirada, tomó sus manos delicadamente entre las suyas, haciendo que la pequeña lo mirase. -¿Me permitirías acompañarte a buscar a tu mamá?
Dulce lo observó detenidamente, era como una luz. La sonrisa de aquel niño, sus ojos y su acción, todo aquello la tranquilizaba y le transmitía alegría. Ella no pudo evitar que una sonrisa se formase nuevamente en su rostro.
-Sí –
…
Nunca había tenido una tarde tan entretenida como aquella. Dulce había logrado sacarlo de su aburrimiento y convertido aquella tarde en mágica. En cuanto salieron de aquel parque de juegos, se aventuraron a caminar por las diferentes calles, que yacían más limpias gracias a la reciente lluvia. El cielo parecía despejarse y todo parecía iluminarse. Dulce reía entretenida mientras caminaba dando brincos por el lugar. Llegaron a una pequeña plaza con una fuente y muchas plantas. Dylan había comprado helados y ambos tomaron asiento al pie de la fuente.
-Gracias príncipe – habló la pequeña, mientras daba un bocado a su helado de dulce de leche.
-¿Príncipe? – cuestionó el pelinegro. Ella asintió animadamente.
-Pareces un príncipe y llegaste a ayudarme – habló convencida.
-Entonces ¿tú serías mi damisela en apuros? – la pequeña pareció meditarlo un segundo y se giró.
-Nop. Yo sería tu compañera de aventuras – sentenció. –No me gusta ser una princesa que no hace nada, es aburrido. – Él sonrió.
-Tienes razón. Y bueno Dulce… ¿Cuántos años tienes?
-Tengo 7, pero cumpliré 8 muy pronto – afirmó -¿Y tú, príncipe?
-Tengo 10 – Dijo el pequeño orgulloso y galante. La pequeña formó una O con sus labios.
-Entonces no estamos tan lejos- Y justo cuando él quería remarcar lo mayor que se sentía… Soltó un suspiro.
Después de los helados, caminaron hacia un centro comercial, en dónde Dulce recordaba haber estado con su mamá. Pasearon por los puestos. Muchas personas se detenían a verlos por la imagen adorable que transmitían. Dulce lo llamaba príncipe y él se comportaba a la altura de su título. Encontraron una feria con algunos juegos de libre ingreso y subieron a ellos. Era una tarde emocionante…
Ambos habían decidido sentarse en una de las bancas del centro comercial que daban hacia la plaza en dónde habían comido helados.
-¿Sabes? Me he divertido mucho- empezó la pequeña.
-Yo también, ha sido divertido.
-Príncipe… ¿Crees que nos volveremos a ver?- el chico se giró hacia ella. -Tú no eres de aquí ¿cierto? – El pelinegro sonrió.
-Pues no, yo vivo en las costas. Frente al mar.
-¿El mar? Debe de ser hermoso. Me gusta mucho el mar.
-¿Te gusta el agua?
-Sí, pero más el hielo – la pequeña se colocó de pie de un salto y dio un par de vueltas sobre su eje –Y el patinaje. Sueño con ser una gran patinadora de hielo.
-Oh, eso es genial.
-Sip ¿Y tú príncipe? ¿Qué quieres ser?
-¿Yo? – el chico meditó un instante. –Pues me gustaría escribir historias. – la mirada de Dulce se iluminó una vez más.
-¿En serio? A mí me gusta leer historias. – Él la miró con ternura.
-Sí, pero no sé si podré hacerlo. También hacer surf o algo con el mar.
-¿Y por qué no? A lo mejor te vuelves un escritor surfista o un escritor de surf –Ella rio y él la siguió.
-Yo creo que puedes llegar a serlo. Te estaré animando desde dónde esté, príncipe. – dijo animada con mucha determinación. Él la observó y creyó que podría ser verdad.
-Yo también te animaré Dulce. – Y con una mirada entre ellos, sellaron su pacto en silencio. No se había necesitado más. Aquellos dos se entendían sin siquiera hablar y era por ello que se habían llevado tan bien.
En ese momento, la vita de la pequeña se clavó en un punto en el horizonte.
-¡Mamá!- gritó. Dylan se giró y logró ver a una mujer que se acercaba corriendo a su encuentro. Dulce no la esperó y corrió igual.
-Oh mi amor. ¿Dónde habías estado? ¡Te he estado buscando desesperada!- soltaba la mujer.
-Lo siento mami, me perdí. – decía mientras recibía un abrazo de su madre.
-Estaba muy asustada, amor. Iba a ir a buscarte al templo central… ¿Cómo llegaste aquí?
-Mi príncipe me trajo.
-¿Príncipe?
-Sip – la pequeña se giró pero él ya no estaba, su madre siguió la vista de su hija pero no se encontró con nada. –Qué extraño, estaba allí- Por un instante, se sorprendió pero en seguida… un sentimiento cálido la volvió a invadir. Ella estaba segura que se volverían a ver.
Su madre sonrió y la volvió a abrazar.
-Bueno, de seguro tu príncipe tenía que irse. Pero me alegra que te haya ayudado.
-Sí. Nos hicimos amigos – La madre observó a su hija antes de volver a abrazarla.
-Oh Sophie, no vuelvas a asustarme así. ¿Está bien?
-Sí mami. – La madre bajó a su hija y la tomó de su mano, para empezar a caminar con ella. -¿y sabes qué mami? Puede hacer magia…
-Oh, eso es genial amor. – y entre conversaciones, la pequeña se alejaba junto a su madre.
Dylan se había ocultado cerca de un puesto sin dejar de mirar a la pequeña. No quería interrumpir aquel lindo momento y sin darse cuenta, se encontraba oculto tras aquel puesto de dulces. Sonrió al ver como la pequeña hablaba con su mamá. Vio la hora en su reloj de pulsera. Ya era tarde, tenía que volver. Así que se dio media vuelta y empezó a caminar…
“Oh Sophie, no vuelvas a asustarme así. ¿Está bien?”- había logrado escuchar aquella frase aún en la distancia…
-¿Sophie?- se preguntó si ese era el nombre real de la pequeña Dulce… o quizás, solo se había equivocado….
Emprendió la marcha de regreso, no pasó mucho rato hasta que llegó a la puerta del hotel. Entró sigilosamente al vestíbulo y en dirección a la sala de entrevista, cuando una silueta se plantó frente a él. Cerró los ojos casi por reacción y los fue abriendo lentamente mientras su mirada se enfocaba en la persona delante de él.
-Mamá…
-Dylan Ryver ¿dónde estabas? – soltó su madre.
-Lo siento mamá. Es que estaba lloviendo y había una niña…
-¿Una niña? – la madre alzó una ceja y aflojó el semblante. Ahora ya entendía. Su hijo era todo un caballero y si veía a alguien en problemas no iba a dudar. Se agachó a la altura de su hijo y le sonrió. –La próxima vez que quieras ser un príncipe, avísame ¿sí?
Él pequeño sintió un sonrojo aflorar en sus mejillas. Que su madre le diga igual que su nueva amiga, era bastante vergonzoso.
-¡Mamá! - su madre se echó a reír.
-Lo siento amor. Ahora ¿vamos a comer? –Él asintió. Y se fue junto a ella.
-¿Y la niña era bonita?
-¡Ma!
Quién diría que 14 años después ambos pequeños se rencontrarían en una playa en las costas, aun sin reconocerse, el príncipe la volvió a rescatar y ella, con su personalidad, volvió a endulzarle el día.
No pude controlarme!!!
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Re: Spin-off Rollers!
Titulo: [Siniestra] Hace frío.
Género: Comedia, Romance.
Personaje o Parejas: Ginlah. (No es obsesión, Really (?)
Sinopsis: Es el primer día de invierno, y alguien usa su uniforme de verano.
Género: Comedia, Romance.
Personaje o Parejas: Ginlah. (No es obsesión, Really (?)
Sinopsis: Es el primer día de invierno, y alguien usa su uniforme de verano.
- Spoiler:
- Hace FríoEl timbre sonó, al fin era hora de salida, y la espera había terminado. Los alumnos salían unos tras otros, unos con sus uniformes mal colocados, otros hasta con extremo de pulcritud, y los sobrantes con un estilo extraño y más propio. Pero poco importaba cuando un desconocido a puertas de la institución miraba al cielo treinta segundos menos de lo que miraba a cada alumno salir.
Nadie le decía nada, puesto que sus ropas lo delataban como perteneciente a otro instituto. El siguiente contra el que se enfrentarían en el torneo anual de baloncesto, lo que poco importaba mientras no se perteneciese a ese club. Aunque la altura que portaba, era suficiente para creerlo parte del equipo adversario.
- ¿Gin?
- Oh… Hola. - El chico dejó de mirar las puertas que llevaban a un laberinto de casilleros y puso su atención en las dos chicas frente a él. ¿Cómo era que se llamaban?. - ¿Cómo están?
- Sí has sido tú. - Palmó las manos junto a una hran sonrisa. - Bastante bien. - Su amiga asintió. - ¿Qué haces aquí? ¿Esperando a alguien en especial?
- Se podría decir. - Se encongió de hombros.- Aunque está tardando. - Regresó su mirada a las puertas y hasta achinó los ojos. - ¿No la han visto? Bajita, mala actitud y voz de locutor.
Las chicas quedaron extrañadas xon aquella descripción, no conocían a nadie así.
- ¿La? ¿Es chica? ¿Tu novia acaso?
Él rió ante esa frase.
- Claro que no. - Negó con la mano. - Si me escucha diciendo algo así me pegaría. Se llama Nylah. ¿Saben si ya iba a salir?
- Ah… sí, está en nuestro salón… No sé si tendría labores hoy.
- No me digas eso….
- O quizá no, ¿Para qué la buscas? ¿Necesitas un mecánico? - Ellas rieron ante ello en son de burla. Él arrugó el entrecejo, es verdad que la muchacha tenía habilidades poco comunes, pero, nada de lo cuál reírse.
- Hoy creo que no.
- ¿Entonces? No entiendo que harías tú con una chica tan rara.
- ¿Rara? - Él quedó pensativo, y pudo ver una pequeña silueta salir entre la multitud, estaba sola, por lo que era suerte para él. - Bueno, si es rara, se nota con ver su uniforme de verano. - Rió bajo. - Pero… ¿No creen que es encantador? - Sonrió a las chicas con mucha calma. Ellas vacilaron en su respuesta y solo se encogieron de hombros para luego irse.
Nylah se percartó de la mano que había levantado Gin en saludo, luego de gritar su nombre. Su rostro subió unas tonalidades, al ver que era el centro de atención, pero de todas maneras redireccionó su camino al muchacho de cabellos blancos.
- ¿Qué haces aquí? - Preguntó cohibiendose, el chico llamaba mucho la atención, y no es que ella no lo hiciese con sus torpezas, pero era diferente.
- Vengo a verte ¿No puedo? - Sonrió.
- No es eso… es que… Me has sorprendido.
- Y eso es mejor. - Llevó su mano a la cabeza de la más baja. - Vamos, quiero mostrarte un lugar. - Ella lo observó con sospecha, él solo pestañeó. - No es nada malo.- Ella sonrió.
- Eso lo sé, solo que es extraño que estés aquí.
- No lo es.
- ¿Vienes a acosarme todos los días?
Él quedó pensativo.
- Debería. - Asintió. - Así no consigues novio, y no le desgracias a nadie el futuro.
- Oye. - Él rió ante el golpe en su brazo.
- Como sea… Vamos. - La tomó de la muñeca porque sentía que si no lo hacía realmente no lo seguiría.
Caminaron así unos segundos hasta que comenzaron a conversar sobre el día de ambos en el instituto, Gin se enteró que Nylah decidió entrar en un club, algo de paranormal, quien sabe qué, él realmente no entendía de esas cosas, y Nylah, se enteró que Gin salió antes de la hora para poder llegar temprano.
- Tu padre te va a regañar. - Él se encogió de hombros.
- Nada nuevo. - Se detuvo, Nylah en cambio siguió caminando y él la sostuvo por la mochila.
- ¿Qué?
- Allí. - Le señaló un pequeño parque, uno que normalmente estaba vacío, pero en esa ocasión estaba lleno de stands, tanto de comida como de juegos. Era un pequeño festival.
- ¿Y esto? - Avanzaron hasta su entrada donde se leía un gran y colorido “Bienvenidos”.
- No sé, creo que es el día de no sé qué cosa, pero este festival me lo topé por casualidad.
- Genial, no sabía que celbraran el “No sé qué cosa”
- No eres de patria, es el segundo día más popular del año.
- ¿Y cuál es el primero?
- Mi cumpleaños. - Un corto silencio se estancó, y luego ambos rieron, recibieron unas cuantas miradas extrañadas y por las cuales calmaron sus animos. - ¿Quieres algo de comer?
Ella asintió y comenzaron a revisar cada uno de los stands por algo que le gustase a ambos. No había algo que destacase como “comida” además de chatarra, y lo que se puede considerar snacks y dulces.
Al final terminaron compartiendo un Algodón de dulce para poder seguir recorriendo en lugar.
- Parecía más pequeño por fuera.
- ¿En serio? - Él asintió, ella se llevó un poco de algodón a la boca que instantaneamente se disolvió, por lo que pellizcó otro poquito.
- Creía que lo terminaríamos de recorrer en quince segundos.
- ¿Segundos? ¿En serio?
- ¿Por qué no? Realmente no creía que hubiese tantas cosas… - Señaló un lugar - Mira, hay hasta tu réplica. - Nylah siguió el dedo del mayor, y terminó en mascaras con apariencias demlniacas.
- ¡Qué guapa me han replicodo
- Tu dicción da asco.
- ¿Eh?
- Re-pli-ca-do. - Dijo pausadamente tomando un poco de algodón.
- Eso dije.
- Te enredaste. - La tomó de la mano libre y la llevó hasta las máscaras. - Están graciosas, nunca había visto unas parecidas - Tomó una y se la puso. - ¿Cómo me veo?
- Muy apuesto. - Rió ella al siguiente bocado, la realidad era que esa máscara, era horrenda, y el puesto no le daba buena espina. Gin se la quitó y ella aparentó susto. - Que horror.
- Que graciosa. - Dejó la mascara en su lugar, y luego se acercó a darle un pequeño golpe en la frente a la pelinegra. - Para tu información, el horror tiene fans.
- Ja-ja. - Gin no evitó reír ante aquella risa falsa, y decidieron seguir avanzando. Nylah observó un momento hacia atrás, el puesto de las máscaras ya no estaba, y un escalofrío la recorrió.
- ¿Algo ocurre? - Preguntó extrañado.
- No, nada, simplemente, hace frío ¿No crees? - Él no quedó convencido con esa respuesta, pero solo asintió, desde que salieron el fresco que corría estaba helando, si él no sentía la realidad al completo, era gracias a que cargaba un abrigo que su mamá le obligó a llevar ese día, y solo sabía que aunque era de su talla, le quedaba ancho. Lo que ocasionaba que fuese de mayor protección al frío.
- ¿Por qué el uniforme de verano? - Preguntó. Ella desvió la mirada tratando de no avergonzarse.- ¿Olvidaste que debías de usar el de invierno? - Ella negó.
- Ayer por la noche que lo estaba recogiendo llegó un fuerte viento y… Bueno, terminó en la calle, y hoy no estuvo seco, mi hermano me dijo que era mejor usar este a que me resfríe.
- Ya veo. - Él miró de un lado a otro. - Bueno, no parece que estén vendiendo chocolate caliente por aquí. - Nunca han vendido eso. - Lo miró con diversión, que intentase ayudarla era lindo, pero a su manera era divertido.
- Lo sé. - Quedó pensativo. - Oh, ya sé. - Él se detuvo, ella dio unos pasos más adelante, llevó las manos hasta su boca tratando de dar un poco de calor y luego regresó a verlo pero ya no estaba dónde creía sino que mucho más cerca.
Una tela había cubierto su cuerpo, y aunque sin duda era cálido, ya no podía mover los brazos y su rostro de sorpresa podría hacer creer que había visto algún fantasma, y comparándolo con el responsable no estaba alejado de la realidad. Un pequeño movimiento hacia atrás y se encontró con la espalda de Gin, y también con que sus brazos la rodeaban. Miró hacia arriba y su rostro coloreó instantáneamente, él sonreía tranquilo, como si nada pasase.
- ¿Qué haces?
- Evitando que te resfríes.
- Pero…
- Mira, ahí hay tiro al blanco, vamos.
- Pero…. - La levantó y caminó hacia lo nombrado ella como pudo tapó su rostro en vergüenza, los habían quedado mirando, ahora deseaba haber usado el uniforme de invierno aunque eso significase terminar con hipotermia. O eso le diría a Gin más tarde. Esos momentos, que hacían que su corazón acelerace, y dónde podía escuchar el fuerte retumbar del corazón del chico, en realidad, la hacían querer que el día no terminase.
Ganaron unos llaveritos como premio menor, realmente ninguno era bueno en eso, pero las risas que salían al ver fallar al otro, era un mejor premio y recuerdo.
- Ya, déjame caminar.
- ¿Y vamos así hasta tu casa?
- Izquierda, derecha. - Dijo ella avanzando, él le siguió el juego. Y la verdad ambos ya estaban sintiendo calor, era como estar encerrados en un pequeño cuartucho, pero seguía siendo divertido. Solo que seguramente ninguno querría chocolate caliente cuando llegasen.
¿Por qué hago de una imagen tan bonita algo como esto? ¡¿POR QUÉ?!(?
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Re: Spin-off Rollers!
Titulo: [Puppet] La historia recién empieza
Género: Romance.
Personaje o Parejas: CrisEli
Sinopsis:
Dicen que el amor verdadero trasciende tiempo y espacio. Que puede romper la barrera de los mundos y que puede ir más allá que la muerte misma. Incluso, es capaz de recorrer mil vidas enteras con tal de hacer que dos almas gemelas se reúnan.
Género: Romance.
Personaje o Parejas: CrisEli
Sinopsis:
Dicen que el amor verdadero trasciende tiempo y espacio. Que puede romper la barrera de los mundos y que puede ir más allá que la muerte misma. Incluso, es capaz de recorrer mil vidas enteras con tal de hacer que dos almas gemelas se reúnan.
- Spoiler:
- << Cuando llegaste, no tenía idea de quien eras. Me llamaste por mi nombre y sonreíste. No lo supe hasta ahora, pero en ese momento…me hechizaste. >>
-¡Éliary! –
-¿Eres Éliary, verdad? Si, eres tú.
-¿Quién eres? –El joven pareció dudar pero su sonrisa nunca desapareció.
-¿No sabes quién soy?
-No, lo siento. ¿Nos conocemos de algo?
-Soy Hunter. Y sí, nos conocemos de otra vida.
-No entiendo…
-No importa ahora, pero tienes que saber algo... ¡Haré que te enamores nuevamente de mí!
-¿Eh? Qué chico tan raro.
-Eli.
-¿Otra vez tú? Aún no me dices de dónde me conoces
-Ya te dije, de otra vida. Una en dónde estábamos destinados a estar juntos.
-¿Esa es tu frase cliché para coquetear? –
-No, es la pura verdad. Tú y yo, estaremos juntos.
-Ok. Eres raro chico rubio. Y eso, se podría mal interpretar. Cuidado a quien se lo dices.
-No te preocupes, solo tengo intención de decirle eso a una sola persona.
-¡Éliary!
-¿De nuevo? Oye, esto es acoso. – la joven se dio media vuelta y empezó a caminar. Él la siguió.
-No lo es, es el destino.
-¿Por qué no dejas de seguirme?
-No te sigo, el destino me trae aquí.
-Basta con eso. A algunas personas les puede parecer raro. – él pareció examinarla de pies a cabeza.
-A ti no. Dentro de ti lo sabes. Ya lo verás.
-Claro… adiós chico rubio.
-Éliary
-Ah, tú. Oye, si te vas a seguir apareciendo así, al menos dime de nuevo tu nombre.
-Llámame Hunter, por ahora.
-¿Hunter? ¿Ese es nombre o apodo?
-Apellido.
-Oh… Bien, Hunter… ¿Me puedes decir cómo es que sabes mi nombre?
-Por tercera vez, tú y yo, ya nos conocemos. Solo que no lo recuerdas.
-¿Y tú sí?
-Fui afortunado creo. – lo miró extrañada. Pero enseguida le restó importancia.
-Hey ¿Estás bien?
-¿Parezco estar bien?
-Tranquila. Vengo en paz. Baja las armas.
-Lo siento. Pero no tengo ganas de hablar.
-Está bien, no hablemos entonces. – Y se quedó sentado a su lado.
-Gracias por lo del otro día –él alzó la vista.
-¿Hice algo especial?
-El silencio y la compañía puede ser más que suficiente. – Ella sonrió. –Ten, para ti.
-Gracias. ¿Qué es?
-Son chocolates. No te ilusiones, tenía un poco de tiempo. –Él sonrió.
-Muchas gracias Eli, los comeré ahora.
-No tenías que ayudarme. Podía manejar a esos idiotas yo sola.
-Lo siento, fue mi instinto de sobreprotección.
-Ya claro. Menos mal no te pasó nada.
-¿Preocupada?
-No te creas. No me gusta ver a inocentes salir heridos por una pelea que no es suya.
-Es mía, si te concierne a ti.
-Achú
-¿No has traído nada para abrigarte hoy?
-¿Qué haces acá?
-Casualidades de la vida. Y entonces…
-No, olvidé mi casaca en alguna parte.
-Ten –el rubio se giró y se sacó la casaca que traía puesta, y se la colocó en los hombros a ella.
-Oye, no. No tienes que… -El rubio se giró y se agachó delante de ella, cerrando la casaca sobre la joven.
-No acepto NO como respuesta. Abrígate. Odiaría ver que te enfermes – y con un guiño, se dio media vuelta y se fue.
-¿Y para que viniste hoy?
-Toma –El joven lanzó una bolsita con caramelos de sabor a dulce de leche.
-Estos…
-Son tus favoritos.
-¿Cómo lo…? – él la miró con una sonrisa. –Cierto, ya nos conocemos.
-Exacto. Bueno, nos vemos.
-¿Te vas? Eso fue rápido.
-No me extrañes. Tengo que ir donde alguien importante después de aquí.
-¿Coqueteando con alguien más? – río divertida. Él guiñó.
-No te enceles. Tú eres la única para mí – y sus mejillas se encendieron mientras él se iba.
-¿Alguna vez te han dicho que el color morado te quedaría bien en el cabello?
-¿Lo crees?
-Créeme que sí.
-Alguna vez lo pensé…
-Hazlo en algún momento. Quizás y te guste demasiado.
-¿Si? Quizás lo haga- la joven sonrío.
-Hey rubio. Hola.
