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Mensaje por Shiba Vie 3 Abr - 14:50

Miró al pequeño juguete mover su cabeza de nuevo, sus manchas negras y esos enormes ojos le hacían creer de vez en cuando que los dálmatas eran lindos y debería de conseguir uno, pero luego recordaba que no tendría tiempo para su cuidado, por lo que se arrepentía de siquiera hacer que se le pasase por la cabeza.
Así mismo como la locura que se le ocurrió hacer antes, atacar terreno de un civil solo por hacer una prueba, era sin duda una pésima idea; pero ahí estaba ella, invocando plantas para atacar a un tipo, afortunadamente preparado, del que no conocía nada, solo que tenía ciertas características parecidas, como la altura y contextura de cierto individuo que odiaba, lo que le daban el perfil necesario para utilizarlo de sujeto de prueba.
El problema fue la llegada de esos otros cuatro jóvenes, a los cuales nunca había visto por la ciudad, a pesar de poder reconocer a dos por la televisión.
Realmente no se veían alarmados de ver plantas por ahí, y una hasta intentó atacarla realmente. Lo que la dejó con muchas dudas más, además del anillo raro que ya poseía en su índice, eso abría más dudas aún, dudas que no iba a resolver en ese momento y que tampoco sabía cuando lo haría; por tanto, le era de poca importancia. Quizá debería disculparse después, solo quizá.
Después de todo disculparse no quitaría el hecho de que el escritorio seguía siendo frío, y firmar papeles era aburrido. A penas el día anterior tuvieron unos cuantos interrogatorios por una tontería de adolescentes estúpidos. Algo demasiado sencillo de manejar, le hacía pensar en lo tranquilo que era todo cuando te alejabas del peligro real, y así mismo, de lo aburrido que era.

Terminó de leer el último oficio, y como no era nada que valiese la pena; simplemente lo rompió y fue a dar a la cesta de basura.
Un suspiro salió de ella, quizá… no tendría que haber hecho eso. ¿Cómo iba a explicarlo después?
Sacó las partes rotas y decidió que debía de intentar unirlo como si se tratase de un rompecabezas, o eso hasta que escuchó sonar la puerta, y se dio cuenta que ella y la cinta adhesiva realmente no hacían un buen equipo.
- Adelante. - Su voz calmada hizo que el guardia decidiese dejarse ver solo la cara. - Dije adelante cariño, no te voy a comer. - Su típica y sofisticada sonrisa se dejó ver y el nominado hizo caso.
- Muy Buenos días Coronel. - Dio un saludo de gorra, y la mujer suspiró.
- No, cariño, yo no soy Coronel, está bien solo comisario ¿Sí? - El joven se notó nervioso y asintió. - Toma asiento ¿Qué necesitas?
- Vera coro.. Comisario Meyer, como sabe… o eso creo. - Se rascó la cabeza, la nominada le prestaba atención mientras sus brazos reposaban en el escritorio relajados. - Me han transferido a su unidad por lo que…
- Ah, eres el nuevo. - Desvió su mirada y vio al teléfono. - ¿Ya te presentaste en administración? ¿Te llevaron a dar el recorrido?
- En eso estamos. - Asintió. Meyer miró hacia la puerta y cómo está se abría levemente, y podía ver la mitad del rostro de uno de los otros guardias.
- No dejes que te intimiden, a veces son bromistas, ya sabes.
- Entonces… - La señaló como si hubiese descubierto algo, y ella simplemente asintió.
- Te engañaron. - Su sonrisa se amplió, el nuevo parecía recriminarse internamente por lo que ella le extendió su mano como saludo. - En cualquier caso, es un gusto guardia Williams, que tenga suerte en su estadía. - El muchacho aceptó el gesto animado y agitó con fuerza el brazo, antes de soltarla.
- Un gusto también comisario. - Se regresó hasta la puerta y volvió a hacer saludo de visera, la mujer solo sonrió e hizo el mismo saludo de manera más sutil.
- Un momento, dile a Johnson que entre un momento, por favor. - Y con un último asentimiento el joven salió y entró otro Guardia. Uno más bien aburrido. Tendría otro dolor de cabeza en el que pensar a parte del anterior asunto en la tienda de antigüedades. Y ese era castigar a uno de los guardias por andar contando su curriculum a gente que no le interesa.


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Como el polvo seguía siendo un problema, Hasper dejó que Iori lo ayudase, no es que haya sido muy insistente, pero parecía de fiar.
Los demás no podía decir mucho además de que estaban haciendo bulto innecesario en su tienda teniendo en cuenta de que nisiquiera eran clientes.

- ¿Y qué se supone que hagamos mientras la Florecita habla con el parchudo? - Rayne señaló la puerta esperando alguna idea de sus dos amigas de la infancia, ambas se encogieron de hombros, no parecía haber mucho que hacer además de ver tiendas, nisiquiera existía un parque de diversiones.
- Bueno, ya que no sabemos que hacer, y debemos de tener cuidado con el dinero. - Recordó Sophie con una mano en su barbilla. - ¿Deberíamos simplemente ver?
- Eso no es divertido. - Emma se cruzó de brazos mientras miraba de un lado a otro. Quién diría que existiese una ciudad tan rústica en ese tiempo.
- ¿Jugar entonces? De camino acá, mientras corríamos, vi un pequeño parque para niños. - Sonrió ampliamente. Rayne levantó una ceja.
- Claro, como tu altura te ayuda a pasar desapercibida. - Le dijo pasando la mano encima de su coronilla como si la midiese. - Sophie resopló.
- Ya porque eres una jirafa.
- De todas maneras no te quita lo pitufo. - Rayne le sonrió en burla y luego se encogió de hombros. - Me da igual. - Conlcuyó. - Sophie sonrió y miró a Emma.
- ¿Emma? - La nominada no parecía tener el mínimo problema.
- ¿Pero e Iori? - Preguntó inclinándose un poco para observar dentro de la tienda, no es que pareciese que se tardarían mucho, pero seguían teniendo una charla pendiente. - ¿Y si lo ayudamos?
- Estará bien, se sabe cuidar. - Rayne le quitó importancia. - Aunque no lo parezca y ustedes no lo quieran aceptar. Sabe lo que hace. - Dylan en ese momento salió, ya había revisado la tienda y su mercancía lo suficiente para sacarse la curiosidad.
- ¿Cuál es el plan? - Preguntó llevándose las manos a los bolsillos. Ellos seguían siendo desconocidos, y aunque tuviesen buenas personalidades, nunca se estaba completamente familiarizado con a penas unos días.
- Regresar a la infancia. - Contestó Emma, Dylan quedó confundido.
- ¿Regresaremos en una máquina del tiempo?
- Mira no es una mala idea. - Continuó Rayne. Sophie los miró y luego a Dylan.
- Pensábamos dar un paseo al parque mientras Io conversa con... Tu sabes... Él.
- Ah, no parece mala idea. - Sonrió, a decir verdad él tampoco conocía su nombre. Sus maneras de obrar eran complejas, tanto que primero descubrían una cosa y no preguntaban nombres.


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- Por cierto... - Iori ante el silencio intentó conseguir algo por lo menos. - ¿Cuál es tu nombre? - Hasper dejó de pulir la mesa y miró al otro chico, y con su típico tono contestó.
- Hasper.
- Ah, como el de la película. - Dijo y luego notó la duda en el rostro del Primary. - Ya sabes, el fantasma... La conozco porque alguna vez la vimos con los demás de pequeños.
- No...
- ¿Eh? - Iori pensó haber metido la pata y se notó en su expresión de alarma.
- No se llama Hasper. - Pareció aguantar antes de continuar. - Se llama Casper. - Y lo más parecido a una sonrisa se mostró con sutileza al joven Lumen, quien pareció impactarse más por la expresión que por el descubrimiento.
- Oh... Se parecen bastante. - Conlcuyó. - Los nombres quiero decir. - Hasper se encogió de hombros.
- Se podría decir. Solo cambia una letra. - Bueno, ya había mantenido una conversación más larga de lo que fue cuando lo conoció, era un avance. - ¿Y tú?
- Ah... Soy Iori. - Sonrió ampliamente, no pensó que se lo preguntaría, así que le había hecho ilusión.
- Supongo te pega el nombre.
- ¿Por? - Se notó su curiosidad.
- La ropa. - Iori se miró, y no supo si tomarlo como un halago o una burla, pero entre las dos, simplemente sonaba como la observación más neutral que le podrían dar alguna vez.


Solo si hay curiosidad (?
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[Roll-P] Lumina: Tierra de Guardianes - Página 3 Empty Re: [Roll-P] Lumina: Tierra de Guardianes

Mensaje por Nya Vie 24 Abr - 14:53

- Mira jovencita. - Dijo mientras jugueteaba con un mechero en sus manos, de aquellos que tenían tapa y hacían un ruido metálico muy característico. - Me estás pidiendo que te acompañe de la nada. -
No negaría que todo fuese mentira puesto que había sido testigo de como su taller volvía a estar resplandeciente por arte de magia en cuanto Iori alzó la mano. Aquello era muy surreal pero era la verdad y lo sabía muy bien porque él mismo era consciente de que su persona no era normal tampoco. Sabía desde hace tiempo que llegaría Iori, puesto que aquellos días dormía mal, se encontraba inquieto y no precisamente de estrés, presentía que algo mas vendría.
Salió de sus pensamientos cuando notó la mirada molesta del menor aunque era difícil de calificarla como molesta, mas bien hasta entraba en la categoría de adorablemente molesta.
- ¿Qué pasa? - Preguntó.
- Llevas todo este tiempo tratándome como una chica. -
- ¿Huh? - Por primera vez salió de su seriedad y puso una mueca de confusión. - ¿Qué quieres decir? Es lo normal. -
- Jovencito. - Remarcó.
Hasper tardó varios segundo hasta que algo hizo conexión en su cerebro. No quería reconocerlo porque... era imposible, inconcebible. Pero aun así le preguntó, temeroso de la respuesta.
- No me digas que... - Se puso una mano en la frente. ¿Hasta que grado iba a seguir empeorando el día? - ¿Sabes que? Mejor no me lo digas. - Rectificó. Los tiempos si que cambiaban rápido.
- Entonces, ¿vendrás con nosotros? -
- No. - Dijo tajante. - Le pides a un desconocido que te acompañe, que abandone todo por una causa suena a cuento de hadas. -
- ¡Pero no es un cuento de hadas! - Hasper simplemente levantó la mano en señal de que sin importar lo que dijese, nada iría a cambiar lo que provocó un sentimiento de impotencia en Iori. - ¿Y si vuelve aquella mujer? - Esa si era una pregunta buena que le había pillado desprevenido. Si volviese, no sabría que hacer.
Es decir, sabía muy bien desde que había nacido que no era muy normal, era muy consciente de sus poderes y la historia de Iori solo confirmaba lo que ya sospechaba. Aunque era mujer volviese, no haría uso de sus habilidades, nunca lo había hecho y lo tenía la intención de hacerlo puesto que las únicas veces que lo había hecho, habían acabado de forma estrepitosa. Era mejor no tocar el tema.
- Lo siento. - Respondió. Resignado, Iori salió de la tienda con los ánimos bajos, no sabía que le diría a los demás del resultado, le daba cierto miedo.
Su sorpresa fue cuando ya en el exterior, no reconoció ninguna cara conocida. Por alguna razón, sus amigos de la infancia no estaban y comenzó a entrar en pánico sin saber muy bien que hacer. Por si acaso buscó con mas atención con la vista pero no era simplemente la cara, es que nadie tenía ropas parecidas a la que llevaban los demás. No tuvo mas remedio que esperar, pensaba que quizás sus amigos simplemente habían ido al baño y volverían pero conforme más pasaba el tiempo, mas nervioso se ponía sintiendo paranoicamente de que varios transeúntes lo empezaban a observar. Pero aun así sus compañeros no aparecían y llegó un momento en que por lo menos había ya contado mentalmente quinientas ovejas como mínimo.
Que lo hubiesen abandonado así le dolía y comenzó a entrar en pánico así como aquella vez hace mucho tiempo en el centro comercial que se tan solo se distrajo un momento con un peluche de un escaparate y de repente estaba perdido. Como tampoco quería regresar dentro de la tienda y confrontar a Hasper, simplemente se sentó en el escalón de la entrada, juntando sus piernas y enterrando su rostro bajo ellas, esperando que todo fuera un mal sueño y que al alzar la cabeza se encontrase en con Emma, Rayne y Sophie de nuevo. Si contaba como consolación, es que la diferencia con aquel recuerdo es que ahora no estaba llorando o por lo menos pretendía no llorar.
Al cabo de un rato cuando ya había dejado hace tiempo de contar ovejas, sintió una mano en el hombro. Alzó su mirada con demasiada felicidad pero no se encontró a nadie.
- ¿Qué haces? - Iori levantó la cabeza para mirar atrás y se encontró con Hasper, con el ceño fruncido. Toda aquella felicidad en su rostro se desvaneció como el anochecer y por un momento Hasper se sintió insultado. Iori era muy fácil de leer y definitivamente esa expresión no era muy positiva.
- Espero a mis amigos. - Confesó. Casi se le escapaba una lágrima.
- ¿Que? No me digas que llevas todo este tiempo delante de mi tienda... - Iori no respondió y volvió a enterrar su rostro en sus piernas. Hasper suspiró. - No hagas eso, me estás ahuyentando la clientela. Entra. - Aun así, el menor no hizo el intento de ni siquiera moverse. - ¿Te llevo en brazos? - Y aquello fue suficiente para que Iori se levantase.


Como era insoportablemente aburrido esperar a los crueles de sus amigos, obtuvo el permiso para curiosear la tienda siempre y cuando no trastocara demasiado hasta el punto de romperlo. Debido a eso, a veces tocaba con miedo los artilugios que no conocía pero las que si reconocía, los manejaba a la perfección sin problemas con una confianza de como si fueran suyas.
Aun así, aquello no fue suficiente para satisfacer su aburrimiento y comenzó a vagabundear hasta que se atrevió a asomar la cabeza dentro del taller tras el mostrador. Todo ese tiempo ocioso había aparcado su depresión rápidamente, como un caramelo a un niño, volviéndolo a convertir en el Iori curioso e inocente que era antes.
Sus ojos no lograban fijarse en algo concreto pues había demasiadas cosas para ser contadas. El taller parecía desordenado por el contenido en tan pequeño espacio pero si se examinaba bien, tenía un cierto orden y patrón y tampoco estaba tan sucio salvo por restos de virutas de madera o metal.
Allí, Hasper se encontraba sentado frente a una gran mesa con incontables herramientas a su lado las cuales no reconocía. Con una gran lupa sostenida por un brazo metálico, enfrente lo que fuera que estuviese arreglando, el azabache con gran maestría intercambiaba sus herramientas reparando aquel pequeño objeto que no lograba reconocer en la distancia.
Como un niño travieso, se acercó sin hacer mucho ruido y se asomó tras su hombro para ver que hacía. Descubrió que aquello que estaba reparando era un reloj de muñeca y nunca imaginó aquella complejidad dentro de algo tan pequeño.
- Sabes, es muy fácil descubrir cuando estás cerca. - Dijo Hasper sin parar su trabajo. Iori dio un sobresalto, fue demasiado repentino que alzara la voz así sin mas.
- ¿No puedo? - Preguntó suavemente. Hasper dio gracias mentalmente de no haberse desconcentrado de lo contrario estaba segurísimo de que con la cara que seguramente estaba poniendo y ese tono tan cariñoso, podría haberle echo K.O. a él y a cualquiera.
- No dije eso. Pero hueles demasiado bien. ¿Es como primavera? - Dijo sin atisbo de verguenza o emoción.
Era exactamente lo mismo que le había dicho Rayne y por supuesto se sonrojó aunque no lo estuviera mirando, era vergonzoso que alguien hiciera esa puntualización. Anotó en su mente que la próxima vez se ducharía mas concienzudamente, hasta debajo de las uñas.
- Bueno. - Soltó de repente Hasper. Puso aquel reloj contra la luz y lo examinó detenidamente hasta que satisfecho, lo limpió con un paño de algodón para después meterlo en una bolsa transparente con cuidado. - Excelente amigos que tienes. - Miró la hora en su teléfono. - Se hace tarde. -
Lo que antes era miedo y tristeza, ahora daba a su tercera fase emocional: Ira. Definitivamente no perdonaría a sus amigos por haberlo abandonado así con Hasper.
- Cuando los vea... - Era difícil tomarlo en serio cuando era tan... ¿adorable?
- Ya. Igual he de cerrar la tienda. - Iori lo miró sorprendido. - Necesito mi descanso. Y mi comida. -
"¿Tanto tiempo había pasado?" Se preguntó mentalmente Iori. Tenía delito que se olvidaran así de él. Por lo menos en aquella tienda estaba a resguardo, si volvía al exterior...
- ¿Vienes? - Dijo mientras se ponía su gabardina.
- ¿Yo? -
- ¿Y quien si no? ¿Prefieres que te deje encerrada... encerrado aquí? -
- No pero... - Dijo jugando con sus dedos. Era raro estar con él, después de todo había rechazado ir con ellos.
- Entonces ven. - Dijo extendiendo su mano del que se retractó después. "Chico" es la palabra que se repetía mentalmente una y otra vez pero es simplemente se le olvidaba, era demasiado natural en Iori.
Solo cuando Iori se acercó a la entrada de la tienda quedando al lado de Hasper, notó lo alto que era. O quizás Hasper era algo alto y él era algo bajo y por de ahí la diferencia abismal en sus ojos. Pero al menos ahora lo que sí veía con claridad es que Hasper no parecía tan intimidante, lo seguía siendo pero estaba seguro de que en el fondo era una persona amable, solo que parecía un poco tosco por fuera. Pero lo que no sabía es que Hasper hacía tiempo que no hablaba tanto ni era tan expresivo: Iori le recordaba a su hermana.




"No tengo ganas de escribir"
- Procede a escribir un manuscrito.
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Mensaje por Shiba Vie 29 Mayo - 13:56

Habían llegado al parque en el que descubrieron a las malas que era más grande de lo que aparentaba. Llegó el punto en el que no sabían si estaban caminando o flotando al no sentir las plantas de los pies, mas no importó, era un lugar lleno de plantas altas de varios tipos que daban al lugar un vivido color primaveral a pesar de toda la piedra artificial que lo cubría.
Era tan maravilloso y fresco para la piel de todos que no pudieron evitar recorrerlo hasta el último rincón. Así pasaron sin darse cuenta dos horas en las que iban y volvían solo para fijarse en detalles o se retrasaban más por fotografías, especialmente por parte de Emma. A pesar de evitar las de grupos al no encontrarse Iori, la rubia le pedía a Dylan que se encargase de tomarlas cuando salía solamente junto a Sophie.
- ¿Otra? ¿En serio? - Rayne llegó a espaldas del pelinegro mientras se relajaba y tomaba un mocaccino de helado.
- A diferencia de ti, nos gusta tener recuerdos. - Dijo Emma recibiendo de Dylan el celular. - ¿Qué te parece? - Le preguntó a Sophie que venía tras ella y observó la pantalla notando la primera foto que le mostraba.
- Me gusta. - Sonrió. - No te olvides de enviármelas. -
- Claro que no. - Le restó importancia.
- ¿Segura? - La ceja de Rayne se levantó en duda.
- Segura, no soy tan olvidadiza. - Y con eso, el rubio solo se encogió de hombros.
- ¿De dónde sacaste eso? - Preguntó Dylan señalando la malteada. Rayne señaló al local cerca de la laguna artificial.
- Les estaba diciendo que ahí venden muchos helados, pero prefirieron seguir con su: estúpida sesión de fotos. - Su voz trató de imitar a una mujer consiguiendo lo más parecido a un travesti y movió su mano como un mal imitador de los mismos. - Así que preferí ir solo. -
- Debiste hablar más fuerte. - Sophie miró la cola que había para los postres con claro pesar, tardarían unos minutos en llegar a la caja para pedir. - O comprarnos alguno. -
- Yo no soy adivino, no sé lo que les gusta. - Se excusó y continuó bebiendo el de él.
- Bueno, si vamos ahora tardaremos menos que si vamos después. - Dylan se llevó las manos a los bolsillos y caminó hacia el final de la fila seguido por Sophie y Emma, quien aprovechó para sacarle la lengua a Rayne y el mismo no se negó en devolverle el gesto, pero también fue con ellos igualmente. - De todas maneras creo que ya recorrimos todo. -
- De hecho. - La castaña sacó el folleto que le dieron cuando notaron que no eran de la ciudad. - Según esto, lo único que nos faltaría sería recorrer el lago pero solo se puede con los botes y son pagados. - Suspiró. volviendo a guardarse el colorido y brillante papel.
- No creo que sea malo intentar. - Dijo la rubia observando al interior del lago y cómo era recorrido por varios botes y personas que se notaban que se divertían pedaleando mientras avanzaban.
- No, pero sería bueno esperar a por Iori. - Opinó Rayne que también observó a la laguna. Sophie hizo un sonido que llamó la atención de los otros tres.
- Verdad. - Levantó la voz más de lo que hubiese esperado. - Rayne, vengo sospechando de esto desde hace un tiempo. - Lo miró con curiosidad mientras él le regresó solo confusión al seguir bebiendo su postre. - Por alguna razón en particular… - Rayne por alguna extraña razón sentía que le iba a preguntar algo que lo iba a hacer sudar y no se equivocó cuando sintió que la chaqueta lo empezaba a asfixiar. - ¿A ti te gusta Io? - Una risilla animada salió de ella mientras que el más alto quedó estático. No sabía como responder a eso porque cuando se trataba de gustar había muchos "gustar", no solo el tipo de gustar como atracción porque si era eso, el mismo quería creer que esa etapa ya la había pasado hace mucho tiempo.
Se rascó el cuello pensandose que decir, ya habían llegado a la caja y les pidieron escoger y mientras esto ocurría, el rubio siguió la conversación intentando no hablar sobre ello realmente.
- Es que si hablamos de Iori, a todos le gusta ¿No? - Dijo al encogerse de hombros.
- Oh vamos, sabes en qué sentido te lo estoy preguntando. - La castaña volvió a reír pero esta vez había usado un tono pícaro. Rayne sintió una gota de sudor rodar a un costado de su rostro.
- Vaya, no parecía que estuviese interesado de esa manera. - Comentó Dylan metiéndole más leña al fuego, aunque intentaba contener la risa porque sentía claramente la broma.
- Oh vamos, Io ¿Con este? - Emma señaló al interrogado. - Io debe de tener buenos gustos. -
- ¿Estás diciendo que no le puedo gustar? - El pirómano torció el labio en desacuerdo. Cada uno de los pedidos fue despachado y tuvieron que caminar nuevamente ya que no había espacio en las mesas del local.
- Solo digo, que Io sabe que es el buen gusto. -
Rayne resopló y pensó contestar a eso, pero se vio interrumpido por el timbre de su celular. Por lo que con un gesto pidió que lo esperaran y se apartó para conversar con quien sea que fuere, aunque al ver de quién trataba se notó su rostro iluminar de regocijo.
- ¿Cuándo será que lo admitirá? - Preguntó Sophie de la nada comiendo con gusto el helado.
- ¿Admitir qué? - Preguntó el peliazul.
- Que a Rayne le gusta Io. - Contestó Emma simplemente, como los otros dos también tomaba su postre mientras esperaban apoyados en las barandas de seguridad de la laguna a que Rayne terminase su llamada.
- ¿Era en serio? ¿No es una broma? - Se lo notó sorprendido, ambas chicas se miraron y rieron de aquello.
- Lo es y no lo es. - Le explicó la lumen de Hielo. - Siempre ha sido así, si le preguntas por Io, no te sabe contestar y es gracioso porque normalmente no le pasa. - Sophie notó la interrogante de: ¿Por qué? en los entrecerrados ojos de Dylan y sonrió. - Tómalo como nuestra pequeña venganza por no avisar a tiempo sobre los helado.
- Se lo tiene merecido. - Asintió la rubia tres veces seguidas. Y el chico de ojos rojos regresó con ellos, ya sin el envase de la malteada que había dejado en un basurero.
- Oigan… - Les llamó la atención, los tres se voltearon a él con cierto nervio al creer que los habían escuchado. Pero la realidad era otra, si lo había hecho o no, su expresión no era una de broma. - Tengo que regresar a mi casa. - Anunció, y dejó confundidos a los otros.


