[Roll-P] Lumina: Tierra de Guardianes

por **Cris** Miér 21 Dic - 0:42

Una obra producida y dirigida por Xiomara y Sabrina.
Con la participación de Silvia y Andrés.

Presenta...

Lumina: Tierra de Guardianes

En una tierra lejana llamada Lumina, en donde la vida se propagaba en total paz y armonía, las fuerzas de la naturaleza convivían tranquilamente resguardando la serenidad de la Luz y la Oscuridad.

La Luz y la Oscuridad, como el yin y el yang, eran fuerzas naturales muy poderosas que permanecían unidas, pues ambas energías opuestas se complementaban y dependían de la existencia de la otra. La Luz era la fuerza vital del planeta y la Oscuridad proporcionaba la paz en la misma. Todo elemento en el mundo, viviente o no, contaba con una parte de luz y otra de oscuridad para mantener un equilibrio.

Desde sus inicios, La Luz y la Oscuridad, tenían como sus guardianes a los elementos naturales: el Agua, el Aire, la Tierra y el Fuego. Y a los seres a quienes se les confería aquel poder y responsabilidad, eran conocidos como Primary Elementum. Sin embargo, en una oportunidad originada por una perturbación en la armonía de los guardianes, la maldad siempre insistente, encontró la entrada hacia la Oscuridad que, siendo la más vulnerable, fue corrompida.

Al dañar a la Oscuridad, una parte del poder de los elementos naturales fue también contaminada, pero se logró rescatar una porción de la misma y esta fue resguardada en otro tipo de guardianes, a quienes se les llamó: Alma Lumen. Ellos se encargarían de proteger y ayudar a los Primary con sus poderes. Estos Alma Lumen podían controlar los elementos de: Hielo, Planta, Combustión y Rayo, los cuales descendían del Agua, la Tierra, el Fuego y el Aire, respectivamente.

Los Primary y los Alma intentaron purificar la parte de poderes corrompidos que quedaba, pero sólo consiguieron debilitarlos lo suficiente como para sellarlos en ciertos artilugios mágicos, que recibieron el nombre de Reliquias Tenebrae, y a los cuales escondieron en santuarios especiales para apartarlos de las manos de la maldad. Estos santuarios son los Templos de monjes que se encuentran esparcidos por los diferentes paisajes de Lumina (Montaña, Mar, Volcán y Bosque).

Con las Reliquias Tenebrae selladas, la Maldad perdió fuerzas y un cierto equilibrio volvió a la tierra, no obstante, se auguraba su regreso con mayor intensidad.

Desde entonces, los poderes de los Primary y los Lumen han sido heredados de generación en generación, sin embargo, solo los descendientes Lumen han sido entrenados con la finalidad de cumplir su misión, mientras que los descendientes Primary han crecido ajenos a toda responsabilidad y pasando desapercibidos, aunque siempre vigilados por los monjes, para protegerlos de la maldad.

Y así permaneció todo, al menos hasta ahora…

Como se predijo, la Maldad ha regresado a hacer de las suyas y su intención es encontrar las Reliquias Tenebrae para recobrar poder y debilitar a la luz. Para impedirlo, los monjes volverán a reunir a los Alma Lumen de esta época en el Templo Central de Lumina, dónde una vez fueron entrenados, para emprender la búsqueda de los Primary Elementum, quienes son la llave de los santuarios, y juntos puedan regresar la paz y el equilibrio al mundo.

Si nuestros héroes triunfan, las energías Luz y Oscuridad volverán a su equilibrio natural, pero… ¿Podrán lograr su cometido a través de los obstáculos de la maldad? ¿Serán capaces de obtener el poder necesario para purificar a la oscuridad nuevamente?

Sobre las Fichas:

★ Personajes:

Alma Lumen: Hielo.
Primary Elementum: Agua.
Reliquia Tenebrae: Sombra.

Alma Lumen: Planta.
Primary Elementum: Tierra.
Reliquia Tenebrae: Metal.

Alma Lumen: Rayo.
Primary Elementum: Aire.
Reliquia Tenebrae: Sonido.

Alma Lumen: Combustión.
Primary Elementum: Fuego.
Reliquia Tenebrae: Magma.

~Ya están tomados el primero y el tercero.

★ Código:

Código:: ALMA LUMEN: [b]Nombre:[/b] [b]Edad:[/b] Entre 20 y 25 años. [b]Apariencia:[/b] [b]Personalidad:[/b] [b]Alma Lumen:[/b] (Hielo, Planta, Combustión, Rayo). [b]Poderes:[/b] [b]Habilidades:[/b]* Máx. 2. [b]Extras:[/b] [b]Pareja:[/b] PRIMARY ELEMENTUM: [spoiler][b]Nombre:[/b] [b]Edad:[/b] Entre 20 y 25 años. [b]Apariencia:[/b] [b]Personalidad:[/b] [b]Elemento:[/b] (Agua, Tierra, Fuego, Aire). [b]Poderes:[/b] [b]Habilidades:[/b]* Máx 2 [b]Extras:[/b] [b]Pareja:[/b][/spoiler] [b]Reliquia Tenebrae:[/b] [b]Objeto Contenedor:[/b][/font]

★ Notas:

-Respetar el Spoiler en la ficha de los Primary Elementum.

-Poderes: Simplemente, una explicación de cómo el personaje utiliza sus poderes, no tienen que ser ataques específicos ni contados.

-Sobre las habilidades: Recuerden que son máximo 2. Deben ser completamente NORMALES, capaces de ser realizadas por cualquier humano. Simplemente para complementar y que su personaje no se valga sólo de sus poderes.
*Es opcional porque pueden no tener ninguna habilidad, si así lo prefieren.

Ejemplos: Artes marciales, manejo de armas blancas, ese tipo de cosas. Sin repetir ni mucho menos exagerar, que tratamos de hacerlos lo más comunes posibles.

-Las Reliquias Tenebrae están contenidas en objetos, deben especificar en cuál. Eso ya depende del gusto e imaginación de cada uno. Puede ser cualquier objeto.

Mis Fichas:

ALMA LUMEN:

Nombre: Emma Raiden.
Edad: 22 años.
Apariencia:

Spoiler:

Personalidad: Tiene mucha energía, animada y conversadora, se ríe con facilidad. Sin embargo, no es para nada tierna ni risueña, simplemente es muy activa y de hecho suelen salírsele comentarios sarcásticos. Es muy práctica y no le gusta depender de nada. Es femenina y le gusta coquetear con quien se siente atraída. No le molesta ensuciarse o jugar rudo, más bien le divierte. Cuando se trata de sí misma se torna engreída y su ego puede hacerla ver algo despectiva y burlona, pero sólo en estos casos, de resto es amigable. Detesta que la cuestionen, es muy obstinada en cuanto a sus ideas y quiere hacer las cosas a su manera. Ama estar en el lugar de la acción. Es impulsiva pero lo retribuye con su habilidad para planear cosas en el mismo momento con gran rapidez. Es bastante ambiciosa respecto a sus poderes y habilidades, siempre busca superarse aunque con ésto se haya llevado algunos daños.

Alma Lumen: Rayo.

Poderes: Se basa en controlar y dirigir descargas eléctricas las cuales genera a partir de su propia energía vital, si usa demasiada energía llega a agotarse. Si se descuida, la energía eléctrica que genera puede ir en su contra. Si hay actividad eléctrica a su alrededor, puede usarla para aumentar el poder de sus ataques.

-Rayos dirigibles como ofensiva.
-Campos electromagnéticos que usa como escudo o para encerrar a su enemigo.
-Puede levitar con ondas electromagnéticas por corto tiempo.
-Puede electrocutar a seres vivos con choques eléctricos.
-Puede atraer seres u objetos con energía magnética. Por ahora sólo objetos pequeños.

Más adelante podrá crear tormentas eléctricas, electro-bombas, mejorar su magnetismo y controlar el uso de su propia energía para potenciar sus ataques.

Habilidades:

-Domina la técnica del Bloqueo de Chi por medio de golpes efectuados en puntos exactos del cuerpo del oponente. Si es una persona con poderes se los inhabilita y lo deja inmovilizado. Si es una persona común, sólo la inmoviliza. El efecto es prolongado más no permanente.
-Es gimnasta, por lo cual es muy flexible y es capaz de realizar muchas piruetas.

Extras:

-Le encanta que sus poderes se generen a partir de su propia energía, por el hecho de que es práctica y prefiere ser independiente a lo que sea.
-Su apellido Raiden deriva de la combinación Rai (Rayo, trueno) y Den (Electricidad).
-Se la pasa entrenando, ya sea sus habilidades normales como sus poderes.
-Desde pequeña, sintió una gran afición por los rayos y truenos.
-Tiene las uñas algo largas, lo suficiente como para que se noten pero que no sean un estorbo. Las lleva sólo con brillo transparente para que no se le rompan.
-Le gusta estar en su celular, uno de sus hobbies es guardar imágenes de las cosas que le gustan.
-Le encanta tomar fotografías de la naturaleza.
-AMA cantar. Improvisa canciones en momentos de ocio. También ha escrito varias.
-Adora el helado de vainilla.
-Cuando no tiene nada que hacer, practica piruetas y/o hace pequeñas chispas de electricidad.
-Le encanta todo lo relacionado al arte y le fascina la mitología griega.
-Su animal favorito es la ardilla.

