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Mensaje por Shiba Lun 16 Mar - 4:19

- Nunca más. - Fue la respuesta de los demás exceptuando a Gin quien se quedó riendo a todo volumen.
- Oh, vamos, ¿Ni una gotita?
- No, y no insistas. - Esta vez habló Matt, no quería volver a ver a Sky medio muerto de nuevo, en serio que era terrible para el alcohol.
- pfff… que aburridos. - Gin volvió a reír mientras los demás seguían disfrutando de su desayuno.
- Creo que engordé. - Susurró Sky acompañado de un suspiró, Matt resopló tratando de que lo que estaba masticando no saliese de su boca. - Amanecí hinchado. - Se señaló la barriga, Matt lo pellizcó en un costado para comprobar esto, a penas pudiendo pellizcar piel, lo demás seguía siendo músculo.
- Estás alucinando. - Le dijo una vez que había terminado de masticar.
- Nunca más vuelvo a tomar... - Al escuchar eso, con esa seriedad, Matt resopló agradeciendo no tener nada en la boca porque lo habría escupido.
El que dijese eso, cuando solo había apenas probado un poco, era, aunque una buena decisión, muy gracioso.
- ¡Chicos! Hay noticias. - La repentina llegada de Blacke junto a Saori y Coss hizo a todos distraerse de su comida, pero en cuanto el castaño notó esto se lo pensó dos segundos bajó la cámara y quitó importancia de momento cuando su estómago gruñó. - Mejor luego. - se sentó a la mesa seguido de las dos chicas quienes también tenían hambre, aunque Saori esa mañana se notó especialmente callada, hasta con Coss, lo que ya era una señal de rareza.

Dejaron el comedor y se dirigieron al mismo cuarto de la noche anterior solo para descubrir en su camino que no veían la misma cantidad de empleados que el día anterior.

- Bueno ¿Qué ocurre Blacke? - Lexi se cruzó de brazos con una sonrisa.
- Debe ser algo importante para no dejar ir a Sky a la piscina. - Mattheus hizo un poco a la burla consiguiendo varias sonrisas ante la situación, desde que Blacke dijo que no era buena idea decirlo en el comedor por lo extraño del asunto.
- En realidad, no sé si sea buena idea que vayas a nadar Sky. - Dijo mientras prendía a Cally y empezaba a buscar las fotografías y grabaciones.
- Blacke, te estás comportando un poco extraño... ¿No crees? - Dijo Nylah y miró a los demás, esllos solo negaron y se encogieron de hombros, no le había dicho nada nisiquiera a Saori o Cosss, por lo que era un asunto ambiguo para todos.
- Escuchen... - Comenzó Blacke, había dejado de fastidiar a Cally con su insistencia. - Sé que esto les va a resultar algo extraño y hasta loco, pero... Tengo pruebas de que en este lugar hay algo extraño.
- ¿Algo cómo? - Preguntó el peliblanco.
- No lo sé... ¿Espíritus? ¿Fantasmas? Cosas así... - Matt, Lexi, Nylah y Aria se tensaron ante esto, ellos ya sabían de esto, más que los demás seguramente. Aunque la pasividad de algunos ante ello era hasta desconcertante. Sky nunca cambio su expresión, Yuu a penas hizo una mueca de "Interesante, pero no me importa", Coss ladeó la cabeza como algo premeditado, mientras que Gin, más que alarmado era como si le hubiesen dado la siguiente historia que contar al pueblo, y mientras tanto Saori mantuvo sus ojos abiertos como platos, ataba cabos con lo que había pasado más temprano en la habitación.
Gin escupió una risa alta.
- Vamos Blacke ¿Fantasmas? Recuerdo que no tomaste nada anoche, o bastante poco. - Se había acercado a pedirle la temperatura, el castaño le apartó la mano con un suave manotazo, si le había molestado que reaccionase así, es decir, sí, es Gin, pero lo estaba tomando por loco, y eso no era agradable. Aunque viendo las expresiones de los demás y que de hecho casi no hubo reacción, aparte de Saori, sentía como si de hecho no tuviese que decir nada, porque de Sky y Yuu, lo entendía ¿Pero los demás?
- No es nada de eso, realmente pasa algo extraño. - Se explicó mirando al peli blanco, tenía el ceño fruncido, Gin abrió los ojos en sorpresa, no esperaba que reaccionase así, solo le estaba jugando una broma, aunque claro, a él tampoco le agradaría que lo señalasen de paranoico. Pero, no tenía ganas de comprobar si ese lugar tenía espíritus o no. Se había hecho a la idea de que las cosas que le habían pasado eran culpa de la droga, a pesar de que nunca antes le había pasado, quería pensar eso. Y por la misma razón de la que estaba acusando a Blacke no decía nada. Debería disculparse después con él.
Blacke dejó a la vista la pequeña pantalla de la que era poseedora su tan cuidada cámara. Primero comenzó con los vídeos cortados y distorsionados, para después continuar con las fotografía.
No era visible si solo se las pasaba a lo brusco, por tanto debió de ir una por una, señalando los lugares con algún hecho paranormal.
Todas estas pequeñas pruebas, estaban siempre alejadas de ellos, manchas por un lado, sombras en una esquina vacía, manos flotantes y pies descalzos.
Todas cambiaban de lugar u de patrón, parecía una mala broma, pero Blacke no podría tener el tiempo para que después de un rato para otro comenzase a editar tantas imágenes. Y menos dejar en tan mal estado esos vídeos.
- ¿Ven? Es muy extraño. - Los que ya sabían de esto parecían aunque tranquilos preocupados, no sabían cómo se lo tomarían los demás, aunque el silencio en la habitación les decía que mucho no iban a reaccionar, como era costumbre.
Excepto por Saori que parecía un manojo de nervios a pesar de permanecer en silencio mientras Blacke seguía pasando cada cosa.
- ¿Estas bien? - Preguntó Coss en un susurro haciendo sobresaltar a la peli rosa. Y aunque ella asintió por hacerse la valiente, era fácil de notar que no era verdad.
Matt estaba con Sky, el que como siempre demostraba calma, llegó a cuestionarse si es que en realidad le parecía una ridiculez lo que estaban viendo. Nunca lo había conocido en situaciones así.
- ¿Qué piensas de eso? - Le preguntó, el Moreno se encogió de hombros.
- Aunque fuese verdad ¿Qué pretende que hagamos? - Matt abrió los ojos grandes, tenía un punto, pero no parecía sinónimo de salir del lugar. Más bien parecía un: "No me importa, quiero mi piscina"
- Tampoco lo sé. - Dijo simplemente.
- ¿Y cuál es el punto? - Preguntó Yuu llamando la atención de los demás.
- ¿Cómo que cuál? ¿Te das cuenta del pedazo de documental que tenemos para el club? ¡Va perfecto con el tema! - Exclamó dejando a la cámara en paz.
- ¿Un documental? ¿En serio? - Esta vez intervino Aria, dejando mudo a Blacke, tenía un tono de reproche bastante marcado a pesar de mantener sus hábitos de señorita. - ¿Piensas recorrer este lugar en busca de fantasmas todo el día? - Blacke se encogió de hombros.
- No parece una mala idea de hecho. - Dijo Lexi. Los demás voltearon a verla, había estado muy callada. - Bueno, quien sabe y simplemente sea una coincidencia, bien podríamos buscar excusas para que las fotos hayan salido así… - Se excusó. En realidad, era una manera de mantenerlos unidos.
- No estoy segura de eso… - Intervino Nylah, lo peor que se puede hacer con esos asuntos era cabar hasta encontrar agua. Siempre que se encuentra, es difícil salir del hoyo.
- Tampoco estoy de acuerdo. - Aria se cruzó de brazos. - Es algo que no tiene relevancia.
- Pero es material para el club… - Intervino Saori con un hilo de voz y a pesar de ello, le prestaron atención. - Quiero decir, lo que dice Blacke es verdad… somos un club de asuntos paranormales, lo lógico es que investiguemos y hagamos reportes…
- Tu sí entiendes. - Lexi se acercó enérgica a Saori y la zarandeó suavemente.
- Así que cosas paranormales. - Gin sonrió con tono de burla. - Ya veo, encontraron su mina de oro. - se encogió de hombros. - Yo entro si hay disposición, trabajar solo no sería divertido. - Miró a Blacke y puso una mano en su hombro como apoyo, y pronto fue desterrada del mismo a lo que él se movió a un lado haciendo que casi perdiese el equilibrio. El peli blanco suspiró.
- Bueno, eres la líder. Así que tu mandas. - Concluyó Matt con una sonrisa. Aquello no le venía en gracia, menos después de conocer a la pequeña Mary-Ann y el extraño paradigma en el que los quería meter. - ¿Qué dicen? - no quedó más que suspirar y resignarse. Para la tarde se organizarían para recolectar información, después de todo, debían de esperar a una hora más nocturna, o al menos así eran las leyes del pensamiento popular.


Y les dio el Corona y se murieron todos, fin (????
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Mensaje por Cris Miér 1 Abr - 1:57

Matt subió de nuevo a su habitación junto con Sky que seguía quejándose de haber engordado, a lo que el pelirrosa rodó los ojos con una sonrisa en el rostro. Ya iban tres veces que el moreno trataba de comprobarle que en efecto estaba hinchado, y ya iban tres veces que Matt le negaba el hecho.

Una vez en la habitación, Sky se dispuso a buscar su traje de baño ignorando las advertencias de Blacke porque ¿Qué iba a hacer hasta la tarde? Igual un chapuzón nunca le había hecho daño. La mirada de Matt se dirigió a la botella de whisky que habían usado la noche anterior: Quedaba apenas un poco del licor en el fondo de la botella. Suspiró de pronto, recordando. No es que hubiese querido tomar realmente en la fiesta, no era alguien que gustara mucho de esas cosas a pesar de su irónica resistencia a ello, pero... En el momento, pensó que quizás el alcohol lo ayudaría a despejar su mente de todo lo que venía sucediendo, aunque no había funcionado de todas formas. Bueno, ¿Quién quitaba que un último trago en horas matutinas pudiera lograr lo que tres tragos no lograron el día anterior?

Suspiró de nuevo, con más fuerza, y recogió la botella del suelo, no divisó ningún vaso cerca así que sin pensárselo mucho tomó directamente de la botella lo que quedaba de whisky. Sky se giró a mirarlo extrañado, aunque ese sentimiento sólo se reflejara en su rostro con una ceja levemente alzada mientras Matt hacía una mueca rara al tragar el licor.

-¿No fue suficiente lo que tomaste anoche? -Matt exhaló resignado.
-No es como que funcione de todas formas –Se encogió de hombros y se giró a mirarlo- ¿Irás a nadar de todos modos? Si es por la hinchazón...
-Es que...
-No estás gordo, cielo.
-Que sí, mira.
-Que no.
-Sí.
-Estás perfecto como siempre –En ese momento llegó Gin, alcanzando a escuchar la frase del pelirrosa y esbozando una sonrisa burlona.
-Puedo pasar luego –Dijo viendo cómo Sky tenía media camisa levantada, con el torso dirigido hacia Matt, quien se limitó a sonreír.
-Pasa.
-¿Seguros? Parecían en medio de una conversación importante –Comentó, entrando de todos modos.
-Es este niño, que anda imaginándose cosas –Se detuvo a observar un poco a Sky- Aunque nunca has sido muy del tipo imaginativo –Se cruzó de brazos suavemente.
-Eso te lo dejo a ti -Respondió Sky dejando caer la camisa de nuevo a su sitio.
-¡Eso! -Exclamó el pelirrosa, más para sí mismo que para los demás, que se le quedaron mirando un instante. Dibujar un poco sí lograría relajarlo, así que resolvió tomar una ducha antes de salir a buscar un sitio idóneo para su despliegue artístico.

Se encaminó hacia el baño cuando de pronto Sky se le cruzó.

-Yo iba a bañarme.
-Te bañaste antes de bajar a comer.
-Pero necesito hacerlo de nuevo.
-Pero vas a la piscina -Soltó Matt en reproche.
-Por eso.
-No tiene sentido.
-Sí tiene.
-No tiene.
-Sí.

Cuando Sky creyó haber ganado la disputa, continuó su camino al baño pero Matt le obstaculizó la entrada situándose en la puerta.

-No –Le dio un toque en la frente con su dedo índice, con lo que Sky se balanceó ligeramente- Tú te tardas mucho. Entras después de mí -Sky compuso un rostro de puchero, tan ligero que se veía inocente. Con lo que no pudo contenerse y rió- Después de mí, cielito –Y cerró la puerta.

Sky relajó el rostro después de unos segundos y se giró, Gin lo miraba como si se estuviera aguantando una gran carcajada, a lo que él sólo suspiró y se sentó de un sopetón al pie de la cama que daba hacia la puerta del baño. Y se quedó mirando insistentemente.

-No podrás abrir un agujero en la puerta por más que mires -Espetó Matt desde adentro, y escuchó a duras penas al moreno resoplando.

Una vez en la ducha, se quedó pensando sobre la reunión del día anterior. Una amplia sonrisa se dibujó en su rostro con suavidad. Bien sabía que había sido idea de Gin, más que todo como una excusa para beber algo de licor y hacer travesuras, y los demás se quedaron por, quizás, curiosidad de experimentar algo nuevo, sin embargo... La reunión era “en honor” a su recuperación, y el que todos hubiesen accedido le enternecía en verdad. Por simples que pareciesen, eran gestos que lo conmovían.

Luego de retirarse el shampoo del cabello, se giró para enjuagarse el rostro y luego abrió los ojos, dirigiendo un momento la mirada hacia una pequeña franja entre la cortina y la pared que sin querer había dejado sin cerrar. De pronto, la imagen traslúcida de MaryAnn apareció del otro lado del baño.

-¡Ack! -Exclamó, cubriéndose por reflejo.
-¡Ay! -Gritó la pequeña cubriéndose los ojos con las manitos y dando saltitos avergonzada- ¡Perdón, perdón! No vi nada -Y se giró sobre sus pequeños talones. El pelirrosa se enterneció con la actitud de la niñita y se relajó.
-¿MaryAnn? ¿Qué haces aquí? -Soltó suavemente, aunque ligeramente sorprendido.
-Sólo quería saber si vendrías a jugar con Ny y conmigo en la tarde –Dijo, aún de espaldas y aún cubriéndose los ojos. Matt rió suavemente.
-Claro que sí, Nylah ya me había avisado –La niña giró levemente el rostro, descubriendo uno de sus ojos, viendo que el muchacho se había cubierto también con la cortina, asomando sólo su rostro- Nos vemos allá. -Añadió con una sonrisa radiante.
-¡Síi! -Gritó MaryAnn dando otro saltito.
-Y no entres así, que casi... -Empezó a decir, asomando su mano libre y señalándola en falso regaño.
-¿Qué haces? -Preguntó la voz de Sky, quien de pronto irrumpió en el baño- …
-…

Sky contempló a Matt, que se había quedado paralizado con el rostro asomado mirando hacia la esquina, su mano aún señalando a lo que, para el moreno, era la nada. Alzó lentamente su ceja derecha mientras el pelirrosa se giraba con la misma velocidad.

-¿Sí?
-Eso pregunto yo...
-Ehm...
-Te escuché hablar y... -Deslizó su mirada hacia el brazo de Matt, que seguía extendido.

Matt miró de nuevo hacia la esquina, donde MaryAnn seguía de pie con los ojos muy abiertos, dándose cuenta que, de hecho, el otro muchacho no podía verla. El pelirrosa alternó su mirada rápidamente entre MaryAnn y Sky, para quedarse mirando al último.

-Estaba... -Iba a decir “hablando solo” para excusarse, pero pensó que eso entristecería a la pequeña en medida- Hablando. -Soltó simplemente, recogiendo su brazo a su posición natural.
-… Sí, pero ¿Con quién? -En ese punto, Sky se preguntaba si debía seguir insistiendo.
-Una amiga -Sonrió como si su explicación fuera lo más lógico del mundo.
-…
-…
-Creo que el licor sí te afectó -Dijo el moreno relajando el rostro. Matt notó de reojo que MaryAnn había decidido desvanecerse.
-¿Qué están haciendo? -Se asomó Gin con curiosidad, notando que Sky estaba un paso dentro del baño. Alzó una ceja- No sabía que se iban a bañar juntos.
-Juntos no –Respondieron los dos al unísono. Gin soltó una carcajada.

-------------

Matt salió de la ducha no mucho después, cubriéndose desde la cadera con una toalla para buscar su ropa de cambio, que se le había olvidado. Mientras buscaba en su equipaje, Sky no esperó y entró al baño, cerrando la puerta tras de sí dejando a Matt a medio camino de vuelta al baño.

-¡Eh! -Exclamó y luego cerró los ojos, suspirando- Qué impaciencia.
-Te puedes cambiar aquí -Rió Gin- No es como que me interese lo que pueda ver. Puedo taparme los ojos si te da penita -Bromeó cubriéndose parcialmente con las manos. Matt sonrió.
-Es mejor prevenir.
-¿Prevenir qué?
-Uno nunca sabe cuándo alguien puede abrir la puerta.
-Vamos, ¿Quién sería tan imprudente? -El albino se echó en la cama relajadamente.
-¡Chicos! Quería saber que tenían pensado hacer hasta la tarde, ya que... -Lexi abrió la puerta sin mucha delicadeza. Venía con Nylah, que estaba a su lado- Oh.

Lexi, sin decoro alguno, examinó en segundos la imagen frente a ella: El pelirrosa, cubierto parcialmente por una toalla, con el torso y parte de las piernas al descubierto, y sus brazos también, con lo que se exhibían sus tatuajes por completo. Su cabello mojado y su cuerpo, de hecho, ligeramente húmedo todavía.

-Ya se respondió la pregunta -Sonrió Gin.
-Vaya, vaya -Rió la rubia- Estamos en horario familiar, ¿sabes?
-¿Por qué lo dices? -Cuestionó el pelirrosa.
-Estás semi-desnudo.
-Y quién te manda a abrir sin tocar la puerta, maleducada –Matt esbozó una sonrisa ladina. Lexi le sacó la lengua divertida.
-¿Nylah? -Preguntó de pronto Matt, mirándola.

Con eso, la mirada de Gin se deslizó también hacia la pelinegra, que se había quedado estática mirando al pelirrosa. Su rostro exhibía un sonrojo violento pero ella no se movía.

-Nylah –Llamó Gin casi sin darse cuenta, algo dentro de él lo obligó a devolverla a la realidad también.
-¿Qué? -La pelinegra volvió en sí y dirigió sus ojos caramelo al albino, que la miraba aparentemente tranquilo- ¡Ah! Queríamos saber qué iban a hacer en este rato -Retomó el tema como si nada, tratando de apartar la vergüenza.
-Oye –La llamó Matt- Si vas a quedarte mirando, la próxima vez al menos me pagas.
-¡Matt! -Infló sus mejillas aún levemente sonrojadas. Él rió- Yo no...
-Es broma, Ny –Le guiñó un ojo y se giró, entrando al baño y cerrando la puerta.

En ese momento, un pequeño silencio se instaló en los presentes. Nylah se cruzó de brazos aún en puchero, y Lexi observaba a Gin, que a su vez miraba a Nylah.

-Momento. -Espetó Gin.
-¿Qué? -Preguntó Lexi.
-Sky estaba en el baño también.

Los tres se miraron entre sí. Al fondo sólo se escuchaba el agua de la ducha precipitándose. Un momento después, salía Matt completamente vestido con su usual ropa negra y el cabello todo alborotado por haberse restregado la toalla, dato que más de uno iba a tomarse a mal. Levantó la mirada luego de cerrar la puerta del baño, para encontrarse con tres pares de ojos curiosos, y las caras de Gin y Lexi conteniendo a duras penas una carcajada.

-¿Qué?
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Mensaje por Shiba Lun 13 Abr - 4:55

Esperaron a que Sky saliese del baño, el que no tardó en mostrar su rostro enmarcado por la toalla que tenía en la cabeza, mientras se secaba el cabello, y la camiseta estúpidamente grande para él lo hacía ver como un niño usándola ropa de su padre.
Todos lo miraban, y especialmente Las dos chicas que recién se enteraba que estaban ahí y Gin, como si hubiese hecho algo extraño.

- ¿Qué?
- Nada, nada. - Negó Lexi, Nylah intentó no reírse.
- ¿fue un baño rápido no? - Esta vez preguntó Gin, Matt solo suspiró, pero sabía que su mejor amigo sabría que contestar.
- Supongo. - Fue hacia su cama y buscó el pequeño maletín que siempre cargaba consigo, listo con ropa limpia y lo necesario para cuando salía de la piscina.
- Nunca antes te habías apurado tanto.
- Matt entró y no dejó puesto el seguro, y como no sabía quiénes estaban acá preferí apurarme. - se llevó el maletín al hombro y los quedó mirando con la misma monotonía de siempre, sabía que esperaban algo de él, pero no sabía qué, aunque cuando vio el rostro de Matt y lo rendido que estaba ante las conjeturas que podrían hacer simplemente le dio igual.
- ¿Les quitamos tiempo de calidad? - Lexi se llevó una mano a los labios para no reír. Sky inspiró profundo y miró a las dos chicas.
- Me dejó solo en el baño, por supuesto. - Dijo simplemente, haciendo que los otros tres jóvenes abrieran los ojos como platos y Matt dejase que un resoplido de risa saliese de él. - Me voy.- Anunció simplemente. - Cariño. - Asintió simplemente a Matt, se acercó a darle un abrazo y se dirigió a la puerta, y todo quedó en silencio hasta que la atravesó por completo. Sky siempre iba con la corriente y si de eso trataba, a pesar de la seriedad que demostraba aquello no representaba algo que lo bochornase siquiera. Y si Matt no mal recordaba hasta frente a su abuela había dicho cosas así sin problema solo para que ésta riese. Era bueno saber que tener un amigo como Sky era pasar vergüenza compartida.
- Suerte Darling. - Habia dicho antes de que cruzase la puerta.
- ¿Dónde va? - Preguntó Nylah con dirección a Matt quien supo en el momento que ese simple comentario de Sky era lo que menos se esperaban.
- Piensa que engordó ¿Dónde crees?
- Ejercicio.
- Exacto, eres muy lista hormiga. - Gin le pasó las.manos sobre la cabeza despeinándola. Nylah infló las mejillas apartándose de su agarre. Y del extraño golpe que sintió en su cuerpo en el momento que su mano la alcanzó.
- Deberías de ver lo buena que soy en las matemáticas.
- No lo dudo. - Sonrió Gin tranquilo, luego miró a Lexi. - ¿no venían a algo?
- Sí. - La rubia respiró hondo. - No sabemos qué hacer así que… - Giró a ver a Nylah pero se veía muy concentrada viendo la puerta.
- De hecho, yo creo que ya sé que haré. - Dijo Nylah esbozando una sonrisa, había recordado algo, y sentía curiosidad, por lo que eso se le hizo más importante como para salir sin contarle mucho a los demás.
- Bueno, yo no sé qué hacer. - Se cruzó de brazos y los miró con una sonrisa quitándole importancia a lo anterior. Nylah tenía sus cosas raras y si era algo como para que saliese así, al menos sabía que no era peligroso hasta cierto punto, pues no sintió que ella tuviese algún rasgo de preocupación, más bien expectación.

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Se había quedado en su cama, aprovechando para descansar el cuerpo, pero no quería dormir, razón por la que en sus manos reposaba un libro de los que había llevado para distraerse a ese lugar. No entendía por qué Nylah y Lexi se habían ido a buscar a los chicos cuando había diversión suficiente con un libro. Lo único que quizá podría estar añorando era una taza de té, pero ir a la cocina implicaba moverse de la cama, y eso solo cambiaría la cómoda posición que le costó tanto encontrar, por lo tanto podía sacrificar una taza de té por mantenerse lo más cómoda posible en esos momentos, la ventaja de esas camas es que el colchón era de buena calidad.

Su pequeña lectura fue interrumpida cuando escuchó la puerta abrirse de par en par. Era Nylah entrando como Alma que lleva el diablo hasta su cama y sacando de su maleta mientras buscaba quien sabe qué. Pero luego centró su vista en la sombra que había visto llegar con ella pero que se quedó en el marco de la puerta, con la cabeza recostada con su aburrida expresión de siempre.
- ¿Qué Ocurre? - Preguntó lo más tranquila que pudo. Sky la miró, lo sabía a pesar de que ella se estaba dirigiendo a Nylah.
- Vamos a la piscina. - Nylah le sonrió mostrando su toalla y varias cosas de necesidad.
- ¿Tú también? - Levantó una ceja casi incrédula.
- Bueno, me han entrado ganas de darme un chapuzón. - Empezó a guardar todo en un bolso aparte.
- ¿Quieres venir? - Esta vez fue la voz de Sky la que intervino, ella finalmente se dignó a verlo, la verdad, se borraba que acababa de salir del baño ¿Por qué iría a la piscina? Y aunque le haya dado curiosidad no quiso preguntar.
- No, gracias, estoy bien lejos de estanques llenos de agua por ahora.
- Ahh.. - Él volvió a apoyar su cabeza al marco de la puerta. Con una mirada que podría ser considerada como molesta, por supuesto lo había rechazado, pero, Aria comprendió en ese momento que en realidad era un tipo de tristeza mezclada con vergüenza. Sky era poco expresivo pero ya había tenido suficiente con lo del día anterior, o bien, simplemente no quería ir a nadar por miedo.
- Oh, vamos, será divertido. - Le dijo Nylah sonriente, Sky volvió a poner los ambares que se cruzaron por un segundo con los azules de Aria, y los mismos simplemente parecieron rogarle en que no insistiese. El chico entendía que la razón posiblemente era ajena a su persona, aunque al principio se haya echado por completo la culpa de esa respuesta.
- Estoy bien, en serio, si me animo apareceré más tarde por ahí. - Para sorpresa de Nylah una leve sonrisa apareció en los labios de Aria antes de volver a clavar su mirada en el libro para continuar con su silenciosa lectura.
- Bueno, vamos. - Se mandó el bolso al hombro y avanzó seguida de Sky, quien después de darle un último vistazo a Aria aun contra sus normales actitudes se despidió.
- Nos vemos luego. - Escuchó la voz de Sky, bastante fuerte a decir verdad, o bien, mas alta de lo que acostumbra, pues su tono bajo ya era algo que se había grabado en la cabeza de todos.

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Nylah caminaba con bastante ánimo, realmente quería olvidarse un poco de lo que había pasado en la noche, y más que nada de lo que ahora les había pedido Blacke, no es que fuese una mala idea, tenía sentido, el problema es que al final, resultaría molesto, y no solo para ella. Pero si era completamente sincera, eso era algo que podía lograr de otra manera, mas, sabiendo lo poco expresiva que era su compañera de cuarto y el hecho de que no les comentaba nada a pesar de que era obvio que algo estaba pasando, añadiendo ahora esa pequeña sonrisa que vio, era todavía más sospechoso, y ella solo quería saber, además de que Sky era bastante complejo, pero simple a la vez, si es que eso tenía sentido claro. Su suerte fue alcanzarlo antes de que bajase las escaleras, y que no rechazara el acompañarla a por sus cosas, aunque serio, era amable. No tardaron en llegar a la piscina, y cada cual escogió una ducha después de dejar los bolsitos cerca de las bancas de recreación que rodeaban el cuerpo de agua artificial. Y luego, Nylah fue la primera en el agua, mientras Sky se había quedado afuera calentando. Si tuviese que decirlo no es que fuese extraño ver a Sky en bañador, lo extraño es que utilice camiseta cuando estaba tan acostumbrado a no hacer eso en sus competencias.
- ¿No vas a calentar? - Preguntó. Nylah salió con un poco grado de culpa por ello.
- Es la emoción. - Se excusó, e imitó lo que hacía el moreno,quien solo hizo un sonido de entendimiento.
- ¿Y cómo van las cosas con Aria? - Preguntó de la nada. Sky se detuvo, pero luego continuó aparentando nada.
- No lo sé.
- ¿A qué te refieres? - Era verdad que ella, así como los ajenos a ellos dos, no sabían nada, pero era bastante curioso justo por tratarse de ellos dos.
- Es que… No sé. - Volvió a repetir sin llegar a ningún lado realmente. - ¿Ella te ha dicho algo?
- ¿Sobre?
- Si me odia.
- Nunca. ¿Te lo ha dicho? - Sky negó.
- A veces se siente así.
- ¿Y las otras veces? - Otra vez se detuvo, esta vez mirando de frente a la piscina meditando realmente lo que eran esas otras veces.
- Como si fuese todo lo contrario. - Dijo, Nylah apretó los labios para ocultar el típico grito de amigas em emoción que podría haber sacado.
Sky entonces fue directo a la piscina y lo siguió. Nadarían pero quería seguir conversando. Después de varios minutos flotando por ahí o buceando, en el caso de Nylah y dando brazadas de un lado a otro en la piscina en el caso de Sky, la chica comprendió mucho la popularidad del joven que iba más allá de su apariencia. Era quizá demasiado apasionado con ese deporte, o bien era porque en serio creía haber engordado.
- ¿Carreritas? - Preguntó ella, él se encogió de hombros. Y una vez ubicados comenzaron. - En sus marcas, Listos, Ya.
No era ninguna sorpresa que cuando ella llegó a la pared Sky ya estaba esperándola.
- ¿Eres humano acaso? - Y él se encogió de hombros. Ella miró al cielo, y recordó su cita con Mary Ann y Matt, no debería de faltar mucho. - Yo creo que ya me voy. - Dijo. Sky asintió simplemente.

