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Mi héroe (Capítulo 19: Siempre te protegeré).
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Mi héroe (Capítulo 19: Siempre te protegeré).
Prólogo:
May es una chica que tiene muchos problemas de autoestima, Cree que todo lo que hace está mal y que luce terrible. No es la chica más destacada del instituto, sin embargo, es muy popular.
Bueno, esta parte del final será para comentarios más personales, por lo tanto, no es necesario seguir leyendo a menos de que alguien se interese. e.e
Aquí irán las respuestas a los comentarios, espero que les vaya gustando este fic, tendrá mucha dedicación e intentaré subirlo fin de semana por medio eso sí, mientras pueda, se hará una excepción con el primer capítulo ya que lo subiré mañana. Todas sus críticas y demás serán recibidas. c:
May es una chica que tiene muchos problemas de autoestima, Cree que todo lo que hace está mal y que luce terrible. No es la chica más destacada del instituto, sin embargo, es muy popular.
Unos chicos que cursan el salón paralelo al que está ella la molestan desde muchos años atrás, un día, conoce a Drew que pronto ayudará a que los matones la dejen en paz.
Acontecimientos importantes cambiarán profundamente la vida de May. La llegada de nuevos personajes y la traición de otros serán algunas de las causas.
May tiene la forma de sentir y expresarse de una artista, pasará penas y alegrías que se podrían ver reflejadas en sus obras y en algunas de sus acciones.
¿Podrá ser Drew quién ayude a May a atravesar la adversidad y salvarla?
Bueno, esta parte del final será para comentarios más personales, por lo tanto, no es necesario seguir leyendo a menos de que alguien se interese. e.e
Aquí irán las respuestas a los comentarios, espero que les vaya gustando este fic, tendrá mucha dedicación e intentaré subirlo fin de semana por medio eso sí, mientras pueda, se hará una excepción con el primer capítulo ya que lo subiré mañana. Todas sus críticas y demás serán recibidas. c:
Última edición por Saori vi Britannia el Jue 13 Oct - 17:23, editado 22 veces
Saori vi Britannia- **Fan*Contest**
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Edad : 25
Cumpleaños!! : 16/07/1999
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Re: Mi héroe (Capítulo 19: Siempre te protegeré).
Ni Hao!
Ooooo me gusta mucho el Prologo, es cortito, pero me gusta la idea.
Espero el próximo capitulo ^v^
XaItO <3
Ooooo me gusta mucho el Prologo, es cortito, pero me gusta la idea.
Espero el próximo capitulo ^v^
XaItO <3
Re: Mi héroe (Capítulo 19: Siempre te protegeré).
La idea esta interesante, ya quiero saber el resto.
Espero leerlo, chao.
Espero leerlo, chao.
Pikelia- **Fan*Contest**
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Edad : 32
Cumpleaños!! : 16/06/1992
Mi llegada : 01/03/2013
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Mi héroe (Capítulo 1: El regresar a mi pesadilla)
En mi balcón, un espacioso lugar que siempre usé para todo lo que se me ocurría, como intentar dibujar −cosa que claro, me salía mal, como todo lo que hago− y otras cosas, a decir verdad, yo era un tanto desordenada, mis cuadernos estaban ahí tirados y abandonados ya que estaba en mis últimos días de vacaciones de verano.
Mi balcón era el único que había en mi casa, por lo que no era extraño ver a mis padres en él. Sin embargo, esto me preocupaba aveces, ya que ahí escondía mis calificaciones y algunas notas en las que escribía lo que me sucedía en el día cuando estaba aburrida. Pero nunca encontraban nada de lo que escondía.
Mi nombre es May, tengo 17 años y soy una estudiante de preparatoria. Siempre me caractericé de ser una chica la cual nunca se enamoró, y tampoco está entre mis planes, ya que podrían hacerme daño, ¿quién podría fijarse en una chica como yo? Sólo soy hábil en los concursos pokémon, ni siquiera destaco por las calificaciones porque no estudio.
En cuanto a mi descripción física, tengo el pelo castaño, ojos azules –La única cosa que me gusta de mi− soy medianamente alta y delgada.
Estaba en aquél lugar acogedor sintiendo la agradable brisa rozando mi rostro, la luz del sol estaba ocultándose en el atardecer, y las hojas de los árboles se escuchaban chocando entre sí con gracia haciendo que me relaje. Sin querer, me estaba quedando dormida. Eso hasta que mi hermano abrió la puerta y me desperté con un salto.
− ¡Hermana! ¡Mi Ralts se ha perdido! −Me llamó Max, mi hermano, sobresaltado
− ¿¡Qué!? ¿¡Otra vez!?−Le respondí, quizá algo enfadada, ya que no era primera vez que se le perdía y me pedía ayuda para buscarlo.
−Hum, pero no fue del todo mi culpa, se escapó…
−Bueno, iremos a buscarlo al jardín− Estaba fastidiada ya que el jardín era enorme y Ralts muy pequeño, pero no tenía remedio, ya que siempre termina por convencerme con su mirada inocente.
Estuve toda la tarde buscando al Ralts en el jardín con mi hermano –que no cooperó como yo quería que lo hiciera− y al final resultó que estaba escondido atrás de un árbol, comiendo unas bayas y terminé por desperdiciar un día más de mis vacaciones, pero valió verle una vez más la cara de alegría a mi hermano Max al abrazar a su Ralts. Él quería mucho a ése pokémon, efectivamente se le perdió, pero es muy descuidado.
Así pasaron mis vacaciones, entre encerrarme en mi balcón con un tiempo para mí misma, y buscando el Ralts de mi hermano, ya que se escondía en lugares muy buenos y mi casa era muy grande, y a pesar de sus ventajas también tiene desventajas evidentes.
Bueno, este el último año para llegar a la universidad –eso, si llego− y fue mi motivación para el camino de ida a la preparatoria, como toda la gente, iba sin ganas, ya que disfruté de mis vacaciones a mi modo, esta vez sin internet, computadores, ni nada parecido. Al principio me costó ya que era la única forma de comunicarme con mis amigas, ya que yo vivo en una parcela un poco lejos de la ciudad.
Me mantuve en mis pensamientos hasta que llegué a mi pesadilla, otra vez usando el mismo uniforme de todos los años. Volvería a ver a mis profesores, mis compañeros con sus novios/as, mis exámenes reprobados, mis padres exigiéndome que me esfuerce… Sería exactamente igual al desastroso año anterior, sólo que esta vez saldría con mayoría de edad y sin tener que volver a ver la preparatoria, a menos de que tenga hijos, en el caso de que encontrara a alguien.
Con la idea de que tendría que esforzarme, entré.
Me emocioné al ver a mis amigas, ya que no había hablado con ellas desde hace tres meses y son lo más valioso que tengo además de mi familia. Ellas eran las únicas que me animaban cuando me sentía mal, y las que me apoyaban en lugar de regañarme por mis calificaciones, para que intente estudiar, tener futuro y no desanimarme por mis problemas de autoestima.
Mi colegio tenía tres pisos muy amplios, tanto que era muy difícil encontrar a una persona si se perdía. Cuando era más pequeña, solía jugar con mis amigas al escondite. Era muy hábil con la ventaja de que era muy pequeña. Solían ser tiempos en los que no me preocupaba de cómo era, simplemente me interesaba de pasarla bien.
Las horas se me pasaron muy rápido, y llegó el segundo recreo, estaba muy despistada y choqué con un chico, y caí al suelo.
Tenía los ojos y el pelo verdes, era un poco más alto que yo y era bastante guapo. Era primera vez que decía eso de alguna persona. Me ayudó a levantarme y me dijo que tuviera más cuidado, me llamó la atención que me ayude ya que nadie más lo había hecho, y estuve pensando en él toda la clase, no presté atención a lo que decían los profesores cosa es típico de mi. Nadie me había ayudado a levantarme. Todos siempre me decían perdedora por no tener novio.
Cuando llegué a mi casa dejé de pensar en aquél chico oji-verde, me fui a mi balcón y revisé lo que había hecho en las clases y al poco tiempo me quedé dormida a la luz del atardecer con mi Eevee reposando en mis piernas. Soñé con aquél chico de ojos verdes con el que había tropezado. Hasta que mi padre me fue a dejar a mi habitación, intentando no despertarme, ya que había estado estudiando, cosa que lo enorgulleció y empezó a decirme que debía ser responsable siempre, y me dio el mismo discurso de siempre en relación con mis calificaciones.
No entendía que me estaba pasando, no dejaba de pensar en ese chico, minuto tras minuto, jamás me había pasado con otra persona, quizá es porque ni siquiera le había preguntado cuál era su nombre, cosa que haría al día siguiente, si acaso lo encontraba. Haría aquello si no hubiese razonado, un chico tan guapo como él debe tener mucha gente alrededor, sería muy estúpido presentarme y dejarlo en vergüenza, después de haberme ayudado
Podría decirse que también soy popular, pero no viene al caso, a pesar de eso, soy una imbécil.
Para distraer mi mente, empecé a leer un libro de Sherlock Holmes y funcionó, leí un buen rato gracias al tiempo libre que disponía al haber hecho mis deberes antes –A pesar de haberme quedado dormida, pero bueno−, luego de esto, vencí al primer día de clases y me fui a dormir, genial, sólo quedaban unos cientos de días más.
Al día siguiente, me costó más de la cuenta despertarme temprano, tener que volver a ver a toda esa gente muchas veces es agotador, incluso tratándose de mis amigas, a veces se dedicaban a molestarme sin darse cuenta del daño que me hacían. Pero, no las culpo. Nadie se da cuenta, nadie nota a la chica sin talento.
Me gustaría ser valiente, tener el valor de enfrentar a mis propias amigas e incluso a mis profesores. Pero, no puedo. Nunca voy a ser valiente. Nunca voy a poder defenderme a mí misma, incluso de mí misma. Quizá podría aprender a serlo, sin la necesidad de recurrir a otras personas, eso sí, tendría que dejar de ser yo, una inútil.
Pensando en esto, llegué al colegio sin darme cuenta. Intentando disimular que no me había dado cuenta de esto, bostecé y me bajé del auto. Al salir, se encontraba esperándome Misty, una de mis mejores amigas con la cual me pasaba todo el tiempo hablando.
El caso es que empezó a hablarme sobre todo lo que hizo ayer, a los sesenta segundos dejé de prestarle atención. Sin saber el porqué, me puse nerviosa y empecé a mirar en todas las direcciones menos a Misty, y ella se dio cuenta.
−Oye, May, ¿pasa algo?
−No es nada
Para salvarme, llegó Dawn –Otra de mis amigas− y Misty empezó a hablar con ella. Seguí en lo mío, en mi extraño nerviosismo sin razón aparente. Entonces, lo vi. Iba con un grupo de chicos que al parecer eran sus amigos. Él me devolvió la mirada, entonces yo avergonzada aparté la vista intentando concentrarme en lo que hablaban mis amigas.
Hoy no pasó nada relevante, sólo lo rutinario, abrir mi cuaderno, empezar a escribir e intentar escuchar a mis maestros. Hoy puse más atención que ayer, la única excepción fue matemáticas, ahí no estoy atenta jamás, odio las matemáticas.
Al salir de clases, sentí un peso menos de encima. A pesar de ser sólo martes, me sentía libre como en un viernes. Hoy era uno de los días en que tenía que esperar a mi padre para que me recoja. Encendí mi celular y empecé a contestar mensajes.
− ¡Hey, chica despistada! –Dijo alguien, al tocarme el hombro. Volteé a ver quién era. Era el chico oji-verde con el que choqué.
−Hola… −Contesté, pero no alcancé a terminar.
−Mi nombre es Drew, perdón por no presentarme ayer, ¿Cuál es tu nombre?
−Soy May.
−Olvidé mencionar que ya me habían hablado de ti.
Iba a contestar, pero llegaron unos chicos a molestar. Ellos me molestaban todo el tiempo, pero sus ofensas no me afectaban porque entonces ya era consciente de que tenían la razón.
−Drew, ¿qué haces hablándole a esta perdedora? –Dijo uno. Todos eran altos y fuertes, por lo que yo procuraba de no contestar a sus ofensas y amenazas.
Él se puso en frente de mí en posición de defenderme.
Era la especie de valentía que envidiaba. La que deseaba tener. Desde ese día, comencé a admirarlo. Tal vez nunca sea así, pero me conformo con pensar en lograr cambiar.
− ¿A quién le llamas perdedora? Yo no veo a ninguna perdedora cerca.
−Esperaba más de ti, pero veo que me equivocaba, Drew.
Este es el primer capítulo, espero que les haya gustado. Bueno, el fic lo había pensado desde hace bastante tiempo, pero ahora me animé a escribirlo. Como ya dije, lo publicaré probablemente fin de semana por medio, aveces serán seguidos, esto dependiendo de cuánto tiempo libre disponga. :v
Mi balcón era el único que había en mi casa, por lo que no era extraño ver a mis padres en él. Sin embargo, esto me preocupaba aveces, ya que ahí escondía mis calificaciones y algunas notas en las que escribía lo que me sucedía en el día cuando estaba aburrida. Pero nunca encontraban nada de lo que escondía.
Mi nombre es May, tengo 17 años y soy una estudiante de preparatoria. Siempre me caractericé de ser una chica la cual nunca se enamoró, y tampoco está entre mis planes, ya que podrían hacerme daño, ¿quién podría fijarse en una chica como yo? Sólo soy hábil en los concursos pokémon, ni siquiera destaco por las calificaciones porque no estudio.
En cuanto a mi descripción física, tengo el pelo castaño, ojos azules –La única cosa que me gusta de mi− soy medianamente alta y delgada.
Estaba en aquél lugar acogedor sintiendo la agradable brisa rozando mi rostro, la luz del sol estaba ocultándose en el atardecer, y las hojas de los árboles se escuchaban chocando entre sí con gracia haciendo que me relaje. Sin querer, me estaba quedando dormida. Eso hasta que mi hermano abrió la puerta y me desperté con un salto.
− ¡Hermana! ¡Mi Ralts se ha perdido! −Me llamó Max, mi hermano, sobresaltado
− ¿¡Qué!? ¿¡Otra vez!?−Le respondí, quizá algo enfadada, ya que no era primera vez que se le perdía y me pedía ayuda para buscarlo.
−Hum, pero no fue del todo mi culpa, se escapó…
−Bueno, iremos a buscarlo al jardín− Estaba fastidiada ya que el jardín era enorme y Ralts muy pequeño, pero no tenía remedio, ya que siempre termina por convencerme con su mirada inocente.
Estuve toda la tarde buscando al Ralts en el jardín con mi hermano –que no cooperó como yo quería que lo hiciera− y al final resultó que estaba escondido atrás de un árbol, comiendo unas bayas y terminé por desperdiciar un día más de mis vacaciones, pero valió verle una vez más la cara de alegría a mi hermano Max al abrazar a su Ralts. Él quería mucho a ése pokémon, efectivamente se le perdió, pero es muy descuidado.