-Hey ¿peli morada? Te queda bien.
-Tenías razón. Adoro este color. Gracias por decírmelo.
-No es nada.
-¿Cómo estabas tan seguro que me quedaría bien?
-Porque ya te había visto con ese color.
-¿En serio?
-Sí, lo llevabas de ese color cuando nos conocimos.
-Oh. ¿Vida pasada? –el afirmó con la cabeza –Tenía buen gusto desde entonces. – Él soltó una risa.
-¿Alguna vez te han dicho que tienes hermosos ojos?
-¿Intentas coquetear conmigo?
-¿Qué? ¡No! Solo decía… Tus ojos son puros.
-Me avergüenzas my lady. Pero sí, alguien ya me lo había dicho antes.
-¿En serio? ¿Quién?
-Tú.
-¿Cómo es que siempre te encuentro en el mismo lugar?
-Vivo cerca.
-¿Y cómo es que apareces cuando te necesito?
-Tengo un sexto sentido exclusivo para ti. – Ella sonrió.
-¿Y para qué me invocaste esta vez?
-Quería saber si querías ir conmigo a una feria. Es que tengo dos entradas… y pues…
-¿Cuándo?
-El sábado.
-¿A las 8 está bien? –ella asintió.
-Jajaja tenías que ver tu cara.
-Las montañas rusas no se me dan bien.
-Ha sido muy divertido. –ella reía y él no dejaba de observarla.
-¿Sabes? Tu sonrisa es preciosa. –ella se sonrojó.
-¿Empiezas de nuevo con los piropos?
-Ya te dije, es la verdad.- Ella le dio un sutil golpe en el brazo.
-Exageras. ¿Quieres ir a comer algo? – y los ojos de él se iluminaron.
-No puedo creer lo que comes.
-¿Yo? La señorita arrasó con la tienda de dulces.
-Y tú con el resto. No te quejes – ambos se miraron y sonrieron.
-¿Quieres ir a algún sitio más? -ella lo pensó.
-Sí, quiero ir allí. – y señaló la casa del terror.
-Oye ¿y tú tienes algún sueño?
-¿Yo?
-Sí, por ejemplo. Yo quiero lograr publicar un libro.
-¿En serio?
-Sí.
-¿Y de que tratará?
-Aún no lo sé. Y bueno ¿tu sueño?
-¿Mi sueño? Pues…- el joven se estiró –Es un secreto.
-¿En serio no me dirás? - el guiñó.
-No puedo decírtelo ahora, pero…te puedo decir que todo comienza por dibujar.
-¿Quieres escuchar una historia?
-¿Historia? ¿Ahora eres narrador?
-No, pero a lo mejor te ayuda con tu bloqueo de escritora. –Ella lo observó.
-De acuerdo. Cuéntame.
-Hace muchos años atrás, cuatro jóvenes se vieron encerrados en un mundo creado por un Dios titiritero. Este Dios, los había rescatado de la muerte y los nombró sus peones en un juego que parecía interminable. Si los cuatro jóvenes lograban su cometido, tendrían la oportunidad de volver a la vida. Si fracasaban desaparecían permanentemente…
-Tu historia no me está gustando –él sonrió con ternura.
- Descuida, se pone mejor. Ellos tenían que derrotar a aquel Dios. Vivieron batallas y pasaron por mucho sufrimiento, pero consiguieron llegar hacia el Dios. Para la batalla final, los cuatro chicos se habían vuelto inseparables. Habían encontrado una amistad genuina y cada dos un verdadero amor. El destino los unió más allá que la muerte y se encargaría de unirlos de nuevo. La batalla final dio inicio. Pelearon contra tetras y trucos, pusieron en riesgo todo lo que los había llevado hasta allí y al final lo lograron, ganaron.Sin embargo, al volver…fueron separados los unos a los otros.
-¿Y? ¿Qué pasó? ¿Se encontraron? ¿Qué pasó con ellos? ¿Cómo acaba la historia?
-Eso no lo sé aún. Es un final inconcluso…aún se escribe la historia – dijo viendo a la joven.
-Oh, ya veo. Espero que se puedan encontrar de nuevo.
-Yo también.
-¡Hunter!
-Eli ¿Qué pasó?
-Tienes que contarme todo.
-Todo sobre…
-La otra vida en la que nos conocimos. – El abrió los ojos de sorpresa.
-¿Por qué?
-Por qué soñé contigo.
-Ya te dije, no puedo decirte más.
-¿Y por qué no? –la joven se cruzó de brazos. -¿Crees que no puedo entenderlo?
-No es eso. Es que ya te conté todo lo que pude. El resto lo tienes que averiguar sola.
-¿No me estás engañando?
-No podría aunque quisiera.
-Hunter…
-¿Si?
-Hoy conocí a una chica. Es muy tímida y creo que ella también lo sabe.
-¿En serio?
-Sí. También está intentando que alguien la recuerde.
-¡Éliary!
-Llegaste. Pensé que no te vería.
-¿Y perderme esto? Jamás.
-Gracias por venir. Estoy muy nerviosa.
-Lo harás genial. Has entrenado mucho para este momento ¿no?
-Sí.
-Entonces lo harás fenomenal. Te estaré animando. –Ella sonrió.
-Gracias. Me hace sentir bien saber que tengo alguien apoyándome.
-Siempre Eli. –Y ella se volteó dispuesta a empezar su rutina de gimnasia.
-¿Aló? Éliary. ¿Dónde estás?
-En casa, saliendo para el instituto. ¿Por qué?
-¿Tomarás el tren?
-Sí, era la idea. ¿Por qué?
-¡No lo hagas! –
-¿Eh? ¿Por qué? Espera ¿estás corriendo?
-Sí. Espérame dónde estás y no te muevas. Iré a recogerte.
-Ok… estás actuando raro.
-Por favor, cree en mí. Quédate donde estás y no tomes el tren.
-Está bien.
“Noticia de última hora: Accidente en la estación número 52. Hay aproximadamente 20 heridos, aun no se reportan muertos. La causa del accidente aún no se esclarece, pero la policía afirma que podría tratarse de una falla eléctrica. Ampliaremos en breve”
-Nee Hunter –
-¿Si?
-¿Alguna vez me dirás tu nombre? – él se ahorró una sonrisa mientras comía un poco de su helado.
-Tienes que descubrirlo tú misma.
-Eso no se vale. Ha sido difícil incluso encontrarte en las redes sociales. –él sonrió.
-Eso es porque las redes sociales no me llaman la atención.- Ella lo miró casi con horror.
-Sí que eres raro chico rubio. –Él se encogió de hombres antes de reír.
-Ángel dice que ha hecho progresos con Alex
-¿En serio?
-Sí, dice que la conexión entre ellos es fuerte.
-Se han vuelto muy cercanas ¿no?
-Sí, casi como si la conociera de toda a vida.
-Parece ser una buena chica.
-Lo es, algún día haré que se conozcan – dijo con una sonrisa risueña. Y él le respondió de igual manera. Había que admitirlo. También los extrañaba.
-¡Feliz Navidad Eli!
-¡Feliz Navidad Hunter!
-Lamento que no sea mucho, pero ten –él extendió una cajita. Ella lo abrió, era un colgante con un dibujo tallado.
-¿Qué es?
-Es una runa
-¿Runa? ¿De las de los libros y eso?
-Ajá. Tienes tarea, investiga sobre ella.
-¿Crees en brujería blanca?- lo miró curiosa. Él sonrió.
-Creo en muchas cosas, pero lo que más creo…es que el destino tiene formas divertidas de hacer las cosas. – Esa noche, Eli buscó aquella runa en internet: era la runa del amor.
-Feliz año nuevo Eli – la joven apretó el teléfono contra sí.
-Feliz año nuevo rubio.
-Lamento no poder ir a saludarte personalmente… Espero que este sea un gran año.
-No te preocupes, y gracias.
-No te desveles mucho ¿de acuerdo?
-Tú tampoco –hubo silencio.
-Hunter.
-¿Si Eli?
-Espero que sigamos juntos este año también – él sonrió.
-Siempre. – Y ella colgó.
-Hoy me veré con Ángel.
-¿Qué harán?
-Chocolates por San Valentín.
-¿En serio? No parecías del tipo que haga chocolates…
-¿Qué quieres decir con eso?
-Nada, nada. No te enfades –río nervioso. –Espero recibir alguno este año.
-¡Feliz Cumpleaños Éliary! –
-Oh cielos. Esto es…
-Todo un set completo para dibujar.
-Esto es demasiado, no puedo aceptarlo.
-Nunca es demasiado si se trata de ti. – Ella lo miró con la alegría a flor de piel.
-¿Por qué haces todo esto?
-Ya te lo he dicho antes… Haré todo lo que esté en mí para que me ames de nuevo. – y lo soltó con una amplia sonrisa.
-Wow ¿así que, aquí es donde vives?
-No te asombres mucho.
-Aun no puedo creer la suerte que tengo.
-A cualquiera le puede pasar.
-¿Caerme en una fuente? Suerte que estabas por allí. ¿O me estabas siguiendo?- lo miró con sospecha.
-¿Sigues con que soy un acosador? Ya te dije que no. Fui a enviar unas cosas y te vi.
-Entonces si fue suerte.
-Destino, Eli. Destino.
-No puedo creer que justo estoy enferma para tu cumpleaños. Perdón.
-No tienes por qué disculparte.
-Pero no podré ir a verte.
-No importa, me alegra saber que te acordaste.
-Jo, claro que me acordaría. Eres mi mejor amigo. Aunque aún no me digas tu nombre.
-Hasta los amigos se ocultan secretos.
-¿Estarás bien hoy?
-Sí… Eli ¿podrías abrir la puerta?
-¿Qué? –la joven se colocó de pie de un saltó y se asomó a la ventana del edificio.
-¿Qué haces aquí?
-Sorpresas de la vida. Me habías dicho que tus padres están de viaje ¿verdad? Así que vine a cuidarte.
-Pero es tu cumpleaños.
-Y por eso, lo celebro como yo quiero –Ella sonrió con ternura y se dirigió a apretar el botón para abrir la reja de la entrada.
-¡Tú eres un gran chico!
-Eli, creo que te pasaste de copas.
-¿Qué? ¡Noooooo!
-Yo creo que sí. ¿Quieres que te lleve a tu casa?
-¿Por qué eres tan lindo y bueno conmigo siempre?
-Por qué te quiero. –Ella se quedó mirándolo. Y se aproximó a él.
-Entonces, bésame. –Él ahogó una risilla.
-No lo haré. Ahora vamos. A tu casa.
-Joooo. Pensé que me querías.
-Y por qué te quiero, no lo haré. Aunque muera de ganas.
-Vamos Hunter. ¡Estamos tarde para la película!
-Tranquila, no se irán a ningún lado.
-Angel me dijo que ya estaban allá. Ya quiero conocer a Alex, dice Ángel que nos llevaremos bien.
-Quien sabe, puede que hasta se quieran como hermanos.
-¿En serio lo crees?
-Sí. –
-¡Lo he conseguido Hunter! – salió corriendo del edificio y con un salto abrazó al chico.
-¿En serio?
-Publicaran mi manuscrito. ¡Estoy tan contenta! –se separó ligeramente de él y sus rostros se quedaron observándose.
-Lo siento…- se bajó rápidamente, pero él no la soltó de la cintura. Con una mano movió un par de cabellos de su rostro.
-Está bien. Felicidades. – Y ella sonrió.
-Hoy día…un chico se me declaró.
-Por primera vez en la vida, te diré que no quiero escucharlo –Ella lo miró.
-¿Por qué?
-Creo que te lo he dicho en muchas formas Eli.
-Pensé que éramos amigos.
-Yo no quiero ser solo tu amigo.
-Yo… no puedo…-
-¿Aló? ¿Hunter? Lo lamento mucho. En serio lo lamento mucho. Por favor, por favor contéstame. ¿Dónde estás? Déjame encontrarte. Este día. –Él presionó el siguiente mensaje.
-Hunter, por favor, contéstame. ¿Estás comiendo bien? Tu abuelita me ha llamado para saber de ti. Por favor, contesta. Yo sé que es duro haber perdido a un ser amado pero… no te apartes de mí. – Y colgó nuevamente el teléfono.
“Eli, lo siento mucho. Te hecho preocupar todo este tiempo. Toma una flor por cada día que no he respondido”- Y es así, como ella recibió 30 tulipanes aquel día.
-Disculpe señorita ¿ha visto a una joven muy hermosa por aquí? – Éliary se giró con una sonrisa en el rostro.
-Torpe. Te he extrañado –y se aproximó a abrazarlo.
-Yo igual. Pero no podía faltar este gran día. ¿Estás lista?
-Muero de nervios.
-Todo saldrá bien, ya tienes miles de fans.
-No puedo creer que hoy sea la firma del libro-
-Luego de eso, celebramos ¿sí?
-Sí. Llamaré a Angel y Alex ¿te parece?
-Me encanta la idea.
-No puedo creerlo que esos dos ya estén juntos.
-Yo no, ellos son el uno para el otro
-¿En serio lo crees?
-Sí, al igual que tú y yo –sonrió. Ella se sonrojó.
-Eli, me iré pronto.
-¿Qué? ¿A dónde?
-Probablemente a Estados Unidos. La hermana de mi abuelita nos ha invitado a vivir allá con ella. Ya sabes, ella aún no puede con la pérdida.
-Pero… ¿Y tú? Siempre has vivido solo aquí ¿no?
-En esta oportunidad, creo que debo ir con ella. Es un sitio lejano y no se sentirá cómoda sin alguien que conoces.
-¿Volverás?
-La visa es para dos años.
-¿Dos años?... –la joven bajó la mirada –No es mucho tiempo ¿verdad? –Él sonrió.
-No, no lo es.
<< ¿Quién diría que una pesadilla me ayudaría a despertar? Fue como llenar un vació que siempre estuvo allí. Ahora lo recuerdo. Ahora te recuerdo. Por favor, vuelve a mi lado >>
“Lo sentimos, pero el número que ha marcado está fuera de servicio”
-Jo. Dijo que vendría a buscarme.
-Disculpe ¿Está esperando a alguien? – ella sonrió y se giró. No esperó al verlo con sus aquellas flores, se abalanzó y lo abrazó.
-Te he extrañado.
-Y yo a ti, me alegro que hayas podido venir a visitar.
-¿Serás mi guía?
-El mejor de todos – dijo haciendo una reverencia.
-¿Quién es ella?
-Oh, ella es la sobrina del nuero de la hermana de mi abuela… o algo así.
-Ya veo. ¿Y para mucho por aquí?
-Sí, viene mucho de visita. Somos buenos amigos.
-Oh, ya veo – la peli morada sorbió un trago de su gaseosa.
-¿No estarás celosa, no?
-¿Quién, yo? ¿Por qué? No tengo derecho de estarlo…- el rubio sonrió.
-Escuchen todos, tengo un anuncio que hacer- la chica se alzó entre todos. Eli y Hunter, junto al resto de su familia se giró a verla. –Como ya sabrán, hoy estamos celebrando porque ¡Hunter ha sido aceptado en El instituto superior de Arte de California! Así que estaremos juntos en la misma escuela- Un baldazo de agua fría. Todos aplaudieron. Hunter buscó la mirada de Éliary, pero ella ya no estaba.
-Lo lamento, no quería que te enteres así.
-¿Y de qué forma me lo dirías?
-Iba a buscar el momento…yo…Perdón- ella respiró profundo.
-Lo siento, no quiero malograrte tu fiesta.
-No puedo verte mal.
-No, no…no estoy mal. Yo… Estoy feliz por ti.
-¿Lo estás?
-Por supuesto. Si tú eres feliz yo también lo soy. ¿Cuánto tiempo más estarás aquí?
-Un par de años más. Como fue una beca, me darán visa de estudiante.
-Entiendo… Estarás bien, entonces. – ella intentó sonreír. Él lo hizo igual. Y aquella mujer lo llamó.
-Anda, te esperan –Él asintió ligeramente y dudoso se volteó caminando hacia la puerta, girándose una última vez hacia ella.
-Entonces, nos veremos en un par de años.- ella estiró su mano y acarició su rostro.
-Da lo mejor de ti en tus clases ¿sí?
-Tú igual. Suerte con las publicaciones de los libros
-Sobre eso. Toma – ella se giró y de su bolso sacó una especie de libro.
-¿Qué es?
-Mi nuevo manuscrito. Por favor léelo. –Él sonrió.
-Lo haré. Cuídate.
-Tú también- ambos se abrazaron. Un abrazo que hubieran preferido durara una eternidad. Pero se separaron y el avión despegó.
-“Puppet” – leyó el título en cuanto abrió la primera página. Después de la dedicatoria. Una carta cayó y en un instante todo cambió.
“Para mi querido Cris:
Dicen que el amor verdadero trasciende tiempo y espacio. Que puede romper la barrera de los mundos y que puede ir más allá que la muerte misma. Incluso, es capaz de recorrer mil vidas enteras con tal de hacer que dos almas gemelas se reúnan. Lamento darme cuenta tarde. En el pasado no he hecho las cosas bien, pero ahora, haré una cosa. Cris…te mereces que alguien te ame con cada latido de su corazón. Alguien que siempre esté ahí por ti y que ame todo de ti, tus defectos, tus virtudes. Alguien que te apoye y te anime a seguir. Yo no quiero entrometerme en tú y tus sueños. Ya he sido muy egoísta en acapararte todo este tiempo. No sé en qué momento sucedió, pero calaste en lo más profundo de mi alma y de mí ser y dejaste una marca tan grande en mi corazón, que ahora soy yo la que tiene miedo a dejarte. Pero tengo que hacerlo. Tú tienes que cumplir tus sueños. Lo hablamos antes. ¿Recuerdas? Todo empieza por dibujar. Ahora estás en una de las mejores escuelas de arte del mundo. Aprovéchalo. Y cuando eso suceda… búscame. Si aún sientes lo mismo, seré muy afortunada y si no, igual hazlo. ¿De acuerdo? Por qué no quiero perderte. Y además, ahora seré yo la que haga que te enamores.
Sigue tus sueños Cris y no olvides. Te esperaré siempre, sea en esta o en otra vida.
Con amor, Éliary”
-Ay, mi reina del drama…- él sonrió.
-Pasajeros del vuelo 301 con destino a ### por favor abordar por la puerta 14.
-Es hora.
-Ten cuidado hijo mío.
-No te preocupes Nana. Estaré bien – su abuela sonrió y se despidió con la mano.
-Disculpe señorita. ¿Sabe dónde puedo encontrar la residencia Cross? – La joven se volteó repentinamente.
-Tú… ¿Qué haces aquí?
-Volví
-¿Cómo me encontraste?
-¿Lo olvidas? Tengo un sexto sentido para ti. Además…estás aquí. En nuestro lugar. – con cada frase se iba acercando más.
-¿Nuestro? – alzó una ceja.
-Sí, nuestro. Desde que nos volvimos a encontrar.
-Dime, ¿es cierto? – el joven sacó la carta que había guardado.
-Tú…
-¿Es cierto lo que dice, o no? – las mejillas de ella se encendieron. –Aquí dice que me esperarías toda la vida.
-Yo… ¿Y tus clases? Pensé que…
-Responde Eli. – Ella bajó la mirada y tomó aire. Las lágrimas le jugaban en contra.
-Lo es –y su mira se iluminó. –Yo…te esperaría la vida entera si es necesario porque yo…- Y de pronto, se vio rodeada por las manos de él en su cintura y sus labios ahogaron sus palabras con un beso. Un beso tierno y lleno de emociones. Lleno de esperanzas y espera. Un beso de amor.
-Me alegro. Porque yo, hubiera luchado la vida entera para que me veas. – le dio otro beso rápido y apoyó su frente contra la de ella.
-¿Es cierto que ahora serás tú la que me enamore? – ella se sonrojó recordando su carta.
-Éliary, ¿podrías decirlo, por favor? – la joven lo miró y sonrío con ternura.
-Cris…te amo- y una energía lo invadió. La tomó desde la cintura y la alzó unos centímetros.
-Por fin, mi Eli. Yo también, yo también te amo con locura.- Y la volvió a besar.
-Por cierto Eli ¿te he dicho que me gusta tu cabello?
-Oh ¿en serio? Está más largo desde la última vez.
-Sí. Te queda bien. – ella sonrió.
-Tú también te ves bien. El look de chico rebelde te queda.
-Tuve que correr desde el aeropuerto. No me juzgues. –ambos rieron.
-Entonces, ¿Así acaba la historia?
-¿Acaba? No creo…yo creo que recién empieza.
-¿Tú crees?
-Claro, la historia CrisEli está por comenzar – sonrió el rubio y ella lo siguió.FIN(?
Mar.- .::░ღAdmin~Contest.ღ░::.
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Mi llegada : 27/12/2009
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Re: Spin-off Rollers!
Título: [Siniestra] Un gato.
Género: ¿Amistad?
Personaje o parejas: Yuu, Cossette (YuuCoss).
Sinopsis: De esos pequeños detalles que pueden iniciar una conversación entre dos personas casi desconocidas.
No sé qué hice.
Género: ¿Amistad?
Personaje o parejas: Yuu, Cossette (YuuCoss).
Sinopsis: De esos pequeños detalles que pueden iniciar una conversación entre dos personas casi desconocidas.
- Spoiler:
- Era un día... Como cualquier otro. Había llegado al instituto, soportado tres de las cuatro aburridas clases que tenía ese día, y ahora estaba en receso. Detestaba los martes, su horario contenía todas las materias que menos eran de su agrado. Pero... tenía que sacar buenas calificaciones, a toda costa, aunque últimamente no estaba lográndolo.
Como en cada almuerzo, salió con su única amiga al gran patio del lugar, detrás del mismo roble de siempre, donde colocaban una sábana estilo picnic improvisado y disfrutaban su comida antes de la última clase y, si tenían, de las prácticas que venían después.
Ambas comían mientras observaban a su alrededor: Hace poco que habían fundado el Club de Aventureros, así que no era de extrañar que el grupo completo no se hallara reunido en el mismo sitio, pues no existía tanta unión todavía, ni se había planeado algún encuentro. Frente a ellas, a unos metros, estaban el pelirrosa tatuado y el moreno, quien parecía estarle platicando de, quizás, un estilo de nado, era extraño verlo hablar pero siendo que el receptor era el ojirubí y el tema era natación, se hacía más creíble. Éste lo escuchaba con una sonrisa mientras le daba un sorbo a su fría Coca-Cola. En ese momento pasaba por allí una pelinegra de corta estatura, saludó a ambos chicos e incluso a ellas dos pero siguió su camino con prisa, parecía tener algo que hacer, y era tanto su ensimismamiento que tropezó en el camino.