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No podía creer que estaba haciendo caso, era claro que no se iba a meter solo en traje de baño, nunca, pero después de pensarlo un poco, solo quizá no era tan mala idea relajarse un poco, después de todo, realmente no recordaba cómo había sido su anterior incidente en la piscina, y Sky estaba ahí, era básicamente el experto del lugar.
Ocultó su rostro con sus manos una vez notó cerca la piscina, se estaba arrepintiendo pero ya estaba tan cerca que no había paso atrás.
Y entonces, lo vio, Sky subiendo a Nylah a su espalda y viendo en la dirección contraria, para casi que salir corriendo ¿Qué había sido eso? Y aunque sintiese que fuese una falta de respeto el invitarla y ahora dejarla plantada, no quizo hacer conclusiones presurosas, y con calma regresó por su camino.

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- Lo siento. - Murmuró ella al agarrarse de sus hombros para no caer. Sky había puesto su toalla en su espalda y a ella la había cubierto con la propia.
- No importa. - Dijo simplemente. - Ocurre muy a menudo en realidad. - Intentó quitarle cualquier culpa que sintiese. Nylah al salir, un poco apurada, pisó mal uno de los escalones torciendose el pie y cayendo nuevamente al agua. Cuando Sky la ayudó a salir había sido para darse cuenta de lo dificil que era caminar, y saltar en un pie cerca de lo que es una piscina no era una buena idea a menos que pensase en el suicidio. Por eso Sky decidió que la ayudaría a llegar a la enfermería.

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- Esto no esta tan mal. - Dijo Lexi mordiendo la paleta de helado que habían tomado de las hieleras en la cocina. Con Gin y Matt se habían quedado en una banca a unos metros de la mansión, junto a el jardín que rodeaba la pared.
- ¿Ves? aquí el secreto no es pedir, es ir y tomarlo. - Asintió Gin. Matt suspiró pero de todas manera mordió su paleta con gusto. tenían tiempo sin comer helado, y como se estaba haciendo costumbre los empleados no estaban alrededor, al menos no en la cocina para poder pedir unas simples paletas que era hasta extraño que tuvieran.
- Tienes suerte de que este lugar sea como un pueblo fantasma. - El pelirrosa miró con atención el árbol sobre ellos, el viento soplaba y la luz traspasaba los huecos que dejaban las hojas, era, o se supone que fuese así, un día tranquilo, no había nisiquiera rastro de que fuese a llover o a hacer sol radioactivo. Simplemente era cómodo. excepto las bancas esas cosas necesitaban almohadones.
- ¿Es ese Sky? - Preguntó Lexi. Gin solo miraba callado, la paleta en su boca solo se derretía, y Matt giró si rostro para encontrarse con ello ¿Habría pasado algo? ¿Sería referente o algo parecido a lo que le ocurrió a él?
- Sí, es él. - Contestó el pelirrosa. - Nylah… ¿Estará bien?
- Quiza… solo le está dando un paseo a caballo. - Dijo Lexi, Matt comprendió que trataba de sacar cualquier idea que él tuviese de la cabeza de Gin, pues el último no sabía nada.
- ¿A caballo? ¿En serio crees que Sky haría algo así?
- ¿Por qué no? Siempre hay muchas posibilidades.
- ¿Celoso? - Por fin escucharon la voz del peliblanco con gracia y como siempre animada.
- ¿Yo? ¿De? - Gin se quedó con la boca entreabierta al recordar ciertas cosas, pero al final no dejó que eso le afectase la broma.
- ¿De quién más? De Sky. Es tu novio. - Matt resopló.
- Él puede hacer lo que le de la gana, si se va con otro sabe lo que se pierde. No es idiota. - Le informó de manera muy real, Gin resopló, esos dos eran tan poco quitados de pena, que era difícil reaccionar a veces.
- ¿Vamos a preguntar? - Dijo Lexi. Y miró a Gin, quien parecía, aunque poco reluciente por au exterior, el más concerniente sobre ello.
- Vamos. - Los ojos azules de Gin se posaron en los otros dos una vez se levantó de la banca, Lexi esperó un poco, pero una vez Matt se levantó no podía decir que esperase.

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- Sky… - Matt vio a su amigo en cuanto este salía de la enfermería un poco perdido, y el mismo solo lo miró un segundo para clavar su mirada en Lexi.
- Tú. - La señaló al acercarse. - Ropa para Nylah. - Dijo simplemente, eso daba mucho a malinterpretar, más cuando la cargaba tapada con una toalla tal que si cargaba ropa, no se sabía.
- ¿Eh? - Fue su reacción.
- Necesita ropa seca.
- ¿Qué?
- …
- Ya, ya voy. ¿Está bien?
- Solo es una torcedura. - Explicó. Lexi asintió.
- Acompáñame entonces.
- ¿Qué?
- Vamos, a ti fue a quien mandaron ¿No? - preguntó y lo tomó del brazo para arrastrarlo consigo. por suerte las toallas habían hecho su trabajo y estaba seco. Gin y Matt habían decidido que lo mejor era entrar a ver cómo estaba.

- Hola. - Les sonrió Nylah al verlos, la enfermera la estaba vendando.
- Jovencitos ¿Quien les dio permiso de entrar?
- Lo sentimos, simplemente queríamos saber si no es nada grave.
- No, para nada. - Contestó. - Con reposo estará bien pronto, aunque por ahora dolerá. - Le dijo antes de levantarse al terminar su trabajo.
- ¿Cómo te fuiste a torcer? - Preguntó Gin con burla. Nylah le quitó importancia.
- Fue un accidente, por suerte Sky estaba conmigo.
- Ny… - Pronunció Matt, Gin no dejó que eso se le pasase de largo, solo con eso parecía que le estaba diciendo algo, y Nylah parecía contestarle con pesar gracias a su expresión. Y una leve negación de su parte le decían que algo estaba extraño. - ¿Estás segura que estás bien?
- Sí, para la noche quizá pueda asentar un poco el pie, o eso me dijo la enfermera.
- Ya veo… supongo no te podrás mover por un rato.
- Trataré de estar bien para la tarde.
- ¿Debería de llamar a tu hermano? - Preguntó de la nada Gin. Nylah se espantó.
- No, claro que no. - Negó apresurada.
- Pero…
- Si se entera será un problema y lo sabes… - Gin suspiró y guardó su celular, de todas formas no había señal en ese lugar. y si lo hacía eran en lugares demasiado estratégicos y complicados.
- Esta bien.
- ¿Sabes si Sky fue por mi ropa?
- Ah, si fue con Lexi. - Matt señaló hacia fuera.
- ¿Matt puedes ir a buscarlo?
- ¿Qué? ósea, no hay problema, pero…
- Te seré sincero. - Gin suspiró fuerte. - Necesito hablar con esta rata. - Puso la mano sobre la cabeza de Nylah y Matt resopló.
- No tienes que sacarme excusas para eso. - Le quitó importancia, y con burla hizo con la.mano para despedirse, debería de ir a buscar a Sky.
- ¿Qué ocurre? - Preguntó Nylah sin comprender, Gin se sentó a un lado de ella.
- Veamos… - Pensó lo siguiente que diría cuando tomó el dorso de su mano como si fuese un adulto que ahora iba a explicar cosas de la vida a un menor. A Nylah la mejillas le encendieron y el molesto golpeteo regresó. - Cuando vas a salir con alguien, deberías de buscar un lugar más privado que una piscina..
- ¿Qué? Espera, ¿De qué hablas?
- Tú y Sky. Nylah, sí, estamos jovenes y hay que divertirse pero la piscina es peligroso… hay cloro y podría haber infección.
- Solo fuimos a nadar, imbécil. - Sus ojos muertos por esa charla fueron lo que bastó para que Gin soltase una estruendosa risa. - ¿Ahora qué?
- Parecías bastante tranquila. En su espalda.
- Es Sky simplemente. - Ladeó la cabeza, dejando a Gin pensativo de cómo avanzar sobre aquello.


No hay como editar, se joden, me vale lo mal escrito que esté, peeerooo ya no seré Kevin
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Mensaje por Mar. Miér 15 Abr - 17:39

-¿En serio? – su voz salió con más gravedad de la que había querido. Gin giró la vista hacia ella. -¿En serio le pediste a Matt que salga solo para esto? – sentía que algo se había desinflado dentro de ella. ¿Pero cómo era posible? En menos de un minuto, el peliblanco la había llevado en una montaña rusa de emociones, le aceleró el corazón y le pinchó el globo con solo una frase.
-Bueno… Tiene lógica ¿no? No voy a exponer tu vida amorosa en frente de otras personas…- Estúpido Gin. Él la conocía ¿o no?
- Ya te he dicho que solo fuimos a nadar
- Pues no te creo… ¿no me estás escondiendo algo? – Hasta allí. La joven le dirigió una mirada que se debatía entre cansina y  enfadada, antes de voltear el rostro hacia la ventana de la habitación. Gin cerró la boca, eran pocas las veces en que podía verla enojada; la expresión de la joven daba el claro mensaje de que era hora de terminar esa discusión, incluso había una vocecilla en su cabeza que le decía: “Estás en terreno peligroso, huye”. Pero él amaba tentar al diablo.
-Yo solo digo…
-A ver, ¿y si hubiera pasado algo? ¿A ti qué? – La joven volvió el rostro para increparlo, su voz sonó a reprimenda y reto. Lo miró firme. –No te concierne lo que yo haga o deje de hacer. –
Aún no entendía el por qué estaba tan enojada, pero sentía como algo empezaba a quemarle en la boca del estómago. Tenía muchas palabras guardadas en su garganta, aun cuando desconocía el verdadero origen… ¿No? ¿Realmente lo desconocía o sencillamente no lo quería aceptar? Vio cómo su amigo de la infancia se tomó unos segundos en responder. Sus ojos azules la miraron firmes y algo empezó a nacer dentro de ella, sabía que sus mejillas iban a empezar a colorearse de rosa si él seguía con esa mirada tan penetrante o si sucedía…
-Me concierne. – eso, exactamente eso. Sintió como el calor subió hasta sus cachetes y su corazón empezó a latir cada vez más fuerte…
-¿En serio? – esa pregunta salió como un suspiro, un susurro privado, una esperanza o ilusión involuntaria.
-Claro. Tu hermano me ha dicho que te vigile y te cuide. ¿Te imaginas que se entere de esto?- ¡Plaf!, globo pinchado nuevamente. Nylah sintió la sangre hervir pero se controló, en cualquier otro momento, lo hubiera mandado a volar y hubiera salido de la habitación agitando la puerta fuertemente, pero estaba allí, postrada al menos hasta el atardecer.
-Largo – soltó.
-Lo digo enserio pitufo, si a tu hermano le concierne, a mi también.
-¡Nos llevamos un año frosty! ¡Un mísero año! – se detuvo. Sabía que su enfado no tenía razón, así que respiró profundo. –Y lo que sea que te haya dicho mi hermano, olvídalo. No tiene que ver aquí. Lo que yo decida hacer o con quién decida hacerlo, es solo mi problema. –habló firme.
A él no pareció gustarle esa última frase y menos, provenientes de sus labios. ¿Ahora qué le diría? Ha decir verdad… ¿a qué se debía toda esa conversación en primer lugar?
-Ni a él, ni a ti, les concierte – prosiguió ella. Gin se lo pensó, iba a decir algo, pero la puerta de la habitación se abrió, dejando ver a Sky y Matt.
Skyler se acercó sin decir una palabra y le entregó una bolsa.
-Usa esto.-
-Gracias- Nylah sonrió pero la sonrisa se evaporó en cuanto vio el contenido.
-¿Y esto?
-Hay una explicación, pero cámbiate primero. Puedes enfermarte – adelantó Matt, ella solo asintió. Gin la miró extrañado, pero solo se levantó y salió de la habitación seguido de los demás.
-¿Y la rubia? – Nylah había escuchado perfectamente aquella pregunta mientras salían de la habitación.
-Ah, pues… - la puerta se cerró detrás de ellos. Y ella solo atinó a apretar la bolsa que tenía entre las manos. ¿Por qué? Aún no lo descifraba del todo, pero algo de eso, no le agradaba.

...

La puerta se abrió de golpe al cavo de unos minutos. Los tres jóvenes se voltearon encontrándose con una Nylah apoyada en el marco de la puerta. Traía el cabello suelto y despeinado, estaba con los pies descalzos y llevaba una camiseta de manga corta que le quedaba como una especie de vestido holgado hasta la mitad del muslo, no era algo muy diferente a lo que siempre utilizaba…salvo por un detalle, eso no suyo. Era de hombre, Gin solo la observó allí, de pie, usando esa prenda ajena a ella.

-¿Qué haces? – Matt se apuró a ayudarla para que se sostuviera en su brazo.
-Es que quisiera ir a mi habitación a descansar, creo que podré hacerlo mejor que aquí – un ligero sonrojo apareció en sus mejillas, Gin lo notó.
-Sobre eso…hay un problema – empezó a explicar Matt. Ella lo miró curiosa. La historia era sencilla, cuando fueron a la habitación de las chicas por la ropa de Nylah, la puerta estaba trabada y parecía no haber nadie. Lexi fue a buscar a uno de los empleados para que lo abriera, pero ya que no podían esperar porque Nylah seguía con la ropa húmeda, Sky le prestó una de sus camisetas.
-Ah, entiendo – soltó la joven. Seguía algo sonrojada, estaba apenada. Y era lógico, se había tenido que quitar el traje de baño y solo permanecía con la camiseta. Había querido ir hacia su habitación directamente, pero ahora no era opción. Al menos, quisiera recoger las cosas de la piscina… ¡eso era! Tenía su maletín allí. ¿Y a quién se lo iba a pedir? Sería mucha molestia pedirle a Sky luego de haberla traído hasta allí, y a Matt, considerando que él tendría que ir a la cita de juego con Mary Anne solo, si es que a ella no se le pasaba el dolor pronto, sería demasiado. ¿Gin? Quizás no era la mejor opción luego de la discusión de hacía instantes, en realidad, era la peor opción. No quería seguir discutiendo… Bajó la cabeza un momento.
-¿Te sucede algo? – soltó el oji azul.
-Yo…quiero ir a la piscina- habló sujetando con una mano el borde la camiseta.
-¿En serio? ¿Después de todo?
-Es que quiero recoger mis cosas.
-Yo puedo ir por ellas- habló el moreno.
-No, no Sky, no te preocupes. Yo voy…solo esperaré que venga la enfermera y me preste unas muletas si es que tiene... sino, esperaré a que se me pase un poco o quizás a Lex...- sonrió.
-¡No te preocupes enana! Deja que vayamos por tus cosas, tú puedes ir a descansar a nuestra habitación por un rato si gustas. –Ella solo miró al joven peli rosa, iba a decir algo, pero el peliblanco se le adelantó.
-Vamos, no seas terca, yo te llevo– Y sin tener opción, asintió con la cabeza, rendida.

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Mientras tanto, por otro lado de la mansión. Lexi caminaba buscando a alguno de los empleados de esa gran Mansión, pero increíblemente no se había topado con ninguno. Así que consideró ir a buscar a Patrick y se volvió hacia el lado opuesto de la casa, casi llegando al vestíbulo, se topó con Blacke quién bajaba con la cámara en mano.
-Hola – saludó animado. Ella le respondió de igual forma. -¿Vas a algún lado?
-Buscando a alguien que pueda abrir la puerta de mi dormitorio.
-¿Se cerró?
-Si – La joven hizo un pequeño mohín. –Y quiero sacar unas cosas. Lo peor es que no hay nadie que me pueda ayudar.
-¿Quieres que te acompañe a buscar? – la joven lo miró curiosa.
-¿No tienes que grabar un documental?
-Nah, todos están entretenidos en otras cosas. Creo que hay tiempo. ¿Vamos? – Ella asintió y empezaron a caminar nuevamente.
-¿Y Aria?
-Pensé que estaría descansando, pero creo que salió a algún sitio. Igual no quisiera molestarla con esto. – le restó importancia. – Oye ¿puedes prestármela? – apuntó a Cally. Blacke asintió, sacó del cuello la correa y se la colocó a la rubia, quien sostenía muy contenta la valiosa posesión del castaño.
-Llevé unos cursos de fotografía el verano pasado…-
-¿En verdad?
-Sí, mira. Resolvemos lo de la habitación y te enseñaré mis habilidades – río socarrona. Blacke soltó una risilla.
-Ok, está bien.  – Y siguieron su búsqueda.



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Mensaje por Shiba Mar 21 Abr - 14:49



Avanzando hacia la puerta principal Mattheus miró a su amigo con intriga. Poseía la misma expresión de siempre pero su mirada perdida le hacía entender que tenía cuestionamientos sin resolver.
- ¿Qué pasa? - Preguntó al arrojarse hacia él con poca fuerza empujándolo a un costado. Sky apenas y reaccionó recobrando el equilibrio con un simple movimiento del pie.
- Vi la muerte en ese paso. - Skyler llevó su mano al pecho en señal de espanto que se notaba más como un alivio gracias a la monotonía de su rostro provocando que Matt viese al techo con una sonrisa de ironía. Si de escoger mejores amigos se trataba, él escogía al más dramático.
- Ya, en serio. - Pasó el brazo sobre los hombros del menor. - Te pasa algo. - Acercó la barbilla al hombro del moreno. - Normalmente comes como si no hubiese un mañana. - Recordó los hábitos de alimentación de Sky, especialmente todo lo que le servía su abuela. - Y hoy solo por un trago de alcohol, que te noqueó, te creíste gordo. Además, te olvidaste de tu bolso y el de Nylah en la piscina, cuando nunca lo dejas por ahí. - Matt quedó en silencio un segundo y volvió a empujarse con él obteniendo el mismo resultado anterior, poniendo más peso sobre los hombros del otro. - ¿Entonces? -
- Engordaste, estás pesado. - Sky le pellizcó una mejilla y Matt se quejó alejando el rostro pero sin soltarlo.
- Déjame, soy hermoso aún con rollitos. -
- Solo tú crees eso. - Se encogió de hombros. Matt le sonrió esperando que prosiguiese y Sky suspiró pesadamente.
- ¿Crees que soy un tipo de gato negro? -
- ¿Un qué? - Se sorprendió con aquello, no le encontraba sentido.
- Tu sabes, con un gato negro, tendrás "x" años de mala suerte. - Habían llegado al Jardín, donde Matt miró al cielo (El real), pero esta vez con clara molestia.
- Creo que eres más bien como… Un perro. - Sky intrigado levantó una ceja. El pelirrosa se rió de esto. - Tu sabes, un tipo de pastor alemán en el exterior, pero un extraño pomeranian en el interior. -
- ¿Doy miedo? -
- No, eres guapo. - Dijo simplemente, recibiendo de respuesta un corto resoplido. - Lo que quiero decir, es que… Aunque fueses un gato negro, no das mala mala suerte, simplemente has estado en el lugar indicado en el momento indicado. - Palmó su espalda soltándolo por fin. - ¿En serio era eso? -
- Es que han pasado muchas cosas extrañas que me hacen creer que me están advirtiendo que no debo de nadar. - El mayor le quitó importancia, es decir, era Sky y hasta el momento nada le había ocurrido a él y que dejase de hacer algo que le gustaba solo por eso, era demasiado cruel.
- Créeme, de todo lo que ha pasado, tú eres el que menos culpa puede tener. Apenas y respiras. - Se burló, logrando que el otro joven pudiese conseguir la confianza que estaba perdiendo y sonriese una vez llegaron a la piscina. - Ahora, busquemos. -

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Como buen par de amigos de infancia, el camino a la habitación fue un castigo mudo. Ellos no eran de las personas que se quedasen calladas por mucho tiempo y mucho menos el peliblanco, que era justamente conocido por lo hablador que era.
Mas, caminar con él sin decir una sola palabra estaba volviendo loca a Nylah y solo por su orgullo, por lo molesta que estaba con él, no le permitía decir absolutamente nada pues era lo mismo que perder. Pero luego, se ponía a pensar. ¿Que podía perder? La verdad nada, a lo mucho y podía intentar arreglar la estupidez que dijo anteriormente y ni siquiera lo intentaba, solo estaba ahí, ayudándola a caminar como la muleta andante que era. De hecho, así podía notar más fácilmente lo delgado que era, hacía que le entrase curiosidad de muchas cosas, cosas que quería cuestionarle y no podía y menos podía después de levantar la mirada para encontrarse con su rostro de frente observándola con mucha concentración.
Eso la hizo acelerar su pulso y enrojecer su rostro a tal punto que en ese instante tuvo que bajar la mirada al suelo rogando que no lo notase. No quería que le preguntase nada y a ella se le escapó cualquier duda que se haubiera planteado antes.

- Puedes recostarte aquí. - Ya en el cuarto, Gin la llevó hasta la cama más cercana, la que Nylah no podía descifrar a quién pertenecía por mucho que observase las sábanas. - Es de Skyler, si tienes dudas. - Y sus mejillas volvieron a encender. ¿Qué más iba a hacer para tomar ventaja de la amabilidad de Sky? La cargó, le prestó ropa, fue por su bolso, ¿Y ella iba a usar su cama? No podía. Más no, hasta sentía que estaba haciendo algo malo con respecto a Aria aunque no fuese un dilema real. Es decir, no tenía la suficiente confianza con él, quizá si algún día compartían algo así como una noche de chicas las cosas serían diferentes, pero no era el caso.
Regresó su mirada nerviosa a Gilgamesh con una desaprobación que lo hizo suspirar en frustración. Pero la terminó ayudando a llegar a otra.
- ¿Esta es de…? -
- Es mía. - Con eso dicho, la ayudó a sentarse y ella se acomodó en la misma para reposar e intentando que el corazón no se saliese de su pecho por solo mirar al techo como si no hubiese algo más interesante para curiosear. Pensó en que si no hubiesen tenido la charla anterior ahora estarían bromeando sobre el aroma de la cama, porque… sí, olía a él, pero nunca se lo iba a decir.
Nylah se apoyó sobre sus codos para mirarlo sentarse cerca de sus pies y casi al instante levantarse solo para ir a abrir la ventana que dejó ingresar una fresca brisa que inundó sus pulmones y ayudó a relajarla. Él volvió a sentarse y ella lo quedó mirando, se notaba pensativo, o eso hasta que la regresó a ver con una seriedad que no se esperaba, pero la había visto antes y como siempre la dejó muda.
- Sobre lo de antes… - Empezó Nylah, no quería que trajese el tema así que desvió el rostro para observar el exterior que le permitía el cuadro de la ventana. Pero él continuó hablando. - No tiene que ver con tu hermano. - Y ahí se arrepintió de apartar la mirada, volviendo a donde estaba antes.
- Es solo problema mío. - Gin se levantó para quedar más cerca y poner su mano sobre el brazo de ella con cuidado. - Estoy celoso. - Y la puerta se abrió, ella quedó con los ojos abiertos como si se le fuesen a salir y él huyó a sentarse a la cama de Mattheus.

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De regreso a la habitación Matt y Sky se toparon con Aria, quien parecía más bien distraída por el descubrimiento de la puerta cerrada, por lo cual no reparó en chocar de frente con el pelirrosa.
- Ah… Matheus… - Dijo simplemente y la manera extrañada en que la miró la dejó pensando en que si ahí estaba él, entonces a su lado debería de estar el otro. - Skyler. - Pronunció con una molestia disimulada que el nominado de alguna manera captó y no comprendió. - Permiso. - Se apartó y continuó su camino, debía encontrar a alguien para que le abriese la puerta de la habitación y pronto.
- Adelántate. - Le dijo Sky a Matt, el que solo suspiró e hizo un gesto de que estaba bien después de que le entregase el maletín de Nylah.
Matt avanzó hasta la habitación donde pudo encontrar a Gin en su cama y a Nylah en la cama de Gin. - Traje tus cosas. - Sonrió al dejar el bolso cerca de sus pies e ir directamente donde Gin para sentarse.
- ¿Y Sky? - Preguntó el peliblanco. Aparentaba normalidad, tanta que Nylah se quedó pensando si lo que escuchó antes era real o una ilusión ocasionada por el dolor.
- Aria… - Dijo simplemente. Gin hizo un sonido de entendimiento y Nylah carraspeó llamando la atención de ambos. - Ah sí. - Se levantó seguido del peliblanco y salieron de la habitación para dejar que ella se cambiase con tranquilidad una vez cerraron la puerta.