Pareja: ~

PRIMARY ELEMENTUM:

Spoiler:

Nombre: Zoe Breeze.
Edad: 23 años.
Apariencia:

Spoiler:

Personalidad: Es una persona tranquila y paciente, le gusta andar a su ritmo. Es curiosa más no entrometida. Cuando es necesario, está al tanto de su alrededor pero usualmente se la pasa perdida en su propio mundo por lo que se distrae con facilidad y hay que llamar su atención para hacerla concentrarse de nuevo. Es muy soñadora y ama todo lo que tenga que ver con fantasía. Mantiene la cordura en tiempos difíciles, no le gustan las peleas pero si la provocas se defenderá, llegando incluso a molestarse. Tiene como un sexto sentido con el cual percibe cuando algo está mal y trata de ayudar lo más posible para solucionar la situación. Es la amiga consejera y responsable, aunque algo solitaria. Suele despertar curiosidad en las demás personas porque no habla mucho de sí misma ni su vida.

Elemento: Aire.

Poderes: Controla el viento, su dirección y potencia. Tiene un báculo que creó a voluntad propia en un momento espontáneo, puede hacerlo aparecer y desaparecer. Al parecer está hecho de aire compactado.

-Crea ráfagas y cuchillas de viento para atacar o evadir golpes del enemigo.
-Puede cambiar la tempestad del aire dependiendo de sus emociones.
-Crea tormentas (aún no controla esto).
-Oxígeno 0: Puede controlar la respiración de los seres, es decir, puede asfixiarlos (aún no descubre esta habilidad).

Habilidades:

-Practica la meditación, para concentrar y aliviar la mente, promover la relajación, construir energía interna o fuerza de vida (ki, chi, etc.).
-Máster en kung-fu.

Extras:

-Cuando viaja, siempre lleva una mochila con muchas cosas útiles, desde comida hasta primeros auxilios y materiales para acampar. Es muy precavida.
-Tiene mucha fuerza física aunque no lo aparente demasiado.
-Ama la libertad y es de las cosas que más protege.
-Adora el cielo y la Luna, puede pasarse largos ratos contemplándolos.
-Es bastante ágil y sus movimientos son ligeros, como la brisa.
-Hablando de brisa, eso es lo que significa su apellido.
-Es claustrofóbica.
-Le encantan los animales, especialmente los felinos.
-Le aterran los insectos, en especial los más grandes.
-Es muy apegada a su familia, tiene un hermano menor al que cuida mucho.
-Los colores fríos son sus favoritos.
-Cualquier cosa brillante llama su atención de inmediato, llegando a embelesarse mirándolo.
-Le encanta la música instrumental, la tranquiliza.
-Su comida favorita es la pizza margarita. Puede comer montones de ésta.
-Toca el piano.
-Es escaladora de montañas experimentada, lo practica como pasatiempo.
-Le encanta ir en bicicleta y sentir el viento contra su rostro y cabello.
-Nació con el don de la profecía (predicciones), aunque en ocasiones preferiría no tener este don.
-A veces suspira suavemente de la nada, ya sea que esté pensando en algo o no. Ésto a las personas, sobre todo a los chicos, les parece bonito y les llama la atención.

Pareja: ~

Reliquia Tenebrae: Sonido.
Objeto Contenedor: Caja de música.

por **Mar.** Miér 21 Dic - 2:14

Alma Lumen:
Nombre: Sophie Gray
Edad: 22 años.
Apariencia:

Spoiler:

Personalidad: Es una chica muy alegre, amable, cariñosa y sociable, la cual casi siempre esta con una sonrisa en los labios. Sophie tiene una personalidad sencilla. Es muy encantadora y a menudo observa las relaciones de sus amigos a través de los ojos de una friki. Sí, ella es una fangirl amante de sagas, animes, libros, series, películas, novelas y demás, aunque no lo parezca a simple vista.
Tiene la habilidad para familiarizarse con la gente rápidamente. Es muy animada, llena de vida e inocente. Muy curiosa y aventurera, y a veces puede dejarse llevar un poco cuando se trata de sus cosas favoritas. Es muy tierna y adorable. Le gusta saber sobre muchas cosas y siempre estar al día en tendencias de moda y demás. Ama los dulces y las cosas tiernas. Es muy femenina y optimista. Romántica y soñadora, aunque puede tener un límite. No se enoja con facilidad pero puede sacar gran carácter.
Alma Lumen: Hielo.
Poderes: Controla el hielo y la nieve en general, quiere decir que:
-Puede congelar todo lo tangible. (En un inicio de forma leve y afectándola directamente)
-Puede crear nieve, granizos y todo ello, aunque por ahora a menor escala.
-Puede volverse inmune al frío si lo desea.
-Cuando se enfada o experimenta una emoción demasiado fuerte, la temperatura puede disminuir a su alrededor.
-Puede emplear su poder como agresor o protector, creando escudos.
-Si perfecciona sus poderes, podría provocar tormentas de nieve, aludes y congelamiento masivo.
Habilidades:
-Deportista nata: Es patinadora de hielo y práctica natación desde pequeña, lo que ocasiona que tenga buena condición física, mucha agilidad y resistencia.
-Cinturón negro en Karate en su infancia.
Extras:
-Le encanta su nombre aunque también le gusta que le pongan apodos.
-Es de estatura media, aunque sigue siendo un poco más baja que sus compañeros.
-Le encantan los dulces, en especial el helado. Su favorito: Dulce de leche.
-Tiene gran amor por el arte en general y suele escribir historias (fanfics) pero sobre todo leerlas.
-Le gusta mucho patinar, sea en hielo o en tierra, le da igual. Siempre se maneja con gracia.
-Es muy popular entre las personas por su personalidad magnética y su coquetería innata. Así como su sonrisa angelical.
-Sí, se tiñó el cabello con mechas de su color favorito. (Turquesa:hearts:)
-Ama la naturaleza en general pero siempre sintió mayor atracción por el mar y la nieve.
-Detesta los días soleados, prefiere los días fríos, nublados y hasta lluviosos.
-Ha hecho cosplays y sueña con disfrazar a sus amigos.
-Siempre está dispuesta a hacer un referéndum acerca de alguna nueva historia, serie o etc.
-No es para nada exquisita y siempre está dispuesta a probar cosas nuevas.

Pareja:

Primary Elementum:

Spoiler:

Nombre: Dylan Ryver
Edad: 24 años.
Apariencia:

Spoiler:

Personalidad:
Es una persona con la cual es fácil tratar y es realmente fácil llevarse bien con él. Normalmente es juguetón y amigable, pero si se requiere puede ser increíblemente serio.
Es un chico muy atento y hasta en ocasiones “principesco”. Es muy justo y humilde, le gusta hacer lo correcto. Suele mantener la compostura la mayor parte del tiempo, pero en situaciones se puede convertir fácilmente en un chico lleno de vergüenza o incluso algo celoso. Es muy protector y sabe reconocer cuando está en un error. En general, tiene una personalidad muy respetable, digna de confianza y amigable. Es bastante inteligente y analítico pero no deja su lado emocional, sentimental y detallista. Es muy sensible a decir verdad pero eso no quita que se arriesgue por lo que quiere y por los que quiere; confía mucho en las personas a quien quiere y se preocupa mucho por ellos. Es un chico bastante valiente e intrépido. Nunca teme a decir lo que piensa y siempre busca que exista una paz entre sus compañeros. Es un chico bastante popular, lo que no desconoce y utiliza a su favor en ocasiones. Prefiere resolver los problemas de la forma más sencilla y pacífica, pero si no lo resulta, no teme irse a los puños. Es un chico con una mente bastante positiva y llena de esperanza. Siempre va con una sonrisa en el rostro. Es muy buen atleta y deportista también le gusta mucho la literatura. Él ha tomado un amor por el mar, ya que es un lugar donde se puede escapar y simplemente ser él mismo.
Primary Elementum: Agua
Poderes: Puede controlar el agua en general:
-Toma el agua del ambiente y la transforma manipulando sus partículas: Puede expandirla, reducirla, separarla, multiplicar su tamaño y demás, por lo que nunca se queda sin agua. Jamás.
-Puede utilizarla como agresor o protector, creando un campo de agua o látigos, alterando la presión de la misma.
-Si desea, puede no mojarse desviando el agua de su cuerpo o puede crear burbujas de diversos tamaños para poder respirar bajo el agua.
-Puede manipular la lluvia a su antojo, así como las olas, los torbellinos y demás.
-Puede hacer formas con el agua, desde lo más inofensivo hasta lo más peligroso.
Habilidades:
-Es surfista y ha practicado varios otros deportes acuáticos.
-Le gusta el básquet.
Extra:
-Es de estatura media.
-Le gustan las cosas saladas pero nunca rechaza un postre.
-Le gustan las cosas tradicionales.
-Su sueño es ser escritor.
-Es buen cantante y toca el piano.
-Es buen cocinero.
-Es amante de la lluvia pero le gustan más los días en que puede ir a la playa.
-Ama a los animales y ellos a él(?
Pareja:

Reliquia Tenebrae

Spoiler:

por Nya Miér 21 Dic - 20:38

ALMA LUMEN
Nombre: Iori Ko
Edad: 22
Apariencia: Es hombre (?)