Así pasaron mis vacaciones, entre encerrarme en mi balcón con un tiempo para mí misma, y buscando el Ralts de mi hermano, ya que se escondía en lugares muy buenos y mi casa era muy grande, y a pesar de sus ventajas también tiene desventajas evidentes.
Bueno, este el último año para llegar a la universidad –eso, si llego− y fue mi motivación para el camino de ida a la preparatoria, como toda la gente, iba sin ganas, ya que disfruté de mis vacaciones a mi modo, esta vez sin internet, computadores, ni nada parecido. Al principio me costó ya que era la única forma de comunicarme con mis amigas, ya que yo vivo en una parcela un poco lejos de la ciudad.
Me mantuve en mis pensamientos hasta que llegué a mi pesadilla, otra vez usando el mismo uniforme de todos los años. Volvería a ver a mis profesores, mis compañeros con sus novios/as, mis exámenes reprobados, mis padres exigiéndome que me esfuerce… Sería exactamente igual al desastroso año anterior, sólo que esta vez saldría con mayoría de edad y sin tener que volver a ver la preparatoria, a menos de que tenga hijos, en el caso de que encontrara a alguien.
Con la idea de que tendría que esforzarme, entré.
Me emocioné al ver a mis amigas, ya que no había hablado con ellas desde hace tres meses y son lo más valioso que tengo además de mi familia. Ellas eran las únicas que me animaban cuando me sentía mal, y las que me apoyaban en lugar de regañarme por mis calificaciones, para que intente estudiar, tener futuro y no desanimarme por mis problemas de autoestima.
Mi colegio tenía tres pisos muy amplios, tanto que era muy difícil encontrar a una persona si se perdía. Cuando era más pequeña, solía jugar con mis amigas al escondite. Era muy hábil con la ventaja de que era muy pequeña. Solían ser tiempos en los que no me preocupaba de cómo era, simplemente me interesaba de pasarla bien.
Las horas se me pasaron muy rápido, y llegó el segundo recreo, estaba muy despistada y choqué con un chico, y caí al suelo.
Tenía los ojos y el pelo verdes, era un poco más alto que yo y era bastante guapo. Era primera vez que decía eso de alguna persona. Me ayudó a levantarme y me dijo que tuviera más cuidado, me llamó la atención que me ayude ya que nadie más lo había hecho, y estuve pensando en él toda la clase, no presté atención a lo que decían los profesores cosa es típico de mi. Nadie me había ayudado a levantarme. Todos siempre me decían perdedora por no tener novio.
Cuando llegué a mi casa dejé de pensar en aquél chico oji-verde, me fui a mi balcón y revisé lo que había hecho en las clases y al poco tiempo me quedé dormida a la luz del atardecer con mi Eevee reposando en mis piernas. Soñé con aquél chico de ojos verdes con el que había tropezado. Hasta que mi padre me fue a dejar a mi habitación, intentando no despertarme, ya que había estado estudiando, cosa que lo enorgulleció y empezó a decirme que debía ser responsable siempre, y me dio el mismo discurso de siempre en relación con mis calificaciones.
No entendía que me estaba pasando, no dejaba de pensar en ese chico, minuto tras minuto, jamás me había pasado con otra persona, quizá es porque ni siquiera le había preguntado cuál era su nombre, cosa que haría al día siguiente, si acaso lo encontraba. Haría aquello si no hubiese razonado, un chico tan guapo como él debe tener mucha gente alrededor, sería muy estúpido presentarme y dejarlo en vergüenza, después de haberme ayudado
Podría decirse que también soy popular, pero no viene al caso, a pesar de eso, soy una imbécil.
Para distraer mi mente, empecé a leer un libro de Sherlock Holmes y funcionó, leí un buen rato gracias al tiempo libre que disponía al haber hecho mis deberes antes –A pesar de haberme quedado dormida, pero bueno−, luego de esto, vencí al primer día de clases y me fui a dormir, genial, sólo quedaban unos cientos de días más.
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Al día siguiente, me costó más de la cuenta despertarme temprano, tener que volver a ver a toda esa gente muchas veces es agotador, incluso tratándose de mis amigas, a veces se dedicaban a molestarme sin darse cuenta del daño que me hacían. Pero, no las culpo. Nadie se da cuenta, nadie nota a la chica sin talento.
Me gustaría ser valiente, tener el valor de enfrentar a mis propias amigas e incluso a mis profesores. Pero, no puedo. Nunca voy a ser valiente. Nunca voy a poder defenderme a mí misma, incluso de mí misma. Quizá podría aprender a serlo, sin la necesidad de recurrir a otras personas, eso sí, tendría que dejar de ser yo, una inútil.
Pensando en esto, llegué al colegio sin darme cuenta. Intentando disimular que no me había dado cuenta de esto, bostecé y me bajé del auto. Al salir, se encontraba esperándome Misty, una de mis mejores amigas con la cual me pasaba todo el tiempo hablando.
El caso es que empezó a hablarme sobre todo lo que hizo ayer, a los sesenta segundos dejé de prestarle atención. Sin saber el porqué, me puse nerviosa y empecé a mirar en todas las direcciones menos a Misty, y ella se dio cuenta.
−Oye, May, ¿pasa algo?
−No es nada
Para salvarme, llegó Dawn –Otra de mis amigas− y Misty empezó a hablar con ella. Seguí en lo mío, en mi extraño nerviosismo sin razón aparente. Entonces, lo vi. Iba con un grupo de chicos que al parecer eran sus amigos. Él me devolvió la mirada, entonces yo avergonzada aparté la vista intentando concentrarme en lo que hablaban mis amigas.
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Hoy no pasó nada relevante, sólo lo rutinario, abrir mi cuaderno, empezar a escribir e intentar escuchar a mis maestros. Hoy puse más atención que ayer, la única excepción fue matemáticas, ahí no estoy atenta jamás, odio las matemáticas.
Al salir de clases, sentí un peso menos de encima. A pesar de ser sólo martes, me sentía libre como en un viernes. Hoy era uno de los días en que tenía que esperar a mi padre para que me recoja. Encendí mi celular y empecé a contestar mensajes.
− ¡Hey, chica despistada! –Dijo alguien, al tocarme el hombro. Volteé a ver quién era. Era el chico oji-verde con el que choqué.
−Hola… −Contesté, pero no alcancé a terminar.
−Mi nombre es Drew, perdón por no presentarme ayer, ¿Cuál es tu nombre?
−Soy May.
−Olvidé mencionar que ya me habían hablado de ti.
Iba a contestar, pero llegaron unos chicos a molestar. Ellos me molestaban todo el tiempo, pero sus ofensas no me afectaban porque entonces ya era consciente de que tenían la razón.
−Drew, ¿qué haces hablándole a esta perdedora? –Dijo uno. Todos eran altos y fuertes, por lo que yo procuraba de no contestar a sus ofensas y amenazas.
Él se puso en frente de mí en posición de defenderme.
Era la especie de valentía que envidiaba. La que deseaba tener. Desde ese día, comencé a admirarlo. Tal vez nunca sea así, pero me conformo con pensar en lograr cambiar.
− ¿A quién le llamas perdedora? Yo no veo a ninguna perdedora cerca.
−Esperaba más de ti, pero veo que me equivocaba, Drew.
Este es el primer capítulo, espero que les haya gustado. Bueno, el fic lo había pensado desde hace bastante tiempo, pero ahora me animé a escribirlo. Como ya dije, lo publicaré probablemente fin de semana por medio, aveces serán seguidos, esto dependiendo de cuánto tiempo libre disponga. :v
Última edición por Yuna el Vie 19 Sep - 19:03, editado 1 vez
Saori vi Britannia- **Fan*Contest**
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Cumpleaños!! : 16/07/1999
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Re: Mi héroe (Capítulo 19: Siempre te protegeré).
Me esta gustando mucho como avanza la historia, me da que me gustará mucho la historia, no sé, me da esa sensación.
Publica cuando puedas, no hay prisa.
Publica cuando puedas, no hay prisa.
Pikelia- **Fan*Contest**
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Edad : 32
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Re: Mi héroe (Capítulo 19: Siempre te protegeré).
Ni Hao!
Omg nuestra May se está enamorando~
Y que tierno Drew defendiéndola!
Espero la contii!
Y como ha dicho PiChan tu a tu tiempo no hay prisa ^v^
XaitO <3
Omg nuestra May se está enamorando~
Y que tierno Drew defendiéndola!
Espero la contii!
Y como ha dicho PiChan tu a tu tiempo no hay prisa ^v^
XaitO <3
Re: Mi héroe (Capítulo 19: Siempre te protegeré).
Nueva lectora :3
Me gusta mucho la idea de tu fic y el primer capitulo estuvo muy bien.
Y Drew defendiendo a May *-*
Suertee y espero la conti
Me gusta mucho la idea de tu fic y el primer capitulo estuvo muy bien.
Y Drew defendiendo a May *-*
Suertee y espero la conti
ines111- **Miembro*Contest**
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Edad : 25
Cumpleaños!! : 13/01/1999
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Re: Mi héroe (Capítulo 19: Siempre te protegeré).
Me encanta tu fic ,
no puedo esperar la conti!!
no puedo esperar la conti!!
Layla- **Miembro*Contest**
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Re: Mi héroe (Capítulo 19: Siempre te protegeré).
Kiaaa me encanta tu fic *w* Tienes nueva lectora :3
Porfii sube la conti *agitando a Shinx*
Shinx: *con un cartel de help me* auxiliiio xp
Yo: Weeeno 2 lectores si cuentas a mi bebe Shinx *abrazando a Shinx* Saludos y espero ansiosa la conti :3
-Snowita♥
Porfii sube la conti *agitando a Shinx*
Shinx: *con un cartel de help me* auxiliiio xp
Yo: Weeeno 2 lectores si cuentas a mi bebe Shinx *abrazando a Shinx* Saludos y espero ansiosa la conti :3
-Snowita♥
Snowdrop- **Miembro*Contest**
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Re: Mi héroe (Capítulo 19: Siempre te protegeré).
Tenía que hacer algo, obviamente no podía enfrentarme a ellos también porque soy demasiado débil, pero tal vez podría encontrar a alguien que podría ayudarme.
“Piensa May, piensa” me decía a mí misma, buscando alguna idea de a quién podría pedirle ayuda que aún no haya salido del colegio. Fue entonces cuando se me ocurrió algo que podía funcionar.
−Gordinflón, podría apostar todo el dinero que tengo a que no podrías atraparme. –Dicho esto volteé y empecé a correr por mi vida. Sabía que su tropa siempre estaba con él en todo lugar y que yo debido a mi condición física era mucho más rápida que ellos. Me dirigí dentro del colegio a toda velocidad y luego me adentré en un lugar lleno de pasillos y salones. Entré por la sala de música, y luego salté a una ventana muy angosta en la que por deducción, ellos no podían entrar. En lugar estaba cerrado, no se podía entrar por otra parte que no sea esa pequeña ventana, el lugar sólo estaba como adorno.
El lugar era un pequeño cuadrilátero en el que sólo había pasto mal cortado y estaba limitado con un cerco de madera algo podrida. El lugar era un tanto húmedo por la falta de cuidado.
Me quedé ahí al menos diez minutos y supe que ya se habían ido a molestar a otra persona. Fue entonces cuando me detuve y pensé en lo que había hecho, y me reí de buena gana. Había hecho algo por mi cuenta.
Salí de la sala de música, con algo de dificultad y pasé por esos pasillos que conocía como a la palma de mi mano hasta llegar a la salida. Afuera, vi a Drew.
Estaba sentado en un rincón, como si nada, pero tenía sangre en el brazo. Una vez más, esta inútil había fallado y creyó que había hecho algo bien.
Me dirigí hacia él con lentitud e inseguridad, bueno, más de lo habitual. Él no me había visto, y en cada paso que daba, se me hacía una eternidad. En este momento sólo quería que la tierra me tragase.
No tuvo que pasar eso, ya que mi papá llegó en el auto. ¿A salvarme? No lo sé, pero me habría gustado quedarme a pedirle disculpas.
Seguí caminando hasta la salida, donde se encontraba Drew. Yo sin dejar de caminar, volteé un poco la cabeza y con un hilo de voz logré decir:
−Lo siento… Adiós. –Volví la vista hacia el frente y dirigí mi camino hacia el auto. Sentía un ardor en los ojos y un nudo enorme en la garganta. Y yo había creído que había hecho un buen plan por una vez en mi vida…
Llegué a mi casa agotada. Evité llorar en el camino ya que mi padre estaba ahí y no quería decirle lo cobarde que había sido. Porque sabía que lo avergonzaría. Porque mi vida es una vergüenza que es mejor que sólo yo asuma.
Sin cambiarme de ropa, me recosté y encendí la televisión. Al no encontrar nada, comencé a revisar mi celular. Recordé ese momento… Sólo quería morir, verlo ahí, sentado y herido por mi culpa y no poder siquiera disculparme de buena manera. Por segundos creí que había comenzado a ser valiente, pero me equivocaba, soy una cobarde sin remedio.
Intenté pasar de mis pensamientos y seguir revisando mi celular, ya que no había alcanzado a ver ningún mensaje por aquél incidente. Nada importante. Sólo gente saludándome, y lo típico, cosas para sacar conversación. Los contesté, y luego, reflexioné.
“Eres una cobarde” me dije, y sentí un ardor muy fuerte en mis ojos. Sentí una lágrima recorrer mi mejilla, seguida por un sollozo. Quería gritarle al mundo lo cobarde que soy y desaparecer dejando como único rastro un camino de cenizas. Y lo que más me dolió, fue cuando pensé en Drew. ¿Por qué? Ni yo misma tengo la respuesta.
Limpié mis lágrimas, y me di cuenta de que había pasado una hora. Fui a mi baño –Ya que teníamos baños personales− y me lavé la cara, luego me aseguré de que no hubiera evidencia de haber llorado y volví a mi habitación. Esta vez sí encontré algo bueno en la televisión y logré distraerme.
− ¡May! ¡Baja a comer! –Llamó mi mamá. Había pasado otra hora sin darme cuenta.
Bajé y vi que mi hermano jugaba con su Ralts, mi padre leía el periódico y mi madre ponía la mesa. A ninguno de los dos se le había ocurrido ayudarla, así que fui yo a “compensarlo”.
Había pizza y Coca Cola.
−Que… saludable.
−Si no quieres, podrías dejármelo a mí. –Contestó mi hermano, entusiasmado.
−Nada de eso, deberías dejárselo a tu madre.
−Nunca dije que no quería.