Por último, a la izquierda de ambas, apoyado en otro árbol estaba el conocido "chico emo" mirando con desdén al otro miembro del grupo, quien grababa a unos pájaros que habían alzado vuelo en conjunto.
Su amiga, a su lado, comenzó a peinar su larga cabellera para aprovechar el tiempo que les quedaba, mientras le hacía una corta plática sobre su día. Al verla, se revisó su propio peinado pero le pareció que estaba en orden; no tendría dos larguísimas coletas de cabello, pero el suyo propio sí tenía un largo bastante notorio: Hasta sus caderas.
Al rato, sonó el timbre que anunciaba el regreso a clases y los alumnos, unos más entusiasmados que otros, volvían a los espacios internos del instituto. Ambas se pusieron de pie y empezaron a andar también. Soltó un suspiro y miró su celular para distraerse, antes de que la obligaran a apagarlo. Justamente, su prima le había enviado unas fotos por la tan famosa aplicación de mensajería, ”Wt Up!". En eso, no percibió que alguien miraba sobre su hombro, hasta que una voz la sobresaltó.
-Un gato -Dijo simplemente.
-¿Eh? Es de mi prima -Respondió en un tono de voz bajo.
-Está lindo -Soltó Yuu en un tono que, comparado con el usual, era mínimamente más expresivo y suave, y eso era decir mucho.
-¿Te gustan los gatos?
-De las pocas cosas que me agradan, sí.
-¿Y qué no te gusta? -Se sorprendió a sí misma siguiendo la conversación, quizás era el mismo aura apagado del muchacho lo que la mantenía en calma.
-Los dulces -Dijo él mirando hacia la otra mano de ella, donde sostenía una galleta.
-Te lo pierdes -Se ofendió un poco, pensó que lo decía sólo para molestarla.
-No pareces disfrutarla tanto.
-Está buena.
-Ah.
Siguieron caminando, en parte como si el otro no estuviera ahí, en parte haciendo caso a lo que el otro decía de vez en cuando.
-¡Coss! Tengo que apurarme, o no llegaré a la clase, nos vemos después -Se despidió Saori con cierto apuro, su cabello ondeando tras ella mientras corría.
-Adiós -Respondió Cossette con calma mientras la veía alejarse.
Hubo un corto silencio.
-Tiene mucho cabello.
-Sí, es lindo -Comentó ella, esta vez con un poco más de ánimo en su voz.
-Tu también tienes mucho -Habló vagamente, sin expresar nada.
-Sí… -Respondió, esperando alguna burla, que no llegó.
Ambos se detuvieron, esperando a que abrieran una puerta que daba a un pasillo con varios salones.
-Debe ser cansado peinar tanto cabello.
-¿Estabas mirando?
-Estaba muy aburrido.
Un empleado abrió la puerta y todos ingresaron. Los dos caminaron por el pasillo en silencio, Yuu sintiéndose algo extrañado para sí de mantener una conversación. Pero algo tenía que hacer, ese día estaba siendo muy tedioso... Igual que todos los días de su vida, según él.
Se plantó frente a Cossette, y aprovechando su corta ventaja de altura pasó sus manos por la superficie de su cabeza, despeinando los finos y oscuros cabellos de la oji-morada.
-Eh, deja -Un muy leve sonrojo apareció en las mejillas de la chica, no por vergüenza, sino por incomodidad. No estaba acostumbrada a interactuar de esa manera.
El muchacho bajó los brazos y llevó sus manos a sus bolsillos despreocupadamente. Giró el rostro y vio que los compañeros de su clase ya estaban pasando al salón que le correspondía a esa hora. Volvió a mirar a la joven, que ahora se acomodaba el peinado como podía.
-Se ve bien como está -Hizo una pausa- Bueno, cuando estás peinada, no ahora -La contempló por última vez.
Por un momento, pareció notar una mínima sonrisa en el rostro del chico, pero luego pensó que habría sido su imaginación, pues él se alejó inmutable como siempre.
Cossette alzó una ceja sin entender, quedando de pie en medio del pasillo.
No sé qué hice.
Cris- .::░ღAdmin~Contest.ღ░::.
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Re: Spin-off Rollers!
Titulo: [Puppet] ¿No te has dado cuenta?
Género: Comedia.
Personaje o Parejas: Alengel
Sinopsis: [Paralelo]
Ella reía. Reía tanto que era obvio que había hecho algo, lo que lo hizo bufar en molestia, porque al no encontrarse nadie más, además del cachorro, se estaba riendo de él.
- ¿Qué hiciste?
- Nada. - Y su falsa sonrisa de inocencia volvió a estallar en ruidosas carcajadas.
Género: Comedia.
Personaje o Parejas: Alengel
Sinopsis: [Paralelo]
Ella reía. Reía tanto que era obvio que había hecho algo, lo que lo hizo bufar en molestia, porque al no encontrarse nadie más, además del cachorro, se estaba riendo de él.
- ¿Qué hiciste?
- Nada. - Y su falsa sonrisa de inocencia volvió a estallar en ruidosas carcajadas.
- ♥:
¿No te has dado cuenta?
¿Qué hacía ahí? Mejor dicho… ¿Por qué esa chica era taan leeeeeentaaa?
Alexander, apenas entendía muchas cosas de las que habían ocurrido hasta el momento.
Conocer a una Tyler, y que fuese lo más contradictorio a su línea sanguínea, era algo insólito, pero más insólito era todo el tiempo que se estaba tardando para tomar un baño.
Habían quedado en salir, pues ella necesitaba comprar ingredientes que estaban a punto de acabarse en su pastelería, y al parecer quería distraerse un poco de todo. Después de todo le dijo que la acompañase al comisariato, y después al nuevo parque que habían inaugurado la anterior semana y al que ella no había podido ir. Mas, después de llegar se encontró con una chica pelirroja recién despertando y que cuando lo vio, aunque al principio se quedó deduciendo su presencia, se alarmó gritando que el despertador no había sonado.
Pero luego de dos segundos sonó su celular reconociendo el timbre para despertar, y notó que había puesto mal la hora. No es que fuese tonta, si no lo siguiente.
Le pidió que pasara y allí estaba, esperando a que saliera de la ducha, y según entendió se iba a lavar el cabello, por lo que, seguro, tardaría.
Por otro lado el suave olor a vainilla inundaba esa casa, no sabía si era por la pastelería o por la misma dueña, pero no era desagradable. Eso, junto al sonar del agua caer y de la mala noche que tenía encima por culpa del trabajo, ayudaron a acunarlo en aquel sillón de la sala.
Terminó de vestirse, y después de ponerse una colonia, salió de su cuarto. Angelique, todavía no tenía interés en el uso del maquillaje, y siempre que observaba su peinadora con algunos cuantos productos de estos,ya que habían sido regalos, se lo pensaba. Pero siempre terminaba arrepintiéndose y quedando como siempre.
- Alex, disculpa la demo… - Cuando puso vista en el nominado quedó pasmada, no solo por que estaba usando su sillón de cama y le quedaba pequeño. Sino que en serio se había quedado profundamente dormido. Con paso rápido pero suave para no provocar ruido se acercó y se sentó en el suelo frente a su rostro. Le quitó las gafas con cuidado, y las dejó sobre la pequeña mesita de madera central que tenía.
Luego lo observó un poco, y realmente parecía muy dormido. Le picó una mejilla y a más de una mueca, no recibió más. Por lo que se aguantó la risa y se levantó.
Las compras podían esperar a la tarde, después de todo, ese día no iba a abrir.
Escuchó el timbre, y tuvo que salir a abrir.
▬
Alex abrió los ojos con pereza, la insistencia del pequeño Cocker con sus lamidas lo hizo resollar, pero al mismo tiempo cuando pudo distinguir mejor se sobresaltó y se sentó. Miró a su alrededor, y sin duda era el departamento de Angelique ¿Qué hacía ese cachorro ahí?.
Buscó sus gafas y después de encontrarlas con un poco de esfuerzo se levantó en busca de la joven.
Hace un momento había escuchado ruido en la cocina, por lo que ese debía de ser el lugar. Y no se equivocó, se encontró con la larga y extravagante melena roja de la chica, al cruzar la puerta, pero le daba la espalda. Parecía feliz, pues hasta estaba tarareando un tipo de canción.
- ¿Qué estás haciendo? - Notó el sobresaltar de la chica, quien se giró simulando normalidad. Pero algo estaba raro.
- Mi hermano llegó como hace una hora, y me trajo galletas y a la pequeña. - Señaló al perrito que seguía olisqueando y descubriendo la casa, y en ese momento era turno de la cocina.
Angel puso un platillo con algunas galletas frente a Alex quien las tomó con cierta inseguridad. Las había llevado el hermano de ella, Azael, y aunque nunca le daría algo malo a su hermana, sabía que él no era de su completo agrado, ahora que lo pensaba ¿Lo habrá visto?
- ¿Acaso tu hermano no sabe que un perro es una gran responsabilidad? - Miró a la pequeña, y se llevó una galleta a la boca. Angel dejó escapar una risa, pero se controló enseguida.
- Sí, y yo soy una persona responsable. - Dijo, pero se notaba claramente divertida. Él comenzó a sospechar.
- ¿Segura? - Ella asintió con ofensa.
- Voy a ver si arreglo un poco, y le hago un pequeño jardín dentro para que no me deje las gracias en el suelo.
- Tu hermano es el irresponsable trayendote a una bestia sin que tengas patio.
- No importa, después de todo, la trajo porque no quiere que me sienta sola.
- ¿Y te sientes sola?
- A veces, pero es lo que conlleva independizarse. Además, la cafetería se lleva mucho de mi tiempo. - Sonrió.
- ¿Y qué piensas hacer con…? - Miró al cachorro.
- La llevaré, a los niños les gustan los perritos. - Le dejó un vaso con jugo al policía y se agachó a coger en brazos al cachorro. - Es linda ¿No? - La puso frente a él.
- Algo así.
- ¿Cómo que algo así? Es bellísima. - La bajó, y aunque insistió para que la subiera de nuevo Angel solo se agachó a acariciar su lomo, no la podía malacostumbrar, sabía que si crecía mucho no podría con ella. - ¿O no te agradan los perros? - Preguntó en sorna una vez se levantó, él había dejado el plato en el lavabo y estaba tomando el jugo. Entonces Angel pensó si debería de haberle dado leche en lugar de un jugo de naranja. Y comenzó a reír.
Alexander enfocó la mirada y se acercó a ella, estaba demasiado rara. Demasiado risueña. No era raro que de hecho riera bastante, lo extraño es que no había de qué reírse…. ¿Qué había hecho?
- Angel… - Ella hizo un sonido de que le estaba poniendo atención cuando dejó de reír y volvió a aguantar. Parecía que quería llorar. - ¿Por qué te estás riendo tanto?. - Y empezó de nuevo.
Ella reía. Reía tanto que era obvio que había hecho algo, lo que lo hizo bufar en molestia, porque al no encontrarse nadie más, además del cachorro, se estaba riendo de él.
- ¿Qué hiciste?
- Nada. - Y su falsa sonrisa de inocencia volvió a estallar en ruidosas carcajadas.
Él se acercó a ella e inclinó la espalda para poder estar a la misma altura. No es que ella fuese tan baja, él era demasiado alto.
Angelique ya se había acostumbrado a esa diferencia, pero no a esa cercanía, pero de todas maneras trató de no dejarlo notar.
- ¿En serio no te has dado cuenta? - Preguntó. Él solo hizo una mueca. - Me sorprende teniendo en cuenta lo que eres.
- ¿Y qué soy? - Ella sonrió, lo tomó de la mano y lo llevó hasta el espejo que tenía al lado de la puerta de salida, era el más cercano a la cocina, como para que una persona normal pudiese ver cómo estaba de cabeza a cintura, en el caso de Alex, tuvo que agacharse un poco. Encontrándose con el horror.
- Un gato. - Rio de nuevo. Alex puso los ojos en blanco, esa chica era un caso perdido. Y aunque le molestase cosas así, si venían de ella lo aguantaba, y debía de vengarse. - Con la vista encontró el marcador con el que había dibujado aquellos bigotes en su rostro, entonces caminó hasta ellos y regresó donde la pelirroja. Quien al notarlo se tensó.
- Espera… no era mi intención, simplemente…
- ¿Simplemente? - Esperó a la excusa. Que nunca llegó.
- ¿Lo siento?
- No. - Ella infló las mejillas y aceptó su castigo de mala gana, aunque todavía se reía de ver a Alex.
Una vez terminó se acercó al espejo, y diferente a Alex, a quien le había pintado toda la parte baja de la nariz. Ella solo tenía una mancha en la punta de la misma, pero seguía teniendo bigotes.
- ¿Qué se supone que soy?
- Un Hamster.
- ¡Que malo! No soy tan pequeña.
- ¿Acaso tengo el tamaño de un gato?
- Si soy un hamster, sí. - Sonrió divertida.
- ¿Las compras? - Le recordó. Ella abrió los ojos con alarma.
- ¡Cierto! - Fue por el bolsito que tenía y regresó con toda la intención de salir. Alex la detuvo del hombro. - ¿Qué pasa?
- Ah…. No, nada. - Dijo. - ¿La vas a dejar sola?
Angel miró a la pequeña y se quedó pensando.
- No creo que me dejen entrar al súper. - Hizo una mueca desganada. -Y no la quiero dejar sola cuando recién ha llegado… Pero, voy contigo. - Sonrió ampliamente. - Así que mientras compro la puedes tener.
- ¿Qué soy, una niñera?
- Básicamente sí. - Dijo, y fue por la correa que también le dejó su hermano.
Una vez fuera, Angelique se aseguró de dejar cerrado el lugar y fueron al comisariato, en el cuál no tardó mucho, por lo que no quería hacer esperar demasiado al pelinegro.
- Listo. - Mostró las bolsas, él se quedó un momento pensativo. - ¿Qué pasa?
- Nada.
- Es raro, desde enante la gente me mira como un ser extraño… - Hizo una mueca. Alex resopló en burla.
- ¿En serio, no te has dado cuenta? - Ella giró la cabeza y entonces miró a un vidrio que le mostraba su reflejo.
- No puede ser…- Su rostro era un poema, había olvidado completamente que también tenía marcado el rostro, eso explicaba la expresión del chico de la caja. - Que vergüenza. - por el peso de las fundas no podía taparse el rostro. Lo que solo lo hacía peor.
- Ya, no eres la única con la cara pintada. - Ella hizo una mueca en molestia, pero después se calmó y caminaron a su siguiente destino. Mantuvieron una pequeña conversación hasta el parque donde decidieron descansar en una de las bancas a filo de la pista de trote, en donde solo vieron pasar a dos personas, que aunque primero los miraron con extrañeza, a ellos ya no les importaba nada. - ¿Qué nombre le pondrás?
- No sé, todavía lo estoy pensando. ¿Qué te parece Alyssa?
- ¿Por qué le pondrías nombre de persona? - Ella se encogió de hombros.
- Si fuese niño le pondría Sebastian.
- Estás loca.
- Ya entendí. - Ella rió levemente y entonces escucharon una plática acercándose. Eran los mismo que habían visto pasar hace unos minutos, al parecer ya habían rodeado.
- ¿No crees que es lindo que las parejas se sigan pintando la cara como niños? - Los rostros de Alexander y Angelique se encendieron. No es como si no los hubiesen confundido antes, o como si no lo pensasen, pero absolutamente ninguno de los dos había tenido el valor para dar el siguiente paso y dejar de ser amigos.
- Sí, pero es más lindo que combinen ¿No? - Entendieron entonces que lo estaban haciendo apropósito.
- Pero no están combinados.
- ¿Entonces?
- Gato y ratón. Paseando a un perro. - Ambos se miraron pensando que debían de irse.
- Ah, comprendo. El gato se come al ratón. - Y entonces tuvieron que tapar sus rostros de la vergüenza que inundó a ambos.
Los corredores ya se habían alejado lo suficiente como para no escuchar nada.
- Deberíamos irnos. - Dijo ella.
- Deberíamos lavarnos el rostro.
- También.
Se levantaron, tomaron las bolsas, a cachorro y buscaron por un baño que no tardaron en encontrar gracias a los mapas de ubicación.
Hasta el momento solo sabían que nunca más podían hacer algo como eso. No si querían estar tranquilos.
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Re: Spin-off Rollers!
Titulo: [Lumina] Linternas
Género: Comedia.
Personaje o Parejas: Iori, Sophie, Rayne, Emma.
Sinopsis: Los chicos entraron a un lugar donde hay muy poca luz, pero hay una solución. Sin embargo, alguien no podía mantener la boca cerrada... Consecuencias.
Les recomiendo abrirlo en este link, para mayor dimensión: https://orig00.deviantart.net/1f8e/f/2018/081/1/3/spinoffluminapeq_by_sab__loid09-dc6obhy.png
Género: Comedia.
Personaje o Parejas: Iori, Sophie, Rayne, Emma.
Sinopsis: Los chicos entraron a un lugar donde hay muy poca luz, pero hay una solución. Sin embargo, alguien no podía mantener la boca cerrada... Consecuencias.
- Spoiler:
Les recomiendo abrirlo en este link, para mayor dimensión: https://orig00.deviantart.net/1f8e/f/2018/081/1/3/spinoffluminapeq_by_sab__loid09-dc6obhy.png
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[Siniestra]Malos Entendidos.
Titulo: [Siniestra] Malos entendidos.
Género: Romance
Personaje o Parejas: Ginlah
Sinopsis: A veces, los malos entendidos pueden resultar mejor de lo que se esperaba~
Les dejo la dichosa foto de Gin y su "amigo"xD
Género: Romance
Personaje o Parejas: Ginlah
Sinopsis: A veces, los malos entendidos pueden resultar mejor de lo que se esperaba~
- Spoiler:
- MALOS ENTENDIDOS.
Respondió el celular despreocupado aunque por dentro maldijo a aquel sonido persistente que lo había sacado de su ensueño. Había tanteando sobre la cama buscándolo y cuando lo encontró al fin, sin abrir los ojos se lo llevó al oído.
-¿Si?
-¡¿Se puede saber que mierda has hecho ayer frosty?! – la voz de aquella mujer lo terminó de despertar. Se sentó fastidiado en la cama y observó el reloj de la mesita de noche: 10:00am. ¡Rayos! Se había quedado dormido luego de la borrachera que se había dado la noche anterior.
-¿Se puede saber por qué gritas como una energúmena?
-¡¿Y todavía me insultas?! No tienes cara. Habla ya. ¿Qué hiciste anoche?
-¿Anoche? ¿Para qué quieres saber? – soltó un bostezo.
-¿Quién es la chica con la que estabas? – indagó la joven detrás del teléfono.
-¿Chica? No he estado con ninguna chica
-No me mientas o yo misma me aseguraré de que te quedes sin descendencia
-¡Te lo digo enserio, loca! Ayer salí con unos amigos de la infancia.
-¿Amigos? ¿Con O? ¿Todos hombres?
-Sí, ¿por qué? – hubo unos segundos en silencio de parte de la joven.
-Vaya Frost, en verdad no conocía esas mañanas tuyas– La muchacha había pronunciado esas palabras con mofa, y por alguna extraña razón algo en su cerebro empezaba a alertarlo.
-¿De qué hablas rubia?
-De las fotos…. Ya te pescamos, pillín. – se burló.
-¿Qué fotos?
-Espera, ya te paso el link. – En un segundo, su celular vibró y él se asomó a la pantalla, no le llevó mucho ingresar al link que le había mandado su compañera y que lo llevaba a su perfil de FB. 340 notificaciones: Ok, eso era nuevo. La página cargó y sus ojos se abrieron como platos. Oh, esas fotos.
Volvió a colocar el teléfono en su oído.
-No. No es lo que parece – su voz sonaba algo nerviosa –puedo explicarlo.
-No sé ah, algo me dice que ya metiste la pata hasta el fondo amigo-
-Lexi, por favor, dime que ella no lo ha visto-
-En realidad… ¿por qué otra cosa crees que te llamo?
-¿En cuánto? – el joven se colocó de pie de la cama.
-Pues… - y antes de poder terminar la oración, el timbre del departamento sonó.
-Mierda…-
-¡Ups!, me ganó. Algo me dice, que necesitarás suerte. Adiós. Si sobrevives no olvides escribir. Bye – y Lexi colgó desde el otro lado dejando una risilla divertida detrás.
Tragó en seco. Ya veía venir lo que se aproximaba. El timbre volvió a sonar y él temió por su vida. Se aproximó a la puerta, había cogido una camiseta de su habitación y sin más, corrió hacia la entrada. El timbre sonó una tercera vez y él abrió con una gran sonrisa en el rostro. Allí de pie, frente a él, se encontraba una pequeña muchacha que lo observaba fijamente. Traía el cabello atado en una cola desordenada, con una polera que le cubría sus pantalones cortos y unas zapatillas altas. Se notaba que había salido con lo primero que encontró y no parecía importarle. Tenía las manos en los bolsillos de la sudadera y no tenía mayor gesto que su mirada fija en él.
-Hola Ny- saludó. Ella entró en el apartamento sin decir ninguna palabra.
Nylah soltó un respiro profundo, parecía meditar lo que iba a decir a continuación. Inhaló y exhaló por una segunda vez, como si aquel acto la calmase y la mantuviera en un estado tranquilo.
-¿Qué te trae aquí tan temprano? – preguntó él. Y ese fue el detonante. ¡Al perno la meditación y la tranquilidad! Ella quería ver correr sangre.
-¡¿Qué me trae aquí?! ¡ESTO! –sacó su celular y le mostró una foto al muchacho, la misma foto que Lexi le había mandado minutos antes.
-Puedo explicarlo. Lo juro.
-¡Pues empieza a hacerlo! ¿Quién rayos es esta chica y porqué te tiene sujeto de aquella manera? O es que acaso...- Esquivó la mirada en medio de su interrogatorio–O es que acaso ¿te gusta? ¿Es eso? Quizás estás saliendo con ella y no me lo has dicho para no lastimarme. ¿Verdad? – la joven había empezado a divagar. Gin se recostó sobre la pared más cercana, no muy lejos de dónde ella se encontraba mirándolo con aquellos ojos caramelo. Y soltó un ligero suspiro: Lo mejor sería ser sincero con ella, después de todo, esa chica lo traía loco.
-¿Y? ¿Es eso? ¿Es tu novia? ¿Estás saliendo con ella? ¿Te gusta?- O quizás, podría jugar un poco, después de todo, la situación se prestaba. Sonrío para sí.
-Te equivocas
-¿Eh? – la pelinegra se giró hacia Gin. En un momento, se había perdido entre todas sus posibles teorías y no había sido capaz de mirarle a los ojos. Ahora, él la observaba con cierto aire divertido y eso la fastidiaba. ¿Qué se traía ese individuo?