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Estar acostumbrada a la comida de la calle no la tenía nada orgullosa, hasta extrañaba todo lo raro que cocinaba su madre. Pero no se podía quejar, el trajín de ida y vuelta de la estación a la casa de su progenitora era simplemente una pérdida de tiempo, por lo tanto agradecía infinitamente la existencia del restaurante al que diariamente visitaba. No era su casa ni la comida que acostumbraba pero era mejor que un ramen instantaneo o un arroz con algo, no era fanática de los mismos. Tampoco lo era de las hamburguesas ni papas fritas, así que, nada de chatarra entraba en su dieta.
A sus treinta años, por mucho que se diferenciase de la opinión popular acerca de los cuidados y estado social en el que debería de estar, quizá la comida era lo único normal que tenía a ojos de los demás. Ella era tan poco convencional, que todo a su aldededor se resumía en una sola pregunta: ¿Ella era rara?
No porque casarse o tener novio fuese su última preocupación junto con "El sueño de toda mujer" de ser madre, la hacían mas normal que los demás. Excepto dirigir una estación de policía, eso sí que la hacía rara pero en un buen sentido, según su propio juicio que era el único que le importaba.
Muy pocos compartían su visión, pero tampoco era algo que le debiese de preocupar. Ni a ella ni a los inútiles que la rodeaban y cuchicheaban sobre su persona y su no tan convencional estilo de vida; como si no estuviesen compartiendo las mismas cuatro paredes del mismo maldito restaurante.

No le importaba, ni la incomodaba, pero se volvia tan molesto cuando el disimulo no era la principal característica de estas personas, mas, le tocaba aguantarlos. Fue su decisión la de regresar a su ciudad natal, ella sabía que no era la mejor idea por mucho que le diese ilusión estar con su madre todos los días, pero el problema era que tampoco era de las que podían estar sin hacer nada.

Ella tenía un buen sueldo, y un puesto que ella misma clasificaba como: Demasiado cargo para lo que ella quería hacer realmente y bajarla a un policía de patrulla era algo que los altos mandos nunca cederían. Era muy difícil que la colocasen en primer línea de fuego y esa era la misma historia con sus anteriores cargos… Todos validados por superiores solo por ser mujer y por su padre. O eso o hasta que pudo ganar la confianza demostrando que era apta. Aptitudes que no eran excusa suficiente cuando su hombro izquierdo era completamente inútil en la labor y se lo tuvieron que dejar claro para que ella tuviese que bajar la cabeza y aceptar aquello. Razón por la que odiaba mucho la sociedad. Poco le importaba de qué se fuesen a morir, pero ella había escogido ese camino en la que su prioridad, por muy irónico que fuese, tenía que proteger a esa sociedad. Así mismo se podía repetir siempre cada que tenía un momento a solas para pensar en sus acciones, que antiguamente era tan ingenua. Nadie más que ella va y malgasta su vida en proteger cosas que no le importan. Pero al mismo tiempo entendía que no podría vivir sin eso… Ya no se podía imaginar haciendo otra cosa que no fuese eso y cada que siquiera lo intentaba imaginando su vida como actriz o abogada, se sentía asqueada de sí misma. Simplemente era una imagen en negro sin ningún fundamento a sus espectativas en la vida.

Terminó su comida y se levantó a pagar en la caja. Se encontraba justo a lado de la ventana, lo que le servía para distraerse mientras la persona encargada hacía la cuenta y le daba el cambio. En el momento que entregaba la vuelta, su mirada se cruzó con dos rostros conocido, quienes sin duda cayeron en cuenta de su presencia. Ella hizo señas pidiendo que esperaran, se guardó el dinero sin molestarse en contar y salió de ahí con un rápido y sonriente: "Gracias, cariño" hacia la cajera, quien apenas tuvo tiempo de responder cuando parecía haber dado una suave corrida a la salida, lo que la hacía parecer, más que una policía en sus 30, una señorita a trote de puntillas.

Llegó a la puerta y su rostro iluminado por una sútil y bonita sonrisa saludó a las personas que se habían quedado un poco después de la puerta.
- No pensé que esperarían. - Una vez frente a ellos estiró su mano como saludo esperando la de Hasper quien solo se quedó mirando el gesto y en su lugar Iori, aunque no muy convencido pero educado, decidió contestar el gesto. - Gracias por no dejarme con la mano estirada cariño. - Miró a Iori sin dejar de sonreír, Hasper notó una colisión de encantos diferentes. Mientras ella mantenía ese perfil elegante y maduro a pesar de sus pantalones, Iori deslumbraba con inocencia infantil. Era una sensación extraña, pero era imposible evitar el sentir relajación.
- Ho...hola… - Atinó a decir el joven, no era costumbre dar la mano. Ni que le dijesen "Cariño" de buenas a primeras.
- Sé que no fui muy amable antes. - Continuó al soltar su mano, y luego centró su mirada en Hasper. - Quiero disculparme, tuve que haber dejado un desastre en tu negocio. -
- ¿Por qué hiciste eso? - Preguntó tosco el más alto, quería saber si acaso tenía algún problema con la ley del que no estuviese enterado. Ella solo ladeó la cabeza y pareció quedar pensativa.
- Estaba haciendo una prueba. - Aquella respuesta solo dejó a ambos confundidos.
- ¿Prueba de? - No es que ella necesitase un manual especial para entender que el hombre frente a ella tenía tendencia a ser tosco porque sí, se notaba, pero no iba a mostrarse altanera, ni molesta por este tono, después de todo, ella tenía la culpa así que aceptaba su castigo. Muy al contrario, su acompañante se notaba tan delicado como una rosa y después de tomarlo de la mano le habían entrado muchas ganas de darle un abrazo solo por lo adorable que se veía y estaba segura su comportamiento también debía de ser igual.
- Como un entrenamiento. - Contestó inmediatamente. - Presenta las características físicas que igualan a un individuo particularmente de mi interés. - Hasper creyó que era demasiada información mal puesta, cualquiera lo malinterpretaría pero al saber su profesión se hacía una mejor idea a lo que se refería en realidad.
- ¿Y entrar a mi tienda era la mejor opción para emboscar a alguien? - Ella amplió su sonrisa, lo que no la hizo menos elegante, al contrario parecía haber sido diseñada justamente para convencer a quien sea de lo siguiente que iba a decir.
- No, es para matar a alguien. - Confesó, Iori no podía creer lo que escuchaba y aunque no quería meterse porque sentía que era una discusión de adultos (? no evitó que la sorpresa le ganase.
- ¡¿Qué?! - Recibió la simpática mirada de la policía quien con un gesto le pidió silencio.
- Sé que no es algo que se debe de decir a la ligera. Y no pensaba matarte tampoco, no soy esa clase de "testista". - Regresó su mirada a Hasper. - Pero hagamos esto. - Tomó una mano a cada uno con las suyas con delicadeza y las subió como si fuese a pedir algo. - Olvidamos lo que pasó antes, y si necesitan ayuda en algo, cualquier cosa, pueden decirme. Tengo bastantes influencias, realmente puedo hacer casi cualquier cosa ¿Qué dicen? -
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[Roll-P] Lumina: Tierra de Guardianes - Página 3 Empty Re: [Roll-P] Lumina: Tierra de Guardianes

Mensaje por Nya Vie 29 Mayo - 14:44

Hasper miró a Iori, quien parecía serio de manera linda mientras miraba a la mujer. Realmente no era un asunto que importase mucho ya.
- Realmente… No hay nada que necesite por ahora. - Ella soltó sus manos y quedó observando al ojiazul.
- Yo tampoco… - Dijo simplemente. Ella suspiró.
- Entonces que sea un favor pendiente. ¿Sí? - Sacó una tarjeta de uno de los tantos bolsillos de aquel pantalón, dejándola a la vista de ambos. Al final Hasper la tomó y pudo observar que se trataba de una tarjeta de presentación, con un número de celular y otros fijos, que muy seguramente pertenecerán a la estación de policia. Su ojos ámbar volvieron a recaer en la policía y solo se encogió de hombros, ella los soltó e hizo un saludo de víscera bastante simple y delicado.

- Muchas gracias, Entonces quedamos en eso.- Dijo finalmente. - ¡Ah! Mis modales. Soy Amatista Meyer, llamenme T. Mi nombre es muy largo ¿Ustedes? - Se explicó y pasó las manos tras la espalda esperando las respuestas.
- Hasper. - Dijo de manera seca, pero no dejó de prestarle atención, después de lo que ocurrió en su tienda, en serio ¿Qué tanto podían confiar en esa mujer?
- Iori Ko. - Sonrió suavemente el otro joven. Amatista respiró hondo y asintió.
- Entonces, nos estaremos viendo por ahí. La ciudad no es tan grande. - Dio media vuelta, mas dio un paso y la voz del pequeño la obligó a voltear en su dirección.
- Disculpe… eh… Oficial T. - Dijo sintiendo un poco de duda, la mujer no pareció tener conflicto, al contrario, como en toda la conversación anterior se mantenía su expresión de complacencia, lo que le ayudó a ganar valor. - ¿Dónde consiguió… esas habilidades? - Vio como la mujer se acercó a él a una importante velocidad que podría espantar a cualquiera, no obstante ninguna actitud hostil fue percibida, no había la necesidad de ponerse alerta, ni para él ni para Hasper. Luego, lo que lo obligó a inclinarse levemente hacia atrás cuestionando la acción de la mujer.
- No pequeño, eso no se dice en voz alta. - Suspiró y continuó en un susurro. - Pero puedo hablar algo, ya que se los debo. - Miró de reojo a Hasper y luego regresó su atención a Iori. - Si te soy sincera, pequeño, no es algo que se me tenga permitido decir, pero así mismo, no sé de dónde pudo haber salido algo como eso ¿Sabes? - Se explicó y señaló el delicado anillo de su dedo anular derecho. Fácilmente era de un material piedroso tan moldeable que el diseño ramoso y amaderado se mezclaban bien con la pequeña y redonda esmeralda que lo coronaba. - ¿No es lindo?
Iori no hizo más que asentir. Realmente esa mujer debía de estar muy arrepentida para haberle contado todo eso... eso, o cogía confianza con mucha facilidad.
- ¿Eso es lo que… le da sus poderes? - Preguntó Iori, quería asegurarse. Era un descubrimiento que les sería de utilidad. Ella parecía amable, pero la persona del ataque en la playa no lo parecía para nada.
- Bueno, uno no nace con poderes de la nada ¿No? - Amatista dejó escapar una suave risilla que la ubicó como una de las menores amenazas existentes en la lista de cualquiera. - Pero… ¿Por qué el interés pequeño? - Preguntó a Iori, quien se pensó si en serio era tan joven para ella como para que lo tratase así. No se veía vieja y aunque él pareciese más joven de lo que realmente era, tampoco sentía que ella lo decía por suponer su edad.
- Por nada en específico. - Dijo al intentar mentir. La verdad, en esas situaciones extrañaba a Rayne y la facilidad que tenía para inventarse cosas en el momento.

Amatista se quedó mirandolo curiosa y cuando se creyó atrapado en la mentira, solo recibió otra sonrisa amigable. - ¿Sabes lindo? - Dijo ella, Iori creyó sentir algo corriendo en su espalda. - Eres adorable. Sería lindo tener a alguien como tú en la estación - Le explicó. Iori quedó con la duda tan marcada en su rostro que ella continuó hablando. - No como oficial porque sería un peligro si te secuestran, pero quizá como secretaria.
- ¿Secretaria? - Repitió incrédulo. Ella asintió. - No soy mujer… - Sintió que de alguna manera se volvía repetitivo.
- Lo sé. - Ella se lo aclaró, y eso solo caló más en la hombría del ojiazul. - Solo estoy jugando contigo pequeño.
- Nosotros tenemos que irnos. - Dijo Hasper. Amatista lo volvió a mirar y su expresión monótona le dijo que había sido suficiente molestar.
- Oh, es una lástima, me estaba divirtiendo. - Dejó un suave resoplo escapar de sus labios, pero regresó a su inmaculada expresión al segundo. - Bueno queridos, si tienen problemas, ya saben a donde llamar. - Les dijo antes de dar media vuelta y revisar su reloj, ya era casi la hora de entrada. - Hasta la próxima. Tengan un buen día. - Sin mirar atrás levantó la mano y tambaleó en despedida.
- Igualmente. - Iori regresó el saludo sin importar que no lo viese. Después de toda la ayuda que había resultado ser esa mujer, no podía ser maleducado.
Hasper suspiró, sentía haberse liberado de un problema. No que fuese molesta, parecía alguien amistosa, pero después de lo de la tienda, no era sencillo aceptarla.
- Parece sincera. - Comentó Iori. Habían regresado a su andar.
- Supongo. - Hasper pensó que aun así, abusaba de su poder como oficial, pero nada que no hiciese algún otro "defensor" social.
- ¿Dónde vamos? - Preguntó Iori cambiando de tema.
- Mi casa.
[Roll-P] Lumina: Tierra de Guardianes - Página 3 Sin_ty11

La puerta de madera se abrió ante los ojos de Iori dejando ver en el interior de esa casa de dos pisos, una sala acogedora y moderna.
El menor miró unas dos veces de un lado a otro y de arriba a abajo con la tranquilidad que emanaba el cálido sentimiento hogareño de ese cuarto.
- Pasa. - La voz de Hasper lo llevó a fijarse en el cuidado que ponía al dejar el chaleco en el perchero y como buen invitado, solo asintió y pasó después de haber limpiado sus zapatos en la alfombra como antes Hasper lo había hecho también.
- Es un lugar muy acogedor. - Iori le sonrió sincero a Hasper así mismo como un sonido que no se esperaba que salía desde el fondo de su estómago en un agudo gruñido. Para el más bajo había pasado ya la hora en la que normalmente se alimentaba; había resistido bastante bien hasta ese momento que sus entrañas lo sabotearon.
Sus mejillas tornaron carmín de la vergüenza, pero Hasper no pareció tomarlo mal, hasta sintió que vio la sombra de una sonrisa dibujada en sus labios.
- Ustedes han de comer mucho. - Hasper le indicó que lo siguiese con un suave gesto y ambos terminaron en un comedor de estilo similar al living.
Iori se sentó a la mesa por petición del mayor, quien desapareció en la siguiente puerta que conectaba a la cocina.
El tiempo que el nuevo Primary le había otorgado para pensar en una mejor manera de convencerlo fue corto, tan corto que realmente no tenía muchas opciones y con el plato servido frente a él, empezó a preguntarse seriamente cómo Sophie había logrado que Dylan aceptase.
- Hasper… - Miró al nominado en frente de él y tomó una gran bocanada de aire justo después de un gran trago de jugo. - ¿Todavía no nos quieres acompañar? - Se llenó de valor nuevamente y la respuesta en suspiro del otro lo hizo volver a su plato de comida y comenzar comer. Desde el primer bocado era: algo bueno que podía mejorar si le preguntaban al Lumen, pero siempre era bien recibida una comida de casa después de tantas paradas en restaurantes donde siempre era incierto todo lo que utilizaban, especialmente cuando se les ocurría comer en locales de comida rápida a sus demás compañeros; era como si olvidasen que eran deportistas.

Terminaron de comer e Iori insistió en ayudarlo con los platos.
- La tienda. - Dijo Hasper, Iori se quedó pasmado a medio camino de tomar el plato que le pasaba para secar.
- ¿Mm? -
- No tengo con quien dejarla. - Explicó, e Iori comprendió entonces. Hasper movió el brazo e Iori por fin tomó el platillo.
- Si encontramos a alguien que se encargue. Entonces… -
-No tan rápido. - Pidió en advertencia. - Más que nada es seguridad. - Recalcó. Dejar en manos de un desconocido ese tipo de trabajo no era de fiar, más que nada por reputación. - Además, tengo que terminar pedidos y entregarlos. Llevará un tiempo. -
- No importa. - Iori dejó ambos, plato y toalla en su lugar antes de mirar al hombre con clara emoción de infante. - Te esperaré el tiempo que sea. - Y antes de que el otro hiciese algún gesto, se corrigió. - '-mos', te esperaremos. - Recalcó. - El tiempo que sea necesario. - Sonrió ampliamente.
Hasper solo le ofreció una mirada de reojo y continuó su labor con el último plato que faltaba. Para él no era de esperarse tanta emoción de parte de alguien por algo como eso, lo que no estaba demás, pero tampoco se esperaba que empezaría a interpretar una melodía en zumbido. Era tan bajo que apenas lo escuchaba, pero lo escuchaba y con ello, hasta le pareció notar que las flores de la ventana (a su costado) habían concebido un color más vivo y radiante al de segundos atrás.


[Roll-P] Lumina: Tierra de Guardianes - Página 3 Sin_ty11


Habían regresado al hotel después de no encontrar a nadie en el lugar de antigüedades, y aprovecharon el servicio de restaurante para almorzar. Emma ya había llamado a Iori y sabían que se encontraba con Hasper, y los cuatro estuvieron de acuerdo en que era mejor no molestar en hora de comida.

- ¿Seguro que no quieres comer? - Preguntó Dylan al notar que Rayne guardaba en su bolso las cosas que había dejado fuera la noche anterior.
- Estoy bien, gracias. - Dijo simplemente y miró al primer primary. - Ya comeré algo en el tren si me da hambre. -
- Si tu dices… ¿Pero tampoco quieres que te lleve? -
- No, es mejor que vayan a buscar a Iori cuando terminen de comer, nunca se sabe cuando se pueda perder. - Rió levemente. Dylan apenas hizo una mueca. No lo conocía mucho, pero era más activo. Además por mucho de que no era bueno inmiscuirse en la vida de los demás, era un poco extraño que no quisiera decirles la razón a las que se supone son sus amigas.
- Además de eso de que hay condiciones para que nos acompañe, se vuelve más complicado. - Se encogió de hombros, tomó si bolso y ambos salieron de la habitación. En el pasillo se encontraron con las dos jóvenes.
- No puedo creer que hayas conseguido permiso de Igneel. - Emma lo miró incrédula al cruzarse de brazos. Si había alguien a quien no le concedía caprichos ese monje, era a su propio aprendiz.
- Soy especial. - Dio una suave carcajada y luego de despedirse de un golpe de puños con Dylan, despeinar a Sophie y de mirar mal a Emma para luego solo relajarse y halar de una de sus mejillas, dijo: - Regreso en unos dos días. Los llamaré si es necesario. -
- Bueno, ve con cuidado. - Le dijo Sophie con un suave balanceo del brazo.
- Siempre. - Dijo y tomó un camino aparte del de ellos. Primero iría a la estación, le mandaría un mensaje a Iori como cualquier despedida casual de: te veo el lunes. Y después, se quedaría hundido en una de las peores noticias que le pudieron dar alguna vez por los siguientes dos días.
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[Roll-P] Lumina: Tierra de Guardianes - Página 3 Empty Re: [Roll-P] Lumina: Tierra de Guardianes

Mensaje por Cris Sáb 18 Jul - 19:39

No es algo que debiera extrañarle demasiado. Después de todo, desde un principio sabía que el viaje que habían emprendido hace unos días iba a ser largo y, seguramente, complicado. Y que habría momentos así en los que probablemente se presentarían imprevistos y llegarían a separarse. Sin embargo, no podía evitar inquietarse. No estaba en posición de demandar más información sobre lo que había obligado al rubio a separarse de ellos momentáneamente, pero le hubiese gustado saber un poco más, al menos para evitar esa sensación de incertidumbre que no la dejaba tranquila.

Ya había pasado una hora desde que Rayne se había ido, así que muy probablemente ya estaría en el tren camino a casa. Y ella se encontraba sentada en la cama de la habitación, con una ventana de chat abierta en su celular, y borrando por enésima vez el mensaje que había escrito.

-¿Crees que esté bien? -Irrumpió de pronto la voz de Sophie. Emma dio un respingo.
-¿Eh? Oh... Bueno, no lo sé... Se veía bastante serio, ¿no crees?
-Sí, eso es lo que me preocupa... –La castaña se cruzó de brazos ligeramente y soltó un ligero suspiro- ¿Y qué hacías? Disculpa si te espanté -Rió levemente.
-Ah, nada... Le enviaba un mensaje.
-¿Tú a él? -Su voz adquirió un tono de extrañeza.
-Sí -Contestó algo distraída, mirando la pantalla de su celular.
-¿Y eso? -La rubia ladeó la cabeza un poco.
-No sé... Sólo... No puedo estar tranquila, es como un mal presentimiento, ¿sabes? -Levantó el rostro para observar a su amiga.
-Sí, entiendo. Estoy igual... -Dijo algo cabizbaja.
-Además, ese idiota no tuvo ni la sutileza de decirnos qué fue lo que pasó. O al menos algo por mínimo que sea –Hizo una pausa en la que Sophie le dedicó una mirada resignada que transmitía un “No podemos hacer nada y no tenía por qué decirnos”- Lo sé. Pero es que... ugh, el mal presentimiento no me deja quieta –Se acomodó un mechón de cabello detrás de la oreja y regresó su vista a la pantalla.
-Espero que esté bien –Intervino Dylan que se acercó a ellas después de haberse servido un poco de agua.
-Sí -La castaña le dedicó una suave sonrisa- Disculpa que, apenas incorporándote al grupo, ya hayamos sufrido algunas separaciones temporales –Se rascó una mejilla.
-No hay problema -Negó el peliazul devolviéndole la sonrisa- Es comprensible. Y bueno... En el entretiempo podríamos hacer algo, mientras esperamos –Propuso para luego dar un sorbo a su vaso con agua.
-Oh, ¡sí! ¿Cómo qué? -Sophie pareció animarse un poco más con ello, entendiendo que el joven buscaba de alguna manera interactuar más con ellos.
-Bueno, no sé... ¿Pasear? O buscar algo en específico que podamos hacer en el hotel mientras esperamos a los demás...
-Mmm –La castaña se llevó una mano a la barbilla- Hay una piscina aquí -Señaló- Imagino que podría gustarte ir allí un rato –Le sonrió nuevamente, esta vez con más energía, él asintió.
-No estaría mal. Pero vamos todos, ¿cierto, Emma? -Preguntó haciendo una mínima pausa antes de decir su nombre. Ya creía sabérselos todos, pero al momento de tener que nombrarlos a veces le entraba la duda de si podría equivocarse con alguno. Ella no respondió inmediatamente.