Así siguió nuestra plática, con la única diferencia de que empezamos a comer. Así era mi familia. No me gustaría perderla jamás. A pesar de no tener la misma sangre. No buscaría a mi verdadera familia, porque sé que estaría mucho más conforme con esta.
Me desperté sin mayor dificultad. La noche anterior dormí como un bebé, y había soñado con la preparatoria, y no fue una pesadilla, ya que no habían ido la mitad de los profesores. Creí que podía pasar realmente, así que tuve el ánimo por los cielos.
Desayuné una tostada con mermelada, me puse mi uniforme que consistía en un típico polerón negro y una falda con calcetines hasta las rodillas del mismo color. Me lavé la cara y los dientes. También me puse un poco de mi perfume, lo que no hago habitualmente. Estaba lista antes de lo normal, y tuve que esperar a mi hermano y mi padre en el auto, quiénes estaban aún desayunando, sin tanto ánimo como yo. Mientras nosotros nos preparábamos, mi madre se quedaba durmiendo, se despertaba más tarde porque ella sólo hacía los deberes de la casa. Nosotros la ayudábamos, por lo tanto, ella hacía todo con toda la calma del mundo.
Cinco minutos esperé y mi padre y mi hermano se subieron al auto, desganados. Mi padre encendió el auto y empezó el trayecto, que se me hizo bastante corto.
Llegamos al colegio, ahí se encontraban Dawn y Misty conversando. Me bajé del auto y fui donde ellas se encontraban.
− ¡Hola! Misty, veo que llegaste temprano. –Saludé.
−Qué tal, May. –Contestaron, al unísono, desganadas.
− ¿Saben? Soñé que la profesora de matemáticas no venía. Ni la de biología, tampoco el de filosofía
− Ojalá fuera verdad… −Contestó Dawn, al decir esto, su novio Kenny la sacó del lugar en el que estábamos, y llegaron unas chicas a conversar conmigo. Como siempre, no era nada importante.
Misty no se quedó sola, ya que llegó Christina –Otra de mis amigas− y se quedaron conversando juntas. Vi llegar a Drew, como si nada hubiese pasado, y me miró, haciéndome una señal para que vaya con él. Asentí, con toda la intención de disculparme, y fui junto a él.
−Hola… Siento lo de ayer.
−Fuiste inteligente, no tienes por qué disculparte. No debían insultarte de esa forma.
−No tenías por qué defenderme, y lo hiciste. Gracias.
−Me sentía con el deber de defenderte. –Al decir esto, sonrió y se alejó. Sentí calor en las mejillas, y me dirigí donde estaban Christina y Misty conversando. Ya se habían ido las chicas con las que estaba conversando anteriormente, y Misty y Christina conversaban sobre cosas irrelevantes. Estaban tan concentradas en ello, que apenas notaron mi presencia. Al poco tiempo, tocó el timbre para entrar a clases, y deseaba con todo mí ser que mi sueño se cumpliese.
Tuvimos las tres primeras horas de clases y luego tocó el timbre del recreo. Constaba de veinte minutos los cuales desperdiciábamos ya sea conversando o comprando en la tienda de nuestra preparatoria, en la cual siempre había mucha fila. Esta vez lo desperdiciamos comprando, y mientras pasaba la fila, conversaba con una que otra persona que pasaba a saludarme.
Me compré unas galletas, las que comí rápidamente, antes de que lleguen mis amigas a quitármelas. Al terminar tocó el timbre para volver a clases. El resto de horas, nos quedamos conversando, riendo y gritando en la sala, ya que mi sueño se había cumplido. El inspector llegaba de cuándo en cuándo para ver que no nos matemos entre nosotros, como hubiese podido ocurrir. Este iba siendo un día hermoso, sol, sin profesores que te hagan callar y sin culpa de nada.
Bueno, aquí está :v. Gracias por su paciencia y por leer c:. Espero que les vaya gustando y ya saben, se subirán los capítulos fin de semana por medio mientras pueda.
“Piensa May, piensa” me decía a mí misma, buscando alguna idea de a quién podría pedirle ayuda que aún no haya salido del colegio. Fue entonces cuando se me ocurrió algo que podía funcionar.
−Gordinflón, podría apostar todo el dinero que tengo a que no podrías atraparme. –Dicho esto volteé y empecé a correr por mi vida. Sabía que su tropa siempre estaba con él en todo lugar y que yo debido a mi condición física era mucho más rápida que ellos. Me dirigí dentro del colegio a toda velocidad y luego me adentré en un lugar lleno de pasillos y salones. Entré por la sala de música, y luego salté a una ventana muy angosta en la que por deducción, ellos no podían entrar. En lugar estaba cerrado, no se podía entrar por otra parte que no sea esa pequeña ventana, el lugar sólo estaba como adorno.
El lugar era un pequeño cuadrilátero en el que sólo había pasto mal cortado y estaba limitado con un cerco de madera algo podrida. El lugar era un tanto húmedo por la falta de cuidado.
Me quedé ahí al menos diez minutos y supe que ya se habían ido a molestar a otra persona. Fue entonces cuando me detuve y pensé en lo que había hecho, y me reí de buena gana. Había hecho algo por mi cuenta.
Salí de la sala de música, con algo de dificultad y pasé por esos pasillos que conocía como a la palma de mi mano hasta llegar a la salida. Afuera, vi a Drew.
Estaba sentado en un rincón, como si nada, pero tenía sangre en el brazo. Una vez más, esta inútil había fallado y creyó que había hecho algo bien.
Me dirigí hacia él con lentitud e inseguridad, bueno, más de lo habitual. Él no me había visto, y en cada paso que daba, se me hacía una eternidad. En este momento sólo quería que la tierra me tragase.
No tuvo que pasar eso, ya que mi papá llegó en el auto. ¿A salvarme? No lo sé, pero me habría gustado quedarme a pedirle disculpas.
Seguí caminando hasta la salida, donde se encontraba Drew. Yo sin dejar de caminar, volteé un poco la cabeza y con un hilo de voz logré decir:
−Lo siento… Adiós. –Volví la vista hacia el frente y dirigí mi camino hacia el auto. Sentía un ardor en los ojos y un nudo enorme en la garganta. Y yo había creído que había hecho un buen plan por una vez en mi vida…
◊◊◊
Llegué a mi casa agotada. Evité llorar en el camino ya que mi padre estaba ahí y no quería decirle lo cobarde que había sido. Porque sabía que lo avergonzaría. Porque mi vida es una vergüenza que es mejor que sólo yo asuma.
Sin cambiarme de ropa, me recosté y encendí la televisión. Al no encontrar nada, comencé a revisar mi celular. Recordé ese momento… Sólo quería morir, verlo ahí, sentado y herido por mi culpa y no poder siquiera disculparme de buena manera. Por segundos creí que había comenzado a ser valiente, pero me equivocaba, soy una cobarde sin remedio.
Intenté pasar de mis pensamientos y seguir revisando mi celular, ya que no había alcanzado a ver ningún mensaje por aquél incidente. Nada importante. Sólo gente saludándome, y lo típico, cosas para sacar conversación. Los contesté, y luego, reflexioné.
“Eres una cobarde” me dije, y sentí un ardor muy fuerte en mis ojos. Sentí una lágrima recorrer mi mejilla, seguida por un sollozo. Quería gritarle al mundo lo cobarde que soy y desaparecer dejando como único rastro un camino de cenizas. Y lo que más me dolió, fue cuando pensé en Drew. ¿Por qué? Ni yo misma tengo la respuesta.
Limpié mis lágrimas, y me di cuenta de que había pasado una hora. Fui a mi baño –Ya que teníamos baños personales− y me lavé la cara, luego me aseguré de que no hubiera evidencia de haber llorado y volví a mi habitación. Esta vez sí encontré algo bueno en la televisión y logré distraerme.
− ¡May! ¡Baja a comer! –Llamó mi mamá. Había pasado otra hora sin darme cuenta.
Bajé y vi que mi hermano jugaba con su Ralts, mi padre leía el periódico y mi madre ponía la mesa. A ninguno de los dos se le había ocurrido ayudarla, así que fui yo a “compensarlo”.
Había pizza y Coca Cola.
−Que… saludable.
−Si no quieres, podrías dejármelo a mí. –Contestó mi hermano, entusiasmado.
−Nada de eso, deberías dejárselo a tu madre.
−Nunca dije que no quería.
Así siguió nuestra plática, con la única diferencia de que empezamos a comer. Así era mi familia. No me gustaría perderla jamás. A pesar de no tener la misma sangre. No buscaría a mi verdadera familia, porque sé que estaría mucho más conforme con esta.
◊◊◊
Me desperté sin mayor dificultad. La noche anterior dormí como un bebé, y había soñado con la preparatoria, y no fue una pesadilla, ya que no habían ido la mitad de los profesores. Creí que podía pasar realmente, así que tuve el ánimo por los cielos.
Desayuné una tostada con mermelada, me puse mi uniforme que consistía en un típico polerón negro y una falda con calcetines hasta las rodillas del mismo color. Me lavé la cara y los dientes. También me puse un poco de mi perfume, lo que no hago habitualmente. Estaba lista antes de lo normal, y tuve que esperar a mi hermano y mi padre en el auto, quiénes estaban aún desayunando, sin tanto ánimo como yo. Mientras nosotros nos preparábamos, mi madre se quedaba durmiendo, se despertaba más tarde porque ella sólo hacía los deberes de la casa. Nosotros la ayudábamos, por lo tanto, ella hacía todo con toda la calma del mundo.
Cinco minutos esperé y mi padre y mi hermano se subieron al auto, desganados. Mi padre encendió el auto y empezó el trayecto, que se me hizo bastante corto.
Llegamos al colegio, ahí se encontraban Dawn y Misty conversando. Me bajé del auto y fui donde ellas se encontraban.
− ¡Hola! Misty, veo que llegaste temprano. –Saludé.
−Qué tal, May. –Contestaron, al unísono, desganadas.
− ¿Saben? Soñé que la profesora de matemáticas no venía. Ni la de biología, tampoco el de filosofía
− Ojalá fuera verdad… −Contestó Dawn, al decir esto, su novio Kenny la sacó del lugar en el que estábamos, y llegaron unas chicas a conversar conmigo. Como siempre, no era nada importante.
Misty no se quedó sola, ya que llegó Christina –Otra de mis amigas− y se quedaron conversando juntas. Vi llegar a Drew, como si nada hubiese pasado, y me miró, haciéndome una señal para que vaya con él. Asentí, con toda la intención de disculparme, y fui junto a él.
−Hola… Siento lo de ayer.
−Fuiste inteligente, no tienes por qué disculparte. No debían insultarte de esa forma.
−No tenías por qué defenderme, y lo hiciste. Gracias.
−Me sentía con el deber de defenderte. –Al decir esto, sonrió y se alejó. Sentí calor en las mejillas, y me dirigí donde estaban Christina y Misty conversando. Ya se habían ido las chicas con las que estaba conversando anteriormente, y Misty y Christina conversaban sobre cosas irrelevantes. Estaban tan concentradas en ello, que apenas notaron mi presencia. Al poco tiempo, tocó el timbre para entrar a clases, y deseaba con todo mí ser que mi sueño se cumpliese.
Tuvimos las tres primeras horas de clases y luego tocó el timbre del recreo. Constaba de veinte minutos los cuales desperdiciábamos ya sea conversando o comprando en la tienda de nuestra preparatoria, en la cual siempre había mucha fila. Esta vez lo desperdiciamos comprando, y mientras pasaba la fila, conversaba con una que otra persona que pasaba a saludarme.
Me compré unas galletas, las que comí rápidamente, antes de que lleguen mis amigas a quitármelas. Al terminar tocó el timbre para volver a clases. El resto de horas, nos quedamos conversando, riendo y gritando en la sala, ya que mi sueño se había cumplido. El inspector llegaba de cuándo en cuándo para ver que no nos matemos entre nosotros, como hubiese podido ocurrir. Este iba siendo un día hermoso, sol, sin profesores que te hagan callar y sin culpa de nada.
Bueno, aquí está :v. Gracias por su paciencia y por leer c:. Espero que les vaya gustando y ya saben, se subirán los capítulos fin de semana por medio mientras pueda.
Saori vi Britannia- **Fan*Contest**
-
Edad : 25
Cumpleaños!! : 16/07/1999
Mi llegada : 16/12/2011
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Re: Mi héroe (Capítulo 19: Siempre te protegeré).
Primi en comentar *-*/
Pues dejame decirte que tu fic esta rebueno, espero que Drew le haga cambiar de opinion sobre si misma y la haga admirable
Sin mas que decir adios
PD: Quiero conti
Pues dejame decirte que tu fic esta rebueno, espero que Drew le haga cambiar de opinion sobre si misma y la haga admirable
Sin mas que decir adios
PD: Quiero conti
Mihrimoonx- **Fan*Contest**
-
Edad : 25
Cumpleaños!! : 01/09/1999
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Re: Mi héroe (Capítulo 19: Siempre te protegeré).
Hola!!!
¡¡¡Nueva lectora!!!
Tu fic me encanta :3,
ya quiero ver la conti.
Chaito
¡¡¡Nueva lectora!!!
Tu fic me encanta :3,
ya quiero ver la conti.
Chaito
Marie*Zaphire*- **Miembro*Contest**
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Edad : 23
Cumpleaños!! : 13/06/2001
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Re: Mi héroe (Capítulo 19: Siempre te protegeré).
Yuna la conti me encanto:porras:
No puedo esperar la conti
Chaito
No puedo esperar la conti
Chaito
Layla- **Miembro*Contest**
-
Edad : 25
Cumpleaños!! : 16/10/1999
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Re: Mi héroe (Capítulo 19: Siempre te protegeré).
Oh my glob *w* Me encantoooo!!! Kiaaa *sacudiendo a Shinx*
Shinx: Auxilio por favor T.T Quitenme esta loca
Yo: No seas exagerado ¬¬ Weeeno espero conti pronto ya tu sabes ;3
Shinx: Yo tambien :3
-Snowiiii♥
Shinx: Auxilio por favor T.T Quitenme esta loca
Yo: No seas exagerado ¬¬ Weeeno espero conti pronto ya tu sabes ;3
Shinx: Yo tambien :3
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Snowdrop- **Miembro*Contest**
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Edad : 22
Cumpleaños!! : 29/11/2001
Mi llegada : 14/08/2014
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Re: Mi héroe (Capítulo 19: Siempre te protegeré).
Ni Hao!
Me encantó!
Estuvo genial!
Espero que la forma de pensar de May cambie rápido!
Espero la contii!
XaItO
Me encantó!
Estuvo genial!
Espero que la forma de pensar de May cambie rápido!
Espero la contii!