Spoiler:

Personalidad: A pesar de ser hombre, no lo aparenta como uno en absoluto. Es bastante inocente, algo tímido y muy tradicional a tal punto de que tiene algunos conceptos bastante anticuados. Mantiene un perfil de doncella frágil por esa personalidad con nulo carácter y bastante afeminado pero no gay, sus gestos recuerdan mas a una princesa. Es tranquilo, expresivo y hasta adorable haciendo cualquier cosa porque el es simplemente así. Suele ser sincero y raramente miente aunque mas de una vez no suele decir lo que piensa por miedo a meterse en problemas o por timidez. A veces puede parecer tonto, pero no lo es en absoluto, el es listo a su manera (?)
Alma Lumen: Planta
Poderes:
- Última voluntad: Puede dar "vida" a las plantas y hacer que estas cobren de cierta voluntad propia generalmente para cumplir lo que mas ansía en ese momento. Pueden hasta deshacer sus raíces para moverse si es necesario y dependiendo de sus deseos, le responderá una planta minúscula como una flor o un gigantesco árbol como una secuoya por ejemplo.
- Crecimiento: Si hay tan solo una semilla, vida en la tierra, puede lograr que germine una planta a mayor o menor velocidad. Por supuesto, dependiendo de la planta, tendrá diferentes usos y/o carácterísticas como un uso medicinal.
- Susurro: Mientras haya plantas, podrá sentir lo mismo que ellas, algo parecido a escucharlas o conversar con ellas.
Habilidades:
- Si hay algo en que no lo superan es en puntería especialmente en arquería, algo que practica de vez en cuando.
- Si cuenta como habilidad, es tan pacifista e inocente que es capaz de convertir al peor de los enemigos en su nuevo amigo.
Extras:
- Se quedó atascado en la adolescencia, digamos que la voz no es que sea muy de hombre.
- Es normal confundirlo con mujer.
- Tiene un concepto tan tradicional de todo que puede ser hasta insoportable aguantarlo y explicarle los conceptos de la vida moderna. Por ejemplo, cosas como un teléfono o internet se le hace complicado de entender.
- Como no, el tiene que ser jardinero porque... quien no iba a aprovechar un don así (?)
- Como es capaz de sentir lo mismo que las plantas, no suele comer mucha verdura o fruta, es bastante carnívoro. El es la típica persona vegana extrema que solo tomaría un fruto cuando cayese de la planta naturalmente.
- Lleva una cantidad desmesurada de semillas variadas de plantas a todos lados en una bolsita.
- Tiene la misma habilidad que una madre: sabe cocinar, lavar, planchar, etc.
- Sus hobbys son aburridos como por ejemplo tejer.
- Le va las cositas lindas.
- Odia generalmente el contacto físico, prefiere mantener distancias.
Pareja:

PRIMARY ELEMENTUM

Spoiler:

Reliquia Tenebrae: Metal

Objeto Contenedor: Un fabuloso y sencillo anillo de... diamante. Diamante entero, nada de metal (?)

por **Shiba** Miér 21 Dic - 22:24

ALMA LUMEN:

Nombre: Rayne (Rein) Becheir

Edad: 23

Apariencia:

Spoiler:

Personalidad: El exceso de confianza brilla como el sol en su amplia y afilada sonrisa. Es bueno; y lo sabe, es genial; y lo sabe, tiene potencial; y lo sabe, odia los días fríos; y lo sabe (?. Tiene don de mando, más no de líder; pues es una persona que gusta de imponerse, más no de obstaculizar a los demás. Aunque llega a tener tan alta autoestima, no menosprecia a otros, mas, si estos sienten menosprecio por sí mismos es capaz de ser despectivo(Especialmente si se trata de alguien a quien le tiene afecto), por molestia, más que por cualquier otra cosa(Medio tsundere). Es una persona vivaracha, que habla de todo, menos de sí mismo; y aunque se le da bien la coquetería, no quiere decir que lo haga por una razón a parte de divertirse un poco. Parece no le importa la pena ajena; pero, es alguien denso, si no se lo dicen, no entenderá los sentimientos de otros.
Si algo le molesta, dará el primer paso para resolverlo, pero si no le interesa, habrá que arrástralo a la mala. Es descarado y enojón, pero ojo, que cuando está en buena onda solo arrugará el entrecejo y mantendrá algún tipo de pelea verbal, pero si logran sacarlo de sus casillas (Solo cuando algo le importa en medida), su piedad se asemeja al infierno.

Alma Lumen: Combustión.

Poderes:

• Combustión espontánea: La crea, sin necesidad de un factor como el calor natural o artificial que influya.
• Combustión externa: Necesita que exista un material oxidable, para poder propagarlo. Pero también puede variar la temperatura. Por ejemplo, cuando hace demasiado frío, él es el mejor calefactor que encontrarás en la vida (?.
• Combustión interna: Al igual que la anterior, necesita de un material oxidable, pero en este caso, para mantener el calor dentro del elemento. Puede derretir varillas de hierro, por ejemplo, y ayudarse con un camino de calor, para crear algún arma. Además de poder variar la temperatura corporal. Este lo usa más para diversión propia.
• Detonación: Va ligada a la combustión interna y externa. En la externa debe de hacer que la propagación de las llamas sea superior a la velocidad del sonido. La interna, es un cambio brusco y exagerado de calor en el elemento, que obliga a liberar energía en forma de explosión.
• Llamarada: Esto solo ocurre en sí mismo, cuando su enojo no da para más. Una llama alta y amplia lo rodea apagándose casi en seguida, pero no es recomendable estar cerca cuando esto ocurra. No es previsible, ni para él.

- Él crea fuego, mas no lo controla. Solo su intensidad.

Habilidades:

• Deportista extremo: Paracaidismo, rafting, ciclismo de montañas, escalada, Motocross estilo libre, este último es el que más practica. Gracias a esto posee gran agilidad y sobre todo resistencia y fuerza bruta.
• Es bueno con las armas, blancas, y fuego. (Como algunas hasta las crea (?)

Extras:

• No es muy amante de los animales, sin embargo tiene un rottweiler, que bautizó con el nombre de Cerbero, aunque para acortarlo solo le dice Bero. El que a pesar de verse amenazador, es bastante manso.
• Su peinado cambia según lo que vaya a hacer, si es alguna actividad como deportes, o algo que amerite su mayor concentración, será hacia atrás. Si es algo relajado, solo lo dejará tal como despierta.
• Toma riesgos, siempre.
• Si no deben de entrar a un lugar, él lo hará por joder (?.
• Gusta de moldear elementos, especialmente para crear algo de utilidad o simplemente para adornar. Lo puede hacer con las propias manos ya que el calor no le afecta.
• De hecho, vende muchas de sus creaciones vía online, no lo dice (?.
• El es como fuegos pirotécnicos, sea por el estruendo, o por los hermosos colores, él conseguirá llamar la atención y hacer saber que está ahí, aún cuando no es apropósito.
• Sabe de primeros auxilios por la misma razón de que el practicar tantos deportes extremos le obligan (?.
• Es bueno en el trato con ancianos y niños, sabe tratarlos y cómo hacer que se la pasen bien sin mucho esfuerzo además de su usual manera de ser.

Pareja: ~

PRIMARY ELEMENTUM:

Spoiler:

Nombre: Flare Kagutsuchi

Edad: 18

Apariencia:

Spoiler:

Personalidad: Ella es la personificación de la travesura y ociosidad; si alguna vez te dicen algo bueno de ella, que no sean quejas, te están mintiendo (?. Es ese tipo de chica que cualquiera, aún con el mejor ojo analítico, confundirá con una chica linda y tierna, y eso es gracias a su rostro de muñeca. Pero en realidad es una persona poco femenina(Solo algunas veces, cuando siente la necesidad de), que gusta de corretear de un lado a otro bromeando, y haciendo maldades por ahí. Es despreocupada del mundo y todavía más de ella misma, pues se puede lastimar y no darse cuenta, puede quedarse sin alguna prenda, y no se dará cuenta (?. Es de las que, en un parpadeo, ve los detalles mínimos, pero no ve lo obvio. Llega a ser mal hablada y de poca paciencia, es fácil hacerla sulfurar, de hecho. Torpe hasta cierto punto, y esto más bien es cuando está relajada; cuando sale su seriedad es bastante atenta, diligente y aún más perspicaz.

Elemento: Fuego.

Poderes:

• Controla el fuego, manipulándolo a su antojo.
• Crea el fuego, y normalmente lo usa con su mismo cuerpo, o en objetos que encuentre por ahí. Crea bolitas de fuego (? y las puede usar como balas. Tornados de fuego, o hacer figuritas con el mismo.
• Fuego Fatuo: Lo usa como diversión, para asustar a las personas.
• Fuego Azul: Lo usa en casos extremos en que el oxígeno sea escaso.
• No sé si cuente como poder, pero es un efecto secundario de este; sus ojos echan destellos cuando siente alguna emoción fuerte. pequeños y lentos si es algo de su agrado, y cuando es lo contrario más agresivos, llegando al punto de que por tantos, sus ojos aparenten un naranja incandescente.
• Existe algo denominado: Llama sagrada, esto no lo conoce todavía, pero es una energía completamente pura, dorada, y cálida, que es capaz de quemar lo corrupto y aliviar el dolor. Sirve más bien contra la oscuridad.

Habilidades:

• A pesar de su apariencia tiene mucha fuerza, gracias a que está acostumbrada a hacer trabajos pesados, por lo que es bastante ligera para moverse.
• Artista circense de fuego. Por esto más que nada puede ser considerada una loca, o en su defecto un ejemplo a seguir. manipular artefactos como bastones, péndulos envueltos en llamas, entre otros. Y hacer un poco más que simplemente caminar o danzar en fuego. La hacen apta en agilidad, y entretenimiento (?.