“Espero que estés bien. Escribe cuando llegues a casa, y si necesitas algo” era el mensaje que había pasado de la barra para escribir a una burbujita de conversación dentro del chat. Por fin se había decidido por un mensaje. Generalmente, no era algo que le costase en lo absoluto, era igual de espontánea tanto por escrito como en persona, pero esa ocasión era distinta. Como había mencionado antes, algo le daba mala espina y estaba inquieta, y esta vez no era por su habitual exceso de energía, sino porque se sentía incómoda. Decidió enviarle eso para sentirse aunque sea un poco más tranquila, hacer acto de presencia, y evitar regañar al rubio pues sabía que no era el momento. Luego de releer el mensaje ya enviado, añadió un ‘sticker’ para acompañar sus palabras.

-Vale, vamos -Indicó tan de pronto que descolocó un poco a los otros dos, quienes habían supuesto momentos antes que ella no los había escuchado por lo absorta que estaba. Hizo una pausa- ¿A dónde es que vamos exactamente?
-A la piscina -Respondió Sophie animada- ¿Por?
-Ow, yo quería ver si aquí había gimnasio, en algunos hoteles hay. Bueno, en la mayoría.
-Oh, bueno, también podemos ir allí un rato, ¿Tú qué dices? -La castaña se dirigió al surfista.
-No tengo problema, en realidad. Cualquier opción está bien –Se encogió de hombros con una sonrisa.

No les costó mucho encontrar la sala en la que se encontraba el gimnasio del hotel. Era como una versión miniatura de esos locales, pues el espacio era bastante más reducido, pero contaba con los equipos y herramientas indispensables para ejercitar, lo que lo hacía bastante práctico.

Emma se había cambiado de ropa a una franela deportiva y unos shorts que iban a juego, aunque no es que hiciera realmente falta, pues su ropa de diario era igual de práctica y cómoda para permitirle ejercitar y realizar cualquier movimiento.

Llevaban una media hora platicando, Sophie y Dylan ocuparon dos caminadoras del lugar mientras la rubia hacía un poco de entrenamiento en una colchoneta. Al rato, ambos se acercaron a ella y, entre conversaciones casuales, Emma les hacía a ambos pequeñas demostraciones de sus piruetas.

-Oh, en el patinaje tenemos una postura similar, es algo así -Dijo Sophie, quien adoptó una pose algo complicada en la que se mostraba su elasticidad, pues sujetaba una de sus piernas en un ángulo poco convencional- Aunque generalmente se hace girando -Rió.
-Ya veo, es genial -Aplaudió Emma, que estaba efectuando una pose muy parecida a la de su amiga- A nosotros generalmente nos piden que luego de ésta, hagamos algo así -En ese momento, se contorsionó más de lo que ya estaba, en una posición que haría dudar a algunos si estaba hecha de carne o de goma.
-Eh, cuidado -Soltó de pronto Dylan sin poderlo evitar. Las miraba desde una distancia prudente para no interrumpirlas en sus maniobras, y su cara daba a entender por momentos que le impresionaban las capacidades físicas de ambas. Pero esa maniobra en especial que había realizado la rubia lo había alertado. Una persona normal ya se hubiese hecho bastante daño con ello. Ambas chicas rieron ante el comentario y la repentina seriedad del peliazul.
-Tranquilo, nadie se va a romper –Intentó tranquilizarlo Sophie, que había vuelto a estar de pie con normalidad. Dylan aún se veía algo contrariado y alerta, aunque poco a poco se calmó y regresó a sonreír con la frescura usual.
-Sí, todo bien por aquí -Emma hizo un gesto con la mano aún estando contorsionada y se movió para seguir con su rutina de ejercicios.
-Yo practico surf y todo, pero ésto es otro nivel -Rió el Primary.

En ese momento, el tono de llamada del celular de la rubia interrumpió la conversación de los tres, con lo que la dueña del aparato se incorporó como si no hubiese estado hace un segundo desafiando a la anatomía. Tomó el teléfono y respondió.

-¿Sí? ¿Io? ¡Hojita! ¿Cómo estás? ¿Todo bien con él? ¿Ya vienen? -La castaña, que la miraba desde donde estaba, soltó una risita al imaginar que el pobre Iori no tenía tiempo de responder a las preguntas por lo rápido que su amiga lo bombardeaba. Al fin, hizo una pausa para escuchar- ¿Van a venir entonces o aún no? -Otra pausa- Vale, bueno nos avisas, ¿sí? Y cuídate mientras -Dijo lo último prácticamente en un tono maternal, cosa que se le hacía inevitable a veces al tratar con el adorable pelinegro- Sí, estamos en el hotel... Ah, ¿te escribió? -Hizo una tercera pausa en la que desvió la mirada hacia la ventana del lugar- Sí, tuvo que irse. No, no dijo. Lo sé, es raro... Bueno, con suerte no tardará mucho, no te preocupes, ternurita. Bueno, dale, nos avisas -Repitió, y con eso colgó la llamada. Se giró hacia los otros dos, Dylan ladeó la cabeza con curiosidad.
-No debería tomar mucho para reunirnos de nuevo –Les sonrió a ambos- Ya sabe lo de Rayne también, y bueno, debería llamar de nuevo pronto.
-Genial, supongo que algún avance habrá hecho entonces -Comentó Sophie con un tono alegre.
-Ojalá que sí, se ve que él es un poco... bueno... -Empezó Dylan.
-¿Rudo? -Completó la ojiturquesa girando el rostro para mirarlo.
-Iba a decir complicado, pero sí, también -Rió un poco.
-Parece una persona interesante –Intervino Emma, uniéndose a ellos para cruzar la puerta del lugar e ir, por acuerdo tácito, a la piscina. Su amiga asintió.

Mientras caminaban, Emma revisaba nuevamente su celular y, antes de guardarlo en su bolsillo, torció levemente el labio haciendo un gesto de incomodidad. Rayne no había respondido aún y al parecer ni siquiera había leído el mensaje. Y eso no la ayudaba a calmar su inquietud.

-¿Nada? -Preguntó Sophie a su lado. Emma negó- Ya veo... -La castaña compuso un rostro de preocupación.

Un rato después, se encontraban en la piscina. Dylan había ido preparado con ropa para bañarse y entró sin dudarlo en el agua, seguido de Sophie. Emma se había quedado en una orilla de la piscina, sumergiendo sólo las piernas a la altura de las rodillas, habiéndose retirado los zapatos antes.

-Lástima que no podamos practicar aquí tus poderes –Le decía Sophie al peliazul- Imagínate que alguien pase por aquí o haya una cámara -Rió- ¿Qué les diríamos? -Dylan rió también.
-Bueno, ya tendremos otra oportunidad. Y... -Su mirada se iluminó- ¿Entonces me ayudarás a entrenar?
-¡Claro! -Exclamó ella con ánimo.
-Genial, porque no estoy muy seguro de cómo controlarlo bien. Aunque lo he intentado varias veces –Se rascó la nuca distraídamente.
-No te preocupes, seguro aprenderás rápido. Nosotros te ayudaremos.

Emma los contemplaba desde donde estaba, con el codo izquierdo apoyado en el muslo del mismo lado, y su mentón apoyado a su vez de su mano. Viendo al Primary de Agua con su amiga, y recordando al Primary que habían encontrado hace unas horas y con quien Iori debía estar compartiendo en ese momento, se permitió divagar un poco, preguntándose cómo sería el Primary que correspondía, o bien, complementaba su elemento. Y cuándo le encontrarían.

Reacomodó su postura, llevando sus brazos hacia atrás para apoyarse con ambas manos en el suelo, y dirigió su vista al cielo. Tantas cosas rondaban por su cabeza que no se decidía en cuál poner su atención primero. Tomó una bocanada de aire y la soltó con un suave suspiro que la relajó, con lo que dibujó su típica sonrisa enérgica en su rostro. Bajó la cabeza hacia el frente y, viendo que sus compañeros de viaje estaban cerca, chapoteó con los pies para mojarlos.

Ellos soltaron un gritito de sorpresa y un grito ahogado respectivamente y se dispusieron a vengarse de ella, salpicándola entre risas, y Dylan lamentando que no podía usar sus poderes para potenciar el ‘ataque’ contra la rubia.
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[Roll-P] Lumina: Tierra de Guardianes - Página 3 Empty Re: [Roll-P] Lumina: Tierra de Guardianes

Mensaje por Shiba Lun 5 Oct - 1:10

Rayne aun estaba en el tren cuando recibió un mensaje, su reacción más que de sorpresa fue de escepticismo rozando la burla, no se lo pensó mucho para cuando respondió, no tenía más que hacer aparte de estar en el celular escuchando música en su bien ordenado reproductor.

"Sophie, regresa el celular a la bestia, te va a romper algo si se entera"

Rechazó cualquier preocupación con ello, no que fuese malo, simplemente no era lo suyo, viniese de quien viniese. O más bien era que no acostumbraba recibirlo y menos aceptarlo.
Cerró la aplicación de mensajería y puesto en pausa la música dando paso a la calma del silencio. Había tomado un vagón casi vacío en el que a penas se escuchaba toser a un hombre que leía el periódico por diversión y el berrinche suave de un niño que repetía a su madre qué tan cerca estaban de casa. No era estresante, a penas y los escuchaba con los auriculares puestos, simplemente era una tarde de regreso a su casa.


[Roll-P] Lumina: Tierra de Guardianes - Página 3 5e84fb10


Cuando llegó a su ciudad tomó un taxi directo al hospital no sin antes pasar comprando un macetero con claveles. Pasó a la recepción preguntó por el paciente y la enfermera a cargo le dio el número de habitación, conocía al chico como un visitante y paciente de un tiempo atrás.

Tocó a la puerta y esperó. Rayne no entendía la manía de cerrar la puerta en los hospitales en horarios de visita y tampoco las largas esperas para acercarse a abrir la puerta, ni dar el permiso de entrar por sí mismo.

Pasaron treinta segundos hasta que al doctor se le ocurrió abrir la puerta dejando a la vista lo iluminado de la habitación gracias a la enorme ventana y la camilla donde reposaba alguien. El doctor le permitió el paso y lo dejó solo con el paciente.

- Rayne, pequeño ¿No se supone que estás en algo así como una convivencia? - La voz amable de la mujer era como música para sus oídos, misma que le hizo mostrar una enorme sonrisa antes de tomar asiento frente a la ventana. Luego solo estiró los brazos con un regalo para la mujer que se quedó mirando la maceta con claveles rosados.
- Sus favoritas, Iris. - La mujer tomó el pequeño obsequio y lo observó con cierta preocupación.
- Pequeño, esto es demasiado me estás haciendo trabajar más. - Dijo bromista dejando el regalo en la repisa a un lado de la cama. - Están hermosas… Así quiero caerme y dañarme otro tendón para que me regales más de esas.
- No diga eso Iris… Me voy a quedar sin ingresos si hace eso. - La mujer rio ante la broma y él apoyó los codos sobre las rodillas. - Es bueno ver que está bien.
- Por supuesto que lo estoy, la vecina fue demasiado escandalosa, el pobre Bero hasta se asustó cuando esa mujer llegó gritando que la ambulancia esto y lo otro, y lo único que pasó es que me lastimé un poco la pierna, estaré bien pronto. Soy fuerte como un roble. - Él se rió seguido por la mujer y después continuaron hablando sobre el lugar a plantar los claveles y sobre el repentino viaje de Rayne, al que este le dio los datos más normales del mismo. Todo marchaba con calma hasta que la hija de la anciana entró acompañada de un corpulento hombre a cargo de varias bolsas plásticas que desprendían aroma a comida recién hecha.

Victor Becheir y María Becheir, el primero: tío de Rayne y ella la actual esposa de Victor. La personas difícilmente querían creer que ambos era pareja, se llevaban veinte y cuatro años de diferencia, cosa que aunque incómoda a otros, no poseía el menor efecto en Iris, quien decía que para el amor no había edad y que su hija ya era una mujer de treinta y siete años que podía decidir por sí misma.

- ¡Tío! - Reaccionó Rayne, el hombre de la misma manera se acercó a saludarlo mientras la mujer acomodaba todo para que Iris pudiese comer. - Cuanto tiempo.
- Mucho, la última vez que te vi parecías un punkero. - Lo fastidió un poco a lo que el menor solo rodó los ojos y lo ignoró.
- Maria es bueno verte también.
- Igualmente Rayne ¿Qué haces aquí? Mamá me dijo que habías ido de vacaciones. - El chico se quedó mudo, no esperaba esa pregunta, pero pudo responder antes de que pareciese sospechoso.
- Solo es un viaje con amigos, puedo ir y venir como se me antoje. - Le quitó importancia. - El expreso tarda cuatro horas desde donde estaba hasta aquí, así que está bien. Además debo de ocuparme de Bero.
- Hablando de eso, cuando me trajeron el pobre quedó solo afuera, me pregunto si la vecina le habrá dado de comer. - Suspiró. Rayne le quitó importancia para calmarla.
- No se preocupe, Bero sabe donde tiene reservas en la casa.
- Vaya, perro listo ¿Eh? - El tío de Rayne tomó la palabra. - Deberías aprender de el sobrino, a veces siento que tu vives solo de suerte. - El nominado rio de manera sarcástica y cansina.
- ¿No sabes, Victor? - Preguntó Iris. - Rayne tiene su propio negocio. Hace unos productos bellísimos en diferentes materiales, especialmente metal.
- ¿Eres soldador? - El hombre levantó la ceja, Rayne solo suspiró, realmente no era necesario que él se enterase de eso.
- Puedes tomarlo como quieras, pero al menos soy independiente. - Se cruzó de brazos. El hombre se carcajeó en su cara.
- No lo tomes tan a pecho, está bien. -  Le dio una palmada en la espalda que casi deja sin aire al chico de ojos rojos. - Me alegra que hayas encontrado qué hacer, tu sabes, después de lo que pasó con el Padre Ant… - Miró a las mujeres de la habitación, le hacían muecas que exigían silencio, pues era un tema que todos habían decidido zanjar en el pasado. - Anticipa lo que te voy a decir. - Dijo sin perder la alegría que lo caracterizaba.
- ¿Qué? - Rayne se notó sin ánimo para escuchar cualquier cosa que viniese de él, pero luego señaló a María y al enfocarse se quedó con la boca abierta.
- ¿Acaso estas? - La mujer asintió emocionada. Había terminado de arreglar todo y su madre ya había comenzado a comer.
- Después de mucho por fin lo hemos logrado.
- ¿Ha sido prestada verdad? Porque mi tío ya está muy viejo como para… - Recibió un golpe en la cabeza por parte del nombrado.
- ¿Para qué? ¿Eh? ¿Para qué? - Le miró con cara de pocos amigos a su sobrino. - Para tu información, aún a mis cincuenta y siete años de edad tengo potencial y lo ves reflejado ahí. - Volvió a señalar el vientre de María.
- ¿Cuántos meses? - Rayne lo ignoró y se centró en conversar con las mujeres de la sala, pronto comenzaron a platicar sobre los planes futuros de la pareja y cómo llevaban ese proceso. No es que al chico le hiciera especial ilusión, pero la idea de ser padre algún día no le venía en desagrado.


Por ahora lo dejo hasta ahí, no quiero hacer cosas muy largas, que pereza de la vida que me daaa.


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[Roll-P] Lumina: Tierra de Guardianes - Página 3 Empty Re: [Roll-P] Lumina: Tierra de Guardianes

Mensaje por Cris Vie 8 Ene - 17:52

Ya habían almorzado, habían recorrido el hotel, habían utilizado el gimnasio y la piscina, incluso habían vuelto a la habitación, no encontraban qué más hacer para pasar el rato. ¿Cuánto más se tardaría Iori en volver? Esa era la cuestión que empezaba a inquietar a los tres, en especial a la más impaciente entre ellos. Y ya estaba anocheciendo.

Emma emitió un sonidito de fastidio desde su lugar en la cama de la habitación, donde se había desparramado en cuanto entró. Revisó su celular con la vaga esperanza de encontrar en él una notificación de parte de su amigo planta, pero lo que halló fue algo diferente pues su expresión cambió a una de hastío.

"Eres un idiota, Rayne." Tipeó. No se volvería a preocupar por él. El muy imbécil, además de que poco o nulo era su apoyo durante el viaje y de que se había ido sin dar una ínfima explicación, tenía el tupé de responderle de esa manera cuando había tenido un gesto desinteresado hacia él.

-Que se joda -Musitó con la cabeza apoyada en la almohada, por lo que su frase fue casi inaudible.
-¿Qué? -Preguntó Sophie desde la pequeña cocinita.
-Nada, nada -Le quitó importancia agitando levemente su mano libre.

Lo que le molestaba aún más de ello es que muy en el fondo seguía sintiéndose inquieta por la misteriosa razón que llevó al rubio a separarse de ellos. Inquietud era cómo lo categorizaba ella firmemente, preocupación era el sentimiento real aunque inadmisible por ella, aún para sus adentros.

[Roll-P] Lumina: Tierra de Guardianes - Página 3 Separa11

-¿Estás segura de que fue buena idea salir? -Cuestionó Soph a la rubia, mientras paseaban por una solitaria calle aledaña al hotel- ¿Qué tal si Io va al hotel y no nos consigue allí?
-Le dejé un mensaje, tranquila.
-¿Y qué haremos? -Preguntó Dylan con curiosidad.
-No podía pasar un instante más ahí metida, me moría del aburrimiento -Justificó Emma sin detener su marcha- Igual ustedes se podían quedar allá, yo les dije -Les recordó con simpleza.
-No, como te dije antes, también estaba aburrida -Confesó la patinadora rascándose la nuca. Se acercó a su amiga y posó su mano en su hombro- ¿Te sientes mejor? -Le sonrió.
-Sí, el aire fresco me vino bien -Respondió ella, correspondiendo a la sonrisa.
-¿Qué ha sido eso? -Preguntó Dylan de pronto. Las dos se giraron a mirarlo.
-¿Qué cosa? -Al ver que no respondió inmediatamente, siguieron la dirección que marcaba su mirada, que apuntaba hacia una mujer alta y esbelta quien parecía salir de un callejón.
-Por un momento… Juraría que se apareció -Susurró el peliazul, confundido.

-¿Por qué demonios me mandan a mí? Que vaya Trent y se encargue. -Musitó la mujer caminando perpendicular a ellos cuando, al sentir sus miradas, se giró- Vaya, vaya. Pero qué tenemos aquí -Imprimió con tono divertido.
-No… Puede ser… -Articuló Sophie en estado de shock- ¿Stella DuCiel? -Soltó sin creer sus propias palabras.
-Pero ella… -Continuó Emma en un susurro, sin quitar la vista de la mujer.
-Está muerta. -Puntualizó la desconocida sin titubear, y fingió un suspiro cansado- Soy Elisa, su gemela. A estas alturas uno considera seriamente llevar un cartel.
-Es cierto, tenía una hermana gemela -Divagó la castaña por un instante, golpeando suavemente la palma de su mano con su puño.
-Esa voz… -La vista de Emma continuaba clavada en Elisa.
-Buen oído, felicidades -Animó con sarcasmo- ¿Les gustó el show de la playa? -Ladeó sus caderas y apoyó una de sus manos en el lado más prominente.

Ante ello, Dylan abrió los ojos grandes: Ahora lo recordaba. Esa voz, era la mujer que había causado el alboroto en la discoteca en la playa.

-Fuiste tú -Espetó Emma, alerta. La mujer asintió echando hacia atrás un mechón de su larga cabellera.
-Ese día los vi a ustedes, aunque ustedes a mí no -Tanteó jugando con sus palabras, y volviendo a caminar- Pero aquí falta gente -Canturreó.
-¿Cómo hiciste eso? -La duda que había crecido en Emma desde esa vez se vio al fin expresada en palabras, tanto así que casi las había atropellado.
-¿Qué cosa, niña? -La rubia le dedicó una mirada de molestia, ella tomó su tiempo en responder- Ah, sí, eso -Fingió apenas haberlo recordado. Detuvo su andar y se posicionó de frente a ellos, llevó su dedo índice hacia su pecho, señalando un prendedor dorado con una estrella en el extremo.
-¿Eh? -Se escuchó decir a Sophie, Emma arqueó una ceja sin comprender.
-Ay, para ser el rayito estás un poco lenta, querida -Soltó Elisa con autosuficiencia.
-Cuida lo que dic… -Exclamó la rubia en amenaza- Pero… ¿Cómo? -Preguntó más bien para sí, con sorpresa.
-Vamos. Es obvio. Rubia, ojos amarillos. El elemento básicamente se imprimió en ti -Dijo empleando un tono de quemeimportismo- En fin, te mostraré -Afiló levemente la mirada.

La mujer estiró su brazo izquierdo y de pronto su prendedor emitió un brillo, acto siguiente un súbito rayo de energía se dirigía a ellos a tal velocidad que sólo Emma pudo percibirlo a tiempo y, posicionándose inmediatamente, recibió la carga con su mano derecha. Rápidamente, se percató de que la energía era muy grande, tanto así que le costó trabajo canalizarla para enviarla de vuelta, lo cual hizo tan pronto como pudo pues sintió que si se quedaba un instante más albergando aquello, iba a inflingirle daño. Todo sucedió tan rápido que Sophie y Dylan no tuvieron tiempo de reaccionar.

La mujer de cabellos castaños disipó con facilidad la carga que arremetía de vuelta hacia ella.

-Ah, fíjate, tan lenta no eras, ¿ves? -Su rostro exhibía una sutil sonrisa socarrona. La rubia respiró con cierta pesadez por el esfuerzo- En fin, me gustaría quedarme a charlar de sus avances pero tengo cosas de las que encargarme -Dijo lo último con un deje de fastidio- Nos vemos, adiós -Saludó simplemente con un ademán de la mano y se alejó dándoles la espalda.

