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[Roll] Pokehuman Génesis
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[Roll] Pokehuman Génesis
I N T R O
¡Hola a todos!
¡Bienvenidos al mundo de Pokémon! ¡Me llamo Oak! ¡Pero la gente me llama El Profesor Pokémon! ¡Este mundo está habitado por unas criaturas llamadas Pokémon!
Para algunos los Pokémon son mascotas o amigos. Pero otros los usan para pelear.
En cuanto a mí… Estudio a los Pokémon como profesión y ayudo a los entrenadores en su aventura.
¡Y este es el principio de la tuya! Pero no es cualquier aventura. Es el Génesis de una nueva Generación Pokémon.
Una en la que Pokémon y Entrenador se vuelven uno y combaten con todo lo que tienen.
¡Hasta la Muerte!
[ERROR]
T O P S E C R E T
▓▓ / ▓▓ / ▓▓▓▓
Ni Arceus con todo su poder alguna vez imaginó el desastre que su creación estaría dispuesta a hacer con el objetivo de conseguir su poder.
No es misterio que dos razas fueron creadas para llenar el mundo: Los humanos, poseerían conocimiento ilimitado del mundo mientras que los Pokemons poseerían poder absoluto para aniquilar cualquier amenaza.
Lo que nos distingue de las bestias, es nuestra inteligencia y la opción de escoger nuestro propio futuro con nuestras mismísimas manos. Pero el poder que ocultan los Pokemons, es algo que solo a ellos les pertenece, un gran poder conlleva una gran responsabilidad y solo ellos son capaces de sobrellevar "su legado".
Y a pesar de que las normas son claras, es de naturaleza humana romperlas y alterar el orden de las cosas.
Ya que el corazón de los hombres es fácil de mancillar con tentaciones oscuras. Allá donde hay luz, hay oscuridad; donde hay orden, siempre habrá caos; y así que algunos decidieron que era buena idea crear Híbridos de Humanos y Pokemons para controlar la fuerza de ambas razas.
Los horrores que sucedieron, fueron incontables.
Humanos y Pokemons por igual: torturados, experimentados, mutados, divididos y recompuestos como si de puzzles se tratasen y obligados a obedecer mediante violencia, miedo y dolor. Forzados a combatir en jaulas entre ellos hasta la muerte, solo uno de dos continuará viviendo para ser posteriormente vendidos como esclavos al mejor postor, sin importar su finalidad como mascota, entretenimiento o cosas más obscenas e indescriptibles.
¡Bienvenidos al mundo de Pokémon! ¡Me llamo Oak! ¡Pero la gente me llama El Profesor Pokémon! ¡Este mundo está habitado por unas criaturas llamadas Pokémon!
Para algunos los Pokémon son mascotas o amigos. Pero otros los usan para pelear.
En cuanto a mí… Estudio a los Pokémon como profesión y ayudo a los entrenadores en su aventura.
¡Y este es el principio de la tuya! Pero no es cualquier aventura. Es el Génesis de una nueva Generación Pokémon.
Una en la que Pokémon y Entrenador se vuelven uno y combaten con todo lo que tienen.
¡Hasta la Muerte!
[ERROR]
T O P S E C R E T
▓▓ / ▓▓ / ▓▓▓▓
Ni Arceus con todo su poder alguna vez imaginó el desastre que su creación estaría dispuesta a hacer con el objetivo de conseguir su poder.
No es misterio que dos razas fueron creadas para llenar el mundo: Los humanos, poseerían conocimiento ilimitado del mundo mientras que los Pokemons poseerían poder absoluto para aniquilar cualquier amenaza.
Lo que nos distingue de las bestias, es nuestra inteligencia y la opción de escoger nuestro propio futuro con nuestras mismísimas manos. Pero el poder que ocultan los Pokemons, es algo que solo a ellos les pertenece, un gran poder conlleva una gran responsabilidad y solo ellos son capaces de sobrellevar "su legado".
Y a pesar de que las normas son claras, es de naturaleza humana romperlas y alterar el orden de las cosas.
Ya que el corazón de los hombres es fácil de mancillar con tentaciones oscuras. Allá donde hay luz, hay oscuridad; donde hay orden, siempre habrá caos; y así que algunos decidieron que era buena idea crear Híbridos de Humanos y Pokemons para controlar la fuerza de ambas razas.
Los horrores que sucedieron, fueron incontables.
Humanos y Pokemons por igual: torturados, experimentados, mutados, divididos y recompuestos como si de puzzles se tratasen y obligados a obedecer mediante violencia, miedo y dolor. Forzados a combatir en jaulas entre ellos hasta la muerte, solo uno de dos continuará viviendo para ser posteriormente vendidos como esclavos al mejor postor, sin importar su finalidad como mascota, entretenimiento o cosas más obscenas e indescriptibles.
Oficial [ERROR], Policía Internacional.
Miscelánea
- Este rol esta pensado para ser oscurito.
- No se permiten Pokemons Legendarios.
- Cualquier apariencia está bien, solo se tiene que parecer al Pokemon en que se basa obviamente.
- Cualquier ficha serán revisada al postearse para evitar personajes raros.
- Se permiten personajes especiales, pero debe ser consultado antes conmigo pls
- Resumen de la historia: La Organización Malvada [ERROR] ha creado los Pokehuman a través de métodos inmorales con el fin de hacerse con el control absoluto de todo. De gran influencia, corrompen todas las escalas de la sociedad a través de los Pokehuman (o Híbridos) de diferente formas: venta de esclavos, luchas clandestinas a muerte, etc. El objetivo es sobrevivir.
- Los Híbridos no pueden desobedecer, llevan consigo un Collar de Control que anulan "sus poderes", da preocupantes descargas y por supuesto, detonan si te pasas de rebelde.
- Los personajes secundarios significan que no serán tan importantes ni estarán permanentemente presentes.
- El que se ausente se va a enterar (?)
- Se que estamos acostumbrados a manejar personajes ajenos por confianza pero intentemos manejar solo el nuestro ¿Si? No es obligatorio pero recomendable x)
- Si tienen dudas, pregunten.
- Hmmm parece que hay datos corrompidos. QuIZas P▓eD▓ ▓o▓▓▓ [ERROR CRITICO]
¡Ficha!- Este rol esta pensado para ser oscurito.
- No se permiten Pokemons Legendarios.
- Cualquier apariencia está bien, solo se tiene que parecer al Pokemon en que se basa obviamente.
- Cualquier ficha serán revisada al postearse para evitar personajes raros.
- Se permiten personajes especiales, pero debe ser consultado antes conmigo pls
- Resumen de la historia: La Organización Malvada [ERROR] ha creado los Pokehuman a través de métodos inmorales con el fin de hacerse con el control absoluto de todo. De gran influencia, corrompen todas las escalas de la sociedad a través de los Pokehuman (o Híbridos) de diferente formas: venta de esclavos, luchas clandestinas a muerte, etc. El objetivo es sobrevivir.
- Los Híbridos no pueden desobedecer, llevan consigo un Collar de Control que anulan "sus poderes", da preocupantes descargas y por supuesto, detonan si te pasas de rebelde.
- Los personajes secundarios significan que no serán tan importantes ni estarán permanentemente presentes.
- El que se ausente se va a enterar (?)
- Se que estamos acostumbrados a manejar personajes ajenos por confianza pero intentemos manejar solo el nuestro ¿Si? No es obligatorio pero recomendable x)
- Si tienen dudas, pregunten.
- Hmmm parece que hay datos corrompidos. QuIZas P▓eD▓ ▓o▓▓▓ [ERROR CRITICO]
· Nombre:
· Edad:
· Apariencia:
· Personalidad:
· Historia: (Trasfondo del personaje. Opcional)
· Gen: (Pokemon en el que se basa)
· Extras:
· Nombre: Lizzy Rain
· Edad: 20
· Apariencia:
· Historia: Nació en la cuna de una familia rica en un lugar remoto de escasos conflictos. Pocas cosas eran las que echaba en falta en su vida pero el destino quiso que tuviera una enfermedad mortal y dolorosa, razón por la que desesperadamente se sometió al tratamiento milagroso que la Organización le ofreció y aunque consiguió salvarse de una muerte temprana, le costó su vida rutinaria.
· Gen: Togekiss
· Extras:
- Ella nunca tuvo una vida en la que los Pokemons eran sus amigos. Para ella simplemente eran un elemento escenográfico, estaban ahí, a veces pasaba tiempo con ellos si se acercaban pero nada mas.
- Si antes le gustaban los dulces, ahora le encantan. Desde que se convirtió en algo mas, le pirra lo dulce como imanes atrayéndose.
- Ni ella sabe como funcionan sus habilidades.
· Edad: 20
· Apariencia:
- Spoiler:
· Historia: Nació en la cuna de una familia rica en un lugar remoto de escasos conflictos. Pocas cosas eran las que echaba en falta en su vida pero el destino quiso que tuviera una enfermedad mortal y dolorosa, razón por la que desesperadamente se sometió al tratamiento milagroso que la Organización le ofreció y aunque consiguió salvarse de una muerte temprana, le costó su vida rutinaria.
· Gen: Togekiss
· Extras:
- Ella nunca tuvo una vida en la que los Pokemons eran sus amigos. Para ella simplemente eran un elemento escenográfico, estaban ahí, a veces pasaba tiempo con ellos si se acercaban pero nada mas.
- Si antes le gustaban los dulces, ahora le encantan. Desde que se convirtió en algo mas, le pirra lo dulce como imanes atrayéndose.
- Ni ella sabe como funcionan sus habilidades.
· Nombre: Francheska Ivano
· Edad: 27
· Apariencia:
· Historia: En su tiempo fue un agente de la ley pero tenía pensamientos raros sobre posibilidades no aceptables como que pasaría si robaba, mataba a alguien, aguantaba la respiración hasta que el límite, etc. Para su suerte, aquel lugar fue un paraíso para cumplir su curiosidad y al mismo tiempo descubrió su sadismo.
· Gen: Ninguno
· Extras:
- Personaje secundario.
- Es Guardia Superior del recinto, está por encima de los sin nombres pero por debajo de muchas otras personas.
- Le gusta hacerse pasar por alguien que no es con los nuevos. Se hace la encantadora en secreto, horrorizada con ese lugar para ganarse la confianza y traicionar en el último momento.
- Seis horas son las que necesita de sueño.
· Edad: 27
· Apariencia:
- Spoiler:
· Historia: En su tiempo fue un agente de la ley pero tenía pensamientos raros sobre posibilidades no aceptables como que pasaría si robaba, mataba a alguien, aguantaba la respiración hasta que el límite, etc. Para su suerte, aquel lugar fue un paraíso para cumplir su curiosidad y al mismo tiempo descubrió su sadismo.
· Gen: Ninguno
· Extras:
- Personaje secundario.
- Es Guardia Superior del recinto, está por encima de los sin nombres pero por debajo de muchas otras personas.
- Le gusta hacerse pasar por alguien que no es con los nuevos. Se hace la encantadora en secreto, horrorizada con ese lugar para ganarse la confianza y traicionar en el último momento.
- Seis horas son las que necesita de sueño.
· Nombre: Joseph
· Edad: 30
· Apariencia:
· Historia: Intentó ser un gran profesor Pokémon en el pasado y acabó en la ruina debido a que nadie reconocía sus grandes progresos basados en estudios cuestionables de origen. Pasó su vida sin trabajo hasta que la gran Organización echó un ojo encima suya.
· Gen: Ninguno
· Extras:
- Personaje secundario.
- Problemas para dormir. ¿Alguien? Aun así es normal verlo con una taza de café.
- Es el encargado de crear híbridos.
- No es particularmente cruel, no le va ese tema pero es un mandado.
- No le gusta hablar del pasado, usa un nombre falso y solo los mas importantes saben su nombre real. Es mas, odia que mencionen su pasado.
Aunque estén mis fichas, es posible que cambien, depende de cuantos participen (?)· Edad: 30
· Apariencia:
- Spoiler:
· Historia: Intentó ser un gran profesor Pokémon en el pasado y acabó en la ruina debido a que nadie reconocía sus grandes progresos basados en estudios cuestionables de origen. Pasó su vida sin trabajo hasta que la gran Organización echó un ojo encima suya.
· Gen: Ninguno
· Extras:
- Personaje secundario.
- Problemas para dormir. ¿Alguien? Aun así es normal verlo con una taza de café.
- Es el encargado de crear híbridos.
- No es particularmente cruel, no le va ese tema pero es un mandado.
- No le gusta hablar del pasado, usa un nombre falso y solo los mas importantes saben su nombre real. Es mas, odia que mencionen su pasado.
La miscelánea también puede cambiar. Sorry!
Última edición por Iori el Mar 2 Feb - 14:13, editado 3 veces
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-
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Re: [Roll] Pokehuman Génesis
× Nombre: Sibyl Kristiansen
× Edad: 25 años
× Apariencia:
- Spoiler:
× Personalidad: Callada, seria y reservada, siempre mantiene una actitud apacible y de indiferencia, no quiere meterse en problemas y lo demuestra cuando en la mayoría de ocasiones solo logra bajar la cabeza, lo que la hace, o intenta ser, poco activa. Además tiende a ser bastante mentirosa gracias a su inestabilidad mental, la cual tiene un ligero cruce de calma a agresividad-psicótica; esta última aflora en cuanto se le provoca de verdad, mas, luego de pasar por esto y regresar en sí, es muy auto-recriminatoria con lo que ha hecho o dicho.
× Historia: Era hija y ayudante de los dueños de una guardería pokémon, junto a su mejor amiga Listón (Un Sylveon).
× Gen: Sylveon
× Extras:
- Desde pequeña aprendió sobre la crianza pokémon.
- Su único Pokemon hasta la fecha era Sylveon, a quien nunca la guardaba en la pokebola.
- En la guardería ayudaba a la convivencia entre pokémon, evitando conflictos y creando un ambiente ameno para todos los que llegaban, clientes y Pokémon.
- Su mezcla es con Listón, al ser un Pokémon vínculo se necesitaba de una base de amistad muy fuerte para que funcionase. Esto la ha dejado mentalmente inestable de muchas maneras.
- A pesar de poseer una apariencia y aura encantadora, si la provocan mucho en los combates es normal que se salga de quicio. Aunque siempre intenta salir sin el mayor problema posible.
- A pesar de no querer ser muy activa, posee mucha estamina, lo que provoca que le cueste dormir, tendiendo a mantenerse en vela por días.
Shiba- .::♡.Moder*Contest.♡::.
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Re: [Roll] Pokehuman Génesis
• Nombre: Kyle Hardy
• Edad: 24 años
• Apariencia:
• Personalidad: A él lo pueden describir como alguien tranquilo, fuerte, taciturno y reservado. Tiene una personalidad fría de coraza y podría parecer que esconde demasiado, pero en realidad es un chico bastante simple. En primera, él no es de las personas que suelen mostrar sentimientos fácilmente o ser enérgicos y alegres, sin embargo es muy fácil saber lo que puede estar pensado. Es un chico bastante directo con lo que le interesa, de lo contrario no lo hará o no le importará. Segundo, tiene problemas para interactuar con las personas en un nivel fundamental, al menos que se trate de algún tema de su interés. En ese caso, la emoción lo consume y el brillo de sus ojos hace que todo cambie. Normalmente su expresión facial es poco sociable, no suele hacer lazos con los demás, pero cuando lo hace es muy protector y arriesgado. Tercero, su fuerza y determinación reside en su confianza en sus decisiones; no duda. Sin embargo, cuando se enfrenta a situaciones nuevas que no está acostumbrado a manejar puede perder el juicio, nublarse y dejarse llevar por los sentimientos negativos.
• Historia: De familia media, sus padre era entrenador y su madre criadora pokémon, por lo que se acostumbró. A los 10 años, se perdió, un tipo malo lo encontró, lo llevó a otra ciudad y así pasó de manos en manos hasta dar con alguien que lo vendió al programa. No habla sobre su pasado.