Extras:

• No aparenta la edad que tiene, es normal que la confundan con una colegiala.
• Sus atuendos varían en diferentes tipos de vestidos, lo más cómodos posibles, para poder moverse, siempre con un short lycra bajo este.
• Es fácil tenerla tranquila, dale algo para que se distraiga y que la haga pensar hasta que encuentre la solución; pero no te aseguro que sea mucho tiempo.
• Es algo perversa, se burla del sufrir ajeno, y ayuda a que sea peor(?, cuando no se trata de algo que necesite seriedad extrema(?.
• Insolente e infantil. También es cerrada, si tiene una cosa en la cabeza lo seguirá afirmando aunque esté incorrecto, aún si sabe que está en un error, seguirá debatiendo con ello hasta el final, y hasta obtener la victoria, así sea con incoherencias (?.
• Come como si no hubiera un mañana (?. Y no nos engañemos, ella no es delgada, pero gracias a los trabajos que ha hecho, su cuerpo está definido.
• Sobre sus trabajos pesados, no tiene quien le de dinero, lo gana con mano de obra, como obrera y mecánica, lo que ha ido aprendiendo con práctica, pero también ha sido de aceptar los trabajos que le aparezcan(Por tanto sí, es pobre). De hecho, los que no la conocen pueden creer que están viendo a una chica delicada, pero quienes la conocen, saben que tratan con algo así como un gorila(?.
• Su familia viene de un pueblo venerador de los dioses del fuego, pero sus padres se trasladaron a otro lugar por diversas razones, dónde continuaron como entretenimiento principal de muchos actos.
• Sus padres le heredaron sus habilidades circenses, pero desde que ellos ya no están, lo dejó, y nunca más lo ha vuelto a retomar. es decir, el mismo pueblo se quedó sin show principal(?. Y a pesar de todo, ella no tiene ninguna gana de irse de ahí.
• No sabe controlar bien sus poderes, así que en la actualidad a penas puede prender una hoguera a conciencia.

Pareja: ~

Reliquia Tenebrae: Magma.
Objeto Contenedor: Encendedor esculpido en piedra obsidiana dorada.

Spoiler:

por **Cris** Lun 26 Dic - 17:35

[Roll-P] Lumina: Tierra de Guardianes 2zxw329

La mañana transcurría con una brisa fría, de esas que te invitan a quedarte en cama arropado y disfrutando de un buen descanso. Pero ese no era el caso para Emma Raiden, una joven de dorados cabellos que horas antes se había levantado, cuando el alba apenas estaba escasamente iluminando la ciudad.

Había seguido su rutina usual: Alistarse, desayunar y entrenar. Aunque esta vez, había reducido un poco el tiempo de su entrenamiento, puesto que hoy era un día diferente, en enorme proporción. Cuando estaba practicando una de sus piruetas favoritas (triple salto hacia atrás con giro en el aire) recordó lo sucedido dos días antes, justo cuando caía perfectamente de pie en el suelo, se quedó mirando al frente mientras su mente divagaba.

-Señorita Raiden –Llamó una voz masculina desde la acera que estaba fuera de la cerca de su jardín.
-¿Diga? –La joven volteó, habiendo reconocido al cartero que ocasionalmente le traía pedidos y documentos.
-Tengo una carta para usted, del centro de la ciudad.
-¿Del centro? –Emma alzó una ceja y se acercó para echar un vistazo al sello que estaba estampado en el sobre- Qué extraño…
-¿Puede firmar aquí? –Ella asintió, hizo lo pedido y el hombre se alejó del lugar con un amable “Que tenga buen día”.

La rubia se quedó estática por unos segundos, con sus ojos amarillos clavados en el sobre. Del centro… No solía recibir documentos de allí más allá de facturas por servicios, y esos estaban a nombre de su madre. Pero esta carta estaba dirigida específicamente a ella, no había error, pasó su mirada varias veces por su nombre escrito en cursiva. Sin más, abrió el sobre con cuidado, mientras entraba a su casa.

Realizó una rápida lectura a través del contenido de la carta, mientras sus ojos se abrían más y más con sorpresa.

“Estimada señorita Emma Raiden:

Esperamos que estos años se haya encontrado en perfectas condiciones y haya utilizado su tiempo al máximo provecho.

Hacemos un llamado de emergencia para que se dirija al Templo Unión, puesto que se le será suministrada información de suma importancia. Agradecemos su puntualidad, en dos días, a las nueve de la mañana.

Ha llegado el momento.

Un cordial saludo,

Monje Godai.”

El rostro de Emma denotaba concentración y seriedad, esta última siendo perturbada por una sonrisa desafiante que se formó en su rostro.

-Llegó la hora, a cumplir la misión –Miró hacia su mano derecha, que colocó con la palma hacia arriba, y de la cual surgieron varias chispas electrizantes que brillaban con luz amarilla.

…

Pensó en empacar algunas cosas, sin embargo, consideró que esa mañana más que nada le darían información e instrucciones, así que dejó aquello para después, cuando volviera a casa. Sabía que la enviarían a una misión que conllevaría un viaje, o al menos eso le decía su intuición, pero esperaría a conocer los detalles. Se despidió de su madre, quien no parecía querer que se fuera, y logró salir de casa prometiendo que volvería en cuanto terminara con la reunión.

A ello le siguió una caminata refrescante, el aire mañanero acariciaba su rostro mientras se dirigía a la estación de tren. Poco tuvo que esperar para abordar el que la llevaría al centro y, al tomar asiento en un vagón disponible, al lado de la ventana, contempló el cómo estarían los demás. Llevaba mucho tiempo sin saber de ellos, su entrenamiento como Alma Lumen había finalizado a los doce años de edad, y ya teniendo veintidós habían pasado diez años que no escuchaba nada de sus antiguos amigos. “Claramente habrán sido convocados al igual que yo -pensó- será interesante verlos de nuevo”, una sonrisa de ánimo se asomó en su rostro.

Numerosas edificaciones adornaron la vista de la muchacha mientras el tren avanzaba, y poco a poco reconocía la entrada al centro de Lumina. El tren se detuvo luego de una hora de viaje ininterrumpido, permitiendo que los pasajeros se bajaran en la estación.

Una vez en la calle, sabía con certeza el camino a tomar, pues muchas veces tuvo que hacerlo cuando estaba entrenando de niña. El Templo Unión, donde había forjado sus habilidades con ayuda de los monjes, quedaba en pleno centro y no tardó en llegar allí. Alzó la mirada: Una edificación de altas columnas decoradas con relieves se erigía ante ella; sonrió una vez más, con determinación.

Subió los escalones que llevaban a la entrada del lugar y, al llegar a la puerta, una figura familiar se le presentó a un costado.

-Maestro Kaminari –Hizo una reverencia al monje que estaba frente a ella- Un placer verlo luego de tanto.
-Digo lo mismo, joven Emma. Aunque yo la he visto algunas veces, últimamente.
-No me diga, ¿Vigilancia preventiva? –Sonrió divertida.
-Aunque estén seguros, no está de más echar un vistazo, y más en estos tiempos… -El hombre hizo una pausa en la cual la muchacha se intrigó.
-¿Qué ha pasado? –Preguntó con curiosidad, el monje negó suavemente con la cabeza.
-No soy el indicado para decirte, es mejor que pases. El monje Godai les proporcionará toda la información.
-De acuerdo…
-Pero tendrás que ser paciente, ya que eres la primera en llegar, chispa veloz –Esta vez, el hombre habló con aún mayor empatía, haciendo énfasis en el apodo.
-Jajaja, está bien, maestro, pero no le aseguro quedarme quieta –Aventuró.
-Bueno, pues no vayas a destrozar nada, y sin ruido, que los monjes te regañarán y apenas has llegado –El maestro Kaminari se llevó una mano a la sien, aunque sonreía: conocía bien a la muchacha- Espera en el primer salón a la izquierda.