-¿A dónde crees que vas? ¿Cómo es que…? -Y Emma corrió tras la mujer, ignorando el llamado de su amiga, pero al cruzar una esquina la perdió de vista, como si se hubiese desvanecido.
-¡Emma! -Gritó de nuevo Sophie, ella y Dylan se acercaban corriendo- ¿Estás bien? Espera, ten cuidado, esa mujer tenía…
-No lo entiendo -Interrumpió de pronto Emma, enderezándose, con lo que la mano de Sophie se deslizó fuera del hombro de ella- Ese poder… -Tenía la mirada fija en las palmas de sus manos- Y además, era muy fuerte. -Se giró hacia la castaña, que le devolvió la mirada confundida.
-Creo que lo mejor es que no nos quedemos aquí mucho tiempo -Sugirió Dylan, quien recuperaba su postura luego de la carrera- A la ciudad, me refiero.

Y puede que tuviera razón. En cualquier caso, debían alertar al resto.


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[Roll-P] Lumina: Tierra de Guardianes - Página 3 Empty Re: [Roll-P] Lumina: Tierra de Guardianes

Mensaje por Shiba Sáb 9 Ene - 18:34


Rayne se quedó en el hospital hasta que el comienzo del atardecer, dejando en claro que al siguiente día regresaría a ayudar a María con Iris, pues Victor tenía el día ocupado como era casi una costumbre para el familiar del rubio. Una vez en su calle, a lo lejos reconoció el bulto negro de su rottweiler acostado a la entrada esperando por él, y que en cuanto lo detectó se levantó y corrió a darle una emocionada, desesperada y babosa bienvenida.

- ¿Has comido? - Preguntó después de abrir la puerta de la casa, el can lanzó un ladrido acompañado de una suave levantada de orejas. Se encaminaron a la cocina dónde Cerberos buscó sus tazones vacíos para que Rayne los llenara, lo que no tardó en hacer; pienso como agua fueron dados en porciones moderadas y casi devorados en instantes a lo que Rayne por rendición tuvo que rellenar los platos.
Con la mascota satisfecha, Rayne decidió que también debía de comer algo, pero nisiquiera tuvo tiempo de sacar productos de su pequeña alacena cuando el timbre lo interrumpió y tuvo que atender.

No necesitó preguntar quién era, conocía a la persona que jugaba de manera tan infantil con el timbre siguiendo una melodía tan popular como lo era: El Himno a la alegría.

- Mamá… - Apenas pronunció cuando una cartera y un abrigo le fueron entregados en las manos como carga, pero la nominada sin una palabra solo ingresó observando el lugar y siendo recibida de igual manera por el pequeño de la casa. El hijo apenas y cerró la puerta con el pie y dejó las cosas en el perchero de un lado. - ¿Qué haces aquí? - Preguntó y fue ignorado. - ¿Sabes que solo te recibe así porque como eres mi familia olemos igual? - Nuevamente sin respuesta.

La mujer dejó tranquilo al can y se dirigió a la cocina observando con detenimiento lo poco que su hijo había alcanzado a sacar antes.

- ¿Quieres que te prepare algo? - Preguntó por fin, el menor suspiró pesadamente, no como que le pudiese reclamar algo, era su mamá.
- Iba a ello.
- Déjame, puedo prepararte algo de vez en cuando. - Sonrió. Rayne bajó los hombros en rendimiento y la dejó ser. Ella conocía esa casa de techo a bodega, no debía explicarle nada.

La mujer a pesar de tener cincuenta y siete años aún se veía joven y llena de energía, compartían el mismo nombre y los mismos ojos, pero el cabello de ella era un blanco liso, muy parecido al de Naín exceptuando el color, en este todos los tres hermanos Becheir conservaban el rubio brillante de su progenitor.

- ¿Tuvo una pelea con mi padre? - Preguntó el menor cuando ella se acercó a servirle un curry con arroz acompañado de una bebida de cartón que encontró en el refrigerador y que con suerte no estaría expirada.
- ¿Por qué no vienes a casa? Ciel te extraña a veces. - Lo evadió por completo con una sonrisa, Rayne entonces se rindió nuevamente a preguntar cualquier cosa y solo reaccionó con una risa pesada de ironía.
- ¿Ciel? Él no extraña a nadie, solo a su espejo. - Su madre tomó asiento en la silla adyacente a él.
- Es verdad. - Miró al perro pasar con entusiasmo y sentarse en el suelo a escucharlos, se notaba más tranquilo que en su llegada. - ¿Sabes? Si no fuese porque Ciel es alérgico me llevaría al pequeño Bero, al menos tendría quien me haga compañía en la mañana. -
El hijo miró con tristeza a los ojos de su madre, ella no mentía. Ciel iba al instituto y su padre llegaba en la noche del trabajo y a veces ni llegaba.

- Entonces… No hay posibilidad de que te quedes con Bero ¿Verdad? - Preguntó. La mayor lo miró en sorpresa pero pronto con una relajante expresión de pena.
- No, cariño, lo siento, ya conoces la situación de Ciel.
- Ponlo en adopción. Solo come y duerme. Es un inútil.- Su madre rió suavemente, como siempre hacía.
- Pero sigue siendo mi hijo y tu hermano.
- Lo sé. - Puso los ojos en blanco como si realmente estuviese harto de esa respuesta, sin ser esa la primera vez que se lo decía, para Rayne la solución siempre era y será: dar en adopción a sus hermanos; sin importar que ya sean mayores de edad y paguen impuestos.

Pasó el tiempo y siguió comiendo, hasta le ofreció un poco a su madre y ella a penas y probó para comentar: que de alguna manera había mejorado en su cocina, mientras que su hijo le rebatió ese hecho. Según él: Seguía igual de malo.

Todo continuó en calma hasta que se terminó la comida y se quedaron haciendo sobremesa, platicando sobre trivialidades para después quedar en silencio por culpa del menor que sintió ya no querer hacerse el tonto.

Él se giró y la miró, ahí con los brazos cruzados, delgada y frágil como siempre había sido. Su madre sin duda irradiaba una elegancia que no encontraría jamás en nadie más, sin importar el movimiento que hiciese siempre había un deje de delicadeza en el mismo, hasta cuando hablaba demasiado o por nada. Rayne amaba a su madre, la quería tanto que le dolía verla no ser feliz a pesar de su edad.

- Mamá - Dijo severo sorprendiendo a la nominada.
- ¿Ocurre algo malo cariño?
- Pídale el divorcio a mi padre. - Notó los ojos incrédulos en la mujer, y después esa sutil sonrisa de rendimiento que lo molestó.
- Cariño. - Ella se acercó a apartarle los cabellos del rostro con suavidad. - Eso es algo que no te incumbe a ti. - Tocó la punta de la nariz de su hijo con cariño como juego.
- Pero mamá… - Apretó los puños. Ella negó soltándolo.
- No olvides que además de Naín, en la familia sólo él y yo sabemos lo que estás pasando. - Descansó una de sus manos en la mejilla de su hijo. - No puedo permitir que en un ataque de rabia tu padre vaya y divulgue las cosas porque sí. Serías un bicho raro al que le tendrían miedo.
- Ya soy un bicho raro al que le tienen miedo. - Rectificó. Su madre solo sonrió con gracia.
- Sabes que no es verdad. - Le pellizcó la mejilla con cariño, pronto lo soltó y se sentó a la mesa a esperar mientras su hijo regresaba a limpiar los trastes. - Ir al reformatorio no te hace peligroso, solo un poco tonto. - Rayne resopló y su madre volvió a reír. - Está bien, cariño, soy feliz.
- No completamente.
- Pero es una felicidad estable, tú y tus hermanos me dan eso. Y con eso basta. - Miró a su hijo, había terminado con todo y ella quiso cambiar de tema. - ¿Qué harás con Cerbero? El pobre no puede quedarse solo. No por tanto tiempo. - Miró al nominado que descansaba cómodamente en el piso a su lado.
- Pensé en dárselo a María ¿Sabes?
- ¿María? ¿La has visto?
- Sí, estuve en el hospital y llegó con el tío a cuidar de Iris.- Rayne notó el suave levantar de cejas de su madre, había sido una sorpresa para ella y lo sabía.
- Así que viste a Victor. - Simplemente sonrió. Rayne se detuvo a asentir. Sabía lo de Victor y su madre, a esas alturas de su vida realmente creía que no era secreto para nadie pero sí que lo era para Ciel y su propio padre. - ¿Crees que es bueno dejar a un perro del tamaño de Bero con una embarazada? - Su animo se exageró en burla, y Rayne sonrió.
- Bero es bueno, la cuidaría muy bien, usted sabe que mi tío no pasa mucho en casa. Pero…
- Así que si hay un pero… - Rayne volvió a asentir pero con mucha más fuerza con clara frustración.- Hay muchas posibilidades de que el enano salga alérgico como tu adorado Ciel. - Resopló y su madre lanzó una suave risa.
- Bueno, pasaba lo mismo contigo y Naín, y no fue el caso. Hay posibilidades. Pero por el momento… Creo que tengo alguien a quien se lo puedes dar.
- ¿De confianza? - Su madre asintió.
- Si no te importa que la hija sea policía, la creo muy capaz. El problema es el viaje creo. - Rayne asintió, eso significaba olvidarse al completo de Cerbero. Pero ¿Qué podía hacer? No sabía cuánto tiempo iba a pasar en ese viaje, y no existía la teletransportación para regresar a su casa al menos una vez por día para saber sobre el estado de su perro. Y definitivamente no lo iba a dejar en el templo, era una pésima idea.
Igneel no era buena influencia para Cerbero, aun recordaba cuando lo obligó a cargarlo alrededor del templo cuando era más joven y su maestro conservaba una musculatura mayor a la de la actualidad. Su espalda y brazos aún dolían del simple recuerdo. Seguramente obligaría a Bero a que le lleve el periódico y no lo permitiría. Su Bero no era el criado de nadie(?. Los demás eran los criados de su perro, como un equilibrio que nunca debe romperse.

- ¿Puedes comunicarte con ella?
- Por supuesto. - Sonrió. Y sacó su celular. - Por cierto ¿Quieres que me quede? Ciel se quedará donde un amigo estudiando, o eso espero. Y tu padre, bueno, no sé, supongo regresará mañana en la noche nuevamente. - Rayne se mordió la mejilla interna pero terminó dedicando una sonrisa a su madre para reprimir su enojo.
- Mamá, no soy un niñito. - Bromeó y se levantó para al final besar la cabeza de su mamá. - Sabes que te puedes quedar cuanto quieras. Yo, creo que intentaré pasar un poco de tiempo con Bero.
- Aprovéchalo bien.
- Dormirá conmigo.
- No, - Hizo una pausa al empezar a teclear en su celular y luego levantó la mirada de manera amenazante a su hijo. - Será conmigo ¿Entendiste?
- Pero mamá.
- Shh, y punto. - Rayne volvió a resoplar. Y dejó a su mamá con lo suyo. Al final se acercó a su perro y lo molestó un poco para despertarlo, y luego salió a jugar con él al patio, juego al que se unió la mujer.

La madre de Rayne a pesar de ser tan tranquila conocía mucho a su hijo y el cuánto adoraba a su mascota, y sabía que a pesar de no decírselo; él se sentía mal por perderlo de esa manera, y ella se sentía igual.
Al principio tuvieron una gran discusión familiar antiguamente por el can. Rayne acababa de salir del reformatorio cuando el llanto de un cachorrito fue oído en la entrada de la ciudadela en la que vivía, y luego llegó a casa con una mochila medio vacía de todo lo que había perdido en ciertos intercambios internos del reformatorio, y con un cachorro embadurnado en garrapatas. Ciel no tardó en comenzar a estornudar y el padre del joven a exigirle su abandono, él se negó y la disputa comenzó, misque que duró hasta la llegada de Naín que lo ayudó a salvar al perro. Lo ayudó convenciendo a uno de sus amigos veterinarios a tratar al animalito, y luego siendo el benefactor para las medicinas. A Raayne nunca le gustaba hablar de eso, no por lo que hizo su hermano a quien solo llegó a admirar más, sino por lo ridículo de la situación.
Cuando Cerbero ya pudo salir de la vigilancia del veterinario, nuevamente Naín le permitió la estadía en su departamento junto a la nueva mascota, mismo que continuó como su familia hasta ese día.

Cualquiera por fuera diría que la rutina que poseía con su perro era un tanto aburrida, ya que solo eran los dos, y a más de correr por las mañanas y jugar en las tardes, no parecían hacer mucho más, pero Rayne se dio el esfuerzo de entrenarlo, tanto que era demasiado educado y manso, pero al mismo tiempo muy dependiente. Sin importar la edad que tuviese Cerbero, por sí solo nunca iba a sobrevivir, y ese fue el mayor error de Rayne, olvidar que tenía responsabilidades como Alma Lumen, responsabilidades que le importaban un bledo, pero que igualmente debía de acatar.
Él nunca pidió ser lo que era, y le molestaba mucho su falta de elección en ello, mismo destino que lo llevó de alguna manera al reformatorio y a ese momento en el que debía dejar a su mejor amigo.

Mientras que la madre de Rayne odiaba eso más que nadie. quizá más que su propio hijo, y por eso mismo, sabía que la decisión de Cerbero era algo demasiado crucial en su vida.

Al día siguiente, como prometió fue a ayudar con Iris, se quedarían en la casa de los conyugues, lo que era dos horas en auto, pero ahí María tenía la comodidad que requería para su tiempo de espera. Su regreso a casa se atrasó mucho con los favores de compras que le pidió María, no solo de los medicamentos sino que también productos de mercado; por lo que llegó anocheciendo y su madre lo esperaba en el portal con la misma sonrisa de la noche anterior.

Recién en cama se dignó a ver su celular, donde notó la respuesta de Emma y solo resopló cansado y terminó por responder: "Nunca más voy a bromear contigo, estoy bien". Y dejó su celular a un lado para quedarse dormido, esa noche Bero si dormía con él.

A la mañana siguiente la mujer despidió a su hijo con un beso en la frente antes de abordar el tren junto a Cerbero, al que tuvieron que colocarle un bozal "Por seguridad" según los encargados y por los que se habían quejado de ver un perro de ese tamaño sin uno.
Pero al menos hubo una suerte en todo eso para Rayne: la ciudad a la que lo mandaba su madre era la misma en la que estaban los demás.
Revisó una vez más su celular para corroborar la dirección de dónde dejaría a su pequeño, a quien no dejó de acariciar en todo el trayecto, y después de grabárselo solo observó a su amigo; habia crecido mucho y era tan tranquilo que nisiquiera le gruñó al gato que pasó fastidiando con sus maullidos en el asiento aledaño… En serio esperaba que le respondiese, que al menos le gruñese un poco para que se callase, pero al contrario recibió un quejido lastimero por intentar sacarse ese bozal al que no estaba acostumbrado y nunca necesitó. Fue ahí que entendió que ese era el final, el último día compartiendo con el como suyo. Y al procesarlo por fin, su vista se nubló y su rostro se humedeció; había empezado a llover en el vagón.



Amatista bajó apurada de su habitación, al sonar de los timbrazos, solo con la insistencia de cada uno sabía que solo se podía tratar de una persona.
- ¿Qué ocurre mamá? Hasta para ti esto es demasiado temprano. - Era una sutil sonrisa con la que recibía a su progenitora, mientras que la mayor solo juzgó su pijama de dormir.
- Esta es hora de que estés lista para salir al trabajo, nisiquiera como protectora de la ley tienes decencia de despertar a buena hora. - Ingresó apartando a su hija como haciendo fuchi con su mano, la menor solo se rió del gesto de su madre y cerró la puerta.
- Mamá, son las once. Llegué hace cuatro horas.
- No me importa, eres una holgazana, a tu edad hacía más cosas con menos horas de sueño. - Se sentó en un individual del living.
- En cualquier caso. ¿Quién es el invitado? - Fue hasta su madre y se agachó a acariciar al Rottweiler que recibió gustoso la rascada y le lamió la mano en regreso. - Parece muy educado.
- Y lo es. - Recalcó. - El hijo de una amiga mía ya no lo puede mantener por falta de tiempo, y me preguntó si no necesitaba un guardián, le dije que no, pero tu sí.
- Sabes que no puedo. - Se levantó de golpe.
- Si puedes, llevarlo a la comisaría no te costará, ya ves, es muy callado. - Amatista se llevó una mano a la cabeza por la jaqueca que le estaba provocando.
- Mamá, querida, sabe que la adoro, pero esto que me está pidiendo … No es un perro policía, y si algo le ocurre a este pequeño yo…
- Solo no lo cargues en cosas peligrosas, la ciudad no es tan caótica actualmente, así que estarás bien.
- Dilo por ti, yo vivo en caos todos los días. - La menor empezó a caminar de un lado a otro decidiendo por lo mejor hasta que se le prendió el foco. - Creo que le puedo dar el trabajo de guardián junto a Johnson.
- ¿Johnson? ¿De guardian? ¿El mismo que te adora?
- Sí, se lo debo al dueño, ayer me llamó y ese es el favor que tengo que devolverle por una pequeña metida de pata que hice. El pequeño podrá ayudar, aunque es más seguro que hará todo el trabajo. - Volvió a agacharse a acariciar al perro. - ¿Cómo se llama?
- Cerbero… Pero dejando eso de lado ¿Cómo que metiste la pata?
- Bueno, me voy a cambiar. - Sonrió a su madre y a Cerbero antes de salir del living para evitar preguntas de su madre.



Iba caminando a paso lento sabía que era lo correcto, de hecho apenas y pudo despedirse de Cerbero, la mujer parecía ser alguien apurada, no porque tuviese algo que hacer, sino porque siempre pensaba en lo siguiente que haría.
Su celular sonó y realmente no se imaginaba quién podría ser.
- ¿Igneel? - Preguntó para asegurarse. - Estoy en donde debo. Me dirijo al hotel con los demás. - Lo dejó hablar. - Pasa que María se hará cargo de ella… - Se mantuvo en silencio mientras escuchaba a su maestro. - Chiflado, no creas que no me he dado cuenta, deja a Iris tranquila, es una buena dama como para acabar contigo. - Luego de aquello, su rostro cambió completamente de expresión. - ¿Qué? No he sido yo. - Dijo claramente perdido en lo que escuchaba. - Si lo sabes no me acuses. - Se notaba cansado en su charla, hasta se restregó los ojos mientras avanzaba. - Pero es extraño, ese hombre duró mucho para que ahora me digas que han terminado lo que comencé. Intentaré estar alerta, hasta luego. - Colgó.
La noticia para cualquier ciudadano normal era irrelevante, hasta normal en esos tiempos. Pero para Rayne no era igual, El hombre por el que lo habían mandado a reformatorio por más de un año, ese mismo que acosó a su hermano y varios niños, al que por cólera había golpeado en la cara y por "accidente" quemado sus testículos, ahora había sido calcinado a los pies de su propia iglesia por un criminal desconocido. El padre Antonio, ya no era un dolor de cabeza para él ni para nadie, pero solo sentía un terrible sabor de boca que nadie le quitaría. Eso era algo que él quería terminar a su manera, no así.
Pero en el momento solo le quedaba regresar al hotel y si no había nadie aprovechar para tumbarse en la cama. Lo que para su suerte, fue así.



El día anterior, Hasper decidió que no era mala idea hacer caso a Iori sobre lo de dejar el lugar bajo vigilancia policiaca. De hecho, era la mejor opción entre todas las que podrían haber tenido, y quizá muy contra lo que pensaban, la mujer que les ofreció esto no se negó en ningún momento, dejando en claro sus prioridades como controladora de la ley antes de cualquier cosa.
Quizá era un poco difícil de creerle luego del ataque, pero ella les contó así mismo sobre la cierra eléctrica que salvó a Hasper y es que ella misma la había mandado, aunque pertenecía al novio de su madre. Ella primero se había asegurado de dejar mínimamente protegido al ciudadano promedio.
En ese momento del día, Hasper solo estaba dejando todo en línea: terminando sus entregas y rechazando nuevos trabajos por un tiempo. Ese día sería el último que atendería, Iori lo ayudó en esto, los demás decidieron dar una última revisada a las calles, ya sea que las hayan visitado o no, en busca de la DuCiel, pero no encontraron rastro de ella. Al final del día, regresaron al hotel, donde encontraron a Rayne en el cuarto de los chicos dándose gusto con una cena demasiado grande hasta para él: tres cajas de pizza.
Al final se unieron solo porque ya era hora de cenar y el olor era completamente tentador.
- ¿Todo salió bien? - Preguntó Sophie al terminar un bocado.
- De maravilla. - Canturreó Rayne, dejando a compresión que no había sido un gran dilema.
- ¿Cómo es que te dejaron ir? - Cuestionó Emma, más bien fastidiada. Irse de una manera y regresar como si nada, y de paso siempre siendo un inútil, estaba más que claro que era el que menos se tomaba las cosas en serio. Pero no podía esperar nada de él, eso lo sabían todos.
Rayne solo respondió con un levantamiento de hombros.
- Nunca había probado estas ¿De dónde son? - Preguntó Dylan con calma.
- Las de esta calle.
- ¿El mini local? - Preguntó Iori un poco sorprendido, estaban demasiado bien, se notaba que eran hechas con calma y todo artesanal.
- Ya que tardaron tanto, tuve tiempo y di un paseo por aquí, me dijeron que ellos solo hacen para llevar. - Continuó contando como si nada, luego a él lo pusieron al día sobre la situación que tuvieron, pero eso mismo le abrió una sospecha, de que el cuerpo calcinado podría ser otro más de estos personajes con reliquias falsas.
Al día siguiente era hora de partir y para su suerte aún tenían dinero para sobrevivir otros días


¿Por qué soy así? ~~
Bueno, ya está, al siguiente Primary (???
Pd: Luego edito el review xD

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[Roll-P] Lumina: Tierra de Guardianes - Página 3 Empty Re: [Roll-P] Lumina: Tierra de Guardianes