XaItO
Re: Mi héroe (Capítulo 19: Siempre te protegeré).
owwww ¡¡¡¡
me encanto la forma en la que narras
waaa espero el siguiente capitulo con ansias
sigue asi bye bye
me encanto la forma en la que narras
waaa espero el siguiente capitulo con ansias
sigue asi bye bye
Crisyy Bethany- **Miembro*Contest**
-
Edad : 27
Cumpleaños!! : 12/10/1997
Mi llegada : 07/12/2010
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1 52
Re: Mi héroe (Capítulo 19: Siempre te protegeré).
Hoy sería un “buen día”. No sólo porque estoy a un día de llegar a mi tan esperado fin de semana, sino que hoy ni siquiera iré a clases. ¿Por qué? Porque tenía que ir al dentista. Genial, odio ir al dentista, desde niña lo odié debido a que la primera vez que fui a uno, mi encía no dejaba de sangrar de una manera anormal. Cada vez que voy al dentista pasa algo malo.
El caso es que por una parte me hacía mucha ilusión el hecho de que no iría a clases porque soy floja por naturaleza, y por otra, tenía muchas ganas de ir sin saber la razón de aquello.
Después de un rato de estar despierta, me levanté. Lavé mi cara y me vestí. Llevaba puesta una sudadera azul y unos jeans negros con botines del mismo color con tacones bajos, perfecto para el día nublado y frío que había.
Bajé a por unos cereales con yogurt para desayunar, mis padres y mi hermano estaban ya sentados en la mesa, esperándome. Me senté junto a ellos y me serví. Ese sabor del desayuno rutinario era mejor de lo normal, porque tal vez tendría que dejar de ser una rutina.
Todos comíamos tranquilos y en silencio, hasta que mi papá lo rompió.
−Hija, esta vez no podré acompañarte al dentista. Te iré a dejar y luego tengo que irme. Cuando salgas, puedes ir donde quieras, siempre y cuando te cuides, pero debemos juntarnos en el supermercado a las 14.30.
−Está bien, papá. Me cuidaré –Hago una pausa para aclararme la garganta−. Gracias por confiar en mi.
−Siempre he confiado en ti.
En esto terminó la conversación, nos despedimos y subimos al auto. Fuimos hasta allá a una velocidad regular y aproveché de distraerme mirando el paisaje, estaba algo nerviosa. Sólo quería llegar a mi casa y descansar. ¿Descansar de qué? No lo sé.
Llegamos a los diez minutos, sin hablar nada hasta ahora.
−Ya sabes lo que tienes que hacer. Te quiero.
−Yo también, nos vemos.
Salí del auto, estábamos a una cuadra del dentista, así que caminé dirigiéndome hacia allá. Al menos la cuadra no era tan grande como las que tengo que atravesar para llegar al colegio.
La puerta estaba cerrada –era un departamento− así que tuve que tocar el timbre un par de veces. Salió una mujer malhumorada, y supe que era la secretaria.
−¿Tú eres May? Llegas tarde.
−Bueno, lo siento. ¿Puedo pasar?
−Adelante −Esta vez le salió en tono muy forzado. Que linda forma de empezar el día.
Entré lenta y cuidadosamente, como si me estuviera enfrentando a un animal salvaje. Y ahí estaba el dentista, tranquilo y feliz. Tenía suerte de que mi dentista no sea igual de desagradable que su secretaria, cada vez que voy, me recibe de igual manera.
−Llegas tarde –Dijo el dentista sin ningún tono de enojo y una amplia sonrisa en la cara−. Siéntate en esa silla y abre la boca, como siempre.
Hice caso, me revisó los dientes e hizo una mueca de desagrado.
−Al parecer, quedaba aún una muela por sacarte.
Esto no iba a ser bueno. El dentista tuvo que darme mucha anestesia porque sabe cómo soy, de todas formas, cerré los ojos, y los abrí luego de cinco interminables segundos. Sentí la sangre recorrer mi boca y vi al dentista con mi diente. Había salido bien, pero mi boca estaba sangrando.
Salí con un algodón en la boca, el cual estaba cubierto de mi propia sangre. No sabía adónde ir, así que me dirigí al supermercado sin darme cuenta. Iba tan desconcentrada, que apenas miraba hacia al frente. Entonces, choqué con alguien… Caí al suelo, pero la persona con la que choqué me parecía muy conocida. Bueno, en este caso, conocido.
−Con qué facilidad te caes. –Comenta el chico con que choqué, mientras me ayuda a levantarme.
−Con qué facilidad botas a la gente. ¿Te conozco de alguna parte?
−Que rápido olvidas a la gente. Soy Peter Matthews, tu ex vecino.
−Uhm, bueno, lo siento, no te recuerdo.
−Te invito un helado mientras te refrezco la memoria.
Acepté, caminamos hasta una heladería cerca del supermercado y me dio un helado de chocolate, y él tenía uno de vainilla. Al final, recordé. Antes yo vivía más cerca del colegio, tenía alrededor de diez años. Siempre nos juntábamos para jugar, y Peter me ayudaba a hacer las tareas, él es dos años mayor que yo.
−Entonces, ya te habrás acordado de Drew.
−Es un chico que va en la preparatoria, lo conocí hace poco. ¿De dónde lo conoces tú?
−Tienes graves problemas con tu memoria. Él también era nuestro vecino.
Al escuchar esto, me dio una punzada en el corazón. ¿Conozco a Drew desde antes? ¿Por qué no lo recuerdo? Ahora que me doy cuenta, tengo recuerdos muy vagos de mis diez años.
−Bueno, no recuerdo casi nada de mis diez años.
−Siempre fuiste muy extraña. –Bromeó Peter, y nos reímos. Nos desviámos del tema hablando sobre nuestros estudios. Le comenté lo mal que me iba, y él está en la universidad estudiando medicina. De lo que recuerdo, era muy estudioso. El problema es que no recuerdo absolutamente nada sobre Drew.
−Hasta los días de hoy, Drew y yo somos muy amigos. Me contó que habías chocado con él el otro día, y que no lo reconociste, se me hace muy extraño. Y ahora que me dices que te va mal en la preparatoria me sorprende más aún, antes tenías muy buenas notas.
−A todo el mundo le gusta chocar conmigo –Reí−. Tener buenas calificaciones a los diez años es muy fácil.
−Tienes razón, despistada. ¿Qué tal va todo con tu familia?
−Muy bien, mi hermano, con sus travesuras de siempre. Mi mamá con su serenidad y calma y quedé en reunirme con mi papá a las 14.30.
−Tienes exactamente media hora –Dijo, mientras observaba su reloj−. Te iré a dejar, hace tiempo que no los veía y tu padre me agrada mucho.
Pasamos un largo tiempo hablando y riéndonos, hasta que llegó la hora de ir al supermercado. Nos dirigimos hacia allá rápido y mi padre no tardó en llegar.
−¡May! ¡No te dejé andar por ahí para que te juntes con cualquiera! ¡Te di mi confianza, y mira lo que haces con ella!
−Papá, es Peter Matthews, nuestro antiguo vecino...
−¡Oh, Peter! ¡Cuánto tiempo sin verte! Qué tal si nos acompañas, ¿eh?
−No puedo acompañarlos, por desgracia. Tengo que volver a la universidad.
−¿Qué estás estudiando, Peter? De verdad ha pasado mucho tiempo, me acuerdo perfectamente cuando ayudabas a mi hija en sus exámenes y tenías apenas doce años…
Así se mantuvieron conversando un buen rato y yo dejé de prestarles atención. Mi padre no confiaba en mi. A la mínima oportunidad piensa lo peor de mi. Bueno, tiene sus razones, no tengo por qué juzgarlo. A la media hora de conversación, mi padre recordó que mamá nos esperaba con el almuerzo y nos despedimos de Peter. Corrimos al auto.
−Papá, yo creí que confiabas en mí. –Dije casi en un susurro.
−Hija, no me malentiendas. No quiero que te conviertas en una chica que anda de novio en novio. Si tuvieras alguno, no dudes en contármelo, no me enojaré. –Dijo mientras encendía el auto.
−Sabes que te diría.
−En ese caso, no me queda más que disculparme.
Luego de esto, no hubo ningún otro comentario. El recorrido se me hizo bastante largo. Aproveché de ver lugares de los que nunca me había percatado en mi vida, por ejemplo, habían unos valles preciosos, llenos de pasto natural y bien cortado –claro que sin intervensión humana− y un río que se conectaba a un lago pequeño que había cerca.
Luego de unos largos quince minutos, llegamos a casa. Mamá nos esperaba con el almuerzo, efadada. Eran las tres de la tarde y el almuerzo estaba servido media hora antes, por lo que tuvimo que comer tallarines fríos porque ella no estaba dispuesta a calentarlos. Al comer, de dolió la encía, justo dónde habían extraído mi diente, y al parecer mi mueca fue tan notable que mi mamá cedió y me preguntó qué tal me había ido en el dentista. Le conté sobre mi muela y luego mi papá comenzó a hablarme de que nos encontramos con Peter.
Terminé de almorzar y fui a mi habitación, me recosté y encendí la televisión. Estaban pasando un programa de farándula. Ni siquiera me percaté de lo que decían, porque estaba pensando en que mi padre jamás ha confiado en mi. También comencé percatarme de lo que me había dicho Peter. ¿Cómo es posible que no lo recuerde? Se que Peter no estaba mintiendo, porque si no, ¿de qué otra manera podría conocer a Drew? No tengo idea de lo que me habrá pasado a los diez años, y no se si tenga forma de saberlo, ¿qué persona normal no tiene recuerdos de lo que le sucedió a los diez años?
Empecé a revisar mi celular, en busca de que alguien me diga algo que rescatar de este día. Lo único que habían dicho, era que teníamos exámen de matemáticas mañana. Sabía que me iría mal, pero, es otro motivo para amargarme.
Luego, no pasó nada más, fui a cenar, estudié un poco para el exámen y luego a dormir como siempre, mañana sería un típico día en el que debo conseguirme los cuadernos de mis compañeras para no quedarme tan atrás. Lo único que me gustaría hacer ahora es buscar una pala y enterrarme en el patio, así no tendría que pasar días como los que tengo últimamente.
Este capítulo tiene más diálogos, ojalá les guste como va quedando la historia hasta ahora. c;
Tuve que subir el fic hoy −Jueves− porque las semanas anteriores eh estado muy ocupada y estuve enferma, como había mencionado antes, no puedo subir siempre el fic con la fecha acordada :v
¿Por qué lo subí un Jueves? Porque ya lo tenía listo, y preferí subirlo hoy para que no se me haga más complicado, tengo exámenes y eso. Espero que comprendan c:
El caso es que por una parte me hacía mucha ilusión el hecho de que no iría a clases porque soy floja por naturaleza, y por otra, tenía muchas ganas de ir sin saber la razón de aquello.
Después de un rato de estar despierta, me levanté. Lavé mi cara y me vestí. Llevaba puesta una sudadera azul y unos jeans negros con botines del mismo color con tacones bajos, perfecto para el día nublado y frío que había.
Bajé a por unos cereales con yogurt para desayunar, mis padres y mi hermano estaban ya sentados en la mesa, esperándome. Me senté junto a ellos y me serví. Ese sabor del desayuno rutinario era mejor de lo normal, porque tal vez tendría que dejar de ser una rutina.
Todos comíamos tranquilos y en silencio, hasta que mi papá lo rompió.
−Hija, esta vez no podré acompañarte al dentista. Te iré a dejar y luego tengo que irme. Cuando salgas, puedes ir donde quieras, siempre y cuando te cuides, pero debemos juntarnos en el supermercado a las 14.30.
−Está bien, papá. Me cuidaré –Hago una pausa para aclararme la garganta−. Gracias por confiar en mi.
−Siempre he confiado en ti.
En esto terminó la conversación, nos despedimos y subimos al auto. Fuimos hasta allá a una velocidad regular y aproveché de distraerme mirando el paisaje, estaba algo nerviosa. Sólo quería llegar a mi casa y descansar. ¿Descansar de qué? No lo sé.
Llegamos a los diez minutos, sin hablar nada hasta ahora.
−Ya sabes lo que tienes que hacer. Te quiero.
−Yo también, nos vemos.
Salí del auto, estábamos a una cuadra del dentista, así que caminé dirigiéndome hacia allá. Al menos la cuadra no era tan grande como las que tengo que atravesar para llegar al colegio.
La puerta estaba cerrada –era un departamento− así que tuve que tocar el timbre un par de veces. Salió una mujer malhumorada, y supe que era la secretaria.
−¿Tú eres May? Llegas tarde.
−Bueno, lo siento. ¿Puedo pasar?
−Adelante −Esta vez le salió en tono muy forzado. Que linda forma de empezar el día.
Entré lenta y cuidadosamente, como si me estuviera enfrentando a un animal salvaje. Y ahí estaba el dentista, tranquilo y feliz. Tenía suerte de que mi dentista no sea igual de desagradable que su secretaria, cada vez que voy, me recibe de igual manera.
−Llegas tarde –Dijo el dentista sin ningún tono de enojo y una amplia sonrisa en la cara−. Siéntate en esa silla y abre la boca, como siempre.
Hice caso, me revisó los dientes e hizo una mueca de desagrado.
−Al parecer, quedaba aún una muela por sacarte.
Esto no iba a ser bueno. El dentista tuvo que darme mucha anestesia porque sabe cómo soy, de todas formas, cerré los ojos, y los abrí luego de cinco interminables segundos. Sentí la sangre recorrer mi boca y vi al dentista con mi diente. Había salido bien, pero mi boca estaba sangrando.
◊◊◊
Salí con un algodón en la boca, el cual estaba cubierto de mi propia sangre. No sabía adónde ir, así que me dirigí al supermercado sin darme cuenta. Iba tan desconcentrada, que apenas miraba hacia al frente. Entonces, choqué con alguien… Caí al suelo, pero la persona con la que choqué me parecía muy conocida. Bueno, en este caso, conocido.
−Con qué facilidad te caes. –Comenta el chico con que choqué, mientras me ayuda a levantarme.
−Con qué facilidad botas a la gente. ¿Te conozco de alguna parte?
−Que rápido olvidas a la gente. Soy Peter Matthews, tu ex vecino.
−Uhm, bueno, lo siento, no te recuerdo.
−Te invito un helado mientras te refrezco la memoria.
Acepté, caminamos hasta una heladería cerca del supermercado y me dio un helado de chocolate, y él tenía uno de vainilla. Al final, recordé. Antes yo vivía más cerca del colegio, tenía alrededor de diez años. Siempre nos juntábamos para jugar, y Peter me ayudaba a hacer las tareas, él es dos años mayor que yo.
−Entonces, ya te habrás acordado de Drew.
−Es un chico que va en la preparatoria, lo conocí hace poco. ¿De dónde lo conoces tú?
−Tienes graves problemas con tu memoria. Él también era nuestro vecino.