Emma realizó una última reverencia, la cual fue correspondida, y entró en el enorme santuario, siendo recibida por el ya conocido vestíbulo principal que emanaba un aire de paz y tranquilidad. Sus pasos resonaron levemente hasta llegar al lugar que su maestro le había indicado. Abrió la puerta y un acogedor lugar se presentó ante sus ojos: No era muy amplio y solamente presentaba una mesa de madera alargada con varias sillas. Tomó asiento en una de las que daba hacia la ventana, que iluminaba cálidamente el interior, y se dedicó a mirar por ella el ambiente exterior mientras jugaba con su cabello. Sólo le quedaba esperar...

por **Mar.** Lun 26 Dic - 22:25

-¡Soph, tienes correo hija! – La mujer esperó respuesta pero no recibió nada, suspiró y subió las escaleras un tanto resignada, se dirigió hacia la primera habitación del pequeño corredor, en dónde colgaba una pequeña pizarra de tiza y dónde había un mensaje escrito: “Con audífonos. Concentrada. Inspiración ON.” La mujer volvió a soltar un pequeño suspiro y se apresuró a tocar la puerta, aunque sabía que no obtendría respuesta. Abrió la manija con cuidado, el cuarto estaba a oscuras pese a que recién estaban a medio día, caminó con mucho cuidado y sigilo hasta el escritorio en dónde se encontraba una joven de cabellos castaños con las puntas turquesa atados en un moño despeinado. La joven, de unos ojos celestes casi verdosos se encontraba en total concentración en la pantalla frente a ella, sin apartar las manos del teclado que sonaba casi sin parar. El volumen de los audífonos era notable, incluso la mujer pudo escuchar las canciones que tanto encantaban a su hija, y las cuales ya se estaba aprendiendo. No pudo resistir las ganas y con muchas ganas de reír, le tocó el hombro a la muchacha de forma repentina haciendo que esta saltase soltando un grito. La mujer se echó a reír.
-¡Mamá!
-Lo siento mi vida, pero llevo rato llamándote y no me haces caso. – decía entre risa por la reacción de su hija.
-Lo lamento, ando con los audífonos y avisé. – refutó ella haciendo referencia a su letrero.
-¿Nueva historia?
-Sí, ayer soñé con ella y no podía quedarme con las ganas.- decía con emoción mientras en su rostro empezaba a aparecer una sonrisa de emoción
-¿No te has desvelado hoy, verdad? – dijo en un tono serio, mientras achinaba los ojos examinando el rostro de su hija.
-No mami, hoy tengo práctica, solo desperté temprano-
-Ese es un milagro.- bromeó.
-Ja ja, que graciosa – La muchacha se volvió a acomodar en su sitio y se colocó uno de los audífonos. -¿Y qué pasó?
-¿Eh?
-¿Para qué entraste má?
-¡Oh cierto! Llegó una carta para ti
-¿Una carta? – eso le extrañó -¿Quién envía una carta en estas épocas?
-No sé, pero me pareció importante. – La joven aceptó el sobre y lo examinó… letra corrida casi caligráfica y de tinta, iba dirigida directamente a ella. La abrió y empezó a leer.
-Es del Templo Unión.- Sophie observó a su madre quién se encontraba con la misma mirada de sorpresa en el rostro. Aquel nombre solo le traía recuerdos de su infancia, buenos recuerdos, pero la aparición de ese nombre solo significaba algo…
-¿Es hora? – preguntó la mujer. Su hija asintió sin levantar la vista aun.
-Má, ¿Cuándo llegó la carta?
La mujer alzó su vista castaña al cielo en un intento por recordar. –Creo que ayer, la recibió tu hermano y lo dejó en el estante. Lo acabo de encontrar. ¿Por qué?
-Por nada, menos mal que lo viste a tiempo. Mañana tengo que ir- finalizó la chica con una sonrisa en su rostro, aunque por dentro se sentía un tanto preocupada.
-Bueno, imagino que te reencontraras con tus viejos amigos – sonrió la mayor.
-Sí, eso es lo bueno. ¡Bien! Ahora sí… terminaré esta historia.
-De acuerdo amor. – la mujer dio un beso en la frente a su hija antes de retirarse. –Y Soph, bájale un poco al volumen y abre las cortinas, aquí falta luz.
-¡Si mamá!
Y la mujer salió cerrando la puerta.

•••

La mañana siguiente llegó y el despertador sonó, pero una rápida mano apretó el botón impidiendo que sonara.
-¡Te gané! – la joven ya se encontraba de pie y lista para empezar el día. Fue a la ducha, se vistió y se alistó lo más rápido posible y bajó las escaleras. Su madre ya se encontraba en la cocina haciendo el desayuno.
-Buenos días Soph.
-Buen día má. ¿Mi papá y la cosa rara?
-No le digas así a tu hermanito.- la joven hizo una mueca –Tu padre se fue temprano a trabajar y tu hermano se fue a la universidad.
-Oh – la joven cogió una manzana y se dispuso a salir pero la mirada de amenaza de su madre la hizo regresar y sentarse a tomarse el desayuno completo.
Acabó y luego de despedirse de su madre, salió al patio en dónde se colocó sus queridos patines negros con detalles turquesas, sus mitones y rodilleras y se colocó su mochila en la espalda. Salió a la puerta y sintió el fresco aire en su rostro. Adoraba esa sensación. Podría decirse que ese día era un día frío, pero para ella era un día perfecto. Traía su short negro de tiro alto con las pantimedias negras por debajo, una camiseta sencilla de manga corta, holgada y blanca con el número 12 impreso en grande, traía una camisa de color vino atada en la cintura y un gorro negro. Se colocó los audífonos y encendió la playlist “alegremente emocionante” y se puso en marcha.

Llegó a la estación del tren eléctrico, en dónde tuvo que quitarse los patines y reemplazarlos por sus zapatillas negras y guardar el resto en su mochila antes de abordarlo. Tomo asiento y esperó a que partieran, era casi una hora hasta su parada, así que sacó de su bolso su libro de temporada, sin embargo, la emoción, la alegría y los diversos pensamientos la invadieron dejando olvidado el libro en la misma página. ¿Estarían todos allí? ¿Se acordarían de ella? Hacía mucho que no se veían y la verdad, a ella le hubiera encantado seguir en contacto, pero con el paso del tiempo aquello se había perdido… y ahora, la parte importante: La misión. Eso la emocionaba pero a su vez le preocupaba algo, no podía esperar.

Al salir de la estación, se colocó nuevamente los patines y volvió a las calles que le traían recuerdos. En esos diez años había ido un par de veces, pero la majestuosidad del centro de Lumina era algo que se mantenía y por más que el lugar creciera y cambiase, siempre la sorprendía. Para su suerte, el camino que tomaba desde la estación hasta el Templo no había cambiado casi nada, así que se le hizo muy tranquilo pasar por allí. Cuando la imponente imagen del templo se iba irguiendo ante ella una combinación de nostalgia y excitación la inundó. Se apresuró hacia la entrada pero antes de llegar a las escaleras se detuvo forzosamente.
-Será mejor que me los quite, no quiero que me reprendan – río para sí, mientras se detenía a quitarse los patines y volverse a colocar las zapatillas. Una vez lista, subió las escaleras y empezó a caminar por el interior. Recordaba aquel lugar como si hubiera sido ayer, los juegos y las horas de entrenamiento, sonrió para sí. Llegó al vestíbulo principal y se sorprendió al no ver a nadie por allí.
-Jo… ¿Y yo que pensé encontrar a todos por aquí?
-¿Y por qué no buscas mejor? – Esa voz. La joven se dio un giro rápido, encontrándose con uno de los monjes, era un hombre mayor pero poseía una sonrisa risueña y una mirada tierna debajo de las pobladas cejas.
-¡Maestro Nanu!- saltó la joven alegre, pero inmediatamente se corrigió haciendo una sutil reverencia, ante eso, el hombre le respondió de igual formal.
-Maestro Nunuk, pequeña tormenta de nieve. – corrigió el hombre, la joven sonrió ante el apodo que su maestro le había dado en su niñez.
-Me da gusto verlo. ¿Cómo le ha ido este tiempo?
-Muy bien, gracias por preguntar. No te pregunto por qué he sido capaz de observarte un poco…
-¿Nos han estado espiando? – pregunto un tanto sorprendida la joven.
-No con exactitud, pero yo personalmente me considero un fan de cierta patinadora de hielo, y no me pierdo sus competencias…- la chica lo observó con picardía.
-¿Qué no está prohibido que vean televisión los monjes?
-¡Pero que disparates! No somos ajenos al mundo, pequeña. – la muchacha sonrió.
-¿Y Maestro Nanu, para que nos llamaron?- el anciano suspiró resignado ante su apodo.
-Pues me temo, mi querida niña, que eso se los dirá el monje Godai…tendrás que esperar.
-¿Y los chicos ya llegaron? ¡No me digas que soy la primera!
-Pues en realidad…
-¡Espera! No, no me diga… yo quiero descubrirlo– saltó la chica y el monje solo sonrío. Esa niña siempre había tenido mucha energía pero sobre todo, mucho ángel.
-Está bien, entonces me despido de ti pequeña tormenta de nieve, aunque creo que pequeña ya no eres.
La chica sonrío –Pues no, mire, ya crecí, ya no soy la más pequeña de todos – dijo mientras estiraba su mano sobre su cabeza.
-Lo veo, lo veo. Ahora, espera en el primer salón de la izquierda. ¿De acuerdo? – respondió divertido.
-Sí. Hasta luego Maestro Nanu– la chica hizo una última reverencia rápida y siguió su camino.

Abrió la puerta y echó un vistazo al salón, era un lugar acogedor: no muy amplio y solamente había una mesa de madera alargada con varias sillas, pero su atención se centró en la chica rubia que se encontraba en una de las sillas, justo al lado de la ventana, parecía perdida en sus pensamientos. Una enorme sonrisa se dibujó en el rostro de la chica.
Emma se encontraba perdida en la vista de la ventana, hacía mucho tiempo que no se encontraba con aquel paisaje del centro y aquello la embargaba de emociones que no sería capaz de revelar, iba perdida cuando sintió algo aproximarse. Justo en ese momento, una bola de nieve cayó justo al lado de ella, estrellándose con la ventana frente a ella.
-¡Hey rayito! – no había duda. La joven se paró rápidamente girándose hacia la joven de la nieve, quién ya se encontraba dentro de la habitación con una sonrisa en el rostro.
-No puede ser. ¡Soph! – la joven se acercó y ambas se abrazaron.
-¡Hola rayito!
-¿Cómo? ¿Cuándo? Has crecido. ¡Y mírate!, te cortaste y teñiste el cabello- El abrazo había terminado, pero la rubia se encontraba jugando con la cara de la recién llegada, aplastando sus mejillas.
-Tú también has cambiado.
-¿En serio? ¿Pero a bien, no?- Emma se apartó de la joven.
-Claro, ahora tienes mejor cuerpo – río su amiga. Ella la observó pícara
-Pero mira quién fue a hablar... solo mírate hasta cuerpo has encontrado, antes eras una tabla, ahora ya tienes un cuerpo que haría babear al mundo.
-¡Que cruel! No era una tabla – reprochó entre risas. –No puedo creer que hayan pasado diez años.
-Y sí, hemos estado ocupadas.
-Es verdad. Te he visto en competencias nacionales.
-Y yo a ti, déjame decirte que me sorprende que tengas coordinación, de pequeña solías caerte mucho.
-Y tú solías tener una cara espantosa, pero mírate, ahora pareces hasta modelo.
-Pues al parecer, somos dos. ¿Quién diría que la niñita se volvería un icono de la moda?
-Exageras- ambas volvieron a reír. El tiempo parecía haber regresado diez años atrás, dónde esas dos chicas eran compinches para todo y no hacía falta decir palabra para entenderse.