Mensaje por Nya Vie 15 Ene - 17:06

La comitiva se estaba haciendo cada vez mas grande y no hacía falta ser muy observador para notar de que no todos iban a caber en aquel auto al menos de que fueran a viajar en una de aquellas caravanas del tamaño de un autobús. Obviamente, era inviable puesto que en primer lugar estarían obligados a comprarlo y el precio de aquellas casas con ruedas, no era especialmente barato. Y en segundo lugar, ninguno tenía licencia para manejar un vehículo especial de aquellas dimensiones.
Por suerte, Hasper disponía de coche propio. No lo usaba demasiado pero lo suficiente como para haber tenido la obligación de adquirir uno y era un auto que engañaba por sus apariencias: Demasiado pequeño por fuera para ser considerado una furgoneta profesional de carga y descarga pero por dentro demasiado grande y espacioso aunque estuvieran cinco personas dentro.
- No tienes por qué haber venido... - Dijo Iori en un murmullo típico de él mientras en sus manos intentaba resolver un artilugio rompecabezas de la tienda de Hasper; un sinfín de pequeñas piezas de madera cuyo objetivo era formar un cubo uníendolas entre sí.
Quiso acompañar a Hasper porque en cierta parte se sentía responsable de haber comprometido al mayor a seguirlo en un viaje del cual ni sabían la duración, ni el destino, ni el costo del mismo. Por suerte, nadie le preguntó el por qué pero por otro lado le pilló desprevenido que Rayne quisiera acompañarles también en el trayecto.
- Está bien. - Respondió Rayne observando el delicado juego de dedos que estaba provocando Iori. - Tenía curiosidad. - Mintió. En realidad quería un poco de paz en su mundo, no se sentía con ánimos de nada.
Tenía pensado escuchar música, admirar el paisaje o simplemente echar una ligera siesta ahora que se había quitado de en medio como conductor. Pero no podía apartar la vista del caos que Iori estaba provocando con ese juguete de niños, lo atormentaba como una especie de maldición y empezaba a ponerle nervioso que cometiera el mismo error una y otra vez.
- Trae eso. - Le arrebató el puzzle sin pedir permiso y comenzó a trastocar con el mismo. Iori miraba atentamente en silencio durante un buen rato, todo para que finalmente el rubio provocase los mismos errores que Iori.
- No es así. -
- Shhh. -
Ni siquiera bastaron cinco minutos para que el rubio comprendiese de que su limitada mente nunca lograría comprender uno de esos artilugios y que si seguía intentandolo, acabaría por echar humo y de paso con un dolor de cabeza inimaginable antes de que terminase el día. Para su suerte, el teléfono de Iori comenzó a sonar y eso lo trajo de nuevo a la realidad de aquel juguete del demonio.
Iori tomó el móvil tímidamente, dejandolo en sus manos como si estuviera realizando una ofrenda religiosa en lugar de agarrarlo como una persona normal y se quedó contemplando el artefacto tecnológico en silencio mientras seguía sonando. En la pantalla se rezaba el nombre de Sophie seguido de un corazón, cortesía de las dos damas.
- ¿No piensas cogerlo? - Preguntó Rayne. Hasta él mismo se estaba poniendo nervioso de su pasividad. Cinco segundos mas y la llamada se perdía en la nada.
- ¿Puedo? -
El rubio ni siquiera tuvo tiempo para exasperarse y simplemente tomó la llamada por él presionando el botón verde de aceptar. Iori acercó cuidadosamente el celular a su oído, como si de un soplo se fuese a resquebrajar en una ventisca de cristales en su rostro y es que aún no confiaba cuan tan frágil sería. No después de lo había hecho Emma cuando estuvo a punto de perder el suyo.
- ... ¿Si? - Dijo en un murmullo.
- ¡Io! - Saludó. Con solo escuchar su voz, el nominado ya podía dibujar la habitual sonrisa de Sophie en su imaginación. - Pararemos en la próxima estación para repostar y descansar. ¿Puedes decirselo a Hasper? -
- Sí... - Respondió. Tras un breve silencio, pudo escuchar de fondo la voz de Iori repitiendo lo mismo que había recitado. - ¡Rayne! - Gritó por lo bajo de pronto Iori. - Así no es, va en ese agujero. -
- Mierda, se me perdió. -
- Io... - Interrumpió Sophie al otro lado del teléfono.
- ¡Ah! Lo siento Sophie, l-luego te cuento... -



Y de vuelta a hibernar. Nos vemos en 2022 ♥
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[Roll-P] Lumina: Tierra de Guardianes - Página 3 Empty Re: [Roll-P] Lumina: Tierra de Guardianes

Mensaje por Shiba Dom 17 Ene - 14:16

Al recibir esa respuesta Sophie se quedó mirando a Emma y en cuanto le contó lo que escuchó, Emma compuso la misma cara que había quedado en la castaña. Dylan en cambio no evitó reír por ello.

Llegados a la estación, pasaron a rellenar los tanques de los autos y se quedaron en la cafetería del lugar, la cual mezclaba lo básico en postres, café y variedades de productos envasados que ubicados en las pequeñas estanterías podían ser tomados y pagados antes de pasar a las mesas, las cuales eran pocas y para cuatro personas. Pero realmente ninguno tenía ganas de sentarse frente a una, un viaje largo en auto puede hacer a cualquiera odiar el estar sentado, y prefirieron quedarse en el mesón bar que conectaba al exterior ignorando por completo los taburetes perfectamente alineados y en cualquier otra ocasión cómodos para pasar un rato con una buena comida.

En ese trayecto Iori les contó a Sophie y Emma lo que había ocurrido, ellas entendieron que todo había sido por culpa de un juguete, mismo que habían decidido dejar en el auto solo para tener un verdadero descanso en aquella parada. Mismo que duró más de lo esperado, realmente se lo pensaron dos veces antes de volver a ingresar a los autos. Además el olor de recién llenado continuaba en el aire, lo que no dejaba con muy buen semblante a los que acababan de comer algo. Por lo que decidieron esperar un poco, más, rato en el que Rayne aprovechó en preguntarle a Hasper sobre lo ocurrido. Ya había escuchado la parte de los demás y solo le faltaba él, quien literalmente era un desconocido para él que no estuvo en todo momento con ellos.

- Me convenció. - Señaló a Iori, y no explicó más. Rayne asintió en comprensión.
- Te creo, Iori tiene un gran poder de convencimiento. - Aseguró, con un pulgar levantado.
- En realidad creo que tuve algo de suerte con eso. - Dijo con inocencia. Rayne negó.
- Convences, créeme.
- ¿Crees? - Rayne volvió a asentir con fuerza, Hasper empezaba a sentir que el rubio se estaba burlando, teniendo en cuenta la clara inseguridad que desprendía al hablar en de ojos azules.
- Es que a ti cualquiera te convence de cualquier cosa. - Dijo Emma, Rayne negó.
- Solo Iori.
- Que sincero que eres. - Sonrió Sophie al pellizcarle una mejilla al rubio. Él hizo una mueca y se quedó pensando cuando lo soltó.
- Espera, no es eso que estas pensando.
- Yo sé que sí. - Sonrió con picardía.
- No por favor, Io merece algo mejor. - Pidió Emma.
- Espera ¿Dices que no soy lo suficientemente bueno para Iori?
- Ni en esta ni en la próxima vida. - Aseguró. - Es decir. - Miró al pelinegro por el que estaban debatiendo. - Ni siquiera le gustas.
Rayne levantó una ceja aparentando estar ofendido y luego simplemente se acercó a Io y pasó un brazo sobre sus hombros.
- ¿Te gusto, verdad?
- ¿Qué? - Io quedó estático por el peso del rubio.
- Solo contesta.
- Eres mi amigo, por supuesto. - Sonrió, Rayne le sacó la lengua a Emma sin soltar al chico.
- ¿Ves? Es amor. - Aseguró el rubio.
- Es amor verdadero. - Continuó Sophie. - Debemos guardar este momento. - Sacó su celular y tomó una foto que tomó desprevenidos a ambos chicos. - Listo.
- Creo que en algún momento tendremos una colección completa. - Aseguró Emma al sacar el suyo, recordaba que ya tenía otra de ellos dos.
- Luego te la paso. - Le aseguró su amiga.
- Gracias, supongo. - Dijo a penas. - Bueno, júntense. - Pidió.
- ¿Para? - Preguntó Dylan, él y Hasper eran los únicos que no estaban familiarizados con eso en ese grupo.
- Foto.
- ¿Lo hacen cada tanto? - Preguntó colocándose y Sophie le contestó.
- Cuando tenemos la oportunidad y nos acordamos, sí.
- Ya veo, han de ser buenos recuerdos.
- Depende, si te cachan haciendo cosas raras no tanto. - Bromeó el rubio.
- ¿A esas cosas también les toman foto? - Dylan levantó una ceja con sorpresa.
- Es mentira, que él haga cosas raras no es nuestra culpa. - Aseguró la rubia.
- No he hecho cosas raras.
Iori se quedó mirándolo pensativo y juzgando que tan reales eran esas palabras.
- Oh vamos. Io, no me falles ahora. - El chico le sonrió y Rayne comprendió que le había tomado el pelo.
- ¿Listos? - Preguntó Emma, le había pedido a un ayudante de la estación que les tomase la foto, éste aceptó sin problemas, y después volvieron a retomar su camino.


les dije que era solo una escena wuuuuu xDDD
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[Roll-P] Lumina: Tierra de Guardianes - Página 3 Empty Re: [Roll-P] Lumina: Tierra de Guardianes

Mensaje por Cris Mar 2 Feb - 17:14

[Roll-P] Lumina: Tierra de Guardianes - Página 3 Encuen10


Mientras más avanzaban por la carretera, ésta se veía rodeada por mayor cantidad de vegetación, aún más que antes, lo que hacía el paisaje más placentero a la vista, casi pareciendo un viaje de excursión más que una misión secreta.

-¿Seguimos hacia el norte? -Preguntó Dylan, que conducía la furgoneta.
-Sí, continúa hacia allá -Respondió Emma.
-¿Por qué el norte, Emm? -Sophie tenía curiosidad pues la rubia en ningún momento había mencionado tener una corazonada, más bien cuando estaban en el bar le había preguntado cómo se había sentido al percibir la energía del Primary de Agua. Se giró hacia atrás desde el puesto de copiloto para ver a su amiga, que estaba sola en los asientos de atrás.
-Bueno… -Emma se pasó una mano por el cabello, distrayendo su vista en el paisaje- ¿Recuerdas el discurso del monje Godai? -La castaña asintió- Dijo que un Primary se encontraría donde se alzan las palmas, y encontramos a Dylan en la costa -El nombrado asintió sonriente, poniendo atención a esos detalles que aún no conocía, empezando por la mención del monje- El otro, donde todo florece en abundancia, y toda la región circundante a la ciudad donde encontramos a Hasper se compone de bosques -Sophie asintió nuevamente- Y es que incluso se ha cumplido el orden en el que lo mencionó, no sé si ha sido coincidencia o destino -Se llevó una mano a la barbilla- Pero dijo que otro Primary se encontraría donde los vientos predominan, y eso no puede ser otra cosa que las montañas.
-Ahhh, entiendo -Su amiga imitó su postura- Entonces por eso nos dirigimos al noreste.
-Exacto. Me parece la mejor opción, al menos para avanzar en terreno. De todos modos, es la región que nos queda más “próxima” en el camino. Y como aún no he sentido nada… -Bajó la mirada- Creo que es buena idea tomar el discurso del monje Godai como referencia. -Sophie le sonrió comprensiva.
-Tranquila, Emm. No hay que forzarlo, es algo que sólo sucede. ¿Sabes? En éstos momentos sería genial tener algo como el Radar del Dragón, pero de guardianes -Los tres rieron con la referencia.

[Roll-P] Lumina: Tierra de Guardianes - Página 3 Separa11

Tras unas horas de viaje, la noche cayó sobre ellos y se vieron en la necesidad de buscar un lugar donde quedarse. Por suerte, luego de dar algunas vueltas encontraron una pequeña posada rústica en una bifurcación del camino. A pesar de su tamaño, era bastante acogedora y ya contaba con varios huéspedes, con lo que tuvieron suerte al encontrar la última habitación disponible, que aunque no era muy amplia, contaba con lo suficiente para que el grupo se quedara por esa noche.

Luego de pagar la estadía, la mayoría se quedó en el vestíbulo donde se encontraba la recepción y un pequeño pero organizado comedor. Mientras Emma llenaba su taza con chocolate caliente, vio de soslayo a uno de ellos saliendo de la posada. Soltó un leve resoplo y caminó tranquilamente hacia la puerta. Una vez afuera, se percató de la diferencia de temperatura entre la intemperie y el interior mas continuó su camino hasta el bajo murito de piedra que delimitaba el área de la posada y donde podía ver la figura del rubio sentado.

-Hey -Saludó Emma, sostenía una taza en cada mano. El rubio atendió al llamado con un gesto de cabeza. Ella tomó asiento a su lado y colocó una de las tazas a su costado- ¿Cuál es el misterio? -Preguntó tranquila mirando hacia el frente.
-¿De qué hablas? -Respondió él del mismo modo.
-Saliste sin decir nada -No obtuvo respuesta- Va, cambio la pregunta. ¿Qué fue lo que pasó? -Rayne se giró hacia ella.
-¿De nuevo la pregunta? -En su voz no había molestia, más bien cierta curiosidad.
-Bueno, no nos explicaste antes de partir y no has dicho palabra alguna ahora que volviste. Y antes de irte te noté desanimado.
-¿Te importa tanto? -Dijo con un toque de ironía. Emma estuvo a punto de tomar un sorbo de su chocolate pero se retractó, pareciendo que era porque iba a responder pero la verdad era que esa cosa estaba ardiendo.
-Bueno, somos un equipo al fin y al cabo -Se encogió de hombros y como él no dijo nada prosiguió- Sé que no te lo has tomado muy en serio. O por lo menos no estás de acuerdo con ésto. -Él hizo una mueca- Oye, se te nota. Perdí la cuenta de las veces que te desviaste en vez de ayudar o al menos hacer presencia.
-No fueron tantas -Miró la taza humeante de Emma y luego la que reposaba a su lado, señalando ésta última- ¿Es para mí? -Ella asintió- Qué amabilidad… ¿Está envenenado? -Emma dejó salir una risa fingida y le sacó la lengua- Ya. -Agarró la taza y tomó un sorbo sin dudarlo.
-Se dice gracias -Lo miró inquisitiva- ¿Cómo puedes tomártelo tan tranquilo? Está ardiendo.
-Yo digo que tiene la temperatura ideal -Dijo mirando su taza para luego fijarse en la de Emma y finalmente posar sus ojos en la rubia- Tú no has tomado nada.
-Es que no puedo, ya me quemé la lengua dos veces -La manera en que se quejó lo hizo soltar un resoplido con gracia.
-Eso no es nada -El chocolate de Emma empezó a humear con más fuerza y estiró el brazo para alejarlo, por suerte para ella el material de la taza no sucumbía a la temperatura.
-Estás loco, Celsius. Bájale, ya entendí -Dijo con cierta preocupación pues el líquido empezaba a burbujear. Rayne rió.
-Tiempo que no me decías así, chispa.
-Te va bien en este momento -Miró cómo las burbujas desaparecían, aún con el brazo estirado.
-Ya está bien, no te va a pasar nada, miedosa. -Emma lo miró con molestia.
-De todas las personas del mundo, soy la que menos cumple con esa característica -Rayne se encogió de hombros tomando otro sorbo de su bebida.
-Gracias -Soltó de repente. Ella alzó una ceja.
-¿Qué?
-Por el chocolate, Emma, ¿qué más? -Ella frunció el ceño ante aquel tono de obviedad y respondió del mismo modo.
-Ah, tienes modales.
-Siempre -Ella se rió incrédula.

Se quedaron unos instantes en silencio, en los cuales Emma volvió a llevarse la taza a la boca y, para su sorpresa, el chocolate estaba a una temperatura que su boca soportaba mejor.

-Le bajaste la temperatura -Dijo luego de tomar un sorbo.
-No -Respondió con sarcasmo.
-La cosa es por qué.
-No ibas a beber nunca y eso es desesperante.
-Pensé que la impaciente era yo.
-Pues ya ves. -Emma tardó un instante en hablar de nuevo.
-Entonces, ¿vas a responder mi pregunta? -Él la miró pretendiendo no entender- La que te hice al principio, no te hagas el tonto, que ya te sale natural -Él resopló con cierta desgana.
-¿Es necesario?
-No me repito de nuevo, te dije que somos un equipo. Estamos en medio de una situación bastante incierta, así que tenemos que comunicarnos y confiarnos las cosas. Se llama apoyo, y lo vamos a necesitar.
-Qué seria -Dijo en burla, ella lo miró con fastidio y él regresó su vista al frente.
-Una conocida mía tuvo un accidente. -Empezó. Emma abrió los ojos con sorpresa.
-¿Y ella está bien? -El rubio asintió- Menos mal. -Hubo otro momento de silencio.
-Y di en adopción a mi perro. -Explicó con simpleza, sin mirarla. De todas las cosas, ella no se esperaba eso.
-¿Por qué? -Espetó con sorpresa, girándose hacia él.
-No puedo cuidarlo si vamos a estar viajando indefinidamente. -Se limitó a decir.
-¿No tenías algún familiar con quien dejarlo? -Él negó- Ya veo… Entiendo cómo debes sentirte -Imaginarse en el mismo escenario, dando en adopción a sus mascotas, le arrugaba el corazón- Lo siento -Colocó su mano libre sobre la de él en consuelo.
-Tienes las manos frías -Emma lo percibió como evasión al tema y no lo tomó con molestia.
-Es que está helando aquí afuera -El rubio asintió, ambos retiraron las manos al mismo tiempo y él ajustó su chaqueta, tampoco le hacía ninguna gracia ese clima. Justo en ese momento, una brisa fría los rodeó, alborotando el cabello de ambos. Ella se abrazó a sí misma como escudo y Rayne la miró un instante.
-Dame las manos.
-¿Para qué? -Preguntó sin dejar de abrazarse. Él rodó los ojos.
-Sólo hazlo. -Ella accedió con cierta cautela y cuando Rayne sostuvo sus manos notó que las de él también estaban frías.
-Tus manos están igual. ¿No puedes calentarte con tus poderes?
-No funciona así… -Dejó a la frase a medias cuando Emma empezó a sentir una suave ola de calor que se extendía desde sus manos al resto de su cuerpo. Aquello era una suerte de retribución por el gesto que había tenido con él.
-Ah, qué bendición -Soltó con alivio- ¿A los demás sí puedes? -Él asintió- Qué extraño -Y el otro se encogió de hombros.
-Creo que será mejor que entremos, entre más tiempo pase más frío hará -Emma asintió y se puso de pie sin miramientos.

En el camino hacia la entrada, otras dos ráfagas de viento los alcanzaron con lo que la rubia se estremeció.

-Voy a decirle a Sophie que… ¡achú!... Que salga, ella seguro lo pasa bomba con este fr… ¡chú!
-Pikachu -Emma lo miró extrañada- Sonaste como uno. Y literalmente podrías serlo.
-Tienes razón. -Rió.
-Es la primera vez que me lo dices.
-Quizás y no -Tomó otro sorbo de chocolate- Oye… Seguro que Cerbero estará bien, quizás puedas visitarlo algún día -Le sonrió, los orbes de Rayne se abrieron con sorpresa.
-¿Cómo sabes?
-Ah, es que estaba recordando… Que te escuché decir ese nombre una vez en una llamada, y ahora sabiendo ésto, no puede ser más que un nombre de perrito.
-Andabas de chismosa -Emma rodó los ojos, perdía la paciencia con lo denso y evasivo que podía ser.
-Si no mal recuerdo estábamos en la posada de la playa. Ahí no había mucho espacio, ¿sabes? Se oye todo.
-Ah.
-Por cierto -Cambió el tema de pronto- ¿Tú has sentido algo?
-¿De qué?
-Sabes, ese tipo de conexión que…
-Oye, relájate, invítame a un café aunque sea. -Esbozó una sonrisa socarrona.
-¡Eso no! Me refería a la sensación que tuvieron Sophie e Iori con los Primary. ¿Has sentido algo? -Rayne negó y ella se rascó la nuca- Ya veo… Entonces por ahora ninguno tiene ni una pista.

Cuando entraron, se reunieron con el resto en uno de los sillones del comedor y Emma le comunicó a Sophie sobre el clima que estaba haciendo, a lo que ésta última se levantó con ánimo y rió ante la desaprobación de su amiga. Dylan le preguntó si podía ir con ella y la castaña accedió sin problemas. Cuando Rayne le preguntó al peliazul si estaba igual de loco, éste sólo rió y dijo que estaba acostumbrado al frío gracias a las sesiones de nado nocturnas que solía hacer.

[Roll-P] Lumina: Tierra de Guardianes - Página 3 Separa11

[Roll-P] Lumina: Tierra de Guardianes - Página 3 14389010

Al día siguiente, retomaron su viaje luego de tomar el rico desayuno hogareño de la posada. Ya que aún no contaban con una pista que les indicara a dónde ir con exactitud, Emma y Sophie propusieron desviarse del camino hacia una de las áreas boscosas que rodeaban la carretera, ésto con el fin de utilizar el campo discreto e inhabitado para practicar sus poderes y, sobre todo, empezar a dar lecciones a los Primary de cómo controlar los suyos. La idea era hacerlo cada que tuviesen una oportunidad mientras continuaban su viaje hacia el noreste.

Aparcaron los carros cerca del claro que utilizarían como campo de práctica y comenzaron a inspeccionar el lugar.

-Dylan, ¡mira! Aquí hay un arroyo, ésto nos servirá mucho para tu práctica -Señaló Sophie emocionada, Dylan se acercó a ella.
-Genial -Exclamó, aunque luego cambió su expresión a una más nerviosa- Sólo espero hacerlo bien. ¿Tú me enseñarás?
-Me parece que es lo mejor -Intervino Emma que hacía estiramientos cerca de allí- Después de todo, son elementos complementarios, ¿quién mejor para enseñarte que ella? -Soph sonrió ante aquello- Aunque claro, los demás podemos ayudar si es necesario. ¡Io! -El nominado se acercó- Tú deberías iniciar a Hasper.
-Emm tiene razón, al igual que nosotros, sus elementos se complementan -Dijo la castaña juntando sus manos.
-¿Y-yo? -Se señaló Iori sintiendo el peso de la responsabilidad en sus hombros, luego miró hacia Hasper y respiró hondo para darse ánimos- Haré lo mejor que pueda -Y esbozó una sonrisa nerviosa.
-Entonces quedamos nosotros -Emma se dirigió a Rayne, quien se había recostado en el tronco de un árbol. Dejó escapar un suspiro con fastidio- Supongo que no. Sophie -Llamó, su amiga se giró a mirarla- Cuando termines tu lección con Dylan, ¿me acompañas a practicar un poco de defensa personal?
-¡Seguro! ¿No te quieres unir a nosotros mientras tanto?
-No quiero interrumpir. Aprovecharé para hacer algo de calentamiento.