• Gen: Vaporeon
• Extras
-Ama el agua. Literal, la ama. Llega a ser uno de sus únicos temas de interés.
-Los otros temas de interés: libros, dulces y comida.
-Piensa que nadar es lo único que está bien en el mundo. Se relaja, se calma, etc. Suele nadar mucho.
-El amor por el agua y su personalidad tranquila y noble, fueron base para su transformación.
• Edad: 24 años
• Apariencia:
- Spoiler:
• Personalidad: A él lo pueden describir como alguien tranquilo, fuerte, taciturno y reservado. Tiene una personalidad fría de coraza y podría parecer que esconde demasiado, pero en realidad es un chico bastante simple. En primera, él no es de las personas que suelen mostrar sentimientos fácilmente o ser enérgicos y alegres, sin embargo es muy fácil saber lo que puede estar pensado. Es un chico bastante directo con lo que le interesa, de lo contrario no lo hará o no le importará. Segundo, tiene problemas para interactuar con las personas en un nivel fundamental, al menos que se trate de algún tema de su interés. En ese caso, la emoción lo consume y el brillo de sus ojos hace que todo cambie. Normalmente su expresión facial es poco sociable, no suele hacer lazos con los demás, pero cuando lo hace es muy protector y arriesgado. Tercero, su fuerza y determinación reside en su confianza en sus decisiones; no duda. Sin embargo, cuando se enfrenta a situaciones nuevas que no está acostumbrado a manejar puede perder el juicio, nublarse y dejarse llevar por los sentimientos negativos.
• Historia: De familia media, sus padre era entrenador y su madre criadora pokémon, por lo que se acostumbró. A los 10 años, se perdió, un tipo malo lo encontró, lo llevó a otra ciudad y así pasó de manos en manos hasta dar con alguien que lo vendió al programa. No habla sobre su pasado.
• Gen: Vaporeon
• Extras
-Ama el agua. Literal, la ama. Llega a ser uno de sus únicos temas de interés.
-Los otros temas de interés: libros, dulces y comida.
-Piensa que nadar es lo único que está bien en el mundo. Se relaja, se calma, etc. Suele nadar mucho.
-El amor por el agua y su personalidad tranquila y noble, fueron base para su transformación.
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Re: [Roll] Pokehuman Génesis
Un ring iluminado por incontables focos en lo alto del techo, de tal manera que no dejaban ni una sombra sin cubrir. A su alrededor, decenas de hombres y mujeres en las gradas vitoreaban con el mismo vigor que en los campeonatos de la Liga Pokémon, pero lo que acontecía, era totalmente diferente.
Aunque la atmósfera parecía brillar con el mismo furor que en aquellos legendarios combates para ser recordados en la posteridad, en realidad no tenían nada ver uno con el otro. Aquellos combates eran amistosos. En estos, abundaba la sangre.
Dentro del elevado ring, cubierto por una malla metálica de agujeros lo suficientemente grandes para no ser un obstáculo visual, competían entre sí dos hombres quienes se miraban mutuamente con la intención de matar uno al otro. Ambos sangraban, dejando caer un fino hilo de sangre constante en el suelo mientras recobraban sus fuerzas.
Aparte de las grotescas heridas y los huesos claramente rotos por las formas tan peculiares y abnormales que tenían en ciertas partes de sus cuerpos y sus apariencias pocamente humanas, lo segundo mas notable si es que uno se podía fijar en ello, era la pesada respiración que ambos tenían. Sus pechos y hombros subían y bajaban constantemente en un ritmo constante.
En el momento en que uno descuidó un momento para limpiarse la sangre del ojo, su contrincante aprovechó el momento para asestar un golpe lateral en su rostro tan fuerte, que un seco crujido se alzó entre la multitud. La víctima cayó al suelo inconsciente o mas bien prácticamente muerto, pues lo que le faltaba en el rostro era su mandíbula.
Tras un breve silencio, la multitud rompió en gritos, algunos animando al ganador y otros encogidos en sus asientos fruto de la consecuencia del derrotado.
En aquel ring, de dos solo podía quedar uno con vida con el único fin de entretener los oscuros deseos de las masas.
- ¿Difícil de digerir? - Preguntó mirándola de reojo con una sonrisa en su rostro.
La chica simplemente se encogía en su asiento con una mano en la boca, intentando contener sus nausas provocadas por lo que había sido testigo en el televisor. Sentía que su estómago se estaba retorciendo y que sus pulmones se estaban negando a trabajar, haciendola falto de oxígeno.
- Ese es el futuro que te espera. - Ella dejó escapar una arcada, la cual detuvo tapando su boca. Intentó entablar vista con él pero no encontraba las fuerzas. Notaba que un hilo de baba se escapaba irremediablemente de sus labios. - Lástima que seas tan débil. -
- ¿Por que? - Preguntó en casi un surruro incomprensible. Pero él la entendió pues estaba acostumbrado a ello.
- Por ninguna razón. Tu acudiste buscando la esperanza que te faltaba, yo te dí la oportunidad y ahora... debes pagar tu deuda con tus benefactores. - Dijo aún con su sonrisa. - Para obrar milagros, has de abandonar tu humanidad. -
Los últimos días que había pasado en aquel lugar del cual dedujo que era una clínica o algún tipo de hospital, la habían tratado bien y con cariño, por lo menos las enfermeras. Como cualquier intervención, le habían hecho firmar unos papeles y no tenía opción de rechazarla porque aquella era su salvación, su única oportunidad: iba a morir. Obviamente cualquiera teme a la muerte pero ella era joven, todavía no había conseguido hacer lo que quería, todavía no tenía un novio, ni trabajo ni estudios.
Aquella operación amenazaba con acabar definitivamente con su rara enfermedad. No tardó en ser anestesiada y lista para la intervención pero cuando abrió sus ojos nuevamente tras un largo sueño, se encontraba diferente.
Su cuerpo ardía, su mente giraba, era torpe con sus movimientos y encontraba su cuerpo demasiado sensible, desde sus cabellos hasta sus pies y si hablaba de sus partes mas sensibles, tenía que olvidarse totalmente; tan solo el rozamiento con la ropa era molesto. Solo cuando se miró en el espejo, comprendió de que no era su cuerpo aunque en realidad, si lo era, solo que tras una cantidad incontable de cambios, apenas podía reconocerlo. Pocas cosas quedaban de "su ella original" sin alterar.
- Verás Lizzy. - Dijo mientras limpiaba sus lentes con la tela de su bata. - Me agradas, hace tiempo que creaba algo así, así que seré generoso contigo. - Examinó sus gafas con la luz del techo y reanudó su limpieza. - Aquí creamos productos, mitad humanos, mitad pokemons. Suele ser bastante inestable así que la mayoría no sobrevive o adquiere un aspecto raro. Pero tu has quedado perfecta y te doy mis congratulaciones. Los que adquieren una bella apariencia suelen ser débiles pero también nos sirven como objeto de deseo. - Sonrió poniendose sus lentes. - Has tenido suerte, quizás nunca tendrás que pisar el ring. Disfrutarás toooooda tu vida en exceso cariño. -
- Estás demente... -
- Quizás. - Se agachó ante ella y pasó una mano sobre sus ojos, limpiándo el rostro de Lizzy de lágrimas. - Pronto comenzarás tu entrenamiento. No hagas enfadar a los oficiales. Me dolería saber que has muerto. - Sonrió. - Si no eres capaz de luchar, se te entrenará para satisfacer otro tipos de deseos. Siendo tú, seguro que consigues un gran precio por ti y con suerte, alguien generoso te comprará en la subasta mensual. Sobra recordarte de que ese collar te matará si no te comportas. - Le dio una acaricia en el cabeza, desordenando su cabello. - Te asignarán tu habitación en un rato. -
y listo! No es necesario que hagan la intro sobre como han llegado, yo he decidido que así era lo mejor para mi personaje.
Con quien habla es Joseph
Aunque la atmósfera parecía brillar con el mismo furor que en aquellos legendarios combates para ser recordados en la posteridad, en realidad no tenían nada ver uno con el otro. Aquellos combates eran amistosos. En estos, abundaba la sangre.
Dentro del elevado ring, cubierto por una malla metálica de agujeros lo suficientemente grandes para no ser un obstáculo visual, competían entre sí dos hombres quienes se miraban mutuamente con la intención de matar uno al otro. Ambos sangraban, dejando caer un fino hilo de sangre constante en el suelo mientras recobraban sus fuerzas.
Aparte de las grotescas heridas y los huesos claramente rotos por las formas tan peculiares y abnormales que tenían en ciertas partes de sus cuerpos y sus apariencias pocamente humanas, lo segundo mas notable si es que uno se podía fijar en ello, era la pesada respiración que ambos tenían. Sus pechos y hombros subían y bajaban constantemente en un ritmo constante.
En el momento en que uno descuidó un momento para limpiarse la sangre del ojo, su contrincante aprovechó el momento para asestar un golpe lateral en su rostro tan fuerte, que un seco crujido se alzó entre la multitud. La víctima cayó al suelo inconsciente o mas bien prácticamente muerto, pues lo que le faltaba en el rostro era su mandíbula.
Tras un breve silencio, la multitud rompió en gritos, algunos animando al ganador y otros encogidos en sus asientos fruto de la consecuencia del derrotado.
En aquel ring, de dos solo podía quedar uno con vida con el único fin de entretener los oscuros deseos de las masas.
- ¿Difícil de digerir? - Preguntó mirándola de reojo con una sonrisa en su rostro.
La chica simplemente se encogía en su asiento con una mano en la boca, intentando contener sus nausas provocadas por lo que había sido testigo en el televisor. Sentía que su estómago se estaba retorciendo y que sus pulmones se estaban negando a trabajar, haciendola falto de oxígeno.
- Ese es el futuro que te espera. - Ella dejó escapar una arcada, la cual detuvo tapando su boca. Intentó entablar vista con él pero no encontraba las fuerzas. Notaba que un hilo de baba se escapaba irremediablemente de sus labios. - Lástima que seas tan débil. -
- ¿Por que? - Preguntó en casi un surruro incomprensible. Pero él la entendió pues estaba acostumbrado a ello.
- Por ninguna razón. Tu acudiste buscando la esperanza que te faltaba, yo te dí la oportunidad y ahora... debes pagar tu deuda con tus benefactores. - Dijo aún con su sonrisa. - Para obrar milagros, has de abandonar tu humanidad. -
Los últimos días que había pasado en aquel lugar del cual dedujo que era una clínica o algún tipo de hospital, la habían tratado bien y con cariño, por lo menos las enfermeras. Como cualquier intervención, le habían hecho firmar unos papeles y no tenía opción de rechazarla porque aquella era su salvación, su única oportunidad: iba a morir. Obviamente cualquiera teme a la muerte pero ella era joven, todavía no había conseguido hacer lo que quería, todavía no tenía un novio, ni trabajo ni estudios.
Aquella operación amenazaba con acabar definitivamente con su rara enfermedad. No tardó en ser anestesiada y lista para la intervención pero cuando abrió sus ojos nuevamente tras un largo sueño, se encontraba diferente.
Su cuerpo ardía, su mente giraba, era torpe con sus movimientos y encontraba su cuerpo demasiado sensible, desde sus cabellos hasta sus pies y si hablaba de sus partes mas sensibles, tenía que olvidarse totalmente; tan solo el rozamiento con la ropa era molesto. Solo cuando se miró en el espejo, comprendió de que no era su cuerpo aunque en realidad, si lo era, solo que tras una cantidad incontable de cambios, apenas podía reconocerlo. Pocas cosas quedaban de "su ella original" sin alterar.
- Verás Lizzy. - Dijo mientras limpiaba sus lentes con la tela de su bata. - Me agradas, hace tiempo que creaba algo así, así que seré generoso contigo. - Examinó sus gafas con la luz del techo y reanudó su limpieza. - Aquí creamos productos, mitad humanos, mitad pokemons. Suele ser bastante inestable así que la mayoría no sobrevive o adquiere un aspecto raro. Pero tu has quedado perfecta y te doy mis congratulaciones. Los que adquieren una bella apariencia suelen ser débiles pero también nos sirven como objeto de deseo. - Sonrió poniendose sus lentes. - Has tenido suerte, quizás nunca tendrás que pisar el ring. Disfrutarás toooooda tu vida en exceso cariño. -
- Estás demente... -
- Quizás. - Se agachó ante ella y pasó una mano sobre sus ojos, limpiándo el rostro de Lizzy de lágrimas. - Pronto comenzarás tu entrenamiento. No hagas enfadar a los oficiales. Me dolería saber que has muerto. - Sonrió. - Si no eres capaz de luchar, se te entrenará para satisfacer otro tipos de deseos. Siendo tú, seguro que consigues un gran precio por ti y con suerte, alguien generoso te comprará en la subasta mensual. Sobra recordarte de que ese collar te matará si no te comportas. - Le dio una acaricia en el cabeza, desordenando su cabello. - Te asignarán tu habitación en un rato. -
y listo! No es necesario que hagan la intro sobre como han llegado, yo he decidido que así era lo mejor para mi personaje.
Con quien habla es Joseph
Última edición por Iori el Mar 2 Feb - 15:30, editado 3 veces
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Re: [Roll] Pokehuman Génesis
El techo y las paredes grises que veía al despertar le recordaban lo odiosa que era la vida fuera del mundo de los sueños. Todo estaba mal, desde la pobre cama hasta los reforzados barrotes.
Estos últimos estaban siendo estúpidamente golpeados por el tolete de uno de los guardias de seguridad. Una y otra vez, solo en su celda, como si esa persona olvidase lo sensibles que todos los encarcelados de ahí podían ser al ruido.
Se levantó pesadamente acurrucando sus orejas con sus manos para intentar cesar el dolor de cabeza que quería formarse. Era tan odioso... Justo cuando había logrado dormirse, la estaban molestando sin siquiera haber pasado dos minutos con sus ojos cerrados.
- Estoy despierta. - Todo su rostro se arrugaba en impotencia al no querer seguir escuchando eso, y no solo eso, sabía que estaba irritando a los demás. No que fuese de su incumbencia pero también resultaba molesto porque era ella después quien tendría que lidiar con eso.
- Hola. - La mujer de cabellos negros guardó su arma y observó con diversión al experimento frente a ella. - Vaya que eres madrugadora Sibyl. - Le sonrió. La otra apenas pudo suspirar una vez que soltó sus orejas.
Sibyl no contestó nada y fue hasta el pequeño espejo que le habían dejado colocar a un lado de su cama.
Se veía tan dulce como de costumbre.
¿Cómo era eso posible? No dormía en absoluto, y aun así sus ojos brillaban con destellos azules de corazón como si todo estuviese bien. Y es que esa era la mirada de su querida Listón, todo siempre estaba bien para ella.
- Tan aburrida como siempre. - La mujer se notó aburrida, y volvió a hacer sonar aquellos barrotes recuperando su diversión al notar a la otra bajando sus orejas. Sibyl aguantó lo mejor que pudo respirando profundo y guardando la paciencia, no quería perder su compostura, no quería que activaran esa cosa que estaba pegada a su cuello como si ella fuese su maldita mascota.
- ¿Necesita algo Guardia Francheska? - La miró esperando que solo quisiera molestar, pero su expresión le decía lo contrario.
Caminar fuera de la celda debía de ser algo bueno, quizás hasta debería sonreír pero no es que quisiese, tampoco podía hacerlo y menos al ver las batas blancas.