-No puedo creer que te veo, luego de tanto – Ya se habían calmado y se encontraban sentadas en la mesa. -¿Y qué has hecho todo este tiempo?
-Gimnasia y un par de otras cosas. ¿Tú? ¿Sigues con el sueño de ser escritora?
-Sí, sigo con el sueño y estoy trabajando en ello, solo que con un poco de calma. Por ahora, gasto mi tiempo en otras cosas además del patinaje como internet, blog,youtube, ya sabes… películas, libros, animes…
-No me digas que eres una friki.
-Y con orgullo.
-Oh vaya – la rubia soltó una risa -¿También te disfrazas?
-Pues alguna vez lo he hecho…pero hacerlo alguna vez con amigos. Es más, creo que tengo una perfecta para ti. A sí y me acompañas.
-Ni lo sueñes – Emma hizo un gesto con la mano de alto. –A lo mejor y pruebas con los demás.
-¿Los demás? ¿Hablas de Rayne? Oh no, por favor, él antes muerto que dejarme hacer eso.
-¿Y Iori?
-Jo…eso…eso podría funcionar – ambas se miraron y una imagen del pequeño niño delicado cruzó su mente, antes de estallar en risas.
-Aún recuerdo que pensé que era chica durante todo un tiempo.
-Y sí, era adorable… pero el otro, era insoportable.
-Sí, claro, insoportable – las palabras de Emma tenían un tono de burla en ellas.
-¡Es verdad! Rayne me agradaba mucho, pero era un tanto insoportable… ¿Habrán cambiado?
-Quién sabe, a lo mejor y la adolescencia hizo de las suyas a bien en ellos-
-¿Hablando de mí?- Ambas chicas se giraron hacia la puerta y sus ojos se abrieron de sorpresa.

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UPS! me pasé un poquito! [Roll-P] Lumina: Tierra de Guardianes 450318

[Roll-P] Lumina: Tierra de Guardianes 450318

por **Shiba** Mar 27 Dic - 1:54

Había despertado temprano, y aunque podía alistarse desde esa hora, prefirió calentar un poco para dar un trote por el barrio junto a su perro Cerbero, la verdad tenía tiempo sin dejarlo solo, y ya se estaba preguntando cómo iba a hacer... Porque el que lo requirieran en el templo, no era para un simple saludo y ya, cada quien a su casita y a su individual realidad.

Dejó salir un resoplido antes de sacar las llaves para abrir su hogar, una casa que había comprado con unos ahorros, después de independizase de sus padres, gracias a su profesión y Hobby ganaba lo suficiente para mantenerse, por lo cual no se quejaba de ello.

- Hey, Rayne, pequeño. - Escuchó la conocida, aguda, y cansada voz de la anciana que vivía frente su casa, y como no quería que se matara gritando, se le acercó lo más rápido. Ella estaba regando sus bien cuidadas flores.
- Dígame esposa mía. - Bromeó con una sonrisa, Cerbero estaba a un lado y tomó posición de sentado, aun lado a lo que su amo se detuvo.
- Ay, lindo, harás que me sonroje. - Dijo la mujer haciendo un ademán, mientras le seguía la corriente al joven, el que rió ante ello.
- Acéptelo, mi querida Iris, usted es la mujer perfecta, si tuviera menos partes caídas, le aseguro que estaría tras suyo como perro. - La mujer rió, y después solamente negó.
- Maleducado, todavía tengo mi cuerpo en buenas condiciones.
- Dígale eso a sus achaques.
- ¿Ya desayunaste? - Preguntó con su amable sonrisa, y observándole con los ojos de bondad que la caracterizaban, y es que Rayne, no mentía del todo, la mujer, desde que había llegado, lo había tratado muy bien, como a un nieto, lo que le hacía sentir bien, y en ambiente familiar, por lo que normalmente la ayudaba en su rutina diaria como encargos, o llevarla a algún lugar para que su ya pequeño y cansado cuerpo no sufriera las consecuencias de los transportes públicos.
- Iba a ello, acabo de regresar de correr un poco.
- Oh, entonces pasa, hoy hice tu favorito. - Él la observó perspicaz. La mujer dejó de regar las plantas y comenzó a caminar. - No hay truco, es carne con verduras, con un poquito de picante. Mucho mejor que esos desayunos raros que hacen ustedes los deportistas. - El chico volvió a reír y no dudó en pasar después de la mujer.

- Veo que aún usa lo que le regalo. - Dijo mientras masticaba, observando unas ollas que él mismo había moldeado, así mismo como los utensilios.
- ¿Cómo no los iba a usar? Si son de buena calidad, y no solo eso, mis amistades los envidian.
- Sobretodo por eso. - La observó darle un poco de carne a Cerbero, el que la recibió gustoso en el pequeño platito que había en el suelo, sabía que aquello no tenía picante, pues siempre vio mucho por la salud de él y el can. Entonces el joven se arriesgó. - ¿Me podría hacer un favor?
- ¿Con todo lo que haces por mí solo uno? - Se sentó a la mesa a acompañarlo.
- Para mí no es nada. - Negó tranquilo. - Verá, creo que me tocará irme por un tiempo, y no tengo con quien dejar a Cerbero ¿Podría cuidarlo en mi ausencia?
- Pero ¿Estás seguro? - Le preguntó sorprendida.
- Eh... - Dejó los cubiertos terminando lo que quedaba en el plato, y suspiró. - Sé que se ve un poco rudo, pero es bastante manso, usted sabe, hasta la puede acompañar y cuidar de usted y su casa...
- No, lindo, no me refiero a eso. Sé que Bero es un buen niño. Se parece a ti, solo que el no me responde. - Le sonrió comprensiva. - El problema es que yo ya soy una anciana, en cualquier momento me puede pasar algo, y el pobre quedará solo.
- Oh, vamos. Ya sobrevivió a los meteoritos y al iridio, ¿Cree que se va a morir justo ahora? - La anciana rió.
- Respeta.
No fue mucho para que la mujer aceptase, el muchacho no tardó en ir a casa para alistarse, decidiendo dejar su cabello tal como estaba, pues no creía necesario siquiera peinarse. Y una ropa sencilla, como siempre lo primero que encontraba, y una chaqueta, que por lo regular era negra; y en ese momento, lo era.

No se subió a la motocicleta hasta después de despedirse de la anciana Iris, y de Bero, el que quedó tranquilo por el momento.
Se colocó el casco y después de encender el transporte, siguió a toda velocidad hacia el centro de la ciudad, sabía que no iba de lo más temprano, pero tampoco era como si él fuera una persona puntual.
Conocía el camino como la palma de su mano, después de todo más de los días recorría gran parte de la ciudad, no solo por los encargos de la anciana, sino también por entrega de productos; que él hacía y vendía vía online; cuando no estaba practicando o en alguna competencia.

