Zafiros Anhelados

Tienes una manera única de transmitir las cosas. Siempre quedo encantada con cada capitulo que escribes
pero bueno regresando al fic
Aunque no sé se hubieran quedado otro ratito ahí a ver que pasaba c: Pero debo decir que dejarlo abierto de esa manera siempre nos deja con ganas de más. Ansiosa el próximo espero.

Ya llegué un poco tarde a leer, lo siento ;w;
Valla que los padres de Drew se sorprendieron al ver que su retoño ya no era forever alone jajajaja pero bueno, que lindo se vió que Drew no deja de pensar en May. Como siempre nos dejas sorprendidos y con ganas de más Sabri ;)Nos leemos. Chau.

¡Sabri ya vine! xD
Antes de que se me pase :c
Vaya dramas que están pasando y me dió bastante 
y May, pobrecita de verdad, por algún motivo Sapphire me hizo soltar un "Aww" Jajaja, pero se está develendo lentamente la historia jojo espero más;3
Nos leemos!
Bye

PD: Tranquila, que nosotros somos "leyendores" fieles y esperamos.
PD 2: ¡Pink fuck yeah! ¡Amo sus canciones! xD

Hola, chicos owo ¿Qué tal todo?
Como verán, he tardado bastante en volver con el siguiente capítulo de esta historia, pero lo importante es que llego(? También he tenido muchos obstáculos de por medio al escribirla y un gran tiempo haciéndolos esperar, gomen u.u
Gracias a todos por seguir leyendo, bienvenida Yane♥ qué alegría que mi historia te haga sentir bien ;w; y re-bienvenida Stef ;;w;; se te extrañaba por estos lares♥

Gracias a todos por sus comentarios tan alentadores♥ espero que les guste el capítulo, que se viene lo bueno xD


Capítulo 21: Empieza la aventura.




Repentinamente, escuché un ruido que parecía provenir de mi habitación, me aseguré de que todos los niños estuvieran en la salita y subí las escaleras de un gris casi aperlado. Cuando estaba cerca del cuarto caminé cautelosamente y, cuando me decidí, abrí la puerta rápidamente.

-¡¿Quién está ah...?! -No terminé de hablar ya que me encontré cara a cara con un cuerpo translúcido, que al momento, unos pocos segundos, no reconocí por el asombro.


-P…Pequeña May… ¿Eres tú? –Dijo May.

La pequeña niña transparente sonrió risueña. Era la plena representación de la adolescente unos años atrás; esta última no se explicaba cómo es que la fantasma se las había arreglado para llegar hasta allí. Cerró la puerta con cuidado para evitar que algún niño subiera a su habitación y se encontrase con tal escena.

-El collar –Dijo simplemente la más pequeña y señaló la cadenilla con una piedra azul incrustada en el dije que May tenía en el cuello.
-Es cierto… Tú has dicho que con esto podía contactarte y podías aparecerte junto a mí, pero no te he llamado.
-Mi energía está en parte contenida allí, puedo presentarme cuando quiera o me sea necesario –Contestó May Jr. con una risita.
-Bien… Pero no permitas que los demás niños te vean, un espíritu es algo que aterra a cualquiera… -Susurró May, cuando vio que su versión pequeña empezaba a lloriquear- Eres muy tierna pero… No es lo más  adecuado, a menos que puedas hacer algo con tu apariencia…
-Para eso necesito algo más… -Empezó la niña- Para cuando lo tengamos, pareceré más 'normal' y…y… ¡Y jugaré con todos los niños y Pokémon! –Exclamó alegre.
-¿Y qué es eso que necesitas, querida? –La mayor se colocó en cuclillas al lado de la otra y le acarició la cabeza, apenas perceptible.
-Les diré cuando se reúnan todos, ¿Sí? –Contestó.

Luego de eso, el silencio reinó en la habitación mientras la mayor seguía acariciando con suma ternura la suave cabellera de la pequeña castaña, quien cayó en un profundo sueño a causa de las caricias. Sentía en su corazón un regocijo, un calor desconocido, era como si alguien por fin cuidase de ella cuando era pequeña, aun cuando ese 'alguien' fuese ella misma. La mayor ni tenía idea que cuando la niña se refería a 'todos' eran más personas de las que imaginaba.

-Será mejor que me aliste y llame a los chicos –Mencionó para sí misma la adolescente.


-No sé si pueda ir, May… Mi padre me ha dado la bronca del siglo –Hablaba un pelinegro por su Pokénav mientras veía por la ventana de su habitación.
-Pero tienes que venir… ¿Y si les pides permiso? Tan sólo a Ciudad Petalia, por unas horas –Le rogó la castaña al otro lado de la línea, recibiendo un suspiro como respuesta.
-No lo sé, voy a intentarlo pero no prometo nada. Te avisaré entonces –Dijo con un tono serio y colgó la llamada.