Al escuchar esto, me dio una punzada en el corazón. ¿Conozco a Drew desde antes? ¿Por qué no lo recuerdo? Ahora que me doy cuenta, tengo recuerdos muy vagos de mis diez años.
−Bueno, no recuerdo casi nada de mis diez años.
−Siempre fuiste muy extraña. –Bromeó Peter, y nos reímos. Nos desviámos del tema hablando sobre nuestros estudios. Le comenté lo mal que me iba, y él está en la universidad estudiando medicina. De lo que recuerdo, era muy estudioso. El problema es que no recuerdo absolutamente nada sobre Drew.
−Hasta los días de hoy, Drew y yo somos muy amigos. Me contó que habías chocado con él el otro día, y que no lo reconociste, se me hace muy extraño. Y ahora que me dices que te va mal en la preparatoria me sorprende más aún, antes tenías muy buenas notas.
−A todo el mundo le gusta chocar conmigo –Reí−. Tener buenas calificaciones a los diez años es muy fácil.
−Tienes razón, despistada. ¿Qué tal va todo con tu familia?
−Muy bien, mi hermano, con sus travesuras de siempre. Mi mamá con su serenidad y calma y quedé en reunirme con mi papá a las 14.30.
−Tienes exactamente media hora –Dijo, mientras observaba su reloj−. Te iré a dejar, hace tiempo que no los veía y tu padre me agrada mucho.
Pasamos un largo tiempo hablando y riéndonos, hasta que llegó la hora de ir al supermercado. Nos dirigimos hacia allá rápido y mi padre no tardó en llegar.
−¡May! ¡No te dejé andar por ahí para que te juntes con cualquiera! ¡Te di mi confianza, y mira lo que haces con ella!
−Papá, es Peter Matthews, nuestro antiguo vecino...
−¡Oh, Peter! ¡Cuánto tiempo sin verte! Qué tal si nos acompañas, ¿eh?
−No puedo acompañarlos, por desgracia. Tengo que volver a la universidad.
−¿Qué estás estudiando, Peter? De verdad ha pasado mucho tiempo, me acuerdo perfectamente cuando ayudabas a mi hija en sus exámenes y tenías apenas doce años…
Así se mantuvieron conversando un buen rato y yo dejé de prestarles atención. Mi padre no confiaba en mi. A la mínima oportunidad piensa lo peor de mi. Bueno, tiene sus razones, no tengo por qué juzgarlo. A la media hora de conversación, mi padre recordó que mamá nos esperaba con el almuerzo y nos despedimos de Peter. Corrimos al auto.
−Papá, yo creí que confiabas en mí. –Dije casi en un susurro.
−Hija, no me malentiendas. No quiero que te conviertas en una chica que anda de novio en novio. Si tuvieras alguno, no dudes en contármelo, no me enojaré. –Dijo mientras encendía el auto.
−Sabes que te diría.
−En ese caso, no me queda más que disculparme.
Luego de esto, no hubo ningún otro comentario. El recorrido se me hizo bastante largo. Aproveché de ver lugares de los que nunca me había percatado en mi vida, por ejemplo, habían unos valles preciosos, llenos de pasto natural y bien cortado –claro que sin intervensión humana− y un río que se conectaba a un lago pequeño que había cerca.
Luego de unos largos quince minutos, llegamos a casa. Mamá nos esperaba con el almuerzo, efadada. Eran las tres de la tarde y el almuerzo estaba servido media hora antes, por lo que tuvimo que comer tallarines fríos porque ella no estaba dispuesta a calentarlos. Al comer, de dolió la encía, justo dónde habían extraído mi diente, y al parecer mi mueca fue tan notable que mi mamá cedió y me preguntó qué tal me había ido en el dentista. Le conté sobre mi muela y luego mi papá comenzó a hablarme de que nos encontramos con Peter.
Terminé de almorzar y fui a mi habitación, me recosté y encendí la televisión. Estaban pasando un programa de farándula. Ni siquiera me percaté de lo que decían, porque estaba pensando en que mi padre jamás ha confiado en mi. También comencé percatarme de lo que me había dicho Peter. ¿Cómo es posible que no lo recuerde? Se que Peter no estaba mintiendo, porque si no, ¿de qué otra manera podría conocer a Drew? No tengo idea de lo que me habrá pasado a los diez años, y no se si tenga forma de saberlo, ¿qué persona normal no tiene recuerdos de lo que le sucedió a los diez años?
Empecé a revisar mi celular, en busca de que alguien me diga algo que rescatar de este día. Lo único que habían dicho, era que teníamos exámen de matemáticas mañana. Sabía que me iría mal, pero, es otro motivo para amargarme.
Luego, no pasó nada más, fui a cenar, estudié un poco para el exámen y luego a dormir como siempre, mañana sería un típico día en el que debo conseguirme los cuadernos de mis compañeras para no quedarme tan atrás. Lo único que me gustaría hacer ahora es buscar una pala y enterrarme en el patio, así no tendría que pasar días como los que tengo últimamente.
Este capítulo tiene más diálogos, ojalá les guste como va quedando la historia hasta ahora. c;
Tuve que subir el fic hoy −Jueves− porque las semanas anteriores eh estado muy ocupada y estuve enferma, como había mencionado antes, no puedo subir siempre el fic con la fecha acordada :v
¿Por qué lo subí un Jueves? Porque ya lo tenía listo, y preferí subirlo hoy para que no se me haga más complicado, tengo exámenes y eso. Espero que comprendan c:
Saori vi Britannia- **Fan*Contest**
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Edad : 25
Cumpleaños!! : 16/07/1999
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Re: Mi héroe (Capítulo 19: Siempre te protegeré).
Hiromi: Hola! Me encanto tu forma de narrar. Espero que la sig-
Oye! Que te dije de escribir por mi?!
Hiromi: Solo estaba diciendo que las siga, no he hecho nada malo
Igual! Aunque yo también quiero que la sigas
Oye! Que te dije de escribir por mi?!
Hiromi: Solo estaba diciendo que las siga, no he hecho nada malo
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Manaka-chan- **Miembro*Contest**
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Re: Mi héroe (Capítulo 19: Siempre te protegeré).
Me encanta la conti y tu historia
¿Se acordará May de Drew... Contii contii
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Re: Mi héroe (Capítulo 19: Siempre te protegeré).
La última semana no había pasado nada fuera de lo común, de hecho, ya estaba intentando hacerme la idea de que mi suerte empezaba a mejorar. Pero, como siempre me pasa a mí, me había equivocado. Creer que es el último día de la semana soportando la agonía de estar en la preparatoria mientras los profesores te regañan y el resto de personas no te dejan en paz y quedarás libre, no es verdad.
Empezaré por nombrar un resumen de mi semana, con lo más relevante; el lunes, dejé olvidada mi mochila en la preparatoria, sigo tan despistada como siempre. El martes, Drew habló conmigo, no mencionó nada de lo que me había dicho Peter la semana pasada, incluso, llegué a pensar que él podía haberlo olvidado también… pero son conclusiones en que mi inútil mente falla. El miércoles, me caí de la escalera de mi casa cuando iba a subirme al auto de mi padre para ir a mi pesadilla. Y, por último, el jueves, la profesora de música me regañó por conversar, lo peor, es que todo el curso conversaba y ella me eligió a mí.
Era viernes, no tenía nada más que hacer que prestarle atención al profesor mientras explicaba, cosa que no logré hacer. Dicen que una persona deja de prestar atención cuando algo le parece irrelevante, es exactamente lo que pasa conmigo, el problema es que esto no es irrelevante. Una de las cosas que agradecía era que el profesor de historia, geografía y ciencias sociales –Para abreviar sólo le llamo historia– casi nunca hace preguntas, pero esta vez me falló la suerte. Bueno, no es que tenga suerte, de hecho, nunca la tengo.
–Señorita May, dígame, ¿cuáles son los antecedentes más importantes de la revolución francesa? Esto es un repaso de materia del año pasado, y lo acabo de explicar, no debería tener problemas en contestarme.
–Este… yo… no sé– Confesé sintiendo un ardor cada vez más fuerte en mis mejillas, viendo las miradas y risas fijadas en mí de parte de mis compañeros.
– ¿Y por qué no lo sabe, señorita? Tráigame su agenda, hablaré con sus padres el lunes.
Obedecí, suspirando con rabia, cada paso que daba sentía más vergüenza, detesto que se queden con la mirada clavada en mi persona, porque no es y dudo que será con admiración. ¿Cómo se lo diré a mis padres? ¿Cómo van a reaccionar? Supongo que tengo que descubrirlo por mi propia cuenta.
Después de ver que haya terminado de escribir en mi agenda, tocó el timbre. Fui a buscarla y la guardé, la leería después. No quiero que me vea reaccionar ante su petición de que mis padres fueran única y exclusivamente a hablar con él, apenas iniciando el año.
Salí, dirigiéndole una mirada asesina a mi profesor, él no se había dado cuenta, pero mis amigas sí y empezaron a darme palabras de aliento, en realidad las necesitaba.
– ¿Cómo se lo diré a mis padres? –casi se quebraba mi voz al decirlo.
–Sólo dilo y espera una bofetada. Eso es lo que yo hago siempre. –Dijo en tono burlón Christina, ella siempre era así, cosa que a veces llegaba a desagradarme.
–Claro que haré eso Christina, si quieres yo misma les digo que me den una bofetada en la cara como acto de perdón, es el mejor consejo que alguien podía haberme dado, gracias.
–No es para tanto, señorita simpatía.
Quería llorar, gritar y golpear a alguien en todo ese día, me quedé únicamente con mis amigas si decir una sola palabra, ¿Cómo es posible que una persona pueda tener tanta mala suerte? Esto era lo pensaba cada dos segundos, evitando estallar en lágrimas frente a todos. Drew se había acercado a hablar conmigo, pero no lo consiguió, ni siquiera logró saber qué era lo que me pasaba. La verdad es que me sentí mal por no dejarlo hablarme, pero tenía mis razones, pensaba en todo lo que me estaba pasando apenas al entrar de nuevo al infierno en el que me tocó vivir.
Al salir, no pude evitar revisar mi celular. Siempre tenía que revisarlo, aún sin tener nada qué hacer ni estar pendiente de algo, era una “obligación” que me había impuesto a mí misma. A lo que quiero llegar, es que recibí un WhatsApp de Peter pidiéndome que saliéramos hoy por la tarde, a las 17:30. Accedí, eso podría ayudarme a salir de mi “depresión”, tenía planeado lo que haría para que mis padres no se negaran a que saliera, ojalá este plan resulte, ya que mi inutilidad siempre está presente, aunque crea lo contrario.
Terminé de responder el mensaje, y mi padre estaba ahí con el auto y mi hermano, el único día que salía a la misma hora que yo era el viernes, mi padre pasaba primero recogerlo a él y luego pasaba por mí, por lo general se tardaba un poco.
Subí al auto, ni siquiera pude mirar la cara de mi padre, sentía vergüenza de mí misma y no quería contarle que mi profesor de historia los había citado porque no le puse atención en clases, y ahora que lo pienso, es ridículo que los haya citado sólo por eso.
No presté atención a nada durante el viaje, sólo cuando el auto se detuvo y mi hermano –entusiasta, como siempre– bajó a toda prisa y entró a la casa.
Mi madre nos esperaba con el almuerzo, sorprendida porque habíamos llegado temprano, pero siempre estaba preparada con todo, mi madre es una maga. Ojo, maga, no bruja.
Entré, saludé a mamá, dejé mi mochila en mi cuarto –ya que era una costumbre que había desarrollado, por así decirlo– y almorcé lo más rápido que pude. Al terminar, subí a mi cuarto y fui directo a mi mochila ya que había reflexionado sobre lo extraño que era que citen a tus padres por el simple hecho de no prestar atención en una clase. Leí lo que había escrito mi profesor lo más rápido que pude, decía lo siguiente:
“Señores apoderados:
Junto con saludarles, les informo que he estado supervisando a su hija May, y me he dado cuenta de que la capacidad de concentración que tiene es diferente a la de los demás alumnos. En todas mis clases, puedo notar que ella intenta concentrarse, pero al pasar un rato, empieza a distraerse por cualquier motivo. No solo lo he notado este año, sino que desde el año anterior también había notado esta capacidad diferente de su hija, y he tomado en cuenta que puede ser esta la causa de que sus calificaciones sean tan bajas.
Esto que posiblemente tiene su hija, es conocido como “déficit atencional”, no es un problema que pueda tener solamente su hija, muchas personas padecen esta condición. Quisiera hablar de esto el lunes que viene a las 11:25 de la mañana.
Esperando su comprensión:
Oliver Anderson”
Al terminar de leer, me alegré y reí. Me había amargado todo el día por nada. Tomé la agenda y bajé corriendo las escaleras. Se la di a mi mamá, ya que fue la primera que encontré. Rápidamente leyó lo que había escrito el profesor.
–Ay, hija, cómo no lo noté antes, perdóname–. Dijo mi madre, con lágrimas en los ojos, inmediatamente después de decirlo, me abrazó y correspondí a su abrazo, llegó mi padre a ver qué estaba pasando y mi madre le explicó la situación. Tuvimos una charla sobre el asunto.
–Papá, ¿puedo salir en la tarde?
– ¿Con quién?
–Con Peter y unos amigos suyos.
– ¡Por supuesto que sí, hija mía! Siempre pensé que ese chico era una excelente influencia para ti, mi niña…
Mi padre empezó a hablar de Peter, lo gracioso era que dijo exactamente lo mismo que la vez anterior, y como una persona normal haría, no lo escuché. Mi padre se quedó hablando con mi madre sobre Peter –quién estaba fascinada oyéndolo– y yo subí a mi habitación y encendí la televisión, con mi celular en mano. Estaban dando una novela, por lo que la dejé para sentirme acompañada mientras hablaba con mis amigas en un grupo de WhatsApp.
Tan entretenida estaba que no había notado que recibí un mensaje de Drew –Le di mi número el martes, había olvidado mencionarlo en mi resumen semanal–, preguntándome saldría también esta tarde con Peter. Al darme cuenta del mensaje, inmediatamente respondí que sí iría, y chillé de la emoción, pero despacio, para que mi madre no fuera a mi habitación y me preguntara su estaba loca o tenía algún otro tipo de desequilibrio mental. El día no acabó siendo tan malo como yo creía, de hecho, fue el mejor día de mi espantosa semana y yo ni siquiera lo sabía. Luego de mi momento de chillar, me empecé a preguntar a mí misma por qué me había alegrado de esa manera, si no era nada especial que Drew saliera con nosotros, yo estaba absolutamente consciente de que Peter y Drew eran amigos, pero en ocasiones ni yo misma puedo entender mi desequilibrada mente.