-Te he dicho que te equivocas.
-¡Eso ya lo sé! Quiero saber por qué lo dices.
-Por tres sencillas razones: La primera, no todo es lo que parece. La foto fue tomada desprevenido y la situación se mal interpretó. Segunda, y escucha con atención: No me gusta, y créeme, que jamás tendría algo con esa persona. Jamás. – reafirmó las últimas palabras. Nylah lo observó dudosa con una mirada retadora y analítica.
-¿Por qué?
-¿Por qué, qué?
-¿Por qué jamás tendrías algo con esa persona? – Él ahogó una risotada con esa pregunta.
-Porque no es mi tipo – admitió con tono burlón. Ella se encontraba de brazos cruzados y la paciencia a punto de agotarse. ¿Qué acaso ese perno era un idiota? ¿O es que le estaba tomando el pelo?
-¿Y ahora porqué esa cara? – indagó casual.
-Es una chica linda. Muy linda… - mencionó la joven, bajando un poco la guardia…
-No me interesa –
Ella solo lo observó. ¿Fingía o era verdad lo que decía? Quizás, había exagerado... Se soltó de brazos y apretó el borde de su polera.
-¿En verdad? ¿No te interesa nada de nada?- su tono había cambiado, ya no estaba a la defensiva.
-No, en realidad, me interesa otra persona.
-¿En serio? – crack. ¿Escucharon eso?
-Sep. Mi corazón le pertenece a alguien más – crack. Algo en ella se rompía con cada palabra del peliblanco.
-¿A si?
-Si – Y con esta afirmación hubo silencio. La joven cayó recostada en el mueble en el que se había apoyado anteriormente.
-¿Y puedo saber a quién? – preguntó con voz casi en susurro. Tenía las mejillas sonrosadas y le mirada gacha.
-mmm no – sonrío. La joven se volvió hacia el chico con una mirada de enfado y un ligero puchero. Gin solo le sonrío.
-Que malo.
-Yo debería preguntar ¿por qué tanto interés?
-Oh, bueno… es que no sería extraño que te fijaras en ella, es linda – mencionó haciendo referencia a la chica de la foto.
-¿Tú crees? – Deshizo ese pensamiento en cuanto apareció en su mente. ¡Definitivamente no! –A mí no me lo parece.
-¿Cómo qué no? ¿Acaso estás ciego? ¡Es guapísima! – Se exaltó la petiza, volviendo a incorporarse. Gin soltó un bufido con la finalidad de ocultar la risa que luchaba por controlar.
-Podría ser modelo o actriz, incluso…- El tono de su voz se había vuelto inseguro y casi al borde de quebrarse mientras empezaba a divagar nuevamente. Gin solo la observó con un dejo de ternura. Aprovechó la distracción y estiró su mano para tomar la de ella, con un rápido movimiento la atrajo hacia él encerrándola en un abrazo. Nylah no se inmutó demasiado. Estaba sonrojada y su corazón como loco, pero ella no se movió. Dejó que el calor de aquel abrazo la inundara.
-O – mencionó en su oído, provocando que ella se alejara lo suficiente para mirarlo a los ojos
– GuapísimO – hizo énfasis en la última letra.
-¿Eh?
-Que es guapísimo – repitió con calma.
-¡¿QUÉ?!- saltó la joven separándose del abrazo. Su rostro reflejaba su sorpresa y extrañez, todo un poema que causó que él no pueda evitar echarse a reír.
…
Ambos habían tomado asiento en el mueble. Nylah aún estaba en shock. ¿Era cierto? ¿Se había equivocado? Gin buscó su celular y colocó la dichosa foto en la que él aparecía junto a la supuesta chica, abrazados en una posición extraña. Se acercó a la pelinegra, quién veía intrigada. Gin accedió al perfil de la otra persona etiquetada y la sorpresa no se hizo esperar. Nylah le quitó el celular de las manos.
-En-entonces… ¿Es un chico? – no salía de su asombro.
-Sep. Es un amigo de la infancia, por eso la confianza. Su nombre es Arian y ayer estaba demasiado borracho. Otro amigo, aprovechó el momento para tomar la foto – explicó con total serenidad. Nylah no cabía en la sorpresa. Seguía revisando el perfil de aquel joven.
-Oh por Dios- Dejó el celular luego de un instante y se recostó en el mueble. –Es un chico…- y de pronto sintió que un gran peso salió de su pecho y se sintió en paz. Paz que duró poco, pues ahora se sentía una idiota.
-¿Ves por qué no está bien encelarte? Te nubla la capacidad de pensar – refutó el chico y ella le dedicó una mirada asesina. Ok, estaba en lo cierto. Pero no iba a dejar que él lo supiera.
-¿Y quién se encela? Yo solo tenía curiosidad- se defendió colocándose de pie de un tirón.
-Sí, claro – habló con cierta burla. -¿Entonces por qué viniste hasta aquí?-
-Tú- tú… yo. Es que…Ya sabes. – intentaba formar alguna oración coherente pero sus palabras la traicionaban. -¡Ay! – soltó de pura impotencia. Ella deseó que la tierra la tragase en ese instante. El color rojo invadió su rostro. ¿Qué por qué había ido? ¿Qué no era obvio? Había ido a pedir explicaciones ¿Por qué? Pues por qué era lógico… ¿no?
Nylah mordió su labio inferior mientras esquivaba la mirada. No caería en ese juego, no le dejaría ganar más ego.
-Yo… bueno. Es que, tenía curiosidad.
-¿Y no podías esperar?
-Pues… bueno… yo… ¡Es que me pareció de muy mal gusto que no me lo contaras! ¿Qué no soy tu mejor amiga?
-Oh, Entonces… ¿me dices que irrumpiste en mi dulce hogar a estas horas de la mañana, por celos de AMIGA? – preguntó con una sonrisa pícara.
Nylah chasqueó los dientes -¿Celos? Ja. ¿Quién tiene celos? ¿Qué celos tendría yo? ¡No! ¡Nada que ver! Cero. No. Nada – escupió las palabras casi en atropello, esperando que su corazón no la traicionarse.
-Oh, entonces ¿por qué…?
-Ya te dije, curiosidad.
-Ya, claro– el chico se cruzó de brazos con cierto aire divertido. Estaba entrando en un terreno peligroso, lo sabía pero no podía contenerse.
Nylah no sabía que responder, estaba sonrojada y con los nervios de punta. Parecía que las palabras querían salir de sus labios pero todas quedaban atascadas en su garganta. Respiró profundo. Le dedicó una mirada cargada de cólera y empezó su marcha hacia la salida.
-Tienes razón. Lo siento. Debí de esperar a que me lo cuentes. Lamento la intromisión.- se acercó a la puerta y tomó el picaporte.
-¿Vas a admitir que tienes celos? – Sus palabras fueron como dagas, clavándose justo en su orgullo. Se quedó estática en el lugar mientras mordía su labio inferior. No flaquearía.
Él, por su parte, se colocó de pie. Sabía que era peligroso llegar a ciertos extremos cuando se trataba de la joven, pero ya había empezado y no podía detenerse.
-¿Qué pasa petiza? ¿Te comió la lengua el gato? – sus palabras llenas de provocación empezaban a causar en efecto en ella. Presionó con más fuerza el picaporte. – ¿O es que acerté? ¿Tenías celos, verdad? - El corazón le latía a mil ¿Seguiría siendo tan cobarde? Respiró profundo y se dio valor mentalmente.
-Es verdad…- afirmó con un tono suave, casi inaudible.
-Disculpa ¿Qué dijiste? – Y esta vez, no había sido apropósito…
-¡Qué es verdad! ¡Sí! ¡Me moría de celos! – admitió aún sin voltearse. –Morí de celos al verte en esa foto con esa persona. Pensar que había pasado algo entre ustedes, me mataba por dentro. Así que tuve que preguntarte… - Seguía sujeta al picaporte y tenía los ojos cerrados, se rehusaba a encarar al joven. Mientras que él, tenía el corazón a punto de estallar. Aquella afirmación de la joven lo había sorprendido. A pesar de que él lo sabía, escucharla decirlo lo gratificaba. Una cosa era asumir todas las acciones de la pelinegra con él, y otra muy diferente, era escuchar de sus labios esos sentimientos. Aquello, logró hacer que su corazón diera un brinco.
–Ya está. Lo dije. ¿Feliz? Ahora me voy. Si me disculpas…– Giró el picaporte y jaló la puerta, pero esta no se abrió. Algo la detenía. Abrió los ojos y observó la mano del joven al lado suyo. Se había colocado detrás de ella evitando que pueda abrir la puerta.
-Nylah…-su voz había adquirido un tono casi ronco, ella se volteó. Tenía que hacerse cargo de lo que había dicho, tenía que darle cara, a pesar de lo que sabía que iba a suceder.
–Ny, tú sabes que…
-¿Qué, que? – Interrumpió ella.- ¿Qué solo somos amigos? Sí, lo sé – su voz empezaba a quebrarse –Lo sé. Sé que tienes el derecho a hacer tu vida como gustes y no tengo el derecho a decirte algo, pero eso no quita el hecho que se me parta el eje cuando te veo con alguien más…- la joven hizo una pausa –Por qué…yo sé que soy una pesada y una tarada… pero te quiero. Te quiero más de lo que podría haber imaginado. Y sé que tú solo me vez como una amiga pero…no puedo evitarlo. Me lastima y me enfada verte con alguien más, pensar que tú…- Y su frase quedó suspendida, pues sus labios fueron capturados por los de él. Le llevó un momento caer en cuenta de lo que estaba sucediendo. ¿Era posible? ¿Era real? El sabor a menta le decía que sí pero su mente le decía que eso era un simple sueño. Cerró los ojos lentamente y se dejó llevar por aquel momento. Era un beso casto y tierno, pero que traía un sinfín de emociones con él. Gin llevó sus manos hacia su cintura, acercándola más hacia él y ella no se opuso. El beso se alargó, él se aventuró a mover sus labios suavemente y ella, inexperta, lo siguió. Habría querido que durara por siempre pero el momento se vio terminado por decisión del chico, quién se había separado de ella sutilmente, dejando un rastro de besos desde sus labios hasta su frente, para luego unirla con la suya mientras recuperaba la respiración. Si bien el aire no le había faltado, su corazón a punto de explotar lo había llevado a tomar esa decisión. Presionó sus manos un poco más contra la cintura de la joven sin ser tosco y la observó a los ojos.
-Por si no te quedó claro, no tengo ningún interés en Arian o en cualquier otra persona que no seas tú. – soltó con un tono suave. Ella mordió nuevamente su labio inferior, mientras su mirada chocaba contra la de él. ¿Era posible? Y sonrío.
-Tonto…- soltó mientras se abalanzaba a abrazarlo y él correspondía el gesto. –Me asusté.
Y él sonrió. En verdad, esa chica lo traía loco.
…
-¿Sabes? Creo que le agradarías mucho a Arian. – había dicho mientras caminaban por la calle tomados de la mano.
-¿Lo crees?
-Sí, y más cuando se entere de que le tuviste celos.
-¿Qué? ¡No! No le digas eso.
-¿Por qué no? – río divertido.
-¡Porque es vergonzoso! Después de todo...lo confundí con una chica…- la joven bajó la mirada sonrojada y él murió de ternura.
-Ny – Ella alzó la mirada y él aprovechó en robarle otro beso.
-¡Oye!
-¿Qué? Ahora eres mi novia, así que puedo hacerlo. – Y ella simplemente asintió con una sonrisa.
Les dejo la dichosa foto de Gin y su "amigo"xD
- Spoiler:
Última edición por Mar. el Miér 29 Dic - 14:52, editado 2 veces
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Re: Spin-off Rollers!
Titulo: [Siniestra] Un reflejo en agua y lienzo.
Género: Amistad, ¿BL?.
Personaje o Parejas: Mattler, Aria, Nylah.
Sinopsis:[Paralelo]
"Aparenta ser indiferente, pero en realidad, muy dentro de él, guarda sentimientos que no es capaz de demostrar"
Por qué soy así ~♪
Género: Amistad, ¿BL?.
Personaje o Parejas: Mattler, Aria, Nylah.
Sinopsis:[Paralelo]
"Aparenta ser indiferente, pero en realidad, muy dentro de él, guarda sentimientos que no es capaz de demostrar"
- Spoiler:
Un reflejo en agua y lienzo.
- Está caliente. - El gesto de asco de su amigo al dar el primer sorbo de la coca-cola en lata fue tan gracioso, como el lograr que su inexpresivo rostro cambiara; Una sonrisa ladeada y ojos abiertos de más, claramente, se estaba burlando. - Que esto es serio, la coca-cola debe de ser tomada fría, o es asquerosa.
- Es tu culpa. - Recriminó el otro muchacho, quien tomó el cartón que estaba a un lado, de la bebida láctea que había terminado con anterioridad. - Te tardaste mucho. - Apuntó con el envase y lo lanzó asestando a justas en un pequeño bote olvidado que había estado ahí desde siempre, todavía no sabían si la basura en su interior era recogida, pero, si no era el caso, realmente no querían acercarse a averiguar cuanto tiempo de putrefacción tendría.
- Me encontré con algunos problemas en el camino. - Volteó la mirada de solo recordarlo, era la tercera vez en la semana, y eran los mismos brabucones, todavía no le entraba en la cabeza cómo era posible que existieran personas tan poco razonables.
- Me doy cuenta. - Señaló su propia ceja. El otro joven tocó la de él, y de hecho no se esperaba aquello, habían logrado partir un poco al final de la misma. No rodaba sangre, pero si ardía.
Chasqueó la lengua y después solo suspiró; no era la gran cosa, peores heridas habría tenido en el pasado que ni se fijó hasta ese momento.
- ¿Crees que me pregunten el porqué? - Su compañero se encogió de hombros, y la campana para el final del receso sonó.
- Por el momento... - Lo miró vacilando en su tono de voz, su rostro había regresado a ser impasible. - Vamos a la enfermería. – Es verdad que en otro caso, se hubiera negado, pero en el instituto, los profesores no lo dejarían en paz, además, la clase que seguía era suficientemente aburrida, como saber que el mismo maestro se ponía a leer el periódico con las piernas sobre el escritorio como si se tratase de su propia casa.
Se levantaron con poco apuro, no era como si el muchacho estuviera agonizando, o que le importase en primer lugar. Y pasaron los carteles de prohibido el paso, seguido de una cadena que ellos con una zancada lograban evadir.
Pasaron a los pasillos, dónde algo inesperado, en realidad, no tanto, obstruyó su paso.
- ¿S-Skyler Hawk…? – Una muchacha con la miraba gacha, y balbuceando, se había interpuesto en el poco recorrido que les faltaba hasta la enfermería. No era como si dudara, sabía que era él, pero estaba tan nerviosa, que lo único que pudo decir fue su nombre, y por si no fuera suficiente, lo estaba preguntando.
- Soy yo. – Contestó con su reconocible voz monótona. La muchacha levantó la cabeza para encontrarse con unos ojos ámbar, que combinaban con la piel morena del joven; la cual recordaba a un bronceado del caribe.
El claro rubor del rostro de la chica no se hizo esperar, los muchachos solo se miraron un momento, ya sabían algo de lo que era. Por lo que Skyler, recibió una palmada en la espalda.
- Yo me adelanto. – Le dijo su amigo, Matheus Ashton, alguien en comparación, pálido, pero con unos ojos rojo intenso, que no solo podían ser llamativos, sino que también lograban intimidar con facilidad a los que cruzaban miradas con aquel muchacho cuando se encontraba de malas.
Y no solo eso.
- Aja... – El moreno saludó con la mano después de que su amigo lo hiciese y le diera la espalda.
La chica se había quedado viendo la ida de aquel joven; atónita, y entre asustada, y expectante, pues no veía a nadie así muy a menudo.
- Sí, se lo tiñe. – La voz de Skyler la desconcentró y lo miró perpleja ¿Cómo supo que se había perdido en los cabellos rosas de aquel joven? Y no solo en eso. – Son tatuajes de verdad. – Y de nuevo su rostro enrojeció, pero esta vez, era un rojo comparable a los ojos del chico que se había ido.
Se suponía que en esa institución no permitían cosas como tatuajes, o cabello teñido, menos de colores tan distintivos como es el rosado. Por eso, y por el aura intimidante que pudo percibir, fue que cuando pasó dio un paso para alejarse.
Skyler, al notar que no decía nada, suspiró pesadamente, normalmente era difícil hacerlo hablar, al menos que fuese necesario, o por burla, pero, esperar en esa situación no era su fuerte, menos después de lo que había presenciado.
- ¿Qué necesitas?
- ¡Ah, sí! – Recordó, regresando a su nerviosismo inicial.
▬
- ¿Doctor? – El peli-rosa, abrió la puerta sin mucho ánimo, y después, supo que no había nadie ¿Se habría ido? En realidad no importaba, siempre podía tomar lo que necesitase, el mismo encargado se lo había permitido.
No tardó mucho en encontrar ungüento y una gaza para su herida, por lo que de inmediato comenzó a curarse como podía, normalmente su madre se encargaba de eso cuando estaba en casa, pero, esperar hasta la hora de salida era hacerla preocupar de más.
De hecho, se sorprendió de no encontrar a nadie a esa hora en enfermería, pues nunca faltaba el vago que fingía un dolor de estómago para saltarse las clases.
Pero tampoco tardó en ocurrir.
La puerta se abrió dejando ver a una estudiante, mucho más baja que él, de cabellos negros, y ojos caramelo con las manos en su estómago. Acompañada por otra muchacha, de cabellos más largos, pero ojos azul cielo.
Pero venían discutiendo. Algo que lo dejó mudo, y en lo que prefirió no meterse.
- No puedo creerlo. – Hastiada, la muchacha de cabellos largos encaminó a la más baja hasta una de las camillas.
- Lo siento. – Dijo la otra chica, recostándose en las blancas sábanas. – No ha sido con intención…
- Pues pareciera que sí. – Se cruzó de brazos, reparando recién en la presencia del joven. Pero no hizo mucho caso. – Todo el día me has causado problemas.
- Han sido accidentes…
- Claro, echarme la malteada encima fue accidente.
- No te vi… - Se excusó, y de hecho no tenía mejor excusa que esa. Estaba apurada, pues no había terminado una tarea, así que tenía que regresar lo más pronto al aula de clase, chocando justamente con ella, la representante del curso, Aria Heyes. La verdad, no se llevaban bien, pues por mucho que Aria, tuviera notas básicamente perfectas, no quitaba que su apodo de “Reina de hielo” le cayera como anillo al dedo.
- Claro, claro.
Por otro lado Nylah, era muy diferente, no solo en notas, pues poseía un desempeño promedio. Sino que poseía, aptitudes que llegaban a ser problemáticas para otros por sus a veces torpezas, o malas maneras de catalogar de la sociedad.
- Oye… - Llamó la muchacha de ojos azules, al ojirubí. - ¿El doctor?
- No está… - Se encogió de hombros.
- ¿Dónde fue?
- No lo sé… quizá se fugó con la maestra de matemáticas a un motel, son novios después de todo. – Dijo, a Aria se le ruborizaron las mejillas de pensar en ello, mientras que Nylah rió como pudo.
- ¿Qué?
- Es broma. – Se explicó. – No estaba cuando llegué.
- Comprendo. – Se levantó, voy a hablar con el inspector. – Se levantó y se acercó a la puerta pero antes de alcanza la perilla fue abierta por alguien más.
- Tú… - Los dos se quedaron mirando, y después de un pesado suspiro por parte de la chica, él se apartó dejándola pasar.
Una vez hecho eso, Skyler entró cerrando la puerta tras de sí.
- ¿La conoces? – Preguntó Matt en burla, presentía que algo no andaba bien.
- Algo así… Es delegada del curso de al lado.
- Aja… - Compuso un rostro insinuante. Sky resopló.
- El último viaje con mis abuelos… - Hizo una pausa y respiró profundo. – Se podría decir que nos líamos un poco.
- ¿Un poco? – Trató de no reír.
- Bastante, pero… Definitivamente no congeniamos al final. – Se explicó mirando a otro lado. Matt chasqueó la lengua.
- Veo que me engañas… - Se acercó a él. Sky posó la mirada en el suelo.
- Fue un desliz…
- Eso dices... – Y tomándolo de la barbilla hizo que lo mirara. Pero un gritito les llamó la atención y observaron a la causante de este, quién se aguantó las ganas de fangirlear desde el principio.
- Ah… ¡Disculpen! – Dijo, y se bajó de la camilla en seguida. – Ya me siento mejor, ja, ja… - Y entonces abandonó la habitación lo más pronto posible, no sin antes regresar la mirada. – Continúen con lo suyo. – Salió para alcanzar a la muchacha y explicarle que ya se sentía mejor. Pero algo era seguro, ese dolor de estómago era por culpa de la comida china que Gin había llevado la noche anterior para ella y su hermano, solo rogaba que él pasara por algo peor.
- ¿Se habrá creído algo raro? – Preguntó Sky impasible. Mirando a la puerta.
- Sin duda. – Matt rió. Quizá si se daba la oportunidad, le explicaría la pequeña broma que le habían jugado.
- ¿Estás bien? – Le señaló la ceja. Ashton le quitó importancia.
- Solo falta taparla.
- Ya veo. – Se acercó a la ventana y observó el patio, ya no había nadie por los alrededores.
- ¿Lo de siempre?
- Algo así…
- ¿Y? ¿Por fin aceptaste a alguien?
- No es mi tipo.
- Haces que me pregunte quién lo es.
- Te sorprenderías. – Le sonrió.
- Bien, déjame adivinar. – Rió. Su amigo se encogió de hombros. - ¿La que salió primero?
- Pasado, en el pasado. – Negó.
- ¿Alguna maestra? – Y otro resoplido salió de los labios del chico. - ¿Compañera? – Volvió a recibir negación. - ¿Te gustan menores acaso?
- Ríndete.
- ¿Qué tal yo?
- ¿Por qué no? – Y el silencio inundó la habitación, no era un silencio incómodo, más bien de sorpresa, y cuando uno de los dos iba a romperlo, un tercero lo hizo.
- ¡Estoy aquí! – La puerta se abrió dejando ver a un hombre con bata, con una esencia fuerte a cigarrillo. Al menos, ya sabían por qué no estaba ahí en un principio.
- Ya nadie te necesita. – Le dijo el peli rosa, el mayor, dramatizó un flechazo al corazón que lo dejaba dolido.
▬
Aun cuando se creería que ellos dos, eran opuestos por sus diferentes maneras de ser, y además por las diferencias de trato en el instituto. En realidad, no fue complicado que se comenzaran a llevar bien.