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Aria sin duda lo había escuchado, estaba detrás suya, como siempre. No es que fuese un acosador o mala persona, lo sabía; pero era tan insistente que a veces le parecía mentira la actitud fría que mantenía con los demás y eso solo le pinchó con más fuerza en su orgullo y lo que había visto en la piscina.
- Oye… - Lo escuchó nuevamente ya más cerca y finalmente tuvo que detenerse cuando le interrumpió el paso al colocarse frente a ella. - ¡Aria! - Ella respiró profundo, era la primera vez que la llamaba por su nombre. Levantó el rostro hacia sus ojos ámbares y como siempre se notaba serio. Aunque su cabello seguía húmedo y le daba un aire de gato medio mojado, en ese momento no estaba para reírse, ni mucho menos sentirse nerviosa, lo había hecho antes y cada vez que pasaba el castaño sentía que solo continuaba perdiendo frente a él. Agregando el sentimiento de que su actuación anterior había sido una derrota pero él la había invitado y plantada de paso.
No sabía lo que le había pasado a Nylah, mas parecía como si solo estuviese en toalla y era algo que podía dejar mucho a la imaginación, y no sabía si realmente mereciese la pena preguntar, realmente no quería, ya le preguntaría a ella misma.
- ¿Qué ocurre? - Preguntó Sky
- ¿Mm? - Apenas ese sonido salió de sus labios. Sky se rascó la cabeza, demostrando que aquello había sido menos de lo que esperaba recibir.
- Tú… no estabas en tu habitación, por un momento creí que quizá te quedaste encerrada. -
- No, había salido. - Dijo y se cruzó de brazos. - Y ahora debo de buscar al señor Patrick, si me disculpas… -
- La rubia… eh… -
- Lexi… - Le volvió a recordar.
- Ella. - Señaló como si hubiese llegado al punto. Aria se empezó a preguntar por qué siempre se olvidaba de su nombre, no parecía que lo hiciese a propósito. Parecía más bien como si no le interesase, lo que la dejó con un bicho de curiosidad. - Ya fue a buscarlo. -
- Bueno, entre dos será más rápido ¿No? - La interrogante dejó a Sky mudo, más de lo normal, porque era una realidad.
- Te acompaño. -
- No es necesario. -
- Pero… -
- Que no… -
- Bueno… - Para Aria eso fue hasta inesperado, no le había insistido tanto. Pero no dijo nada y decidió adelantarlo para continuar con su búsqueda, pero algo había sonado dentro de ella. No haber alargado aquello no era propio de él y le regresó una mirada de soslayo, encontrándose con que de hecho le había mentido y ahí estaba, en silencio a un lado suyo.
- ¿Qué haces? - Preguntó al cruzarse de brazos.
- No tengo nada mejor que hacer. -
- Aja… - Frunció el ceño y Sky inspiró suficiente aire para el año.
- No me hagas caso, piensa que no estoy aquí. -
- Es algo difícil. -
- ¿Fuiste a la piscina? - Soltó de la nada. Aria sintió un escalofrío.
- ¿Por qué tendría que haber ido? - Él se encogió de hombros.
- Por si la encontraste vacía. Nylah se torció el tobillo al salir. - Y ahí, su rostro se puso rojo de la vergüenza por haber sacado conclusiones apresuradas.
- No sabía. ¿Está en la enfermería? -
- Ya no, quedó en nuestra habitación por lo que pasó con… -
- Ya… - Aria suspiró y se llevó las manos al rostro. ¿Qué estaba pensando? Al menos pudo salir de ese error antes de decir cosas que no tendría que. Sky por su parte no entendía por qué se había puesto así y si se acordaba luego le preguntaría. - ¿Qué dijo la enfermera? -
- Que debe descansar. - Y ella solo asintió en entendimiento. Después de haber calmado sus pulso.
- Dime algo. - Lo miró con curiosidad. - ¿Por qué no se te queda el nombre de Lexi? - Aquello lo notó como una pregunta imposible para contestar por el moreno, hasta parecía que veía los signos de interrogación a un lado de su monótona expresión. - La rubia…
- Ah… - Se rascó la cabeza e hizo una mueca problemática que nunca antes lo había visto hacer. - No sé, supongo, simplemente me da igual. -
- ¿Cómo hiciste para aprender nuestros nombres entonces? - Aria quiso reírse, pero aguantó mejor de lo que esperaba.
- No hice nada, tampoco me sé el del amigo de Nylah. -
- ¿Es en serio? - Sky asintió.
- Ni los apellidos. -
- No… ¿Los sabes? - El entrecejo de Aria se notó dudoso, por tanto comenzó a preguntar. - Blacke. - Recibió negación. - Saori. - Tuvo el mismo resultado. - Nylah, Yuu, Coss, Mattheus… - Y recién en el último Sky pudo contestar.
- Ashton. -
- Nunca esperé que tuvieses memoria selectiva. -
- No la tengo. -
- La tienes. - Asintió con una media sonrisa de clara confianza. - ¿Qué me dices de mí? ¿Cuál es el mío?
- Cantor. - Aria abrió los ojos grandes, no esperaba que después de todo eso, él lo supiese. No tenia sentido para ella, o quizá sí, solo que era difícil de aceptar.
- Bien, eso solo demuestra que en serio, eres selectivo. - Volvió su vista al frente, ocultando cualquier sombra de ilusión que se haya formado en su rostro.
- Pero solo contigo y Matt. -
- Listo, lo acabas de aceptar. - Sky resopló y ella rió de eso.
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Mensaje por Cris Vie 24 Abr - 2:55

Ambos estaban a los lados de la puerta de la habitación, Gin cruzado de brazos y Matt con las manos en los bolsillos.

-Ah... -Dejó escapar el pelirrosa, como recordando algo de repente. Gin hizo un sonido de pregunta- Recordé que iba a aprovechar que pasé por aquí para recoger unas cosas -Explicó.
-Ah -Respondió simplemente Gin, levemente distraído.
-Ny -Llamó Matt dando dos golpecitos suaves a la puerta- ¿Ya te vestiste? -Se quedó un instante esperando- ¿Ny? -Insistió.
-¿Qué? -Escuchó como un susurro al otro lado de la puerta- ¡Ah, sí! -Y se escuchó un golpe seco típico de un tropiezo. Gin resopló divertido.
-Cuidado te caes –Dijo Matt con clara burla en la voz, Nylah respondió desde dentro con un “Já”- ¿Puedo abrir?

En ese momento, la perilla giró y la puerta se abrió revelando a Nylah ya con una ropa que le quedaba bien al cuerpo.

-O la abres tú -Rió. Ella sonrió.

Matt entró en la habitación dirigiéndose con decisión hacia su cama, donde a un lado reposaba su equipaje. Nylah miró disimuladamente en dirección a Gin, no sabía si quería o no preguntarle por lo de antes, pero definitivamente la curiosidad la carcomía por dentro, y la vergüenza también; aunque él se veía, desde que hizo ese comentario hace un rato, relajado como si nada. El pelirrosa tomó su mochila y la colgó sobre uno de sus hombros.

-¿Te vas? -Bromeó la pelinegra desviando su atención.
-Sí, me cansé de verles la cara a todos –Nylah rió.
-Disculpe usted por haberlo importunado en su estadía -Ironizó- Adiós entonces.
-Au revoir, mademoiselle.
-Oh là là, señor francés -Y ambos soltaron una risotada. Gin se limitó a observar desde la puerta.
-Ya en serio, voy a dibujar un rato -Señaló la mochila.
-Ah, cierto -Canturreó ella.
-Pero...
-¿Mm?
-Recuerda, en la tarde –Hizo un ademán con la mano.
-Sí, claro –Le sonrió Nylah con decisión.
-¿En la tarde qué? -Preguntó Gin de pronto aunque sin exaltarse. No se sabía si preguntaba por curiosidad o con recelo.
-Ah –Matt lo miró con una sonrisa- Es que tenemos una cita. -Nylah dio un respingo.
-¿Qué? -Espetó incrédulo.
-Sabes, una cita. Cuando dos personas salen a charlar y conocer... -Explicó en burla.
-Ya sé -Lo interrumpió Gin, Nylah lo miró. Y Matt rió un poco.
-Es broma -Soltó, quitándole importancia- Pero sí tenemos algo que hacer. En fin... ¿Crees que estés mejor para la tarde? Si no, voy yo.
-Espero mejorar para entonces –Nylah le dirigió una mirada significativa, Matt comprendió: Ella no querría decepcionar a la pequeña MaryAnn.
-Bueno, nos vemos más tarde –Y con un ademán de la mano, se alejó del par. Y Nylah cayó en cuenta que quedó sola con Gin de nuevo.

Mientras se alejaba, Matt repasaba sus palabras, ¿habría dicho demasiado?, pero negó con la cabeza quitándole importancia. Imposible que el albino adivinara que iban a tener una cita de juego con una niña fantasma. Y siguió su camino tranquilo.

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¿Había alucinado? Eso había sido demasiado extraño como para siquiera creérselo... El reflejo, su reflejo... Se estremeció cuando un escalofrío le recorrió el cuerpo. Tan sólo recordar esa sonrisa, en su propia cara... No, tenía que habérselo imaginado. Y luego, haber accedido a la idea de buscar pistas en la tarde, recordando lo que le había pasado antes del desayuno... Suspiró. Se había dejado llevar por su rol de líder del club y, aunque tenía razón en lo que había dicho y el propósito del club era la aventura, el recuerdo de ese momento la hacía retractarse mentalmente de lo que había dicho.

-Ah, ¡Sao! -Escuchó que la llamaban. Volvió a la realidad, pues había estado caminando con la mirada perdida.
-¿Uh? -Observó hacia el frente- Ah, Matt -Soltó con suavidad y le sonrió.
-¿Qué tal? -Sonrió.
-Mmm -Tardó un instante en responder, él la observó con interés- Bien, creo –La última palabra salió en un susurro inaudible.
-Qué bueno encontrarte aquí -Ella lo miró sin entender- Esperaba toparme contigo.
-¿Por? -Se aventuró a preguntar, aún confundida.
-Dos cosas -Alzó su índice y dedo medio- Pero primero, ¿estás ocupada? -Ella negó con la cabeza, con lo que sus largas coletas ondearon suavemente a sus costados- Y... ¿Dónde está Coss? -Cuestionó, se le hacía raro pues ella y la castaña eran como él y Sky, se les veía juntas prácticamente todo el tiempo.
-Ah -Sonrió- Es que agarró algo de señal en su celular cerca de la ventana del comedor, me dijo que iba a intentar abrir una página, sabes, de los cómics que lee -Explicó.
-Oh, ¿manga? -Ella asintió- Ya veo... Aunque está algo imposible eso, ni las llamadas caen.
-Sí, también lo intenté -Suspiró, y miró un segundo hacia abajo- Pero bueno, no cuesta nada dejar que ella intente -Alzó de nuevo el rostro, sonriendo. Él la quedó mirando un instante, también sonriendo.
-Cierto –Le asintió.
-¿Y Sky? -Preguntó ella de pronto, sorprendiéndose al continuar la conversación, aunque, no del todo, ya meses atrás se había percatado de que era agradable y sencillo hablar con el pelirrosa, no se sentía incómoda, él era, a pesar de su mala fama, una persona que en realidad inspiraba confianza.
-Ah -Rió un poco, a lo que ella lo miró sin comprender- Está ocupado –Saori ladeó la cabeza, Matt volvió a reír- Está con Aria.
-Ahhh -Asintió en comprensión. Quizá no participara demasiado, pero no estaba ciega, y había visto al par juntos bastantes veces.
-¿Y eso que no te quedaste con Coss? -Soltó con curiosidad.
-Ah, es que quería tomar algo de aire fresco –Se encogió de hombros con una sonrisa.
-Ya veo, qué conveniente -Echó sus brazos detrás de su cabeza y amplió su sonrisa- ¿Me acompañas? -Preguntó de pronto.
-¿Eh? -Abrió los ojos con sorpresa- Ah, cierto, querías decirme algo antes. Dos cosas -Repitió haciendo el mismo gesto con los dedos que él había hecho antes, pero imprimiéndole más ternura inconscientemente. Matt sonrió sin darse cuenta, conmovido.
-Sí -Y le hizo un ademán para que caminara a su lado. Tras un momento de silencio, retomó la palabra- Primera cosa –Dijo divertido, y levantó el dedo índice, ella giró a mirarlo. Él relajó el rostro mostrando cierta seriedad- ¿Estás bien? -Saori separó un poco los labios, confundida.
-¿Cómo? -Le tomó un segundo responder.
-Que si estás bien. Es que, te noté más callada de lo usual durante el desayuno.
-¿Te fijaste? -Dijo en un susurro inentendible, él la miró con atención- Ah, ehm, no es nada, sólo he estado un poco distraída. Es todo -Agitó levemente los brazos, algo apenada.
-Ya veo -Sonrió- Bueno, si algo te está molestando, sabes que puedes decirme. -Ella se quedó mirándolo un instante, no del todo sorprendida.
-Sí -Asintió. No era la primera vez que él le ofrecía su ayuda. Matt desde un inicio demostró ser algo así como el defensor del grupo, y velaba por el bien de todos. Recordaba que muchas veces, cuando ella se trababa o se sentía incapaz de manejar los momentos de reunión del club, él se había acercado para apoyarla o la había secundado en sus ideas. Sonrió ante el pensamiento- Gracias.
-¿Por?
-Tu apoyo –Amplió un poco su sonrisa, consiguiendo el mismo gesto de vuelta.

Caminaron unos instantes sin decir nada. Matt con las manos en los bolsillos, mientras Saori caminaba a su lado con una postura tranquila, dejando a sus brazos balancearse suavemente.

-¿Cuál era la segunda cosa? -Se animó a preguntar de pronto, con curiosidad.
-¿Mm? -Hizo una pausa de un segundo- Ah, sí. -Se giró a mirarla con una sonrisa- Es más bien un favor. -Sacó una de sus manos de sus bolsillos y la llevó a la parte posterior de su cabeza, despeinando un poco sus cabellos.
-¿Un favor? -Saori parpadeó con sorpresa.
-Sí, verás...

Justamente, el par había llegado a una puerta que daba hacia un pequeño apartado del jardín. Era el mismo lugar donde antes había conversado con Nylah, y el mismo lugar donde se había prometido ir a dibujar, por la calma y la belleza que caracterizaba a ese espacio. Abrió la puerta y se hizo a un lado para permitirle el paso, a lo que ella accedió con algo de pena, después de haber intentado que él pasara primero sin problema, a lo que él negó e insistió con un ademán de la mano.

-Wow... -Su mirada rosa-rojiza se vio inundada por un espectáculo de tonos naturales. Plantas de un verde vibrante y flores de infinitos colores adornaban el lugar. Era algo así como un rincón secreto dentro del mismo jardín, cercado por un muro sin techo, y tenía un ambiente de ensueño que la embelesó de inmediato. Matt se quedó mirándola un instante, sonrió, la fascinación estaba escrita en todo el cuerpo de ella, desde sus ojos resplandeciendo con ilusión, hasta su boca entreabierta y su pose.
-Es lindo, ¿verdad? -Soltó con voz fresca, y tomó asiento en un lindo asiento de madera blanca. Ella apenas asintió aún sin voltear.

Matt dejó que ella curioseara el lugar mientras él sacaba de la mochila sus implementos de dibujo. Empezó a hacer el boceto de algo que parecía haber tenido en mente por un tiempo, pues su mano se movió ágilmente trazando con el lápiz dos siluetas, como si ansiara plasmar esa imagen desde antes. Un momento de despliegue artístico, de desahogo de ideas y de alivio que sólo alguien con el alma de un artista entendería.

Saori salió de su ensoñación preguntándose cuánto rato se había quedado observando su alrededor. Se giró hacia Matt y tomó asiento a su lado, él la miró un segundo y sonrió, para luego descender sus ojos rubíes de vuelta al papel.

-¿Qué dibujas? -Preguntó un poco después, con suavidad, pues no deseaba interrumpirlo en su momento de inspiración. Inclinó su cabeza para observar con mayor claridad.
-Dibujaba -Soltó aguantando una risita, ella frunció el ceño confundida- Un intruso se ha interpuesto entre mi dibujo y yo –Le señaló con el lápiz. Un mechón de su larga cabellera reposaba en el papel tranquilamente.
-¡Ay! Perdón -Se incorporó apenada, recogiendo su cabello. Matt dejó salir la risa que había contenido.
-No te preocupes –Le sonrió con su usual aura fresca- Y respondiendo a tu pregunta –Le acercó su block de dibujo- Imagino que lo reconoces.
-Mmm -Miró por un instante y de pronto abrió sus ojos como platos. Incapaz de gesticular palabra y con las mejillas sonrosadas, se señaló a sí misma. Él asintió.
-Cuando estábamos en el establo -Añadió- ¿Recuerdas? -Ella asintió aún en shock- Bueno, fue una escena muy enternecedora, y quise dibujarla en cuanto pudiera.
-Pero... ¿Por... qué? -Atinó a decir. Matt sonrió de nuevo.
-La esencia de esa escena me cautivó -Explicó con sinceridad, parecía emocionarse y empezó a hacer gestos con su mano libre- El fondo de la naturaleza envolviéndolos, la ternura con la que lo acariciabas y la pasividad y dulzura con la que él correspondía tu gesto. No podía desaprovecharlo.

La pelirrosa bajó su mirada una vez más, apreciando el dibujo: Seguía en la etapa de boceto, pero era lo suficientemente detallado. En efecto, era el momento en que ella había tomado valor (gracias a él, por cierto) para acariciar al hermoso corcel, de hecho, era específicamente el instante en que se había sentido más segura y la embargaba una sensación de felicidad al ver cómo el hermoso animal correspondía a sus caricias. Devolvió su mirada tímidamente a Matt, que la observaba con la intensidad que inevitablemente imprimían sus ojos rubíes.

-¿Notaste... todo eso... sólo con mirar? -Preguntó asombrada.
-Es lo que hace un artista -Sonrió con sinceridad y frescura.
-Entonces... -Ataba cabos en su mente- ¿El favor tenía que ver con ésto?
-Sí. Quería... Bueno, en primera espero que no te incomode que te haya dibujado -Empezó con algo de preocupación.
-No, no me molesta. Es sólo que... Nadie antes lo había hecho -Desvió un poco su mirada, pensativa.
-¿Ah, no? -Ella notó sorpresa en su voz, se giró a verlo para negar con la cabeza- Qué raro -Saori compuso un rostro de confusión- Es que tienes mucho potencial.
-¿Ah, sí? -Dijo extrañada, empezando a calmarse de su sobresalto.
-Sí, tienes armonía –La voz de Matt recuperó ese tono profesional y detallista- Tienes lindas facciones, y el tono de tu piel con el de tu cabello combinan muy bien, tu piel tiende a tonos rosáceos -La joven abrió los ojos con sorpresa- Tu cabello, pues ni hay qué decirlo, es muy llamativo, en el buen sentido -Sonrió- Es hermoso. Y apuesto que al imitar el color con acuarelas en mi dibujo, quedará muy bien –Se llevó el lápiz al labio inferior, y dirigió su mirada al cielo, distrayéndose con sus pensamientos, y volviendo en sí un momento después- ¡Ah! -Ella se sobresaltó un poco- Y tus ojos, son muy bonitos también -Sonrió de nuevo.

La pelirrosa no respondía, así que Matt empezó a preocuparse de haber hablado de más al emocionarse, pero le era inevitable cuando se trataba de su arte.

-Disculpa, ¿te incomodé? -Ladeó la cabeza un poco.
-¿Qué? -Parecía regresar en sí- Ah, no, no. Perdona, es sólo que... -Se removió en su lugar apenada- No estoy acostumbrada.
-¿A qué?
-Tanta atención -Sonrió nerviosa.
-Ah, entiendo. Bueno, no me malinterpretes. Es meramente artístico, ¿sí? No quiero incomodarte.
-Está bien, es interesante -Sonrió ella dulcemente.
-¿Sí?
-Ajá -Asintió con sinceridad- Nunca me había visto a través de los ojos de un artista. -Matt sonrió ampliamente.
-Bueno, el favor que quería pedirte –Se detuvo un instante, ella lo miró atentamente- Era que hicieras de modelo para el dibujo. -Las mejillas de Saori volvieron a adquirir un suave color rosado- Sólo necesito concretar algunos detalles, y fijarme en la incidencia de la luz sobre ti. ¿Estás de acuerdo? No tienes que hacerlo si te sientes extraña -Añadió con una sonrisa- es sólo que me sería de ayuda para avanzar más rápido.
-Está bien –Ella sonrió tímidamente- Pero nunca he posado -Dudó.
-Tranquila, sólo tienes que imitar esta pose en la que estabas -Señaló el dibujo- Y prometo no tardarme para que no te aburras -Bromeó, ella le sonrió.

Miró de nuevo el boceto, y trató de imitar la misma pose, quedando en una pose de “perfil trasero” dándole la espalda al muchacho y mirando hacia el muro en el cual se apoyó para recrear la pose en la que acarició al caballo en esa ocasión. Matt se levantó de su asiento y se acercó a ella.

-Permíteme -Esbozó, y esperó hasta que ella asintiera para, con su mano, mover con cuidado el rostro de ella hasta girarlo ligeramente hacia un lado, indicándole que mantuviera la mirada hacia el muro.

Se alejó un poco para apreciar la escena en un mejor rango de visión y asintió satisfecho, volviendo a tomar asiento para retomar el dibujo. Los siguientes minutos transcurrieron en silencio mientras el pelirrosa alternaba una mirada de pura concentración entre la chica y su lienzo.

-Te debo un helado por ésto -Dijo de pronto Matt, rompiendo el silencio. A lo que Sao soltó una risita, y tratando de recomponer el rostro al instante, aún con el suave sonrojo surcando sus mejillas. Matt rió también.

Al cabo de un rato, otro comentario rompió el silencio que nuevamente se había instalado entre ambos.

-Listo, ya te puedes mover. No quiero que te engarrotes -Rió.
-¿Seguro? -Dijo ella sin moverse, apenas deslizando su mirada hacia él. Él sonrió entre la ternura y la gracia que le provocaba.
-Sí -Y ella se removió de su lugar.
-¿Te entumeciste?
-No, creo que no.
-¿Crees o sabes? -Rió de nuevo.
-Creo -Repitió también riendo aunque más nerviosamente, agitándose un poco y analizando su cuerpo- Estoy bien -Levantó la cabeza y sonrió cerrando los ojos por un instante.
-Qué bien –Dijo animado- ¿Quieres ver? -Ella asintió.

El dibujo estaba bastante más avanzado y ya incluso contenía trazos de color en algunas partes, en especial en ella, donde los colores pasteles de la acuarela imitaban los suyos con sutileza.

-Qué lindo –Se sorprendió- Tienes mucho talento.
-No soy el único -Soltó.
-¿Uh?
-Tú, se te da bien la música, ¿no?
-¿Cómo sabes? -Abrió los ojos sorprendida.
-Cuando cantamos, en la reunión que planeó Gin, escuché tu voz -Respondió sincero-Y bueno, la de todos. Pero se nota que tú tienes más práctica, ¿Te dedicas al canto?
-Sí... -Sonrió apenada, agachando un poco la mirada.
-Lo sabía -Celebró alegremente- ¿Entramos? Ya casi es hora del almuerzo.

Ella revisó su reloj de muñeca para cerciorarse, y asintió. Esperó que él guardara todo excepto el block, que debía airearse un poco antes de poder guardarlo, y entraron de nuevo a la mansión.
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Bien, esta idea la tenía desde hace por lo menos más de un año. So, quedó largo and mueran leyendo.
Cris
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Mensaje por Nya Vie 8 Mayo - 12:50

Aria y Sky continuaron en su misión de encontrar al señor Patrick; por desgracia, para ambos, parecía que habían entrado en la misión imposible más real que alguna vez tendrían.
- Recuérdame por qué lo estamos buscando. - Dijo Sky al asomarse a una de las ventanas del salón principal de aquella mansión. Le parecía que estaban en un juego de escondite con un laberinto como obstáculo.
- Las llaves del cuarto. - Aria contestó con claro cansancio. Suspiró y se quedó mirando las escaleras esperando a que el hombre apareciese de pura coincidencia, obteniendo ningún resultado.
- Siempre pueden dormir en nuestro cuarto. - Aquel comentario del moreno hizo que a la joven se le helara la sangre del simple pensamiento, demostrándolo con la horrible y desaprobatoria mueca que hizo.
- ¿Estás loco? -
- Es una broma. - Le aclaró levantando las manos queriendo liberarse de toda culpa.
- Más te vale. - Ella relajó su semblante y Skyler se acercó sin dejar de señalar la puerta hacia el exterior cuestionando, más para sí, en voz alta:
- ¿No estará afuera? -
- No siento que sea de los que salen a tomar el aire ¿Sabes? -
- Quizás y esté con la dueña, tomando el té. - Se encogió de hombros. Aria lo miró suspicaz.
- Eso es una broma ¿Verdad? - Con clara duda se cruzó de brazos y él le regresó la mirada para después asentir. - Eres terrible bromeando. -
- ¿Eres mejor? - La pregunta la había dejado en blanco, realmente… ¿Alguna vez en su vida había bromeado?
Para Sky aunque fuese una estupidez tras otra, parecía tener un tipo de fluidez para ello y eso que sus expresiones no ayudaban. Pero ella era un caso muy aparte; antes nisiquiera se juntaba con tanta gente, menos tan rara como la de ese club. ¿Debería de presentar su carta de renuncia?, aún estaba a tiempo, o eso esperaba.
- Quizá, si practico… - Por fin contestó con un deje de timidez, haciendo que Sky resoplase el principio de una carcajada. - ¿Qué? - Hizo un mojín involuntario, sentía que se burlaba de ella aun cuando se esforzó por darle una respuesta sincera. Y si lo recordaba, (cosa que haría después, con más calma) era la primera vez que lo escuchaba reír.
- Nada. - Negó al recomponer su habitual expresión. - Solo creo que fue divertido. - Eso tomó a Aria desprevenida, pero podía empezar a conocer mejor a ese dolor de cabeza que tenía enfrente.
- ¿En serio? - La duda se notó claramente en su voz.
- No - Aceptó de inmediato.
- ¿Qué? -
- Es broma. - Dijo Sky, dejando escapar solo un resoplo esta vez. Aria puso los ojos en blanco.
- No es gracioso. -
- Si es. - rebatió simplemente antes de que continuasen su camino en busca del señor Patrick.
Avanzaron hasta la puerta, dónde se toparon con Lexi, quien sonreía mientras cargaba una muletilla bajo su brazo. Llegaba del lado contrario del que ellos habian revisado.  
Aria levantó la mano para llamar su atención. Al principio no entendió el porqué la muleta, pero pronto recordó lo que le había contestado Sky y se le pasó (???
- Encontre a Patrick. - Dijo en cuanto llegó a ellos. Especialmente a Sky quien había estado más involucrado en eso. Sky extendió el brazo, como pidiendo de favor. Lexi lo quedó mirando hasta que entendió. - Puedo llevarlo. - Aseguró moviendo levemente el brazo en el que llevaba la muleta.
- Pero… -
- Puedo. - Insistió. Lexi bajó un momento la muleta y buscó en su bolsillo entregando unas llaves a la pelinegra. - Ten. - Le sonrió.
- Pero… - Y otra vez Sky volvía a ser interrumpido.
- ¿Dónde está Nylah? ¿Le consiguieron ropa? -
- Nuestro cuarto. - Dijo Sky respondiendo a la primera pregunta. Parecía comenzar a hablar más lento cuando la persona con la que trataba parecía no tener un dispositivo de stop. - La de su mochila. - Continuó respondiendo a su segunda pregunta.
- Ya veo. - Dijo simplemente. - Yo iré a ver a Nylah ustedes pueden adelantarse. - Esta vez su expresión insinuaba cosas que Aria no parecía comprender o no quería comprender.
- ¿Adelantarnos? - Dijo Aria. Se cruzó de brazos ¿Desde cuándo era un "-nos"? Sabía que pasaba bastante tiempo con Sky y que el mismo no era muy disimulado cuando se trataba de ella, pero no podían meterlos en el mismo saco, no es como si fuesen un dúo como Matt y el mismo Sky, o Cossette y Saori.
Lexi se acercó a susurrar algo al oído de Aria que le puso los pelos de punta a la misma y que no pasó desapercibido por el chico. Lexi se echó una risa burlona ante la exaltada reacción de la chica y luego le guiñó el ojo despidiéndose con un gesto de mano.
Sky le regresó el gesto mientras que Aria solo respiró profundo regresando a su calma y soberbia de siempre.
- Voy a abrir el cuarto. - Dio media vuelta e intentó caminar pero un ligero peso sobre su hombro se lo impidió, era la mano de Sky. - ¿Qué? - Preguntó sacando la voz más clara que pudo. Él quedó mudo, parecía no saber que excusa sacar, ella miró en otra dirección ¿Debería de irse así sin más? Él no había hecho nada y sentía que era la primera vez que hablaban como amigos y eso estaba bien, simplemente que le descolocó lo que le había dicho Lexi e intuía eso era lo que dejó a Sky con curiosidad. Pero era algo que no le pensaba decir, iba a ser muy extraño comenzar a hablar de algo así. O eso sentía.
- ¿Y si hay un fantasma? - La pregunta del moreno hizo que Aria lo mirase ahora con horror, si era una broma, que estaba segura que lo era de su parte, no era para nada de buen gusto después de todo lo que había experimentado desde que llegó a esa maldita mansión. (Lo último nunca mejor dicho)
- ¿Por qué debería? - Volvió a intentar sonar como si nada. Sky ya había liberado su hombro quedando en una postura pensante. Pero no pareció llegar a nada tan mágico.
- No sabes quién cerró la puerta. - Se encogió de hombros. Aria le dio puntos internamente y solo suspiró.
- Vamos. - Dijo. Sky asintió y comenzaron su caminata de regreso juntos.