¡Estoy de vuelta! ¿Me extrañaron? Bueno, últimamente eh tenido unos problemas de salud y también de estrés por culpa del colegio y sus exámenes atrasados, bueno, deben saber lo horrible que es volver de una considerable licencia. :c
Como estoy en período de últimos exámenes y vienen todos los trabajos y exámenes juntos, creo que no tendré demasiado tiempo para escribir, por lo que tal vez vuelva a atrasarse la conti, espero que me disculpen, ya que las notas las tendré listas hasta el 27 de Noviembre, espero que me disculpen, y si la conti les pareció corta, la otra no lo será. :DD
Empezaré por nombrar un resumen de mi semana, con lo más relevante; el lunes, dejé olvidada mi mochila en la preparatoria, sigo tan despistada como siempre. El martes, Drew habló conmigo, no mencionó nada de lo que me había dicho Peter la semana pasada, incluso, llegué a pensar que él podía haberlo olvidado también… pero son conclusiones en que mi inútil mente falla. El miércoles, me caí de la escalera de mi casa cuando iba a subirme al auto de mi padre para ir a mi pesadilla. Y, por último, el jueves, la profesora de música me regañó por conversar, lo peor, es que todo el curso conversaba y ella me eligió a mí.
Era viernes, no tenía nada más que hacer que prestarle atención al profesor mientras explicaba, cosa que no logré hacer. Dicen que una persona deja de prestar atención cuando algo le parece irrelevante, es exactamente lo que pasa conmigo, el problema es que esto no es irrelevante. Una de las cosas que agradecía era que el profesor de historia, geografía y ciencias sociales –Para abreviar sólo le llamo historia– casi nunca hace preguntas, pero esta vez me falló la suerte. Bueno, no es que tenga suerte, de hecho, nunca la tengo.
–Señorita May, dígame, ¿cuáles son los antecedentes más importantes de la revolución francesa? Esto es un repaso de materia del año pasado, y lo acabo de explicar, no debería tener problemas en contestarme.
–Este… yo… no sé– Confesé sintiendo un ardor cada vez más fuerte en mis mejillas, viendo las miradas y risas fijadas en mí de parte de mis compañeros.
– ¿Y por qué no lo sabe, señorita? Tráigame su agenda, hablaré con sus padres el lunes.
Obedecí, suspirando con rabia, cada paso que daba sentía más vergüenza, detesto que se queden con la mirada clavada en mi persona, porque no es y dudo que será con admiración. ¿Cómo se lo diré a mis padres? ¿Cómo van a reaccionar? Supongo que tengo que descubrirlo por mi propia cuenta.
Después de ver que haya terminado de escribir en mi agenda, tocó el timbre. Fui a buscarla y la guardé, la leería después. No quiero que me vea reaccionar ante su petición de que mis padres fueran única y exclusivamente a hablar con él, apenas iniciando el año.
Salí, dirigiéndole una mirada asesina a mi profesor, él no se había dado cuenta, pero mis amigas sí y empezaron a darme palabras de aliento, en realidad las necesitaba.
– ¿Cómo se lo diré a mis padres? –casi se quebraba mi voz al decirlo.
–Sólo dilo y espera una bofetada. Eso es lo que yo hago siempre. –Dijo en tono burlón Christina, ella siempre era así, cosa que a veces llegaba a desagradarme.
–Claro que haré eso Christina, si quieres yo misma les digo que me den una bofetada en la cara como acto de perdón, es el mejor consejo que alguien podía haberme dado, gracias.
–No es para tanto, señorita simpatía.
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Quería llorar, gritar y golpear a alguien en todo ese día, me quedé únicamente con mis amigas si decir una sola palabra, ¿Cómo es posible que una persona pueda tener tanta mala suerte? Esto era lo pensaba cada dos segundos, evitando estallar en lágrimas frente a todos. Drew se había acercado a hablar conmigo, pero no lo consiguió, ni siquiera logró saber qué era lo que me pasaba. La verdad es que me sentí mal por no dejarlo hablarme, pero tenía mis razones, pensaba en todo lo que me estaba pasando apenas al entrar de nuevo al infierno en el que me tocó vivir.
Al salir, no pude evitar revisar mi celular. Siempre tenía que revisarlo, aún sin tener nada qué hacer ni estar pendiente de algo, era una “obligación” que me había impuesto a mí misma. A lo que quiero llegar, es que recibí un WhatsApp de Peter pidiéndome que saliéramos hoy por la tarde, a las 17:30. Accedí, eso podría ayudarme a salir de mi “depresión”, tenía planeado lo que haría para que mis padres no se negaran a que saliera, ojalá este plan resulte, ya que mi inutilidad siempre está presente, aunque crea lo contrario.
Terminé de responder el mensaje, y mi padre estaba ahí con el auto y mi hermano, el único día que salía a la misma hora que yo era el viernes, mi padre pasaba primero recogerlo a él y luego pasaba por mí, por lo general se tardaba un poco.
Subí al auto, ni siquiera pude mirar la cara de mi padre, sentía vergüenza de mí misma y no quería contarle que mi profesor de historia los había citado porque no le puse atención en clases, y ahora que lo pienso, es ridículo que los haya citado sólo por eso.
No presté atención a nada durante el viaje, sólo cuando el auto se detuvo y mi hermano –entusiasta, como siempre– bajó a toda prisa y entró a la casa.
Mi madre nos esperaba con el almuerzo, sorprendida porque habíamos llegado temprano, pero siempre estaba preparada con todo, mi madre es una maga. Ojo, maga, no bruja.
Entré, saludé a mamá, dejé mi mochila en mi cuarto –ya que era una costumbre que había desarrollado, por así decirlo– y almorcé lo más rápido que pude. Al terminar, subí a mi cuarto y fui directo a mi mochila ya que había reflexionado sobre lo extraño que era que citen a tus padres por el simple hecho de no prestar atención en una clase. Leí lo que había escrito mi profesor lo más rápido que pude, decía lo siguiente:
“Señores apoderados:
Junto con saludarles, les informo que he estado supervisando a su hija May, y me he dado cuenta de que la capacidad de concentración que tiene es diferente a la de los demás alumnos. En todas mis clases, puedo notar que ella intenta concentrarse, pero al pasar un rato, empieza a distraerse por cualquier motivo. No solo lo he notado este año, sino que desde el año anterior también había notado esta capacidad diferente de su hija, y he tomado en cuenta que puede ser esta la causa de que sus calificaciones sean tan bajas.
Esto que posiblemente tiene su hija, es conocido como “déficit atencional”, no es un problema que pueda tener solamente su hija, muchas personas padecen esta condición. Quisiera hablar de esto el lunes que viene a las 11:25 de la mañana.
Esperando su comprensión:
Oliver Anderson”
Al terminar de leer, me alegré y reí. Me había amargado todo el día por nada. Tomé la agenda y bajé corriendo las escaleras. Se la di a mi mamá, ya que fue la primera que encontré. Rápidamente leyó lo que había escrito el profesor.
–Ay, hija, cómo no lo noté antes, perdóname–. Dijo mi madre, con lágrimas en los ojos, inmediatamente después de decirlo, me abrazó y correspondí a su abrazo, llegó mi padre a ver qué estaba pasando y mi madre le explicó la situación. Tuvimos una charla sobre el asunto.
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–Papá, ¿puedo salir en la tarde?
– ¿Con quién?
–Con Peter y unos amigos suyos.
– ¡Por supuesto que sí, hija mía! Siempre pensé que ese chico era una excelente influencia para ti, mi niña…
Mi padre empezó a hablar de Peter, lo gracioso era que dijo exactamente lo mismo que la vez anterior, y como una persona normal haría, no lo escuché. Mi padre se quedó hablando con mi madre sobre Peter –quién estaba fascinada oyéndolo– y yo subí a mi habitación y encendí la televisión, con mi celular en mano. Estaban dando una novela, por lo que la dejé para sentirme acompañada mientras hablaba con mis amigas en un grupo de WhatsApp.
Tan entretenida estaba que no había notado que recibí un mensaje de Drew –Le di mi número el martes, había olvidado mencionarlo en mi resumen semanal–, preguntándome saldría también esta tarde con Peter. Al darme cuenta del mensaje, inmediatamente respondí que sí iría, y chillé de la emoción, pero despacio, para que mi madre no fuera a mi habitación y me preguntara su estaba loca o tenía algún otro tipo de desequilibrio mental. El día no acabó siendo tan malo como yo creía, de hecho, fue el mejor día de mi espantosa semana y yo ni siquiera lo sabía. Luego de mi momento de chillar, me empecé a preguntar a mí misma por qué me había alegrado de esa manera, si no era nada especial que Drew saliera con nosotros, yo estaba absolutamente consciente de que Peter y Drew eran amigos, pero en ocasiones ni yo misma puedo entender mi desequilibrada mente.
¡Estoy de vuelta! ¿Me extrañaron? Bueno, últimamente eh tenido unos problemas de salud y también de estrés por culpa del colegio y sus exámenes atrasados, bueno, deben saber lo horrible que es volver de una considerable licencia. :c
Como estoy en período de últimos exámenes y vienen todos los trabajos y exámenes juntos, creo que no tendré demasiado tiempo para escribir, por lo que tal vez vuelva a atrasarse la conti, espero que me disculpen, ya que las notas las tendré listas hasta el 27 de Noviembre, espero que me disculpen, y si la conti les pareció corta, la otra no lo será. :DD
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Re: Mi héroe (Capítulo 19: Siempre te protegeré).
Me encanto la conti!!
No puedo esperar la conti!!
Chaito
Pdtt: Lamentó por comentar hasta ahora tenia tantas notificaciones y hasta ahorita lo pude ver
No puedo esperar la conti!!
Chaito
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Re: Mi héroe (Capítulo 19: Siempre te protegeré).
Estaba tan concentrada en entrenar a mi Eevee para un posible concurso que no me di cuenta lo rápido que avanzaba la hora, empecé a las 15.20 y me volteé a ver la hora en un leve minuto de distracción a las 17.00. Al notar lo tarde que se me había hecho, le dejé a Eevee un minuto de descanso, le dediqué 5 minutos de cariño –fue inevitable, es demasiado tierno– y corrí a vestirme, aquí viene lo complicado, no sabía qué ponerme, así que me quedé mirando mi clóset abierto un rato. Finalmente me decidí por una blusa roja de manga larga, unos shorts blancos y unos zapatos blancos con tacón pequeño.
Al terminar de vestirme, me lavé los dientes, acto seguido, me decidí por maquillarme un poco, no le haría daño a nadie. Además, nunca me maquillo, y creo que intentar ser más bonita no hace nada. Pero si mi padre llegara a darse cuenta, me mataría.
Tomé mi celular, y ya eran las 17.20, llegaría tarde sin importar qué llegue en un tiempo récord. Bajé corriendo las escaleras, me tropecé pero esta vez no me caí como cualquier día normal habría hecho y le dije a mi padre que me lleve. Mientras lo decía, vi por la rabilla del ojo que mi madre y mi hermano se susurraban cosas, supongo que se dieron cuenta de mi maquillaje, ojalá sean lo suficientemente comprensivos y compasivos y no corran a decírselo a mi padre para que yo tenga una muerte asegurada.
Mi padre me llevó, contento, pero le advertí que no se quedara conversando con Peter para no incomodarlo ni avergonzarme, claro que no le mencioné lo último para no hacerle daño. En el camino, fui revisando mi celular para ver la hora –la veía cada minuto involuntariamente– y tenía un Whatsapp de Drew.
“Supongo que vas llegando tarde. Ya estamos aquí, sólo faltas tú, ¿vienes o no?”
“Voy para allá, ¿qué te hace suponer que no iré?”
Drew no respondió, y no esperaba su respuesta, de todas formas. Pasé el viaje entre mirando mi celular, la ventana, y a mi padre, estaba nerviosa porque nunca llegaba tarde a cualquier cosa, aunque, no sé si será ése el verdadero motivo de mi nerviosismo. En fin, llegué al lugar a las 17.40, y todos estaban esperándome en el lugar acordado, la plaza. Cuando digo todos me refiero a un grupo de siete personas compuesto tanto como hombres y mujeres, y se trataba de un grupo alegre, pero no de los que se ríen cuando te caes, en lugar de ello, ayudarte, y luego si se da, se ríen, por ejemplo. Un grupo agradable donde me gustaría haber estado desde el comienzo, pero creo que mis amigas también tienen su parte buena, como la naturaleza humana les brinda. Pero, al verlos a ellos, me doy cuenta lo masoquista que soy al seguir con ellas con mis problemas de autoestima, no digo que sean malas, pero creo que tendría que superarlos y volver con ellas, pero creo que nunca los superaré porque tengo motivos para que sigan estando ahí, fuertes y prepotentes.
El caso es que bajé, un poco insegura y me despedí de mi padre, quién se veía bastante feliz por mí. Luego de despedirnos, mi papá se fue, creo que tenía cosas importantes que hacer, como es de costumbre en él. Me dirigí al grupo que posiblemente sería un grupo de amigos que pueden acogerme y saludé a cada uno de ellos, y éstos, a su vez, se fueron presentando. Por último, saludé a Peter, y luego, a Drew. Quedó el fantasma de su mejilla rozando con mi cara en mí, aunque sólo sea un detalle, o más bien, una costumbre. Tal vez exagero las cosas, pero de todas formas, ahora puedo conformarme con eso, ni siquiera sé por qué me siento así, no debería.
Había cuatro chicas –Sin contarme− y tres chicos en el grupo, empezaré por describirlos. Lucía, la primera chica en saludarme y la que se veía más entusiasta, era alta y delgada, de ojos color miel, el pelo levemente más oscuro que sus ojos y piel un poco morena.
Abigail se veía como la menos simpática, pero no dejaba de ser agradable, era poca la diferencia de simpatía. Es un par de centímetros más baja que yo, y delgada, tiene los ojos de color café, pero oscuros, y una piel muy pálida, lo que hace resaltar su pelo negro.
Emilia, la más reservada pero igualmente alegre, lleva el pelo trenzado, y al parecer lo lleva siempre así, porque su pelo anaranjado se ve como su ya hubiese adoptado esa posición. Tiene los ojos oscuros y atrayentes, y una tez bronceada. Es más alta que yo y un poco rellenita.
Molly es más baja que yo, es la más inteligente y la más bonita de todas. Tiene los ojos azules y el pelo castaño, la piel un poco menos bronceada que la de Emilia y es delgada.
El último por presentar del grupo es Trevor, tiene los ojos verdes y pelo castaño, es como de la estatura de Peter y es un bromista muy simpático.