La rubia se puso a ello y al poco rato ya se encontraba haciendo sus piruetas. Mientras esperaba a que la castaña se desocupara, usó un tocón para practicar sus movimientos. El corte irregular le indicaba que ese árbol se había desprendido a causa de una tormenta hace no mucho. Al poco rato, un gritito de emoción llamó su atención y se acercó a Sophie y Dylan, viendo que éste último había conseguido controlar una masa de agua y la moldeaba lentamente.

~~~~~~~~~~~~
Lo dejo hasta aquí por ahora xD Disculpen por lo largo, no pensé que quedaría así, lol.
Como ven, la idea es que se tomen una semana entre este punto hasta conocer a Zoe. Pueden hacer lo que quieran, entrenar, interactuar, encontrarse a algún enemigo. El objetivo es que los nuevos se integren más al grupo y todos entrenen más sus poderes, mientras continúan viajando hacia el norte.
(Ah, recuerden que los Primary no requieren tanto tiempo para controlar sus poderes, por lo que no tardarán tanto en nivelarse con el resto).


Última edición por Cris el Miér 3 Feb - 16:49, editado 1 vez
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[Roll-P] Lumina: Tierra de Guardianes - Página 3 Empty Re: [Roll-P] Lumina: Tierra de Guardianes

Mensaje por Shiba Miér 3 Feb - 0:45

Habían pasado un día a la intemperie, rodeados de una naturaleza tan húmeda que el siguiente día, ninguno fue capaz de arreglar su cabello como era debido.

- ¿De quién fue la idea de quedarnos por aquí? - Preguntó Rayne, habían decidido dormir en los autos para ahorrar tiempo y recursos. Hasper en el asiento reclinable de copiloto de su auto y le cedió el asiento trasero a Iori, mientras que en la furgoneta, Dylan ocupó la primer fila, seguido por Sophie y Emma, en las siguientes, por último Rayne se quedó en el maletero que medio acomodó con la colchoneta que había traído incluida.

Todos ya estaban despiertos y desayunando, observando hacia el claro arroyo. Habían tomado lo primero que encontraron entre sus provisiones de enlatados y embotellados que no completaban un verdadero comienzo del día. Pero mientras estuviesen llenos bastaba, no estaban seguros de a cuantos kilómetros estaría mínimo la siguiente estación, y en el día anterior pudieron apreciar que el bosque era suficientemente abundante para tardar horas hasta la siguiente ciudad.

- De ellas. - Dijo simplemente Dylan mientras comía tranquilo su yogur con cereal, que era prácticamente lo que todos tenían junto a algunas chips de papa y una bebida energética.
- Era necesario, no seas un quejica. - Dijo Emma una vez pasado un bocado.
- Ña ña ña ña ña. - Rayne hizo burla de su tono y el modo de hablar de Emma, Sophie no evitó echar una risilla por ello. - Ni a ustedes les parece una buena idea ahora. El único feliz es Iori. - Dijo señalando al nominado, prácticamente era el único con el cabello en buenas condiciones aun a pesar de tenerlo suelto, y se notaba más sonriente con cada segundo, y es que el paisaje verde viviente lleno de una flora tan variada y preciosa solo lo podía poner de buen humor. Por supuesto eso era mejor que la ruidosa y catastrófica ciudad, era una calma tal como el aroma del mastranto irrumpiendo en sus pulmones. Así mismo Hasper tampoco aparentaba alguna abrumación a pesar de tener su negra cabellera en la misma situación que los demás.
- Hoy deberíamos de avanzar, ayer fue solo por un poco de práctica. - Sophie miró a Rayne, él solo tomó aire. No era que le molestase estar por ahí pero tampoco creía necesario detenerse. Después de todo, mientras más avanzaran era más rápido, viese por dónde se viese.
- De hecho fue bastante útil. - Secundo Dylan. - Por cierto ¿Quieres manejar? Ayer parecías querer hacerlo.
- Estoy vetado de eso. - Señaló a Emma. - Al parecer conduzco como bestia.
- Lo haces. - Aseguró. Rayne se encogió de hombros.
- ¿Faltan dos más, verdad? - Hasper que estaba junto a Iori le preguntó esto el joven asintió sonriente, parecía un niño en un parque, haciendo crecer mini lirios de agua a la orilla del arroyo. Él no había tocado la bebida energizante, y tampoco las chips, las olvidó y tampoco las necesitada, especialmente porque las chips eran vegetales cortados sin compasión alguna (?.
- Los Primary del aire y del fuego.  - Mencionó al dejar de jugar para mirarlo. El del parche hizo un "hum" de entendimiento.
- ¿Crees que cooperen?
Iori se quedó pensando aquello, si eso pasaba tocaba ser insistentes, tanto o más de lo que fue él con Hasper.
- Esperemos que sí. Confío en que la luz eligió a sus guardianes con gran juicio.
- No sé si eso sea un buen juicio. - Hasper miró los pequeño lirios, mientras que Iori se quedó un momento en silencio. - Tus habilidades son algo especiales.
- Son como las de todos... - Lo miró extrañado.
- No es igual. - Lo miró nuevamente. - Proliferas vida.
- Se podría decir... - Se quedó pensando. - Por eso... sé que si escogen con buen juicio. - Le sonrió certero. Hasper no pudo rebatir eso.
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[Roll-P] Lumina: Tierra de Guardianes - Página 3 Empty Re: [Roll-P] Lumina: Tierra de Guardianes

Mensaje por Cris Jue 4 Feb - 1:30

Esa montaña... La conocía muy bien... Seguía escalando, escalando, escalando... El aire acariciaba su rostro con suavidad, amaba esa sensación... Era tan placentero… Pero… ¿Qué estaba pasando? Aquella brisa se hizo más fuerte, generando un torbellino que la envolvía y cuyas ráfagas hacían gala de varios colores. Era una vista preciosa, como si estuviera dentro de un arcoíris en movimiento…

De pronto, las ráfagas se comprimieron en una esfera que al dispersarse reveló ante sus ojos seis cristales de colores... Ámbar, turquesa, verde, marrón, azul, rojo… Éstos empezaron a levitar a su alrededor y sintió cómo su cuerpo se elevaba en el aire… Alzó la mirada y sus orbes se encontraron con un blanco resplandor… Aquel resplandor emitía… emitía la promesa de un nuevo comienzo…


Se incorporó en la cama perpleja, percatándose de que tenía el brazo derecho extendido hacia adelante. Se levantó presurosa de la cama y se asomó por la ventana de su habitación, el frío viento acarició su rostro. ¿Qué había sido aquello?... Y por si fuera poco, sentía como si no podía retirar la vista del paisaje. Hacía tiempo que no tenía aquel tipo de sueños… Pensó en ir rápidamente a contárselo a su abuela pero era muy entrada la noche, mejor esperaba a la mañana… En ese momento, la gentil melodía de la campanilla de viento que colgaba en la ventana acaparó toda su atención, distrayéndola de su pensamiento anterior… Bostezó, lo mejor sería regresar a la cama…

[Roll-P] Lumina: Tierra de Guardianes - Página 3 Separa11

Al caer la noche, resolvieron dormir nuevamente en los autos, sólo el sonido de la naturaleza los rodeaba, de los grillos y ranas que cantaban durante esas horas, y con el cielo estrellado cubriéndolos como un manto. Todo era tan pacífico y tranquilo... No había razón para...

Emma despertó súbitamente, incorporándose de golpe. No sabía qué pero algo la había despertado de su sueño, estaba agitada y sentía cómo su corazón latía con rapidez. Abrió la puerta de la furgoneta y se bajó rápidamente. Esa sensación... Era como si algo la estuviese llamando. Dirigió su vista hacia las montañas y sus latidos se aceleraron aún más, empezó a correr hacia esa dirección sin percatarse realmente de lo que hacía. Y de repente, tan pronto como ese sentimiento había llegado, se esfumó por completo...

Aminoró la marcha hasta detenerse y al mirar atrás reparó en los metros que había corrido lejos de los autos. Confundida, escrutó con la mirada las enormes montañas que se extendían a lo lejos, imponentes. Pero por más que se concentraba, esa sensación no volvió a aparecer.

-¿Emm? ¿Estás bien? -Aquella voz adormilada la sacó de sus pensamientos y se giró encontrándose con su amiga, que se acercaba rascando uno de sus ojos.
-Soph... Yo es que... No sé... Espera. ¿Qué haces aquí? ¿Te levanté?
-Escuché la puerta del auto abriéndose y vi que no estabas, así que salí a buscarte -Bostezó tratando de desperezarse.
-Disculpa, la verdad no sé cómo ocurrió todo, es que...
-¿Sentiste algo? -Exclamó Sophie con emoción.
-Creo... -Se llevó la mano al pecho- Desperté de pronto y el corazón me latía muy rápido. Y sentí algo... raro... No sé qué fue pero en cuanto salí y vi las montañas, esa sensación se intensificó... Era como una fuerza que me llamaba. De hecho, ni siquiera estaba consciente de que había empezado a correr.
-¡Qué emoción! Quiere decir que vamos por buen camino. Emm, ¡Sentiste la conexión! -Animó pasando un brazo alrededor del cuello de la rubia.
-Creo que sí -Sonrió dudosa.
-¿Qué pasa?
-Es que... Ya no puedo sentir nada, ni un atisbo.
-Bueno, no pasa nada, igual ha sido un avance -La castaña le dedicó una sonrisa dulce.
-Tienes razón... Sí -Exclamó entusiasmada, finalmente cayendo en cuenta. Rodeó a su amiga de igual manera y ambas dieron varios saltitos que luego detuvieron con una risa- Disculpa por haberte levantado. -Soph negó quitándole importancia- Espero no haber despertado a los otros. Volvamos adentro. Aquí está helando y no tiene caso levantar al resto si ya no puedo percibir nada.
-Sí, será mejor dormir y continuar mañana por la mañana. -Ambas regresaron al auto, aunque a la rubia le costó más trabajo dormir después de aquella experiencia.
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[Roll-P] Lumina: Tierra de Guardianes - Página 3 Empty Re: [Roll-P] Lumina: Tierra de Guardianes

Mensaje por Shiba Lun 8 Feb - 1:10

Desde muchos milenios atrás, se dice que el mundo está podrido, que la humanidad perdió el juicio en cuanto fue creada, provocando destrucción en cada lugar que pisaba, y corrompiendo cada rincón del que se adueñaba. Con el tiempo se echó culpa a las creencias que se hacían populares y sonadas en diferentes comarcas y condados: Brujas, sirenas, hadas, demonios, ángeles... Su simple mención era sinónimo de caos y miedo, demandando la decapitación a todo aquel que fuese sospechoso de pertenecer al reino de estas criaturas, por parte de todo aquel que se creía un ser humano. Los años pasaron y las injusticias aumentaron, la mitología no entraba como una opción válida nunca más, y en su lugar los castigados eran irresponsables, deudores, y personas vulnerables a delirios de grandeza, quienes terminaban siendo la deshonra de sus familiares; y finalmente, en un futuro más allá, con una civilización catalogada como avanzada para la época del vapor, los avances científicos llegaron cada vez más rápido y con ello, el mundo tenía algo más a lo que culpar: La radiación.
Todo siempre apuntaba a que este fenómeno provocaba más daño en masa que cualquier asesino serial, dando un equilibrio casi perfecto entre la comodidad y la limitación en el periodo de vida. Pero solo era una parte de la realidad; también habían otros puntos de vista, no todo podía ser el daño ocurrente provocado por el mismo humano, también estaban los factores externos como la naturaleza y su salvajismo a través de diferentes fenómenos arrolladores de todo. Y aun así no se la podía culpar, eran las bases del planeta para seguir subsistiendo, un simple sistema básico y de defensa. Lo que también se puede catalogar enfermizo por parte de algún otro planeta. Porque sí, el mundo estaba podrido, no solo desde la llegada de los humanos, sino desde mucho tiempo atrás, su simple existencia era algo fétido, y el humano, solo había llegado a revolver la mierda para convertirla en un vicio desde la creación de las llamadas: Leyes.
Sin un formato parecido, todo lo que ocurriese no podría ser considerado como algo criminal, ninguna cosa, porque no habría como culpar nada, y no habría cómo salvar nada, y solo sería como lo que debía de ser: algo básico.


El hombre de cabellera rubia y lisa había llegado a su estación a simplemente sentarse frente a ella, y a robar con curiosidad su carpeta de registros. A ella no le molestaba, no eran cosas secretas, y de hecho eran muy pocos los ciudadanos comunes los que se interesaban por el índice de delincuencia de esa ciudad, la que a pesar de no ser la más abrumante, era la más pintoresca para ella y todos sus habitantes, una de las razones por las que no comprendió en totalidad la razón del joven de la tienda de antigüedades para salir. Entendía si era un simple paseo, pero a parte de saber su fecha de partida, no conocía cuál sería la de llegada y la necesitaría saber en algún momento, o mínimo si volvería. Pero así mismo, no tenía mucho tiempo para pensarlo, estaba más concentrada en los archivos que tenía escaneados en su ordenador, intentando relacionar antiguos registros con los nuevos, pero por mucho que clicaba no parecía encontrar nada relevante, haciendo irritar en medida los oído del autoinvitado.
- Veo que lo trajiste.  - La voz del hombre llamado Naín la despegó de la pantalla del ordenador. Amatista lo miró a él, quien observaba a su costado, ella siguió su dirección y encontró ahí a cerbero pareciendo un niño mimado bajo las caricias de Naín.
- Ah… Sí. - Detuvo su trabajo un momento para respirar hondo y estirar su espalda sin dejar aquella sonrisa suya de lado aun cuando un fuerte traquido se escuchó del esfuerzo.
- Deberías de ir a un doctor. - El hombre le quitó atención al perro sin dejar de molestarlo, y se centró en las pupilas rosáceas.
- Estoy bien. - Le quitó importancia regresando a una postura correcta. - Gajes del oficio. - Se excusó y llamó al perro con un suave silbido, éste hizo caso ella jugó con el. - Lo traje el mismo día que llegó, para que conociese las instalaciones, y aunque lo iba a mandar con Jhonsson a una misión especial, no pareció agarrar la suficiente empatía para ello.
- ¿Intentó algo? - Él se recostó medianamente en el incómodo asiento que poseía algo de esponja en su base, algo que poco le importaba al estar acostumbrado a dormir en básicamente cualquier parte.
- A parte de querer arrancarle el brazo, nada más. - Ella se rió del recuerdo, él en cambio resopló aguantando una carcajada.
- ¿Y sabes por qué contigo no lo intentó? - Preguntó esperando una respuesta floja. Ella lanzó una interrogante muda con su expresión.
- Es obvio, Naín, tengo licencia de adiestramiento ¿Acaso crees que no he tratado antes con estas razas? - Preguntó con clara incredulidad. Él solo asintió comprendiendo que había sido una pregunta tonta al tener en cuenta el oficio de la mujer. Pero sabía que esa no era la verdad, conocía a ese perro como la palma de su mano, y lo que ella dijo, era un inocente autoengaño por ignorancia.
- Es verdad, siempre me olvido de que eres prácticamente un monstruo bonito. - Dijo casi desganado, ella esbozó el comienzo de una risa, que no llegó a más antes de rodar los ojos. - Han aumentado mucho los crímenes ¿No? - Volvió a dejar los registros físicos sobre el escritorio con cuidado, la mujer se limitó a asentir.
- Vivimos en tiempos catastróficos. - Explicó tomando los papeles y los revisó solo para recordarse a sí misma que no podía bajar la guardia. - Pero es curioso.
- ¿Qué cosa?
- La tasa de delitos menores como Vandalismo y prostitución han bajado en un treinta por ciento a lo que solía ser, en cambio delitos infracciarios han aumentado tanto que siento que pronto me volveré millonaria, mientras que los graves… - Hizo una pausa y apoyó los brazos sobre la mesa, él quedó curioso se veía ciertamente complicada con ese asunto. - No ha sufrido un cambio estadístico, pero su atrocidad cada vez es más cuestionable. - Se quedó observando una foto que había quedado como prueba de un cuerpo desmembrado de hace ya dos meses a las afueras de la ciudad, un caso que se mantuvo oculto por conservar la calma de los ciudadanos, una orden específica de un alto mando de la central.
Él se inclinó hacia la mesa y al estirar el brazo acomodó un mechón del cabello violáceo de la mujer quien no levantó mirada.
- No te preocupes tanto. - Murmuró al regresar a la comodidad de antes. - Solo es un poco de crimen. - Ante eso si recibió una afilada mirada molesta de parte de Meyer. - Está bien, no, pero has atrapado a más criminales, que yo muestras de coral. Encontrarás a la persona.
Ella no pudo evitar suspirar pesadamente, él tomó curiosidad por la foto que continuaba a plena vista.
- ¿Sabes por qué alguien haría algo como eso?
- ¿Te refieres al asesinato o al desmembramiento? - Sonrió nuevamente al notar que él rodó los ojos esta vez.
- Al desmembramiento. Debes de estar muy retorcido. Leí que el desgraciado no tenía deudas, o problemas de algún tipo, de hecho aparentaba estar limpio hasta de enemigos.
- Bueno… - Se quedó observando al perro y acarició la oreja que tenía más cerca. - ¿Tú por qué te alimentas?
- ¿Quieres que te explique eso, en serio? Es lo más básico que existe. - Manifestó Naín sin querer entrar en detalle. Ella asintió.
- Exactamente. - Respondió Amatista con sencillez. - Es lo mismo que un mosquito hembra, te pica porque tiene que alimentarse de los nutrientes de tu sangre, pero no está pensando en si eres buena persona o mala persona, o en si su acción traerá consecuencias. Es una simple necesidad básica. Estas personas, no lo piensan, solo lo hacen porque lo necesitan. - Concluyó, él quedó observando el anillo decorando su dedo.
- ¿Crees que terminemos así? - Levantó su brazo mostrando la pulsera. Amatista se mantuvo comprensiva.
- ¿Tienes miedo?
- Bueno, no es mi estilo eso de matar personas.
- Entonces no lo hagas, así nunca descubres si lo necesitas realmente.



Los jóvenes guardianes habían pasado otro día avanzando hacia donde los llevase el viento (?, y con un poco de buena suerte al caer la noche, el destino  les puso un resort que a pesar de rústico, poseía actividades tan variadas como gustos, un buen lugar para pasar el tiempo después de tanto entumecimiento por el largo viaje en auto.

Cuando entraron descubrieron que el pago era bastante accesible pudiendo pedir dos habitaciones y  no vieron mal un pequeño descanso de al menos un día fuera de los autos, a pesar de que la humedad de mantenía gracias al amplio follaje que removido por las suaves brisas nocturnas dejaba escuchar el murmullo de las hojas en un espectáculo oscuro en su horizonte y alumbrado por las farolas al límite cuadrado del terreno. Lo importante era que: al menos esa noche dormirían en una cama blanda.



DEBUT DE SIN NOMBRE (Gracias por su atención mis queridos estimados amiguitos)

El hombre conocía muy bien las cuatro paredes que lo rodeaban, era su cuarto matrimonial, el mismo que despreció varias noches, y aún así, no podía mantenerse sensato a la realidad que lo rodeaba. Su cabeza dolía y no podía levantar los brazos para sostenerla en un auxilio; aumentando a eso el no poder distinguir nada de primera mano por la oscuridad, y mucho menos entender nada, pero lo prefería así; pensarlo de más lo haría comprender lo que realmente estaba pasando.
Levantó la mirada al recuperar un poco más la consciencia, empezó a sudar frío en cuanto su pulso aceleró comprendió todo, especialmente el hecho de que seguía vivo. Aguantando el aliento miró por toda la habitación hasta toparse con lo que más llamó su atención: Observando por la ventana, al lado de lo que alguna vez fue su cama estaba el actual dueño de sus futuras pesadillas, su altura, le recordaba su altura promedio, y su porte que nunca tuvo una postura correcta, pero así mismo sus largas y delgadas extremidades le hacían cuestionarse cómo lo había dejado inconsciente a su llegada y de paso subirlo por las escaleras hasta esa habitación para atarlo en la silla de costura favorita de su esposa. Y peor aún, cómo hubo de hacer lo que captó después y que pegar un inconsciente grito ahogado de la sorpresa.

El desconocido parecía observar el horizonte nocturno y embriagarse con el helado viento de los bosques mientras que a sus pies, se encontraba la que alguna vez fue su esposa, tan rota de horror que hasta lloraba sangre en un par de ojos vacíos, que mantenía la expresión al rogar piedad, pero fue solo eso, un susto, después de todo; ya no importaba ¿Qué podía importar ya? Ella no sólo estaba tan muerta como una carroña, sino que estaba tan desnuda como su amante colgado de la nuca al gancho de la puerta del baño. Podría decirse que la odiaba más que a nadie en ese momento, pero nisiquiera a eso podía adelantarse cuando aún su cabeza derramaba sangre que recorría su rostro y cuello, todo se veía peor de lo que ya era, estaba rojo.

- Es una bonita noche. - El asaltante por fin decidió decir algo, poseía una voz masculina y aterciopelada, que abrazaba con un grado de calidez a cualquiera que lo escuchase, o llenaba de pánico a cualquiera que fuese su prisionero, por lo que el dueño, aun en su mal estado, recuperó el instinto de huir.

La silla chirrió y el hombre apoyado a la ventana apenas y volteó la mirada para encontrarse con la silla movida pocos centímetros de dónde la había dejado, algo que le irritó.
- Oye… - Volteó a ver al hombre que habiendo dejado de moverse lo observó con un miedo tal que hasta la silla traqueteaba contra el suelo. No que le resultase reconfortante, seguía molesto porque lo ignoró. - Te dije algo, sé más educado y continúa la conversación. - Exigió, no estaba exaltado, pero su tono amenazante continuaba siendo rugoso como una lija. La persona amarrada, no creyó que existiese otra opción más que hacerle caso.
- Lo es… ¿Te conozco? - Su voz temblorosa llenó la habitación, y recibió un fuerte resoplido de mal humor por parte del desconocido.
- No eres muy bueno escogiendo temas de conversación, ya veo. - Ladeó la cabeza y suspiró. - No importa, ya arruinaste todo. - Sacó una pistola de su gabardina tan larga como su propia silueta, se acercó a su víctima y apuntó a su cabeza, pero empezó a temer por su vida, llorando y rezando al mismo tiempo, como si eso realmente lograse una diferencia. Y lejos de toda expectativa, lo hizo. - ¿No quieres morir? - Levantó el arma y vio cómo se negaba. - Bien, te dejo vivir. - La sorpresa en el rostro del atado lo hizo sonreír de manera amistosa. - Pero con una condición.