- Veo que la trajiste. - Dijo al girarse uno de los científicos. Ella no podía juzgar a nadie por seriedad porque ella misma era seria, pero a ese hombre las arrugas lo ayudaban a que su gesto se volviese más que eso, era como si pasase a enojado. - Entra. - Ordenó y señaló una celda donde un Tauros había perdido su sentido de razón. Lo había visto desde antes de reparar en las personas. Se había descontrolado, tanto que empezaba a golpearse a sí mismo con los barrotes. Era difícil decir de qué material estaban hechos pero definitivamente se iba a romper la cabeza si seguía así. No importaba que tuviese esos cuernos.
Se levantó pesadamente acurrucando sus orejas con sus manos para intentar cesar el dolor de cabeza que quería formarse. Era tan odioso... Justo cuando había logrado dormirse, la estaban molestando sin siquiera haber pasado dos minutos con sus ojos cerrados.
- Estoy despierta. - Todo su rostro se arrugaba en impotencia al no querer seguir escuchando eso, y no solo eso, sabía que estaba irritando a los demás. No que fuese de su incumbencia pero también resultaba molesto porque era ella después quien tendría que lidiar con eso.
- Hola. - La mujer de cabellos negros guardó su arma y observó con diversión al experimento frente a ella. - Vaya que eres madrugadora Sibyl. - Le sonrió. La otra apenas pudo suspirar una vez que soltó sus orejas.
Sibyl no contestó nada y fue hasta el pequeño espejo que le habían dejado colocar a un lado de su cama.
Se veía tan dulce como de costumbre.
¿Cómo era eso posible? No dormía en absoluto, y aun así sus ojos brillaban con destellos azules de corazón como si todo estuviese bien. Y es que esa era la mirada de su querida Listón, todo siempre estaba bien para ella.
- Tan aburrida como siempre. - La mujer se notó aburrida, y volvió a hacer sonar aquellos barrotes recuperando su diversión al notar a la otra bajando sus orejas. Sibyl aguantó lo mejor que pudo respirando profundo y guardando la paciencia, no quería perder su compostura, no quería que activaran esa cosa que estaba pegada a su cuello como si ella fuese su maldita mascota.
- ¿Necesita algo Guardia Francheska? - La miró esperando que solo quisiera molestar, pero su expresión le decía lo contrario.
Caminar fuera de la celda debía de ser algo bueno, quizás hasta debería sonreír pero no es que quisiese, tampoco podía hacerlo y menos al ver las batas blancas.
- Veo que la trajiste. - Dijo al girarse uno de los científicos. Ella no podía juzgar a nadie por seriedad porque ella misma era seria, pero a ese hombre las arrugas lo ayudaban a que su gesto se volviese más que eso, era como si pasase a enojado. - Entra. - Ordenó y señaló una celda donde un Tauros había perdido su sentido de razón. Lo había visto desde antes de reparar en las personas. Se había descontrolado, tanto que empezaba a golpearse a sí mismo con los barrotes. Era difícil decir de qué material estaban hechos pero definitivamente se iba a romper la cabeza si seguía así. No importaba que tuviese esos cuernos.
Cada cierto tiempo, pasaba que la mentalidad de los experimentos no duraba tanto como los científicos esperaban, lo que provocaba una pérdida de sentidos y de razón. Era algo fácil de manejar mientras se mantuviese el collar funcionando, siempre era la solución más rápida. Pero las fuertes ondas ya habían dañado antiguamente el sistema nervioso de experimentos que se clasificaron como fallidos y para esas ocasiones, estaban los experimentos que hacían el papel de tranquilizadores o hasta curadores.
Ella ingresó sin decir nada, y agradeció el hecho de que el experimento no reparase en la puerta cuando se abrió, ni cuando se cerró. No quería entrar, pero no quería más problemas por lo que prefirió obedecer. Si la mataban era hasta quizás mejor.
- ¿Estas bien? - Preguntó, logrando que le prestara atención. Por obvias razones no estaba bien, no sabía ella misma por qué había sacado una pregunta como esa pero lidiar con ese tipo de cosas, nunca le gustaría.
Caminó un poco a su costado, tratando de que la mirada rabiosa de él se alejara un poco de ella. Tenía que acercarse un poco más pero era peligroso y lo confirmó cuando el abrupto giro en su dirección la alertó del siguiente movimiento, teniendo que apartarse antes de ser embestida.
Ella había rodado hecha un bolillo en el suelo y cuando levantó la cabeza, la marca hundida de sus cuernos que había quedado en la pared, no era normal.
Sibyl provechó ese pequeño instante en el que Taurus lo usó para sacar sus cuernos, y movió los listones conectados a su pecho para envolver al Taurus, quien comenzó a relajarse ante las ondas sensoriales que mandaban los mismos, bajando su posición de ataque y manteniendo apacibilidad. Ella se puso de pie y al acercarse lo puso a dormir, eso ayudaría a que se rehabilitara. Si aun tenia esperanza, cuando despertase estaría como nuevo.
Ella ingresó sin decir nada, y agradeció el hecho de que el experimento no reparase en la puerta cuando se abrió, ni cuando se cerró. No quería entrar, pero no quería más problemas por lo que prefirió obedecer. Si la mataban era hasta quizás mejor.
- ¿Estas bien? - Preguntó, logrando que le prestara atención. Por obvias razones no estaba bien, no sabía ella misma por qué había sacado una pregunta como esa pero lidiar con ese tipo de cosas, nunca le gustaría.
Caminó un poco a su costado, tratando de que la mirada rabiosa de él se alejara un poco de ella. Tenía que acercarse un poco más pero era peligroso y lo confirmó cuando el abrupto giro en su dirección la alertó del siguiente movimiento, teniendo que apartarse antes de ser embestida.
Ella había rodado hecha un bolillo en el suelo y cuando levantó la cabeza, la marca hundida de sus cuernos que había quedado en la pared, no era normal.
Sibyl provechó ese pequeño instante en el que Taurus lo usó para sacar sus cuernos, y movió los listones conectados a su pecho para envolver al Taurus, quien comenzó a relajarse ante las ondas sensoriales que mandaban los mismos, bajando su posición de ataque y manteniendo apacibilidad. Ella se puso de pie y al acercarse lo puso a dormir, eso ayudaría a que se rehabilitara. Si aun tenia esperanza, cuando despertase estaría como nuevo.
La puerta se abrió y ella salió de ahí, con la misma calma de siempre. De alguna manera había logrado subirlo a su cama para que no pareciese un muerto en el suelo.
- Listo. - Dijo simplemente. Francheska hizo un gesto mostrando el camino de regreso. Ella suspiró y caminó tras ella.
- ¿Cuántos años tiene ya? - Sibyl alcanzó a escuchar lo que dicho uno de los ciéntificos.
- Con nosotros diez años. -
- ¿Nadie la ha comprado? Sería bueno colocarla en batalla. -
- No sirve para eso, como has visto termina las cosas demasiado tranquila, aburrirá en los combates. Y no es posible venderla, tiene un problema que… -
Y fue todo lo que escuchó.
Esperaba que nunca la mandasen a combate, había mantenido su pacifismo todo lo posible y además, si querían que siguiese haciendo de rescatista de experimentos, no la podían perturbar. Esos listones aunque no lo pareciesen, tanto en su pecho como una de sus orejas, eran parte de ella, tanto que si ella por algún motivo empezase a perder su paciencia, no podría utilizar sus ondas relajantes y sería inútil.
Al llegar a su celda regresó a su cama, se acostó, miró al techo por varios minutos. Cerró los ojos y al suspirar se dio cuenta de que otra vez, no iba a dormir.
- Listo. - Dijo simplemente. Francheska hizo un gesto mostrando el camino de regreso. Ella suspiró y caminó tras ella.
- ¿Cuántos años tiene ya? - Sibyl alcanzó a escuchar lo que dicho uno de los ciéntificos.
- Con nosotros diez años. -
- ¿Nadie la ha comprado? Sería bueno colocarla en batalla. -
- No sirve para eso, como has visto termina las cosas demasiado tranquila, aburrirá en los combates. Y no es posible venderla, tiene un problema que… -
Y fue todo lo que escuchó.
Esperaba que nunca la mandasen a combate, había mantenido su pacifismo todo lo posible y además, si querían que siguiese haciendo de rescatista de experimentos, no la podían perturbar. Esos listones aunque no lo pareciesen, tanto en su pecho como una de sus orejas, eran parte de ella, tanto que si ella por algún motivo empezase a perder su paciencia, no podría utilizar sus ondas relajantes y sería inútil.
Al llegar a su celda regresó a su cama, se acostó, miró al techo por varios minutos. Cerró los ojos y al suspirar se dio cuenta de que otra vez, no iba a dormir.
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Re: [Roll] Pokehuman Génesis
¿Ese es acaso el sonido del mar?
Recuerdos de cuando era niño y fue a ver el mar. No recuerda con quién estaba ni por qué llegó allí, solo recuerda estar de pie frente al inmenso mar. Majestuoso, imponente, misterioso. Sus pies tocando la arena y las olas creando una sinfonía que se impregnaría en su memoria por el resto de su vida. Aquel día se enamoró por primera vez de aquel majestuoso océano. Desde entonces le era imposible pensar en algo más que no fuera sumergirse en sus frías aguas y disfrutar de aquella sinfonía. Aquella misma que estaba escuchando en ese instante…
Un momento. Esas no eran olas.
…
Abrió los ojos mientras el sonido del mar se hacía cada vez más lejano en su cabeza y sus oídos lograban identificar los verdaderos sonidos a su alrededor… eran vítores, gritos y ¿ovaciones? Ya recordó. Su ojos fueron adaptandose a las luces de aquel escenario. Él se encontraba de pie a un lado de aquella tarima, mientras que alguien yacía en el suelo completamente inconsciente.
Lo sentía.
Revisó sus manos y sus pies descalzos, había rastros de sangre.
Realmente lo sentía.
-¡El ganador: Vaporeon!
La gente explotó en aplausos. No miró a nadie, vio como bajaban las relajas de la jaula y él solo se giró para marcharse de allí, sereno, sin expresión. Lo había hecho otra vez.
La segunda vez que sucedió... Era un niño cansado y más adulto. Corrió, corrió mucho, corrió demasiado... hasta que sus pies le empezaron a doler. Tuvo hambre y sed, se sintió perdido y triste; la oscuridad primó a su alrededor, huir hacia el bosque no había sido buena idea. Se sentó en el suelo húmedo cubierto de hojas dispuesto a llorar, por vencido y sin opciones, cuando un murmullo empezó a colarse entre los árboles y captó su atención. Un sonido dulce y cristalino. Se levantó y volvió a correr, pero ahora con un atisbo de esperanza, se dirigió hacia él sin pensárselo mucho. Lo encontró detrás de los árboles, brillante a la luz de la luna y solo se cautivó. Un riachuelo. Sus ojos quedaron maravillados con el brillo de esas aguas, recordó que alguien le había dicho que aquellas calmarían su sed. Ese día se volvió a enamorar. Bebió el agua cristalina y luego entró para flotar contra corriente, perdiendo su mirada en el cielo lleno de estrellas. Salió a la orilla para reposar y se durmió allí, al lado del arroyo acurrucado por la melodía de sus aguas cambiantes, sin importarle el frío de la noche y olvidando por completo su presencia en aquel lugar.
…
Ahora, no habían estrellas, solo la oscuridad del techo de la celda en dónde estaba prisionero. Estiró su cuerpo dentro de su piscina, sintiendo como su cuerpo flotaba en aquellas aguas. No era mucho, pero era su lugar seguro, su salvación dentro de esa pesadilla. Respiró profundo y cerró sus ojos. Un ruido se escuchó, voces a lo lejos. Sus orejas servían como antenas y podía escuchar perfectamente cuando no entraba en su paraíso de fantasías.
-¿Seguro que no quiere esperar más? Nos llegaran nuevos ejemplares próximamente. – dijo ella con voz cantora, con su voz encantadora de actriz, él lo sabía, ella podía ser quien quiera, ocultando su sed de sangre.
-No, está bien, solo quiero ver a los nuevos… - Esa voz no la reconocía, pero supuso que era un comprador, de esos que venían cada tanto. Iban caminando a paso moderado e iban a pasar frente a su celda. En ese momento, agradeció existir como tal, pues usó su poder para fundirse con las aguas y desaparecer.
-¿Y aquí quién está?
-Aquí, no se encuentra nada más y nada menos que el último ganador de la batalla anterior.
-¿Eh? ¿En serio? ¿Y qué clase de pokémon es? – su voz sonaba interesada y con atisbo de emoción, pero él ya sabía lo que venía después…
-Un vaporeon señor. Pero no se deje engañar… - fue interrumpida.
-¿Un vaporeon? – incredulidad.
-Aunque no lo crea, este vaporeon ha adquirido una habilidad fuera de su naturaleza tranquila.- el hombre pareció meditárselo.
-Entiendo. Supongo…pero prefiero a algo más vistoso. Un vaporeon no se ve tan imponente. – rechazo.
-Sí, tiene razón. Venga por aquí…-
Escuchó como ambos se alejaban y volvió su mirada hacia el oscuro techo. No era la primera vez y no sería la última, él lo sabía. Crear a un asesino de un ser que por naturaleza es pacifista, solo a un alma corrompida y dañada, una mente sin escrúpulos y sin piedad podría ocurrisele. La razón por la que él y todos en esa prisión existen y viven.
Se dio media vuelta mojando su rostro y limpiando sus heridas.
Aprender a sobrevivir en ese mundo de pesadillas, no le era complicado, él lo hizo desde que recuerda y lo seguiría haciendo, eso era adaptarse a su entorno.
.................................................................................................Recuerdos de cuando era niño y fue a ver el mar. No recuerda con quién estaba ni por qué llegó allí, solo recuerda estar de pie frente al inmenso mar. Majestuoso, imponente, misterioso. Sus pies tocando la arena y las olas creando una sinfonía que se impregnaría en su memoria por el resto de su vida. Aquel día se enamoró por primera vez de aquel majestuoso océano. Desde entonces le era imposible pensar en algo más que no fuera sumergirse en sus frías aguas y disfrutar de aquella sinfonía. Aquella misma que estaba escuchando en ese instante…
Un momento. Esas no eran olas.
…
Abrió los ojos mientras el sonido del mar se hacía cada vez más lejano en su cabeza y sus oídos lograban identificar los verdaderos sonidos a su alrededor… eran vítores, gritos y ¿ovaciones? Ya recordó. Su ojos fueron adaptandose a las luces de aquel escenario. Él se encontraba de pie a un lado de aquella tarima, mientras que alguien yacía en el suelo completamente inconsciente.
Lo sentía.
Revisó sus manos y sus pies descalzos, había rastros de sangre.
Realmente lo sentía.
-¡El ganador: Vaporeon!
La gente explotó en aplausos. No miró a nadie, vio como bajaban las relajas de la jaula y él solo se giró para marcharse de allí, sereno, sin expresión. Lo había hecho otra vez.
La segunda vez que sucedió... Era un niño cansado y más adulto. Corrió, corrió mucho, corrió demasiado... hasta que sus pies le empezaron a doler. Tuvo hambre y sed, se sintió perdido y triste; la oscuridad primó a su alrededor, huir hacia el bosque no había sido buena idea. Se sentó en el suelo húmedo cubierto de hojas dispuesto a llorar, por vencido y sin opciones, cuando un murmullo empezó a colarse entre los árboles y captó su atención. Un sonido dulce y cristalino. Se levantó y volvió a correr, pero ahora con un atisbo de esperanza, se dirigió hacia él sin pensárselo mucho. Lo encontró detrás de los árboles, brillante a la luz de la luna y solo se cautivó. Un riachuelo. Sus ojos quedaron maravillados con el brillo de esas aguas, recordó que alguien le había dicho que aquellas calmarían su sed. Ese día se volvió a enamorar. Bebió el agua cristalina y luego entró para flotar contra corriente, perdiendo su mirada en el cielo lleno de estrellas. Salió a la orilla para reposar y se durmió allí, al lado del arroyo acurrucado por la melodía de sus aguas cambiantes, sin importarle el frío de la noche y olvidando por completo su presencia en aquel lugar.