No había pasado ni un mes, para cuando Skyler Hawk volvía a ser rodeado por diferentes chicas que no hacían más que incordiarle los descansos. Algo que él pensaba cambiaría una vez estuviera en ese instituto, pero no fue así. Era conocido por ser una estrella de natación, poseyendo hasta ese momento bastantes logros, especialmente los primeros lugares; tenía beca deportiva, y era popular por su buena apariencia, y su personalidad calmada.
Pero también poseía un límite, el que lo llevó a subir a la terraza del instituto, aun cuando esta estaba completamente prohibida para el uso de estudiantes.
Dónde se sentó a contemplar el cielo, después de terminar un yogurt. No odiaba a las personas, pero no era un santo, y tampoco soportaba las multitudes, si seguía como hasta hace un día, definitivamente terminaría echándose atrás en el estudio.
Unos pasos le hicieron estar alerta, pues si se trataba de un maestro definitivamente lo harían salir de ahí, y quizá hasta llamarían a sus representantes, y no estaba de gana de martirizar a su abuela o de ver a su madre y padre.
Pero muy por el contrario llegó un muchacho que de estudiante modelo no tenía nada; tatuajes, cabello teñido, ropa mal colocada, y unos cuantos moretones en la cara y brazos, los cuales eran visibles gracias a que se arremangaba la camisa.
Y aunque no había dicho nada y solo pasó de largo hasta la maya metálica que hacía de protección, sabía que lo había visto.
- Es un lindo día ¿No? – Dijo el chico de cabellos rosas, Skyler se encogió de hombros. Obviamente esta vez el otro no lo había visto, pues el pelirrosa estaba de espaldas. - ¿Qué tan difícil es hablarme? – Se giró al hacer esa pregunta. Pero la expresión del chico era diferente a la de los demás que lo conocían, simplemente, parecía que no le importaba nada, de hecho parecía que nisiquiera pensaba. – ¿Eres de primero? – El moreno asintió, Mattheus simplemente lo observó extrañado, nadie más subía ahí, excepto él, y siempre había sido así desde que ingresó. – Que raro…
- ¿Eres emo o algo por el estilo? – Preguntó, levantando una ceja sin dejar su poca expresión. Matt no evitó en echar una risa.
- ¿Cómo llegaste a esa conclusión? – Otra vez recibió un encogimiento de hombros.
- Eso de hacerse tatuajes es auto agresión.
- ¿Algún inconveniente con eso?
- No. – Aceptó. – Simplemente me sorprende que no te hayan expulsado.
- Hay maneras…
- Comprendo. – Le miró. – Discutir con los profesores todas las mañanas no ha de ser fácil.
- De vez en cuando.
- Lindo día.
- Te lo dije.
▬
- ¿Qué haces? - Se acercó por la espalda, y tomó asiento a un lado de él.
- Pinto - Dijo sin quitar su concentración del folio, por lo que Sky, deslizó la mirada hacia el cuaderno curioso. Y en definitiva. era algo peculiar. Tanto que lo dejó con los ojos muy abiertos en sorpresa.
- ¿Por qué? - Aquella pregunta quedó al aire por tortuosos minutos, pues Matt le había pedido silencio con una mimica mientras pinceleaba los últimos retoques.
- No sé. - Dijo, para recibir una expresión de confusión que le hizo sonreír. - Simplemente me recuerda a ti.
Sky volvió a observar la obra de su amigo, sin duda, era una vista que dejaría perplejo a cualquiera por todo el detalle que se lograba apreciar.
Se trataba del reflejo del cielo en la piscina, no solo podía deducir su profundidad, sino que también el momento del día que había tomado en referencia, alrededor del medio día, dónde el resplandor del sol daba matices claros a rincones centrales del agua, y las nubes paseaban dejando espacios más grandes, pudiendo apreciar ese azul tan limpio que poseía el cielo. Además las rejas distorsionandose por las pequeñas ondas, y unas cuantas hojas descansando en la superficie del agua, hacían de esa pintura, sin duda, una de las favoritas que aquel pelirrosa pudiera mostrarle en la vida a Sky.
- Yo no soy así.
- Yo creo que sí.
- Quizá me parezco a las rejas.
Matt rió.
- Por eso lo digo.
- Me gusta.
- Y a mí.
¿Simples palabras al aire? En realidad, no era como si significaran otra cosa ¿No?
Por qué soy así ~♪
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Re: Spin-off Rollers!
Titulo: [Siniestra] Pequeños errores.
Género: Dramita, Romance, jojo.
Personaje o Parejas: Ginlah.
Sinopsis:
¡Nylah ha regresado de Alemania y Gin debe de dar muchas explicaciones!
Regalo atrasado para Xio~ HB! Atrasado (?
Género: Dramita, Romance, jojo.
Personaje o Parejas: Ginlah.
Sinopsis:
¡Nylah ha regresado de Alemania y Gin debe de dar muchas explicaciones!
Regalo atrasado para Xio~ HB! Atrasado (?
- Spoiler:
- Pequeños errores
Su mano dudó por un segundo, pero al final no podía ya dar marcha atrás, sería cobarde, tan cobarde que se lo recriminaría toda la vida. Así que tomó valor y tocó el timbre de aquella pequeña casa.
El dueño no tardó en salir, y ella trató de componer la mejor sonrisa que pudo, pero los recuerdos golpearon instantáneamente, y solo pudo observar a la tienda de al lado. La cual, obviamente estaba cerrada. Ya era tarde en la noche, y apenas unas cuantas lámparas se mantenían ofreciendo una opaca luz, casi perdida, como si luciérnagas estuvieran dentro del cristal.
- ¿Qué haces aquí? - Gilgamesh North, aun, a sus 24 años de edad podía componer un rostro de sorpresa que mostraba claramente cómo el frío del invierno le robaba el aliento. Pero después de razonarlo, solo inspiró fuerte y se recostó de costado al marco de la puerta. Tal vez tuvo que haber escogido un departamento con balcón, se iban a congelar ahí fuera y la chica frente a él, a pesar de todo el abrigo que cargaba encima, él estaba seguro, de que no la refugiaba completamente.
Su nariz estaba roja, sus mejillas parecían temblar, y sus hombros y cabeza estaban llenos de escarcha. Aquel gorrito y la misma bufanda perdían sus colores oscuros en aquel blanco, y él casi que quería arruinar eso.
- Me dijeron que estabas en Alemania.
- Bueno, sí... Estaba. - Contestó apenada. El chico solo la miraba levemente. Ella asintió.
- Felicidades.
- Gracias.... - El ambiente se volvió pesado en un momento y ella trató de explicarse, por lo que inspiró fuerte para darse ánimos.
Él en cambio miraba al otro lado, mientras mordía su labio interno ¿Qué hacer?
- La verdad es que...
- ¿Por qué estás aquí, Nylah? - Preguntó interrumpiendo a la chica. No la había escuchado en primer lugar por lo bajo que habló.
Ella abrió los ojos con fuerza, tenía mucho tiempo sin escuchar su nombre pronunciado por él. Casi odiaba sentirse atrapada solo con eso.
- No lo sé. - Aceptó.
- ¿Qué?
- ¡Que no lo sé! - Casi gritó.
El silencio se volvió penumbra y trató de estancarse ahí, pero Nylah no se pudo callar.
- Se supone que debería estar en casa con mi hermano, pero, en la tarde me mostró dónde vivías ahora. No iba a venir, no quería venir, y aun así... yo....
- Estás aquí. - Ella lo observaba, casi tanto como él a ella, pero al final era diferente. Ella se sentía todavía más pequeña por lo fulminantes que podían llegar a ser los ojos azules de Gin, él en cambio no podía dejar de pensar que estaba haciendo las cosas mal, cuando se suponía tenía que ser lo contrario. Claro que él sabía que Nylah estaba de regreso, el mismo día lo supo. La había ido a buscar a su departamento y, se arrepintió antes de siquiera llamar.
Y es que después de lo que había hecho, no tenía derecho ni de mirarla siquiera.
- Te llevaré a casa. - Inmediatamente encontró la angustia en la expresión de Nylah, pero trató de ignorarlo cuando extendió el brazo por su abrigo. Seguía nevando, pero no estaban tan lejos, la iría a dejar y luego llamaría al hermano de la chica para reclamarle unas cuantas cosas.
- Vamos. - Se colocó el abrigo, Nylah bajó la mirada y luego la deslizó con sigilo al de cabellos blancos ¿Acaso estaba más alto? Ahora si lo odiaba.- ¿Nylah? - Preguntó al acercarse. Ella respiró hondo, trató de calmarse sin obtener gran resultado. Le regresó un dolor escondido con enojo, él solo pudo hacer una mueca, pues se lo merecía.
- ¿Tanto me odias? - Preguntó finalmente, con la voz casi quebrada del esfuerzo para no echarse a llorar.
- ¿Odiarte? - Dudoso por aquello enfocó su vista, realmente estaba haciendo que pasara un mal rato, y que pensara eso le disgustaba. - No... no es eso...
- ¿Entonces? ¿Qué es si no? - Sus manos se hicieron puños, el torció los labios sin responder.
- ¡Me fui cuatro años porque me ayudaste a decidir! Y cuando ya estuve allá, no se te ocurre una mejor manera de cortarme que diciendo que habías vuelto con.... con.... - Se llevó las manos a la cabeza, cuánto detestaba ese nombre. - ¡Con esa tipa! - Gin no pudo evitar que eso le diese gracia y se tapó la boca con una mano para evitar que viese la sonrisa burlona que tenía, pero el pequeño sonido que produjo lo delató.
- ¡No te rías!
- No, lo siento. -Bajó la mano con arrepentimiento y observó un momento el camino. La nieve había comenzado a ventar, no era un buen momento para regresar a la petiza a la casa. Por lo que suspiró pesadamente. - ¿Ya sabes la verdad de todo no? - Regresó su enfoque a ella, quien con una mueca de disgusto asintió. - Tu hermano es un chismoso.
- Tengo derecho a saber la verdad.
- Y yo derecho a esconderla. - Se acercó a ella recordando lo pequeña que era. Nylah levantó la vista y sus mejillas sonrojaron al notar la cercanía de su rostro.
- No es justo. - Replicó. Gin pudo notar la delicada línea acuosa que bajó de sus ojos. - Decides las cosas por ti mismo sin pedir la opinión de alguien más, nisiquiera pudiste esperar al acierto de tus estúpidas suposiciones.
- Sabes que no son estúpidas. - Su expresión deformó en disconformidad. Y su mano subió hasta la cabeza de la muchacha, limpiando el gorro con cuidado. La escarcha caía y ensuciaba levemente el rostro de la joven como pequeñas gotitas de agua que al contacto iban cobrando una suave calidez. Al final hizo lo mismo con sus hombros, pero esta vez lo demás terminó en el suelo.
Nylah solo lo miraba en silencio, aguantando los sollozos que amenazaban a salir, por la estúpida sensibilidad.
- Vamos, te vas a congelar. - Murmuró como una pequeña súplica, la notaba temblar, y bien podía ser su culpa al hacerla llorar, pero en ese momento prefería la excusa del frío. Esa misma frialdad que tuvo para mentirle acerca de ellos, y que hasta a él lo congelaba en los huesos y por la cual él mismo había sufrido las consecuencias de la soledad en mucho tiempo.
Dio un pequeño empujón en su espalda media, una vez al lado de ella, como insistiendo en la petición. Nylah levantó la mirada, él quedó en silencio y con un gesto de cabeza reiteró.
Aunque no muy feliz, ella hizo caso y continuó hacia el interior de la casa con el peliblanco cerca de ella; antes de entrar por completo respiró hondo recibiendo un suave olor a canela y vainilla. Aroma que penetró en sus pulmones al estar completamente dentro y sentir la calidez que se extendía dentro de la casa.
Pudo entender entonces porqué Gin podía mantenerse en ropas frescas como si nada. Se quitó el abrigo que el mayor le ayudó a poner en el perchero a un lado del de él. La diferencia era que mientras el de ella era de un bonito verde agua, el de él relucía de negrura; algo que si lo sacaba con el clima actual, lo más probable es que se perdería, quizá no por siempre pero sí por un tiempo. Algo que sabía que al muchacho no le agradaba en ningún aspecto. Razón posible por la que no lo tomó desde un principio.
Debía seguramente de estar con sus manos heladas, después de todo le había quitado la nieve de encima.
- Ponte cómoda, voy por algo para el frío. - Dijo pasando simplemente por un costado. ¿En serio? ¿Solo eso? Es verdad que a él no le gustaba discutir, pero tenían cosas de las que hablar, y lo único que hacía en ese momento era irse huyendo y evitarlo ¿En serio?
Aunque, tan sorprendida no estaba, siempre había sido así. Huyendo de los problemas para atraer más; era como un encanto que lo perseguía aunque no quisiese; o así había sido desde que lo conoció. Por eso ya sabía que debía de mínimo forzarlo.
Mientras esperaba a su regreso, notó la pequeña chimenea y no dudó en acercarse a ésta para dar calor a sus manos, dejando los guantes y bufanda sobre el muro que cubría la misma. Le daba nostalgia que siguiera utilizando algo así, cuando existían los calefactores, pero tenía su encanto, y como la casa no era tan grande, hacía su trabajo como era debido, como una película.
Gilgamesh regresó con unas tazas, para él café y para ella chocolate, que dejó sobre la pequeña mesa de sala.
- ¿Te vas a quedar ahí? - Preguntó al notarla incómoda acuclillada frente a la chimenea, Nylah solo miró hacia él un momento y pareció pensárselo. Al final terminó sentada a un lado en aquel sillón doble. Sin preguntar siquiera tomó la taza con chocolate, sabiendo que sin duda era para ella. Él no tomaba chocolate como preferente.
Tomó un sorbo del mismo, mientras se distraía un poco con la fogata frente ellos, el albino parecía hacer lo mismo, y se notaba hasta más pensativo que ella misma
- Entonces…
- ¿Me odias? - Preguntó, había dejado el café en la mesa y un silencio incómodo los volvía a envolver, él la miraba con su espalda inclinada hacia delante, y ella se quedó en esos azules que denotaban desolados, pero con una diferencia a los antiguos que conocía, eran más determinados y maduros.
- Ya me habías hecho esa pregunta. - Se encogió un poco en el lugar. Por mucho que esperaba que le huyese, solo seguía bombardeando con cosas que no quería contestar.
- Pero no me contestaste.
- No me dejaste terminar. - Le recriminó. Él suspiró y bajó la cabeza, su rostro quedó completamente oculto por sus cabellos los cuales también estaban lo suficientemente largos como para hacer uno que otro peinado. - Adelante. - Pidió, regresando a mirarla, su posición se mantuvo, y sus colores fríos se notaban cálidos gracias a la luz naranja que les pegaba de frente.
- Sí, te odio. - Expresó con dolor, la taza había regresado a la mesa, y volvía a sentir frío en sus manos. Él lo tomó como algo que se esperase, su expresión no cambió mucho, continuaba con una seriedad complicada de leer, pero que Nylah leía como clara tristeza. Pero a esas alturas, todavía no sabía cómo decirle lo contrario. - Por mentiroso.
- Siempre lo he sido. - Sonrió levemente con pesar. - Y está bien… - Sus ojos desviaron levemente, como si nuevamente volviese a pensarse las cosas. Esa expresión era simplemente odiosa; ella lo podía afirmar una y mil veces. - Disculpame. - Pidió tomando la taza nuevamente entre sus manos y dirigiendo su vista nuevamente a la fogata. En un momento pensó en lo cálido que era estar frente a la chimenea en compañía, tenía un tiempo sin experimentar eso.
- No lo hago. - Dio otro sorbo al chocolate y escuchó la suave risa burlona de Gilgamesh resonando en sus oídos. La había vuelto a mirar.
- Sabía que me responderías eso. - Se acercó ligeramente a su rostro. Le había dado mucha gracia su reacción ante su risa, de molestia. Y solo podía pensar en lo adorable que se veía, a pesar de que su enojo era real. Realmente quiso acercarse y mínimamente rozar sus labios, solamente porque sí, porque sentía que quería hacerlo y porque se había estado aguantando el abrazarla desde que abrió la puerta. Pero a penas llegó a topar su nariz, para cuando recobró la conciencia, ella tenía sus ojos entrecerrados. Se hubiera sentido mejor si se hubiera negado; lo que no parecía ser el caso. Mas, decidió separarse. Sabía que aquello sería un punto de no retorno. Algo a lo que nombraría como peligroso en ese momento.
Nylah abrió sus ojos en cuanto notó que se alejó. Claro que su rostro se notó avergonzado; aunque no se lo esperaba, simplemente había reaccionado, y después nada. Él solo se levantó.
- ¿Quieres más chocolate? - Preguntó antes de pasar nuevamente a la cocina y dedicarle una última mirada. No es que la tasa estuviera completamente vacía, pero decidió quitársela y alejarse, o no sabía qué tan estúpido podía llegar a ser. Tampoco esperó a que le contestase, a penas un segundo para volver a caminar, y entrar a la habitación que era cocina comedor.
Dónde respiró hondo al dejar las tazas sobre la mesada ¿Qué estaba haciendo? Definitivamente tuvo que haberla llevado a casa, y no dejarla ahí porque simplemente no le dio la gana de andar en una pequeña tormenta de nieve. Lo peor es que la muchacha no se lo dejaba fácil… ¡Habían pasado cuatro malditos años y solo podía pensar en que se había vuelto más bonita! En serio que se odiaba.
Cuando se sintió calmado, se revolvió a sí mismo el cabello, transformando aquel ordenado liso en un desastre. Iba a rellenar las tasas una vez más, pero de pronto sintió un calor en su espalda al mismo tiempo que era rodeado por unos brazos que ya conocía.
- ¿Qué haces? - Preguntó con sorpresa, dejó los utensilios donde estaban e inmediatamente sintió la necesidad de colocar sus manos sobre las de la chica.
- ¿Me odias? - Preguntó ella esta vez. Le tomó mucho tiempo tomar el valor para ello, y aun allí sentía que se podía echar para atrás en cualquier momento; se ocultaba en su espalda, como con miedo de que notase el hecho de lo mal que se sentía, y que de alguna manera hubiese preferido quedarse en casa en lugar de arrebatarse de tal manera. La fresca risa de él la hizo mirar hacia arriba, donde notaba sus cabellos caer en su nuca.
- ¿Por qué te odiaría? - Preguntó. Ella iba a contestar, pero él se adelantó. - Me odio a mí mismo. - La severidad con lo que dijo aquello le había dolido más a ella. - Nylah… - Pronunció al entrelazar una de sus manos. - Soy un maldito error en tu vida. - Su mirada se encontraba perdida entre aquellas manos que apretaban como intentando no separarse nunca. - Lo sabes. Aun ahora. Yo… no podría hacer nada por ti. - Sintió como ella apretó su abrazo, él entonces soltó su mano.
- ¿Quién te ha dicho que necesitas hacer algo por mí? - Preguntó enterrando su rostro aún más contra el muchacho. - ¿Por qué mandarme lejos? Gin ¡¿Crees que en serio necesito eso?! - La molestía se notó más en aquel reclamo con voz rota, y él perdió su compostura.
Deshizo aquel abrazo para girarse y mirarla de frente, tenía sus ojos acuosos, y no solo ella, él también podía sentir la cristalinidad abordarlo.
- No lo sé. - Contestó, se sentía nuevamente como un adolescente, confuso, inasertivo, y tonto. - Pero sé que te mereces algo mejor.
- ¿Y acaso sabes lo que es mejor para mí? - Explotó en llanto, mientras se alejaba hacia atrás. No estaba segura pero aunque se mentalizó antes para aquello, vivirlo era algo completamente diferente, e igual o más doloroso. - ¡Ya no soy una niña North! ¡No puedes decidir sobre mí!
- ¡Lo sé! ¡Sé que no eres una niña! ¡Sé que tus decisiones son tuyas! Pero no quiero que cometas un error.
- ¡¿Qué error?! - Sus voces cada vez más rotas, cada vez más altas, era una discusión que para su suerte o desgracia nadie interrumpiría porque a lado a penas y se encontraba una tienda vacía.
- ¡Yo! - En ese momento intentó calmarse y respirar hondo.
- No te entiendo… Siempre ha sido así… ¿Por qué sigues pensando eso? - Bajó la mirada, se sentía idiota por una discusión como esa. Hasta para ella, a esas alturas le era fácil entender, que todo lo que habían sentido alguna vez, seguía ahí, pegando como un golpe de ariete. Obstruyendo y revolviendo todo nuevamente. - Sabes que no te odio… - Él parecía aún ofuscado, hasta había comenzado a caminar de un lado a otro mientras sus cabellos seguían sufriendo las consecuencias de sus manos. - Sabes que te mentí… Me conoces, y te conozco, mejor que nadie. Y en realidad me quiero dar un golpe por no poder hacerlo. Debería. Pero no puedo odiarte…
- Es verdad… Deberías. - Se quedó quieto un momento y la miró. - Después de que te fuiste… - Respiró hondo. - Mi padre me dijo que era hora de que sentara cabeza, y estudiase algo que valiese la pena. Pero, sabes que soy un poco rebelde e idiota. - Se rió de sí mismo, casi con cinismo. - Continué con la música y me costó caro, terminó por botarme de casa; a pesar de que mamá se negaba, pero tu sabes que con él es imposible razonar. - Nylah solo escuchaba atenta, sabía ciertas cosas, pero no en su totalidad, él tampoco le contó las cosas al pie de la letra, a penas y a veces de decía que las cosas iban bien, y luego salió con una estupidez. - Aunque encontré departamento gracias a mamá… Llegó el momento en que no sabía qué tanto podría avanzar, tenía miedo de que me vieses tan deplorable, por eso preferí mentirte… - Hubo un silencio, más que incómodo, necesario, ninguno acotó nada a ello, solo se miraban, como repasando sus propios errores. - ¿Sabes? Volví a recaer… de hecho… La casa apestaba a cigarro hasta antes de ayer; que escuché que llegaste… Pero tampoco me atreví a verte, apestaba igual o peor… - Volvió a reír. y se recostó a la mesada cruzándose de brazos. No le diría que todavía tenía reserva guardada. - En cualquier caso… Ahora, a pesar de que tengo un contrato con una disquera, a penas estoy comenzando. No sé qué será de mí mañana o pasado… Y tú… no mereces algo así.
- ¿Eres idiota? - Sus sollozos eran claro, él se mordió el labio con fuerza, casi sacando sangre del mismo.
- Lo soy. - Aceptó con un rostro más pasivo, pero al mismo tiempo arrepentido. No debía de haberle contado nada, pero aun así lo hizo; porque simplemente tenía ese poder en él. - Y aceptalo, siempre lo seré.