Mientras bajaba las escaleras pensaba en lo que iba a decirles para que le dieran permiso para salir, no imaginaba nada bueno pero relajó su rostro y respiró profundamente antes de llegar a la cocina, donde se encontraban sus padres tomando un café.

-Ummm, mamá… papá… -Comenzó acercándose con cautela- ¿Podría ir a Ciudad Petalia a reunirme con unos amigos?
-Acabas de llegar de una situación bastante difícil y ya quieres volver a la calle… -Musitó su padre.
-Hijo… Me parece que deberías quedarte un tiempo más en casa –Dijo la mujer con tono maternal.
-Pero… ¡No va a pasarme nada! Tan sólo nos perdimos y…
-Hemos decidido que te quedas aquí y punto. Por tu bien. –Finalizó el padre.
-Pero… Pero…
-Fin de la discusión, en unos días podrás salir pero no por ahora. Aprende a controlar  esos impulsos por salir a donde te venga en gana –Frunció el entrecejo el hombre, irritado.
-¡Bien! –Exclamó con enojo el hijo- Quizás es que aún tengo mi instinto aventurero de entrenador… Tú al parecer lo has perdido –Sentenció y se fue con rapidez a su cuarto.

Llegando allí, Ruby arremetió contra su cama, recostándose con fuerza y dándose un mal calculado golpe en la cabeza con la pared que había detrás de la cama. “¡Demonios!” exclamó furioso al tiempo que se frotaba el lugar de la contusión, ahora además de estar molesto porque le habían prohibido salir ese día, sentía que su cabeza detonaría en algún momento.

Se acomodó con más cuidado entre las almohadas, ambos brazos bajo su cabeza, y cerró los ojos: No iba a quedarse encerrado, iba a ingeniar alguna manera de salir de casa y pasar inadvertido. Además, May nunca llamaba a una reunión si no era importante.


Unas horas más tarde, May, Sapphire y Drew se hallaban reunidos en el Centro Pokémon de Ciudad Petalia esperando por el último miembro del grupo. Ya habían pasado quince minutos.

-¿Dónde se habrá metido el gorro andante? –Preguntó Sapphire con fastidio, apoyando su cabeza en una de sus manos.
-Si te refieres a Ruby –Dijo May con una gotita en la cabeza- Ni idea, no me confirmó si venía o no… Sólo me dijo que lo más probable es que no se lo permitieran.
-Yo he venido por poco –Comentó Drew, quien tenía la mirada perdida en el jugo de naranja que acababa de repartirles la enfermera Joy y movía los hielos con un pitillo.
-Menos mal que has podido –Le sonrió May volteándose hacia él, Drew se ruborizó por el gesto pero rápidamente adoptó su típica media sonrisa y asintió.
-Veinte minutos… -Murmuró Sapphire mirando su reloj, una de las pocas cosas que podía leer.
-¿Estás preocupada, Saph? –Le preguntó May con voz socarrona.
-¿Q-qué? –La había tomado desprevenida, sus orbes azules se abrieron como platos- ¡No! ¿Por qué debería estarlo? Es más, si no llega empezamos sin él –Se cruzó de brazos con un ligero sonrojo.
-Vaaaaale –Suspiró May satisfecha de haber incomodado a su amiga.

En ese preciso instante entró una figura atropelladamente, e iba hacia ellos. Era Ruby, que se notaba bastante apurado y llevaba su gorro en una mano. Cuando llegó a la mesa donde se encontraban las dos castañas y el peliverde se detuvo y arqueó su espalda colocando sus manos sobre sus rodillas y respirando agitadamente.
-L-lo siento, chicos. Es que se me presentó cierta situación… Haz lugar, Sapphire… -dijo entre frase el azabache a la vez que obligaba a la enojada mencionada a moverse hacia su izquierda y se acomodaba el gorro en la cabeza- Mis padres no me permitieron venir pero logré…
-¿Cómo dices? –Exclamó May asustada- ¡Te hubieses quedado allá, podrían darse cuenta!
-Wow, ¿Cómo hiciste para venir sin que lo notaran? –Habló Drew con interés y una sonrisa de suspicacia, que se esfumó cuando May lo fulminó con la mirada- Sólo digo que fue una buena estrategia –se encogió de hombros y movió característicamente su flequillo.
-Es peligroso, Ruby, podrían castigarte con más severidad. Y conociendo a tu padre… -Comentó Sapphire preocupada.
-No se angustien, si no tardamos mucho y vuelvo antes de que anochezca, no lo notarán –Al fin terminó de hablar Ruby y tomó el último vaso de jugo que había sobre la mesa y se lo terminó de un sorbo- Entonces… ¿Para qué nos reuniste aquí hoy?

May miró a su alrededor: Habían muchas personas en el Centro Pokémon y no le pareció una buena idea hablarlo donde cualquiera pudiese inmiscuirse en la conversación.

-Mejor lo hablamos afuera, ¿sí? –Realizó la petición aún mirando a los lados.