…
Ahora, no habían estrellas, solo la oscuridad del techo de la celda en dónde estaba prisionero. Estiró su cuerpo dentro de su piscina, sintiendo como su cuerpo flotaba en aquellas aguas. No era mucho, pero era su lugar seguro, su salvación dentro de esa pesadilla. Respiró profundo y cerró sus ojos. Un ruido se escuchó, voces a lo lejos. Sus orejas servían como antenas y podía escuchar perfectamente cuando no entraba en su paraíso de fantasías.
-¿Seguro que no quiere esperar más? Nos llegaran nuevos ejemplares próximamente. – dijo ella con voz cantora, con su voz encantadora de actriz, él lo sabía, ella podía ser quien quiera, ocultando su sed de sangre.
-No, está bien, solo quiero ver a los nuevos… - Esa voz no la reconocía, pero supuso que era un comprador, de esos que venían cada tanto. Iban caminando a paso moderado e iban a pasar frente a su celda. En ese momento, agradeció existir como tal, pues usó su poder para fundirse con las aguas y desaparecer.
-¿Y aquí quién está?
-Aquí, no se encuentra nada más y nada menos que el último ganador de la batalla anterior.
-¿Eh? ¿En serio? ¿Y qué clase de pokémon es? – su voz sonaba interesada y con atisbo de emoción, pero él ya sabía lo que venía después…
-Un vaporeon señor. Pero no se deje engañar… - fue interrumpida.
-¿Un vaporeon? – incredulidad.
-Aunque no lo crea, este vaporeon ha adquirido una habilidad fuera de su naturaleza tranquila.- el hombre pareció meditárselo.
-Entiendo. Supongo…pero prefiero a algo más vistoso. Un vaporeon no se ve tan imponente. – rechazo.
-Sí, tiene razón. Venga por aquí…-
Escuchó como ambos se alejaban y volvió su mirada hacia el oscuro techo. No era la primera vez y no sería la última, él lo sabía. Crear a un asesino de un ser que por naturaleza es pacifista, solo a un alma corrompida y dañada, una mente sin escrúpulos y sin piedad podría ocurrisele. La razón por la que él y todos en esa prisión existen y viven.
Se dio media vuelta mojando su rostro y limpiando sus heridas.
Aprender a sobrevivir en ese mundo de pesadillas, no le era complicado, él lo hizo desde que recuerda y lo seguiría haciendo, eso era adaptarse a su entorno.
Es lo que hay~
Realmente quería hacer una conti aquí desde hace mucho, pero justo coincidió con una serie de cosas caotícas en mi vida y luego perdí toda inspiración, hoy volvió. Espero que esté bien. Lamento el aire meláncolico. No quería dejar de lado a mi bebé! le he hecho toda una historia y andaba emocionada con eso.
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Re: [Roll] Pokehuman Génesis
Oscuridad, y pleno silencio eran lo que rodeaban ese pabellón, el mayor ápice de luz que poseían eran las pequeñas linternas de mano con las que los guardias apuntaban de aquí para allá como signo de aburrimiento.
El pabellón de los tipo hada no era tan interesante a esas horas como el de los tipo fantasma y siniestro. En realidad, no lo era a ninguna, a menos que alguno regresase de una pelea o algún otro estuviese sufriendo efectos secundarios por la transformación.
Y en todo ese silencio estaba Sibyl acostada como un tronco, aparentando dormir e intentando lo dicho, sin un solo resultado en su conciencia despierta y nada agotado cuerpo. Quien la conociese diría que no duerme porque se ponía a pensar de más, que su mente le traía malos recuerdos que la mantenían en vela por la desesperación y el dolor, empero, para quienes realmente sabían quién y cómo era esa chica, sabría sin necesidad de decirlo que su mente era un triste y calmo lienzo blanco; no había nada, ni un rinconcito tintado de cualquier cosa, era simple nada, y aun así no podía dormir.
Como cada noche, los pasos de los guardias hacían ruido a penas perceptible para criaturas como ellos (criaturas con el sentido auditivo tan desarrollado), de hecho Sibyl, con práctica de aburrimiento de tantos años, aprendió a seguir cada movimiento; reconociendo de quien se trataba y lo que hacía, descubriendo que siempre repetían una misma rutina inconscientemente entre días y semanas. Y esa noche sería parecida a la de un mes atrás. Lo supo a la irrupción de unos pasos que conocía y al mismo tiempo odiaba.
▬ Sé que estás despierta. - Al escucharlo pegado al rejado de su celda tomó tanto aire para llenar sus pulmones que parecía hasta haber dado un bostezo cansado en medio de un sueño. - Sibyl, por favor. - Escuchó en un tranquilo susurro que sabía traería problemas.
Abrió los ojos y se sentó mirando al suelo, nunca estaba especialmente animada por nada, menos por ese científico.
▬ Que bien que no te has dormido. He venido a buscarte. - Su enorme sonrisa, y su precaria excusa, solo le resonaban a la híbrida de Sylveon que habrían problemas.
▬ ¿Qué opinas? ¿Te gusta la remodelación? - El hombre abrió los brazos como si estuviese mostrando la próxima atracción turística de Malíe, pero no era más que la oficina del hombre; más ordenada y con más archivadores de los que recordaba. La cafetera en cambio seguía intacta: Prolija en su exterior pero llena de café.
▬ Muy hermoso. - Dijo simplemente, el pelinegro le indicó un asiento para ella, y obedeció mientras él servía dos tazas llenas de café filtrado.
▬ ¿Azúcar? - Preguntó él. Sibyl negó. - ¿Estás a dieta o algo? - Le entregó una de las tazas de café y se sentó en el asiento frente a ella.
▬ Usted sabe que no me gusta el café dulce Dr, Joseph. - Fue su contestación. - Y que directamente aquí no tiene azúcar.
▬ Veo que pasar tanto tiempo por aquí te ha enseñado ciertas cosas.
▬ Se podría decir. - Ante esta palabras él asintió repetidamente.
▬ ¿No estás cansada de solo estar en la celda?
▬ Salgo cuando me llaman, señor.
▬ ¿Y qué tal tus problemas para dormir?
▬ Lo tengo controlado.
▬ ¿Qué te he dicho sobre mentir? - Se inclinó y apoyó los codos hacia sus propias rodillas observando a Sibyl, quien solo sorbió un poco de café.
▬ Estoy bien, he logrado aumentar un poco mis horas de sueño, unas diez horas a la semana. - Volvió a mentir.
▬ Es increíble que sigas viva.
▬ Y usted.
Él resopló y la gracia iluminó su rostro ante ese comentario.
▬ Doctor. - Ella lo llamó con tinte de preocupación en su voz una vez él terminó de reír para sí. - ¿Por qué me trajo aquí?
▬ Tengo una noticia y una propuesta para ti. - Miró a lo celestes sin quitar su buen animo. - La noticia es que probablemente pronto tengas compañía en tu celda. - Notó cómo las orejas de la mujer se movieron en sorpresa. Aunque su rostro no lo demostrase, muchas cosas la podían delatar con facilidad.
▬ La propuesta es que participes en un combate.
▬ ¿Qué?
▬ Piénsalo, una vez que combatas, si sales viva alguien te querrá comprar y saldrás de aquí.
▬ Pero... - Se quedó muda antes de poder continuar con ello.
▬ ¿Pero qué? ¿Prefieres ir al programa de apareamiento o algo así? - Ella desvió su mirada aquello solo la dejó con mayor desdén. Él no podía, ni debía de hacerle algo así, lo sabía, era su única mezcla exitosa hasta la fecha entre un humano y un Sylveon y aun así la estaba amenazando; y Sibyl en esos momentos, aun contrario a su yo del pasado, agradecía de algún modo la pérdida de su capacidad para pensar de más.
▬ Ya me mandó una vez, no funcionó, no entiendo que sacaría de eso. - Bebió el café volviendo a calmarse. Él suspiró.
▬ Entonces es así. - Sonrió una vez más con resignación ate cualquier respuesta que saliese. - Pero tendrás compañera de celda, eso no cambiará. Sibyl asintió. - Por ahora, supongo que te regresaré a tu celda en cuanto me entre sueño. - Ella solo asintió y volvió a tomar de su café. Y en las siguientes horas de una charla bastante normal, o lo que podía ser considerado como más normal en ese lugar, Sibyl comprendió que no ocurrió lo mismo de siempre, algo había cambiado, y ese algo ella solo podía intuirlo como un giro irracional en el mundo, lo que podía ser un nuevo e inesperado comienzo, o el fin y perdición de lo que llamaban vida.
El pabellón de los tipo hada no era tan interesante a esas horas como el de los tipo fantasma y siniestro. En realidad, no lo era a ninguna, a menos que alguno regresase de una pelea o algún otro estuviese sufriendo efectos secundarios por la transformación.
Y en todo ese silencio estaba Sibyl acostada como un tronco, aparentando dormir e intentando lo dicho, sin un solo resultado en su conciencia despierta y nada agotado cuerpo. Quien la conociese diría que no duerme porque se ponía a pensar de más, que su mente le traía malos recuerdos que la mantenían en vela por la desesperación y el dolor, empero, para quienes realmente sabían quién y cómo era esa chica, sabría sin necesidad de decirlo que su mente era un triste y calmo lienzo blanco; no había nada, ni un rinconcito tintado de cualquier cosa, era simple nada, y aun así no podía dormir.
Como cada noche, los pasos de los guardias hacían ruido a penas perceptible para criaturas como ellos (criaturas con el sentido auditivo tan desarrollado), de hecho Sibyl, con práctica de aburrimiento de tantos años, aprendió a seguir cada movimiento; reconociendo de quien se trataba y lo que hacía, descubriendo que siempre repetían una misma rutina inconscientemente entre días y semanas. Y esa noche sería parecida a la de un mes atrás. Lo supo a la irrupción de unos pasos que conocía y al mismo tiempo odiaba.
▬ Sé que estás despierta. - Al escucharlo pegado al rejado de su celda tomó tanto aire para llenar sus pulmones que parecía hasta haber dado un bostezo cansado en medio de un sueño. - Sibyl, por favor. - Escuchó en un tranquilo susurro que sabía traería problemas.
Abrió los ojos y se sentó mirando al suelo, nunca estaba especialmente animada por nada, menos por ese científico.
▬ Que bien que no te has dormido. He venido a buscarte. - Su enorme sonrisa, y su precaria excusa, solo le resonaban a la híbrida de Sylveon que habrían problemas.
▬ ¿Qué opinas? ¿Te gusta la remodelación? - El hombre abrió los brazos como si estuviese mostrando la próxima atracción turística de Malíe, pero no era más que la oficina del hombre; más ordenada y con más archivadores de los que recordaba. La cafetera en cambio seguía intacta: Prolija en su exterior pero llena de café.
▬ Muy hermoso. - Dijo simplemente, el pelinegro le indicó un asiento para ella, y obedeció mientras él servía dos tazas llenas de café filtrado.
▬ ¿Azúcar? - Preguntó él. Sibyl negó. - ¿Estás a dieta o algo? - Le entregó una de las tazas de café y se sentó en el asiento frente a ella.
▬ Usted sabe que no me gusta el café dulce Dr, Joseph. - Fue su contestación. - Y que directamente aquí no tiene azúcar.
▬ Veo que pasar tanto tiempo por aquí te ha enseñado ciertas cosas.
▬ Se podría decir. - Ante esta palabras él asintió repetidamente.
▬ ¿No estás cansada de solo estar en la celda?
▬ Salgo cuando me llaman, señor.
▬ ¿Y qué tal tus problemas para dormir?
▬ Lo tengo controlado.
▬ ¿Qué te he dicho sobre mentir? - Se inclinó y apoyó los codos hacia sus propias rodillas observando a Sibyl, quien solo sorbió un poco de café.
▬ Estoy bien, he logrado aumentar un poco mis horas de sueño, unas diez horas a la semana. - Volvió a mentir.
▬ Es increíble que sigas viva.
▬ Y usted.
Él resopló y la gracia iluminó su rostro ante ese comentario.
▬ Doctor. - Ella lo llamó con tinte de preocupación en su voz una vez él terminó de reír para sí. - ¿Por qué me trajo aquí?
▬ Tengo una noticia y una propuesta para ti. - Miró a lo celestes sin quitar su buen animo. - La noticia es que probablemente pronto tengas compañía en tu celda. - Notó cómo las orejas de la mujer se movieron en sorpresa. Aunque su rostro no lo demostrase, muchas cosas la podían delatar con facilidad.
▬ La propuesta es que participes en un combate.
▬ ¿Qué?
▬ Piénsalo, una vez que combatas, si sales viva alguien te querrá comprar y saldrás de aquí.
▬ Pero... - Se quedó muda antes de poder continuar con ello.
▬ ¿Pero qué? ¿Prefieres ir al programa de apareamiento o algo así? - Ella desvió su mirada aquello solo la dejó con mayor desdén. Él no podía, ni debía de hacerle algo así, lo sabía, era su única mezcla exitosa hasta la fecha entre un humano y un Sylveon y aun así la estaba amenazando; y Sibyl en esos momentos, aun contrario a su yo del pasado, agradecía de algún modo la pérdida de su capacidad para pensar de más.
▬ Ya me mandó una vez, no funcionó, no entiendo que sacaría de eso. - Bebió el café volviendo a calmarse. Él suspiró.
▬ Entonces es así. - Sonrió una vez más con resignación ate cualquier respuesta que saliese. - Pero tendrás compañera de celda, eso no cambiará. Sibyl asintió. - Por ahora, supongo que te regresaré a tu celda en cuanto me entre sueño. - Ella solo asintió y volvió a tomar de su café. Y en las siguientes horas de una charla bastante normal, o lo que podía ser considerado como más normal en ese lugar, Sibyl comprendió que no ocurrió lo mismo de siempre, algo había cambiado, y ese algo ella solo podía intuirlo como un giro irracional en el mundo, lo que podía ser un nuevo e inesperado comienzo, o el fin y perdición de lo que llamaban vida.
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Re: [Roll] Pokehuman Génesis
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Re: [Roll] Pokehuman Génesis
Aún sentía una especie de hormigueo por todo su cuerpo difícil de describir que provocaba a veces que tuviera que concentrarse y respirar profundamente para poder ignorarlo por apenas varios minutos.
Una vez mas, se puso enfrente del espejo que había. Su reflejo parecía el de una muñeca, no solo por su cara bonita, sino también por como la habían vestido con aquella ropa. Se mentiría a si misma si dijese que lo odiaba y al mismo tiempo, se odiaba por reconocer que no estaba mal. Pero la verdad es que estaba totalmente mal y eso conducía a que entrase en una espiral de amor y odio hacia sí misma. Tenía que reconocerlo: su aspecto era adorable y su enfermedad parecía cosa del pasado. El dolor que una vez le daban ganas de morirse, ya no estaba ahí y en su lugar lo había ocupado otra sensación diferente pero infinitamente mas tolerable comparado a lo que una vez había sufrido.
En un intento de denegar la realidad o aceptarla, empezó a inspeccionarse a sí misma frente al espejo moviendo su cara a un lado u otro.
- "No está mal." - Pensó.
Cuando estaba satisfecha, recordó que hasta ahora no se había visto a sí misma desnuda. Algo que era completamente normal para el resto de los mortales, ahora se le hacía extremadamente raro y bochornoso. Con ello, ella sola en aquella habitación se sonrojó sin la ayuda de nadie, todo un mérito.
Cuando escuchó la puerta abrirse, se arregló rápidamente a una velocidad inhumana. No había razón aparente ya que no es que estuviera haciendo nada prohibido ni fuera de lugar pero por alguna razón lo hizo igualmente. Miró hacia la entrada y encontró a un hombre alto vestido de negro con un equipamiento que le protegía bien de lo que sea que tuviera que protegerle en aquel lugar.