Todo lo que describí de ellos en cuanto a carácter me lo contó Peter cuando hablábamos por Whatsapp, Eso era lo que me había entusiasmado para venir. Peter es el mayor, todos los demás estamos en el último año de preparatoria, pero todos están en el curso paralelo. La verdad es que nunca me había interesado por conocerlos hasta ahora, no atraían mi atención y hay tanta gente en el instituto que llega a ser difícil encontrarse a alguien por casualidad, siempre hay que estar corriendo para encontrar a alguien antes de que se llenen los pasillos y terminar por ser atropellado por todos, que se dirigen hasta algún punto como seres poseídos arrastrando con todo lo que se encuentra en el camino. Creo que ese es uno de los motivos por los que espero desesperadamente a que termine de una vez el año.
Después de un larguísimo rato de conversar, decidimos ir a dar una vuelta por el centro de la ciudad − ¿adivinan? Mis nuevos amigos eran iguales a las descripciones que me dio Peter.− empezando a omitir detalles mínimos, al cabo de cinco minutos decidimos volver a la plaza. Llenamos dos bancos, y la distancia entre ellos era de tres o cuatro centímetros.
−Y, ¿qué planean hacer el lunes en clases? Si no les molesta, podríamos pasar los recreos juntos, va para ti, May. − ¡Justo en el blanco! Trevor, tú si sabes.
−Yo no tengo planes, creo que sí quiero pasar con ustedes, tal vez el resto de semestre, o el resto del año. ¿Quién sabe?
− ¡Es nuestra, es nuestra! –Exclamó Lucía, con un tono de broma.
−Interesante. –Oí susurrar a Drew, al parecer, nadie más lo había escuchado. Fingí que tampoco había oído.
− ¿Vamos a quedarnos aquí a ver cómo pasa la gente? Pues yo prefiero ir al restaurante del frente. Los helados se ven deliciosos.
−Es de las mías, la apoyo.
−Pues ya vamos todos. –Sentenció Peter.
Terminamos comiéndonos dos helados tamaño gigante cada uno, no sé cómo llegamos hasta aquél punto. Yo, personalmente, me comí un helado de mora y otro de chocolate, no puedo negar que estaban deliciosos y que por mí me comería otro, pero no se dio la oportunidad y tuve que resignarme. No quería que las nuevas personas que me acompañarían en los ratos libres tomaran una perspectiva equivocada sobre mi persona… o podría ser completamente cierta aquella perspectiva de la que estoy hablando.
Eran alrededor de las 19.30 y decidimos caminar un poco. No tengo idea del por qué, pero cada vez que Drew caminaba a mi lado sentía muy diferente su presencia, en comparación a los demás. No tengo idea de cómo ni cuándo, pero terminamos caminando mucho más atrás de los demás. Me sentí nerviosa de repente. ¿Qué está pasando conmigo?
−Así que, empezarás a juntarte con nosotros. –Su voz me sobresaltó.
−Eso creo, si ustedes me lo permiten… creo que prefiero pasar más tiempo con ustedes antes de que con los demás. –Ups, pues ya se me escapó, tengo que arreglarlo.
− ¿Y eso?
−No es nada en particular, sólo que ustedes me agradaron.
Estos son los siete minutos más perturbadores de la historia de la humanidad según Dross.
−Ya veo… − cuando me sentí segura de que me había creído, sonrió con arrogancia. Al parecer, no me había creído. Bien hecho May.
− ¿Qué tal si avanzamos con los chicos? Nos estamos quedando muy lejos. –Hice como si no hubiese notado que no me creyó.
−Está bien, si no quieres perderte.
Creo que eso me molestó. Pero tiene razón, podría perderme, soy inútil en casi todo.
Estaba yendo de camino a casa. Hace unos minutos había avisado por celular a mi padre que me iría caminando. Después de mi pequeña conversación con Drew, sólo hubo risas y un intercambio de conversaciones estúpidas entre mis nuevos amigos. Hoy lo había pasado excelente. Podría decir que me contagié con la alegría de los demás, esos chicos le hacen bien a mi salud tanto física como psicológicamente, me alimentaban, hablaban conmigo –me hacían parte de su conversación− y empezaban a tenerme cariño. Eso para mí es suficiente por ahora.
Entre tanto pensar sobre mi día, había llegado a mi casa. Este quizá fue el mejor día del año hasta ahora, considerando el resto de días que han pasado. Al entrar, saludé a mamá y a mi hermano, mi papá aún no llegaba.
Mamá tenía la merienda lista, y a pesar de todo lo que había comido, acepté unas deliciosas tostadas con café, voy a engordar, o tal vez no.
Esta vez sí me tardé mucho, discúlpenme, el tiempo es escaso para mí. Pero ahora que salí de vacaciones y están pasando las festividades, voy a tener más tiempo para escribir.
Sé que es lunes y que prometí fin de semana por medio, pero prometo empezar a subir los capítulos con los plazos como se deben después de volver de mi viaje. Antes de eso no puedo prometer nada.
Este capítulo tal vez estuvo más interesante que los demás, les pido que me lo hagan saber en los comentarios, y no dejé suspenso, ése es mi regalo de navidad.
Tocando el tema de la navidad, espero que hayan pasado una feliz navidad con sus familias o sin ellas, y les deseo un feliz año nuevo.
Al terminar de vestirme, me lavé los dientes, acto seguido, me decidí por maquillarme un poco, no le haría daño a nadie. Además, nunca me maquillo, y creo que intentar ser más bonita no hace nada. Pero si mi padre llegara a darse cuenta, me mataría.
Tomé mi celular, y ya eran las 17.20, llegaría tarde sin importar qué llegue en un tiempo récord. Bajé corriendo las escaleras, me tropecé pero esta vez no me caí como cualquier día normal habría hecho y le dije a mi padre que me lleve. Mientras lo decía, vi por la rabilla del ojo que mi madre y mi hermano se susurraban cosas, supongo que se dieron cuenta de mi maquillaje, ojalá sean lo suficientemente comprensivos y compasivos y no corran a decírselo a mi padre para que yo tenga una muerte asegurada.
Mi padre me llevó, contento, pero le advertí que no se quedara conversando con Peter para no incomodarlo ni avergonzarme, claro que no le mencioné lo último para no hacerle daño. En el camino, fui revisando mi celular para ver la hora –la veía cada minuto involuntariamente– y tenía un Whatsapp de Drew.
“Supongo que vas llegando tarde. Ya estamos aquí, sólo faltas tú, ¿vienes o no?”
“Voy para allá, ¿qué te hace suponer que no iré?”
Drew no respondió, y no esperaba su respuesta, de todas formas. Pasé el viaje entre mirando mi celular, la ventana, y a mi padre, estaba nerviosa porque nunca llegaba tarde a cualquier cosa, aunque, no sé si será ése el verdadero motivo de mi nerviosismo. En fin, llegué al lugar a las 17.40, y todos estaban esperándome en el lugar acordado, la plaza. Cuando digo todos me refiero a un grupo de siete personas compuesto tanto como hombres y mujeres, y se trataba de un grupo alegre, pero no de los que se ríen cuando te caes, en lugar de ello, ayudarte, y luego si se da, se ríen, por ejemplo. Un grupo agradable donde me gustaría haber estado desde el comienzo, pero creo que mis amigas también tienen su parte buena, como la naturaleza humana les brinda. Pero, al verlos a ellos, me doy cuenta lo masoquista que soy al seguir con ellas con mis problemas de autoestima, no digo que sean malas, pero creo que tendría que superarlos y volver con ellas, pero creo que nunca los superaré porque tengo motivos para que sigan estando ahí, fuertes y prepotentes.
El caso es que bajé, un poco insegura y me despedí de mi padre, quién se veía bastante feliz por mí. Luego de despedirnos, mi papá se fue, creo que tenía cosas importantes que hacer, como es de costumbre en él. Me dirigí al grupo que posiblemente sería un grupo de amigos que pueden acogerme y saludé a cada uno de ellos, y éstos, a su vez, se fueron presentando. Por último, saludé a Peter, y luego, a Drew. Quedó el fantasma de su mejilla rozando con mi cara en mí, aunque sólo sea un detalle, o más bien, una costumbre. Tal vez exagero las cosas, pero de todas formas, ahora puedo conformarme con eso, ni siquiera sé por qué me siento así, no debería.
Había cuatro chicas –Sin contarme− y tres chicos en el grupo, empezaré por describirlos. Lucía, la primera chica en saludarme y la que se veía más entusiasta, era alta y delgada, de ojos color miel, el pelo levemente más oscuro que sus ojos y piel un poco morena.
Abigail se veía como la menos simpática, pero no dejaba de ser agradable, era poca la diferencia de simpatía. Es un par de centímetros más baja que yo, y delgada, tiene los ojos de color café, pero oscuros, y una piel muy pálida, lo que hace resaltar su pelo negro.
Emilia, la más reservada pero igualmente alegre, lleva el pelo trenzado, y al parecer lo lleva siempre así, porque su pelo anaranjado se ve como su ya hubiese adoptado esa posición. Tiene los ojos oscuros y atrayentes, y una tez bronceada. Es más alta que yo y un poco rellenita.
Molly es más baja que yo, es la más inteligente y la más bonita de todas. Tiene los ojos azules y el pelo castaño, la piel un poco menos bronceada que la de Emilia y es delgada.
El último por presentar del grupo es Trevor, tiene los ojos verdes y pelo castaño, es como de la estatura de Peter y es un bromista muy simpático.
Todo lo que describí de ellos en cuanto a carácter me lo contó Peter cuando hablábamos por Whatsapp, Eso era lo que me había entusiasmado para venir. Peter es el mayor, todos los demás estamos en el último año de preparatoria, pero todos están en el curso paralelo. La verdad es que nunca me había interesado por conocerlos hasta ahora, no atraían mi atención y hay tanta gente en el instituto que llega a ser difícil encontrarse a alguien por casualidad, siempre hay que estar corriendo para encontrar a alguien antes de que se llenen los pasillos y terminar por ser atropellado por todos, que se dirigen hasta algún punto como seres poseídos arrastrando con todo lo que se encuentra en el camino. Creo que ese es uno de los motivos por los que espero desesperadamente a que termine de una vez el año.
Después de un larguísimo rato de conversar, decidimos ir a dar una vuelta por el centro de la ciudad − ¿adivinan? Mis nuevos amigos eran iguales a las descripciones que me dio Peter.− empezando a omitir detalles mínimos, al cabo de cinco minutos decidimos volver a la plaza. Llenamos dos bancos, y la distancia entre ellos era de tres o cuatro centímetros.
−Y, ¿qué planean hacer el lunes en clases? Si no les molesta, podríamos pasar los recreos juntos, va para ti, May. − ¡Justo en el blanco! Trevor, tú si sabes.
−Yo no tengo planes, creo que sí quiero pasar con ustedes, tal vez el resto de semestre, o el resto del año. ¿Quién sabe?
− ¡Es nuestra, es nuestra! –Exclamó Lucía, con un tono de broma.
−Interesante. –Oí susurrar a Drew, al parecer, nadie más lo había escuchado. Fingí que tampoco había oído.
− ¿Vamos a quedarnos aquí a ver cómo pasa la gente? Pues yo prefiero ir al restaurante del frente. Los helados se ven deliciosos.
−Es de las mías, la apoyo.
−Pues ya vamos todos. –Sentenció Peter.
◊◊◊
Terminamos comiéndonos dos helados tamaño gigante cada uno, no sé cómo llegamos hasta aquél punto. Yo, personalmente, me comí un helado de mora y otro de chocolate, no puedo negar que estaban deliciosos y que por mí me comería otro, pero no se dio la oportunidad y tuve que resignarme. No quería que las nuevas personas que me acompañarían en los ratos libres tomaran una perspectiva equivocada sobre mi persona… o podría ser completamente cierta aquella perspectiva de la que estoy hablando.
Eran alrededor de las 19.30 y decidimos caminar un poco. No tengo idea del por qué, pero cada vez que Drew caminaba a mi lado sentía muy diferente su presencia, en comparación a los demás. No tengo idea de cómo ni cuándo, pero terminamos caminando mucho más atrás de los demás. Me sentí nerviosa de repente. ¿Qué está pasando conmigo?
−Así que, empezarás a juntarte con nosotros. –Su voz me sobresaltó.
−Eso creo, si ustedes me lo permiten… creo que prefiero pasar más tiempo con ustedes antes de que con los demás. –Ups, pues ya se me escapó, tengo que arreglarlo.
− ¿Y eso?
−No es nada en particular, sólo que ustedes me agradaron.
Estos son los siete minutos más perturbadores de la historia de la humanidad según Dross.
−Ya veo… − cuando me sentí segura de que me había creído, sonrió con arrogancia. Al parecer, no me había creído. Bien hecho May.
− ¿Qué tal si avanzamos con los chicos? Nos estamos quedando muy lejos. –Hice como si no hubiese notado que no me creyó.
−Está bien, si no quieres perderte.
Creo que eso me molestó. Pero tiene razón, podría perderme, soy inútil en casi todo.
◊◊◊
Estaba yendo de camino a casa. Hace unos minutos había avisado por celular a mi padre que me iría caminando. Después de mi pequeña conversación con Drew, sólo hubo risas y un intercambio de conversaciones estúpidas entre mis nuevos amigos. Hoy lo había pasado excelente. Podría decir que me contagié con la alegría de los demás, esos chicos le hacen bien a mi salud tanto física como psicológicamente, me alimentaban, hablaban conmigo –me hacían parte de su conversación− y empezaban a tenerme cariño. Eso para mí es suficiente por ahora.
Entre tanto pensar sobre mi día, había llegado a mi casa. Este quizá fue el mejor día del año hasta ahora, considerando el resto de días que han pasado. Al entrar, saludé a mamá y a mi hermano, mi papá aún no llegaba.
Mamá tenía la merienda lista, y a pesar de todo lo que había comido, acepté unas deliciosas tostadas con café, voy a engordar, o tal vez no.
Esta vez sí me tardé mucho, discúlpenme, el tiempo es escaso para mí. Pero ahora que salí de vacaciones y están pasando las festividades, voy a tener más tiempo para escribir.
Sé que es lunes y que prometí fin de semana por medio, pero prometo empezar a subir los capítulos con los plazos como se deben después de volver de mi viaje. Antes de eso no puedo prometer nada.
Este capítulo tal vez estuvo más interesante que los demás, les pido que me lo hagan saber en los comentarios, y no dejé suspenso, ése es mi regalo de navidad.
Tocando el tema de la navidad, espero que hayan pasado una feliz navidad con sus familias o sin ellas, y les deseo un feliz año nuevo.
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Re: Mi héroe (Capítulo 19: Siempre te protegeré).
Genial!!!! Súper!!!!!