- No pienso desmentir eso. - Dijo más tranquila, se limpió las mejillas que en un momento terminaron inundadas. Ese idiota ya la había hecho sufrir demasiado. Hasta era más seguro salir en esa tormenta desnuda que quedarse ahí esperando a que pasase mientras ambos se hundían en depresión. - Pero sigo siendo una tonta más que tú. - Lo miró nuevamente, en serio, después de tanto ¿Seguía ahí? ¿Qué estaba esperando? ¿Que se le lanzase encima y la abrazara como un niño pequeño? ¡Por supuesto que eso no pasaría! Era Gilgamesh North. El hombre que se creía y aparentaba ser racional y maduro, cuando en realidad era la persona más infantil y controversial que conocía.
Y de alguna manera, cuando pensaba en regresar a la sala de estar, a sacarse un poco del frío que sentía en su corazón en el momento, se notó rodeada por los largos brazos del albino, quien se había abrazado a ella, al inclinarse un poco, por la diferencia de alturas. Pero había encontrado la manera de ocultar su rostro en el hombro de la más joven.
- Lo siento… - Murmuró, aquello salió con una sinceridad que le decía que aquella máscara se había roto. - Lo siento mucho… Por ser un idiota, que hace idioteces. Por hacerte llorar cuando una vez dije lo contrario y romper tantas cosas… - El dolor en sus palabras hizo que lo quisiera abrazar de vuelta, y aunque al principio dudó terminó encerrandolo nuevamente en sus brazos, queriendo que todo lo anterior a aquello desapareciera. - Por eso… quiero que me odies… - Apenas levantó la cabeza para quedar frente a ella. - Ódiame… - Pidió, aunque en sus ojos aun se notaba una súplica que decía lo contrario. Y que reflejaba los ámbares frente a ella, que solo lo atraían como un imán. - Así será más fácil para ambos… - Ella negó levemente, siendo lo único que podía hacer en ese momento además de respirar el mismo aire que él. Sabía que aunque no era lo correcto, por muchas cosas, especialmente porque sabía que sería difícil cuando no solo el padre de Gin se enterase, sino también su hermano ¿Pero qué podía hacer? Gilgamesh era un error que a pesar de todo, quería en su vida; aclarandolo, cuando cortó el espacio entre ellos, como algo frágil que todavía en el mejor empaque, podía romperse por un mal movimiento. Como un primer beso de mentiras, y así mismo, uno que recobraba el tiempo perdido, reconociendo de a poco los labios y gestos del otro, que aunque eran los mismos, se habían vuelto más maduros, y pronunciados.
---
Aunque el camino de ropa había sido una simple excusa para intentar detener todo, el amanecer se podía apreciar en la habitación, y en la chimenea se encontraba la ceniza de la madera que nadie fue capaz de apagar.
Él abrió sus ojos, y restregandose bostezó con cansancio, quizá quedarse en cama no sería mala idea.Pero recordaba que tenía que trabajar y además recoger a Lugh al colegio. Y la noche anterior había olvidado todo eso.
Resopló fuerte, y simplemente se abrazó al cuerpo que estaba a un lado de él, como un pequeño berrinchudo a su peluche; haciendo que despertase.
Y su rostro era sin duda un poema de confusión. Claro que sabía lo que había hecho pero en algún momento su mente le había jugado sucio pensando que no era más que una simple fantasía.
Gin sonrió divertido.
- ¿Qué pasa?
- No, nada. - Ella desvió la mirada avergonzada. Él besó su mejilla, para volver a acurrucarse.
- ¿Me quieres acompañar al trabajo? - Preguntó. Ella le regresó la mirada con duda. - Voy a mostrarte algo. Luego pasamos por Lugh, para ir a dejarlo a casa y de paso visitas a mamá. - Ella sonrió levemente, y asintió, pero luego su rostro se complicó.
- Gin… - Él hizo un simple sonido de entendimiento. - ¿No te vino la idea minimamente de que ya podría tener novio? - Él levantó la cabeza y está parecía una balanza tratando de equilibrarse.
- Se me vino a la cabeza en un momento, cuando llegaste. Luego me reclamaste, y supe que no. - Ella infló las mejillas. Él sonrió. - ¿Te estuvieron pretendiendo mucho? - Ella asintió como venganza. - Bien, solo debo de ir con un hacha a sus casas, no hay ningún problema. - Eso la hizo reír y mirarlo de frente.
- No lo harías.
- Puedo intentarlo. - Se encogió de hombros. - Ahora… ¿Qué querías preguntarme?
- ¿Eh?
- Eso no era lo que me querías preguntar. - A veces odiaba que se conocieran tanto.
- Bueno… ¿Por qué no decidiste mejor odiarme a mí?
- ¿Cómo podría? - Ella se encogió de hombros él la abrazó con más fuerza. - Nunca podría. Por desgracia cada que te tengo cerca, recuerdo que puedo hacerte bullying por baja. Así que todo lo malo se me pasa. - Sonrió divertido, ella le dio un golpe, él se rió y la besó. La verdad era que, aunque él fuese una de las personas más alegres en el exterior, con ella podía serlo también en la comodidad de su extraña mente y sentir.
Estaban en un punto en el que no sabían realmente que iba a pasar después de dos segundos, dos segundos que no importaban mientras tuviesen la presencia y el error del otro con ellos.
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Re: Spin-off Rollers!
Titulo: [Puppet] ¿Cuánto es pronto?
Género: Dramita.
Personaje o Parejas: Familia Tyler.
Sinopsis:
Tener todo no te garantiza compañía, ni diversión.
Género: Dramita.
Personaje o Parejas: Familia Tyler.
Sinopsis:
Tener todo no te garantiza compañía, ni diversión.
- Spoiler:
- ¿Cuánto es pronto?
- ¿Aló? - Se giró sobre la cama y así observó al techo. Una vez más recordó que no sería mala idea cambiar el color blanco de esa pintura que había permanecido desde el día que nació.
Si al día siguiente tenía tiempo iría a comprar una en tono rosa pálido, y otra en rojo vintage, pensando en hacer ondas de inicio a fin para conseguir una vista más viva y alegre.
- Angelique, querida. - La voz gruesa y vivaracha de su padre resonó en su oído al aplastar equivocadamente el altavoz del celular. Por lo que rápidamente regresó en sí y cambió el puerto de salida de sonido. - ¿Cómo estás? - Ella pensó en el abrumador aburrimiento que cargaba encima, y añadió a eso su soledad constante. Aunque estaba acostumbrada, odiaba sentirse así.
- Bien ¿Y usted padre?
- ¿Qué es eso de padre? - El regaño acompañado de un tamboreo de risas, hicieron que sus labios curvaran satisfechos.
- Mi hermano me ha dicho que debo decirle padre siempre.
- Azael está demente pequeña. Ni él me trata con ese respeto.
- Debería de reprenderlo ¿No cree?
- No, déjalo, no puedo negar que hace bien su trabajo de todas maneras. - Hubo una pequeña pausa, ella se quedó pensando en lo bien que se lo debía de estar pasando su hermano. - Pero cuando regrese, dile que ya tienes novio y te vas a casar.
- ¡Papá! - Se quejó con n poco de vergüenza sobre su rostro. Aunque no la viese su, padre ya se podía imaginar su expresión, por lo que una risa socarrona apareció del otro lado por su tono demandante y abochornado.
- Sabes que es broma querida. - Continuó riendo, ella infló sus mejillas pero al final también terminó contagiándose. - Pero dile eso cuando regrese. Le tomas foto y me lo mandas.
- Grabaré un vídeo completo. - Y volvieron a reír. - Papá… - Pronunció dudosa. Y su padre esperando lo siguiente recibió puro silencio. Se había quedado pensativa.
- Dime querida ¿Ocurre algo? ¿Necesitas algo? Sabes que no importa lo que sea… - Ella lo interrumpió, sabía lo que venía a continuación, esa frase se la sabía de memoria “Cumpliré con todo lo que me pidas. Como el genio de la lámpara”
- Quiero un gato.
- Deseo concedido. Estate atenta a mañana. - Ella rió fuerte.
- No papá, sabes que no puedo tener una mascota, peor en esta casa, se perdería, o terminaría muerto.. - Se explicó, él rió también.
- Bueno, si tú lo dices.
- Eh… Yo… - Había quedado en blanco y vuelto a gaguear, pero terminó negando y sacándose el mal presentimiento de encima. - No es nada papá… Solo quería saber cuándo vuelve Azael. Así tengo listo todo. - Se la escuchó levemente animada.
- Tengo entendido que en un mes.
- Ah… - Los ánimos que habían ascendido cuál termómetro en el valle de la muerte, terminaron bajando como si de hecho estuviese en Oymyakon. Terminó cerrando los ojos y respirando hondo en consuelo para sí misma. - ¿Y usted? - Se atrevió a preguntar. Y un suspiro al otro lado del teléfono le contestó lo inevitable.
- Pronto querida, pronto.
- ¿Cuánto es pronto?
- Es pronto… - Ella quedó en silencio por bastante tiempo, su padre suspiró con claro pesar.
- Esta bien, entiendo. - Se le escuchó tranquila, aunque sabía que su padre no estaba convencido. Pero él mismo prefirió cambiar de tema.
- ¿Viste lo que te mandé? - Ella volvió a quedar en silencio no recordaba algo así. - Me dijeron que te lo entregaron en la mañana. - Explicó. Angelique con aquel recuerdo se sentó sin pensarselo y no muy después ya estaba dando vueltas por la habitación. Sabía que se lo habían entregado antes de ir a la universidad, y ella lo dejó en alguna parte de ese enorme cuarto. Cualquiera, al verlo, diría que Angelique vivía en un tipo de historia de princesas que Disney siempre ha explotado, pero de las que al parecer nadie se cansa. Excepto ella misma cuando entendía que tener tantas cosas en repisas y demás no era relativamente relajante cuando no sabías que hacer con estas diariamente, terminando aburrida y prefiriendo dormir, el resto de su tiempo libre.
Al final encontró una pequeña caja, con un envoltorio de regalo elegante, y hecho en tela de seda, sobre su peinadora. Recordando que lo iba a abrir una vez que llegó de sus clases a deshacerse del peinado que con tanto empeño su nana le había hecho. Era nueva, teniendo en cuenta lo difícil que era conservar una cuando la casa estaba repleta de guardaespaldas de dudosa procedencia, tanto en apariencia como de personalidad y a veces hasta de vocabulario.
- Lo encontré. - Celebró con ánimo al volver a tumbarse en su cama. Y no tardó en abrirlo.
Eran galletas y un libro, algo muy simple como para una caja como esa. Algo que realmente no sabía ni entendía ella. - ¿Cómo sabía que quería este libro? - Dijo en sorpresa, las galletas no le sorprendía, todos sabían cuáles eran sus favoritas, de hecho, en esa casa tenían la obligación de saberlo.
- Soy tu padre, sé todo sobre ti.
- Se lo ha dicho Azael ¿Verdad?
- Me haces quedar mal. - Ella rió ante su tono apenado, y él luego la imitó.
- Gracias papá. - Entonces escuchó un ruido de fondo, y con eso tenía claro que debía despedirse.
- Debo irme pequeña. Tengo un negocio que terminar. Te llamo luego. -
- Está bien. - Dijo simplemente en un tono feliz para calmar a su padre. Al menos por teléfono podía fingir bien.
- Hasta luego linda. - Colgó sin perder más tiempo, ella hizo lo mismo, y terminó enterrando su cara en la almohada, estaba aburrida, otra vez.
Recordó el libro y lo miró con cierta nostalgia.
- ¿Cuándo es luego? - Suspiró desganada, pero de todas manera abrió el libro, ya que tenía tiempo en ese momento no iba a perder la oportunidad, realmente no tenía ninguna gana, y pasaba las palabras sin entender realmente lo que estaba leyendo, su concentración estaba en blanco, tanto que sentía su lectura lo suficientemente mecánica como para cansarse y cerrar el libro.
La verdad es que era solitario y aburrido, tenía libros, el mejor internet, y hasta los aparatos tecnológicos más avanzados y actuales. Y aun así no sentía ganas de hacer nada.
Su padre le había prohibido hablar con los subordinados, y aún más volverse cercana a ellos. Y quienes la cuidaban no duraban lo suficiente como para que terminase teniendo confianza de pedirles cosas, y menos tiempo.
La mayoría del tiempo solo llegaba a meter su cabeza en los libros de la universidad y ya, nada más. En las comidas siempre estaba sola, y ya se había vuelto costumbre además; si le pedía a alguien que la acompañase se negaban, seguramente por las reprimendas que podrían tener sus familiares hacia ellos.
Así se quedó pensando un buen tiempo, mientras se perdía en el blanco color del techo. Pensaba también en que debía dejar de pensar en estupideces, y tomó su almohada, una cuadrada de tela de peluche para abrazarla y poder dejar su mente en blanco. Así como el techo, tan blanca y por lo tanto vacía, como sola. Así como ella misma en ese momento, y distraídamente su concentración terminó en la ventana, la que había dejado medio abierta e cuando regresó.
Esa noche estaba estaba haciendo un suave viento que elevaba de manera grácil la ligera cortina, como si se tratasen de olas rosas rompiendo en la arena de su pared blanca. Y se supuso un vals, casi que podía escuchar el sonido de Bach repetir una y otra vez en su cabeza.
Era tonto el siquiera pensarlo, peor cuando solo estaba siguiendo el sonido del viento, pero no podía evitarlo, el aburrimiento hacía a su mente buscar excusas para distraerse.
En ese momento sus rubíes captaron algo que no era perteneciente a su ventana. En el muro blanco, yendo hacia abajo, y sin moverse, estaba lo que parecía una lagartija, la típica verdosa con ojos negros. Algo típico en cualquier casa, pero que era nuevo para ella, y su cuarto. La cortina la tapaba a medias por lo que aún tenía su duda y en un intento de verla enfocó la mirada como si la cortina le fuera a hacer caso y apartarse del camino. Afirmando su conclusión al cuarto ondeo. Enfrascandose en sus pequeños y retintos ojos negros ¿Qué estarían mirando? ¿A ella? ¿Al suelo? ¿A las galletas?
En ese momento poco importaba porque la había ayudado a sacar una sonrisa sincera, y despistada; ya no había tanta soledad.
E igual se sintió tonta nuevamente, reflexionando sobre una lagartija y el hecho de que se sintiera feliz de que haya llegado a su cuarto.
La quedó mirando un rato más preguntandose si se movería en algún momento, lo que no parecía ser el caso, en el peor momento también notó que la estaba imitando al no moverse tampoco desde que la vio.
¿Podrían comenzar algún tipo de conversación si le empezaba a contar sobre el día que tuvo? ¿O eso la haría ver como una demente? En realidad estaba sola, hablar no era la gran cosa.
Volvió a reírse de sí misma, y dejó tranquilo al animalito, regresando a mirar al techo sin soltar la almohada.
Si algún día dejaba de sentirse sola ¿Su obsesión por hablar con lo que no le respondería nunca desaparecería?
Al menos le reconfortaba que a las plantas les ayudaba a crecer mejor. Pero no era el caso de una silla o una lagartija que solo estaba en su ventana en busca de insectos que no habían en ese cuarto.
Elevó su mano hacia el techo, que aunque no lo alcanzase por ningún milagro, le ayudaba con la luz, la que poco le importaba en ese momento.
- Deseo que regresen, y tener un hogar normal. - Pidió a nadie, volviendo a bajar el brazo para tapar sus ojos con el mismo, y suspirar pesadamente. - Deseo que mamá esté con nosotros… - Se abrazó más a la almohada acurrucándose a ésta, y poco le importaba ajar sus sábanas.
"Deseo concedido" Esas palabras retumbaban en su cabeza, en el recuerdo que tenía de su padre cuando era más pequeña y constantemente se lo decía imitando al genio de la lámpara. Pero en la actualidad, no podía decirle aquello, no de manera sincera, o no a lo que ella quería realmente… Pero estaba bien… No podía ser más egoísta.
O solo quizá un poco. O lo suficiente para morir y aceptar la oportunidad de una nueva vida, de palabras de un desconocido.
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Re: Spin-off Rollers!
Titulo: [Siniestra] ¿Eres Idiota?
Género: NPI
Personaje o Parejas: Mattheus Ashton, Original.
Sinopsis: Lo que dice el título (?
Lo hice todo desde el celular, no me responsabilizo por faltas, errores, calidad de imagen, ni el bbcode, tengo sueño.
Good Naito (?
Pd: no me pegues Sab (?
Género: NPI
Personaje o Parejas: Mattheus Ashton, Original.
Sinopsis: Lo que dice el título (?
- Spoiler:
- ¿Eres Idiota?
El primer día de colegio no siempre es bueno, es verdad que haces nuevos amigos y también aprendes más cosas de la vida.
Pero en el caso de Mattheus Ashton quien recientemente había cambiado su simple y típico cabello negro por un rosa llamativo, y sus limpios y pálidos brazos por un bonito decorado de alambres, apenas y pudo llegar para cuando fue mandado a la oficina del rector, no es que haya hecho algo malo, simplemente, habían unos bravucones de curso superior molestando a unas jovencitas recién llegadas, y pronto se metió en un lío donde se llevó una mejilla roja, y una esquela de comportamiento.
Claro que no lo sintió como pérdida de tiempo, había ayudado, y los otros involucrados se llevaron también la esquela y unos cuantos moretones más. Satisfecho estaba, el problema era que con esa compresa en su cara para deshinchar el golpe, los demás alumnos del instituto lo tomaron rápidamente como un pandillero común, y las chicas que había rescatado ni siquiera quisieron acercarse a decir gracias por miedo a ser rechazadas por los demás grupos.
Bien, no era algo tan malo, pues pudo haber sido peor. Como… Un meteorito cayendo sobre la escuela o algo así. O eso pensó, por lo que continuaba relajado y sin mucha empatía en su rostro, y así permaneció todo el día.
Atendía a clases y no armó alboroto alguno, algo en lo que nadie más realmente reparó, posiblemente por la mirada color sangre tan amenazante que poseía, pues hasta cuando le tocó repartir unos panfletos como el leve castigo de ese día, las personas aunque los tomaban evitaban realmente mirarlo a la cara.
Hasta que se topó con alguien a quien tacharia de pequeña e impotente, ya sabía cómo sería la reacción de la chica, ese controlado cabello castaño, junto a los grandes y brillantes ojos zafiro, le decían que sin duda era alguien que en la vida tendría el valor siquiera de plantarse frente a él ni por un segundo, por lo que simplemente le dio panfleto y continuó su camino tranquilo. Y más adelante sintió la insistencia y el peso de una mirada sobre él.
Al entregar otro panfleto notó que era aquella chica que lo miraba sin apartar su vista ni por un segundo. Sintió escalofríos ya que normalmente cuando se lo quedaban mirando y él regresaba el gesto los demás se volteaban haciendo caso omiso, pero en esa ocasión fue diferente, ella se quedó clavada ahí, y terminó por sonreírle de manera amigable.
Él solo pudo pensar que era la primer persona que no lo miraba extraño desde la mañana, y le regresó la sonrisa junto a un saludo, la muchacha pareció no saber qué hacer, miró de un lado a otro al parecer buscando a alguien más a quien estuviese saludando el chico, pero no encontró a nadie, por lo que al concluir que era para ella repitió el gesto de manera patosa, mientras que Matt reía de ello, y ella avergonzada terminó saliendo de ahí y perdiéndose entre la gente, mas, el joven pronto vio el aula en la que ingresó, que era la que estaba al lado de la suya. Quien diría que estaba así de cerca.
La hora de salida llegó, y con ello todos los alumnos se apresuraron a sus hogares. Mattheus, ya sintiendo un poco el peso del primer día también quería ir a casa, pero en cuanto pasó por el aula de a lado notó la presencia de alguien más, lo que no debería de ser puesto que creía ya a todos fuera, había limpiado un poco el curso después de todo.
Allí mirando al atardecer, reconoció ese cabello tan natural y liso, muy diferente al suyo, y solo por curiosidad entró haciendo un poco de ruido en el proceso con sus pasos.
La persona en cuestión se giró a mirar quién había entrado y lo reconoció, otra vez parecía mirarlo sin poder quitarle los ojos de encima.
-Oye…- pronunció, ella volvió a mirar de un lado a otro. - Es contigo. - Le hizo notar, ella simplemente se llevó una mano a la cabeza y sonrió complicada por su confusión.
- Disculpa. - Fue lo primero que pudo escuchar de ella, no sabía si era algo bueno comenzar una conversación con accidentes así.
- Todos se han ido… - Le dijo, seguía en la puerta, y ella estaba sentada en el pupitre de de la última fila, al lado de la ventana, y no parecía tener intenciones de levantarse de ahí.
- Lo sé. - Simplemente sonrió, ahora a él le tocaba mirar raro a alguien. - ¿Q..Qué? - Preguntó con cierta molestia por ello. - Simplemente todavía no quiero regresar a casa… El atardecer aquí es tan bonito… - Se excusó, regresando su mirada a lo nombrado. Él intentó seguirle el hilo, pero, la verdad es que había visto mejores. Como en el muelle, por ejemplo.
- ¿Segura? - Preguntó, y terminó de entrar al aula solo queriendo entender el gusto de la joven por ello, quedándose en la banca delante de ella y mirando el mismo cielo ocre. Pero seguía igual, nada especial.
- Muy segura. - Pareció molestarse de nuevo e infló sus mejillas dándolo a notar. Aunque él seguía enfrascado en el atardecer, si se lo ponía a pensar quedaría bien para un cuadro. - En mi casa no se puede ver el atardecer, ya que está rodeada de enormes edificios que nublan todo lo demás.
- Desventajas de vivir en el centro. - Se encogió de hombros, ella se cruzó de brazos y lo miró.
- ¿Cómo puedes saber que es el centro? Hasta podría ser acoso ¿Sabes?
- Oye, el centro es el único lugar con edificios capaces de hacer algo así. No puedes culparme por algo que es tan fácil de deducir.
Ella comenzó a reír ante su rostro de espanto, él no tardó en acompañarla a ello.
-¿Tu nombre? - Preguntó ella de repente, él no tardó en contestar.
- Mattheus Ashton.
- Oh, que fácil das tu nombre. - Se notó sorprendida, pero él pudo notar la burla.
- ¿Algún problema con eso? - Ella negó.
- Simplemente me doy cuenta de que no eres nada desconfiado.
- Solo es un nombre. - Ella frunció el ceño, parecía molesta, otra vez. - ¿Ahora qué?
- Es lo que te han dado tus padres no debes de tomarlo tan a la ligera ni darlo como si nada. - Explicó. Él se la quedó mirando con un semblante incrédulo y tosco.