- Es hora de tu traslado. - Con un movimiento de cabeza, entendió que debía de seguirlo y así obedeció.
Dos guardias de inexpresivo rostro le acompaban, uno delante dirigiendo el camino y otro atrás, vigilando que no hiciera nada fuera de lugar.
A pesar de que tenía la vista clavada en su pies, podía notar mas de una mirada en ella mientras pasaban de largo un sinfín de celdas que no se había molestado en contar ni memorizar. La culpa era suya puesto que sus pasos estaban siendo mas sonoros de lo normal en aquel solitario pasillo de silencio mortal sin añadir que el calzado provisto, tampoco le ayudaba en absoluto, lo hacía peor.
De pronto, su frente golpeó con la espalda del guardia que tenía delante como consecuencia de haber tenido sus ojos mirando sus pies en todo el trayecto. El guardia simplemente observó inexpresivo.
- Esta es tu habitación. - Dijo abriendo la puerta. Curiosamente, no necesitaba llaves pero si hizo un pitido antes de abrirse.
Había dicho "habitación" pero parecía mas bien una celda de alguna prisión, con la pared y la puerta que daba al pasillo general, hechas de barrotes dejando a la vista absolutamente todo. No tendría intimidad ninguna.
Antes de poder seguir divagando en su mundo, regresó a la realidad cuando notó que cierta impaciencia empezaba a asomar en el rostro de ambos guardas y accedió a entrar sin muchas otras opciones que tomar, escuchando enseguida como la puerta se cerraba tras ella y el paso de ambos hombres alejándose.
Su nuevo hogar... no era como lo había imaginado.
Como no había ningún asiento disponible, simplemente se sentó en la orilla de la única cama que había que ya estaba medio desordenada. Sus zapatos no le estaban ayudando para nada y se los quitó con calma, para no afligir mas daño a sus pobres pies.
Observó sus manos aún incrédula y suspiró en soledad tumbándose en la cama y contempló las decisiones que había tomado. ¿En que lío se había metido esta vez? ¿Ese era el coste de su salvación? No pudo evitar echar de menos a sus padres y su cómoda casa. Pero al divagar en el pasado, recordó lo que había visto anteriormente en el ring y se preguntó si estaba obligada a participar en aquello. Joseph se lo había advertido pero aun así, quería pensar que no llegaría ese momento. Inevitablemente y antes que se diese cuenta, varias lágrimas ya caían por sus mejillas.
Olía bien, un aroma que no sabía a que pertenecía. No era mar ni esencia de flores, no encontraba palabras para describirlo pero era reconfortante. Le recordaba a una tarde en la pradera, a un atardecer junto a la ventana de su habitación y también le recordaba a mamá, quien nunca escatimaba tiempo para dar acaricias.
Abrió súbitamente los ojos volviendo a la realidad que estaba estancada. Comparado con cuando había llegado, ahora podía escuchar mas ruido en el ambiente que aquel mortífero silencio en la cual miles de ojos se posaban sobre ella.
No recordaba cuando se había quedado dormida, ni siquiera se había aligerado la ropa para estar mas cómoda y cuando se giró para incorporarse, se encontró con una mujer de cabellos rosas sentada junto a la cama, observándola atentamente.
Se preguntó mentalmente desde cuando estaba ahí y a parte de aquello, su mente se había bloqueado por completo sin saber si era por la repentina aparición de la chica o por su inusual aspecto de muñeca al igual que ella. Fuera lo que fuese lo que estaba sucediendo, no se atrevió a decir nada y antes de que se diese cuenta, había dejado de respirar.
Una vez mas, se puso enfrente del espejo que había. Su reflejo parecía el de una muñeca, no solo por su cara bonita, sino también por como la habían vestido con aquella ropa. Se mentiría a si misma si dijese que lo odiaba y al mismo tiempo, se odiaba por reconocer que no estaba mal. Pero la verdad es que estaba totalmente mal y eso conducía a que entrase en una espiral de amor y odio hacia sí misma. Tenía que reconocerlo: su aspecto era adorable y su enfermedad parecía cosa del pasado. El dolor que una vez le daban ganas de morirse, ya no estaba ahí y en su lugar lo había ocupado otra sensación diferente pero infinitamente mas tolerable comparado a lo que una vez había sufrido.
En un intento de denegar la realidad o aceptarla, empezó a inspeccionarse a sí misma frente al espejo moviendo su cara a un lado u otro.
- "No está mal." - Pensó.
Cuando estaba satisfecha, recordó que hasta ahora no se había visto a sí misma desnuda. Algo que era completamente normal para el resto de los mortales, ahora se le hacía extremadamente raro y bochornoso. Con ello, ella sola en aquella habitación se sonrojó sin la ayuda de nadie, todo un mérito.
Cuando escuchó la puerta abrirse, se arregló rápidamente a una velocidad inhumana. No había razón aparente ya que no es que estuviera haciendo nada prohibido ni fuera de lugar pero por alguna razón lo hizo igualmente. Miró hacia la entrada y encontró a un hombre alto vestido de negro con un equipamiento que le protegía bien de lo que sea que tuviera que protegerle en aquel lugar.
- Es hora de tu traslado. - Con un movimiento de cabeza, entendió que debía de seguirlo y así obedeció.
Dos guardias de inexpresivo rostro le acompaban, uno delante dirigiendo el camino y otro atrás, vigilando que no hiciera nada fuera de lugar.
A pesar de que tenía la vista clavada en su pies, podía notar mas de una mirada en ella mientras pasaban de largo un sinfín de celdas que no se había molestado en contar ni memorizar. La culpa era suya puesto que sus pasos estaban siendo mas sonoros de lo normal en aquel solitario pasillo de silencio mortal sin añadir que el calzado provisto, tampoco le ayudaba en absoluto, lo hacía peor.
De pronto, su frente golpeó con la espalda del guardia que tenía delante como consecuencia de haber tenido sus ojos mirando sus pies en todo el trayecto. El guardia simplemente observó inexpresivo.
- Esta es tu habitación. - Dijo abriendo la puerta. Curiosamente, no necesitaba llaves pero si hizo un pitido antes de abrirse.
Había dicho "habitación" pero parecía mas bien una celda de alguna prisión, con la pared y la puerta que daba al pasillo general, hechas de barrotes dejando a la vista absolutamente todo. No tendría intimidad ninguna.
Antes de poder seguir divagando en su mundo, regresó a la realidad cuando notó que cierta impaciencia empezaba a asomar en el rostro de ambos guardas y accedió a entrar sin muchas otras opciones que tomar, escuchando enseguida como la puerta se cerraba tras ella y el paso de ambos hombres alejándose.
Su nuevo hogar... no era como lo había imaginado.
Como no había ningún asiento disponible, simplemente se sentó en la orilla de la única cama que había que ya estaba medio desordenada. Sus zapatos no le estaban ayudando para nada y se los quitó con calma, para no afligir mas daño a sus pobres pies.
Observó sus manos aún incrédula y suspiró en soledad tumbándose en la cama y contempló las decisiones que había tomado. ¿En que lío se había metido esta vez? ¿Ese era el coste de su salvación? No pudo evitar echar de menos a sus padres y su cómoda casa. Pero al divagar en el pasado, recordó lo que había visto anteriormente en el ring y se preguntó si estaba obligada a participar en aquello. Joseph se lo había advertido pero aun así, quería pensar que no llegaría ese momento. Inevitablemente y antes que se diese cuenta, varias lágrimas ya caían por sus mejillas.
Olía bien, un aroma que no sabía a que pertenecía. No era mar ni esencia de flores, no encontraba palabras para describirlo pero era reconfortante. Le recordaba a una tarde en la pradera, a un atardecer junto a la ventana de su habitación y también le recordaba a mamá, quien nunca escatimaba tiempo para dar acaricias.
Abrió súbitamente los ojos volviendo a la realidad que estaba estancada. Comparado con cuando había llegado, ahora podía escuchar mas ruido en el ambiente que aquel mortífero silencio en la cual miles de ojos se posaban sobre ella.
No recordaba cuando se había quedado dormida, ni siquiera se había aligerado la ropa para estar mas cómoda y cuando se giró para incorporarse, se encontró con una mujer de cabellos rosas sentada junto a la cama, observándola atentamente.
Se preguntó mentalmente desde cuando estaba ahí y a parte de aquello, su mente se había bloqueado por completo sin saber si era por la repentina aparición de la chica o por su inusual aspecto de muñeca al igual que ella. Fuera lo que fuese lo que estaba sucediendo, no se atrevió a decir nada y antes de que se diese cuenta, había dejado de respirar.
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Re: [Roll] Pokehuman Génesis
Cuando regresó a su desabrida celda, Sibyl pudo contemplar a alguien en el lugar que se suponía ella llamaba: su cama. No que le importase, el uso que le daba a la misma se limitaba a perder el tiempo.
Cuando la desconocida despertó por fin, Sylveon la observó con curiosidad, definitivamente era un Togekiss, y un caso singular, y la compañera de habitación de la que le había hablado el doctor Joseph.
No sabía muy bien qué decirle, una bienvenida era tan ridículo como siquiera intentar ser simpática; nada en ese lugar lo era, nisiquiera ella, o el doctor Joseph que en su inestabilidad mental solo parecía serlo.
- Solo hay una cama. - Dijo sin dejar de mirarla tanto a ella como al inútil colchón. - Te la puedes quedar. - Le ofreció simplemente yendo hacia el pequeño lavabo para averiguar de vista al espejo si tenía algún cambio que representase un signo de baja de energía en ella. Pero el problema es que no encontró nada, aun cuando intentó drenarse a sí misma al curar a un Marowak que regresaba de combate como vencedor sin ser comprado.
Ese pensamiento la hizo mirar nuevamente a la chica, y solo podía reflexionar en lo que le podía ocurrir después, algo de lo que la notaba totalmente inocente, pero tampoco podía hacer mucho, aunque se lo explicara, cuando llegaba el momento era igual de impactante. Igual ya se daría cuenta en el momento que empezaran a ingresar los heridos y los muertos.
Cuando la desconocida despertó por fin, Sylveon la observó con curiosidad, definitivamente era un Togekiss, y un caso singular, y la compañera de habitación de la que le había hablado el doctor Joseph.
No sabía muy bien qué decirle, una bienvenida era tan ridículo como siquiera intentar ser simpática; nada en ese lugar lo era, nisiquiera ella, o el doctor Joseph que en su inestabilidad mental solo parecía serlo.
- Solo hay una cama. - Dijo sin dejar de mirarla tanto a ella como al inútil colchón. - Te la puedes quedar. - Le ofreció simplemente yendo hacia el pequeño lavabo para averiguar de vista al espejo si tenía algún cambio que representase un signo de baja de energía en ella. Pero el problema es que no encontró nada, aun cuando intentó drenarse a sí misma al curar a un Marowak que regresaba de combate como vencedor sin ser comprado.
Ese pensamiento la hizo mirar nuevamente a la chica, y solo podía reflexionar en lo que le podía ocurrir después, algo de lo que la notaba totalmente inocente, pero tampoco podía hacer mucho, aunque se lo explicara, cuando llegaba el momento era igual de impactante. Igual ya se daría cuenta en el momento que empezaran a ingresar los heridos y los muertos.
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Re: [Roll] Pokehuman Génesis
No parecía mala persona. Que le hubiera ofrecido la única cama existente para ella sola, casi la obligaba a rechazarlo por cortesía pero no lo había hecho aún porque no encontraba el coraje para hacerlo. No era buena socializando de manera forzada y menos tan repentinamente y en esa situación.
Por como actuaba, dedujo que la celda le pertenecía a la chica y no al revés como había pensado desde un principio y que había que añadir, que un cierto muy parecido le encontraba con algo o alguien que ya había visto antes.
Mientras seguía divagando en su mente tratando de hacer memoria, sus ojos seguían aún observándola fíjamente como si la hubiese hechizado con Encanto hasta que de pronto un pitido con cierto eco resonó por el pasillo principal, sacándola de su mundo. De pronto, la puerta de la celda se había abierto sola sin la ayuda de nadie.
- Ven. - Dijo Sibyl.
Aunque Joseph no lo había mencionado, sabía lo que pretendía o por lo menos por encima. Le había dicho que tendría una compañera de celda aunque mas bien era sinónimo de "Cuídala" algo camuflado. Lizzy obedeció dudosa, se puso sus zapatos no sin componer una sutil mueca de dolor y comenzó a andar cerca detrás de Sibyl, sin llegar a tocarla.
Podía ver que no solamente su celda estaba abierta, otras tantas también estaban igual pero no todas y por supuesto, podía ver a mas personas que caminaban hacia la misma dirección que ellas.
- Sibyl. Sibyl Kristiansen es mi nombre. - Dijo. No podía evitarlo, no le iba a ocultar si nombre para siempre y de todas formas tendría que decirselo tarde o temprano.
- Lizzy Rain. - Se apresuró la menor en contestar, tanto que casi no lograba vocalizar. Siguieron caminando con calma hasta que Lizzy no pudo saciar mas su curiosidad. - ¿A donde vamos? - Preguntó.
No hizo falta que Sibyl respondiese porque la respuesta a su pregunta llegó cuando entraron a un recinto en la que Lizzy pudo ver a varias personas desnudas, todas con cicatrices de diferentes tamaños grabadas en sus cuerpos y/o con grotescas formas y proturberancias fruto de la experimentación.
Reaccionó algo tarde pero acabó escondiendose detrás de la mayor intentado que su presencia hiciese de barrera visual contra lo que veía.
Por como actuaba, dedujo que la celda le pertenecía a la chica y no al revés como había pensado desde un principio y que había que añadir, que un cierto muy parecido le encontraba con algo o alguien que ya había visto antes.
Mientras seguía divagando en su mente tratando de hacer memoria, sus ojos seguían aún observándola fíjamente como si la hubiese hechizado con Encanto hasta que de pronto un pitido con cierto eco resonó por el pasillo principal, sacándola de su mundo. De pronto, la puerta de la celda se había abierto sola sin la ayuda de nadie.
- Ven. - Dijo Sibyl.
Aunque Joseph no lo había mencionado, sabía lo que pretendía o por lo menos por encima. Le había dicho que tendría una compañera de celda aunque mas bien era sinónimo de "Cuídala" algo camuflado. Lizzy obedeció dudosa, se puso sus zapatos no sin componer una sutil mueca de dolor y comenzó a andar cerca detrás de Sibyl, sin llegar a tocarla.
Podía ver que no solamente su celda estaba abierta, otras tantas también estaban igual pero no todas y por supuesto, podía ver a mas personas que caminaban hacia la misma dirección que ellas.
- Sibyl. Sibyl Kristiansen es mi nombre. - Dijo. No podía evitarlo, no le iba a ocultar si nombre para siempre y de todas formas tendría que decirselo tarde o temprano.
- Lizzy Rain. - Se apresuró la menor en contestar, tanto que casi no lograba vocalizar. Siguieron caminando con calma hasta que Lizzy no pudo saciar mas su curiosidad. - ¿A donde vamos? - Preguntó.
No hizo falta que Sibyl respondiese porque la respuesta a su pregunta llegó cuando entraron a un recinto en la que Lizzy pudo ver a varias personas desnudas, todas con cicatrices de diferentes tamaños grabadas en sus cuerpos y/o con grotescas formas y proturberancias fruto de la experimentación.
Reaccionó algo tarde pero acabó escondiendose detrás de la mayor intentado que su presencia hiciese de barrera visual contra lo que veía.