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Lexi reía internamente sola por su travesura con Aria mientras caminaba tranquila. Gracias a Blacke y su obsesión con la fotografía habían podido encontrar al señor Patrick cuando decidieron empezar a jugar con el zoom que poseía Cally, lo que a pesar de una casualidad fue de gran ayuda ya que el mayordomo también buscaba a quien entregale las muletas pedidas a Nylah.
Estaba sintiendo que ese día, desde un inicio, estaba siendo bastante productivo,y lo mejor es que seguiría siendo bastante agitado por los planes que habían hecho para la noche. Mentiría si dijera que eso no la dejaba con cierta inquietud después de todo lo que había pasado, pero un poco de aventura no le hacía daño a nadie… o eso esperaba. Nylah ya tenía el pie torcido, Matt algunos moretones y Aria había probado la piscina sin un traje de baño decente… Al menos si había algún accidente la enfermería se notaba bastante competente. Aunque la enfermera ya debería de estar hartándose de ellos. Al menos todo eso demostraba lo jóvenes que eran.
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Mensaje por Shiba Vie 8 Mayo - 12:59

Él nunca había tenido un pensamiento asesino, era complejo sí; y aceptaba que a veces no se entendía ni él mismo, pero nunca había sentido ganas de matar a alguien por absolutamente nada. Hasta ese momento.
Sabía que no había sido su intención y que tampoco sabía realmente la situación, pero haberse ido y haberlo abandonado ahí con Nylah observándolo sin saber cómo comenzar una conversación, era un sacrilegio. ¡Maldita sea que infierno que era!
Infierno en el que él mismo se había metido por su gran y estúpida bocota ¿Qué le pasaba? ¿Desde cuándo empezó a tener problemas de comunicación? Y más importante, ¿Desde cuándo mentir no era fácil para él?
Siempre había sido bueno engañando a todos: sus padres, su hermano, amigos, desconocidos y hasta a sí mismo. Las pláticas más sencillas eran fácilmente creíbles.
- Yo mismo, ¿De qué color es el cielo? -
- ¡Radiante! -
- ¿Eso es un color? -
- Por supuesto, casi todo es color radiante, incluso tú. -
- Eres tan halagador. Yo mismo, harías que cualquiera te creyese esas estupideces. -
Y así de fácil, el convencimiento de cualquier cosa estaba al alcance de una mentirilla bien hecha y rebuscada. Pero no lo había hecho justo cuando más debía de conservar su faceta. Ya hasta sentía que su carrera como compositor iba a ser una total mentira en algún momento de su futuro. Y si es que llegaba a ello.
Miró de reojo a la chica, quien volteó inmediatamente el rostro disimulando como si todo el tiempo hubiese estado observando con interés la pared de enfrente, porque claro la llana, antigua y pulcra pared, era mucho más interesante que todos los extravagantes adornos que rodeaban la habitación. Hasta el reloj antiguo colgando en el otro costado era mucho más interesante.
- Gin… - Alcanzó a decir Nylah, fue tan bajo que él no escuchó. Se decidió entonces a hablar más fuerte, pero se vio interrumpida.
- Nylah… - Su voz dudosa la hicieron observar al chico ansiosa. Y aunque trató de reprimir su expresión, sentía como sus mejillas calentaban progresivamente, esperando a las siguientes palabras del peliblanco.
- Dime. - Dijo Nylah. Se atrevió a pronunciar para que supiese lo había escuchado.
- Sobre lo de antes… - Badum, Badum. Otra vez, volvia a bombear con fuerza y eso no estaba bien. - ¿Podríamos… Olvidarnos de eso? -
- ¿Eh? - Su pulso no desaceleró pero su cerebro vaya que sintió el crack que su pecho había sufrido.
- No quiero… Molestarte, es todo. - Se explicó, al llevarse una mano a la nuca. En los recuerdos de Nylah esta faceta nerviosa y poco acertada de Gilgamesh North, definitivamente no existía.
- ¿Por qué me molestaría? - Su cuerpo se inclinó levemente. Realmente le entró la curiosidad de la razón por la que alguien como él diría eso. Y eso solo lograba darle un salto de ilusión que no cabía en su pecho, hasta esperaba que fuese una simple broma, porque ese actuar no era de él, o nunca lo imaginó en él. Hasta empezaba a sospechar que se había quedado dormida.
- Porque… - Parecía no saber cómo explicarl, y es que nunca había estado en una situación así. Esta era muy diferente a lo que normalmente él llamaba como: Un ligue. Era muy diferente, porque se trataba de ella. - Soy yo ¿Sabes? Y tú… Bueno, mereces algo que realmente valga la pena. -
- Pero Gin… - Y la puerta se abrió nuevamente.
- Holi. - La animada voz de Lexi la hizo callar, y provocó además el pronto salto de Gin hasta donde se encontraba la rubia.
- ¿Te mandaron con eso? ¿En serio? - Preguntó simplemente, ni se molestó en reclamar algo sobre la puerta. Lexi asintió.
- Las llaves ya las tiene Aria y como no quise interrumpirla... - Canturreó alargando la última sílaba. Gin y Nylah no pidieron explicación alguna, ya se hacían a la idea. - La mande a abrir el cuarto. - Se encogió de hombros y se acercó a la lisiada (?) entregando ambos apoyos a Nylah dejándolos recostados a la pared. - ¿Y cómo te sientes? - Preguntó mirandola. Notó que ya cargaba ropa más normal y que parecía haber estado algo sulfurada. Lexi se cuestionó si habría entrado en mal momento. Quizás si era hora de empezar a tocar la puerta. - ¿Pasó algo? - Susurró solo para que Nylah escuchase, la misma solo negó. Era como la tercera vez en el día que interrumpían una conversación entre ellos dos. Estaba volviéndose cansino y casi que quería matar a Lexi. No era justo que le lanzara algo que no era su culpa. Ella y Gin eran los que tenían mala suerte por escoger los peores momentos para hablar de esas cosas, algo que había descubierto recientemente.
- Supongo entonces es hora que que vayan al cuarto. - Dijo Gin. Voltearon al joven, quien sonreía tranquilo. - Es mejor descansar en una cama conocida, aunque solo sea de dos días. - Añadió.
Ambas chicas se miraron, Lexi sin saber qué decir y Nylah suspirando pesadamente. El joven no le iba a dar oportunidad de seguir con ese tema al parecer o al menos no en ese momento.


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Cuando el cerrojo se desbloqueó, se preguntó si era seguro abrir esa puerta como si nada. Era lo normal después de todo, era lo que cualquiera haría; pero después de la pregunta de Sky sobre fantasmas, se lo estaba pensando realmente. No se trataba de un miedo irracional a los fantasmas, se trataba de evasión. No quería que se repitiese algo como el incidente de la piscina.
Era tanta su oposición que al final quién tuvo que empujar la puerta fue Skyler; dejando al descubierto la habitación para ambos jóvenes y Aria tuvo que aceptar que o estaba paranoica o al lado de la cama de Lexi había notado una silueta blanquecina que tomó más tiempo del que hubiese querido en desaparecer, tanto que se la quedó señalando desde el primer momento. Sky siguió la dirección que señalaba con la mirada pero no tuvo ningún cambio su semblante.
- ¿Viste eso? - Preguntó en ritmo acelerado.
- ¿El qué? - Él giró la cabeza intentando buscar algo que le respondiese a la sorpresa en el rostro de Aria, sin encontrar nada sobresaliente. Solo la típica habitación normal y corriente.
Aria bajó la mano, su postura se enderezó y se quiso declarar loca pero no podía, no tan pronto. Podía creer en posibilidades, como que el cloro le había afectado la vista a Sky y cosas lógicas como esa.
- ¿Quién lo usa? - La pregunta la tomó desprevenida, así que no entendió realmente a qué señalaba Sky pero era su mesita de noche, en el cual había dejado varias cosas de uso diario.
Solo lo miró confusa, él le regresó la mirada y volvió a hablar.
- La crema de cabello. - Especificó. Aria entonces dejó escapar un sonido de entendimiento y asintió regresando a su mesita de noche y entrando a la habitación.
- Es mía. ¿Por? -
- Uso la misma. - Su atención se intercambiaba entre la habitación y sus pies repetidamente.
- Pasa. - Sky obedeció al no querer importunar, no apartó su mirada de las manos de Aria. - No pareces ser de los que usan estas cosas. - Sonrió levemente ante el descubrimiento y él asintió.
- Pero la otra, la azul. - Señaló el frasco. - ¿Puedo? - Aria lo miró, miró el frasco, y de nuevo lo miró para dárselo. Sky pareció ponerse a leer su contenido.
- No creo que sean tan diferentes. - Dijo Aria
- A mi me han dicho que sí. - Se la regresó y ella la puso nuevamente en la mesita de noche.
- Será por el cloro. - Se encogió de hombros, Sky volvió a asentir.
- Mi abuela me dijo que debo escoger bien esas cosas porque sino terminaré arrugado. - Ella resopló en burla.
- ¿Usas mascarillas también? -
- Dejan la piel suave. - Aceptó, ella ladeó la cabeza y se quedó pensando qué tipo de charla femenina podría tener con alguien que en su exterior parecía de todo, menos femenino.
- ¿Alguna vez… ? -


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Nylah apoyándose en las muletas, caminaba junto a Lexi. La realidad es que suspiraba de más, mucho más de lo que querría, tanto así que fue sencillo para Lexi notarlo.
- ¿Pasó algo? - Preguntó de la nada. Nylah sintió escalofríos y se puso pálida solo de pensar en explicar algo que ni ella comprendía bien.
- Nada importante. - Dijo seguido de un suspiro. Lexi entendió que no era un tema fácil de abordar si se ponía así. No la conocía de toda una vida, pero si había entendido un poco de ella. - Es difícil y molesto caminar con esto. - Se excusó, aunque era muy real, dolía y sonaba a cada paso, nunca iba a llegar en silencio a ninguna parte.
- Ya te acostumbrarás, además es solo por un tiempo. No creo que dure tanto, o eso espero. -
- Yo igual. - Desde la distancia que se encontraban podía notar la puerta abierta del cuarto, al menos eso la animaba ya un poco. No era su cama pero definitivamente ya estaba más adaptada a esa que a las demás. Junto a Lexi cuando se quedaron en el marco de la puerta sus ojos no podían creer lo que veían.
- ¿Será que pasamos? -
- No sé… -

- ¿Esto no es malo? - La voz de Sky se hizo presente.
- No, se supone que ayuda. - Dijo ella. Estaba sentada en la orilla de la cama y Sky frente a ella en la silla que había movido del tocador. Ambos miraban con atención sus manos. - Solo debes de quitártelo antes de que se empiece a colorear. - Le explicó, Sky hizo un sonido mudo comprendiendo.
El sonido de un golpe los hizo mirar a la puerta, donde Lexi y Nylah parecían tener la intención de regresar en sus pasos.
- Chicas. - Las llamó la pelinegra con cierta duda. Ambas se miraron y solo sonrieron como pudieron. - ¿No van a pasar? - Ya se imaginaba que había en la cabeza de ambas, por eso prefirió no darles opción a ello.
- Por supuesto. - Dijo Nylah entrando como podía, seguida de Lexi. Ambas fisgoneando lo que estaba haciendo aquel par y prácticamente Aria tomaba una mano de Sky para decorar sus uñas con un esmalte transparente.
- ¿Están jugando al salón de belleza? - Preguntó Lexi acercándose, Nylah llegó del otro lado de la cama en que estaba Aria para no molestar y se sentó en la misma tratando de mantener una postura, pero terminó recostada bocabajo mientras observaba el extraño ritual (?.
- Algo así. - Contestó Sky, Aria pensaba contestar de manera negativa, pero prefirió decirle con la mirada que le dejaba esa respuesta a él. - El agua no siempre es buena. -
- Gracias a que se pasa en el agua tiene uñas de pez. - Explicó mejor poniéndose nuevamente a ello, solo le faltaban dos uñas más.
- Entonces deberías de darle algo para el cabello también. - Lexi pasó su mano sobre el cabello de Sky, ya estaba seco pero no era áspero. - Ya no. - Sonrió con burla al volverla a pasar. Sky no dijo ni hizo nada, prácticamente le daba igual. Su concentración estaba en lo brillantes que habían quedado sus uñas y que Aria no parecía estar incómoda por sostener su mano.
- Listo. - Lo miró y sonrió. Antes hasta se imaginaba más el estar pintandole las uñas a Saori, pero no a Skyler. - Ahora sacude. - Hizo la muestra con sus propias manos y Sky la imitó de un modo bastante más torpe, provocando una sutil risa en las tres jóvenes.
- Pareces todo un señorito de sociedad. - Bromeó Nylah. Sky miró al techo mientras exageraba más el movimiento de sus manos, Nylah resopló en una carcajada.
- ¿Sera que podemos jugar un poco? - Lexi sonrió con malicia, y las dos jóvenes se quedaron viéndola.
- ¿No sería demasiado? - Preguntó Aria, sentía que ya había hecho bastante con pintarle las uñas. - Además, pronto será hora de almorzar. -
- Nunca es mucho. Pero es verdad. - Suspiró rendida, y negó. - Bueno, dinos Sky ¿Qué haces aquí? y ¿Por qué no estás con Matt? - Se sentó a un lado de Aria al dejarse caer al colchón.
Sky solo miró a la chica frente a él, como preguntándole qué contestar y ella negó, tampoco entendía cómo terminaron en esa situación.
- Fue tu culpa. - Contestó simplemente al mirar a la rubia, Aria y Nylah se aguantaron una risa al notar la expresión de la acusada.
- Pero si no he hecho nada, si acaso ayudé a que entraras aquí, no todos tienen un privilegio así… - Y mientras ella explicaba estos privilegios, Sky aprovechó para picar el dorso de la mano de Aria para que le prestara atención y de manera disimulada gesticuló un: "Gracias" al que ella solo le restó importancia con un suave movimiento de mano.

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[Roll-P] Siniestra aventura. - Página 4 Empty Re: [Roll-P] Siniestra aventura.

Mensaje por Cris Sáb 9 Mayo - 20:01

Llevaba al menos quince minutos intentando conseguir algo de señal, y la ilusión que se había formado en su interior momentos antes, al ver el símbolo del celular activarse, se esfumó por completo. Había sido una falsa alarma, y al parecer, durante el tiempo en el que permaneciera en esa mansión, no iba a poder estar al día con las actualizaciones de los mangas que leía. Exhaló un suspiro de resignación, tendría que conformarse con releer los capítulos que tenía descargados.

Se removió del lugar que había ocupado junto a la ventana por todo ese rato, y salió del comedor. Tenía en mente buscar a Saori y aprovechar esa misma búsqueda para pasear un poco, le haría bien caminar después de estar tanto rato en una misma posición. Andaba con la mirada puesta en la pantalla de su celular cuando de pronto chocó contra algo que, aunque no contaba con la dureza que una pared, era una superficie firme, y eso hizo que su nariz doliera. Dio un paso atrás frotándose en el lugar del golpe, mientras elevaba la mirada para observar con qué había tropezado o, mejor dicho, con quién.

-Perdón... -Dijo a la vez que se percataba de que se trataba de Yuu.
-Fíjate por donde andas –Contestó él con su usual tono hastiado, girándose para descubrir al responsable- Ah...

El hastío del chico y esa última expresión que decía tan poco que la hacía adquirir un toque de desprecio, hizo que la chica lo entendiera como rechazo, al que estaba acostumbrada pero que, al ser tan sensible, no dejaba de afectarle. Por ende, e inconscientemente, sus ojos se cristalizaron un poco más de lo normal, pero no dijo nada al respecto, aunque la actitud le molestase. Ese detalle en sus ojos fue percibido por el joven que, a pesar de pasar siempre de todo, en este caso no era su intención despreciar a la muchacha, quizá porque el aura que ella emanaba no lo perturbaba, al ser tan tranquila.

-¿Estás bien? -Espetó aún con cierta rudeza, aunque no intencional, más bien por costumbre. Y era más un intento de que no llorara, porque no entendía ni sabía cómo aliviar ese tipo de situaciones.
-Sí -Coss tomó un tiempo antes de responder, aún frotando su nariz, que había enrojecido.

Él hizo un sonido de entendimiento, y un silencio que se debatía entre incómodo pero usual cayó sobre ellos. Aunque fueron unos míseros segundos, Coss prefirió evitar la incomodidad y siguió caminando, sin embargo, el pelinegro iba en la misma dirección que ella así que acabaron por caminar al lado del otro, aunque a una distancia prudente entre ambos.

-¿Manga? -Preguntó de pronto Yuu, preguntándose por qué demonios sacaba conversación tan de repente, así de aburrido estaría ese día. Ella dio un leve respingo, predisponiéndose a una queja o burla, e inclinando el celular hacia su pecho para ocultarlo.
-Sí...
-Mis primos leen de eso –Hizo una pausa- Todo el tiempo –Dijo con fastidio.
-Ah...
-No son tan malos –Viniendo de él, era prácticamente un elogio.
-¿Te gusta? -Dejó salir en un susurro casi inaudible, parecía que cada palabra le había costado un gran esfuerzo, pues seguía algo cohibida. Él se encogió de hombros.
-Me obligaron, pero a raíz de eso encontré uno que otro interesante.
-¿Qué es eso? -Yuu alzó una ceja sin comprender.
-¿Qué?
-Allá.

La voz de Cossette había adquirido un poco más de fuerza, más que todo por la expectación y la curiosidad. El pelinegro siguió la dirección que ella indicaba levemente con su dedo índice, donde podía verse la puerta medio abierta de una pequeña habitación en la pared perpendicular al pasillo. Dentro, podía apreciarse lo que parecía una casa. Coss dirigió sus pasos hacia el lugar y Yuu la siguió, únicamente queriendo saber por qué esa cosa tan banal le había despertado curiosidad en ella. Y porque siendo sinceros, no tenía nada mejor que hacer.

-Una casa de muñecas -Soltó la castaña en un hilo de voz.
-Ajá, ¿Y las muñecas? -Musitó Yuu con monótona ironía. Ella quedó pensativa.

Detallaron en silencio la casa de muñecas, que era de hecho bastante grande y tallada a la perfección en madera oscura. En su acabado no había fallas y casi se podía decir que era hermosa, sin embargo, gracias a la tonalidad del material y que no parecía contar con luces en su interior, despedía más bien un aire siniestro.

De pronto, la puerta de su entrada se abrió de golpe sobresaltando un poco a ambos, más por lo repentino que por haberles causado miedo.

-¿Qué ha sido...?

Y las palabras de Yuu fueron interrumpidas por un fuerte chirrido que inundó sus oídos, del tipo de sonido que precisamente odiaba y le irritaba. Ambos se cubrieron las orejas con sus manos, aunque sin lograr nada, pues el sonido parecía taladrar con fuerza sus tímpanos. Repentinamente, el interior de la casa de muñecas se iluminó con una luz roja intensa y dentro de ella se podían observar figuras que antes no estaban, y que se movían lentamente por sí solas.

Yuu y Coss intercambiaron una mirada de desconcierto.

-¿Mecanismo interno? -Trató de darle sentido el pelinegro.
-Pero... ¿Quién lo activó? -Se atrevió a preguntar Coss hablando en voz baja.
-Una mala broma entonces.

Para cuando Yuu se giró, irritado por lo absurda de la situación, se dio cuenta de que la puerta de la habitación estaba cerrada. Forzó la perilla sin éxito. Estaba tan rígida como una piedra. Coss despegó los labios sin comprender.

-¿No abr...?

El chirrido se hizo presente de nuevo, aunque con menos fuerza, lo que los hizo girarse hacia la casa de nuevo. La luz roja dentro de la casa parpadeaba con angustiosa calma. Y vieron cómo las figuras dentro de ella se deslizaban en sincronía hacia las ventanas de la misma.

-Yuu... -Lo llamó por su nombre por primera vez- ¡Yuu! -Alzó la voz en un grito ahogado.

No era fácil asustarla, estaba en cierto grado adaptada a situaciones extrañas, sin embargo eso... Eso no era normal... Y no estaba bien.

-¿Qué mierda? -Espetó él a su lado.

Las figuras de la casa... Esas figuras... No eran muñecas. Eran modelos a escala... Réplicas perfectas... De todos ellos. Saori, Mattheus, Skyler, Nylah, Aria, Lexi, Blacke, Gin, ellos mismos... También Patrick e Isadora, más otras figuras de identidad imperceptible que se habían quedado al fondo.

-Tiene que ser una mala broma –Ambos retrocedieron sin darle la espalda a la casa.

De repente, la lámpara que iluminaba la pequeña habitación se apagó y una corriente fría que no podía provenir de ningún lado, pues no había ventana, los recorrió erizándoles la piel al tacto. El chirrido se hizo presente de nuevo, con más fuerza que antes. Yuu intentó con todas sus fuerzas abrir la puerta, incluso empujándola con su peso y siendo ayudado por Coss, aunque el sonido empezaba a aturdirlos tanto que sin darse cuenta se estaban encogiendo hacia el suelo.

El chirrido comenzó a mutar con rapidez, y ya no parecía chirrido, ahora sonaba más como... Un grito. Un grito al unísono, de por lo menos diez voces distintas y distorsionadas. Abrieron los ojos para presenciar cómo las figuras se pegaban a las ventanas con desespero, y causando un estruendo. Las luces parpadearon a tal velocidad que los obligó a cerrar los ojos de nuevo.

No aguantaron más. El sonido era insoportable. El aturdimiento era tal que se sintieron desconectados de todos sus sentidos, lo último que sintieron fue como salían disparados y luego... todo se volvió negro.

...

-Señoritos...

Le dolía tanto la cabeza...

-Señoritos...

Todo le daba vueltas, sentía náuseas.

-Jóvenes...

Ambos abrieron los ojos de par en par, Yuu se incorporó lo más rápido que pudo, y Coss parpadeó varias veces sin comprender.

-¿Qué pasó? -Preguntó Yuu sobándose la cabeza, le dolía como si se hubiera dado un golpe muy fuerte contra el suelo.
-Qué bueno que despiertan –El pelinegro reconoció la voz de Patrick, que los veía desde arriba con una mueca similar a una sonrisa- Me encontraba de camino a la oficina de madame, cuando me topé con ambos desmayados.

Yuu giró su mirada hacia Cossette, que se incorporaba con algo de dificultad. Ella le devolvió la mirada con un ligero semblante de confusión.

-Debió ser por el hambre -Explicó el mayordomo, ellos lo miraron- Ya es la hora del almuerzo, por favor, diríjanse al comedor –Y sin más, se alejó sin hacer ruido.

Se miraron de nuevo. ¿Se habían desmayado ambos?, ¿qué había sido eso?

Tanto Yuu como Cossette giraron su rostro hacia el frente, y por más que escrutaban con la mirada, era evidente, la puerta ya no estaba. Aunque en sus memorias aún reposaba la imagen de la casa de muñecas, ya no recordaban nada sobre las réplicas, siendo reemplazadas en sus mentes por apariencias sin significado. Aunque el poder del inconsciente no debe ser subestimado, tal vez el recuerdo volvería en algún momento si algo fuerte lo desencadenaba, ¿quizás?

El pelinegro se puso de pie y le ofreció la mano a Coss por acto reflejo, que ella aceptó con la mirada gacha. Ambos tenían las manos heladas por alguna razón.

-Creo que... -Soltó la castaña con voz floja- No es tan necesario esperar hasta la tarde.

Yuu miró de nuevo hacia el frente y asintió levemente. Las cosas extrañas pasaban a cualquier hora en ese lugar.
[Roll-P] Siniestra aventura. - Página 4 Separa11


¿Cuánto rato llevaba allí? No es como que la situación le molestara, sin embargo, luego de unos jalones de cabello por parte de Lexi, ya no le gustaba tanto la idea, aunque su rostro apacible no lo demostrara. Para ese momento, el moreno exhibía unas pequeñas coletas decoradas con lazos hechos con tiras rosas. Cuando estuvo por decir algo, escuchó una voz masculina inconfundible que se acercaba por el pasillo. Esperó un momento pensando que seguramente su amigo lo ayudaría a salir de ésta, ya que Nylah no parecía querer negarse, y Aria sólo observaba con calma.

-Y esa vez, tropecé sin querer el vaso y se derramó en toda la hoja.
-Oh, no -Respondió la pelirrosa abriendo la boca en sorpresa.
-Fue terrible, eso me frustró por días. La pieza estaba terminada -Fingió un lloriqueo, cubriéndose la cara con su brazo libre. Ella rió suavemente.
-¿Y qué hiciste?
-Bueno, no me quedó de otra que iniciar de cero, la mayoría de los trazos se habían perdido y la pintura se derramó por todos lados -Explicó.

Sin embargo, Sky se dio cuenta de que la voz se alejaba hacia el pasillo de sus habitaciones, además, por lo que había alcanzado a escuchar, entendió que estaba demasiado enfrascado en una de sus “conversaciones artísticas”, y cuando entraba en una de ellas, no había quien lo detuviera. Suspiró en resignación, formando una pequeña e imperceptible sonrisa en sus labios.

-Dame un momento para dejar ésto a que se ventile –Le dijo Matt a Saori una vez que había entrado en su habitación. Ella se quedó en la puerta algo indecisa- Puedes pasar, si quieres –Le sonrió. Ella accedió algo apenada.

Saori entró con pasos tranquilos, mirando con curiosidad. El cuarto parecía ordenado y podía decir de quién era cada cama con sólo mirar las pertenencias y cómo estaban colocadas. De pronto, recordó que había dejado su celular en su habitación esa mañana, pero un escalofrío la recorrió cuando recordó el episodio de más temprano, y pensar en entrar de nuevo, y esta vez sola, le erizaba la piel.

-Listo, creo que ahí está bien –Se giró hacia ella- ¿Pasa algo? -Ladeó la cabeza un poco.
-Ah... No, es que... -Bajó la mirada algo indecisa- Me preguntaba... Si no es mucha molestia...
-¿Sí? -La animó con una sonrisa.
-Si podrías acompañarme a buscar algo en mi habitación -Respondió en un hilo de voz, atropellando las palabras. Matt se quedó un instante contemplando la oración pues lo había dicho muy rápido, y amplió la sonrisa.
-Claro, no hay problema. Vamos –Le dio una palmadita suave en la espalda para salir con ella del lugar.

Cuando llegaron a la habitación de Saori, Matt se recostó en el marco de la puerta, cruzando los brazos con tranquilidad.

-También puedes pasar, si deseas –Le dijo ella con algo de timidez.
-¿No le molestará a Coss?
-No creo.
-Bueno -Entró con calma- ¿Esa es tu cama? -Ella asintió.
-¿Cómo supiste?
-Los objetos rosados –Dijo con total seguridad, esbozando una sonrisa.
-Ah -Rió ella- Creo que no estaba nada difícil...
-Nop –Hizo una pausa- Están bonitos.
-¿Tú crees? -Le dijo con más ilusión de la que pensaba mostrar, apenándose a los segundos.
-Sí, de lo contrario no me gustaría yo mismo -Rió con ironía.
-Cierto -Volvió a dejar escapar una risita.

La compañía de Matt logró que ella se tranquilizara al entrar en la habitación después de lo sucedido, sin embargo, una extraña sensación la embargó de repente, algo que no podía explicar, pero que le generó un escalofrío en toda la espalda y que le hizo dar un respingo. Matt por su parte también sintió un cambio en el ambiente, que se había tornado algo pesado, y se puso alerta aunque no lo demostró. Y podría jurar que, por una fracción de segundo, había visto una figura traslúcida, casi imperceptible, a un lado de la ventana.

Agradeció que la chica estuviera de espaldas, porque quizás hubiese podido presenciarlo también. Aunque, al momento en que la figura desapareció, Saori se giró de pronto con un semblante de confusión.

-¿Pasa algo? -Disimuló Matt, que había avanzado un paso antes de que ella se moviera. Consideró que no era bueno decirle en ese momento lo que había visto, para no asustarla.
-No... Bueno... En realidad –La pelirrosa pareció dudar pero caminó con cierta torpeza hacia él- Matt, es que en... la mañana... -Empezó, él la observaba con atención.
-¡Matt! -Canturreó Lexi en voz alta, a sus espaldas. Causando un ligero sobresalto en él y un respingo en ella. Ambos se giraron.
-Lexi -Nombró Saori con inocencia. No sabía cómo sentirse al haber sido interrumpida, pero quizás... era lo mejor, no quería molestar o preocupar a Matt... aunque, quizá sí debería decirle, él la apoyaría, ¿no?
-Te llamé antes y no escuchaste, ¿En qué mundo estabas? -Sonrió ampliamente la rubia, venía seguida de los otros tres, y se detuvieron en la puerta- Estábamos en frente, ¿no viste?
-Ah -Parpadeó con perplejidad- No me di cuen...