- ¿Eres idiota? - Preguntó sin mayor problema, ella volvió a mirarlo mal. - En la escuela aunque no quieras los profesores siempre dirán tu nombre alto y fuerte para que atiendas a la lista, en la calle cada que un amigo te note gritará tu nombre frente a desconocidos. En pocas palabras es estúpido cuidar tu nombre. - Ella había quedado en silencio y después solo volvió a mirar por la ventana. Era fácil saber que no tenía argumentos para contradecirle, y de alguna manera era divertido, pues parecía querer hacer un berrinche.
- ¿Y cuál es tu nombre? - Terminó por preguntar, a ver si se le pasaba el rostro de niña malcriada que había compuesto.
- El mío ¿Eh? - Quedó pensante, y luego lo miró con seriedad. Él hizo lo mismo. - …. …. No te lo diré. - Dijo con una gran sonrisa. Él quedó mudo.
- Oye… Te dije el mío, lo justo es que hagas lo mismo.
- Quizá, pero no quiero porque cuando me veas por la calle lo vas a gritar y lo escucharán desconocidos. - Tranquila le dedicó una sonrisa de satisfacción, él quedó en silencio, ella volvió a mirar el burdo atardecer, y él sonrió.
Al final, el primer día no era tan malo cuando conseguías una amistad.
---
Había llegado la hora del almuerzo, Mattheus iba por su siempre confiable coca-cola a la máquina expendedora. Había quedado el día anterior de ir a la azotea con la muchacha que conoció el primer día, después de eso las quedadas después de la escuela continuaron por medio mes, y realmente no se veían en ningún otro tiempo, además de a veces ver pasar al otro por los pasillos, o atendiendo a las clases.
Llegó un poco tarde y la notó, como siempre perdida en el horizonte, como si no tuviese nada mejor que ver. Estaba sentada cerca de las barandas y él se acercó tranquilo.
Ella notó sus pasos y solo giró la cabeza con calma y le sonrió.
-Hey! - Saludó. - ¿Ya comiste? - Ella lo miró con cierto reproche y asintió.
- Pensé que nunca vendrías.
- Sí bueno… - Entonces ella notó su brazo, y estaba vendado.
- ¿Otra vez? - El hostigamiento en su voz era notorio y señaló el lugar afectado.
- Fue un accidente. - Ella se llevó una mano a la cara y suspiró con pesadez.
- No te entiendo ¿Sabes? - Lo miró regresando al reproche. - Abusas demasiado, uno de estos días realmente te darán una paliza.
- ¿Preocupada? - Se notó la broma en su tono de voz, ella negó.
- Por mí te pueden echar a un pozo. - Se encogió de hombros. Él chasqueó la lengua.
- Y yo que me había ilusionado.
- ¿De qué? - Ella lo miró con monotonía, él se rió.
- Ya sabes, tener a una amiga que se preocupe al menos un poquito, no vendría mal de vez en cuando. - Ella se cruzó de brazos y lo miró suspicaz.
- ¿Quieres que me preocupe? - Sonrió altanera. Él volvió a sonreír y negó.
- Es mejor así, quien sabe y después me terminas atacando como madre a pequeño que se ha caído.
- ¿Acaso parezco alguien que le haría eso a sus hijos?
- Pareces alguien normal, supongo.
- ¿Normal? - Ella abrió los ojos grandes y luego rió. - Eso es nuevo.
- ¿Nuevo? - Recibió un asentimiento.
- La gente me ve como un bicho raro.
- Y yo pensando que eras popular… - Esta vez una risa más pacífica que se mezcló con la suave brisa salió de ella.
- Para nada. - Miró hacia abajo y podía ver a varios alumnos paseando o jugando en el patio de la escuela, Mattheus por fin se dignó a abrir la soda y tomar un poco. - Yo… soy hija, o algo así, de una pareja gay. - Le contó con bastante ánimo. El joven no se atragantó por pura suerte. - ¿Sorprendido? - Parecía más bien divertida.
- No sé, no escuchas eso todos los días. - Dejó la soda a un lado.
- Bueno… entonces… - Se quedó pensando un poco. - ¡Oh, ya! Tengo un total de diez perros en mi casa, todos recogidos de la calle. Normalmente los llevo a pasear al parque por grupos. - El pelirrosa solo la quedó mirando con clara extrañeza. - ¿Ahora si te sorprendiste?
- No es eso… No entiendo… ¿Qué tiene de malo? Lo uno o lo otro. - La joven se encogió de hombros con simpleza.
- No lo sé. - Sonrió nuevamente. - Pero desde que estaba en el jardín escuchaba cosas tipo: “No te acerques a esa niña, sus padres no están bien, por lo que ella tampoco.” o “¿Cuántos perros lleva ya? Esa casa debe de estar infestada de pulgas y lo mismo sus dueños.” Y de esa manera… bueno, las personas no tienen muchas ganas de acercarse a mí.
- Vaya cosa más rara… - Murmuró más para sí, pero ella lo escuchó.
- ¿Verdad? - En ese momento se la notó bastante ilusionada. - Mis padres son grandiosos ¿Sabes? Pero es muy poca la gente que se da el lujo de conocerlos bien. Y mis mascotas… bueno, es verdad que los recogí, pero les llevo a vacunar todos los años, y aunque unos sean un poco grandes y atemorizantes por como se ven, son muy lindos y agradables.
El joven solo la escuchó atento, realmente, parecía callada, pero hablaba demasiado, a veces.
-Cada quien con sus problemas ¿No? - Le pasó la lata de soda. - ¿Quieres?
Ella solo la quedó mirando.
-Vaya Mattheus… No sabía que tenías esas intenciones. - Se notó su burla.
- ¿Qué intenciones?
- Tu sabes… beso indirecto. - Dijo como si nada, el joven hizo una mueca de “No, por favor” y ella se rió fuerte.
- Te queda mejor.
- ¿Eh?
- Reírte sinceramente. Solo eso. - Ella solo se quedó muda y mirándolo un rato, él al comprender que no tenía intenciones de tomar la soda se la terminó él. Al final ella reaccionó.
- Oye, nunca dije que no quisiera. - Chilló.
- Tarde… - Canturreó. Ella infló las mejillas, nuevamente parecía que quería empezar un berrinche. - Por cierto… Dime Matt… eso de Mattheus… No sé, suena raro.
- Bien, Matt… Me debes una soda.
- ¿Qué?
- Me la debes.
- Te estaba ofreciendo y te pusiste a joder. - Explicó con mal carácter.
- Debo velar por mi castidad. - Ella en cambio se excusó con altanería.
- ¿Eres idiota? - Y otra vez la mirada de reproche.
---
-¿Qué hago? - Ella lo citó ese dia, detrás de la escuela, estaban en clase de deporte. Y a mediados de año escolar.
- Y yo que sé, no es que se note mucho… - Señaló su tatuaje como si nada.
- Pero los profesores me regañaran… - Se notó complicada,
- Son solo unas cuantas perforaciones. - Le quitó importancia. Aunque eran básicamente cinco en cada oreja. - Ponte el cabello de tal manera que no se noten.
- Pero… ¿y si tienen miradas de rayos x? - Hacía mimicas que el joven a pesar de considerarlas ridículas, también se le hacían graciosas. - Verán a través de mi cabello y los encontraran, y llamaran a mis padres… (Aunque ellos me ayudaron con esto)...
- ¿Eres idiota? - Terminó preguntando, ella volvía a hacer berrinche.
---
-Es fin de año… - Murmuró la joven, caminaban por las calles en un pequeño paseo antes de regresar a sus casas.
- Pues sí. - El sonrió. - Mi madre preparará croquetas. - Dijo animado. Eso y una coca cola, eran la mejor combinación de grasa y azúcar para esas fechas.
- Oh… Croquetas… - Volvió a murmurar mientras se perdía en la inmensidad del cielo. - Yo también quiero. - Le dijo. Él quedó pensando pero al final se encogió de hombros.
- Esta bien, ven a mi casa para fin de año. - Aceptó sin más, ella pareció nerviosa.
- ¿Qué? No deberías meter a extraños en tu casa.
- ¿Eres una extraña?
- No, pero… Para tus padres… - Se excusó mirando a un lado.
- Oh, es verdad… Te verás obligada a decir tu nombre. - Se rió por ello. - Pero ya ha pasado casi un año, y en serio no me lo has dicho ¿Quieres que te siga diciendo “idiota” por el resto de tu vida?
- No me lleves a tu nivel. - En su altanería, él fue quien terminó mirándola mal.
- No, si tu nivel ya lo pasé hace mucho. - Y los papeles se intercambiaron.
- Pero quiero croquetas… - El deje infantil que usó hicieron a Matt pensar en otra cosa.
- Bien… a fin de año, en el muelle. A las cinco.
- ¿Por qué el muelle?
- Ya lo sabrás. - Le dijo, y el camino donde siempre se separaban llegó.
---
Ella había sido la primera en llegar, el peli rosa la pudo encontrar sentada sobre cajas metálicas que dedujo como cargamento.
-Llegaste pronto. - Dijo, llevaba consigo una bolsa.
- Sí, bueno… Nunca antes había ido a una cita, así que…
- ¿Cita? ¿Lo ves así? - Él se acercó con una sonrisa de ironía.
- Bueno, somos jóvenes y estamos reunidos en fin de año. ¿Qué más podría ser? - Sonrió también. Él se sentó a un lado, y sacó unas croquetas junto a servilletas.
- Ten, - le pasó una. Ella solo la quedó mirando. - Si no quieres bien…
- No es eso… - Se explicó mirando al suelo. Él solo negó tranquilo.
- Está bien. - Dijo simplemente. Él comió con calma, y el atardecer llegó sin mucha prisa.
El mar mezclado con los barcos del muelle, hacían una hermosa combinación con el sol a mitad reflejándose y oscureciendo todo de a poco. La joven se notó con bastante ilusión ante ello.
-Es… hermoso. - Dijo simplemente bastante boquiabierta.
- ¿Ves? No te traje por gusto. - Se notó satisfecho con la reacción de ella, quien le sonrió amplia y sinceramente. Lo que le sorprendió, a tal medida que el tiempo se detuvo por un instante, tanto para él, como para ella. Estaba ya acostumbrado a las falsas de siempre.
Sintió un impulso, y tocó su hombro, pero como se lo esperaba, no había nada más que aire, en ese sentido, su mano atravesó el brazo de la chica, ella solo miró su acción con monotonía.
-Sabes que no…
- Sí, pero… No perdía nada intentando. - Se excusó. Ella le volvió a sonreír falsamente.
- Lo siento… - Bajó la mirada. Él notó su tristeza.
- No, yo lo siento, lo sabía y aun así… - Se trató de excusar, ella solo volvió a mirarlo sin cambiar mucho su semblante.
- Esta bien, entiendo… También han habido momentos en que he querido hacerlo pero simplemente… - Negó suavemente. - Nunca te podré golpear.
- ¿En serio? ¿Solo quieres golpearme? - Se notó complicado con ello, y ella se rió.
- No… En realidad no… - Contestó casi al instante.
- Entonces no digas algo que no es verdad… - Suspiró pesadamente, ella regresó su mirada al cielo. Ya estaban apareciendo las primeras estrellas, y con ello ella pareció relajarse.
- Cassiopeia… - Dijo de la nada, él volvió a su extrañeza, ¿Por qué nombraba una constelación que no se veía ahí? - Así me llamo. - Se explicó. - Cassiopeia Asteria Kristiansen. Es mi nombre completo.
- Ahora entiendo por qué no te gusta darlo. - Ella lo volvió a mirar mal.
- No es que lo odie, me lo dieron mis padres, los reales. Así que lo conservo con mucho orgullo. - Asintió. - Es solo que… Si te lo decía, ibas a notar que mi nombre nunca aparecería en ningún rincón de la escuela… - Rió con nerviosismo. - En ninguna pizarra, en ninguna lista, en ninguna voz que lo llamase o gritase el mismo. Y… bueno…
- Lo hubiera dicho a cada momento.
- ¿Eres idiota? - Puso la misma cara que él siempre le ponía cada que le preguntaba aquello.
- Oye, oye…
- Si te ponías a decir un nombre así te iban a tachar de rarito, especialmente porque no existe nadie con ese nombre en esa escuela… bueno, ya no.
- Oye… ya soy un rarito para la gente por hablar solo ¿Esperas que me afecte que lo hagan por decir un nombre así de bonito? - Ella solo lo miró en reproche, y ante el rostro de nerviosismo de él, terminó riendo.
- En verdad, eres muy raro.
- Me lo han dicho, Gracias por recordarme. - Aquello salió como si le estuvieran halagando ella volvió a reír.
- Por nada. Bueno… entonces… - Se bajó del contenedor y lo miró. - Que sepas que soy un año mayor, por lo que soy tu superior. - Asintió con orgullo. Él solo suspiró.
- ¿Eres idiota?
- ¡Oye!
- Bueno, eres un caso perdido, Casi. - Sonrió cálidamente, el viento que corrió en ese momento hizo a sus cabellos rebolotear un poco, aunque a ella no le afectase en ninguna manera casi pudo imaginar la escena con ella quejándose porque se había arruinado su peinado, pero con la misma sonrisa que había hecho en ese momento, una de verdadero agradecimiento.
- Lo soy, no te lo niego. - Aunque ella se notaba feliz, el rostro de él se puso serio. Era la primera vez que lograba ver transparencia en ella. Pero a ella no parecía importarle. - Bien… Parece que se terminó el tiempo. - Dijo con calma.
- ¿Tiempo?
- Sí… Bueno… ahora mismo, estoy muy alejada de mi cuerpo ¿Sabes? Y es un poco complicado mantenerme. - Dijo tranquila. Y comenzó a caminar en la dirección contraria a la que él llegó.
- Espera… ¿Qué eres exactamente? - Preguntó al bajarse también.
- ¿Yo? - Se señaló. - Bueno… No estoy segura… - Se encogió de hombros. Él realmente no podía quejarse ya que no sentía algo como maldad o siquiera oscuridad saliendo de ella. - ¿Tu amiga? - Dijo nerviosa. Él sonrió.
- Sí, mi amiga. - Ella lo imitó.
- Si algún día volvemos a vernos, quiero croquetas. - Aquello había sido una exigencia, él solo rió levemente, y asintió.
- Tenlo por seguro.
Y con un último saludo ella desapareció de su vista mientras más se alejaba.
Los fuegos pirotécnicos no tardaron en aparecer en el cielo, floreciendo en varios colores y explosiones. Y a pesar de tener ese espectáculo se quedó mirando el lugar por donde había desaparecido la joven...
¿Era necesario que se fuera tan pronto? El atardecer no era lo único bonito del muelle en esas fechas.
---
Había hecho ya su propia investigación, y sin mucho esfuerzo además de preguntar un poco, pudo saber que de hecho una chica con el nombre de Cassiopeia se había matriculado en esa escuela, el año antepasado asistió de manera regular, pero de pronto un día había dejado de ir.
Solo por casualidad se enteró en dónde vivía, y no se había equivocado cuando le dijo que vivía en el centro de la ciudad.
Una casa bastante normal, de dos pisos, y con un patio enorme, podía ver a los perros en el mismo corriendo, jugando, durmiendo o comiendo.
Solo se había pasado por curiosidad, pero al final el San bernardo, claramente tramado con algo que no conocía, se terminó acercando a la cerca y colocando sus enormes patas en esta para apoyarse. Y en verdad era enorme, un poco más de comida y seguro lo pasaba de altura, aunque de ancho ya lo hacía. Parecía hasta feliz de verlo, notó cómo movía su cola y no evitó acariciarlo en la cabeza.
-¡Ah! Que raro, normalmente no es así con nadie. - Un hombre que estaba saliendo de la casa lo miró y después de un momento de procesamiento Matt recapacitó.
- ¿Es usted… Padre de Cassi? - Preguntó. El hombre abrió los ojos grandes en sorpresa pero terminó sonriendo, y haciéndolo pasar, quizá demasiado apurado.
Dentro de la casa pudo notar varias fotos, la mayoría de la muchacha y los dos hombres que se encargaron de criarla. Pero lo que le dio más curiosidad fue el pequeño altar, tenia un incienso encendido y la foto principal era de la joven.
- Es extraño que un amigo de Cassi venga. - Le dijo.
- Bueno… Amigo… Sí, soy su amigo… - No sabía cómo ponerlo en palabras, no era fácil decir “Soy amigo de su hija pero en modo fantasma”.
- Ha pasado un año y medio, y ella sigue ahí. - Suspiró pesadamente.
- ¿Ahi?
- Claro, El accidente que tuvo… - La mirada del hombre se transformó en penumbra, hubiera sido mejor no ir ¿Verdad? - Aunque el doctor dijo que podría despertar en cualquier momento, también dijo que podría ser un estado vegetal permanente…
Al escuchar eso, comprendió un poco más, esa muchacha, no estaba viva, ni muerta, simplemente… vagaba por ahí. Aunque desde el muelle nunca más la había vuelto a ver.
Conversó un poco más con el hombre, el pasado y varias cosas que recordaba de su hija adoptiva, y él pudo contarle unas cuantas más que dejaron bastante más tranquilo al mayor.
Dejó la casa, educadamente, al menos la persona que lo recibió no parecía ser de los que sacaban conclusiones apresuradas, y tuvo una conversación tranquila, además de acompañarlo a rezar un momento en el altar.
Caminó un poco y encontró una lata de coca-cola tirada en el suelo, solo levantó un poco la pierna y mandó a volar la lata con todas sus fuerzas, intentando no desplomarse ahí mismo.
No era justo, en realidad, pero nadie escogía tener accidentes, y tampoco nadie escogía andar penando porque sí.
Era agobiante porque no podía hacer nada, nada además de esperar. Y eso haría, quizá algún día, podría ir a visitarla, y le llevaría croquetas, y entonces el olor de las misma la harían levantar por el hambre que tendría para entonces… y más le valía tener mucha hambre, pues había rechazado todas y cada una de las cosas que le ofrecía por simple amabilidad… y entonces… quizá… solo quizá, la dejaría golpearlo mientras él le respondía un: “¿Eres idiota?”- Cassiopeia Apariencia:
Lo hice todo desde el celular, no me responsabilizo por faltas, errores, calidad de imagen, ni el bbcode, tengo sueño.
Good Naito (?
Pd: no me pegues Sab (?
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Re: Spin-off Rollers!
Título: [Puppet] Galletas y Sueño
Género: Comedia.
Personaje o Parejas: Cris.
Sinopsis: Los accidentes pueden ocurrir mientras duermes, o por haberte quedado dormido.
¡Viva lo random! (?
Probablemente haga más de éstos~☆
Género: Comedia.
Personaje o Parejas: Cris.
Sinopsis: Los accidentes pueden ocurrir mientras duermes, o por haberte quedado dormido.
- Spoiler:
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Última edición por Cris el Lun 26 Ago - 18:22, editado 2 veces
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Re: Spin-off Rollers!
Título: [Puppet] El final de todo.
Género: Drama
Personaje o Parejas: Alex y Angel
Sinopsis: Los muertos nunca vuelven.
Género: Drama
Personaje o Parejas: Alex y Angel
Sinopsis: Los muertos nunca vuelven.
- Spoiler:
Me disculpo por el drama que escribí (?)
Estaba escuchando esto mientras escribía, supongo que tiene toda la culpa (??)
- Spoiler:
- Como si el diablo se hubiera llevado una parte de su alma, aquel día se sentía vacío... pesado... sin significado. Solo cuando lo que mas le importaba desaparecía, notaba lo mucho que echaría en falta lo que mas amaba.Se culpó a sí misma. Quizás ese día tenía que haber insistido mas en estar con él en lugar del típico tira y afloja que repetían todas las mañanas como si de novios recientes se tratasen. Quizás tenía que haber sido mas honesta consigo misma, pero ya era tarde para enmendar errores del pasado.Escuchó una voz que la sacó de sus pensamientos, una voz que anunciaba el aciago destino que le esperaban a ambos.- Él es mi pastor; nada me faltará. En lugares de delicados pastos me hará descansar; junto a aguas de reposo me pastoreará. Confortará mi alma; me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre. Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; tu vara y tu cayado me infundirán aliento. -Cuanto mas miraba el ataúd, menos palabras lograba escuchar, negando la realidad que estaba observando. Sentía que el mundo comenzaba a desvanerse alrededor suya, perdiendo color y por mas profundo que respirase, sentía que se estaba ahogando. Quería creer que todo sería un sueño pasajero, quería creer que despertaría en su cama, o ni siquiera pedía tanto: despertaría en cualquier lugar válido y a él lo encontraría de nuevo a su lado con su cara inexpresiva, llamándola con ese hastío en su rostro pero con cariño, algo que solo ella era capaz de ver y al mismo tiempo el pequeño secreto que solo ella tenía derecho a tener.La tristeza que sentía sabiendo que nunca lo volvería a ver, no tenía palabras descriptibles en ningún idioma que conocía. Las lágrimas que tanto quería derramar no encontraban salida en sus ojos, no había salida para tanta pena. Sabía que la observaban expectante, esperando que se echase a llorar pero simplemente, no salían.Un hombre algo mas alto que ella, de mismo traje negro al igual que el resto de los presentes y con barba de hace varios días, se puso a su lado apoyando una mano en su hombro en señal de consolación. Ni siquiera notó aquella mano.- Viejo amigo. Dicen que, o mueres como un héroe, o vives lo suficiente para convertirte en un villano. Puedo decir con seguridad, que hoy eres mas héroe que nadie. -Deslizó una mirada de reojo.Lo conocía. Era quien le mandaba a Alexander y pudo ver en su rostro, pena aflijida por la pérdida de su subordinado, pues era él el responsable del bienestar de quienes estaba a cargo. De pronto, una ira recorrió como un rayo por su cuerpo y sin darse cuenta, atizó la bofetada mas fuerte que había dado en su vida y lo sabía porque aquel punzante dolor en la palma de la mano, la volvió a traer al mundo real junto a un seco chasquido que pareció resonar con un eco inexistente.Nadie le reprochó en absoluto su actitud. Era perfectamente normal sentir ira ante el hombre que se supone que debía de cuidar a su marido. Se suponía que cuando ella no estuviera, él debía de ser quien vigilara que su idiota no hiciera ninguna idiotez. Y aun así, hizo la idiotez mas grande su vida: dejarla sola.- ¡Tu! - Fue lo único que articuló.- Lo siento mucho Angelique. - Dijo inclinándose en perfecto noventa grados en señal de disculpa. - Toda la responsabilidad es mía. -- ¡No tienes derecho! - Gritó demasiado tan fuerte que antes de terminar la frase, ya se había quedado sin aire dejando las últimas sílabas en un suspiro.Nunca sería tan buena como Alex pero eso no significaba que ella no supiese dar algun que otro pataleo o golpe que a pesar de todo, el hombre recibía sin inmutarse, sin ceder ni un milímetro de su posición, quizás como auto castigo y redención por lo que había hecho, por lo que había pecado.Sin embargo, algunos lo encontraron excesivo y decidieron intervenir, entre ellos el viejo cura canoso que observaba a Angelique con el rostro dolido mientras la sostenía en llanto enterrando el rostro entre su sotana. Él entre todos, sabía lo pecaminoso que era que los jóvenes muriesen antes que él. Sus hijos, nunca debían irse antes que él. Nunca.- Hija mía, puedes llorar porque se ha ido, o puedes sonreír porque ha vivido. - Incluso él mismo había encontrado difícil pronunciar aquellas palabras que tanto había repetido a lo largo de su oficio. - Puedes cerrar los ojos y rezar para que vuelva, o puedes abrirlos y ver todo lo que ha dejado; tu corazón puede estar vacío porque no lo puedes ver, o puede estar lleno del amor que compartisteis. Puedes llorar, cerrar tu mente, sentir el vacío y dar la espalda, o puedes hacer lo que a él le gustaría: sonreír, abrir los ojos, amar y seguir.Si el día ya era nublado, ahora se anunciaban las primeras gotas de rocío con gran fuerza. Hiciera lo que hiciera, dijeran lo que dijeran, todo era tarde. Los muertos nunca regresan.