Su llegada(Como era normal en él) Fue ruidosa, casi estruendosa, tanto que tuvo que salir un monje a recibirlo para advertirle del uso de aquel artefacto.
- Oh... Igneel. - Canturreó el muchacho bajándose de la motocicleta, ya estacionada) tras quitarse el casco.
- No cambias. - El hombre lanzó un suspiro pesado, y lo contempló con severidad.
- ¿Te divertiste contaminando?
- Ese es mi trabajo. De toda una vida. - Sonrió ampliamente. El mayor le dio un zape.
- Respeta a tus mayores, mocoso. - Le recordó, haciendo que la nostalgia invadiera el ambiente, siempre había sido así, y continuaría regañandole hasta el final de sus días.
- Veo que las cosas siguen igual.
- Tu tampoco has cambiado mucho.
- Oh, vamos ¿Acaso no he crecido? - El hombre negó.
- ¿Acaso la nena quiere halagos? - El chico dejó salir su sorna ante ello.
- Y me preguntas por qué soy así, es tu culpa, monje de pacotilla. - Se burló dando palmadas en el brazo de su maestro.
- Relájate. - Pidió, haciendo él mismo lo dicho, para no dale una patada a su discípulo. - ¿Cómo va tu vida?
- Como si no lo supieras. - Se encogió de hombros, el hombre le invitó a que prosiguiera. - Pues... tu sabes tengo novia. - Sonrió.
- ¿Esa con la que te peleaste el otro día porque también te liaste con su amiga?
- Oh... - Quedó pasmado. - ¿Viste eso? Que vergüenza. - Dijo, pero en realidad, estaba tratando de mantener la seriedad y no echar una carcajada.
- Estaba muy molesta...
- Sigue molesta ¿Sabes cómo tratar con mujeres así? - Preguntó. El mayor suspiró.
- Mejor aléjate...
El rubio rió y negó.
- Eso terminó hace unos días, ahora estoy casado.
- ¡¿Casado?!
- Por supuesto. Iris es como una esposa. - Bromeó.
- No quiero saber. - Negó con seriedad, asustando al joven.
- Espera... No me digas que me has creído.
- Son cosas tuyas, si te gustan maduras...Allá tú...
- Espera, espera, eso no iba en serio. - Negó rápido alarmado, el mayor se comenzó a carcajear. - Ya muchacho, te estoy tomando el tiempo, mejor ingresa pronto, déjame aclararte que no eres el primero.
- Maldito anciano. - Resopló ante la confesión y después prestó su atención al templo. - Me doy cuenta... Ahí, ahí y ahí. Hay gente. - Señaló con el indice en diferentes ubicaciones a lo ancho del templo.
- Veo que has perfeccionado el rastreo.
- Algo así. Aún no diferencio, solo sé que hay gente, pero no puedo estar seguro de quién es, o cómo es.
- Ya después te darás cuenta.
- Pero... diferencié algo... Sé que quienes están aquí son mujeres.
- ¿Y eso lo sabes por...? - Lo observó suspicaz.
- Tu sabes... Tienen más... - Un golpe en su brazo lo calló.
- Estás en un templo.
- Y tu eres un monje respetable, claro. - Sarcástico ingresó junto a su maestro del que se separó no muy después.

- ¿Hablando de mí? - Si había algo que no había cambiado en el muchacho, además de los extravagantes colores en cabello y ojos, era aquella sonrisa de confianza, afilada, y que representaba lo más cercano a la burla de un demonio.
- ¿Iori? - Preguntó Emma señalando con su índece casi temblando.
- ¿Eh? - El chico arrugó el entrecejo. - Recién llego y me están confundiendo... - Chasqueó la lengua. - ¡Hey! Encargado. - Dijo hacia el otro lado, como si realmente hubiera alguien ahí. - Cambielas, han venido con falla de fábrica. - Un peuqeño cubito de hielo golpeó en su cabeza, a lo que él simuló un escalofrío. Y se acercó a ellas, especialmente a la castaña. - ¿Me quieres matar acaso?
- Veo que no cambias. - Se cruzó de brazos, retándole.
- ¿En serio? - Rió. - ¿En serio no he cambiado nada? Desde que he llegado me siguen diciendo: Estás igual.
- Adivino... ¿Igneel?
- Tú también hielito.
- Es que sigues igual de idiota. - Se burló Emma.
- Esta discusión comenzó por tu culpa chispita. - Le recordó.
- Baja los grados, Celsius (?. Es una broma.
- Lo sé. - Se encogió de hombros. - Y no me digas así. - Hizo una mueca. - Solo estoy recordando viejos tiempos. - Sonrió. A lo que las dos muchachas también lo hicieron.
- Ahora solo falta Iori. - Sophie observó curiosa por la ventana.
- Creo que si llega todo transformado, será normal. - Emma sonrió imaginando a un macho man lleno de musculatura (?.
- Oh, eso quiere decir que si me veo diferente. - Recalcó el rubio.
- Quizá. - Se encogió de hombros.
- Como sea. Ustedes si han cambiado, hasta parecen mujeres. - Rió.
- Suena como si te interesásemos...
- Oh, por favor... Soy un caballero, estarán lindas, pero, conozco sus oscuros pasados. - Hizo un ademán.
- ¿Cómo?
- Ella hundió el titanic. - Señaló a Sophie.

Ya, no puedo (?

por Nya Jue 29 Dic - 12:20

Normalmente se había perdido en cuestión de minutos ya que hacía tiempo que no viajaba tan lejos y en solitario, menos aún en tren. Cuando no sabía que hacer le preguntaba directamente a las plantas que hacer y ellas, en un susurro que nadie podía entender, le mostraba el camino a seguir.
Hacía tanto tiempo que no volvía a aquel lugar que enseguida tuvo nostalgia de aquellos efímeros días. Parte de él quería volver a verlos y otra parte de él se rehusaba a hacerlo y de aquello surgió un pequeño odio por querer evadirlos pues eran sus amigos. O quizás ya no lo eran, pues diez años sin verse era mucho.
Entre pensamientos que iban desvirtuando del tema principal, sin ser consciente de ello, ya estaba en la entrada principal y lo supo porque delante de él estaba el hombre que había sido parte del padre que nunca tuvo.
- Iori. - Llamó.
- Maestro. - Sonrió.
- Por fin llegas. -
- ¿Eso quiere decir que soy el último? - Entrelazó sus dedos.
- Sí. Pero no llegas tarde. - Iori sonrió ante aquello aliviado. - Ven, todos te están esperando. -
Lo siguió y su mirada se volvió a perder en el templo, observando las cosas que le traían tantos recuerdos. Había cosas que ya no estaban siendo sustituidas por otras y había cosas que seguían ahí como por ejemplo el pequeño lirio que había hecho crecer por equivocación. Lo que antes no se notaba mucho ahora era un gigantesco arbusto lleno de florecientes pétalos blancos.
- ¿Estás nervioso? -
- ¿Eh? - Dijo en asombro, pues había acertado. Miró al suelo pensando que responder. - Es que... no los veo desde hace tiempo - Reconoció tímidamente.
- Seguro que se asombran. Te volviste mas femenina. -
- ¡Maestro! - Chilló. - No usted también. -
El viejo monje rió varias carcajadas mostrando algunos de los huecos de su boca por donde antes habían dientes sujetos.
- No has cambiado nada. Mira, es allí - Señaló.
- ¿No viene? - Preguntó Iori, una forma que hacía para suplicar que lo acompañara y que el anciano conocía bien. Pero negó con la cabeza.
- Tendrás que ir solo. Yo tengo cosas que hacer. - Señaló sutilmente con la cabeza otros tres maestros a los que reconocía bien y miraban desde la lejanía. - Luego habrá mas tiempo para hablar.
Iori asintió y siguió caminando, esta vez a un ritmo mas lento en un intento de alargar el tiempo. Cada paso que daba quería menos y menos volver a conocerlos pero antes de poder rehusarse finalmente, ya estaba delante de la puerta.
Se aseguró de estar presentable y en ese momento se preguntó si había hecho bien ir con aquellas ropas tan tradicionales. Parecía un sacerdote monje de algún sitio de un templo menor.
- Ni modo. - Se dijo a si mismo en un suspiro.
Abrió lentamente la puerta y divisó a los tres que no repararon en su presencia. Tuvo el suficiente tiempo de inspeccionarlos de arriba a abajo y realmente habían cambiado demasiado, casi irreconocibles.
- Ah, alguien está espiando. - Dijo Emma.
Rayne fue el primero en saltar, abrió la puerta y tiró de la muñeca de Iori obligandolo a entrar en un gritito.
- Machista opresor. (?) - Dijo Sophie.
- El patriarcado. - Añadió Emma.
- Nos estaba espiando. - Se defendió. Miró a Iori y por un momento dudó. Un aura demasiado inofensivo. - ¿Quien eres tu? -
Se libró de sus garras a punto de llorar.
- ¿Quien voy a ser si no? - Gritó enojado. - Iori Ko. -
- Que queeeee (?) -
- ¡Tómame en serio! - Le pegó a lo que realmente no hizo ni pio de efecto y por ende se agachó enterrando su rostro entre su "vestido" (?) - Sabía que no tenía que volver. - Susurró.

por **Cris** Jue 29 Dic - 21:30

-¿Iori? –Preguntó Emma con asombro, el mencionado alzó apenas un poco el rostro, sólo sus ojos se veían, y el resto estaba oculto entre las telas- ¡Cuánto tiempo! –Los ojos de la chica se iluminaron y sonrió- Ven, enderézate –Se acercó y lo alentó a recuperar la postura.
-¿Emma? –Cuestionó apenas en un dulce susurro, a lo que la rubia asintió felizmente- Has crecido bastante, todos… -Dijo sin atreverse a pasar la mirada por los demás, sería demasiada atención recibida.
-Pues tú también has crecido y… ¡Qué lindo cabello! –Exclamó pasando suavemente su mano por la cabellera oscura del muchacho.
-Gracias –Esta vez habló con un poco más de seguridad, algo halagado, no por nada cuidaba su cabello y un cumplido se agradecía- T..tu… -No podía dejar un cumplido sin devolver, su rostro se tornó aún más tierno mientras formulaba una respuesta- Tu cabello también es lindo –Atropelló las palabras, más rápido de lo que hubiese querido, y bajó la mirada.
-Ow, gracias –La sonrisa de Emma se amplió aún más, tomando un mechón de su propio cabello, de repente abrió sus ojos como a quien se le acaba de ocurrir una gran idea- ¡Ya sé! ¿Sabes hacer trenzas? –El joven se tomó unos segundos para luego asentir- ¡Yay! ¿Me haces un peinado? Y y y… ¿Le das tu toque personal? Ya sabes, adornos de flores –La chica unió sus manos pidiendo el favor- ¿Síii?
-Eh, Emma, apenas llegó y ya lo estás explotando –Comentó Rayne, aunque lo que en verdad le molestaba es que el recién llegado había recibido más atención que él cuando llegó, que no había sido mucho rato antes.
-Es un favor de amigos –Reprochó la rubia.
-Amigos, amigos, con calma –Interrumpió Sophie haciendo un gesto con las manos, subiéndolas y bajándolas un poco.
-Hielito viene al rescate, a enfriar la situación –El rubio hizo pose heróica.
-Ja-ja, muy gracioso –Dijo la castaña irónicamente, aunque sonreía, y le lanzó otro cubito de hielo directo a la frente.
-Oye, la agresividad no es la solución.
-Lo vienes a decir tú.