De repente, deslizó su mirada rojiza a un elemento que captó su atención, y eso no era otra cosa que su mejor amigo, que resaltaba en ese grupo tan sólo con ser el más alto y robusto. Sus ojos repararon inmediatamente en las tiras que colgaban de dos mechones de su cabello, y el rostro de Matt se retorció un segundo antes de soltar una risotada que inundó el cuarto y que contagió a los demás, imprimiéndoles una sonrisa en el rostro, menos Sky que seguía tranquilo.

-Te lo dije, cariño. El rosado también es tu color –Dijo tratando de aliviar su risa.
-Ya sabíamos -Afirmó con simpleza.
-Sí, pero, ese tono es diferente, es mucho más fuerte –Se acercó para examinarlo- Te queda –Le sonrió y guiñó un ojo.
-Lo sé -Dijo con una monotonía que sólo causó más gracia en su amigo.
-¿Y eso que jugabas al salón de belleza? -Preguntó relajado. Sky señaló con su pulgar a un lado- Ahhh, ya –Matt dirigió la vista a Lexi- Buen trabajo, quedó divino.
-Ya soy divino.
-Bueno, bueno, más divino –Se corrigió alegremente- ¿Van a almorzar?
-Yep -Respondió Nylah, que aún batallaba con el uso de las muletas.
-Oh, muletas -Observó él- ¿Estás bien? ¿Cómo te sientes?
-Mejor, pero estas cosas son terribles de manejar –Se quejó.
-Con suerte, será por poco tiempo –La tranquilizó Aria.
-Vamos entonces al comedor –Propuso Lexi- Que con Nylah así, si no vamos desde ya, no llegamos a tiempo. -La pelinegra infló las mejillas y le sacó la lengua en juego, la rubia rió- Vamos.

Salieron de la habitación, permitiéndole a Nylah salir de primera y esperando con calma que pasara. En eso, Saori iba de última detrás de Matt. Estiró la mano, dubitativa, pensando en llamar su atención con un jaloncito en su camisa, pero se arrepintió a mitad de camino, empezando a regresar su mano justo cuando él volteaba de repente. Matt se percató del gesto y sonrió.

Agachó un poco la cabeza para hablarle cerca del oído, de forma que los demás no se percataran.

-Tranquila, no lo he olvidado, me dices en el comedor... o cuando te sientas más cómoda -Se enderezó de nuevo y le dedicó una sonrisa. Saori asintió con algo de lentitud.

La cercanía la había descolocado un poco y, aunque sabía que el muchacho no pretendía absolutamente nada más que evitar que los otros escucharan, por respeto más que todo a su actitud reservada y timidez, no pudo evitar avergonzarse y que un sonrojo se apoderara de sus mejillas por un instante. Si ya la voz de Matt era profunda, se tornaba un poco más grave al susurrar, y escucharlo de cerca no lo hacía mejor. Sacudió la cabeza para distraerse de ese detalle y siguió a los demás.
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Mensaje por Mar. Sáb 15 Ago - 1:31

Lo vio entrar al comedor unos minutos después de ellos, traía el cabello despeinado y los ojos cansinos, un bostezo suyo confirmó su sospecha de que se había quedado dormido. Lo observó mientras caminaba a través del salón hacia una de las sillas vacías con la esperanza que reparara en ella, pero él se fue de largo hacia los asientos del otro extremo en dónde Lexi lo recibía con un: “¡Frosty!” y una broma sobre su cabello. Estaba segura que él había evitado mirarla a propósito y algo se empezó a formar en su interior ¿era acaso enojo?: -Estúpido Gin- pensó.

-Hey, petiza ¿estás bien? – la voz de Matt captó su atención apartando la vista del peliblanco y llevándola hacia el oji-rojos.
-¿Eh? ¿Me hablabas?
-¿En qué mundo andas? Te pregunté si necesitas ayuda para algo.
-Nop, gracias. Ya me has ayudado bastante– y no mentía, habían sido ambos peli-rosas quienes la ayudaron a encontrar una silla cerca al borde de la mesa y ubicarse con las muletas
-No te preocupes, para eso estamos los caballeros ¿no? – murmuró mientras hacía un guiño dirigido a ella. Nylah ahogó una pequeña risotada.
-Sí, sí. El brillante caballero rosa – respondió con picardía haciendo que ambos siguieran la broma. Pero las risas de ambos se detuvieron cuando vieron a Saori con vista hacia la entrada del comedor.
-¿Qué pasa Sao?
-Coss no llega, me pregunto sí se le habrá pasado la hora. ¿Debería de ir por ella?
-Quizás solo se ha entretenido ¿no me dijiste que había ido a leer un manga? Si no viene a tiempo, les pedimos que le guarden su comida.
-Está bien… aunque… tampoco veo a Yuu.
-Bueno, dos platos a guardar si es que no llegan. Más bien, aprovecha en comer tú que se va a enfriar, ellos de seguro no tardan– animó el joven y como de una invocación se tratasen, ambos chicos entraron al comedor en silencio.
-¡Yuu! ¿Te dormiste también? ¡Ven, te he guardado sitio aquí! – gritó Blacke, Yuu con las manos en los bolsillos y sin muchos ánimos, caminó hasta dónde el castaño señalaba y tomó asiento, mientras tanto Coss caminó  hacia el sitio al lado de Saori, no tuvo que preguntar, sabía que era suyo.
-¿Qué pasó? ¿Estás bien? – Saori la observó un instante de cerca, tomando desprevenida a la castaña quién solo atinó a asentir. –Ya iba a ir a buscarte…
-Lo siento, perdí la noción del tiempo.
-¿Viste Sao? Te dije que estaría bien – interrumpió animado el peli-rosa. Saori le respondió igual de animada y sonriente. Coss solo miró la escena y volvió la vista a su plato.

Sonidos de la vajilla golpeteando con los cubiertos, algunas conversaciones animadas y unos minutos después, el almuerzo ya estaba llegando a su final, aunque Nylah apenas había tocado el suyo. Pasó casi toda la hora jugueteando con el tenedor y moviendo de un lado a otro la comida, si bien había recobrado un poco de ánimos gracias a Matt y Sao, conforme pasaba el tiempo la sensación extraña pronto se había convertido en un retorcijón, como un nudo justo en la boca del estómago que le impedía probar bocado. Su atención se turnaba entre el puré de papas, la escena entre Gin y Lexi al otro lado de la mesa y una batalla personal para no salir huyendo de esa habitación. Se sentía tensionada y algo fastidiada sin causa alguna. Sin querer una de las conversaciones empezó a hacer eco en sus oídos.
-¿Más tarde, te parece?
-Espera, ¿no teníamos algo que hacer?
-¿ah sí? – La rubia pareció meditárselo un instante -¡Es cierto! – y con esto elevó la voz para que todos en la mesa prestaran atención. -¿Empezaremos el documental hoy, verdad?
-Era el plan ¿verdad presidenta?– respondió Blacke dirigiendo la mirada a Saori quién asintió.
-Sí, pero aún no sé dónde podríamos iniciar o cómo hacer – confesó la joven algo apenada.
-¡No te preocupes presidenta, tenemos una solución! – Saltó Blacke –Hoy casualmente junto a Lex, encontramos un salón parecido a un viejo bar, se encuentra en la otra ala de la mansión, casi por las escaleras del sótano. Creo que es el lugar perfecto.
-¿Y eso? ¿Por qué no iniciar por aquí o el lobby?- soltó Aria, no es que el tema le motivase a algo pero era lo lógico.
-Oh, déjame que les cuente… justo andábamos paseando por allí en busca del señor Patrick cuando oímos unos ruidos raros, como de sillas arrastrándose y gente hablando ¿no? – volteó hacia Lexi para corroborar los detalles y ella apoyó.
-Sí, pensamos que había alguien y entramos a preguntar pero no había nadie.
-Eso, fue muy extraño.
-¿Y no pudo ser que les pareció escuchar que era de allí pero en realidad era de otra sala? – fue el turno de Yuu en cuestionar.
-Quizás, pero no perdemos nada con ir allí. También estaba pensando que con Cally no sería suficiente, así que ¿qué les parece usar también los teléfonos celulares?
-Eso estaría bien.- Poco a poco la charla empezaba a motivar a varios de los presentes, daban ideas e iban organizándose para lo que sería esa noche, pero había alguien que simplemente no le apetecía estar allí en ese momento. Se levantó de la mesa empujando un poco su silla, no pretendía hacer tanto ruido, pero no midió la fuerza con la había realizado la acción, haciendo que esta haga un chirrido bastante fuerte.
-¿Todo bien Ny? – cuestionó Lexi.
-Eh… sí – la joven le dedicó una mirada rápida a todos los de la mesa quién la veían, algunos con preocupación y otros con curiosidad, sin embargo fue su mirada la que buscó fijarse en los zafiros del albino por un instante antes de apartarla algo sonrojada–Lo siento, pero creo que me iré a descansar, me duele un poco el tobillo. Gracias por el almuerzo.- No esperó a que alguien respondiese y simplemente se giró para tomar las muletas que reposaban a un lado de ella.
-¿No quieres que te ayude? – Matt ya estaba por ponerse de pie, pero ella con un sutil gesto con su mano lo detuvo.
-No, no- sonrió –Gracias, pero sigan coordinando el documental. Estoy segura que quedará genial. Yo sola puedo – se acomodó bien y empezó a caminar hasta salir.

No escuchó si los demás empezaron a hablar o permanecieron en silencio, pero ya no le importaba, solo quería salir de ese lugar. Caminó por un momento con dirección a las escaleras principales, pero tampoco le apetecía irse a su habitación, así que giró y se dirigió hacia el pequeño estudio del primer piso. Al llegar, echó un vistazo y al no haber nadie entró sin más, dejó las muletas pegadas a la pared y volteó hacia la ventana, la vista del jardín delantero y de un hermoso cielo azul se podían apreciar tas ella. Tomó asiento en el sillón cercano y se perdió en sus pensamientos.

Necesitaba un momento de tranquilidad, sentía que desde que llegaron a esa mansión las cosas se habían dado demasiado rápido, conocer nuevas personas, reencontrarse con sus sentimientos y empezar a experimentar situaciones, con las que si bien había convivido desde niña, ahora solo se hacían más intensas y constantes. Sacó de su bolsillo su celular e intentó marcar el número de su hermano pero la señal era realmente mala, por lo que tomó los audífonos convenientemente guardados en los bolsillos de su sudadera y decidió escuchar algo de música recostada en el sillón.
-“Estoy celoso” – las palabras del peliblanco volvieron a retumbar en sus pensamientos. Culpó a su playlist por ello.
“Sobre lo de antes… ¿Podríamos…olvidarnos de eso?”- Cómo si fuera tan fácil. Se giró en el sillón mientras se perdía entre la melodía y la letra de la canción actual.
-“Soy yo ¿Sabes? Y tú… Bueno, mereces algo que realmente valga la pena” – Tonto… si tan solo supieras que… 



¡Pum! – un sonido seco había interrumpido sus pensamientos. ¿Qué había sido eso? ¿Habría sido su imaginación? ¡Pum! ¡Pum! – se levantó rápidamente y paseó su vista por toda la habitación, pero no logró ver nada. De pronto, se percató que su música se había detenido. Se sacó los audífonos y observó el celular, la música seguía en play. ¡Pum! Nuevamente alzó la vista y se giró hacia dónde se había producido el sonido. Un libro había caído al suelo, justo a su lado.
-¿Qué…? – ¡Plaff!
-¡Ah! - Ahora varios libros cayeron al mismo tiempo. Nylah había gritado pero logró cubrirse, aun cuando ninguno le cayó directo.
-¡¿Quién está allí?! ¿Eres tú Mary Anne? – en cuanto pronunció este nombre, la mesa al lado suyo se movió bruscamente. Nylah dio un salto hacia atrás soltando un grito. Se había puesto de pie tan rápido que no se percató del dolor de su pie. Iba a retroceder hacia la puerta cuando esta se cerró de un golpe, como si de un viento fuerte se tratase, pero en aquella habitación no había ninguna corriente.
-P-puedo ayudarte. ¿Quién eres? Yo soy amiga de Mary Anne puedo ayudarte… – intentó ubicar alguna presencia pero lo único que sentía era la sensación de tensión e incomodidad que había percibido en el comedor. Nylah se giró y sintió como algo o alguien la empujaba nuevamente hacia el sillón haciendo que caiga sentada. Estaba aterrada, quería gritar pero solo sentía un peso en el pecho, sentía que se asfixiaba, algo la empujaba contra el mueble, intentó mover su rostro con dificultad, sentía su cuerpo paralizado pero logró ver por el rabillo del ojo silueta inferior de lo que parecía un hombre con traje. “Aléjate de ella, deja a la niña” – escuchó claramente una voz gruesa cerca de su oído. Cerró sus ojos con tal intensidad que empezó a lagrimear mientras intentaba batallar con aquella presión y gritar.



-Ny…Ny… ¡Nylah! – abrió los ojos de golpe soltando un grito y tomando una bocanada de aire. Allí, frente suyo, se encontraban ambos pelirrosas con un rostro de preocupación, mientras que ella se encontraba bastante agitada y con algunas lágrimas en los ojos. ¿Qué había pasado? Llevó el dorso de su mano a su boca y empezó a controlar su respiración.
-Qué bueno que despertaste. Parecía que tenías una fea pesadilla. ¿Estás bien? - ¿Pesadilla? ¿En qué momento se había quedado dormida?. Miró a su alrededor, todo parecía estar intacto ¿habría sido todo un sueño? Pero esa sensación…
-¿Petiza?– Nylah intentó procesar todo.
-Iré a traerle uno, esperen- y Saori salió rápidamente de la habitación dejando a los dos amigos solos.
-Petiza, me preocupas… ¿estás bien?
-Sí, solo qué… ha sido bastante real – soltó y con ello, una sensación abrumadora empezó a apoderarse de ella provocando que se echara a llorar.
-Ny…¿Qué pasó? – Matt se sentó al lado suyo y pasó uno de sus brazos por sus hombros para abrazarla hacia él. Ny no se contuvo y escondió su rostro en el pecho del joven, de verdad necesitaba desahogarse. Mattheus, como todo buen caballero rosa y buen amigo, simplemente le permitió mojarle la camiseta de lágrimas hasta que se calmara. No pasó mucho, hasta que la chica estuvo más calmada. Aun sorbiendo la nariz.

-Lo siento…- dijo señalando la mancha de humedad en su camiseta.
-No importa, se secará rápido. ¿Qué pasó? ¿Tan feo fue ese sueño? – la joven lo meditó un momento y asintió.
-No recuerdo haber experimentado algo similar antes. Ni siquiera con las pesadillas de ayer – murmuró con voz gangosa.
-¿Crees que tiene que ver con lo paranormal de esta casa?
-No lo sé… No sé si fue una pesadilla, no sé qué fue. Solo recuerdo que tiene que ver con Mary Anne…-
-¿Con Mary? ¿Qué quieres decir?
-La verdad no lo sé, ni siquiera sé que es lo que ha pasado.
-¿Quieres que cancelemos la cita de juegos? Ya son varias cosas que han sucedido en el transcurso del día: tu accidente, esta pesadilla…- Ny lo meditó un poco.
-¿Y ella? Me daría lástima…
-Iré yo. No te preocupes, creo que te vendría bien descansar y salir de aquí ¿Qué opinas? – el joven se levantó de un brinco.
-¿Y Sao? –
-La alcanzaremos en el camino. Vamos – El joven le alcanzó las muletas y la ayudó a levantarse. En cuanto apoyó el pie, volvió a sentir un hincón como si el dolor intenso se hubiera reactivado por algo.
-Vamos despacio. – apoyó el joven y ella asintió. Se apoyaba de una muleta y Matt le hacía de soporte por el otro lado. Caminaban sin prisas, a su ritmo. Iban saliendo de la habitación cuando algo llamó la atención de Ny, en el suelo, justo al lado del sillón dónde ella había estado, un par de libros caídos. Eso era extraño.
-¿Más tranquila? –
-Sí, gracias. Me ayudaron mucho – sonrió -Cierto… ¿cómo es que me encontraron?
-Fácil, te andábamos buscando.-respondió.
-¿Y eso?
-Nos preocupaste de que salieras así del comedor, así que fuimos a buscarte. También para contarte lo de esta noche. Íbamos a ir a tu habitación pero justo en ese momento, uno de los señores que estaban limpiando los cuadros del pasillo nos dijo para dónde te habías ido.
-¿Del pasillo? No recuerdo haber visto a nadie cuando iba hacia el estudio.
-Seguro él si te vio.
-De seguro, igual me alegra de que llegaran- sonrió la pelinegra. Caminaron con dirección al jardín, Matt pensó que un poco de aire fresco le vendría genial. Durante la pequeña caminata Nylah no pudo evitar observar a su amigo, lo notaba algo distraído, quizás algo preocupado y enseguida ató algunos cavos.
-Gracias – soltó la pelinegra –Con todo lo que has hecho por mi hoy, te estaré en deuda eterna – sonrió. El joven soltó una carcajada.
-Ya veremos cómo me pagas después petiza… - ya habían llegado al jardín trasero y una brisa fresca los recibió tan solo al cruzar las puertas de vidrio. Encontraron una pequeña banqueta en aquel pasadizo abierto, perfecto para sentarse a observar el jardín, era un buen lugar para tomar el aire estar bajo la sombra. Nylah tomó asiento y Matt acomodó las muletas en al costado pero él seguía observando hacia el interior del comedor. Ny empezó a atacar cavos…
-Oye…Ink, anda busca a la presidenta que anda demorando con el vaso de agua.- soltó con picardía.
-Tranquila petiza, allí viene ella – y como dijo, la peli-rosa venía corriendo con una botella de agua en su mano.

-Lamento la demora, es que no encontraba a nadie en la cocina. ¿Cómo estás? ¿Estás mejor? ¿Has llorado? ¿Qué pasó?
-No…no.- la pelinegra sonrió ante la preocupación de la menor, era la primera vez que la veía en esa faceta y eso la conmovió. –No te preocupes Sao, estoy bien. Ha sido una horrible pesadilla solamente.
-Ya veo… Qué bueno que salieron, el aire fresco siempre ayuda- sonrió.  

Conversaron por unos minutos de cosas banales hasta que la menor dio un salto al revisar la hora en su celular. –Debo ir a encontrarme con Coss. Nos vemos más tarde ¿si? Ny, intenta descansar en lo que queda de la tarde – y con una sonrisa se despidió de ambos para irse rápidamente.
-Me alegra verla tan animada – expresó Nylah, poco a poco sentía que conocía más facetas de los demás miembros y gracias a ese viaje, se sentía un poco más unida a Saori. –También es la primera vez que la veo tan preocupada por mí.
-Sí. Es una buena chica -  
-Lo es. Ahora ¿ya vas a ir?
-¿De qué hablas?
-¡Ay por favor Ink! Te sé leer como libro para niños de kínder. Quieres hablar con ella hace rato ¿verdad? Anda, antes de que se encuentre con Coss. No sé lo que sea, pero parece que te preocupa, así que corre.
-Yo no…- Intercambiaron miradas por un segundo. Ny sonreía victoriosa y Matt, simplemente soltó un ligero bufido camuflado en una sonrisa.
-Ya regreso, no te vayas sola – y pronto, se metió corriendo en busca Sao. Mientras que ella, siguió distraía con el paisaje, intentado olvidar el mal rato que acababa de pasar aunque aún la dejaba preocupada.

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Editado~
Hice mi mayor esfuerzo. No pidan mucho. Ando sin capacidad de escribir por más que tengo las ideas plasmadas :'( una desgracia.
Espero les guste~
Mar.
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[Roll-P] Siniestra aventura. - Página 4 Empty Re: [Roll-P] Siniestra aventura.

Mensaje por Shiba Jue 27 Ago - 0:22

Advertencia: Esta conti está centrada en Gin. So, no verán a muchos personajes en la misma, luego cuando tenga ganas he de hacer otras cosas con los demás, pero eso, no es una conti donde arrojo personajes a diestra y siniestra como normalmente hago xD

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Ese día después del almuerzo, Gilgamesh había regresado a la misma habitación del tercer piso, con el mismo propósito: Fumar. Se convertía en un mal necesario en temporadas, pero un cigarro al día ¿Qué era lo peor que podría hacer? ¿Matarlo? Le estaría haciendo un favor, después de todo solo era acelerar lo inevitable. Y no molestaba a nadie, solo al vacío del aire que pasaba por ahí.

No es que se sintiese perturbado, o siquiera removido, solo se sentía tonto, muy tonto. No comprendía cómo pudo haberle dicho todo lo que le dijo a Nylah.

Había dado prácticamente declaración tras declaración una y otra vez, sin tiempo a respirar ni procesar cada palabra que decía. Estaba seguro de que solo había hecho confundir más a la chica, o al contrario, fijar algo de lo que ya no podía dar marcha atrás, y si este era el caso, no quería pensar en lo que vendría después; no estaba listo para eso, no se sentía listo para absolutamente nada que acarrease la palabra "Futuro" ni como hipótesis, en otras palabras, no estaba listo para la vida. Quienes lo conocían dirían lo contrario, pero solo por esa máscara de falsa libertad que poseía y rompía muy raras veces cuando se encontraba solo.

No se arrepentiría, eso era seguro, pero tampoco era algo de lo que estar orgulloso, pero sí satisfechos, pues si lo pensaba bien, quizá había sido para mejor, así él la dejaba de joder y ella dejaba de soñar con algo que él no era, por tanto, se debía mentalizar a aceptar cualquier cosa que llegase después.

Miró al cielo, respiró hondo el aire contaminado por su propia mano y botó todo sintiéndose una rata, no solo por contaminar más, sino por el mal rato que le había hecho pasar a su amiga de la infancia.

Escuchó la puerta abrir, e indiferente a cualquier cosa solo se mantuvo de espaldas a esta. El día anterior, nisiquiera eso había ocurrido así que ahora podía estar seguro de que mínimo era humano, pero no sabía quién.

– No sabía que este era el área de fumadores. - La voz de Yuu lo tomó desprevenido, se esperaba a cualquiera menos a él. Pero terminó riendo por el comentario.
– Reservado para los amantes de la nicotina, lo siento amigo. - Le dedicó una sonrisa que para Yuu fue una invitación a acercarse al balcón a pesar del mal tiempo que pasaba el aire del mismo. Al pelinegro no le importaba, antes del almuerzo la había pasado peor.
– No lo parece. - Dijo simplemente y apoyó los brazos en la baranda, Gin en cambio llevó las manos a los bolsillos, sentía extraño fumar en frente de un amigo de Nylah. - No te preocupes, no me molesta.
– ¿Seguro? - Preguntó con el cigarro en a boca, parecía una hazaña pero era más sencillo de lo que aparentaba si se poseía buena dicción.
– Sí, no es la primera, ni la última vez que estaré al lado de un fumador ¿Sabes? - Levantó una ceja incrédulo de la extraña manera de juzgar del peliblanco. Gin resopló. - A veces me pregunto seriamente en qué concepto nos tienes a todos.
– Como unos preescolares. - Dijo, su cigarro se había terminado, por lo que se deshizo de la colilla en un pequeño basurero en la esquina del cuarto, no sin antes aplastarlo al cenicero sobre la mesa de al lado.
– ¿Es en serio? - Yuu a penas y mostró una reacción. Gin regresó a la baranda y suspiró.
– No, pero son un grupo bastante particular. Es como si estuvieran aquí porque sí, no porque los motive algo en común. Y me saca de quicio lo moralistas que son. - Se encogió de hombros. Yuu lo miró un momento y luego de un silencio sepulcral decidió cambiar su mirada al conjunto de árboles como si fuese algo interesante. Al menos pudo encontrar el Sauna a un solo vistazo.
- No esperaba tanta información.
- Yo tampoco pensaba dar tanto. Supongo es el aburrimiento o efecto secundario del tabaco.
- Parecía que te caían bien.
- No me caen mal. - Aclaró. - Es solo que siento que se restringen mucho.
- Creo que hacen lo mejor que pueden.
- No me refiero a eso, sino a que viven como si tuviesen todo el tiempo del mundo para hacer o decir las cosas. Cuando no es así.
- Llámame como quieras, pero estás hablando de ti mismo.
- También. - Dijo, y aun para su sorpresa y del mismo Yuu, el último había resoplado y comenzado a reír. Gilgamesh solo esperó en silencio mientras intentaba mantener la calma y no imitarlo, él mejor que nadie sabía las estupideces que estaba diciendo.
- Eso me recuerda un poco a Blacke.
- ¿Ah sí? - Yuu asintió.
- Una vez me contó que cuando entró a este club esperaba encontrarse a personas más ¿Atroces? - Se encogió de hombros. - No hay como decirlo sin que suene mal.
- ¿No se enojará si me dices eso?
- Al menos que lo repitas no se enterará.
- Touché. - Sonrió simplemente y entrecerró los ojos observando a un punto en concreto. - ¿Tampoco dirás nada de nuestra charla?
- ¿Tengo cara de ir hablando por ahí cosas que no me conciernen?
- Tienes cara de buen escuchador. - Aceptó, Yuu no supo si tomarlo como un halago o un insulto, así que decidió en su cabeza que sería mejor mantenerlo como lo primero. - Discúlpame por lanzarte mierda tras mierda en estos últimos minutos.  
- Está bien, actualmente es mejor de la aburrida que escucho normalmente. -  Yuu le restó importancia y Gin sacó una seca carcajada.
- Por cierto... Creo que encontré el lugar ideal para grabar además del bar.
- No me digas que... - Señaló dubitativo hacia el sauna, Gin asintió con clara malicia. - Estás demente.
- Nada de lo que no te hayas dado cuenta en los últimos minutos.

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Había dejado a Yuu en la habitación explicándole que tenía cosas que hacer. No era de sorprenderse que al nominado eso le diese completamente igual, de hecho le hacía un favor alejando el hedor a cigarrillo de ahí.

- Cuando me dijiste que nos podíamos encontrar luego me supuse un lugar más romántico. - El comentario de Lexi llegando por el camino adoquinado que partía el jardín llamó la atención del peliblanco. Él esperaba sentado bajo un árbol y aparentaba somnolencia.
- Un jardín rodeado de arbustos podados y un enorme arce para hacernos sombra. - Pareció pensativo mientras esperaba a que llegase. - Me parece bastante romántico. - Dijo una vez ella se sentó a un lado acompañada de un resoplido que terminó en una simple risa.
- No lo es. - Se recostó al tronco del árbol e inspiró el aroma a jardín recién rociado.
- ¿Por?
- El olor a tierra mojada no es romántico. - Él quedó en silencio esperando lo que venía después, ella que esperaba alguna contestación que no llego, y se resignó a decir lo que él esperaba.- y tú no eres nada romántico llegando con esa peste. - Ante eso, fue el turno de Gin de sonreír solaz.
- Pruébame. - Dijo. A ella se le notó que no esperaba esa respuesta pero intentó no darle muchas vueltas y solo echó una carcajada.
- Estás demente.
- Es la segunda vez en el día que me lo han dicho. - Ella despegó su espalda del árbol y lo miró con pena fingida.
-  Pobrecito, no aceptas tu realidad. - Con ironía mantuvo toda su fuerza de voluntad para no reírse
- Soy muy malo con la realidad. - Gin solo mantuvo una sonrisa divertida, se le era muy fácil mantenerla con esa chica.
- ¿Crees más en los dragones o algo así?
- ¿Por qué no? Sería una realidad más extraordinaria.
- ¿Te crees que serías un tipo de caballero cazadragones o algo así? - Preguntó divertida. Gin lo meditó.
- No. Sería el mismo maldito inútil de siempre. - Aceptó. Lexi abrió los ojos grandes, eso era ser muy realista.
- Pensé que no eras bueno con la realidad. - Irónica le dio un suave empujón de hombros, él lo regresó.
- No lo soy, pero es porque no me gusta.
- Pero te gusta pensar en la existencia de dragones. - Resopló una sonrisa al encoger y abrazar sus piernas para tener comodidad, para finalmente mirar a Gin, quien sin permiso acomodó un mechón rebelde de la rubia cabellera, retirando en el paso una hoja caída del arce.
- Tampoco. Tú los trajiste a tema. - Sonrió por ello, había sido casi imposible no darse cuenta del pequeño momento en que Lexi se había paralizado; aunque ella no lo dijera, la verdad es que estaba muy consciente de ello, especialmente cuando repitió la acción del chico por el mismo camino, por simple nerviosismo. - Tenías una hoja encima. - Se excuso.
- Gracias. - Dijo al apartar ligeramente la mirada de él mientras se reacomodaba el cabello. Tener el cabello tan corto era algo complicado, los mechones se iban por donde querían y nunca esperó necesitar vinchas. - No era necesario.
- No, no lo era. - Se encogió de hombros y observó a las ramas del árbol. Su color era tan brillante que resaltaba de todo lo demás. Cualquiera, mirándolo de lejos  lo confundiría con un rosa, pero si se miraba bien, era de hojas rojas amortiguadas por las amarillas. - ¿Eso importa acaso? - Preguntó simplemente. Lexi lo había imitado y también quedó observando los colores.
- No realmente. Así como tampoco importa si eres un caballero cazadragones o un maldito inútil. - Dijo sin pensar, y sospechó sin error a equivocarse que eso había hecho sonreír al chico con ironía.
- ¿Importa entonces si digo que me gustas o suena raro porque llevamos días de conocernos? - Silencio, así quedó el ambiente durante tormentosos segundos que parecían eternos.
- No suena raro. - Aclaró. - Pero, si lo dices sin mirarme a la cara, no lo hará. - Se sintió bastante calmada con esa respuesta, mejor era olvidarse de eso. Aunque no podía mentirse a sí misma, su pulso había acelerado desde el inesperado momento en que le acomodó el cabello, y esa última pregunta no hizo más que empeorar las cosas y todo se derrumbó cuando sintió un suave palmo en su hombro que la obligó en regresar su rostro hacia él casi asustada.
- Me gustas. - Dijo finalmente, mirándola directamente a ella, haciendo que el color subiese a su cara, el mundo le diese vueltas y su pensamiento quedase en blanco.
Lexi de todo lo que podía esperar, eso era lo que menos, o así era, hasta que sintió los labios de él sobre los suyos, odiándose a sí misma por no detenerlo aun teniendo la oportunidad, y aun cuando el sabor a tabaco no le pareció molesto en ningún sentido ni momento.
Ella creía saber cosas sobre él aunque se cuestionaba si eran correctas o no, pero en ese momento solo pudo aclarar una sola: Él era un maldito.