Pikachu: auxilió!
que dijiste
Nada-
Bueno... Que bueno después de tanto tiempo la conti- agarrando a pikachu como un peluche
T.T que suban la conti rápido que me esta ahorcando- apenas respirando
Bueno adiós, por cierto no le hagas caso, tomatelo con calma y yo estaré esperando- dejando a pikachu en el suelo
No le creó ni en sueños- haciendo caras
Bueno... Ya sabes si as leído mis comentario como soy bueno chaito
zafiro99- **Fan*Contest**
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Re: Mi héroe (Capítulo 19: Siempre te protegeré).
Hola aqui nueva lectora que historia tan mas kawai mmmmmm aun no ha pasado lo mejor asi que espero la conti
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Re: Mi héroe (Capítulo 19: Siempre te protegeré).
Hoy nada me importaba, era sábado, merecía descansar de todo, sin embargo, no logré evitar estar de mal humor. Me levanté a las nueve de la mañana, corrí a vestirme pensando que era lunes —lo soñé, no estaba 100% despierta al revisar en mi celular qué hora era— y pensaba que llegaría tarde y al bajar, mi mamá me informó que no tenía clases los sábados. Fue humillante, como la mayoría de cosas que me pasan. Reemplacé mi uniforme —Lo arrugué y lo tiré a la canasta de ropa sucia— por unas converse amarillas, unos jeans blancos y una camisa del color de mis converse. Bajé a prepararme un café y me quedé en mi balcón. Me di cuenta de que mi café había quedado demasiado dulce. Qué hermoso estaba resultando mi sábado.
Me arropé en mi frazada que siempre dejaba por si las moscas en mi balcón y me quedé un buen rato ahí, contestando mensajes. No quería hablar con mis amigas de toda la vida, quería hablar con las nuevas, hice caso a mis deseos. Ningún tema relevante hubo exceptuando que quedé con Lucía para salir a trotar.
Hace muchos años que no salgo a trotar, solíamos ir con mis padres y mi hermano, lo pasábamos muy bien, estábamos mucho más comunicados y unidos, pero un día simplemente dejamos de hacerlo. Me entusiasmé mucho cuando Lucía propuso esa idea, e invité a Max. Él accedió de inmediato, al igual que mis padres al pedirles permiso de secuestrar a mi hermano para que deje de no hacer nada productivo.
Mi hermano es muy inteligente, tiene calificaciones excelentes, se lleva muy bien con sus compañeros, el problema es que si no está estudiando, está encerrado en el mundo de los videojuegos junto a su fiel compañero, Ralts. No entiendo como ese Pokemon entiende más de videojuegos que yo. A veces siento que yo soy la madre de Max y que mamá es mi hermana, porque mamá es muy alegre, siempre está llena de vida y felicidad. Pero al momento de ser seria, vaya que lo es. Es como si se convirtiera en otra persona, no me atrevo a rebelarme o algo parecido, igual que mi padre. Siempre me regañan por mis calificaciones, pero jamás me han golpeado, cada vez que me entregan mis calificaciones siento vergüenza de mí misma por decepcionar y hacer enojar a personas tan buenas como ellos. Al menos Max no sufre por eso. Sería capaz de hacer cualquier cosa por ahorrarle sufrimientos a mi hermano, no soporto verlo llorar o estar triste, tampoco soporto que se quede encerrado.
Quedamos en que Lucía vendría a las cinco de la tarde, a esa hora estaríamos livianos con el tema del almuerzo, pero tuvimos una seria charla por medio de Whatsapp sobre que tendríamos que salir antes del desayuno. Lucía me convenció de salir del jardín sagrado que es mi cama a las siete de la mañana para salir a trotar con ella y mi hermano. Todo un reto, y fui obligada a aceptarlo.
Llegó la hora del almuerzo, había pasado con toda la lentitud debido a que no sabía qué hacer. Fue un alivio que mamá nos llamara para almorzar, al fin haría algo productivo. Había pollo y papas fritas, algo que no era muy común, siempre evitábamos las comidas de ese tipo, pero según mamá hoy tendríamos la oportunidad perfecta para esto ya que lo bajaríamos con ejercicio. Había ensalada de apio y de postre helado de frutilla. Puede haber sido una horrorosa mañana, pero un hermoso almuerzo.
—Qué buena idea tuvieron tú y tu amiga de salir a trotar con tu hermano, May— Comentó mamá.
—Desde que saliste con tus nuevos amigos, estás mucho más feliz, y mira que hasta saldrás a trotar. Extraño los tiempos en que salíamos como familia.
—Nunca supe por qué dejamos de ir —dije, al terminar de masticar mi pollo— era muy divertido.
—Posiblemente porque papá le dedicó más tiempo al trabajo.
Le di un codazo a mi hermano, el ambiente familiar después de eso se volvió inevitablemente incómodo, vi que la expresión de mi padre era de tristeza. Siempre se sintió culpable de no haber conseguido un trabajo en el que tenga más tiempo para pasar con nosotros. Yo y mamá lo comprendemos, pero Max no puede evitar sentirse mal. Siempre que hablamos del tema el ambiente se vuelve tenso.
Al terminar yo y Max subimos al mismo tiempo las escaleras para ver quién ganaba, como siempre, y al llegar al final de la escalera, llevé a Max a mi cuarto para que hablemos sobre lo que había pasado. Él se veía nervioso y al parecer se sentía culpable. Sé que no puede evitar decir las cosas cuando se presenta la oportunidad.
—Max, ¿cuántas veces te he dicho que no le digas esas cosas a papá?
—Perdón, May —Murmuró.
—No soy la persona a la que debes pedirle perdón.
—Ya lo sé, pero es lo que pensaba, ¿ok?
—No puedes ir por la vida diciendo las cosas que piensas porque lastimas a los demás en algunas ocasiones. Sé que no lo haces con malas intenciones, pero sí puedes evitarlo. Sé que deberíamos hablar del tema porque nos daña como familia, pero ya llegará el momento.
—Está bien, pero sólo lo intentaré por ti —Me pareció muy tierno, y lo abracé. —Yo también te quiero.
Me encanta pasar tiempo con Max, es muy divertido, en esos momentos vuelvo a ser una niña sin problemas, sin mala suerte.
Por fin llegó la hora en que tenía que empezar a arreglarme, sé que lo pasaremos genial hoy, finalmente habíamos quedado en que Lucía vendría a las cinco de la tarde y trotaríamos hasta llegar a su casa. Era buen ejercicio, porque yo vivía realmente lejos. Nos llevaría mucho tiempo, pero lo conseguiríamos. Al principio costó convencerme, pero accedí.
Tomé unas calzas deportivas que utilizaba para educación física, una playera con estampado de Pikachu, mis zapatillas deportivas favoritas, coloqué un suéter en mi pequeña mochila y enganché mi botella de agua a mis calzas y amarré mi pelo en una coleta y ya estaba lista. Me sentí levemente orgullosa de mi misma porque estaba lista antes que mi hermano. Max se tardó diez minutos más que yo, por lo que decidí ir discretamente a echarme perfume.
Max salió llevaba un pantalón hasta unos dos centímetros bajo la rodilla, una playera y unas zapatillas deportivas. No logré descifrar por qué se tardó tanto. Lo obligué a que lleve una mochila con algo para abrigarse y una botella de agua para que no me la pida a mí. Cuando logré convencerlo, Lucía llegó. Max no encontraba su botella y yo tuve que ayudar a buscarla, Lucía se quedó hablando con mis padres. Ahora papá hablará con Lucía y Peter.
¿Qué tal, chic@s? Sé que hace mucho tiempo que no sigo este fic, y les pido de todo corazón que me perdonen, llevo un tiempo de mucho estrés y problemas personales, ustedes saben. Decidí seguir escribiendo para contener cosas negativas y concentrarme en algo mejor, les recomiendo que lo hagan, realmente es eficaz.
Este capítulo es más corto y lo escribí todo hoy para subirlo hoy, no quise posponerlo más tiempo porque van alrededor de tres meses que no continúo la historia y comienza a ser ilegal. (?)
¿Qué tal les ha ido en los últimos meses? ¿Les gustó el capítulo? ¿Me extrañaron,, o por lo menos a la historia? Jajajaja, háganme saber en los comentarios, yo sí l@s extrañé, ahora sí que prometo ser más responsable al subir los capítulos.
Me arropé en mi frazada que siempre dejaba por si las moscas en mi balcón y me quedé un buen rato ahí, contestando mensajes. No quería hablar con mis amigas de toda la vida, quería hablar con las nuevas, hice caso a mis deseos. Ningún tema relevante hubo exceptuando que quedé con Lucía para salir a trotar.
Hace muchos años que no salgo a trotar, solíamos ir con mis padres y mi hermano, lo pasábamos muy bien, estábamos mucho más comunicados y unidos, pero un día simplemente dejamos de hacerlo. Me entusiasmé mucho cuando Lucía propuso esa idea, e invité a Max. Él accedió de inmediato, al igual que mis padres al pedirles permiso de secuestrar a mi hermano para que deje de no hacer nada productivo.
Mi hermano es muy inteligente, tiene calificaciones excelentes, se lleva muy bien con sus compañeros, el problema es que si no está estudiando, está encerrado en el mundo de los videojuegos junto a su fiel compañero, Ralts. No entiendo como ese Pokemon entiende más de videojuegos que yo. A veces siento que yo soy la madre de Max y que mamá es mi hermana, porque mamá es muy alegre, siempre está llena de vida y felicidad. Pero al momento de ser seria, vaya que lo es. Es como si se convirtiera en otra persona, no me atrevo a rebelarme o algo parecido, igual que mi padre. Siempre me regañan por mis calificaciones, pero jamás me han golpeado, cada vez que me entregan mis calificaciones siento vergüenza de mí misma por decepcionar y hacer enojar a personas tan buenas como ellos. Al menos Max no sufre por eso. Sería capaz de hacer cualquier cosa por ahorrarle sufrimientos a mi hermano, no soporto verlo llorar o estar triste, tampoco soporto que se quede encerrado.
Quedamos en que Lucía vendría a las cinco de la tarde, a esa hora estaríamos livianos con el tema del almuerzo, pero tuvimos una seria charla por medio de Whatsapp sobre que tendríamos que salir antes del desayuno. Lucía me convenció de salir del jardín sagrado que es mi cama a las siete de la mañana para salir a trotar con ella y mi hermano. Todo un reto, y fui obligada a aceptarlo.
◊◊◊
Llegó la hora del almuerzo, había pasado con toda la lentitud debido a que no sabía qué hacer. Fue un alivio que mamá nos llamara para almorzar, al fin haría algo productivo. Había pollo y papas fritas, algo que no era muy común, siempre evitábamos las comidas de ese tipo, pero según mamá hoy tendríamos la oportunidad perfecta para esto ya que lo bajaríamos con ejercicio. Había ensalada de apio y de postre helado de frutilla. Puede haber sido una horrorosa mañana, pero un hermoso almuerzo.
—Qué buena idea tuvieron tú y tu amiga de salir a trotar con tu hermano, May— Comentó mamá.
—Desde que saliste con tus nuevos amigos, estás mucho más feliz, y mira que hasta saldrás a trotar. Extraño los tiempos en que salíamos como familia.
—Nunca supe por qué dejamos de ir —dije, al terminar de masticar mi pollo— era muy divertido.
—Posiblemente porque papá le dedicó más tiempo al trabajo.
Le di un codazo a mi hermano, el ambiente familiar después de eso se volvió inevitablemente incómodo, vi que la expresión de mi padre era de tristeza. Siempre se sintió culpable de no haber conseguido un trabajo en el que tenga más tiempo para pasar con nosotros. Yo y mamá lo comprendemos, pero Max no puede evitar sentirse mal. Siempre que hablamos del tema el ambiente se vuelve tenso.
Al terminar yo y Max subimos al mismo tiempo las escaleras para ver quién ganaba, como siempre, y al llegar al final de la escalera, llevé a Max a mi cuarto para que hablemos sobre lo que había pasado. Él se veía nervioso y al parecer se sentía culpable. Sé que no puede evitar decir las cosas cuando se presenta la oportunidad.
—Max, ¿cuántas veces te he dicho que no le digas esas cosas a papá?
—Perdón, May —Murmuró.
—No soy la persona a la que debes pedirle perdón.
—Ya lo sé, pero es lo que pensaba, ¿ok?
—No puedes ir por la vida diciendo las cosas que piensas porque lastimas a los demás en algunas ocasiones. Sé que no lo haces con malas intenciones, pero sí puedes evitarlo. Sé que deberíamos hablar del tema porque nos daña como familia, pero ya llegará el momento.
—Está bien, pero sólo lo intentaré por ti —Me pareció muy tierno, y lo abracé. —Yo también te quiero.
Me encanta pasar tiempo con Max, es muy divertido, en esos momentos vuelvo a ser una niña sin problemas, sin mala suerte.
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Por fin llegó la hora en que tenía que empezar a arreglarme, sé que lo pasaremos genial hoy, finalmente habíamos quedado en que Lucía vendría a las cinco de la tarde y trotaríamos hasta llegar a su casa. Era buen ejercicio, porque yo vivía realmente lejos. Nos llevaría mucho tiempo, pero lo conseguiríamos. Al principio costó convencerme, pero accedí.
Tomé unas calzas deportivas que utilizaba para educación física, una playera con estampado de Pikachu, mis zapatillas deportivas favoritas, coloqué un suéter en mi pequeña mochila y enganché mi botella de agua a mis calzas y amarré mi pelo en una coleta y ya estaba lista. Me sentí levemente orgullosa de mi misma porque estaba lista antes que mi hermano. Max se tardó diez minutos más que yo, por lo que decidí ir discretamente a echarme perfume.
Max salió llevaba un pantalón hasta unos dos centímetros bajo la rodilla, una playera y unas zapatillas deportivas. No logré descifrar por qué se tardó tanto. Lo obligué a que lleve una mochila con algo para abrigarse y una botella de agua para que no me la pida a mí. Cuando logré convencerlo, Lucía llegó. Max no encontraba su botella y yo tuve que ayudar a buscarla, Lucía se quedó hablando con mis padres. Ahora papá hablará con Lucía y Peter.
¿Qué tal, chic@s? Sé que hace mucho tiempo que no sigo este fic, y les pido de todo corazón que me perdonen, llevo un tiempo de mucho estrés y problemas personales, ustedes saben. Decidí seguir escribiendo para contener cosas negativas y concentrarme en algo mejor, les recomiendo que lo hagan, realmente es eficaz.
Este capítulo es más corto y lo escribí todo hoy para subirlo hoy, no quise posponerlo más tiempo porque van alrededor de tres meses que no continúo la historia y comienza a ser ilegal. (?)
¿Qué tal les ha ido en los últimos meses? ¿Les gustó el capítulo? ¿Me extrañaron,, o por lo menos a la historia? Jajajaja, háganme saber en los comentarios, yo sí l@s extrañé, ahora sí que prometo ser más responsable al subir los capítulos.
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