- No le contaré a nadie, en serio, lo juro…
- ¿Contarle a alguien? ¿Qué cosa? - Se notó confundido, el otro negó, no parecía mantener una conciencia real de lo que significaba culpabilidad.
- No, nada… ¿Qué tengo que hacer?
- Verás… Tengo una curiosidad y necesito que alguien la sacie. - Se puso a sus espaldas y lo desató de pies y manos con un cuchillo que había sacado de un costado de su pantalón.
- No soy ningún maestro… - Aun temblando se miró las muñecas, las marcas eran tan profundas que estaba seguro que con un poco más de tiempo así sus manos y pies serían solo un adorno seco.
- Oh, no es necesario. - Lo observó comprensivo cuando volvió a apuntarle con la pistola.- No me gusta preguntarle a los hombres de ciencia, son aburridos, siempre responden con cosas que leen de libros, memorizan tanto que hasta yo puedo recitar lo que me han dicho una y otra y otra vez. - Notó como el hombre apenas y se mantenía observando la dirección a la que no dejaba de apuntar con tanta intensidad, que dolía solo el verlo tragar saliva; pero era inevitable cuando se necesitaba cooperación.
- ¿Cuál es la curiosidad? - Alcanzó a preguntar con los nervios de punta por no saber cuando a su asaltante se le iba a escapar un disparo, sino por cuando decidiría que ya no le era útil.
- No controlar la ansiedad te va a matar… Dicho por los libros. - Le recomendó sin dejar de ser amable, luego ocupó la silla antes usada por el dueño de casa. - Es sencillo. Como has de saber, existen tribus caníbales, en... casi cualquier continente… - Se encogió de hombros.
- En esta región no existen…
- ¿Seguro? - Levantó una ceja pero le quitó importancia. - Eso no es relevante, te dije que tengo una curiosidad respecto a estas… y es que… hay las que no hacen esto por simple gusto, sino que creen que consumir carne humana desarrolla habilidades casi sobrenaturales. Y ese es el favor que necesito. - Se quedó en silencio un momento al notar cómo empezaban a caer lágrimas de sus ojos, no sabía si era por miedo o por pena, pero le daba igual. - Por favor, no te pongas a llorar, no te quiero comer, eres grotesco y no solo de vista. - Pidió con claro repudio, pero claramente el otro no podía calmarse con lo que estaba escuchando. - Si me hubiese querido comer a alguien, habría abierto a tu mujer y cogido el feto.
- Pero…
- Es muy sencillo… Él sigue vivo - Señaló al hombre colgado. - Y ya que prácticamente se… folló a tu esposa a diario, ¿Por qué no devolverle el favor? - Su receptor no pudo hablar de la impresión, apenas y pudo expresar sus pensamiento a través de una mirada tan perdida como su misma fe. Y pudo disfrutar de ello con una gran brillante y sínica sonrisa.
- Sí, engulle a ese tipo. - El hombre sentía esas palabras distorsionadas, y el mareo unido a las ganas de vomitar se juntaron en su estómago. - Cuando despierte será el mejor momento, podrás saber también lo que es ser devorado vivo a través de sus gritos de dolor, sin la preocupación de contraataque, está completamente inmovilizado. Lo mejor, es que solo debes morder... Aunque ten cuidado con los intestinos y los riñones, siempre hay desechos, sin importar el animal, me imagino será como comer un primate con la ventaja de que no hay tanto pelo… - Los pasos apurados lo hicieron dejar de hablar, hasta que se vio en la necesidad de disparar al centro del tobillo derecho. - Oh… Amigo… ¿Te rendiste tan fácil? ¿No habías dicho que no querías morir? - La corrida del ahora viudo hacia la ventana para huir, lo hizo sentir decepcionado, tanto que no se contentó con ese disparo, y fue por la rodilla obteniendo los gruñidos ahogados que tanto repudio le daban, no era necesario contenerse ¿Verdad?- Esperaba que fueras más listo que esto. En serio, me hiciste muy feliz al preguntar por mi curiosidad. - Continuó con las muñecas, y luego los hombros. - Pero al parecer tendré que tomarme el trabajo de limpiar esto, por tu culpa ahora tengo que esforzarme mucho para limpiar este lugar. - Disparó a su entrepierna, donde ningún dolor pudo ser soportado, robando sus últimas esperanzas de sobrevivir aunque fuese de pura suerte. - Ahora entiendo porqué tu esposa te traicionaba, eres un inútil… - Lo quedó mirando un momento y luego sonrió con la malicia de antes. - Supongo habrá que esperar por tu amigo el traido. A ver si él es tan bueno que también decide no comerte.- El dolor de la víctima se mezcló con el horror de aquel pensamiento, terminó perdiendo la conciencia contemplando al tipo colgado mientras su propia sangre formaba un charco en el piso. En cuanto al asesino se le era asombroso descubrir una vez más el cómo la desesperación hacía creer a otros cosas que no eran verdad, porque sin importar por dónde se lo viese, el otro personaje, estaba mucho más muerto que su propia empatía.
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[Roll-P] Lumina: Tierra de Guardianes - Página 3 Empty Re: [Roll-P] Lumina: Tierra de Guardianes

Mensaje por Mar. Mar 2 Mar - 1:13


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Rayne se quedó por costumbre con el papeleo de la estancia, al ser el mayor de los Lumen y el menos nuevo del grupo prácticamente era siempre el mejor candidato(Pendejo) para dar su firma de responsabilidad y garantía por cualquier cosa rota. Por lo que dejó a los demás adelantarse a las habitaciones mientras él terminaba de dar su fe de buen comportamiento por parte de todo el grupo. Al tratarse de jóvenes viajeros los encargados del resort, tenían que mantener ciertas reglas como experiencia a acontecimientos pasados.

Les fueron entregadas dos habitaciones en el quinto piso separadas por el pasillo principal, teniendo de frente el balcón y su abundante vista a la piscina con mini palmeras datileras alrededor, el edificio lateral que con un tamaño menor se notaba lujoso, y el inmenso bosque cuesta abajo del que venían. Cada habitación estaba amueblada con tres camas paralelas y sus respectivos veladores, un televisor, un baño y un ropero aceptable para guardar las maletas y no estorbaran el paso. De manera implícita decidieron que en la derecha se quedarían: Hasper, Dylan y Rayne, mientras que en la izquierda: Sophie, Emma e Iori.
Sin excepción, cuando cada uno escogió su cama, no esperaron para tumbarse aunque fuesen cinco segundos para disfrutar de un descanso real, hasta verse en la necesidad de tomar turnos para asearse y luego dormir un poco.
Al llegar, fueron avisados sobre los eventos de la noche y el cómo poseían solo seis horas para hacer lo que quisieran antes de lo que se podría considerar una fiesta nocturna típica del lugar, situación que dio a entender la cantidad de autos parqueados en el estacionamiento del lugar, además del porque habían tantos jóvenes contemporáneos a ellos y ninguna familia. Los ambiciosos dueños tenían la oportunidad de abrir el bar sin restricciones por problemas con menores, pero así mismo la entrada a la piscina fue deshabilitada hasta el día siguiente.
La piscina compartía cimentaciones con ambos edificios, por lo que solo con salir por la puerta adyacente a la recepción bastaba para sentir en los pies descalzos la piedra natural que daba un decorado negro que contrastaba con el blanco de los edificios.

Cuando bajaron a la media noche, se toparon con personas que reconocieron a la patinadora y a la gimnasta, quienes por pura educación se quedaron entre ellos para responder inquietudes y tomarse fotos.

- ¿No deberíamos esperarlas? - Preguntó Iori al notar a Rayne avanzando, éste hizo un gesto desinteresado. Se habían apartado hasta la puerta de salida para no ser perturbados por las personas pero eso no disminuía el ruido de las conversaciones.
- No es como que no se sepan defender. - Metió las manos en los bolsillos de su chaqueta y quedó mirando la expresión disconforme de Iori: ceño fruncido y manos hacia atrás, regañando con la mirada, con una paciencia que solo él poseía. Entre más tiempo pasaba Rayne con los ojos azules sobre él, solo pudo empezar a hacer muecas de clara lucha interna, una lucha contra sus impulsos que duró menos de lo que hubiese querido al simple pensamiento de: “Adorable”.
- Está bien, esperemos. - Se despeinó más de lo que estaba y suspiró pesadamente. Iori sonrió ampliamente y Rayne vio florecitas a su alrededor, a veces le daba miedo saberlo, pero en situaciones así olvidaba que Iori era chico y que él se iba a sentir frustrado de creer que en serio le gustaba. - No parece que vayan a salir pronto.
- Bueno, no hay que desesperarse. - Dijo Dylan, él pensó en quedarse con ellas de no ser que no quería llamar la atención. - La noche es joven.
- Nosotros no tanto. - Le dijo Rayne, Dylan quedó pensativo y lo dio mostrar con una pose típica de estátua (?.. - ¿Qué?
- Es que… Me di cuenta de que no sé sus edades. - Sonrió. Iori y Rayne parecieron caer en cuenta. - No es tan importante… Creo.
- No, pero tampoco es malo saberlo. - Explicó Iori con delicadeza. - Solo sabemos que somos contemporáneos por cosas que nos han explicado. -  Continuó con el dato de su edad seguido por Rayne, Dylan y después de preguntarle, Hasper también lo dijo.
- La próxima cosa que contratemos, ustedes firman. - Rayne se deshizo así de toda responsabilidad futura, o eso creía; Iori lo miró nuevamente y ocurrió lo mismo que antes, provocando un efecto triple, los otros jóvenes fueron afectados a casi el mismo nivel. - Está bien, no.
- No tengo problema. - Dylan aceptó aquello sin problemas, y Hasper asintió concordando con esa respuesta.
- No, nosotros los sacamos de sus casas, así que somos los anfitriones. - Aseguró el menor. Rayne pronunció un: "Meh" y luego se corrigió por el bien de su corazón (?.
- Es verdad.
- Pero… - Dylan se vio interrumpido ante la repentina oscuridad que había atrapado sus ojos, no reaccionó a ello sino hasta después de escuchar la voz cantarina del culpable.
- ¿Quién soy?
- Un gato. - Bromeó sonriente, y un resoplido de gracia se escuchó antes de que su mirada fuese descubierta, frente suyo seguían los tres jóvenes con quienes hacía el extraño viaje y otros tres que reconocía como los compañeros de banda del gato detrás suya quienes se presentaban a los demás con sus instrumentos a la espalda. Excepto por uno que apenas cargaba unas baquetas en las manos. - ¿Qué haces aquí?  - Le preguntó a la joven una vez se colocó a un lado de él.
- Ya que saliste de viaje, decidí imitarte. - Sonrió mostrando los dientes y un gesto de la mano en “V”.
- ¿Me sigues?
- Por supuesto, eres como el positivo de mi negativo. - Dylan no evitó reír y poner los ojos en blanco. - En realidad… conseguimos un contrato de unos días con este resort. - Aclaró - Estamos aquí desde ayer. y faltan cinco días más. Llegan muchos jóvenes en estas fechas así que… - Se encogió de hombros.
- Felicidades. Es una buena oportunidad.
- Lo sé. - Sonrió complacida, se la notaba feliz, y eso hizo pensar a su amigo que tenía tiempo sin verla de ese ánimo, o no desde el divorcio de sus padres tres años atrás. - Y como estamos grabando para subirlo a la red puede que lleguen más cosas. Espero no equivocarme, pero creo que es una buena racha. - Dylan levantó el pulgar en apoyo y así mismo ella lo imitó.
- ¿Te llamas Iori no? - Preguntó el que Rayne reconocía sin problemas como el cantante, tenía toda la pinta de bravucón de barrio emo (?, cosa que podía intimidar a cualquiera. El nominado asintió y el otro pareció sonreír de más. - Por favor, se mi esposa. - Todos se quedaron en silencio e Iori hasta se petrificó.
- ¿Eh? - Cuestionó como deseando que aquello fuese una mentira.
- Es hombre… - Le aclaró el rubio con una ceja levantada en desconcierto.
- ¿Ah sí? - Cuestionó el de la proposición, dudoso; pero regresó a ver nuevamente al joven de cabello atado. - No me importa, es lindo, podemos ir a las vegas para hacerlo legal. - Volvió a haber silencio.
- Disculpenlo, le gustan las cosas adorables. - Lo excusó el baterista. - Siempre hace esto...
- Lo siento. - Se alcanzó a escuchar de parte de Iori con tono nervioso. - Pero no te conozco. No puedo aceptarlo. - Manifestó decidido. todos los observaron haciendo que sintiera la presión de la atención, y un ataque al corazón se hizo general entre los presentes.
- Ahora también quiero casarme con él. - Dijo Lady sonriente. Iori se tapó el rostro esperando que así todos desaparecieran.
- Solo están molestando, vámonos. - El baterista partió jalando al cantante por el cuello de la camisa (En realidad, sus restos tras sentir el rechazo) y los demás de ese grupo lo siguieron. Lady se quedó un momento saludando a Rayne con un rápido abrazo y los siguió mientras parecía dar saltitos a cada paso.
- Listo. - Dijo Sophie al llegar con Emma hasta los chicos. quienes se veían bastante confundidos de por sí.
- ¿De qué nos perdimos? - Preguntó Emma.
- Le pidieron matrimonio a Iori y no fue Rayne. - Contestó Dylan. Ambas chicas dejaron salir un fuerte: "¡¿Qué?!"
- Me lo perdí… - Sophie se mostró triste de más en un pequeño drama exagerado. Emma la quedó mirando y le picó el hombro solo para recibir la risa de su amiga que solo estaba jugando.
- Espera… ¿Por qué tendría que pedirle matrimonio? - Rayne reaccionó tarde mostrandose a la defensiva. Dylan se encogió de hombros, Iori se escondió tras él, y Rayne sintió que algo se rompió dentro de él (?.

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[Roll-P] Lumina: Tierra de Guardianes - Página 3 Empty Re: [Roll-P] Lumina: Tierra de Guardianes

Mensaje por Shiba Mar 2 Mar - 1:14

Si bien estar de fiesta no era el objetivo de su viaje, entretenerse cuando había la oportunidad no estaba mal, además aprovechaban para conocer más a los nuevos integrantes del equipo y mostrarle algunas cosas de “modernidad” a Iori.

Esa noche la banda en vivo conocida como: Quimera, a la que Lady pertenecía, comenzó con un rock tan alto que era obvio que el intentar dormir en ese momento era inútil, casi que agradecieron los anteriores días sin un descanso apropiado, para haber podido disfrutar de uno real en cuanto llegaron.

El ambiente aunque abrumador para Iori no terminó siendo una mala experiencia gracias a que sus amigos decidieron mantenerse en una sola mesa pidiendo picadas solo por decir que habían consumido algo. Al principio, mediante un juego de: Piedra, papel, o tijera, llegaron al acuerdo de nada de alcohol por el bien de sus neuronas y de la continuación prevista del viaje. Cuando la banda terminó su turno y dejaron cualquier cosa de ambientación Hasper salió a tomar aire del encierro que era estar rodeado de tantas personas, no sabía que tanto los demás estuvieran acostumbrados a eso pero no era su preferencia, o bien podía ser que sentía la incomodidad de: no confianza, y ya. Después de todo, cuatro de ellos se conocían desde la infancia y por mucho que intentasen, la conversación siempre terminaba entre ellos por simple inercia, no que fueran malas personas, era algo normal y por muy interesante que fuere el escucharlos, tampoco sentía gran curiosidad.
Se quedó en el banco largo al lado del bar, mismo que guiaba el camino a las escaleras del edificio VIP, habitaciones que tenía entendido eran tan completas que poseían desde cafeteras hasta luces de ambientación.
Hasper respiró hondo, aceptar partir con esos jóvenes había sido una apuesta muy arriesgada, pero, conocer el hecho de poseer un "don" en específico, tampoco era algo normal, y saber que otros eran como él, ayudaba un poco a no sentirse tan raro respecto al mundo.
- ¿Tomando aire? - La voz de Dylan lo sacó de sus pensamientos y lo miró cuando se sentó a un lado.
- Algo así. - Contestó sin mucho más, de los dos definitivamente él se notaba más cómodo que él o Iori mismo. - Es algo raro.
- ¿Los poderes y esas cosas? - Preguntó con duda para sí mismo, Hasper asintió. - Lo es. Un día te despiertas moviendo una gota de agua y al siguiente tienes a cuatro extraños diciéndote que tienes que acompañarlos. Suena a película.
- Pero no lo es.
- ¿Ya sabías de antes sobre poder manipular algo?
- Podría decirse, nada muy profundo.
- Igual. - Suspiró pesadamente. - Bueno, creo que podemos tomar esto como una recreación ¿Verdad?
- Parece más bien un campamento ambulante.
- También.

Una silueta en media penumbra pasó frente a ellos (Solo habían dejado las luces tenues de lámparas en un camino en concreto), les llamó la atención especialmente a Dylan, pues se trataba de Lady.
- ¿Tan pronto vas a dormir? - La chica giró sobre sus pies para sonreírle a ambos, tenía la cara roja por el alcohol.
- Sí, bebí un poco y no tengo mucha resistencia, ya sabes. Necesito el baño. - Dijo al abrazar su propio abdomen. - Usar los del bar no me da buena espina después de ver el desastre que hay dentro.
- Te acompaño…
- No hay problema, no estoy borracha. - Se quedó haciendo equilibrio en un pie, Hasper apenas y pudo componer una expresión de extrañeza, y Dylan intentó no tener vergüenza ajena. - ¿Ven? Puedo hacer esto tooodo el tiempo que quiera… Ah, no, ya duele. - Bajó nuevamente el pie. Dylan le hizo una seña de que podía partir tranquila y así lo hizo mientras tarareaba. Era su amiga de ya mucho tiempo, y eso mismo le hacía caer en cuenta de lo ridícula que podía ser. Y solo se lo perdonaba porque tenía de qué reírse.

Los cuatro alma lumen salieron del bar observando de un lado a otro buscando por ellos y en cuanto los encontraron se acercaron a ellos.
- Creíamos que ya es hora de volver a las habitaciones. - Comunicó Sophie y revisó su reloj de muñeca. - Van a ser las cinco ¿Qué opinan? - Los dos primary se miraron y se encogieron de hombros, el horario que habían tomado para dormir literalmente les daba cabida para volver a hacerlo en cuanto les viniera en gana. (Literalmente esos horarios rotos matan a uno(?)
- A esta hora debería de estar levantándome. - Se quejó Rayne dando un gran bostezo y rascándose la cabeza, para nada un día rutinario.
- Desvelarse de vez en cuando no hace daño. - Emma le quitó importancia, aunque también bostezo contagiada por la acción, cosa que se fue hilando hacia los demás, aunque unos si tenían la decencia de taparse la boca para ello.
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Mensaje por Mar. Mar 2 Mar - 1:18


- Dylan… - Llamó Hasper tranquilo. El Primary de agua y los demás lo miraron con curiosidad, debía de ser algo importante si tomaba la palabra de la nada. - ¿Esa no es tu amiga? - Señaló a la terraza del edificio principal, donde la silueta de Lady se asomaba en la esquina visible del edificio, dejando que sus largos cabellos danzaran con el viento. Dylan asintió y se levantó caminando solo por un extraño sentimiento de curiosidad, al principio creyó que la única razón por la que ella subió a ese lugar era inspirarse para componer alguna cosa. Pero, estaba tan equivocado, como nunca antes, un error que nunca se le cruzó ni a él, ni a nadie. Sin suponerlo siquiera, la vio simplemente echarse desde esa altura con dirección al despiadado suelo, provocando que su presión acelerase de la impresión y empezase a correr cual loco. Lady no era simplemente su amiga, casi se trataba de su hermana, tanto que solo pasó por la diagonal más corta, ignorando el camino de luces y llevándose consigo un impulso que sacó ayudado por el agua de la piscina logrando expedirse a sí mismo en un salto que lo ayudó a llegar a ella metros antes de alcanzar el final, la atrapó en un abrazo antes de precipitarse estrepitosamente al suelo y rodar hasta encontrarse con la pared, misma que golpeó con su espalda y lo hizo dar un quejido ahogado de dolor. Eso no evitó que se sentase con cuidado de no hacer un mal movimiento al recostar a la joven contra sí para intentar reanimarla.

- ¡Lady! - Le dio palmaditas en la mejilla lo suficientemente fuerte para colorearlas levemente. Sabía que estaba viva porque respiraba con normalidad. - Lady ¿Me escuchas? ¡Responde! - Se había empezado a desesperar y notó a los demás acercarse. Él no lo sabía, pero los chicos de la banda habían salido, justo en el momento que él comenzó a correr, en busca de la guitarrista. A la llegada comenzó una discusión sobre llamar o no algún tipo de ayuda por el incierto estado de Lady cosa a la que Dylan no prestó atención alguna a lo que hablaban, el despertar de su amiga era más importante. No fue hasta que Emma sacó su celular que los ojos con heterocromía se abrieron como despertando de un sueño. - ¿Dylan? - Preguntó al ser el primer rostro en ver, él la abrazó con cuidado, gracias a la caída ambos habían recibido golpes y varios raspones, de poca importancia pero que dolerían a la hora de desinfectar. - ¿Chicos? - Se sorprendió más de toda la ronda que había alrededor de ellos. - ¿Qué ocurre? ¿Qué hacen aquí? ¿Qué hago aquí? - Estaba confundida, miró para todas partes en cuanto su amigo la soltó. Emma había regresado el celular a su bolsillo.
- ¿No Recuerdas? - Preguntó Rayne, ella negó. - Te lanzaste de la terraza.
- ¡¿Qué?! - Se notó horrorizada. - ¿Por qué haría algo así? - Todos negaron sin saber la razón que la llevaría a eso, y es que si ella misma no la conocía, los demás menos. Pero al final terminó recapacitando. - Debió ser efecto del alcohol. No lo resisto bien.
- ¿Estás bien? - Preguntó Iori al agacharse a un lado, ya se había sentado en el suelo junto a Dylan quien recuperaba el aliento por el susto que resultó ver aquella escena.
- Un poco raspada, pero sí, creo. - Se miró a sí misma, y cierta parte de su ropa ahora tenía aberturas. Eso la hizo suspirar pesadamente.
- Hay que llevarte a descansar. - Dijo uno de sus amigos de banda, los demás estuvieron de acuerdo, ella les sonrió.
- Está bien muchachos, solo son unos raspones puedo encargarme de eso. - Los miró con agradecimiento, aunque torpes y lujuriosos, ellos siempre se preocupaban por ella, como familia. - Y creo que te debo una. - Miró a Dylan con más atención y quizá estaba peor que ella. - Lo siento. - Él negó, se levantó y la ayudó a ello, Lady no se negó y bajo le pidió al joven ir con ella.