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Re: [Roll] Pokehuman Génesis
Los baños comunitarios de ese lugar no eran una maravilla, no para quienes sufrían de algún trauma con su cuerpo o habían obtenido feos recordatorios de luchas. Las puertas no existían y las separaciones eran a penas planchas de metal inoxidable que ayudaban a ubicar las duchas, pero no a tapar nada. Pero la decoración de azulejos rosas con destellos en blanco daban al lugar esa alta clase y falsa limpieza era una razón por la que cualquier reo a condena de muerte pediría ese lugar como su matadero.
Para ellos, que eran burdos experimentos, aquel escenario no era más que el día a día de la condena que era cargar aquellas mutaciones encima. Y así mismo como en cualquier prisión habían los que ya estaban acostumbrados, los que daban gracias a la limpieza diaria, los que aprovechaban para conversar con sus nuevos amigos y los que aprovechaban a regodearse con las diferentes vistas, dejando de lado a los guardias. Era un simple morbo que la persona ya poseía o que desarrolló post-trauma a la transformación. Algo que Lizzy no poseía, ni tampoco desarrolló, según Sibyl, gracias a su trémulo actuar. Ella misma tampoco era así, no en condiciones normales como aquella, y tampoco era que le importase más allá, pero sabía que si la nueva mostraba síntomas de tal debilidad, se iba a convertir en un blanco fácil y una molestia para ella.
- ¿No entiendes nada, verdad? - La híbrido de Sylveon se giró frente a la Togekiss, quien a penas y levantó la mirada hacia ella, Si bien Sibyl aun así aparentaba tener un exterior tierno, como la mayoría de los personajes que pudo a penas captar, no era fácil ignorar la realidad de esa situación. Lizzy lo entendía superficialmente, a penas lo había comenzado a vivir en carne propia y no a través de palabras extrañas y engañosas. - Está bien. - La tomó de la mano para guiarla. Solo unos pasos y estaban en un simple vestidor, mucho más bonito que las duchas gracias a las puertas individuales, lo suficientemente pequeñas para que solo entrase la ropa requerida.
Sibyl le señaló una a Lizzy, se encontraba casi al final junto a la que podía considerarse pertenecía a la de cabellos rosas de manera implícita. Y Lizzy se quedó observando esto hasta con curiosidad por lo estrecho que era, nada parecido a un ropero mínimamente aceptable.
- Si te tardas mucho no te permitirán regresar después. - La advertencia de la joven hizo a la peliblanca regresar a verla, y sus ojos se abrieron grandes mirándola de arriba a abajo, por muy raro que pareciere, tanto la cola como los listones se veían mucho más pertenecientes a ella en ese momento que antes.
Lizzy no supo que decir pero se apresuró e hizo lo que entendió que debía, por muy complicado que haya sido para su mente el procesarlo.
Regresaron a las duchas, dónde el agua que aparentaba claridad se regaba a penas tocando el suelo fuera de los cubículos, Lizzy que mantuvo la cabeza gacha intentando mantener una privacidad inexistente para los demás, nuevamente era indicada por la otra joven, quien se quedó en el cubículo de al lado, una vez en su puesto el sensor hizo su trabajo y las duchas se abrieron. Un mecanismo que se había fomentado para mantener el rango de hidratación adecuada dependiendo de la especie. El único lujo que parecía soportable de toda esa situación.
- ¿Qué tenemos aquí? - La voz granuja de un Mr Mime, que parecía acabar de salir de su baño, se hizo presente en los oídos de ambas, Sibyl supo entonces que Lizzy no gozaba de mucha buena suerte. - ¿Nueva?
Era un tipo de altura promedio, pero tan espantoso como un Joker. Las cicatrices en su rostro por batallas eran una pesadilla si se concentraban en su boca.
Para Lizzy esa no era para nada una oportunidad para hacer amigos, ni siquiera era posible verlo a la cara sin sentir que algo iba mal.
- Contesta...
- Largo. - Ordenó la Sylveon.
- ¿Y quién lo va a impedir tú? - Se burló a carcajadas. - Ni siquiera sabes para qué la han traído aquí, y hacen falta más putas... - La joven se mantuvo impasible. El Mr Mime sintió algo rodear sus pies y así caer con facilidad al resbaloso y duro suelo. - Maldita perra... - Intentó levantarse aunque terminó tropezándose con los mismos listones.
- Deberías relajarte, no es una razón para pelear. - Dijo simplemente, el semblante del hombre cambio a uno apacible, ella lo soltó y se fue directo a los vestidores, sin decir una palabra más.
- Gra... - Intentó decir Lizzy, pero pronto fue interrumpida por el pitido del sistema, la ducha cerró.
- Vamos.
Escuchó de parte de Sibyl, ella la siguió. y el proceso se repitió así mismo en orden invertido hasta la celda; pronto sería hora de la comida y del tiempo de "recreación".
¿Qué mierda hice? (?
Para ellos, que eran burdos experimentos, aquel escenario no era más que el día a día de la condena que era cargar aquellas mutaciones encima. Y así mismo como en cualquier prisión habían los que ya estaban acostumbrados, los que daban gracias a la limpieza diaria, los que aprovechaban para conversar con sus nuevos amigos y los que aprovechaban a regodearse con las diferentes vistas, dejando de lado a los guardias. Era un simple morbo que la persona ya poseía o que desarrolló post-trauma a la transformación. Algo que Lizzy no poseía, ni tampoco desarrolló, según Sibyl, gracias a su trémulo actuar. Ella misma tampoco era así, no en condiciones normales como aquella, y tampoco era que le importase más allá, pero sabía que si la nueva mostraba síntomas de tal debilidad, se iba a convertir en un blanco fácil y una molestia para ella.
- ¿No entiendes nada, verdad? - La híbrido de Sylveon se giró frente a la Togekiss, quien a penas y levantó la mirada hacia ella, Si bien Sibyl aun así aparentaba tener un exterior tierno, como la mayoría de los personajes que pudo a penas captar, no era fácil ignorar la realidad de esa situación. Lizzy lo entendía superficialmente, a penas lo había comenzado a vivir en carne propia y no a través de palabras extrañas y engañosas. - Está bien. - La tomó de la mano para guiarla. Solo unos pasos y estaban en un simple vestidor, mucho más bonito que las duchas gracias a las puertas individuales, lo suficientemente pequeñas para que solo entrase la ropa requerida.
Sibyl le señaló una a Lizzy, se encontraba casi al final junto a la que podía considerarse pertenecía a la de cabellos rosas de manera implícita. Y Lizzy se quedó observando esto hasta con curiosidad por lo estrecho que era, nada parecido a un ropero mínimamente aceptable.
- Si te tardas mucho no te permitirán regresar después. - La advertencia de la joven hizo a la peliblanca regresar a verla, y sus ojos se abrieron grandes mirándola de arriba a abajo, por muy raro que pareciere, tanto la cola como los listones se veían mucho más pertenecientes a ella en ese momento que antes.
Lizzy no supo que decir pero se apresuró e hizo lo que entendió que debía, por muy complicado que haya sido para su mente el procesarlo.
Regresaron a las duchas, dónde el agua que aparentaba claridad se regaba a penas tocando el suelo fuera de los cubículos, Lizzy que mantuvo la cabeza gacha intentando mantener una privacidad inexistente para los demás, nuevamente era indicada por la otra joven, quien se quedó en el cubículo de al lado, una vez en su puesto el sensor hizo su trabajo y las duchas se abrieron. Un mecanismo que se había fomentado para mantener el rango de hidratación adecuada dependiendo de la especie. El único lujo que parecía soportable de toda esa situación.
- ¿Qué tenemos aquí? - La voz granuja de un Mr Mime, que parecía acabar de salir de su baño, se hizo presente en los oídos de ambas, Sibyl supo entonces que Lizzy no gozaba de mucha buena suerte. - ¿Nueva?
Era un tipo de altura promedio, pero tan espantoso como un Joker. Las cicatrices en su rostro por batallas eran una pesadilla si se concentraban en su boca.
Para Lizzy esa no era para nada una oportunidad para hacer amigos, ni siquiera era posible verlo a la cara sin sentir que algo iba mal.
- Contesta...
- Largo. - Ordenó la Sylveon.
- ¿Y quién lo va a impedir tú? - Se burló a carcajadas. - Ni siquiera sabes para qué la han traído aquí, y hacen falta más putas... - La joven se mantuvo impasible. El Mr Mime sintió algo rodear sus pies y así caer con facilidad al resbaloso y duro suelo. - Maldita perra... - Intentó levantarse aunque terminó tropezándose con los mismos listones.
- Deberías relajarte, no es una razón para pelear. - Dijo simplemente, el semblante del hombre cambio a uno apacible, ella lo soltó y se fue directo a los vestidores, sin decir una palabra más.
- Gra... - Intentó decir Lizzy, pero pronto fue interrumpida por el pitido del sistema, la ducha cerró.
- Vamos.
Escuchó de parte de Sibyl, ella la siguió. y el proceso se repitió así mismo en orden invertido hasta la celda; pronto sería hora de la comida y del tiempo de "recreación".
¿Qué mierda hice? (?
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Re: [Roll] Pokehuman Génesis
La casa de subastas era exactamente lo mismo que un teatro: un amplio escenario con todos sus complementos y por supuesto, una cantidad incontable de asientos para su público tan peculiar. Para los subastados era un lugar de muchas emociones, generalmente de miedo porque la mayoría de los pujadores no trataban bien a sus nuevos juguetes ya que después de todo, la inmoralidad era el juego principal de todo aquel lugar clandestino donde se podía saciar las curiosidades mas inhumanas. Para los pujadores en cambio, era un lugar de emociones de adrenalina por conseguir la mejor pieza posible, una sensación tan adictiva como las drogas sintéticas. Todo estaba pensado, desde la personalidad del subastador hasta el diseño lujoso de la sala para incitar a la compra y venta de experimentos. Había que mantener la economía en movimiento y a los patrocinadores entretenidos.
Entre todos los balcones privados que había, solo uno sobresalía revelando la silueta de un hombre, uno situado en el centro que ocupaba infinitamente mucho mas espacio comparado con el resto, mucho mas grande y protegido por amplios ventanales de uso exclusivo para los mas importantes de aquel lugar. No solo el lujo excesivo reinaba en aquella pequeña habitación privada, tenía también las mejores vistas del escenario.
Tres golpes sonaron en la puerta y tras un breve silencio se abrió. El único personal en servicio presente, el guardia de su interior, deslizó una mirada para inspeccionar quien era el intruso. Tenía el dedo listo en el gatillo de su arma en caso de que tuviera que usarlo pero se relajó al reconocer un rostro amigo, la inconfundible cara de Joseph. Volvió de nuevo la mirada al frente y siguió adoptando aquella posición inmutable al menos que su jefe se lo ordenase y tenía que estar pendiente porque no era la primera vez que le ordenaba con la mirada. Joseph en cambio, ignoró como siempre al guardia vestido de traje negro impecable, era mas importante la otra única persona presente: su superior.
- ¿Está listo? - Preguntó mientras contemplaba el escenario por el ventanal.
- Necesita más tiempo. -
- No hay tiempo, Joseph. - Dijo dándose la vuelta para verlo con una sonrisa. - La competición está a la vuelta de la esquina. Me han dicho que tu último espécimen... ha sido de tu agrado. -
- Sí... -
- ¿Y bien? - Preguntó tras un largo silencio, ya con una sonrisa extinguida.
- No está lista. -
- Pues haz que lo esté. Todos esperan con ansias... Y mi nombre está en juego. No me falles. -
Con un ligero asentimiento imperceptible, Joseph abandonó el recinto con la misma parsimonia de siempre y es que estaba cansado a todas horas del día permanentemente. Por una vez se sentía con ganas de dormir, eso si no desaparecían nada mas tumbarse en la cama pero primero tendría que hacer una visita a su recíen graduada espécimen. Esperaba no tener que acudir tan temprano a visitarla pero era inevitable, las órdenes eran absolutas.
Sibyl no era de muchas palabras pero Lizzy continuamente le lanzaba preguntas a las que se veía obligada a responder. No quería ser maleducada o dejar una imagen como alguien con mal temperamento y de poca paciencia, pero se estaba cansando de la habladuría interminable de la menor. Tantos años le habían enseñado por la malas a no encariñarse mucho con alguien, sobretodo los recién salidos de una probeta quienes tenían mas posibilidades de desaparecer repentinamente de un día para otro, por cualquier motivo. Lo peor es que aquello ya era algo normal para ella y eso era lo mas inquietante, normalizar algo que no debía de serlo pero tenía que sobrevivir.
Por las respuestas de que daba Sibyl, nadie sabía donde estaban concretamente. Era obvio que era un recinto cerrado gigantesco por su infinidad de amplios recintos disponibles y la falta de ventanas hacia el exterior. Se podía deducir que estaba perdido en medio de la nada pero debido a la cantidad de materiales que necesitaban diariamente, apareció el rumor de que estaba bajo tierra en alguna ciudad bastante grande o que quizás de algún modo bastante improbable, se las habían ingeniado para colarse sin necesidad de estar enterrado. De un modo u otro, era imposible escapar ni de contactar con el exterior.
Lizzy también aprendió que ambas no poseían dueño todavía. La organización se encargaba de generar experimentos y de mantener las instalaciones tanto de recreo, como las de los experimentos y cuando un sujeto era finalmente descartado, es decir, abandonaba el laboratorio, se subastaba para adquirir fondos del populacho. Una vez que pasaban a tener dueño, su deber con la organización estaba pagado y su destino les pertenecía a un nuevo maestro quien podía tratar bien a sus nuevas pertenencias o todo lo contrario. Pero lo que quedaba claro es que ese sitio era totalmente secreto por lo que nunca abandonarían ese lugar hasta el día de su muerte; con dueño o sin dueño, no podían irse de aquel lugar, era una norma irrompible para ellas y para todos los maestros con la diferencia de que los últimos si podían abandonar y hacer una vida normal durante una temporada si así lo querían si mantenían la boca cerrada. Si no lo hacían, les esperaba el mismo destino que el resto de experimentos.
Todo aquello le estaba dando un ligero dolor de cabeza por intentar asimilarlo de golpe, más cuando estaban en la hora de la comida. Lizzy no preguntó y Sibyl tampoco lo ordenó pero la menor no pudo evitar seguir de cerca a la Sylveon, tan cerca que incluso se había sentado junto a su lado en el comedor. La pequeña actuación anterior la había traumado ligeramente.
- ¿Seré subastada? - Preguntó perpleja. Hasta había dejado de masticar de la impresión porque técnicamente, acababa de abandonar el "lujoso" laboratorio.
- Es lo mas normal. - Respondió indiferente mientras se concentraba en su plato. Al menos la comida proporcionada era humana pero la falta de variedad era una verguenza de servir. - Estarás bien. - Mintió. ¿Que otra cosa podía decirle si no a la chica?
- Vaya vaya. -
Sibyl apenas levantó la vista hacia el frente y ya pudo reconocer otro dolor de cabeza en su vida. El hastío ya estaba sembrado en su cabeza, ¿Para qué se había tomado las molestias de meterse en donde no le llamaban? Y entonces recordó la odiosa sonrisa de Joseph, una forma en la que su propio subconsciente le estaba respondiendo pero no quitaba el problema tan estúpido en el que se había metido. Además, el mismo causante de todo tampoco aprendía, trayendo esta vez a sus lacayos de su misma especie. Lizzy no pudo evitar acercarse mas aún Sibyl abandonando su comida por completo.
- Verás lo que le sucede a la gente entrometida. - Sibyl no prestó atención y siguió con su penoso almuerzo.
- Los guardias están mirando. -
- A los guardias les importa una mierda siempre que no te golpee. - Dijo observandola de arriba a abajo. - Nunca me había fijado... pero tienes buen cuerpo... - Lizzy esta vez agarró el brazo de Sibyl instintivamente. - ¡Me he decido! ¡Os haré a las dos! - Dijo acercándose a Lizzy mientras esta estaba a punto de llorar de miedo. No es que fuera una miedosa pero su rostro provocaba una incomodez tremenda.