- ¿Por qué? - Lexi fue la primera en romper el silencio que se formó desde que se separaron.
- ¿Por qué no? - Parecía tan perdido como ella mientras intentaban no apartar la mirada, recostados de costado al tronco frente a frente.
- Porque no sé si está bien.
- ¿Lo dices por? - Preguntó como si no entendiese.
- No te hagas el tonto, lo sabes perfectamente. - Mostró una mueca de disgusto, y luego suspiró pesadamente.
- Pudiste evitarlo. -
- Lo sé... - Pareció que iba a decir algo más pero la verdad es que no tenía ninguna excusa válida que no fuese extraño decir en voz alta.
- Pero no lo hiciste. - Lexi continuó muda, por lo que Gin continuó. - También querías.
- ¿Debería de arrepentirme? - Preguntó en un susurro.
- Si te sientes de esa manera hazlo, sino no. - Se encogió de hombros. Lexi negó.
- Ya lo hice, es algo de lo que ya no puedo. - Sonrió levemente para reconfortarse a sí misma.
- Bien, así no me siento mal. - Él también sonrió y ella pudo reír.
- ¿Te han dicho que estás demente? -
- Es la tercera vez en el día.

Jajajajajjaja baaaisssss - Se hace la loca (? -
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[Roll-P] Siniestra aventura. - Página 4 Empty Re: [Roll-P] Siniestra aventura.

Mensaje por Cris Lun 19 Oct - 0:36

Aviso:
1. Esta conti la protagonizan Matt y Sao, sólo para que sepan desde ahora, lol.
2. Sí, quedó larga. Muchas ideas que abarcar y cosas que vinieron en el camino xD
3. Ellos no están en el mismo lado del jardín en el que se quedó Nylah, por si acaso(?
4. Llegarán un poco tarde a la reunión, digamos, cuando están a punto de separarse los chicos o justo después de que se separaron.


[Roll-P] Siniestra aventura. - Página 4 Separa11

Se sentó en un taburete convenientemente posicionado en el extremo del pasillo, cerca del vestíbulo. Exhaló un suspiro de resignación.

Momentos antes había encontrado a Coss, quien estaba ayudando a Blacke con unas fotografías. Su amiga se disculpó y le informó que le tomaría un tiempo, así que ella decidió esperar afuera para no estorbar y, mientras, recordaba que aún no había podido hablar con Matt sobre el suceso de la mañana. Cuando estaban en el jardín, por prudencia hacia Nylah que se sentía mal, prefirió no mencionar el tema y dejar que el pelirrosa cuidara de ella con calma.

Poco a poco, la inquietud se apoderó de ella. No le sentaba bien estar sola después de lo que había visto más temprano, y cada sonidito que se producía cerca de ella la alertaba. De pronto, una voz llamó su atención como caída del cielo.

-¡Sao! Por fin te encuentro –Ella alzó la vista para cruzarse con una intensa y familiar mirada rojiza.
-Matt -Dejó salir con una voz rebosante de alivio, y se puso de pie con tanta prisa que chocó su rostro con el pecho de él- Auch.
-¿Estás bien? -Se inclinó hacia ella mientras soltaba una ligera risita- No es necesario embestirme cuando me vas a saludar.
-Perdona –Dijo algo apenada frotándose la nariz- Es que... -Pero la risa fresca del muchacho la interrumpió.
-No te preocupes –Le sonrió- Peor fue la vez que yo me llevé por el medio a Sky. Estábamos en su casa, y yo iba saliendo de la cocina rápido porque me llamó su abuela, no vi que él venía entrando y nos dimos de lleno -Rió con más fuerza- Hubieras visto su cara...
-¿No era la misma de siempre? -Preguntó Saori con tal inocencia que, tras una pausa, causó una risotada de parte de Matt, risa que contagió a su amiga.
-Sí, bueno... Era casi la misma de siempre, sólo que con un toque de reproche, aunque entiendo que eso es difícil de imaginar –Sao asintió y Matt relajó el rostro.
-Oye...
-¿Mm?
-¿Estabas buscándome? -Preguntó algo sorprendida, y Matt compuso un rostro similar al de ella.
-Pues claro, ¿por qué te extraña? Teníamos algo pendiente antes del almuerzo -Sonrió.
-Ah, sí, ¡sobre eso! -Se aclaró la garganta para corregir su tono- Sobre eso...
-¿Quieres hablar de ello? Puede ser en otro momento si no te apetece.
-No, no, está bien. Pero... -Lo miró dubitativa- ¿Puede ser en otro lugar?
-Claro -Accedió.

Caminaron en silencio y a paso tranquilo hacia el jardín trasero. Era increíble cómo ella solía incomodarse en momentos así, pero no con él, no acababa de entender por qué, aunque al mirarlo por el rabillo del ojo, la sonrisa casual que él mantenía en su rostro mientras miraba al frente aclaraba esa duda. Era una presencia agradable en todo momento, no se veía obligada a forzar una conversación. Se sentía bien.

Al abrir la puerta de vidrio los inundó el aroma a pasto recién podado y una suave brisa que jugó levemente con sus cabellos.

-¿Qué te parece por allá? Bajo aquel árbol -Señaló Matt con su brazo izquierdo, haciendo que ella dirigiera su mirada hacia el tatuaje que le cubría la piel.
-Es genial -Espetó de pronto con ánimo.
-¿Qué? ¿El árbol?
-¿Eh? No, no -Rió suavemente- Tu tatuaje -Corrigió tocándolo levemente con la punta de su dedo índice.
-¡Ah! -El rostro de Matt se iluminó inmediatamente- ¿Te parece? -Emanaba tal felicidad que causó una agradable sensación cálida en el pecho de ella.
-¿No te lo había dicho antes?
-Es cierto. Sí lo habías hecho, cuando estábamos en clases. -Ambos llegaron hasta donde se encontraba el árbol y se sentaron bajo su sombra. Saori recogió su larga cabellera sobre su regazo.
-Sí, en las reuniones del club -Recordó Saori con un deje de nostalgia- …
-¿Todo bien? -Se inclinó un poco hacia ella.
-Ah, sí, lo siento, me puse a divagar un poco -Esbozó una suave sonrisa. Matt se quedó un momento contemplando el gesto, y le sonrió de vuelta.
-Ya veo, ¿recordando?
-Sí. Han pasado muchas cosas en unos cuantos meses…
-Es cierto, todo gracias a ti, presidenta -Le guiñó un ojo divertido.
-¿Y-yo? -Se señaló extrañada.
-Claro, de no ser por ti, no nos hubiésemos unido como un grupo -El muchacho amplió su sonrisa.
-Es verdad… -Matt asintió ante ello- Aunque… Es gracias a todos, por la disposición de cada uno a unirse, o mejor dicho, a permanecer.
-Uh huh -Esbozó animado- Y vaya que hemos progresado, ¿no crees?
-Sí -Exclamó alegremente de pronto- He visto cómo nos hemos unido más, y cómo todos se están abriendo poco a poco. Incluso… -Hizo una pausa- Incluso yo.
-Yep -Volvió a asentir el pelirrosa- Estás mostrando lo linda que eres.
-¿Qué? -Apresuró Saori, casi atragantándose de la sorpresa.
-Es decir, ya se veía que eras linda -Matt se balanceó levemente haciendo un ademán con sus brazos. Ella parpadeó varias veces aún en shock- Pero ahora muestras aún más tu personalidad y tu forma de ser con los demás. Eres muy linda persona -Dijo mirándola fijamente, con una sonrisa surcando su rostro.
-Oh… Yo… Eh… Yo, este, gracias… -Soltó sin saber cómo reaccionar a pesar de que ya había entendido lo que él quiso decir y había salido del shock.
-Jajaja, no tienes por qué agradecer -Matt le dio una palmadita sobre la cabeza, Sao dejó salir una risita- Bueno… ¿Qué es lo que necesitabas decirme? -Preguntó, acomodándose en su sitio.
-Oh, sí… Bueno, verás...

Saori deslizó sus orbes rosáceos hasta clavarlos en su regazo. No sabía por dónde empezar, o cómo contarlo. Tomó aire y lo soltó a los pocos segundos.

-Esta mañana… Estaba en mi cuarto y… Y yo… -Recordar esa escena hizo estragos en su cuerpo y sintió un escalofrío recorrerla- Estaba peinándome frente al espejo de la peinadora -Matt asintió con interés, aunque Saori se percató de lo tonta y banal que había sonado esa frase- El… El punto es que, mientras me peinaba, Coss llamó mi atención y me señaló el espejo, y cuando me giré hacia él… Yo…
-¿Sí?... -Cuestionó Matt, tenía un mal presentimiento sobre a dónde iba todo eso.
-Yo… Había… Mi reflejo. -Puntualizó torpemente- Era yo… Bueno, algo así, no en realidad… Porque… Porque… Me devolvía la mirada y estaba… Estaba sonriéndome…

El silencio se posó en el lugar. Matt la miraba tratando de disimular la sorpresa, para no asustarla. No le sorprendía que pasara algo así, sabía de sobra que en ese lugar había presencias y espíritus, pero… No se esperaba la historia de la pelirrosa y que algo así de tétrico le hubiese sucedido. No todos los días tu reflejo te sonríe con voluntad propia al otro lado del espejo.

-Y sé que no ha sido idea mía -Continuó Saori temiendo que él no le creyera, pues no había respondido- Porque Coss… Coss también lo vio… Fue… Fue escalofriante… Esa sonrisa… No sale de mi mente -Tomó su cabeza con ambas manos- Era tan vacía… Y estaba en mi… Era mi… Mi rostro…

Tras una pausa de unos míseros segundos, la pelirrosa alzó el rostro lentamente con cierta vergüenza. Para su sorpresa, cuando sus miradas se cruzaron, Matt compuso una sonrisa suave.

-A ver… -Respondió con calma pasándose una mano por sus cabellos, con lo que consiguió alborotarlos aún más. Parecía contemplar su respuesta.
-... ¿Me crees? -Articuló en voz baja Saori, más para ella que para el muchacho.
-Sí -Espetó Matt de pronto con tal claridad que la tomó por sorpresa- Claro que sí. Es que estaba pensando cómo decirte mi respuesta. -Hizo una pausa- Veamos… -Sao clavó su mirada en él- De nada sirve ocultártelo, ni tampoco quiero hacerlo, aunque admito que para ahorrarte la angustia habría reservado la información por más tiempo de haber sido posible. Pero veo que no se dan las condiciones. -Ella lo miró confundida- En esta hermosa mansión -Señaló con un ademán, su voz adquiriendo un tono ligeramente sarcástico- Convivimos nosotros, los empleados… y algunos espíritus.

Matt incluso pudo escuchar cómo Saori tragaba saliva con fuerza. Trató de decirlo lo más claro posible, sin rodeos pues consideraba que debía ser del todo sincero con ella, sin embargo, buscó escoger las palabras menos intensas posibles.

-Bueno… Al menos explica que Coss y yo no estábamos alucinando, aunque creo que hubiese preferido eso -Dijo la pelirrosa tratando de imprimir algo de seguridad en sus palabras. Hubo unos segundos de silencio- Pero ¿me estás diciendo… que todo este tiempo hemos estado rodeados de fantasmas? -Su voz flaqueó al final. Matt dejó salir un pequeño suspiro.
-Sí, pero creo que se veía venir con los eventos que han ido sucediendo.
-Es cierto, aunque… Uno siempre espera que la explicación esté en algo más… Más…
-¿Lógico?
-Sí, y tangible -Se rascó una mejilla.
-Lo tomaste mucho mejor de lo que esperaba -Elogió de pronto el muchacho- Eres valiente, Sao. -Añadió con una sonrisa, esperando calmar cualquier inquietud que estuviera escondiendo. Ella pareció contener una risita.
-No tanto… Tú lo eres más -Matt se alborotó el cabello sin saber qué responderle- Es cierto -Continuó, riendo suavemente- … Pero ahora… Matt… Si te soy sincera… Teniendo el hecho confirmado, creo que estoy sintiendo algo de miedo… Es que… Ahorita estoy contigo, pero… ¿Qué haré cuando esté allí? -Deslizó su mirada rosácea hacia la mansión, misma que despedía desde el primer momento un aire de misterio.
-Tranquila, Sao. Sé que no es algo… de lo más agradable. Pero estamos todos aquí, no estás sola. Además, como buen club aventurero, sacaremos provecho de esta situación a pesar de lo extraña que sea -Dijo posando una mano sobre su hombro.

Saori le sonrió más animada. Una parte de ella ya se esperaba que en ese lugar había más de lo que se podía apreciar a simple vista, parte de un presentimiento que había tenido al llegar pero el cual buscó descartar consciente e inconscientemente en varias ocasiones. Por otro lado, sentía miedo, por supuesto, como cualquier persona ante lo desconocido, o mejor dicho, ante un plano dimensional sobre el que no tenían ningún poder y seguía siendo tan complicado de asimilar. Pero le tranquilizaba lo que Matt le había asegurado con sus palabras, era cierto, estaban juntos. Además, no se quedarían mucho tiempo en ese lugar, sólo lo que duraba el pase gratis. Y… Si por alguna razón debían irse antes, podrían hacerlo sin problema, ¿no?. Por lo menos.

El pelirrosa echó un vistazo a su reloj de muñeca, articuló un sonidito de contemplación y asintió para sí.

-Sao, creo que es la oportunidad perfecta para que me acompañes.
-¿Uh? ¿Acompañarte a dónde?
-Creo que, ahora que sabes la verdad con certeza, sería bueno que conozcas a una amiga. Para que veas que no todo ésto se trata de malas energías.
-¿Una amiga? -Repitió sin entender- Un momento… ¿Es un…? -Matt asintió.
-Un espíritu. Uno bueno -Añadió rápidamente al ver la sorpresa en el rostro de Saori- De hecho, más puro de lo que cualquiera de nosotros podrá ser jamás.

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Llegaron al vivero cuya extensión serpenteaba como un laberinto. Matt podía percibir el nerviosismo de la pelirrosa que se encontraba un paso atrás, a su lado.

-Matt… -Soltó dubitativa.
-¿Sí? -Interpretó la duda en su voz como nerviosismo- No tengas miedo, en verdad no te pasará nada.
-N-no es eso -Titubeó- Una pregunta…
-¿Mm?
-¿Cómo supiste desde antes que aquí hay… fantasmas? -Dijo la última palabra en un susurro.
-Ah, eso… -Resopló en gracia- Bueno, digamos que desde niño he tenido la habilidad de comunicarme con ellos… de alguna manera, por extraño que suene.
-Oh… -Abrió los ojos con sorpresa, a él le pareció adorable su expresión.
-MaryAnn -Llamó de pronto con voz suave, Saori parpadeó sin entender y desvió su mirada a donde el pelirrosa observaba- Un momento -Pidió.

Matt se alejó unos pasos de ella, hacia una de las columnas que sostenían el vivero, parecía estar hablando con alguien, pero Saori no podía ver nada. Se quedó de pie, en espera, sin saber qué más hacer.

-¿Qué pasó con Ny? ¿No vendrá? -Preguntó la niña con voz triste, aunque más bien parecía algo asustada, sorprendida.
-Ny no se siente muy bien ahora, pero me pidió venir de todos modos.
-¿Y ella…? -Esbozó en duda MaryAnn, mirando hacia Saori.
-Eso iba a explicarte, es una amiga mía, debiste haberla visto en estos días, ¿no? -Ella asintió- Es una buena persona, no sientas miedo, y tranquila, no tienes que… esconderte.

Era lógica, y dolorosa, la razón por la que había detenido su discurso un instante: Siendo un fantasma, no tenía que esconderse tras un muro, pues no había razón para ello. De hecho, la misma niña lo había hecho por reflejo, costumbre de cuando estaba viva, pues antes de hablar con el muchacho había decidido a voluntad no ser visible para la visita inesperada.

-Ven, vamos, déjame presentártela, quiere conocerte. ¿Sí? -La animó con un tono paternal, enderezándose.
-¿Estás seguro, Matty? -Preguntó con voz dulce. Él se conmovió nuevamente.
-Claro, vamos. Los dos jugaremos contigo -Ante ésto, los ojos de la pequeña adquirieron un lindo brillo y asintió. Ambos caminaron hacia Saori, quien seguía esperando- Sao, ella es MaryAnn. MaryAnn, ella es Saori -Presentó alegremente.

De pronto, ante los orbes rosáceos de la muchacha, la figura de una pequeña niña surgió al lado de Matt. Los labios de Saori se abrieron sutilmente, más al ver el rostro inocente y puro de la niña, la sorpresa se desvaneció dando paso a la empatía.

-Hola -Se agachó algo torpemente, pues no estaba segura de cuál sería la actitud correcta en estos casos- Mucho gusto, MaryAnn -Sonrió.
-Mucho gusto -Devolvió ella, algo apenada pero feliz- Matty me dijo que son buenos amigos -Sao asintió, nuevamente con algo de torpeza- Y que ambos vinieron a jugar conmigo -Su voz adquirió más ánimo y sonrió ampliamente.
-Sí, claro que sí -Soltó la pelirrosa sonriente, sin poderlo evitar.

Dicho esto, los tres se encaminaron dentro del vivero y, como habían prometido, empezaron una sesión de juegos que se dividió en tantas cosas que perdieron la cuenta: Escondidas, búsqueda de un tesoro, correteos, adorables “sustos” propiciados por la pequeña traviesa, entre otras cosas… Y así pasaron unas… ¿tres horas? La verdad ninguno de los dos había medido el tiempo ni habían estado pendientes de ello.

Matt, sentado en una pequeña y refinada silla de piedra blanca, observaba cómo Saori le enseñaba a MaryAnn unas flores que habían crecido en una esquina del vivero, que -según había señalado la pequeña- no eran las que solían plantar en el lugar. La pelirrosa conocía ese tipo de flor y le explicaba con detalle, destacando lo hermoso de las tonalidades de los pétalos. Matt dibujó una sonrisa de enternecimiento en su rostro, Sao se había comportado como una hermana mayor para MaryAnn esa tarde, le había sacado muchas sonrisas y risas a la pequeña, y a él también. Asimismo, le alegraba haber podido tranquilizar a la pelirrosa sobre el aspecto sobrenatural de ese lugar, y es que… ¿Quién no se tranquilizaría luego de conocer a alguien tan dulce como MaryAnn? ... Aún así, le seguían inquietando muchas cosas sobre esa mansión y sabía que su amiga se sentía del mismo modo, probablemente aún más que él.

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Los dos pelirrosas se encontraban en una mesita del jardín trasero, la sombrilla de la mesa los abrigaba con su sombra que, sumada al clima fresco de la tarde, los envolvía en un ambiente tan pacífico que parecería de ensueño de no ser porque la edificación tras ellos contaba con residentes de otra dimensión.

Saori estaba sentada de espaldas a Matt, y éste, sentado en la silla tras ella, moldeaba la abundante cabellera de la muchacha en una larga trenza.

-No tienes por qué hacer ésto, de verdad -Repitió Saori apenada por tercera vez desde que se habían sentado ahí.
-Ya te dije que no es problema -Sonrió él- La verdad, iba a ofrecer hacértela antes, cuando estábamos jugando con Mary, porque vi que el cabello te incomodó varias veces, pero…
-¿Pero? -Preguntó ella girándose un poco. Él suspiró.
-No pude. Ya sabes, MaryAnn es una pequeña. Si ofrecía hacerte un peinado ella también hubiese querido participar, o por entusiasmo me habría pedido hacerle uno a ella, o de plano hubiese reconocido que es una actividad en la que ya no puede participar. En cualquiera de los casos… Se hubiese puesto muy triste -Respondió con un semblante apagado.
-Tienes razón… -Soltó Sao con tristeza- Me preguntó cómo… -Dijo con voz dubitativa.
-No lo sabemos… Tampoco queremos preguntar. Pero no es normal que le haya pasado a alguien de su edad -La pelirrosa asintió ante ello.

Tras varios minutos de silencio, Saori tomó la palabra de nuevo.

-Matt, ¿Cómo es que sabes hacer trenzas? -Preguntó de pronto, con curiosidad.
-Ah -Soltó una risa fresca- He practicado un poco con mi mamá. Siempre me pareció interesante. Es como esculpir pero con cabello, puedes jugar con las formas, los nudos. Es todo un arte.
-Ciertamente, sí -Dejó escapar una risita suave- Pero debiste dejar que yo lo hiciera, también puedo.
-Bueno, con todo este cabello imagino que has tenido la motivación y el material para practicar, ¿no? -Ella rió nuevamente y asintió.
-Es divertido.
-Sí, pero bueno, hacer trenzas hacia atrás con tu propio cabello no es sencillo. Por eso te ayudo.
-Ya, e imagino que también porque querías desplegar tus dotes artísticos -Bromeó. Él rió con ganas.
-Me atrapaste.

Y ambos rieron. Hubo otro rato de silencio, y esta vez fue interrumpido por Matt.

-¿Cómo te sentiste?
-¿Mmm?
-Hace un rato, con MaryAnn.
-Es una niña muy dulce, me alegra haberla conocido. En verdad me ayudó a asimilar mejor todo ésto. Gracias, Matt -Se giró un poco para sonreírle.
-No es nada -Le restó importancia con un movimiento de cabeza.
-¿Pero sabes?
-¿Sí?
-Estaba pensando… Bueno, no sé cómo lo tomarían ellas, pero… Espero que acepten -Hizo una pequeña pausa, Matt la miró con curiosidad- Estaba pensando proponerles a Nylah, Lexi y Aria que Coss y yo nos mudemos al cuarto con ellas.
-Oh, me parece bien. Pero, ¿por qué te vino esa idea a la mente?
-Bueno… -Se removió en su asiento con algo de nerviosismo- Ya sabes… Mientras más personas se acompañen, estaremos más seguros…
-Tienes razón -Asintió él, entendiendo a lo que se refería, y ciertamente, por cliché que sonara, los entes paranormales solían preferir aparecerse ante aquellos desafortunados que pasaran en solitario por algún lugar- Seguro te dirán que sí -Le sonrió ampliamente.
-¿Tú crees? -Soltó ella animada, casi volteándose con más fuerza, pero corrigiéndose en el momento, para no arruinar el trabajo que estaba haciendo Matt en su cabello.
-Sí, así compartirán más, seguro será entretenido así que dudo que se nieguen -Animó.

Continuaron su charla mientras Matt entrelazaba la última parte de la trenza sin darse cuenta de que, de hecho, iban tarde a la reunión para el documental.
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Mensaje por Shiba Lun 16 Nov - 3:35

Advertencia: Conti centrada en Skyria, porque quiero, puedo, y me vale vrg-.


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Aria no entendía las cosas tan importantes que tenían que hacer los demás, y aceptaba, muy a su pesar, que no le importaba. Por mucho que estuviese esforzándose para encajar en un grupo al que llamarle amigos o siquiera compañeros, no podía dejar de ser ella y todavía tenía esa preferencia a la comodidad que le ofrecía la soledad. Razón por la que subió al cuarto, buscó el libro que dejó iniciado y salió al pequeño balcón existente al final del pasillo de las habitaciones, siendo lo mejor que le pudo ocurrir en cuanto desapareció todo el mundo de su vista. Corría una brisa agradable, acompañada de un ambiente calmo y opaco por las nubes; a pesar de ser un poco más de medio día dejando que cualquier persona pudiese disfrutar del paisaje más burdo, aunque en su caso era un espeso bosque, lo que hacía a Aria pensar en la remota idea de ir por un poco de té y tarta de frutos rojos para conseguir la experiencia completa de satisfacción del momento. Pero, estando sentada en la comodidad de una silla de mimbre tan bien acolchonada hacía que la sola idea de levantarse era igual a arruinar todo por completo.

Continuó su lectura olvidando todo a su alrededor y lo ocurrido en los últimos días, no quería pensar en ello, nadie querría. Pero no duró mucho en ello, quizá una hora más tarde, un sonido proveniente desde el interior sombrío del pasillo la alertó, quiso ignorarlo y darle la razón al hecho de que podía ser simple paranoia por lo que no se arriesgó a mirar siquiera, empero, el eco de lo que eran claros pasos acercándose la comenzaron a asfixiar al punto de dar bocanadas de aire que a penas le duraban un segundo.

En sus recuerdos buscó la mejor excusa para ello, y era nada menos que Skyler. Y aunque era molesto que ese fuese su reconforte, la realidad era que nisiquiera él podía saber que ella estaba ahí. Absolutamente nadie lo sabía.

Dejó el libro cerrado en su regazo y deslizó el torso para observar lo que sea que estuviese haciendo ese ruido, tratando, en medida de esconderse lo más posible. Pero solo dio su ubicación a esos ojos. que desprovistos de piel o huesos, solo flotaban hacia su dirección junto a una gran masa oscura y transparente que simulaban el cuerpo de un hombre, pero de una manera alargada y arrastrada.

La respuesta a qué hacer estaba clara, la que no lo estaba era: ¿Por qué a ella?

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Skyler Hawk siempre había sido un niño tranquilo, quizá demasiado tranquilo, callado, y de poco tacto. No que él fuese raro, simplemente que necesitó acomodarse al mundo en que creció.
Era una pérdida de tiempo querer entender el ambiente en que nació y se desarrolló, porque era más fácil darle la vista gorda al interior y sólo comprender el exterior en el que ser el hijo de una actriz y modelo popular de las últimas dos década, era su mayor hazaña; aun cuando sentía que su padre hacía cosas más importantes como antiguo abogado y actual juez que era; siempre el trabajo de su madre mantenía un aspecto más relevante para el mundo. Mucho le sorprendía a él mismo cómo su padre cayó ante los encantos de su famosa madre, quien mantuvo una actitud negligente hacia su persona desde el día de su nacimiento, hasta el día en que la encontró con su amante, se lo dio a conocer a su padre dando comienzo all divorcio, trámite del que se sentía culpable y con el que comenzó una nueva etapa que era su actual vida con sus abuelos paternos y la completa negación de su madre por él.