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Re: Spin-off Rollers!
Título: [Puppet] No otra vez.
Género: Comedia
Personaje o Parejas: Cris, Alex.
Sinopsis: Me topé con esta imagen el otro día e inmediatamente pensé en ellos.
Género: Comedia
Personaje o Parejas: Cris, Alex.
Sinopsis: Me topé con esta imagen el otro día e inmediatamente pensé en ellos.
- Spoiler:
Última edición por Cris el Lun 26 Ago - 18:24, editado 2 veces
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Re: Spin-off Rollers!
Título: [Puppet] Por un helado.
Género: Amistad, Romance, AU.
Personaje o Parejas: CrisEli.
Sinopsis: Cualquier mal día puede disiparse con los rayos del Sol... O de una sonrisa de mil soles. Y el siguiente, y el siguiente, y el siguiente...
Género: Amistad, Romance, AU.
Personaje o Parejas: CrisEli.
Sinopsis: Cualquier mal día puede disiparse con los rayos del Sol... O de una sonrisa de mil soles. Y el siguiente, y el siguiente, y el siguiente...
- 1:
- Había tenido un pésimo día. Casi sentía de manera literal el peso de sus responsabilidades en sus hombros. Demasiados trabajos, proyectos, exámenes, deberes, más todo lo que tenía que hacer en casa... Ugh, y en realidad, el verdadero problema radicaba en que ese día todo le había salido mal. Ya parecía mala idea intentar cualquier cosa, porque sólo a causa de un milagro sería posible que algo bueno se cruzara en su camino.
Caminó distraídamente hasta un local de helados en el centro comercial. Tropezó contra algunas personas en su camino, disculpándose con voz cansada. Esperaba que un helado por lo menos mejorara un poco su humor. Iba tan perdida en sus pensamientos que no se dio cuenta cuando se quedó de pie, con la mirada puesta en el tablón de la pared que mostraba el amplio menú del local. Aunque en realidad no lo estaba detallando para nada.
Cuando de pronto...
-¡Hola! Eh, ¿señorita?
-¿Uh?... -Despertó de pronto de su ensoñación, volviendo a enfocar su vista hacia el frente, donde la recibía una gran sonrisa al otro lado del mostrador.
-¿En qué puedo ayudarte? -Dijo el dependiente sin dejar de sonreír.
Éliary se sentía un poco descolocada aún, por lo que tardó en procesar las palabras del muchacho, quien irradiaba una energía tan potente que la había aturdido por un instante, quizá por chocar tan de pronto con su estado de ánimo actual.
-Ah... Perdón. Es que... -Negó con la cabeza a la par que agitaba levemente las manos- Estaba distraída -Lo miró un instante, algo desconcertada- … ¿Cuánto tiempo llevo aquí parada? -Soltó.
-Hmmm –El chico se llevó una mano a la barbilla haciendo una mueca pensativa- Como dos minutos.
-¡¿Dos minutos?! -Exclamó de repente- ¿Por qué no me avisaste? -Soltó con tal naturalidad que causó sorpresa en el muchacho. Atrevimiento del que ella se arrepintió segundos después- Eh...
-Pero sí te dije -Rió él. Eli lo miró de nuevo, ahí se esfumó su arrepentimiento pues él no parecía haberlo tomado a mal, sino todo lo contrario, parecía divertido- Te llamé como diez veces.
-A todas éstas -Esquivó ella- ¿Por qué el tuteo? -Dijo para desviar la conversación y porque le sorprendía tanta confianza repentina viniendo de aquel rubio.
-Ah, disculpa. Sólo... ¿Me nació? Digo, pareces como de mi edad, es más fácil tratar de tú, la formalidad se ve algo forzada -Se encogió de hombros mirándola con ingenuidad- Pero... Tú me tuteaste también, y de hecho, me gritaste -Volvió a sonreír sin una pizca de molestia en la voz, casi riendo de nuevo.
-Eh... Ah... -Ella frunció el ceño por un instante mientras él escrutaba su rostro, percatándose de los rápidos cambios de expresión- Disculpa –Hizo una pausa y suspiró- El helado. A eso venía -Dijo más calmada.
-Sí, si me ven charlando como si nada me van a despedir -Dejó salir con naturalidad y se acomodó en su lugar.
-Entonces... quiero...
-Espera –La detuvo de pronto, alzando levemente una mano- Déjame adivinar –Ella arqueó una ceja- Helado de chocolate, con chispas –Eli parpadeó varias veces.
-¿Cómo supiste qué iba a pedir? -Él rió con una frescura que parecía iluminar el lugar.
-Simple pero efectivo. Perfecto para disipar el estrés de un día complicado, y fácil de comer, sin muchos cambios de sabor -Recitó. La pelimorada lo miró aún con la ceja alzada.
-Tienes práctica, ¿no?
-Me lo tomo en serio –Dijo el rubio poniendo ambas manos en sus caderas y asintiendo, cerrando los ojos momentáneamente- Aunque algunos le dicen intuición -Volvió a abrirlos, aún con esa sonrisa que parecía permanentemente fijada a su rostro, pero que se renovaba a cada instante.
-Ya veo... Bueno, ¿cuánto sería? -Preguntó buscando la billetera en su bolso.
-¿El helado o el acierto?
-¿Qué?
-Se cobran por separado.
-No voy a pagar eso –Dijo ella sonriendo por primera vez, perspicaz.
-El helado serían cuatro con cincuenta -Siguió él como si nada- Y el acierto... Me conformo con tu nombre –Suavizó la sonrisa.
-¿Eh? -Exclamó.
Un momento, ¿Por qué querría su nombre? Tardó un segundo en procesar lo que le había dicho. ¿Estaba esperando algo de ella? ¿Qué había sido eso?
En su rostro se exhibía la duda de nuevo, casi pudiendo formarse un signo de interrogación en su cabeza.
-No -Soltó escondiendo la sorpresa.
-Ow... -Dejó escapar el rubio en un puchero que casi ni se percibía como tal, a la vez que se alejaba para dar la orden al empleado que servía los helados.
-Espera... No te dije cuál vaso que... ¿Cómo? -Se interrumpió viendo el tamaño del envase que iba a pedir siendo rellenado y decorado.
-Adiviné de nuevo, supongo –Se encogió de hombros, volviendo a estar frente a ella tras el mostrador.
-Uh... –Espetó con falsa molestia- ¿Cómo sabías que no iba a pedir un cono?
-Te ves cansada, es más fácil comer de una tinita que morder el cono -Explicó. Ella entornó los ojos. Ese ser era extraño.
-Entonces... 4.50 -Susurró sacando el dinero de su billetera.
-Y el nombre -Añadió mientras tecleaba el monto en la máquina y el otro empleado dejaba el helado listo sobre el mostrador.
-Eso no –Lo cortó con decisión.
-Está bien, adivinaré de nuevo.
-No –No quería más adivinanzas, aunque.... Esbozó una pequeña sonrisa de confianza- A ver, intenta –Lo retó, mirándolo fijamente.
-Empieza con E –La pelimorada no pudo evitar parpadear un par de veces.
-¿Cómo...? -Hizo una pausa- ¡Lo viste en mi llavero! -Protestó.
-Bueno, nadie lleva una “E” colgando en las llaves porque sí -Soltó tranquilamente.
-Podría ser el nombre de un familiar, o algo...
-No es tan común.
-Bueno, bueno. Igual no adivinaste el resto -Sonrió con suficiencia.
-Eli.
Ahí su piel se erizó. Era imposible. Imposible. Y lo había dicho con tanta decisión, tan confiado. No podía ser. Y al parecer se delató con su expresión, porque el rubio amplió su sonrisa.
-¡Acerté!
-Imposible -Musitó Éliary, entre el asombro y la incredulidad- ¿Cómo rayos hiciste?
-La verdad... Sólo pensé que varios nombres con “E” empiezan por Eli, como Elizabeth, Elisa, Eliana, Elinor...
-Ya, entendí -Lo detuvo con reproche al verse derrotada.
-Pero... ¿Eli qué?
-¿No que eras adivino? -Se cruzó de brazos volviendo a su actitud perspicaz.
-Mis poderes se agotan con cada acierto -Rió. Ella dejó escapar un suspiro pesado.
-Éliary.
-Ah... -Esbozó con admiración- Es muy bonito. No lo había escuchado. Pero prefiero acortarlo a Eli, te va bien.
-¿Gracias? -Rió levemente. El rubio pareció animarse con ello.
-Ten, se va a derretir –Le entregó el helado, que estaba tan frío que tomaría un poco más de tiempo para que empezara a perder su forma. Y Eli le entregó el pago con su mano libre.
En el intercambio, las puntas de los dedos de ambos se rozaron levemente. Eli retiró las manos rápidamente, mientras el rubio deslizaba por un segundo la mirada a otro lado con una sonrisa más suave en su rostro, y volvía a verla.
-Un placer, Eli –Se despidió. Para ese momento, a pocos metros se avecinaban otras dos personas a hacer sus pedidos.
-Adiós, Hunter -Sonrió ella con voz triunfante, pero él no se inmutó, lo cual la irritó- ¿Y por qué no te sorprendes?
-Es que lo llevo en la ficha de identificación -Se señaló el lado izquierdo del pecho sin dejar de mirarla- Ahí lo viste –Dijo con una expresión inocente. Ella rodó los ojos, aunque no estaba realmente molesta.
-Eres insoportable.
-Me lo han dicho -Confesó como si nada, su ánimo imperturbable.
-¿Ah, sí?
-Sí, ¿por qué la duda?
-No sé, pareces del tipo de personas que alegran a los demás. No pensé que te dijeran cosas así.
-Pues ya ves... Y... ¿Te lo parezco? -Sonrió. Eli balanceó la cabeza un par de veces, pero no respondió nada.
-¿Hunter es tu nombre real? -Soltó de pronto, con curiosidad, cuando había dado un paso para alejarse.
-Es mi apellido -Sonrió él, con una sonrisa que denotaba orgullo en cada milímetro.
-¿Y el nombre es...?
-¿Quieres saber? -Le dedicó una mirada alegre.
-Eh... -Se encogió de hombros.
-Te lo diré cuando nos veamos de nuevo.
-¿Quién dijo que nos veremos de nuevo?
-Mmm... Si pasas por aquí seguido, incluso mañana podríamos encontrarnos.
-¿Me estás invitando? -Su tono decidido ocultaba la sorpresa, más la vergüenza comenzaba a crecer dentro de ella.
-No, sólo sugería. Mmm... Salgo del turno a las cuatro.
-Tengo planeado ir al cine con una amiga -Atajó con una sonrisa.
-Bien, si es en este centro comercial nos encontraremos en algún momento -Eli rodó los ojos, sonriendo incrédula, para luego negar con la cabeza.
-Ajá.
Había sido demasiada charla ya, así que se alejó dejando a Hunter con los clientes que habían llegado un instante antes.
-¡Adiós, Eli! -Exclamó a sus espaldas con una voz tan enérgica y amistosa que hasta podía imaginar la sonrisa que tenía en su rostro sólo con escucharlo.
Eli sonrió para sí. Era un chico raro. Ocurrente y raro.
Y ahora que lo pensaba... Era la primera vez que sonreía con naturalidad en esa tarde.... Y eso que aún no había probado su helado.
- 2:
- Lo que la pelimorada no supo ese día es que, tras el mostrador, el joven rubio esperaba que la promesa de revelar su nombre causase suficiente curiosidad en ella como para coincidir una vez más. Porque quizás ella no lo había sentido, pero por su lado, el corazón del ojiazul había dado un brinco en cuanto la vio y deseaba verla de nuevo, si se podía. Y esperaba no haberla espantado con sus aciertos, a veces se pasaba de alocado, de ocurrente.
Bueno... Sólo quedaba esperar.
Dejó salir un pequeño suspiro y revisó su reloj de muñeca, éste marcaba las once en punto. A pesar de que el turno de esa noche había sido un poco más corto que los otros, estaba agotado. Cerró la puerta tras de sí.
“Por la universidad, por la universidad”, susurró. La beca no cubría todos los gastos después de todo.
Dejó sus cosas en una mesita cercana a la puerta y se quitó los zapatos con cierta desgana. Se encaminó hacia el baño del pequeño apartamento en el que vivía alquilado, y mientras, tarareaba una canción para darse ánimo y no quedarse dormido sin haberse lavado.
Cuando salió, ya bañado y vestido, lo único que pasaba por su cabeza era tumbarse en la cama y dormir. Pero... Un fuerte gruñido lo alertó, y claro, el gruñido venía de su estómago. El habitual pozo sin fondo que no le permitiría ir a dormir sin haberlo saciado con una buena porción de comida. Y es que razón tenía, el muy ruidoso, si ni siquiera había cenado o por lo menos merendado.
“Y por la comida, por la comida también”, añadió mentalmente. Porque algo era seguro, cuando se trataba de él era preferible vestirlo que alimentarlo. Era ley.Al día siguiente, cumplió con su turno de trabajo hasta las cuatro de la tarde. Y a pesar de que tendría el resto de la tarde libre, siendo él como era, accedió a cubrir a uno de sus amigos en su turno vespertino-nocturno en el cine, donde tenía que encargarse del puesto de comida y bebidas.
-Un combo de palomitas grandes y... -Empezó una voz femenina.
-Dos refrescos, por favor -Completó distraídamente una joven que rebuscaba en su bolso.
-De acuerdo, Eli. ¿Algo más? -La mención la detuvo en seco. Alzó la mirada y se encontró con la misma cara del día anterior.
-¿Qué? -Exclamó dando un pequeño paso atrás.
-Te dije que nos encontraríamos -Rió como si nada mientras servía las palomitas.
-¿Se conocen? -Preguntó la amiga de Éliary algo confundida.
-Sí, es decir, no -Aclaró la pelimorada, y se giró hacia el chico- ¿Me persigues? -Tanteó con los ojos entrecerrados en sospecha.
-No, la verdad ha sido pura coincidencia. Un amigo me pidió si podía cubrir su turno, se enfermó.
-Ah -Soltó no del todo convencida.
-Palomitas grandes y dos refrescos –Dijo a la par que dejaba la bandeja sobre el mostrador- Son quince con noventa -Se dirigió a ambas.
-Ten –La amiga le entregó el dinero.
-Pero... No, déjame pagar la mitad -Insistió Eli mientras el rubio tecleaba en la máquina y esperaba a que saliera el recibo de compra.
-No, Eli, ya tú pagaste las entradas. Tranquila.
-Bueno...
-Que disfruten su película -Les sonrió Hunter, entregándoles el vuelto y la factura.
-Gracias –Respondieron al unísono.
Ambas chicas se alejaron, la amiga de Eli preguntándole por el rubio y cómo es que no le había comentado que conocía a un chico así de lindo.
-No paraba de mirarte -Bromeó.
-Ya, estabas alucinando -Rió Eli sin darle mucha importancia.
-Ajá.Eran las diez y media de la noche, en ese momento se cuestionaba si había sido buena idea acceder a cubrir el turno de su amigo, porque estaba agotado. Pero... Había valido la pena, lo había ayudado y además éste le prometió que iba a darle el pago de ese día como agradecimiento.
La brisa fría de la noche caló su piel en cuanto puso un pie fuera del centro comercial, lo que era gracioso porque adentro ya estaba fresco por el aire acondicionado y, aún así, el clima afuera era aún más frío. Se acomodó la chaqueta y caminó hasta la estación de metro. Luego de esperar un rato a que llegara el mismo, subió y se sentó. Por suerte a esa hora no había tanta gente y era fácil encontrar asientos libres.
Al poco rato, pasadas unas pocas estaciones, empezó a cabecear y, con la cabeza gacha, estaba a punto de quedarse dormido cuando de pronto un sonido lo trajo de vuelta.
-Bu.
-¿Eh? -Esbozó, aunque el cansancio en su voz apaciguó el tono de sorpresa. Giró el rostro y sus ojos se toparon con una cabellera morada y un rostro divertido- Eli -Llamó con más ánimo, acomodándose en su asiento, como si el sueño se le hubiese espantado.
-Esta vez te sorprendí yo -Canturreó victoriosa.
-Pues sí -Asintió el rubio con ánimo- ¿Y tu amiga?
-Se bajó hace unas estaciones -Respondió con una sonrisa- ¿Tú estás bien? Tienes ojeras.
-Ah sí, es que he trabajado mucho esta semana. Más las clases...
-Ya veo, entiendo.
Entablaron una conversación trivial, preguntándose dónde estudiaban y cosas por el estilo. Percatándose de que, de hecho, no estudiaban tan lejos el uno del otro, y que era raro que no hubiesen coincidido antes.
-Debo bajar en la próxima parada –Le avisó el muchacho- ¿Segura que puedes ir sola hasta tu casa? Es tarde –Preguntó con semblante preocupado.
-Tranquilo, no es la primera vez. Y mi casa queda cerca de la estación, no tengo que caminar tanto. ¿Y tú?
-Tampoco es la primera vez –Se encogió de hombros- Pero gracias por preocuparte también -Eli le restó importancia con un gesto de la mano.
-No es nada.
-Ya sé -Dijo de pronto- ¿Me lo prestas un segundo? -La pelimorada asintió algo confundida mientras él tomaba su celular por un instante y tecleaba algo rápidamente.
-Ese es mi número -Le sonrió ampliamente- Si quieres, puedes escribirme –Dijo poniéndose de pie, mientras el metro iba descendiendo la velocidad. Eli lo miró con una expresión curiosa y extrañada.
-Generalmente, las personas piden el número del otro.
-Lo sé, pero no vas a dármelo. Ni siquiera me quisiste dar tu nombre antes, tuve que acudir a mis dotes de adivino.
-Ja-ja, sí te lo di... Al rato.
-Por eso, no hay tiempo –El metro se detuvo- Bueno, ya sabes. Si quieres -Señaló el celular- Y también, así sabré que llegaste bien.
-Ya dije que no debes preocuparte –Esbozó una sonrisa. Él se encogió de hombros y empezó a alejarse- Espera. -El rubio se giró- No cumpliste la promesa.
-¿Eh?
-Tu nombre, dijiste que me lo “revelarías” si nos volvíamos a encontrar -Las puertas se habían abierto dejando entrar el ruido de la estación que, aunque fuese de noche, estaba algo concurrida.
-¡Ah, sí, cierto! -Se despeinó un poco el cabello con una mano. Con un pie ya fuera del metro, rodeó su boca con ambas manos a modo de megáfono- Es...
Una voz mecánica dentro del metro más otras voces del exterior se mezclaron en ese momento, haciendo más ruido. Sin embargo, la chica alcanzó a escuchar lo que le dijo el rubio.
-No es un mal nombre -Musitó mientras grababa como contacto el número que estaba escrito en su pantalla.
Esa noche, Éliary llegó a casa y se duchó. Fue directo a dormir por el cansancio, con lo cual olvidó escribirle al muchacho. Eso, y que no estaba segura de hacerlo, después de todo apenas lo conocía de hace dos días. Hunter, por su parte, revisó el celular antes de dormir y esbozó una pequeña sonrisa divertida. Sabía que tardaría.
“Y seguramente llegó bien”, afirmó en su mente para relajarse, luego de lo cual cayó profundamente dormido.Tres días después, un domingo, el celular del rubio vibró anunciando un nuevo mensaje.
“Llegué bien!”
Hunter lo miró un instante con rostro inexpresivo, para luego explotar en risa. Era tan espontáneo, tan tardío y tan corto, que no podía hacer otra cosa.
Decidió responderle de igual modo.
“¿Quién es?”
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Re: Spin-off Rollers!
Título: [Siniestra] Coke and Strawberry
Género: Amistad.
Personaje o Parejas: Mattler.
Sinopsis: Sólo dos mejores amigos siendo ellos mismos ♡
Nota: Este dibujo es del año pasado, es el regalo que le hice a Sil por su cumple (03/08/19), pero por alguna razón no lo subí por acá. Y bueno... Nunca es tarde~
Género: Amistad.
Personaje o Parejas: Mattler.
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Nota: Este dibujo es del año pasado, es el regalo que le hice a Sil por su cumple (03/08/19), pero por alguna razón no lo subí por acá. Y bueno... Nunca es tarde~
Última edición por Cris el Lun 26 Ago - 18:08, editado 2 veces
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Re: Spin-off Rollers!
Título: [Exile] Healing
Género: Drama.
Personaje o Parejas: Zack, Lya.
Sinopsis: « Love is not a victory march, it's a cold and it's a broken hallelujah... »
Género: Drama.
Personaje o Parejas: Zack, Lya.
Sinopsis: « Love is not a victory march, it's a cold and it's a broken hallelujah... »
- Versión 1:
- Versión 2:
Última edición por Cris el Lun 26 Ago - 18:10, editado 1 vez
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Re: Spin-off Rollers!
Título: [Siniestra] Bot malo.
Género: Comedia.
Personaje o Parejas: Mattler.
Sinopsis: Discord puede romper los corazones de las personas, usar con precaución y bajo su propio riesgo.
Referencia: Click aquí
Género: Comedia.
Personaje o Parejas: Mattler.
Sinopsis: Discord puede romper los corazones de las personas, usar con precaución y bajo su propio riesgo.
- Spoiler:
Referencia: Click aquí
Última edición por Cris el Lun 26 Ago - 18:13, editado 1 vez
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