- ¿Una ayudita? - Dijo Joseph apareciendo de la nada. Todos miraron hacia él excepto la Sylveon quien aún continuaba comiendo.
- Tardaste. - Respondió Sibyl sin sorpresa. El doctor sonrió.
- Francheska, despáchalos a todos. Tengo asuntos que atender. -
- Así se hará - La nominada apareció detrás de Joseph y desplegó la porra extensible con cierta satisfacción en su cara. No había nada mejor que golpear a alguien y escuchar sus huesos crujir. Esperaba que el sujeto fuese lo bastante ignorante como para afrontarla. - Andando. - Dijo. Su sola mirada dispersaba la multitud congregada por el Mr Mime. Solo por diversión se dedicó a seguirlo por la espalda hasta que este empezó finalmente a correr de terror aunque no hubiese hecho absolutamente nada. Francheska no tenía intención de castigarlo, solo de perseguirlo para atormentarlo con miedo y así entretenerse un rato. Joseph por su parte, se sentó delante de las dos chicas. Pasó un dedo por la mesa y contempló su índice lleno de polvo.
- Tan sucio como siempre. -
- ¿De quien crees que es la culpa? - Respondió Sibyl.
- No seas así. - El silencio se hizo y al final Sibyl suspiró pesadamente para preguntarle lo que estaba esperando.
- ¿Que quieres? -
- Pronto habrá una liga. - Dijo sonriendo cariñosamente. La respuesta fue suficientemente impactante para que la chica se quedase inmóvil. Si hasta ahora estaba ignorando todo, ahora si tenía su atención.
- ¿Q-Que es una liga? - Preguntó Lizzy.
- Ah, mi querida Lizzy. Me contenta enormemente ver que estás bien. ¿Te gusta tu nuevo hogar? - Quería contestar "no" y otras tantas quejas pero como no se esperaba aquella pregunta, su cerebro simplemente se quedó congelado, perdiendo la oportunidad de reclamar algo. - La liga es un escenario especial diseñado para entretener a la gente. Es muy divertido. -
- ¿Ah si? - Dijo con un atisbo de esperanza que no supo camuflar bien.
- Y vosotras participaréis con otros dos concursantes mas. -
- Pero nosotras no tenemos maestro. - Interrumpió Sibyl. - La liga requiere dos bandos para participar. -
- Representarás a G. en la prueba de Escorpio. -
- Ya veo. - Miró su plato ya casi vacío. - Lo planeaste desde el principio. - Miró a Joseph y este solo sonrió con la misma falsa dulzura de siempre.
- Recuerda que no puedes rechazarlo. - Dijo levantándose. - Intentaré compensártelo. Todavía tienes mucho tiempo para prepararte. - Finalmente abandonó el comedor.
Aunque Joseph no se lo había dicho a Lizzy, Sibyl si sabía lo que iba a suceder. No era un evento casual puesto que se celebraba pocas veces al año pero gozaba de una popularidad tremenda por el alto contenido en drama, suspense y sangre que ofrecía. Aquel evento conocido como La Liga, eran doce infiernos diferentes de escala gigantesca donde esclavos de dos bandos diferentes debían generalmente de luchar entre sí. Generalmente se anunciaba cuando dos incautos maestros de alto rango eran lo suficientemente ingenuos para caer en la trampa donde el perdedor perdería todo el prestigio acumulado y el ganador obtendría una fama increíble. En este caso tan especial, ellas representarían a G., el hombre dueño de toda aquella instalación y que las hubiera escogido personalmente significaba problemas, nada comparado con el pobre desgraciado que lo hubiese retado a un duelo de esa magnitud.
No he revisado esta conti.
Entre todos los balcones privados que había, solo uno sobresalía revelando la silueta de un hombre, uno situado en el centro que ocupaba infinitamente mucho mas espacio comparado con el resto, mucho mas grande y protegido por amplios ventanales de uso exclusivo para los mas importantes de aquel lugar. No solo el lujo excesivo reinaba en aquella pequeña habitación privada, tenía también las mejores vistas del escenario.
Tres golpes sonaron en la puerta y tras un breve silencio se abrió. El único personal en servicio presente, el guardia de su interior, deslizó una mirada para inspeccionar quien era el intruso. Tenía el dedo listo en el gatillo de su arma en caso de que tuviera que usarlo pero se relajó al reconocer un rostro amigo, la inconfundible cara de Joseph. Volvió de nuevo la mirada al frente y siguió adoptando aquella posición inmutable al menos que su jefe se lo ordenase y tenía que estar pendiente porque no era la primera vez que le ordenaba con la mirada. Joseph en cambio, ignoró como siempre al guardia vestido de traje negro impecable, era mas importante la otra única persona presente: su superior.
- ¿Está listo? - Preguntó mientras contemplaba el escenario por el ventanal.
- Necesita más tiempo. -
- No hay tiempo, Joseph. - Dijo dándose la vuelta para verlo con una sonrisa. - La competición está a la vuelta de la esquina. Me han dicho que tu último espécimen... ha sido de tu agrado. -
- Sí... -
- ¿Y bien? - Preguntó tras un largo silencio, ya con una sonrisa extinguida.
- No está lista. -
- Pues haz que lo esté. Todos esperan con ansias... Y mi nombre está en juego. No me falles. -
Con un ligero asentimiento imperceptible, Joseph abandonó el recinto con la misma parsimonia de siempre y es que estaba cansado a todas horas del día permanentemente. Por una vez se sentía con ganas de dormir, eso si no desaparecían nada mas tumbarse en la cama pero primero tendría que hacer una visita a su recíen graduada espécimen. Esperaba no tener que acudir tan temprano a visitarla pero era inevitable, las órdenes eran absolutas.
Sibyl no era de muchas palabras pero Lizzy continuamente le lanzaba preguntas a las que se veía obligada a responder. No quería ser maleducada o dejar una imagen como alguien con mal temperamento y de poca paciencia, pero se estaba cansando de la habladuría interminable de la menor. Tantos años le habían enseñado por la malas a no encariñarse mucho con alguien, sobretodo los recién salidos de una probeta quienes tenían mas posibilidades de desaparecer repentinamente de un día para otro, por cualquier motivo. Lo peor es que aquello ya era algo normal para ella y eso era lo mas inquietante, normalizar algo que no debía de serlo pero tenía que sobrevivir.
Por las respuestas de que daba Sibyl, nadie sabía donde estaban concretamente. Era obvio que era un recinto cerrado gigantesco por su infinidad de amplios recintos disponibles y la falta de ventanas hacia el exterior. Se podía deducir que estaba perdido en medio de la nada pero debido a la cantidad de materiales que necesitaban diariamente, apareció el rumor de que estaba bajo tierra en alguna ciudad bastante grande o que quizás de algún modo bastante improbable, se las habían ingeniado para colarse sin necesidad de estar enterrado. De un modo u otro, era imposible escapar ni de contactar con el exterior.
Lizzy también aprendió que ambas no poseían dueño todavía. La organización se encargaba de generar experimentos y de mantener las instalaciones tanto de recreo, como las de los experimentos y cuando un sujeto era finalmente descartado, es decir, abandonaba el laboratorio, se subastaba para adquirir fondos del populacho. Una vez que pasaban a tener dueño, su deber con la organización estaba pagado y su destino les pertenecía a un nuevo maestro quien podía tratar bien a sus nuevas pertenencias o todo lo contrario. Pero lo que quedaba claro es que ese sitio era totalmente secreto por lo que nunca abandonarían ese lugar hasta el día de su muerte; con dueño o sin dueño, no podían irse de aquel lugar, era una norma irrompible para ellas y para todos los maestros con la diferencia de que los últimos si podían abandonar y hacer una vida normal durante una temporada si así lo querían si mantenían la boca cerrada. Si no lo hacían, les esperaba el mismo destino que el resto de experimentos.
Todo aquello le estaba dando un ligero dolor de cabeza por intentar asimilarlo de golpe, más cuando estaban en la hora de la comida. Lizzy no preguntó y Sibyl tampoco lo ordenó pero la menor no pudo evitar seguir de cerca a la Sylveon, tan cerca que incluso se había sentado junto a su lado en el comedor. La pequeña actuación anterior la había traumado ligeramente.
- ¿Seré subastada? - Preguntó perpleja. Hasta había dejado de masticar de la impresión porque técnicamente, acababa de abandonar el "lujoso" laboratorio.
- Es lo mas normal. - Respondió indiferente mientras se concentraba en su plato. Al menos la comida proporcionada era humana pero la falta de variedad era una verguenza de servir. - Estarás bien. - Mintió. ¿Que otra cosa podía decirle si no a la chica?
- Vaya vaya. -
Sibyl apenas levantó la vista hacia el frente y ya pudo reconocer otro dolor de cabeza en su vida. El hastío ya estaba sembrado en su cabeza, ¿Para qué se había tomado las molestias de meterse en donde no le llamaban? Y entonces recordó la odiosa sonrisa de Joseph, una forma en la que su propio subconsciente le estaba respondiendo pero no quitaba el problema tan estúpido en el que se había metido. Además, el mismo causante de todo tampoco aprendía, trayendo esta vez a sus lacayos de su misma especie. Lizzy no pudo evitar acercarse mas aún Sibyl abandonando su comida por completo.
- Verás lo que le sucede a la gente entrometida. - Sibyl no prestó atención y siguió con su penoso almuerzo.
- Los guardias están mirando. -
- A los guardias les importa una mierda siempre que no te golpee. - Dijo observandola de arriba a abajo. - Nunca me había fijado... pero tienes buen cuerpo... - Lizzy esta vez agarró el brazo de Sibyl instintivamente. - ¡Me he decido! ¡Os haré a las dos! - Dijo acercándose a Lizzy mientras esta estaba a punto de llorar de miedo. No es que fuera una miedosa pero su rostro provocaba una incomodez tremenda.
- ¿Una ayudita? - Dijo Joseph apareciendo de la nada. Todos miraron hacia él excepto la Sylveon quien aún continuaba comiendo.
- Tardaste. - Respondió Sibyl sin sorpresa. El doctor sonrió.
- Francheska, despáchalos a todos. Tengo asuntos que atender. -
- Así se hará - La nominada apareció detrás de Joseph y desplegó la porra extensible con cierta satisfacción en su cara. No había nada mejor que golpear a alguien y escuchar sus huesos crujir. Esperaba que el sujeto fuese lo bastante ignorante como para afrontarla. - Andando. - Dijo. Su sola mirada dispersaba la multitud congregada por el Mr Mime. Solo por diversión se dedicó a seguirlo por la espalda hasta que este empezó finalmente a correr de terror aunque no hubiese hecho absolutamente nada. Francheska no tenía intención de castigarlo, solo de perseguirlo para atormentarlo con miedo y así entretenerse un rato. Joseph por su parte, se sentó delante de las dos chicas. Pasó un dedo por la mesa y contempló su índice lleno de polvo.
- Tan sucio como siempre. -
- ¿De quien crees que es la culpa? - Respondió Sibyl.
- No seas así. - El silencio se hizo y al final Sibyl suspiró pesadamente para preguntarle lo que estaba esperando.
- ¿Que quieres? -
- Pronto habrá una liga. - Dijo sonriendo cariñosamente. La respuesta fue suficientemente impactante para que la chica se quedase inmóvil. Si hasta ahora estaba ignorando todo, ahora si tenía su atención.
- ¿Q-Que es una liga? - Preguntó Lizzy.
- Ah, mi querida Lizzy. Me contenta enormemente ver que estás bien. ¿Te gusta tu nuevo hogar? - Quería contestar "no" y otras tantas quejas pero como no se esperaba aquella pregunta, su cerebro simplemente se quedó congelado, perdiendo la oportunidad de reclamar algo. - La liga es un escenario especial diseñado para entretener a la gente. Es muy divertido. -
- ¿Ah si? - Dijo con un atisbo de esperanza que no supo camuflar bien.
- Y vosotras participaréis con otros dos concursantes mas. -
- Pero nosotras no tenemos maestro. - Interrumpió Sibyl. - La liga requiere dos bandos para participar. -
- Representarás a G. en la prueba de Escorpio. -
- Ya veo. - Miró su plato ya casi vacío. - Lo planeaste desde el principio. - Miró a Joseph y este solo sonrió con la misma falsa dulzura de siempre.
- Recuerda que no puedes rechazarlo. - Dijo levantándose. - Intentaré compensártelo. Todavía tienes mucho tiempo para prepararte. - Finalmente abandonó el comedor.
Aunque Joseph no se lo había dicho a Lizzy, Sibyl si sabía lo que iba a suceder. No era un evento casual puesto que se celebraba pocas veces al año pero gozaba de una popularidad tremenda por el alto contenido en drama, suspense y sangre que ofrecía. Aquel evento conocido como La Liga, eran doce infiernos diferentes de escala gigantesca donde esclavos de dos bandos diferentes debían generalmente de luchar entre sí. Generalmente se anunciaba cuando dos incautos maestros de alto rango eran lo suficientemente ingenuos para caer en la trampa donde el perdedor perdería todo el prestigio acumulado y el ganador obtendría una fama increíble. En este caso tan especial, ellas representarían a G., el hombre dueño de toda aquella instalación y que las hubiera escogido personalmente significaba problemas, nada comparado con el pobre desgraciado que lo hubiese retado a un duelo de esa magnitud.
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Última edición por Nya el Miér 10 Mar - 13:26, editado 1 vez (Razón : Problemas ortográficos)
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Re: [Roll] Pokehuman Génesis
Para nadie venía en gracia el tener que pelear por su vida en ningún momento, menos cuando no era algo que uno mismo escogía. Y definitivamente si tuviese que batallar entre la vida y la muerte Sibyl prefería hacerlo en la cama de un hospital mientras poco a poco se muere de cáncer o algo parecido, antes que entrar en las jaulas a ser una marioneta contra las cuerdas, y mucho menos llegar a ojos de espectadores que solo le causaban repulsión. Fuera de su actitud y experiencia; si se ponía muy objetiva, su propia naturaleza como Sylveon siempre le culpaba el tomar cualquier tipo de reprimenda dolorosa contra alguien, pero para su desgracia, esa misma naturaleza y culpabilidad eran las que la mantenían serena y "cuerda" en todo momento, o en su mayoría. Por eso, no entendía por qué tomarse la molestia de escogerla a ella como una combatiente, solo sería un desastre quitando todo el problema de que Lizzy no estaba enterada de nada, y una vez más, Joseph se la había dejado con dudas a las cuales ella debería responder como si fuese algún tipo de guía de turistas o algo por el estilo.
La ignorancia era un don que todo el mundo poseía, a mayor o menor escala podía ser perjudicial o la misma gloria; hasta que, como en el caso de la Togekiss, debían de procesar información que sacaba de una verdad dicha a medias, quitando la tosca mentalidad limitada, y convirtiéndolo en una felicidad arruinada. Sibyl había aprovechado el pequeño momento de receso que tenían después de la comida para mostrarle lugares abiertos para todos a la recién llegada, y para responder a toda duda, del calibre que fuese a la joven, y aun mientras le explicaba, Sibyl esperaba que Lizzy fuera capaz de hacer nuevos amigos y la dejase tranquila.
¿Quién era G? ¿Qué eran los bandos? ¿Cómo escogen a los participantes? ¿Era divertido? ¿Alguna vez había participado? ¿Había algún objetivo?...
Todo se lo respondió con calma y brevedad, no eran cosas en la que debería de ahondar tanto, no cuando tenía un problema mayor que era justamente el no conocer si su actual compañera mínimo conocía su propio poder. Componiendo un cuadro estadístico: mandar a un recién llegado, sin idea de nada a combatir era más que una mala idea, una clara pérdida para todos los que se encontraban detrás de todo lo que crearlos compete, a menos claro que busquen la derrota intencionada o romper su paciencia. Cualquiera que fuese la razón, no importaba, negarse no era una opción, ya no.