Cualquiera pensaría que poseía algún tipo de rencor hacia la mujer, pero la realidad era otra, hasta parecía ciego el amor incondicional que mantenía por sus padres a pesar de no poseer el mismo de manera recíproca. Varias veces a la semana veía a su padre. Y muy raramente a su madre, algo de lo que no podía culpar a ninguno tampoco; ambos poseían familias nuevas, mientras que él al no querer pasar por malos ratos, prefirió quedarse con sus abuelos paternos a pesar de la insistencia de su padre para que se mudase con él y su madrastra, pero el mayor cedió a respetar la decisión de su hijo gracias a la intervención de Erina, quien se encargó de criar a Sky desde ese momento, creando un muchacho de bien, demasiado sincero, mal perdedor, a quien nunca pudo cambiar sus aspectos toscos y poca comunicación con los demás.

Erina solo había notado un pequeño cambio en Skyler cuando éste se encontraba en mediados de sus diez años de edad. Sky, cada que visitaba a sus abuelos era como siempre: reservado, y hasta un poco tímido con ello. No fue sino hasta meses antes del comienzo del proceso de divorcio y el inicio de las vacaciones que cambiaría varias de sus maneras y su mismo actuar. Primero con rutinarias salidas al enorme jardín de la abuela y después con las historias sobre un nuevo amigo que había conseguido. No pertenecía al barrio adinerado en el que vivía con sus padres, pero así mismo tampoco era un compañero de la escuela, y él solo contestaba que era un vecino de la casa de los abuelos.

No era tan complicado de entender cuando lo veías jugando cerca de las orquídeas completamente solo, y hablándole al mismo aire; a veces hacia arriba, a veces hacia abajo y otras a su altura.

Su abuela Erina desde siempre ha sido una mujer de supersticiones raras según el mundo de su rededor, pero a pesar de esto, era la única que realmente veía con quien jugaba Skyler cada que iba a su casa, y no dijo nada, no creyó que le fuese a hacer algún daño en especial, hasta el descubrimiento de que su nieto era propenso a hacer viajes astrales. Cuando Sky le contó a su padre que al acostarse había escuchado un ruido y al levantarse y buscar por ello, encontró a su madre con el amante en la sala de su casa, Erina quería que lo que su hijo le estaba confesando fuese una simple broma, y no por el adulterio, sino por la preocupación hacia el pequeño Skyler, su primer nieto. Y aunque era algo de no creer su padre no podía negar que ya se esperaba algo así, no solo de su esposa, sino de su propio hijo cada que le contaba algún sueño referente a la casa y encontraba las cosas movidas según él mismo se lo decía. Nada que al mayor le pareciese extraño pues había sido igual, pero nunca con esa regularidad.

Ante esto, Erina tomó cartas en el asunto y tuvo que pedir a un viejo amigo la creación de un amuleto el cual hoy en día es la pulsera que Skyler jamás se quita ni para ducharse. Su abuela se lo advirtió claramente desde el primer momento: "Ya no verás a tu amigo, ni tendrás esos extraños sueños, sé que será extraño y triste pero, no quiero que regreses ahí, por eso debes prometerme jamás quitártela". Y así lo hizo, nunca desató el nudo que su abuela misma hizo y así continuó durante seis años más hasta la llegada a esa mansión.

Si se le pregunta a Skyler si tuvo amigos en primaria, él siempre contestaría que fue uno imaginario, de quien ya no recordaba el nombre ni la cara, si es que poseyó alguna en primer lugar, y si tuviese que contestar el aspecto más raro en el que alguna vez encontró a sus padres cuando aún vivían todos juntos sería la vez que vio a su madre tomando parte en sus juegos solo para poder desestresarse con el tonto muñeco de acuaman al quitarle y devolverle las articulaciones una y otra vez.

Entonces sí, Skyler era desde siempre un muchacho normal, quien prefería no tener mucho en su cabeza que no fuese lo que tenía en frente o que le pusiese de buen humor. Le agotaban las conversaciones largas las cortas se le hacían eternas, pero eso tampoco lo hacía tan malo. Entonces ¿Cuál era el problema? ¿Por qué a veces sentía no serlo? No es que fuese él en primer lugar, era quizá esa mansión, su pulsera se había desatado por quién sabe qué número de ocasión en ese día, y ya no podía aferrarse a la esperanza de hacer lo que lo alejaba de pensar mucho: nadar, era casi imposible después de haber visto dos accidentes casi seguidos aun bajo su supervisión.
Quería creerse que era una mala broma de la vida como le había dicho su abuelo una vez que sus padres se divorciaron para hacerlo sentir mejor, quitándole cualquier culpabilidad en el asunto. Pero en este caso aunque Mattheus le haya dicho lo que le dijo, ya empezaba a ahogarse en el aire de la confusión. Primero había sido Aria, después Mattheus y últimamente Nylah, sentía que los mandaría a todos a la enfermería en algún momento, así que se pensaba seriamente el regreso a la piscina. Razón por la que en lugar de entrar a la misma decidió quedarse en los vestidores de hombres amarrándose una vez más la pulsera que le dio su abuela.

Apoyado en la pared del fondo y sentado en el suelo, con la misma ropa de la mañana fue sorprendido por la suave voz de Aria.

- ¿Skyler? - El nominado buscó rápidamente con la mirada por ella, encontrandola medio asomada en la puerta entreabierta del vestidor.
- Pasa. - Dijo él, ella quedó pasmada un segundo y él insistió. - No pasa nada, solo soy yo.
- Lo sé. - Abrió por completo e ingresó, miraba de un lado a otro como si buscase algo, y se notaba nerviosa.
- ¿Pasa algo? - Preguntó el chico al notar que la joven se sentó con él pero a un metro de distancia.
- No. - Se apresuró a decir. - ¿Qué habría de pasarme?
- Pareces haber estado en una maratón. - Y no mentía, tenía las mejillas más rosadas que de costumbre y su respiración se notaba aunque tranquila entrecortada. Justo como cuando él hacía una pequeña carrera de rutina.
- Solo… Creí que sería bueno mantenerse en forma.
- ¿Y por eso viniste al vestidor de hombres? - Preguntó, su usual monotonía hacía difícil de entender su sarcasmo, su tono no cambiaba en absoluto, y eso podía ser exasperante, pero Aria ya lo conocía al menos lo suficiente para entender cuando él se estaba burlando de ella.
- Creía que era el de chicas. - Skyler asintió nada más, ella suspiró y comenzó a relajarse de a poco. Él nisiquiera la estaba mirando como otras veces, al contrario parecía perdido en la belleza de la simple puerta de metal. Ella por su parte no sabía cómo explicarle siquiera que había huído de algo que a penas y lo atravesó a todo lo que le daban las piernas. Sabía que el primer lugar en el que podría buscar por compañía era la piscina, pero él no estaba ahí, y aun contra el miedo y la paranoia decidió darse la oportunidad de buscarlo en los vestidores, encontrándolo más deprimido de lo que alguna vez creyó verlo. - ¿Por qué no estás nadando? - Lo miró de reojo, él no cambió su posición.
- No lo sé, no tengo ganas creo… - Desvió el rostro a ella. - Pero si quieres nadar, vamos. - Aria entrecerró los ojos ante aquello. - ¿Qué?
- No es normal que no quieras nadar.
- Es normal, a veces, puedes preguntarle a mi abuela.
- No la conozco.
- Bueno, ella sabe que en la época que nací hasta mis ocho años, no nadé. - Aria Resopló, era ridículo aquel ejemplo.
- Le preguntaré a Mattheus.
- No hagas eso, si se entera me va a preguntar…
- Entonces sí ocurre algo. - Lo señaló sonriente al atraparlo en su juego, Sky suspiró y asintió simplemente. - ¿Qué es?
- Me creerías loco o tonto.
- El problema es que ya lo creo.
- ¿Ambos? - Ella asintió, él pareció quejarse en un monosílabo, y luego se estancó el silencio. - Atraigo cosas malas.
- ¿Ah sí? - Él solo la miró y ella entendió eso como afirmación. - No entiendo de qué.
- Todo, tu accidente, el de Matt, el de Nylah. - Volvió a mirar la puerta, como esperando a que algo pasase por ahí.
- Solo ha sido coincidencia.
- No lo creo. - Estiró las piernas y algo a su costado se movió, regresó la mirada y supo que era Aria quien se había movido más cerca.
- ¿Entonces soy algo malo?
- No dije…
- ¿Matt es algo malo?
- No…
- Entonces… No lo eres. - Si era sincera nunca esperó que el muchacho tuviese su lado depresivo/vulnerable, era verdad que todos tenían uno, pero él parecía inmune la mayoría del tiempo, o más que nada, poco demostrativo.

Descansó la cabeza en su hombro y Sky no entendía qué ocurría. Además de que parecía que algo le había afectado, mas, como no le quiso hablar de ello a la primera tampoco le insistiría.
- ¿Te puedo besar?
- ¡¿Qué?! - Se inclinó hacia el otro lado. - No vine aquí a que me acoses.
- No lo hago.
- ¿Cómo llamas a lo que acabas de hacer? - Él se encogió de hombros.
- Preguntar. - Ella rodó los ojos.
- Se puede considerar… - Si se lo pensaba bien, no, definitivamente no lo era, era simplemente un chico de dieciséis años pidiendo permiso y siendo sincero. Si se lo pensaba, había mejorado mucho a lo que fue el día anterior. - Olvídalo. - Se volvió a acercar a él y a descansar a su costado, el susto la había agotado, y él se limitaba cuando quería y sabía que no le haría nada raro, no sin antes avisarle como siempre.
Él solo la observó mientras ella parecía pensar en quién sabe qué. y después reparó en que abrazaba un libro.
- ¿Es interesante? - Preguntó al señalarlo, Aria miró hacia el libro y lo acercó a las manos de Sky quien lo tomó sin siquiera pensar.
- Leelo y lo sabrás. - Le dijo, él resopló pero de todas maneras lo abrió en las primeras páginas ignorando por completo el separador de seda que ya venía con el mismo. Ella sonrió al notar que lo había comenzado a leer, no que fuese algo extraño, siempre debían de leer en clases, pero era diferente cuando se trataba de algo que sentía estar compartiendo con un amigo.

Las horas pasaron y gracias al reloj de pared en el lugar pudieron saber que pronto deberían de reunirse donde acordaron con los demás. Sky le regresó el libro a Aria, perdiendo por completo la página en la que se había quedado, cosa por la que ella suspiró una vez más de cansancio, y al sentirse tan extraña por el hecho de haber pasado tanto tiempo con él y de paso ser la primer persona que buscó después del susto añadiendo las cosas que le dijo, el peso de vergüenza la empezó a carcomer, razón por la que le dijo que iría a buscar a Nylah (O alguien) para hacerle acuerdo de la reunión.
Él por su parte solo dijoun: Está bien, y buscó el camino al lugar de alguna manera… No que fuese difícil, pero todavía tenía la curiosidad de por qué no veía a ningún encargado.
Por alguna razón, nunca veía a nadie cerca, aun cuando los demás decían que habían pedido ayuda a tal y cuál, para él simplemente no había nada.
Shiba
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Mensaje por Mar. Lun 8 Mar - 13:41

Cuando era pequeña alguien le dijo que cerrando sus ojos y cantando, los malos ratos pasaban rápido, y ella lo creyó. Por muchos años fue su técnica favorita para perderse en su propio mundo, cuando creció reemplazó el canto por tarareos y las manos en sus oídos por sus confiables audífonos.  Nadie molestaba, podía pasar horas de horas escuchando las diferentes canciones. Fue su salvación y su escape. Increíblemente, esta era la segunda vez que lo ponía en práctica desde que llegaron a esa casa, y ambas el mismo día. Quizás era el aviso de que las cosas marchaban mal…

La brisa ligera acarició su rostro y despeinó algunos de sus cabellos al pasar, se acomodó en su lugar y respiró hondo. Sintió el olor de las violetas que crecían cerca, conocía esa fragancia, aunque no recordaba de dónde. Era un olor familiar y nostálgico, pero no lograba ubicarlo.

Soltó un suspiro dejando escapar algunas de sus preocupaciones con él. Cerró sus ojos y se perdió en la nueva melodía que acababa de iniciar, sus dedos golpeteaban la banca sutilmente imitando el ritmo, mientras su cabeza los acompañaba moviéndose al compás, iba muy metida en ello cuando una sensación fría golpeó su mejilla y la sacó del lapso con un ligero sobresalto. Abrió sus ojos y se encontró con una sonrisa divertida de un joven castaño.

-Ten, lamento haber demorado – se disculpó mientras extendía un paquete de helado frente a su rostro. Ella apartó los audífonos.
-Gracias, y no te preocupes. En realidad, no tardaste tanto – aceptó con una sonrisa mientras habría y sacaba la paleta.
- ¿De qué es el tuyo? – indagó él, a la par que abría la suya propia.
-Fresa – respondió mientras metía la paleta a su boca y le daba un mordisco. Un segundo, inmediatamente la sacó y soltó un quejido.
- ¡Ay! Se me congela el cerebro- soltó ella y Blacke se echó a reír.
-No seas así, me dolió- reprochó haciendo un mohín.
-Lo siento, lo siento- pero no parecía hacerlo. En ese momento a Nylah le pareció su risa contagiosa y la siguió. Fue momento agradable.
-Me alegra –dijo después de un momento, cuando las paletas ya iban por la mitad. Él observaba los alrededores y le dedicó una mirada de reojo a su compañera, que absorta en la puesta de sol terminaba su paleta rosa.
- ¿Qué? -
-Qué ya no tenga que preocuparme por que tu cara fea malogre mi toma del documental – soltó. Ny le dio un ligero golpe con el codo. - ¡Qué es broma! Digo que me alegra, por que pareces estar de mejor humor que hace un rato. - Ella lo observó un segundo y sonrió.
- ¿Ya ves? Las paletas hacen milagros- se burló.
-Sí, sí. Pero, hablando enserio… No fue una linda toma la de hace un rato – dijo mientras tomaba su cámara entre las manos. Nylah se quedó en silencio un momento, meditando en sus palabras para luego sonreír.
-Procuraré que no vuelva a pasar – y no lo vio venir, el joven pellizcó su mejilla haciendo que ella haga un mohín y antes que pueda reaccionar o decir algo, él se colocó en pie rápidamente.
-Bueno, iré a preparar todo para más tarde. ¡No faltes! – y sin siquiera darse la vuelta o esperar respuesta, empezó su marcha. Nylah solo atinó a asentir viendo como este se iba por el umbral de la puerta. Sonrió, no lo parecía, pero ese chico había mostrado un gran avance en su trato con ella y eso la alegraba de cierta manera, sentía que estaba haciendo más amigos.

-Oh, aquí estabas – Y tuvo que voltear al oír esa voz, Aria llegaba desde el otro pasadizo directo hacia ella. - ¿Qué hacías?
-Como helado – dio el último mordisco a su paleta. - ¿Me buscabas?
-Ah, digamos que sí. – la ojiazul se giró recordando la extraña situación que la había llevado a buscar a su compañera de habitación - ¿Vas a ir a la reunión para el documental, cierto? – Nylah asintió
-Pero antes vamos a cenar – sonrió

.
.
.

El reloj empezó a dar las 8 campanadas cuando los últimos rayos del atardecer fueron desapareciendo de los ventanales, dándole paso a una oscuridad que de a pocos se adueñaba del recinto. Cuando Blacke dio un paso adelante para dar las indicaciones antes de iniciar el documental, paseó su vista por los presentes. Nylah llegaba junto con Aria desde el segundo piso, mientras los demás parecían haber estado unos minutos antes.
- ¿Todavía no llega la presidenta? -  empezó a hablar Blacke al ver a la mayoría reunidos.
-El pelirosa tampoco- añadió Yuu restándole importancia, mientras se apoyaba en la pared más cercana.
- ¿Dónde se habrán metido? No estuvieron tampoco en la cena. – reprochó.
-Bueno, imagino que llegaran en su momento- siguió la rubia -Siga usted señor director – dándole pase a Blacke quién empezó a explicar cómo se realizaría, durante la tarde se le había ocurrido que sería aún más divertido hacer el documental en toda la casa y no solo en uno de los lugares, así que se dividirían en grupos de dos e irían a los lugares según un sorteo y volverían antes de las 10 de la noche.
-Eh, lo siento chicos – Nylah interrumpió haciendo que la atención se centre en ella – pero no creo que pueda caminar tanto, el pie me sigue fastidiando mucho. Así que creo que los esperaré aquí – sonrió
-Pero… ¿estás segura? No está bien que te quedes sola…- la preocupación se podía visualizar en los ojos del castaño y la duda también, pero Nylah solo asintió con una sonrisa tranquilizadora.
-Estaré bien, vayan ustedes. Los esperaré aquí para ver lo que grabaron y si encuentro algo interesante también lo haré ¿de acuerdo? – el joven pareció entender y siguió con la reunión. Saori y Matt no tardaron en unírseles y procedieron con el sorteo para formar los equipos y determinar a dónde iría cada uno.
-Entonces... – Blacke empezó a leer la pantalla del celular –Matt y Yuu irán al edificio adjunto, la presidenta y Skyler irán al 3er piso, a Coss y yo iremos al viejo bar, Aria, Lexi y Gin, irán al establo y a la zona deportiva ¿de acuerdo? – alzó la vista hacia todos los demás y cada uno parecía absorto en sus propios pensamientos -Oigan… ¡Si le ponen un poco de ánimos, no me quejo! - reclamó. Pero como se dijo, cada uno estaba absortos en sus propios pensamientos.



Matt le dio un ligero golpecito con el codo al brazo de Saori, dedicándole una sonrisa. Él se había percatado de la actitud de la joven en cuanto mencionaron a los equipos, era consciente de la timidez de la joven y del poco trato que tenía con su gran amigo, así que decidió darle calma.
-Estarás bien, tranquila. Sky es bueno – sonrió el pelirosa y ella pareció entender las intenciones del joven, quién siguió con una charla banal por un instante más.



- ¿Estarás bien? – ella alzó la vista hacia el moreno que se acercaba a ella.
- ¿Por qué lo preguntas? – el solo se encogió de hombros -tú sabrás.
-Sí, supongo que sí. Es un fastidio, pero hemos quedado en hacerlo. ¿tú lo estarás? – Skyler se quedó un instante observando a la joven.
- ¿Estás preocupada? – las mejillas de la pelinegra se tiñeron de rojo.
-Cómo si fuera a… Solo soy cortés. – él sonrió mientras ella se cruzaba de brazos e intentaba no darle la cara. Se sentía algo avergonzada.
- ¿Si me pasa algo me cuidarías? -ella se giró hacia él.
-No lo apostaría si fuera tú – masculló. Él con una sonrisa acarició su cabeza y empezó a alejarse para ir con su compañera. -Oye – llamó la pelinegra. Él se giró -ten cuidado. –



En cuanto había escuchado sus nombres juntos, su mirada se alzó instintivamente, pero no esperaba encontrarse en ese cuadro, una mirada compartida entre ella, Gin y Nylah, y quizás la de alguien más. Algo sintió, quizás era el hecho que la sonrisa de la pelinegra no combinaba con los colores de su aura, o quizás el hecho que sucedió esa misma tarde provocaba una cierta incomodidad en el aire…tan solo quizás, no debió acercarse a ella en primer lugar. Su mirada se alternaba entre la pequeña y el peliblanco, ambos se son tenían la mirada hasta la menor la esquivó. Gin aprovechó esa brecha para girarse hacia ella con una sonrisa.
-Rubia- ella le siguió.
-El destino nos quiere juntos ¿no?
-Quién sabe… -y aunque ella percibió que iba a decir algo más, el joven cortó su oración cuando giró el rostro. Vio como tensó su mandíbula y su cuerpo empezaba a erguirse. Ella siguió la línea de su mirada y se percató de cierta escena que se desarrollaba delante de sus ojos.



-Oye, petisa… - Blacke aprovechó un instante para acercarse a la joven- ¿de verdad está bien que te quedes sola? ¿O prefieres que me quede contigo? Podría decirle para cambiar a la rubia o…- Se sintió halagada y hasta agradecida por las intenciones del joven y eso la reconfortó, pero se negó.
-Que terco eres oye – sonrió – te he dicho que estoy bien. Además, eres el director ¿cómo te vas a quedar? Tonto – se burló la joven. El alzó los hombros restándole importancia.
-Oye… lo de los grupos
-fue al azar, lo sé. ¿Qué se le va a hacer? -restó importancia. -Yo iré a buscar dónde sentarme, así que anda de una vez que tu compañera te espera y necesitan a Cassy.
-Cally -corrigió
-Cómo sea. Corre – mandó la joven. El chico golpeó ligeramente con su puño la cabeza de la joven y luego se marchó hacia dónde estaba Coss conversando con Saori. Nylah observó como este, motivado, intentaba animar a Coss para iniciar su aventura. Y eso le dio risa. Estaba agradecida con él y su preocupación desde que esa tarde la encontró en un mal momento.

.
.
.

Todos empezaron su marcha y se quedó hasta que les perdió la vista a todos los equipos, recién allí, ella se impulsó con sus muletas y caminó hacia el comedor, en dónde entró juntando las puertas detrás de ella y tomó asiento en la silla más próxima. Había aprovechado la visita a su habitación, luego de la cena, para bajar su cuaderno de apuntes y un lápiz, así que con sus audífonos en mano estaba preparada para sumergirse en su mundo. Estaba en el proceso de elegir la canción correcta, cuando las puertas se abrieron de pronto. Sus ojos se abrieron de sorpresa y su corazón empezó a acelerarse. ¿Qué hacía él allí? ¿Por qué había venido? Pero antes de que pudiera hacer cualquier pregunta, él solo siguió su caminar pasando de ella y dirigiéndose a la cocina. Cuestionable, pero al menos esa acción le dio el tiempo para relajarse. Puso play y empezó a escribir pequeñas notas.

Un momento después, una lata de Coca-Cola helada apareció delante de ella. No se inmutó, siguió escribiendo. Él se sentó a su lado, pudo notar que también traía una lata de refresco en su mano. Él solo se quedó allí, sentado por varios minutos.
- ¿Y tu equipo? – ella fue la primera en hablar. Aún no apartaba la vista de su escrito.
-Estaban de acuerdo de que venga – le dio un sorbo a su bebida.
Silencio nuevamente.
- ¿qué escribes?
-nada importante.
Silencio…
-Lo sé – soltó ella sin más.
- ¿El qué?
-No tienes que fingir Gin, lo sé – dijo más calmada de lo que pensó.
- ¿Ella te lo dijo? – Su mirada se había fijado en la lata entre sus manos.
- Mmm sí, pero igual me hubiera dado cuenta – aseguró con una sonrisa a medias.
- ¿Cómo? – la observó. Ella tomó la bebida con una mano y la meneó frente a él.
- ¿Soy tan predecible? – soltó casi con burla, sabía que no era eso.
- ¿Predecible? – se lo pensó por un instante -No, creo que no… más bien creo que te conozco mejor de lo que crees - sonrió. Y el silencio nuevamente se instauró entre ello, ya parecía parte esencial de ellos, como un elemento necesario en cada conversación, un personaje más que podía tener múltiples disfraces: incomodidad, complicidad, seriedad… el silencio era cosa común entre ambos.

- Y… ¿enserio te gusta? – se atrevió a preguntar. Había vuelto a su cuaderno, aunque ya no escribía nada conciso y la música en sus oídos había pasado a segundo plano. Gin se tomó unos momentos para responder y cada segundo contaba en su corazón.  
- ¿Quién? ¿Lexi? – ella volteó casi indignada.
-Claro que Lexi, tonto – reprochó. Él llevó su mano a su cabello revolviéndolo un poco.
-Ósea sí. Es como cuando ves a alguien y te gusta.
- ¡Gin! – golpeó su brazo con su lápiz.
- ¿Qué? – saltó en broma.
- No me digas que simplemente estás jugando con ella, porque de ser así... - lo amenazó con su dedo, pero él tomó la mano que lo apuntaba y la bajó hacia la mesa.
- Cálmate. Fue solo un beso, no es como que hayamos comenzado a salir o algo por el estilo. -Eso no parecía convencerla en nada a la pelinegra, quién lo miró desconfiada.  
- Nylah. Sí, Lex me gusta, pero llevamos ¿qué? ¿dos días de conocernos?  ¡No seas tan dramática! – la joven soltó un bufido calmándose un poco.
- Prosti – musitó.
- ¿Gracias? - Nylah se notó incrédula con esta respuesta. - Ya...  Lo siento-
Ella lo miró seriamente, fijó su mirada en sus ojos azules cristalinos.
- ¿Qué sientes?
- ¿Eh?
- ¿Qué qué es lo que sientes? ¿haber besado a mi nueva amiga o.… simplemente haber besado?
- Ninguna. -Por un instante, aquello le dolió.
- ¡Gin! – reprochó.
- No es la respuesta que esperabas, lo sé. -Y no, no era la respuesta que ella esperaba, aunque no sabía exactamente que esperaba, pero no era eso. Se volvió hacia su cuaderno nuevamente.
- Ya no importa – musitó con cierta serenidad y pensó que quedaría allí, pero él tuvo que seguir…
- Sí importa, tengo una responsabilidad... – y esa frase de nuevo. Bajó el lápiz contra la mesa en cuanto él empezó, interrumpiéndolo.
- ¡Lo sé! con mi hermano, sí. Lo repites como periquito- Rodó los ojos, hasta sus acciones ajenas a ella tenían como excusa la "gran responsabilidad" con su hermano. -Ya cállate- dijo dedicándole una mirada fija que él sostuvo por un largo instante. ¿Por qué lo hacía? Esa mirada la ponía mal. La esquivó, moviendo la silla hacia atrás y tomando las muletas, se puso de pie.
- ¿A dónde vas?
-A la cocina, quiero un bocadillo. –
-Te acompaño –
-No, quédate – y empezó su marcha, pero él claramente desobedeciendo cualquier dicho de la joven, se paró detrás de ella. Fueron a la cocina y tomaron un par de galletas que se encontraban en un recipiente con un mensaje de: “Estimados huéspedes, tomen las que gusten”. Así que lo hicieron y volvieron hacia el comedor. Nylah tomó asiento y empezó a comer sus galletas calmadamente y así pasaron los minutos.
-Oye…- Gin la llamó de pronto, ella instintivamente se giró hacia él alzando la vista, encontrándose con su mirada fija en ella. - tienes algo pegado…- señala sus labios y sin esperar que ella haga algo al respecto, él acercó su mano y delicadamente con su pulgar retiró aquella migaja rebelde, pero un impulso casi hipnótico lo llevó a alargar aquella caricia sobre sus labios. Ella no supo reaccionar, tan solo oía los latidos de su corazón a punto de desbordar ante aquel tacto del peliblanco. Sintió su garganta seca y su vista se calvó en su rostro, pero él no se percató al instante, pues sus ojos seguían el movimiento de su mano, hasta segundos después, en dónde retiró su mano. -Listo – se separó de la joven y volvió su vista a las latas de soda sobre la mesa.
-Y Ny…yo…en serio lo siento. Por todo… -se detuvo y solo la oyó murmurar algo. -Lo siento- repitió, pero esta vez fue más para sí que para ella.


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Mensaje por Cris Mar 9 Mar - 2:46

-¿Qué ha sido eso? -Preguntó Yuu ante el sonido gutural que hizo eco en las paredes.
-Ugh... Mi estómago. Debí haber pasado por el comedor a buscar algo antes de venir para acá.
-Cierto, no cenaste. -El pelinegro continuó caminando sin darle mucha importancia.
-Tu empatía me ilumina -Soltó Matt con sarcasmo, no obtuvo respuesta- Oye, ¿todos esos trabajos en equipo y los ratos de hastío compartidos entre clases no significan nada para ti? -Yuu soltó un resoplido en gracia que trató de ocultar con un bufido. El pelirrosa rió.
-Pues que es culpa tuya. ¿Dónde andabas metido?
-Estaba... -Se pasó una mano por los cabellos- En los jardines, con Sao.
-¿Haciendo qué? -El tono de voz de Yuu había cambiado apenas un poco su matiz, pero lo suficiente para sugerir entre líneas.
-Nada de lo que estés pensando -Y le propinó una leve palmada en la cabeza, ante lo cual el otro resopló de nuevo.