Sus amigos asintieron algo confundidos por el misterio que acababa de inculcarles la castaña. Salieron del establecimiento y luego de una corta caminata llegaron al Bosque Petalia, donde se dirigieron a un claro rodeado de altos y brillantes árboles primaverales donde no había nadie.

-Muy bien… -Empezó ella, que encabezaba al grupo, y se giró hacia ellos- Hoy me he topado con May Jr., quien tiene una información importante que darnos, o eso afirma ella –Explicó algo atropelladamente.
-¡¿Eh?! ¿Te refieres al fantasma de tu pasado? ¿Sigue por aquí? –Cuestionó Sapphire dando un paso atrás.
-Sí y sí –Afirmó May- Bueno… Creo que este lugar está lo suficientemente tupido y oculto… -Susurró y luego se desató el collar del cuello y lo sostuvo en sus manos- Ahora… Puedes… Puedes presentarte –Dijo dubitativa.

Ante el asombro de los otros tres jóvenes, una brillante luz se despidió del dije azulado e iba haciéndose una forma pequeña de pie en el suelo. Después de unos segundos esa luz se despegó del cuerpo translúcido de May Jr. y ahora podía ser identificada con claridad.

-Hola, chicos –Dijo con una calma y una felicidad difíciles de creer si tomabas en cuenta que acababa de llegar a partir de un collar- ¿Cómo están?
-¿Qué cómo estamos? –Se aventuró a decir Drew, aún demasiado sorprendido- ¿Cómo es que…? May… ¿Qué? –Dijo con elocuencia.
-Ella está aquí gracias al collar, su energía radica en él –Explicó May esbozando una risita ante la reacción de Drew- Dijo que tenía algo importante que anunciarnos, sí, a todos –Asintió adivinando que los demás le preguntarían por qué se les necesitaba a ellos.
-Verán… A pesar de que las regiones parecen estar en completa paz y tranquilidad, una organización malvada planea hacer cosas terribles que podrían destruir mucho de lo que queremos y conocemos. A lo que quiero llegar, es que ustedes y otros chicos más son los elegidos para detenerlos –Terminó la pequeña May.
-¿Nosotros? ¿En contra de una banda de criminales? –Preguntó Ruby con incredulidad.
-Bueno, ya lo hemos enfrentado antes, Ruby, con los Team Aqua y Magma –Declaró Sapphire sonriente y decidida- Al fin algo interesante aparece –Colocó sus brazos detrás de su cabeza luego de estirarse.
-¿Quiénes son esos “otros chicos” elegidos, entonces? ¿También son entrenadores? –Cuestionó Drew cruzándose de brazos, poco convencido.
-Sí, también lo son. Los Pokémon constituyen un papel importante en esta misión ya que aquella organización es muy poderosa y también los utiliza para sus propios fines.
-Y… ¿Cuándo conoceremos a los demás? –Preguntó May, con un hilo de voz, tratando de asimilar la información.
-Pronto. De hecho, deberíamos empezar por los más cercanos –Aclaró la pequeña- Pertenecen a  otras regiones, también. Así que será un viaje largo. Claro que… Todo esto es sabido por pocos y depende de si sus parientes acceden ya que supone un gran peligro.
-Si ya me costó salir de casa, no imagino cuánto me llevará convencerlos de esto… Pero lo haré, eso es seguro –Aseguró Ruby alzando un puño victorioso.
-Lo mejor será apresurarnos con todo, por lo que veo, si nos tardamos demasiado podría ocurrir un desequilibrio total –Sentenció Sapphire, una sombra cubría sus orbes zafiro- ¡Pues a ello! -Y alzó su rostro, radiante y enérgica.

La castaña colocó una mano al aire, a la altura de su cintura, en el medio del círculo que formaba el grupo de entrenadores, y los demás siguieron el gesto formando una pequeña torre de manos hacia arriba. La última en colocar la suya fue May que sostenía con la otra a su pequeño recuerdo, quien sonreía risueña mirándolos a todos.

-Equipo… ¡Al rescate! –Exclamó y todos alzaron sus manos.




Unas horas más tarde, cada uno de ellos se encontraba en sus hogares pensando en la nueva aventura que tendrían por delante. Una castaña que vestía una larga camisa naranja con bolsillos y un cierre blancos, un short de licra oscuro y una pañoleta verde con detalles también blancos, miraba por la ventana, tratando de unir cabos. ¿Qué tenían que ver sus recuerdos de la infancia con todo este ajetreo y aquella desconocida organización de maleantes? La cadenilla de su collar se resbala entre sus dedos mientras contemplaba la hermosa piedra azul que colgaba de ella, ya quería que esa pequeña traviesa les revelara los detalles cuando estuviera el grupo completo, seguro que había mucho más por descubrir.

"Las joyas son todo un misterio... Siempre he imaginado que en su interior encierran un gran poder", susurró alzando la mirada, así, sus ojos azules y profundos, reflejaban cada una de las brillantes estrellas que bailaban en ese frío cielo despejado.