- No sé. - Lizzy le sonrió queriendo mostrar sus nervios ante ello, siendo algo complicado de descifrar si no se era un tipo hada.
Sibyl entrecerró los ojos y se sintió ansiosa. Con esa respuesta, prefería que le administrarán eutanasia. Algo que se habían negado a darle aun conociendo su error mental, lo que para ella, dejaba a Joseph como el mayor villano de todo el lugar, sin importar cuantas veces haya cuidado de ella, o la haya sacado de problemas, todavía quería utilizar esos mismos bisturís que usó con todos los experimentos, contra él mismo.
- Bueno, ve escribiendo tu testamento.
- ¿Qué? - Ella quedó en blanco. Se suponía que si había pasado por todo aquel proceso médico era justamente para no morir.
- Es mentira.
Lizzy suspiró más tranquila, no es que le gustase lo que la pelirosa le había contado, pero no podía terminar de asimilar completamente un cuento.
- Joseph ha de hacer algo respecto a eso. - La intentó dejar tranquila, pero realmente no lo sabía... ¿O acaso además de cuidarla la iba a poner a cargo de su entrenamiento? ... Cuando lo viese mínimo podía soñar que lo golpeaba. - No podemos perder. - Dijo en un tono más de advertencia. Lizzy asintió.
- ¿Y cuántos días quedan para eso? - Preguntó Lizzy, Sibyl solo se encogió de hombros. - Entonces tendremos tiempo para platicar.
- ¿Eh?
- Alguna vez leí que el mejor equipo se forma a base de confianza, mientras más sepamos de la otra habrá más coordinación y si hay coordinación... - Lizzy continuó hablando mientras Sibyl a penas la escuchaba, fuese verdad o no, no sabía si realmente podía hacer algo como eso, por muy insistente que fuese la joven.
La ignorancia era un don que todo el mundo poseía, a mayor o menor escala podía ser perjudicial o la misma gloria; hasta que, como en el caso de la Togekiss, debían de procesar información que sacaba de una verdad dicha a medias, quitando la tosca mentalidad limitada, y convirtiéndolo en una felicidad arruinada. Sibyl había aprovechado el pequeño momento de receso que tenían después de la comida para mostrarle lugares abiertos para todos a la recién llegada, y para responder a toda duda, del calibre que fuese a la joven, y aun mientras le explicaba, Sibyl esperaba que Lizzy fuera capaz de hacer nuevos amigos y la dejase tranquila.
¿Quién era G? ¿Qué eran los bandos? ¿Cómo escogen a los participantes? ¿Era divertido? ¿Alguna vez había participado? ¿Había algún objetivo?...
Todo se lo respondió con calma y brevedad, no eran cosas en la que debería de ahondar tanto, no cuando tenía un problema mayor que era justamente el no conocer si su actual compañera mínimo conocía su propio poder. Componiendo un cuadro estadístico: mandar a un recién llegado, sin idea de nada a combatir era más que una mala idea, una clara pérdida para todos los que se encontraban detrás de todo lo que crearlos compete, a menos claro que busquen la derrota intencionada o romper su paciencia. Cualquiera que fuese la razón, no importaba, negarse no era una opción, ya no.
- No sé. - Lizzy le sonrió queriendo mostrar sus nervios ante ello, siendo algo complicado de descifrar si no se era un tipo hada.
Sibyl entrecerró los ojos y se sintió ansiosa. Con esa respuesta, prefería que le administrarán eutanasia. Algo que se habían negado a darle aun conociendo su error mental, lo que para ella, dejaba a Joseph como el mayor villano de todo el lugar, sin importar cuantas veces haya cuidado de ella, o la haya sacado de problemas, todavía quería utilizar esos mismos bisturís que usó con todos los experimentos, contra él mismo.
- Bueno, ve escribiendo tu testamento.
- ¿Qué? - Ella quedó en blanco. Se suponía que si había pasado por todo aquel proceso médico era justamente para no morir.
- Es mentira.
Lizzy suspiró más tranquila, no es que le gustase lo que la pelirosa le había contado, pero no podía terminar de asimilar completamente un cuento.
- Joseph ha de hacer algo respecto a eso. - La intentó dejar tranquila, pero realmente no lo sabía... ¿O acaso además de cuidarla la iba a poner a cargo de su entrenamiento? ... Cuando lo viese mínimo podía soñar que lo golpeaba. - No podemos perder. - Dijo en un tono más de advertencia. Lizzy asintió.
- ¿Y cuántos días quedan para eso? - Preguntó Lizzy, Sibyl solo se encogió de hombros. - Entonces tendremos tiempo para platicar.
- ¿Eh?
- Alguna vez leí que el mejor equipo se forma a base de confianza, mientras más sepamos de la otra habrá más coordinación y si hay coordinación... - Lizzy continuó hablando mientras Sibyl a penas la escuchaba, fuese verdad o no, no sabía si realmente podía hacer algo como eso, por muy insistente que fuese la joven.
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Re: [Roll] Pokehuman Génesis
El largo y perfecto historial de comportamiento de Sibyl le otorgaba cierto poder y privilegios que los demás no solían poseer. Caminar libremente por las instalaciones a donde le diese la gana siempre y cuando lo tuviese permitido y no fuera algo de gran importancia, ya era un sueño que muchos deseaban tener o tan siquiera compartir; justo lo que estaba haciendo con Lizzy.
Esta se había limitado en todo el trayecto a seguirla de cerca y en silencio como si de un fiel Arcanine se tratara, lista para esconderse detrás de ella ante el cualquier mínimo atisbo de peligro.
No solamente había sufrido acoso dos veces en el mismo día por la misma persona, tampoco podía quitarse la sensación de que mas de uno no paraba de analizarla atentamente, violándola simplemente con la vista y/o con la imaginación, cosa que prefería no descubrir. A veces su mirada se encontraba con otros ojos y en todos los casos, acababa rehuyendo la vista inmediatamente y cada vez que volvía a mirar, el proceso se repetía una y otra vez, dándose cuenta de que no conseguía pasar inadvertida. Muchos otros Pokemons no reparaban en su presencia en absoluto lo que le hacía creer que simplemente los mas curiosos o con malas intenciones, se estaban interesando en ellas.
Algunos de estos Pokemons tenían bellas y encantadores formas que parecían usar Encanto permanentemente. Otros sin embargo, poseían algo menos proporcional o un aspecto feroz y peligroso que hacían retroceder a cualquiera de Intimidación.
Igualmente, la mayor, y el tiempo que había estado ahí, le habían dejado claro de que era un lugar hostil fuera a donde fuese y quien quiera que fuese. Lizzy no pudo evitar dudar si la pelirosa solo estaba actuando ser gentil con ella y en realidad pertenecía al grupo de gente con malas intenciones. Solo dudó por un segundo porque recordó lo que le esperaba en la liga y lo que ella misma había dicho anteriormente; quedaba muy hipócrita que ahora fuera ella quien sembrase la semilla de la discordia entre ellas. Quiso creer en la confianza que había entre ambas pero aun así, la duda estaba ahí, persiguiendo sus ideas como una maldición de Gengar.
Lizzy distrajo su mente dirigiendo su atención hacia el enorme jardín que habían llegado carente de luz natural. La iluminación artificial en sí era agradable pero no daba calor ni se sentía natural, recordándole que durante todo el tiempo que había estado ahí, no había vuelto a ver la luz del día. Sí antes ya de por si era blanca de piel, ahora prácticamente era nívea debido a la falta de luz solar y definitivamente se veía mas perfecta que cuando se encontraba en la cuna de su muerte.
Recordar aquellos días de agonía y sufrimiento, no encajaba nada con el cítrico aroma que conquistaba el ambiente. El olor no era desagradable, todo al contrario, invitaba a llenar los pulmones de aquel dulce aroma. Incluso mientras recordaba aquellos días pasados tan oscuros, se sentía feliz y en calma en ese momento, sin muchas preocupaciones en su cabeza.
- ¿Feliz? - Se preguntó en su cabeza. - ¿Desde cuando estoy feliz? -
Antes de que Lizzy pudiera encontrar respuesta, tropezó consigo misma cayendo a los brazos de Sibyl. Si no fuera por los rápidos reflejos de la Sylveon o porque se lo esperaba, hubiera tragado suelo dolorosamente y aquello era sospechosamente oportuno para Lizzy: Era casi imposible tener tales reflejos de relámpago así que la única opción que quedaba es que Sibyl se lo esperaba. No se mentiría, aquello le dolió como una estaca al pecho, era una traición a su amistad. Dudó de ello, tuvo una corazonada y resultó ser verdad que tenía razón a pesar de que quería creer que no era así, de que la razón valía mas que una simple duda en el corazón. Pero ahora ya era tarde puesto sin darse cuenta, dejó de pensar en ello y cayó desmayada en sus brazos en un profundo sueño temporal.
No tardó en abrir los ojos para descubrir que se encontraba sentada en alguna parte del jardín y mas importante aún, con la cabeza apoyada en el hombro de Sibyl. Se incorporó lentamente para descubrir que casi todo su cuerpo le dolía por haber adoptado una posición poco óptima para dormir.
- Buenos días. - Dijo Sibyl indiferente. Lizzy no respondió, simplemente miró perpleja mientras se frotaba los ojos en un intento de activar su cuerpo rápidamente.
- ¿Qué ha pasado? - Dijo mientras dibujaba perezosamente un bostezo.
- Te relajaste demasiado. -
- ¿Hm? -
- Te relajaste demasiado. - Repitió. Pasaron alrededor de dos minutos de silencio hasta que la chica se despertó lo suficiente para mantener una conversación.
- No tiene sentido... - Murmuró.
- ¿Ves esos árboles de la entrada? Son bayas experimentales y concretamente, relajan el cuerpo. - Lizzy observó perpleja aquellas plantas sin procesar muy bien lo que había dicho. - No esperé tal efecto en ti. -
Si lo que había dicho era verdad, ahora se sentía como una tonta por haber desconfiado de la mayor aunque fuera por un segundo. Incluso ahora se sentía que tenía una deuda pendiente con ella, si es que podía pagárselo de algún modo.
- ¿Qué es este lugar? - Preguntó intentando cambiar de tema y de enterrar aquellos sentimientos.
- Un pequeño... ¿jardín? - Dudó. - La mayoría son plantas experimentales. Si encuentras alguna baya irresistible, definitivamente no la tomes. -
- Vale. - Dijo Lizzy con un entusiasmo típico de un niño pequeño.
- Será mejor que volvamos, se hace tarde. Esta vez no respires mientras pasamos cerca de aquellas bayas. -
Esta se había limitado en todo el trayecto a seguirla de cerca y en silencio como si de un fiel Arcanine se tratara, lista para esconderse detrás de ella ante el cualquier mínimo atisbo de peligro.
No solamente había sufrido acoso dos veces en el mismo día por la misma persona, tampoco podía quitarse la sensación de que mas de uno no paraba de analizarla atentamente, violándola simplemente con la vista y/o con la imaginación, cosa que prefería no descubrir. A veces su mirada se encontraba con otros ojos y en todos los casos, acababa rehuyendo la vista inmediatamente y cada vez que volvía a mirar, el proceso se repetía una y otra vez, dándose cuenta de que no conseguía pasar inadvertida. Muchos otros Pokemons no reparaban en su presencia en absoluto lo que le hacía creer que simplemente los mas curiosos o con malas intenciones, se estaban interesando en ellas.
Algunos de estos Pokemons tenían bellas y encantadores formas que parecían usar Encanto permanentemente. Otros sin embargo, poseían algo menos proporcional o un aspecto feroz y peligroso que hacían retroceder a cualquiera de Intimidación.
Igualmente, la mayor, y el tiempo que había estado ahí, le habían dejado claro de que era un lugar hostil fuera a donde fuese y quien quiera que fuese. Lizzy no pudo evitar dudar si la pelirosa solo estaba actuando ser gentil con ella y en realidad pertenecía al grupo de gente con malas intenciones. Solo dudó por un segundo porque recordó lo que le esperaba en la liga y lo que ella misma había dicho anteriormente; quedaba muy hipócrita que ahora fuera ella quien sembrase la semilla de la discordia entre ellas. Quiso creer en la confianza que había entre ambas pero aun así, la duda estaba ahí, persiguiendo sus ideas como una maldición de Gengar.
Lizzy distrajo su mente dirigiendo su atención hacia el enorme jardín que habían llegado carente de luz natural. La iluminación artificial en sí era agradable pero no daba calor ni se sentía natural, recordándole que durante todo el tiempo que había estado ahí, no había vuelto a ver la luz del día. Sí antes ya de por si era blanca de piel, ahora prácticamente era nívea debido a la falta de luz solar y definitivamente se veía mas perfecta que cuando se encontraba en la cuna de su muerte.
Recordar aquellos días de agonía y sufrimiento, no encajaba nada con el cítrico aroma que conquistaba el ambiente. El olor no era desagradable, todo al contrario, invitaba a llenar los pulmones de aquel dulce aroma. Incluso mientras recordaba aquellos días pasados tan oscuros, se sentía feliz y en calma en ese momento, sin muchas preocupaciones en su cabeza.
- ¿Feliz? - Se preguntó en su cabeza. - ¿Desde cuando estoy feliz? -
Antes de que Lizzy pudiera encontrar respuesta, tropezó consigo misma cayendo a los brazos de Sibyl. Si no fuera por los rápidos reflejos de la Sylveon o porque se lo esperaba, hubiera tragado suelo dolorosamente y aquello era sospechosamente oportuno para Lizzy: Era casi imposible tener tales reflejos de relámpago así que la única opción que quedaba es que Sibyl se lo esperaba. No se mentiría, aquello le dolió como una estaca al pecho, era una traición a su amistad. Dudó de ello, tuvo una corazonada y resultó ser verdad que tenía razón a pesar de que quería creer que no era así, de que la razón valía mas que una simple duda en el corazón. Pero ahora ya era tarde puesto sin darse cuenta, dejó de pensar en ello y cayó desmayada en sus brazos en un profundo sueño temporal.
No tardó en abrir los ojos para descubrir que se encontraba sentada en alguna parte del jardín y mas importante aún, con la cabeza apoyada en el hombro de Sibyl. Se incorporó lentamente para descubrir que casi todo su cuerpo le dolía por haber adoptado una posición poco óptima para dormir.
- Buenos días. - Dijo Sibyl indiferente. Lizzy no respondió, simplemente miró perpleja mientras se frotaba los ojos en un intento de activar su cuerpo rápidamente.
- ¿Qué ha pasado? - Dijo mientras dibujaba perezosamente un bostezo.
- Te relajaste demasiado. -
- ¿Hm? -
- Te relajaste demasiado. - Repitió. Pasaron alrededor de dos minutos de silencio hasta que la chica se despertó lo suficiente para mantener una conversación.
- No tiene sentido... - Murmuró.
- ¿Ves esos árboles de la entrada? Son bayas experimentales y concretamente, relajan el cuerpo. - Lizzy observó perpleja aquellas plantas sin procesar muy bien lo que había dicho. - No esperé tal efecto en ti. -
Si lo que había dicho era verdad, ahora se sentía como una tonta por haber desconfiado de la mayor aunque fuera por un segundo. Incluso ahora se sentía que tenía una deuda pendiente con ella, si es que podía pagárselo de algún modo.
- ¿Qué es este lugar? - Preguntó intentando cambiar de tema y de enterrar aquellos sentimientos.
- Un pequeño... ¿jardín? - Dudó. - La mayoría son plantas experimentales. Si encuentras alguna baya irresistible, definitivamente no la tomes. -
- Vale. - Dijo Lizzy con un entusiasmo típico de un niño pequeño.
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