- Vamos a descansar. - Dijeron y siguieron su camino, fueron seguidos por Dylan, Rayne tuvo la intención, después de todo también era su amiga, pero Dylan se lo negó cuando regresó a verlos.
- No se preocupen, sigan disfrutando. - Pidió con una sonrisa, no algo que los demás pudiesen hacer después de eso, por lo que decidieron volver a sus habitaciones por el simple sentimiento de fatiga, si esa noche iba a haber platos rotos, no sería cosa de ellos.

A los de la banda les ofrecieron habitaciones en un piso superior al que se quedaban los guardianes, entre las cosas cargaban una de sus prioridades siempre era un botiquín bastante completo para cualquier situación, y con ello tanto Lady como Dylan aprovecharon para desinfectarse las heridas y cubrirlas, los demás chicos se carcajearon al escucharlos quejarse casi en armonía.
- Eso sería una buena canción ¿Eh?
- ¿Ayayay?
- Y "uhg, ahg"
- "Puta mierda" - Siguieron riendo hasta que los dos burlados acabaron con la desinfección.
- ¿Ves? Te dije que son unos idiotas. - Manifestó Lady dirigiéndose a Dylan.
- ¿Tu crees? - Le sonrió divertido por todo lo que decían.
- Estoy segura.
- Mira quien lo dice.- Otra vez volvieron a una pequeña charla divertida, hasta que los otros miembros de la banda decidieron que necesitaban dormir, Lady también estaba en las misma condiciones pero siempre le sobraba un poco de más de energía que a los demás. Salió al balcón acompañada del surfista para admirar el paisaje y recibir el abrazo del fresco viento que le regalaban esas horas de la noche.
- Lo siento. - Ella rompió el suave silbido del ambiente, y él la miró con preocupación. Sabía que si le pidió acompañarla era por algo.
- ¿Razón? - Se apoyó de espaldas al muro bajo mirándola, ella se mostró complicada, observando lo profundo .
- Por lo de hoy. Lo siento, en serio no pensé que en algún momento yo intentaría… algo así. - Se llevó las manos a la cabeza aguantando las ganas de llorar.
- ¿Realmente nunca lo pensaste? - Le preguntó comprensivo, ella suspiró pesadamente y se acercó más a él para empezar a hablar más bajo, hasta el nivel de murmurar.
- Sí, lo he pensado antes, pero nunca me atreví. - Aceptó temblorosa, Dylan posó la mano sobre la que ella había reposado en el muro. - Pero te soy honesta, no sé cómo llegué allá, ni como siquiera pude soportar la idea de romperme la cabeza de esa manera.
- Mentiste sobre lo de que fue el alcohol. - Ella asintió. - Esta bien, Lai, te creo. - Notó que volvió a temblar y eso lo mantuvo consciente de ella. Difícilmente se la podía ver así de vulnerable. - Pero es extraño. - Recalcó, ella bajó la cabeza avergonzada por ello.
- También para mí… Ósea, si la idea haya o no cruzado por mi mente… Siento que de todas maneras hubiese pasado.
- ¿A qué te refieres?
- Es que… No tiene sentido Dylan… Y puede que esto no me lo creas…
- Pruébame. - Dijo, ella se rio. - Y ni te atrevas. - Leyó sus intenciones de intentar morderle la mano, ella volvió a reír. - Ahora en serio, Lai, ¿Por qué no te creería?
- Es que esto es algo muy extraño, me dirás que estoy loca. - Él levantó una ceja en desconcierto y descontento, ella suspiró. - Más de lo que ya estoy. - Él sonrió con gracia, y la dejó continuar. - Desde que apareció esto. - Le enseñó la marca de gato en su brazo. Dylan no le cuestionaría el hecho de que parecía un tatuaje, ella había jurado nunca tener uno porque odiaba las agujas. - Más o menos dos o tres meses desde que decidiste iniciar este viaje tengo la impresión de ser el juguete de alguien, y no me refiero a una pareja, sino que… es como si sintiese impulsos por… no sé, hacer cosas que nunca haría.
- ¿Por ejemplo?
- ¿Por dónde empezar?... Rompí la vajilla favorita de mamá, poniendo como excusa el divorcio, así mismo con la reserva de mi padre, literalmente mandé a la mierda miles y miles de dólares, así mismo con la banda, he estado arruinando presentación tras presentación, rescatando solo algunas, hoy por ejemplo todo salió bien. Hace… tres días, casi acuchillo a los de la banda mientras dormían y eso es solo una parte. Dylan, si no fuese porque me di cuenta a tiempo, ellos no estarían aquí y yo sería una prófuga o estaría en la cárcel. - Se la notó desesperada Dylan la trató de reconfortar con un abrazo, y aunque se notaba más calmada al corresponder el gesto, podía escuchar el temblor en su voz. - Me hice exámenes psicológicos, pero me dijeron que estoy bien, en perfectas condiciones, de hecho, ni un atisbo de esquizofrenia o algo parecido. Y creo que eso es lo que más me frustra, que me digan que no pasa nada, cuando no es así.
- Está bien, Lai, si tu sabes que no es cosa tuya, entonces no lo es.
- Pero si no ¿De quién?
- No lo sé. - Dijo sincero. - Pero no lo pienses mucho, o terminarás realmente en un manicomio.
- Bueno, ha de ser un lugar entretenido si me dejan ir al aire libre.
- No seas tonta, no pienso ir a un manicomio a visitarte.
- ¿Y eso por?
- Las enfermeras estarían demasiado celosas de ti y te tratarán mal. - Ella resopló en gracia y comenzó a reír lo más bajo que pudo.
- No me parece válido.
- No es que tenga que serlo. Solo dejo esa impresión. - Se encogió de hombros, ella se apoyó en él, y sonrió a sus escondidas más relajada.
- Gracias. - Dijo.
- ¿Por?
- Me escuchaste, lo necesitaba. - Se reincorporó soltándose del abrazo que Dylan deshizo.- Tenía miedo de que si alguien me escuchase decir algo así, esa persona me empezase a evitar y así. Estoy segura de que los chicos, al menos, no me hubieran creído completamente.
- Ahora creen que eres una suicida. - Ella suspiró pesadamente y solo levantó el rostro con una mueca de que no le importaba.
- Ellos cuidan bien de mí, no te preocupes. - Había podido leer entre letras lo que realmente le había querido decir. Y así mismo, no era la primera vez que solo le decía: “No te preocupes” como un mantra que funcionase. - Hoy fue simplemente un evento desafortunado.
- Lai, escucha, si cualquier cosa ocurre…
- Lo sé, lo sé. - Se separó de él y sonrió ampliamente - Te preocupas por mi y por eso te quiero, aunque seas un cabeza de pez.
- Oye… Eso no es querer.
- Lo es. - Aseguró para volver a reír juntos.

Dylan la acompañó hasta que ingresó a su habitación que era de una sola persona y la primera habitación dentro del pasillo.


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Ahora sí, me voy a dormir si Sil lo permite(?

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[Roll-P] Lumina: Tierra de Guardianes - Página 3 Empty Re: [Roll-P] Lumina: Tierra de Guardianes

Mensaje por Shiba Mar 2 Mar - 1:20

En el cuarto de la derecha del quinto piso el grupo se había quedado despierto esperando por el Primary de agua, todos a orillas de las camas.
- ¿Estará bien? - Preguntó Sophie, sus compañeros se miraron dubitativos, no era como si simplemente hubiera sido una caída, aunque eso aparentase. - Eso creí…
- Está bien, ella misma lo dijo ¿No? - Iori buscó un poco de ánimo en toda la masa desanímica (? que se había convertido esa habitación. Desde sui posición, Rayne le pasó la mano sobre la cabeza como a un cachorro.
- No hay de qué preocuparse. - Rayne le quitó importancia. Todos lo miraron, estaba siendo el mismo desinteresado de siempre, acostado en su cama, relajado como si nada. - Y como recomendación, no le pregunten nada. - Dijo jugando con una pelotita relajante que dejaba el hotel en los cajones del velador.
- ¿Por qué? - Emma se cruzó de brazos, había sentido un ataque directo por ello.
- Es fastidioso. - Dijo simplemente. - Si quiere hablar lo hará solo.
- No es que nadie tenga energías para hablar de ese tipo de cosas ahora. - Le aseguró la rubia, volviéndose a su amiga con quien jugó una pequeña ronda de juegos de manos para distraerse en la espera.

Dylan llegó y los observó extrañados, los suponía dormidos, pero pasó tranquilo y los saludó como siempre. Agradeció para sí mismo que no le preguntasen nada sobre lo anterior, no que no fuese importante, pero se trataba de la privacidad de una amiga.

La mañana siguiente llegó, todos despertaron tan tarde que el desayuno buffet había sido devorado horas atrás, lo cual no era extraño cuando las personas de la fiesta seguían sin dormir aun siendo la hora del desayuno.
Pero eso le dio la opción de poder tener algo más personalizado para cada uno. El único que faltaba en la mesa era Rayne que dijo comería después, y sin mentir llegó cuando habían acabado de comer.
- ¿Está bueno? - Preguntó. Se había abrazado a Emma con un brazo observando los platos. Ella lo empujó para quitárselo de encima.
- Apestas.  - Se revisó la ropa, y sí, le dejó una línea de sudor casi imperceptible, pero ahí estaba, lo peor se acababa de asear. - ¿Estás demente? - Lo miró de manera asesina, él se encogió de hombros.
- Doy amor y así me tratan. - Se apartó de ahí y notó a Sophie levantándose, claramente intentaba huir.
- Yo ya terminé… así que…
- Soph. - Abrió los brazos frente a ella, y se quedó estática. si huía estaría limpia, pero era un abrazo, cosas que no había que dejar a las personas con los brazos estirados.
- No Soph, no caigas. - Le pidió Emma dramatizando de más, pero la castaña ya se notaba bastante complicada.
- ¿Por qué? ¿Por qué eres así? - Chilló al aceptar el abrazo de parte del rubio, era verdad que olía a sudor, pero era un abrazo. Luego lo soltó, miró su ropa y se arrepintió. - Sudas demasiado…
- Estuve corriendo, no sé qué esperan.
- No sé, quizá que te bañes antes. - Refutó en sarcasmo la rubia.
- Detalles más, detalles menos. - Notó que Iori lo había quedado mirando. - ¿Qué ocurre?
- Ah… Pensé… si debería de hacer algún tipo de entrenamiento de ese tipo también.
- Tu eres perfecto así. - El rubio se cruzó de brazos y asintió convencido. Sophie sonrió de más al escuchar eso, mientras que Iori más bien terminó confundido.- Solo tienes que recordar cómo tumbar a alguien si se te acerca mucho. Ya sabes…. - Sintió una presencia a su espalda, tomó la mano antes de que llegase a él y usando su espalda como apoyo lo mandó para al frente, obteniendo a la chica con cara de gato recostada al suelo frente suya con cara de ilusión. - Algo así, pero … no así… - Se había quedado perplejo, reaccionó antes de tiempo por pura distracción de estar hablando justamente de ello.
- Fue divertido, otra vez. - Chilló con emoción, antes de que la ayudara a levantarse.
- No deberías de llegar así a espaldas de las personas. - Le recomendó. Ella movió su mano quemimportista.
- Fue divertido. - Miró su rededor. - Veo que ya desayunaron, aunque estas no son horas. - Señaló el reloj de pared.
- ¿Y tú? - Preguntó el rubio, tomando ventaja de su guardia baja para abrazarla a un costado, ella mientras tanto se petrificó después de responder un simple: "No, esperaré al almuerzo."
- No me di cuenta que estabas tan…
- ¿Fuerte, hermoso, musculoso?
- Asqueroso… - Dijo, Rayne se comenzó a reír antes de soltarla e irse camino a la habitación.
- Disculpa que sea un imbécil. - Le dijo Emma a la chica con heterocromía, quien solo negó, pero luego un quejido salió de ella, llamando la atención de los presentes, se estaba sosteniendo su propio brazo con rostro adolorido. - ¿Ocurre algo?
- No… simplemente, sentí como si mi brazo se quemase. - Se miró el brazo y su teoría no había estado mal, la parte de la marca con cara de gato estaba quemada, aunque la marca seguía intacta, eso la hizo quedarse viendo aquello de más. - Está quemado… - Dijo entrando en un trance. Ella no recordaba estar cerca de nada caliente. Algo que para ella era extraño, no era tanto para quienes conocían era la única persona capaz de hacer eso: el rubio loco de la combustión.



Rayne salía de bañarse y ya vestido se encontró con Dylan en la habitación.
- Pensé que estarían un momento en la piscina antes de irnos. - Dijo secándose el cabello, Dylan solo se acercó un poco.
- ¿Por qué le hiciste eso?
- Creo que lo sabes muy bien.
- No, nada justifica utilizar esas cosas en contra de otros. Cuando la curaron casi llora del dolor.
- ¿Y qué querías? ¿Que se lo arranque con un cuchillo o algo así?
- Tampoco, pero si te dije lo de la marca es porque también eres su amigo.
- Lo soy, pero había que averiguarlo de alguna manera ¿No crees?
- ¿Mostrándole el dolor de una quemadura que le dejará marca recordándole que casi se suicida? Por supuesto. - Vio a su compañero sentarse en la que había escogido como cama, dejando la toalla a un lado sin importarle mucho.
- Me disculpo contigo, si eso quieres, pero con ella no porque no lo entenderá.  - Se notó un deje de molestia en su voz.  
- No entiendes. - Se tuvo que masajear la sien. - Es que… - Se sentó al borde de la cama de frente a Rayne y miró más molesto al rubio. - Ella, parece confiar ciegamente en ti, y saber que eres capaz de hacerle eso, hace que me sienta mal por apoyarla.
- ¿De qué hablas? - Levantó una ceja claramente confundido.
- Le gustas, tonto.
- ¿Khá? (???
- ¿No te habías dado cuenta? ¿En serio? - Rayne negó. - Eres denso ¿Eh?
- Creí que cuando me escribía cosas cursis eran de broma. - Revisó su celular, y estaba frente a sus narices en las pocas pláticas que tenía con ella de vez en cuando por chat. Un suspiro desalentador salió de él. -
- Tienes un problema.
- Varios de hecho. - Dijo al regresar el celular al velador. - Tu eres su amigo, bájala de esa nube.
- Tú la metiste ahí.
- Aunque me digas eso… No es que ella no me guste, pero… Créeme que no soy lo que necesita. Es una buena chica.
- Lo es. Y créeme cuando te digo que lo último que podría aguantar es que le rompan el corazón.
- Entiendo. - Rayne respiró hondo. - Veré qué hago. - Decidió, y luego lo miró con duda. - ¿La marca desapareció? - Dylan negó. - Entonces... hay que preguntarle a los monjes.

Rayne llamó a Igneel, le explicó la situación sin obtener una respuesta clara acerca de las sospechas que tenían. Solo un simple: “Es probable, vamos a investigar, luego te llamo.”
- Nada seguro.
- ¿Deberíamos decirle a los demás? - Preguntó Dylan, aunque notaba indeciso al rubio.
- Debemos. - Asintió. - Solo diremos de la marca y ya, sin detalles.
- Bien.

Te lo permito.
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[Roll-P] Lumina: Tierra de Guardianes - Página 3 Empty Re: [Roll-P] Lumina: Tierra de Guardianes

Mensaje por Mar. Lun 27 Sep - 21:39

-Entonces, la cicatriz apareció de la nada y creemos que tiene que ver con nuestros enemigos – resumió la rubia mientras se dejaba caer en el respaldar de la cama. Dylan y Rayne intercambiaron una mirada cómplice.
-Sí – respondieron al unísono. Habían reunido a todo el grupo en una de las habitaciones para poder compartirles lo que estaba sucediendo
- ¿Y cómo se puede estar seguros de eso?
-Por qué…han pasado cosas – respondió Dylan, parecía meditar la frase, como si no quisiera decir más de lo que no debía. Sophie lo notó y decidió sacarlo del apuro, pues conociendo a su amiga, iba a seguir preguntando hasta que le revelara algo.

- ¿Les avisaron a los monjes? – se apresuró a preguntar.
-Sí, Rayne los llamó y dijeron que iban a investigar y a avisarnos. -
-Oh vaya, pobrecita, debe de estar muy asustada –soltó Iori con un tono de lástima y tristeza en su voz, y Sophie lo entendió, ella no conocía muy bien a la chica, pero lo poco que la había podido observar y compartir con ella, le había agradado y pasar por una situación así debía de ser escalofriante.
Dylan se acercó y colocó su mano sobre la cabeza del pelinegro despeinándolo un poco de forma cariñosa, lo hizo sin pensar mucho para reconfortarlo.

-Calma, ella estará bien. Es fuerte – sonrió. Dos segundos le tomó darse cuenta que ambas jóvenes lo observaban, trazaban un triángulo entre su rostro, el de Rayne y su mano, y antes que puedan decir algo sacó las manos colocándolas en alto rápidamente girándose hacia el rubio y disculpándose.
-¿Por qué te disculpas? – Rayne no lo entendió
-Yo no quería… - captó el rubio mientras ambas chicas reían divertidas.
-¡Que demonios Ryver! No te prestes para sus idioteces – saltó reclamándole al pelinegro mayor mientras este reía también.

-Espera un momento…- la voz de Soph cortó todo el embrollo, acababa de atar un par de cavos y estaba a punto de matar a su amigo de la infancia. -Rayne… ¿acaso tú la quemaste a propósito? – Lo miró fijamente. Todos la quedaron mirando, Rayne esquivó la mirada y ella lo supo.
-¡RAYNE!- reprochó.
-¿Qué hiciste qué? – Emma entró a la discusión al darse cuenta al pequeño hecho que había acontecido hacía horas.
-Quería ver sí…
-¡No tienes excusa! ¡Fuiste muy malo!
-Eso.
-¿Y ustedes que se meten? Igual ella no se dio cuenta.
-¡Y que bueno que fue así!
-Pobre de Lady, que el chico que le guste reaccione así…- soltó Sophie
-¡¿Ustedes también con eso?!
-¿Cómo, no te has dado cuenta? Creo que hasta Iori se ha dado cuenta- Emma señaló al pequeño pelinegro, pero este se encontraba al otro lado de la habitación junto a Hasper quién había intentado enseñarle a jugar desde que llegaron al hotel, y solo volteó con un gesto de curiosidad y sonrió.

-Ok, quizás no, pero es que es muy obvio.
-Es cierto Rayne, nos dimos cuenta todos – apoyó la castaña.
-Ya cállense. Déjenlo así – y tomó asiento en una de las sillas cercanas. La paz volvió al grupo por un instante.
-Entonces… ¿Qué haremos? – Pero antes que alguien pueda responder esa preguntar un teléfono sonó en el lugar. Sophie saltó de la cama rápidamente hacia la mesita de noche y cogió su aparato.
- ¿Aló? Sí… Oh, un momento – se disculpó un instante y salió de la habitación dejando a sus amigos iniciando otra conversación, antes de cerrar la puerta escuchó a Rayne y a Dylan decir que era lo mejor esperar. Pero que tanto podrían hacer eso, ese sería su último día en el hotel.
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Bebé conti. Tengo ideas, pero no sé como conectarlas ahora mismo xD Así que, lo siento si les duele los ojos Very Happy
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Mensaje por Shiba Vie 8 Oct - 16:00

- ¿Y si los mojes no tienen una respuesta tampoco? - Preguntó Iori preocupado, los demás se quedaron en blanco.
- Son los monjes siempre encuentran algo. - Le dijo Emma intentando animarlo.
- Pero ellos mismos no estaban seguros, si descubren lo que es ¿Sabrán cómo corregirlo? - Le rebatió Rayne, Emma se rascó la cabeza al no saber cómo decirle que se callara la boca por el pesimismo que estaba logrando.
- A lo que me refiero es... - Entonces se quedó callada, y todos pendientes de ella quedaron perplejos ante su siguientes palabras: - ¡Una cucaracha!
- ¡¿Qué?! - Rayne se levantó apurado de donde estaba, ya que señalaba en su dirección. - ¿Dónde?
- ¡Tu Brazo! - Le indicó Dylan. Rayne empezó a sacudir el mismo mientras repetía: ¡Sácalo!.
- ¡Idiota, no hagas eso! - Emma quedó mirando su brazo esperando que no fuese a pasar lo peor, pero como todos lo temían, el bicho comenzó a volar de un lado a otro entre las paredes y muebles, mientras ellos intentaban esquivarlo, entre expresiones de asco, sorpresa y espanto. - ¡Te dije que no hicieras eso! - La rubia se había quedado encima de una cama, imitada por Rayne en otra. Mientras tanto Hasper lidiaba con Iori y Dylan que lo usaban de escudo ante la nueva y sorpresiva amenaza.
- No creía que los señores poder le tuviesen miedo a un bicho. - Hasper suspiró.
- ¡Tú no lo entiendes! - Dijo Rayne agachándose ya que había pasado a un costado cuando Emma le había lanzado un zapato al animal.
- Pero...
- En cuanto vuela... Es el apocalipsis. - Apoyó Dylan. Iori asintió.
- No hemos traído insecticida tampoco. - Explicó Emma con todo el dolor de su alma mientras Rayne había intentado darle al bicho que cayó en una lampara con una media que encontró por ahí, y huyendo de un salto a la otra cama en cuanto lo hizo porque se le escapó. - ¡Deja de hacerla volar!
- No tengo otra manera de deshacerme de esa cosa. ¿No sabías que son las únicas capaces de resistir una bomba nuclear?
- Te creo. Seguro que son las únicas capaces de soportarte.
- ¡Oye! No le digas así a Lady.
- Oh por dios... - Rodó los ojos y se hizo a un lado así mismo cuando la notó ir hacia ella, pero acabó en la otra pared. Esta vez Dylan había intentado con una pelota incluida con la habitación del hotel.
Después de ese ultimátum, escucharon un "plas" que resonó en la habitación, siendo una de las sandalias que Emma había dejado tiradas antes de subir a la cama, portada por Hasper, el héroe quien había acabado con el terror en la habitación.
- ¡Mamá! - Dijo Rayne.
- Yo también pude haberlo hecho. - Emma aclaró su garganta.
- Bueno, ya estamos en paz. Gracias. - Dylan respiró tranquilo, mientras Iori se había quedado callado por unos segundos, pero luego sus susurros llamaron la atención de los demás.
- Podíamos... Podíamos... - Su voz se notó más fuerte. - Podíamos haber abierto la puerta... - Les dijo, dejando en claro de que aunque se ocultó tras Hasper, nunca tuvo la intención de matar al animal.
Hasper no supo como sentirse, y los demás no supieron que decir.
- Es verdad. Podíamos haber hecho eso... - Dylan quedó pensativo.
- Bueno... Fue todo... tan rápido. - Se intentó excusar la rubia.
- Discúlpate con la cucaracha. - Le dijo Rayne con seriedad, Hasper levantó una ceja, miró al bicho que bocarriba en el suelo había dejado de mover hasta la última pata, e hizo una leve inclinación de disculpa.
- ¡No iba en serio!
La puerta se abrió de pronto dejando ver a Sophie quien se encontró con sus compañeros de viaje observando al mismo punto muerto en el suelo, le recordó a un trágico velorio sin flores ni misa.
- ¿Qué pasó? - A penas preguntó, los demás se miraron entre sí, y regresaron lentamente, y con vergüenza a sus anteriores puestos. - No, en serio... ¿Qué pasó? - Los demás se miraron entre sí y señalaron a Hasper.
- ¡Es un asesino! - Dijeron tranquilos al unísono.
- ¿Qué? - A penas pudo pronunciar el acusado.
- ¿Qué? - Y Sophie seguía sin entender nada.


pfffff...
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