Aquel edificio, aunque aún era nuevo para ellos pues apenas y le habían echado un vistazo cuando les hicieron el tour de bienvenida, no parecía tener mayor relevancia, por lo que habían visto se usaba como almacén o depósito de múltiples pertenencias de los residentes de la mansión. Vagando sin rumbo fijo, entraron en una estrecha habitación que sólo tenía un pequeño sofá y un estante con libros, aunque había más de éstos desparramados por todos lados. Fue aquel inusual desorden lo que hizo que entrasen en primer lugar.

Un librito empolvado cuya tapa era de colores pasteles captó la atención del pelirrosa, quien al tomarlo dedujo al instante que se trataba de un diario, el nombre escrito en la primera página le indicó quién era su propietario aunque realmente no era necesario, para él era más que obvio. Pasó las páginas sin detenerse a leer hasta que una frase en una de las últimas hojas lo hizo clavar la vista de pronto: "Tengo miedo."

Una desagradable sensación recorrió su cuerpo al no poder evitar relacionar aquello con la presencia del espíritu de la niña en ese lugar. Se encontraba absorto en sus pensamientos cuando un ruido seco lo alertó.

-¿Qué ha sido eso? -Preguntó Yuu por segunda vez en esa hora.
-Esta vez no he sido yo -El pelinegro le dedicó una mueca de "No me digas" a lo que él rió brevemente- Vamos a averiguar, saca tu teléfono.
-¿Para qué?
-Es un documental -Dijo con obviedad- Blacke nos dijo que grabáramos por si sucedía algo interesante. Anda, mi celular casi no tiene batería.
-Ya voy -Respondió el otro con hastío mientras ambos salían de la habitación. Matt tardó un poco debatiéndose entre llevarse el diario o no, pero acabó por dejarlo donde estaba.

[Roll-P] Siniestra aventura. - Página 4 Separa11

-¿Te la hizo Matt? -Aquel comentario tan repentino la hizo dar un pequeño respingo con lo que casi se tropieza mientras subían las escaleras al tercer piso.
-¿El qué? -Sky señaló con la mirada la larga trenza que oscilaba tras ella con cada movimiento- Ah, sí -Su rostro se iluminó con ánimo- Le quedan muy bonitas, ¿verdad? -El castaño se limitó a asentir- Me dijo que ha practicado con su mamá. Se me hace muy lindo eso. -Al principio, se había puesto nerviosa al saber que él sería su compañero, temiendo que se sumergirían en un eterno silencio incómodo, así que pequeñas charlas como aquella la tranquilizaban un poco, eso y los ánimos que el pelirrosa le había dado antes de irse por su lado. Llegaron al piso que les tocaba y empezaron a andar con calma.
-¿Dónde estaban? -Volvió a preguntar con tono sereno. Eso la tomó por sorpresa de nuevo, aunque luego sonrió para sí deduciendo que era la típica atención que se mostraban esos dos, después de todo, él los había visto llegar juntos así que la pregunta no era de extrañar.
-En el jardín -Como él seguía mirándola con su típica inexpresión, continuó- Jugando. -Sky alzó muy levemente una ceja, aunque ese gesto era para él lo equivalente en expresividad a una sonrisa de oreja a oreja para otros.- Con una pequeña... -Saori dudó un poco antes de seguir, pero así como Matt había sido sincero con ella, sintió que debía hacer lo mismo- El espíritu de una niña... -El castaño acentuó, o lo que para él era acentuar, el gesto- Matt me la presentó. -Explicó. Él volvió la vista al frente, haciéndose un recordatorio mental de preguntarle más tarde sobre aquello al pelirrosa. Si ese era el caso, las más bizarras explicaciones a todo lo que había visto ocurrir en ese lugar cobraban sentido.- ¿Viste eso? -La voz de Sao lo hizo voltear de nuevo, ella señalaba hacia el frente.
-¿Qué? -Espetó apenas.
-Podría jurar... Que había una sombra. Cierto, olvidé poner a grabar el celular -E hizo lo dicho mientras retomaba el paso con el moreno a su lado. Ella tragó saliva disimuladamente, en verdad esperaba habérselo imaginado aunque, para ser sincera, aquel piso se sentía un poco pesado.
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Mensaje por Shiba Mar 27 Abr - 22:32

El pasillo del tercer piso era tan desolador como las esperanzas de Skyler en comprender lo que ocurría. Si lo que Saori decía era cierto, no solo tenía mala suerte, sino que además Mattheus se había atrevido a mentirle, o peor aun, ocultarle cosas que en definitiva eran necesarias conocer. No que estuviera celoso (Solo un poquito) pero se guardaba la lógica para sí y no oprimió a la duda de su subconsciente, porque el soñar también existe, y aun lejos de eso, aunque normalmente se lo habría dicho a la cara sin rodeos ni muchas palabras, Mattheus le había pedido no ser tan cortante con la joven, especial razón por la cual inició la conversación y por lo que tampoco se atrevió a ahondar en lo mismo.
- Esta tampoco abre. - Pasó a iluminar la silueta de la joven que parecía mirar a todos lados en busca de algo que ni ella misma sabía si estaba o no ahí.
- Entonces faltaría el ala oeste. - Le recordó, habían pasado todo ese pasillo con la curiosidad de lo que habían en las pocas tres puertas del mismo, encontrándose con todas cerradas y ni un ápice de luz o algo que les dijera que habían personas ya sean vivas o muertas en el piso. - No te parece un poco... Silencioso? - Preguntó en lo que giraban la esquina, Sky se encogió de hombros. - A parte de nosotros no parece haber nada. - Se explicó, no es que hubiese olvidado el haber visto algo, pero prefirió dejarlo a la paranoia del momento.
- Supongo... Nadie viene por aquí. - Movió su cabeza señalando hacia arriba, mismo lugar en el que redireccionó la linterna, dejando a la vista unas telaraña que llenaba casi todo el espacio superior perteneciente a lo que aparentaba una habitación, que contrario al piso en el que se alojaban, se encontraba al norte y el modelo de la puerta era tan antiguo que recordaba a algún museo histórico de X persona del siglo anterior. La notaron con un desgaste intermedio, cuando se acercaron a la misma. La perilla no existía, más bien era un simple manigueta que requería sí o sí de una llave mágica, que en este caso no se encontraba.
- ¿Entramos? - Preguntó ella tragando saliva, no solo la telaraña con miles de bichos viviendo sobre sus cabezas, sino que además el aire helado que la recorrió desde el rastrero le hizo pensar dos veces las situación en la que se estaban metiendo acerca de la realidad de ese lugar.
- Necesita llave, lo dudo. - Sky se acercó e intentó solo por prueba empujar la madera que aunque denotaba pesada se dejó llevar por el chirrido de las bisagras no aceitadas  de años. - Abierto. - Concluyó. Estaba tan sorprendido como Saori, pero ella había escuchado claramente algo que él a penas percibió, y se trataba del desbloqueo de la misma, un "clack" que se había grabado en su mente y podría diferenciar toda su vida desde ese momento.
Ambos ingresaron pendientes de su rededor, y como el pasillo, las telarañas no hacían falta, pero esta vez eran en las esquinas de las paredes y los diferentes muebles que se encontraban en lo que sin duda era una antigua oficina desprolija, no solo por los años, sino que aparentaba recordar vestigios de una pelea de alguien contra algo.
Cuadros rotos, piso partido y sobresalido, mampostería resquebrajada, y un escritorio envuelto en arañones bestiales.
- Cuidado dónde pisas. - Pidió Skyler al avanzar más al centro para poder captar en totalidad el lugar. Definitivamente era algo de lo que le iban a reclamar si no hacía eso. Solo después de unos segundos fue que notó a su celular dejando de grabar y reconociendo que la memoria se había llenado.
- Esto es curioso. - Saori se había acercado al pequeño librero que había sobrevivido, sus grandes y pesados libros empolvados daban la sensación de apenas haber sido tocados por alguien, y razón suficiente era al leer en sus lomos que no eran más que tesis investigativas de varias personas pertenecientes al mismo apellido pero no nombre. Entre los mismos se encontró con una hoja sobresaliente, misma que al intentar arreglarla solo salió mostrando su naturaleza de papel doblado a la mitad.
Skyler se acercó a ella al notar que se había quedado estática, y solo reaccionó con un exagerado sobresalto cuando él tocó su hombro.
- Mira. - Levantó el papel para que él leyese su contenido dejándolo más mudo de lo normal.

"Fuera de aquí"

Aquello no era tinta, el desgaste polvoso con el que se deshacía al pasar los dedos sobre la misma y su color cobrizo dejaban en claro que era sangre seca.

- ¿Será una broma? - Cuestionó Skyler, Saori no supo que contestar, pero un resquebrajamiento ocupó su lugar. Siguieron el sonido con la mirada y en una de las zonas de mampostería caída resalía otro papel del mismo sucio sepial.

Cuando decidieron tomarlo encontraron algo que no podía ser más que otra advertencia.

"Ayuda"

Igual que el anterior pero todavía más polvoso.
Finalmente fue un golpe que pudieron percibir de un cuadro a sus espaldas, había caído al suelo otro papel, mucho más grande que aquellas notas, y con una caligrafía casi ilegible por la rapidez con la que fue escrita.

"El destino nos lleva y nos trae, pero siempre el final será el mismo para todos, y este es el mío.
Tuve que obedecer, tuve que huir, y aun así... aun espero el día que...
"
"

Al final una mancha grande ocultaba cualquier cosa que haya puesto después, si es que la había.

- Definitivamente es una broma. - Aseguró el moreno, Saori no se notaba tan convencida de ello.
- ¿Por qué harían eso?
- ¿Diversión? Estaremos en televisión.
- Imposible...

Tik tok

Sonó el reloj estropeado de la habitación. Skyler vio su pulsera caer y Saori echó un grito aterrador. Justo en medio de la habitación una silueta se alzaba, blanca y opaca, de un hombre en su edad dorada.
Parecía llorar, parecía sonreír, pero sin duda, estaba enojado, tanto que el aire helado de esa habitación soplaba fuerte y centrífugo. Skyler tomó la muñeca de Saori y la jaló con él en una carrera hacia la puerta que se cerró con milisegundos después de ellos haber salido. El ruido no acabó, el resquebrajamiento en su interior sonaba fuerte y claro ahora también para el chico, teniendo que optar así mismo por salir de ese lugar en una de las carreras más aceleradas que alguna vez tuvieron en sus vidas.



- ¿Escuchaste eso? - Gin levantó la cabeza. Nylah lo miró como si estuviese loco.
- No, estoy algo distraída. - Aceptó levantando su lapicero.
- Pues escuché algo. Espera aquí. - Dijo levantándose y caminando rumbo a la cocina. Nylah lo vio desaparecer tras la puerta y después de mucho tiempo de silencio empezó a preocuparse. Nadie, además de Matt y ella, habían sufrido las aberraciones de esa mansión. Y Gilgamesh siendo el idiota que era, quizá hasta era aun más presa fácil que cualquiera de los demás. Se levantó tratando de no ser brusca a pesar de lo rápido y con calma de dientes para afuera lo llamó antes de abrir la puerta. - ¿Gin? ¿Gin? - La golpeó suavemente y nada.- ¿Gilgamesh North? - Volvió a repetir, y al no recibir ninguna respuesta decidió entrar recibiendo el susto de su vida que en lugar de hacerla gritar la hizo tragar aire y casi irse de bruces al suelo.
- ¡Eres un idiota! - Casi le gritó al peliblanco que no dejaba de reír aun sosteniéndola para evitar el feo golpe que casi la manda a la enfermería otra vez.
- Lo siento, lo siento. - A penas podía decir limpiándose un poco los ojos al recordar la expresión de su amiga de infancia. - Estaba aburrido. Disculpa. - La soltó, tomando un gran respiro cosa que ella imitó para calmar su acelerado pulso por el susto y la cercanía anterior.
- No, esto es guerra. Solo espera a que me recupere North. - Lo amenazó señalándolo, aunque molesta, también quería reírse, pero quería evitar no tener autoridad. Después escucharon pasos, estos más reales que ambos percibieron acercándose a ellos.

Sin corregir ni releer ni vainas así, luego si me da gana corrijo xDDD
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Mensaje por Mar. Dom 19 Sep - 0:58

-Esto es inútil – soltó la pelinegra deteniéndose entre un par de cajas. Ya habían ido al establo y ahora estaban indagando en el segundo piso del área deportivo, y hasta ahora no habían encontrado nada más que arañas y uno que otro objeto de dudosa procedencia.
-Bueno, a lo mejor es muy temprano. Ya sabes, los espíritus usualmente salen en la madrugada- apoyó Lexi mientras movía un par de cajas a su delante. Aria la observó, ambas traían sus celulares con las cámaras encendidas y habían caminado casi todo el recorrido en silencio, no era algo que a ella le incomodara, pero sí había algo que tenía que decir.
-Oye –
-Dime.
-No sé que ha sucedido entre ustedes, tampoco me interesa, pero resuélvelo. Nylah no lo merece.
-No sabía que eran tan cercanas y tampoco creía que seas de las que intervienen por una amistad- la joven se encogió de hombros.
-Las cosas a veces no son lo que parecen. – dijo restando importancia y ambas siguieron en absoluto silencio.
-Honestamente, no quise hacerle daño…a nadie. – empezó la rubia mientras seguía moviéndose entre los avientes de esa sección -Ella ha sido muy amable conmigo desde que los he conocido, pero con Gin es diferente… él y yo tenemos una química, me gusta, pero no es como si estuviera enamorada ni mucho menos.
-No me interesa.
-Lo sé, pero ya empecé a hablar, solo escucha – pidió la rubia. La pelinegra suspiró.
-Entonces ¿intentarás algo o te apartarás?
- ¿Así de simple? ¿Todo se resume en eso?
-Supongo, no sé. No he podido ser testigo de la historia de Nylah pero con lo que he visto aquí y de lo que conozco, sé que hay mucho más allí.
-Lo sé, lo he notado. Me siento terrible… intenté decírselo a Nylah, pensé que reaccionaría mal, pero ella…solo sonrió y me dijo que lo entendía, que no me preocupara.
-Entonces no lo hagas y decídete que hacer y ya. Sé que no es el mejor consejo, pero es lo que tengo.
- ¿Tú te has enamorado? Sé que hay algo con el moreno, pero nunca te lo he preguntado enserio – la pelinegra se sonrojó, pero disimuló aquel gesto.
-Creo que acabamos aquí, vamos a la parte de la piscina – Pero en cuanto quisieron voltearse para salir, la puerta se cerró con fuerza.
- ¿Qué demonios…?-  intentaron forcejear pero no lograban abrir.

.
.
.


La puerta se abrió de golpe mostrando al castaño agitado y detrás suyo, Coss regresaba recuperando el aliento. Nylah se alejó rápidamente de Gin, pues la última broma los había acercado demasiado. Habían estado jugueteando entre bromas y bromas, y no se habían percatado en que la hora límite ya había llegado… un momento, aún no era la hora.
- ¿Qué hacen aquí? – preguntó Ny acercándose con brincos hacia dónde entraban ambos castaños.
-N-nos pasó algo terrible. – soltó Coss aun agitada. La sorpresa en el rostro de Nylah se hizo presente y se giró hacia el castaño.
-El bar, definidamente, el bar está embrujado –
- ¿Qué pasó? – indagó el peliblanco. Blacke paseó su vista entre ambos. - ¿Qué haces aquí?
-Acompañando a la petiza, no puede vivir sin mi- sonó burlón.
-Aish, cállate. Cuéntanos ¿Qué pasó? - ignoró la joven volteándose hacia los recién llegados esperando su relato.


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Me disculpo por la larga espera y el cringe que se pueda originar en esta continuación, esto incluye la disculpa si hay algo que no combina con sus personajes. So sorry, llevo un año sin escribir creo xD Acepten, que es lo que hay.
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Mensaje por Shiba Dom 21 Nov - 1:17

- Casi quedamos atrapados en el bar. - Comenzó a contar Blacke. - Todo comenzó a moverse, hasta la pequeña rockola de la esquina se encendió sola, y de pronto fuimos rodeados por vasos y platos  del mostrador, si no fuese porque Coss pensó rápido y me ayudó a esquivar, quizá ahora estaría con más de un corte en la cara. - Suspiró aliviado.
- Luego intentaron cerrar la puerta pero logramos salir a tiempo.
- ¿Fueron... Rodeados por platos? No tiene sentido. - Dijo Gin pensativo, no es que n o les creyese, pero hasta ese momento no recordaba que algo hubiese pasado tan públicamente. Hasta donde recordaba su propia experiencia solo eran alucinaciones por falta de tabaco, o el consumo desmedido del mismo, aun no se decidía por la respuesta correcta. - Sinceramente, ¿Es siquiera posible? - Preguntó con claro escepticismo.  
- Bueno, ambos lo vimos, no creo que hayamos alucinado lo mismo. - Blacke le dio la contra, Gin s cruzó de brazos intentando razonar aquello.
- Pero, tú sabes, La mente humana puede hacer cosas extraordinarias, una alucinación grupal no es tan anormal... - Dijo con claro escepticismo. Era verdad que él había incitado a todo ello, pero no esperaba llegar a tal nivel, después de todo en su propia experiencia, lo que había ocurrido había sido menos extravagante y público, él mismo se lo atribuía a la falta de nicotina, o por su contrario a su exceso, era algo de lo que aun no se podía decidir la causa.
Nylah por su lado lo quedó mirando con decepción, y recordó que esa era exactamente la razón por la que nunca le contó nada sobre lo que padecía desde su temprana edad, sabía que le sacaría sus incredulidades y al final nunca le creería, y más seguramente la trataría de demente y como un bicho todavía más raro del que ya era en su cabeza.
- Yo les creo. - Dijo sin quitarle la vista de encima, Gin se la regresó con más calma de la que ella esperaba, y con una sonrisa que le decía que no quería discutir con ella. Muy probablemente por todo lo que ya habían conversado anteriormente. - De todas maneras... Eso es que es mejor no regresar ahí... - Los miró a ambos, ellos se quedaron mirando complicados respecto a ello.
- No es que queramos volver, pero... ¿Y si los demás no han encontrado nada y les pica la curiosidad?
- Bueno, podemos votar. - Sugirió Gilgamesh, a diferencia de Nylah él no había huido de ella, y Nylah lo sentía en su cuello, hasta llegó a creer que solo lo hizo para fastidiarla. - Como toda democracia ¿No? - Regresó a los otros dos. - Pero no sé ¿Quién tendría curiosidad de ver platos voladores?
- Tú sin duda. - Le dijo Coss, él al sentirse descubierto recompuso su postura y comenzó a reír nervioso.
- Solo es un poco de curiosidad. - Miró al techo en vergüenza. - Pero si al final nadie quiere ir, es un no para todos. - Aceptó resignado. - Digo, a lo mucho y es algún mecanismo extraño de esta casa ¿No?. - Sin que pasaran Se veía jalado del brazo por la pelinegra que se lo llevaba hasta la cocina, lo más alejado de la puerta que fuese posible.
- ¿Quieres parar?
- ¿El qué?
- ¿Por qué los estás tratando como si mintiesen? - Si era sincera consigo misma, aquello lo estaba tomando de una manera mucho más personal de lo que querría. No dolía que no les creyese, lo que dolía era la persona incrédula ante ello, si fuese alguien más, muy probablemente no le hubiese importado, pero eso simplemente le recalcaba sus buenas decisiones anteriores de no decirle nada.
- No digo que no les creo... simplemente intento sacarle lógica al asunto. - La observó con más detalle, sabía que ahora tendría que disculparse por ser un insensible. ¿Ah? ¿Era él un insensible? Quizá todas esas canciones que había compuesto en sus pequeños momentos de inspiración eran una simple parodia de él mismo y lo mucho que se burlaba de los mismo, porque si no lo fuese... ¿Realmente habría soportado tantos años con la pelinegra sin haberle dicho nunca nada claramente?
- ¿Qué lógica piensas buscarle a esto? Tu manera de pensar es la más extraña aquí. - Le punteó el pecho con un poco de fuerza, obligando a Gin a tomarle la mano para que dejase de hacerlo.
- Oye, eso duele, recuerda que soy un esqueleto. - Le dijo, ella rodó los ojos y frunció el entrecejo esperando por algo, cualquier cosa, menos otra mala broma; porque si se atrevía, lo más probable es que lo golpearía y lo dejaría ahí solo para que se lo coma el coco o algo por el estilo. Él por su lado lo entendió bastante bien e intentó no reírse ahí mismo, no porque le causara gracia la situación (Aunque realmente lo hacía) sino su expresión de chica realmente molesta, pero que el tipo de rostro no le daba para dar el miedo que realmente quería expresar.
- Dime algo... ¿Acaso... no has experimentado... nada extraño en este lugar? - Preguntó como último recurso, aunque no tenía esperanzas en absoluto. Aunque la sorpresa en los ojos de su amigo de infancia le dieron una pista de que no era completamente ajeno a ello.
- Hipotéticamente: Digamos que me ha ocurrido algo extraño ¿Me creerías por lo más descabellado que suene? - Le regresó la pregunta, ella se quedó en silencio, no sabía si es que quería que le contestase que sí en el mismo instante, o simplemente la quería hacer confundir, después de todo, sintió su mano suavemente estrujada por la de él.
- Depende de lo que trate.
- A eso me refiero. - Inclinó la espalda para estar a su altura. - Ellos tienen video ¿Quizá? Yo no, no puedes creerme si solo te lo cuento. Mejor dicho, no deberías.
- Ya me estás hablando de otras cosas. - Se llevó su mano libre a la cabeza, nunca hacía una conversación fácil, o al menos no desde hace un tiempo ya, siempre debía de haber algo oculto que uno de los dos lados no conocía, y ya parecía ser una tradición del día a día desde que llegaron ahí. - Si yo te contase algo descabellado y te dijera una y otra vez que es verdad... ¿Me creerías?
- Sí. - Dijo sin pensarlo. Ella se sintió avergonzada en ese mismo momento por haber contestado lo anterior.
- ¿Por qué? ¿Acaso crees que no puedo mentir?
- Mientras sea algo que yo desconozca ¿Por qué no te creería?
- Yo que sé, porque eres raro. - Le dijo a la cara, él echó una pequeña carcajada.
- Eso también te lo creo. - Le dijo y ella sintió su cara arder. Ahí estaba otra vez, molestándola como si no hubiesen tenido una conversación de lo más incómoda antes. - Nylah... ¿Tú me creería si te digo que... Lexi no es la única a la que he besado en estos días en la mansión? - Nylah abrió los ojos grandes... ¿Qué estaba diciendo ese idiota? Si Lexi no había sido la única, entonces andaba coqueteando con todo el mundo ¿O algo así?
- Tú... - Lo escrutó más de lo que debería ¿Realmente le estaba diciendo la verdad? Porque le podía estar creyendo pero no aceptarlo, lo conocía bien, y absolutamente nade más parecía llamarle la atención aparte de Lexi, siempre que lo veía solo se comportaba amigable con los demás, y solo parecía quería acercarse a la rubia, pero ¿Alguien más? - ¿En serio quieres que te crea algo como eso? - Le quitó importancia aunque escondía incomodidad en sus gestos.
- ¿Por qué no?
- La única a la que has estado molestando todo este tiempo ha sido a Lexi... - Sus propias palabras dieron vuelta en su cabeza, y era verdad no solo había molestado a Lexi, también la había estado fastidiando a ella... Pero, algo como eso nunca podría pasar si ella saberlo ¿No?
- Nylah... - Escuchó su nombre y salió de su trance, él se acercaba a ella demasiado rápido, o más bien ella había sido arrastrada por él chocando su cabeza con el pecho de él con tal fuerza que sabía que si las puntadas le dolieron aquel cabezazo no iba a ser la excepción. Y después el golpe de metal la hizo girar con terror al lado contrario. Aun sostenida por Gin, notó como aquella barra metálica era sostenida Con fuerza por el peliblanco que en su rostro reflejaba el esfuerzo que estaba haciendo, por que aquella cosa no pasase de donde estaba.
Nylah buscó al portador de la misma, y estaba más que segura que Gin al menos no era capaz e verlo.
- ¡Hay que salir de aquí! - Le dijo inmediatamente, ya no solo esa barra sino que los sartenes y cazuelas que decoraban los espacios vacíos de la cocina habían comenzado a caerse de su lugar, sin rumbo ni lógica.
- Dile eso a esta cosa. - Le contestó sin soltar ni la barra ni a ella. Miraba de un lado a otro, y su única esperanza era la puerta misma por dónde habían entrado. Nylah no podía correr así que salir de ahí como si nada no era un plan, pero sintió que comenzaba a retroceder por voluntad y aprovechó para empujarse a ambos fuera del rango de esa cosa, que dio un fuerte golpe al mesón donde estaba apoyado anteriormente, dejando sin duda alguna abolladura imposible de reparar.
Gilgamesh tomó a Nylah en brazos y corrió a la puerta con todo lo que le dieron las piernas, donde Coss y Blacke le ayudaron a mantenerla abierta hasta que atravesó el umbral, que fue cuando aprovecharon a cerrar con fuerza, y ya solo podía escuchar ruidos de platos rotos al otro lado.
- ¿Bastará con eso? - Preguntó Coss con la adrenalina recorriéndola de pies a cabeza, el chico revisó la puerta y su perilla no hacía por descolocarse.
- Supongo, hemos de estar bien por ahora. - Respiraba con calma pero daba grandes bocanadas. Así mismo como antes había sentido miedo, y sabía que ya no era solo él, sino que también los que lo experimentaron de primera mano.
- ¿Ahora no es una alucinación, verdad? - Coss miró a Gin que dejaba a Nylah en una silla para que se calmase después de aquello. Aunque al final el que estaba más impactado era él mismo, ella a pesar de sentir la adrenalina, no tenía que procesar aquella realidad.
- Ustedes ganan... - Dijo observando a su alrededor. - Pero esto solo representa algo...
- ¡El mejor documental de la historia! - Dijo El castaño animado. los otros tres se miraron y casi que perdieron las esperanzas al unísono.
- Aparte de eso... - Nylah tomó la palabra. - Estamos metidos en un lugar peligroso.
- Y tus muletas quedaron adentro... - Le recordó Gin, ella se llevó una mano a la cabeza al notar aquel error con pesar. - Hemos de poderlas recuperar en algún momento...
- No. - Se negó en el momento. - Realmente, solo son una ayuda, pero si puedo caminar.
- Pero si te quieres recuperar no debería de exigirte. - Le dijo el joven, ella volvió a negar.
- En cualquier caso, ahora no es un buen momento. - Se quedó mirando a la puerta de la cocina, los ruidos todavía seguían surgiendo de ahí, y aunque ellos escuchaban platos, ella podía escuchar algo más, que le dejaba en claro la escena de agonía que posiblemente se vivió dentro de esas paredes.
- La apoyo, quizá, si tenemos paciencia en la mañana todo será más ameno. - Dijo Coss, Blacke asintió y luego miró a Nylah para sonreírle en comprensión, ella le regresó el gesto en agradecimiento.
- Por ahora... - Volvió a tomar la palabra la pelinegra. - Gilgamesh North.
- ¿Qué? - Él parecía más bien ido con todo, así que escuchar su nombre completo lo impactó porque sintió un regaño sin razón aparente. - Tu mano. - Le pidió al estirar la de ella.
- Oh, vamos petiza, todavía somos muy jóvenes para eso, además, deberías de ir con mi mamá a pedir algo así, ella es quien decide mi futuro y mi chequera... - Ella solo le dedicó un gesto de exasperación y él suspiró pesadamente haciendo caso.
- ¡La otra! - Manoteó la que le había dado, y él sacó del bolsillo de su chaqueta la otra, dejando ver cómo había enrojecido, especialmente la parte de su muñeca que inflamada había recibido todo el daño de su anterior acción.
- Solo se magulló un poco. - Dijo. Ella lo miró y picó ahí haciéndolo brincar en su lugar. - ¡Eso no era necesario!.
- Claro....
Los pasos fuertes de una corrida aparatosa los dejó observando la entrada al salón, eran Skyler y Saori, que después de bajar las escaleras con prisa parecían aun así pálidos, como si hubieren visto un fantasma; y tan lejos de la realidad no estaban.


No me pidan cosas bien hechas, no las hay (???


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