Mientras la pequeña disputa se daba entre el deportista y la patinadora, Emma e Iori habían tomado asiento y éste último se dedicaba a entrelazar con gran habilidad los mechones rubios de la joven, al mismo tiempo que sus dedos se movían aparecían flores y pequeñas ramificaciones en sitios específicos del peinado.

-Uhhh, quedará muy bonito –Aplaudió Emma tratando de no moverse para no arruinar el trabajo del chico, quien sonrió suavemente ante el comentario.
-¡Yo también quiero uno! –Comentó de repente Sophie, cortando la discusión con Rayne y caminando hacia ellos.
-¡Oye! No había terminado contigo –Se quejó el ojirubí, aunque sonaba más bien despreocupado, y se sentó frente a grupo.
-Me temo que no habrá tiempo para ello –Interrumpió una voz masculina que venía de la puerta, justo cuando Iori terminaba de ajustar el peinado de Emma, y todos se giraron en esa dirección- Vengan conmigo, jóvenes. Los llevaré con el Monje Godai.

Todos se quedaron en silencio, intercambiando miradas, y se dispusieron a seguir al hombre, que no era ninguno de sus maestros, pero era uno de los monjes pertenecientes a ese templo. Guardaron unos dos metros de distancia entre ellos como respeto y Sophie, quien iba detrás de su amiga, habló en voz baja.

-¡Oh! Pero qué bonito te ha quedado el peinado, Iori –Sus ojos turquesa recorrían el trenzado y los detalles florales con gran asombro.
-Eh, gra-gracias –Atinó a responder el muchacho, que iba de último en la marcha, y volvió su vista al suelo, entrelazando sus dedos.
-¿A que sí? Tómale una foto, por fis –Pidió Emma dándole su celular a la castaña, quien accedió risueña.

Sophie tomó varias fotografías, con una sonrisa en el rostro que sería imposible borrar. Es que estaba tan bonito, y no podía evitarlo, amaba ese tipo de cosas lindas. Al terminar la reunión le pediría al muchacho un peinado, no se iría sin ello. Cuando contemplaba aquella idea, tropezó con la espalda de su amiga, quien se había detenido al igual que los demás. La rubia se giró y la tomó por los hombros, sus ojos amarillos resplandecían con emoción.

-¡Soph! ¡Es la Habitación Sagrada! –Exclamó, el entusiasmo desbordándose en cada palabra.
-¡No! –Respondió la castaña sin poderlo creer, una sonrisa enorme fue abriéndose paso en su cara mientras sus ojos recorrían la puerta de madera tallada que tenían al frente.
-¡Síii! -Ante ello, Sophie empezó a dar pequeños saltos de emoción tomando a la rubia de las manos, haciendo que ésta también saltara.
-Ah, cuántas veces intentamos entrar allí –Recordó la ojiazul entre melancolía y risas.
-Y hoy, por fin, entraremos –La rubia alzó un puño victoriosa.
-Chicas, chicas, compórtense –Se burló Rayne, señalándoles con la cabeza al monje frente a ellas.

El monje abrió las puertas del salón, y los animó a entrar con un ademán de la mano y una reverencia. Ante los cuatro pares de ojos curiosos, se extendió una amplia habitación en la que los colores mármol y naranja predominaban con armonía, danzando entre las paredes y los adornos, con un suelo de madera oscura y ventanas a ambos lados por los cuales la luz solar entraba impasible. En el centro, el Monje Godai los esperaba sentado en un cojín a nivel de suelo, tranquilo, en posición de indio.

Los chicos tomaron asiento en cojines iguales, que se repartían frente a él dejando un espacio rectangular en el medio, como si hubiese una mesa transparente allí.

-Bienvenidos, mis jóvenes guardianes –Saludó, su voz denotaba los años que tenía, grave, algo cansada, aunque muy amable- Los hemos reunido hoy… -Los recorrió con la mirada- Bueno, supongo que ya han deducido la razón –Algunos asintieron, él suspiró y volvió a tomar aire-:

«Una época diferente se avecina. Fácil, difícil, eso dependerá de la situación y de cómo se decidan a manejarla. Los seres consumidos por la maldad han vuelto a surgir entre las sombras, esta vez más decididos que antes. Buscan las reliquias que encierran el poder corrompido, para imponerse sobre aquellos que queremos mantener la paz entre las partes. Y es aquí cuando ustedes, jóvenes, entran en acción. Necesitamos que pongan a disposición sus habilidades, sus poderes, su iniciativa, para evitar que todo este problema crezca y se convierta en algo mucho peor… Vidas se podrían perder si eso sucede, el mundo cederá a las sombras, pero ustedes, portadores de luz, pueden detenerlo.»

Hizo una pausa, en la que ninguno se atrevió a hablar, estaban más bien atónitos. Prosiguió:

«Su misión consiste en localizar a los Primary Elementum, jóvenes a los que, como ustedes, se les han otorgado poderes para convertirse en guardianes de la luz y la oscuridad. Ellos se encuentran esparcidos por toda la extensión de Lumina, y son cuatro como ustedes. Representan el Agua, Tierra, Aire y Fuego.

El Primary Agua, vive donde se alzan las palmas,
El Primary Tierra, donde todo florece en abundancia,
El Primary Aire, donde los vientos predominan,
El Primary Fuego, donde las cenizas caen.

Cuando estén cerca de ellos, podrán sentirlo en su interior, ya que existe una conexión entre el Primary Elementum y el Alma Lumen, según su elemento. Cada uno de ustedes presentirá la cercanía de los otros guardianes, sólo deben estar atentos a sus sensaciones.

Una vez estén todos reunidos, deberán viajar a través de los Templos que se erigen en cada región natural de Lumina, pues allí se esconden las Reliquias Tenebrae, poseedoras del poder corrompido que tanto busca la maldad. La llave para acceder a ellas son precisamente los Primary Elementum, por ello es primordial que los busquen al inicio de su viaje. Así, su siguiente misión se basa en hacerse con estas reliquias antes que los seres malvados, para evitar la mayor desgracia que este mundo podría presenciar.

Pero cuidado, su viaje estará colmado no sólo de lecciones y convivencia, sino también de peligros. Confío en que se valdrán de su inteligencia y habilidades para traspasar cualquier obstáculo. Recuerden, siempre luchen en conjunto, la unión hace la fuerza.»

El Monje Godai dio por finalizado su discurso y miró a los muchachos, unos más decididos que otros, aunque todos expresaban el mismo desconcierto y expectativa.

-Bien, es todo lo que deben saber para emprender el viaje. Mañana, a la misma hora de hoy, se reunirán aquí para empezar su recorrido, traigan todo lo que les parezca necesario, pero procuren no hacer un equipaje demasiado pesado con el cual cargar. Contamos con ustedes –Hizo una reverencia ante la cual todos correspondieron, luego sonrió- Bien, no se angustien, mis muchachos. Los he visto crecer y sé que serán capaces de lo que se propongan. Y hablando de eso… -Hizo una pausa y miró hacia el frente, es decir, a espaldas del grupo, haciéndolos voltear: Allí estaban sus cuatro maestros de la infancia- Sus maestros los llevarán a una sala especial de entrenamiento, pues es preciso conocer si han mantenido la práctica de sus poderes, si han mejorado algunos aspectos y si, quizás, han desarrollado algo nuevo.

Los cuatro chicos se levantaron y se despidieron del Monje, quien los saludó con una amable sonrisa. De alguna manera, su presencia lograba animarlos.

Todos salieron de la Habitación Sagrada y caminaron tras sus maestros, hasta llegar a una amplia sala en la que ya habían estado años atrás. Volvieron a sentarse, esta vez cerca de una de las paredes horizontales, y sus maestros de pie en la pared paralela.

-Muy bien –Habló el Maestro Kaminari- Cada uno de ustedes realizará una corta demostración de sus poderes y habilidades, para así nosotros poder evaluar su estatus y progreso. ¿Quién vendrá primero?

Los chicos se miraron entre sí.

por **Shiba** Jue 29 Dic - 23:22

- Oh, bien. - La fuerte y segura voz de Rayne resonó en la habitación. Su maestro, Igneel, atinó a resoplar en burla, ante aquel rostro que denotaba más confianza de la necesaria. - Iré primero. - El tronar de sus dedos se hizo presente, alistándose para lo que vendría después.
- Oh, Becheir... - Atinó a decir Kaminari. - Veo que no has cambiado nada. - Ante esto el semblante animado del chico cambió a uno de hastio.
- ¿Usted también? - Preguntó para después chasquear la lengua. - Lo respetaba ¿Sabe?
- Calla calefactor andante. - Intervino Igneel con seriedad. Se lo había dicho y repetido mil veces, que si con él podía bromear era porque le había dado el consentimiento. - Pasa al centro del salón.
- Claro, claro. - Resopló, pasándose una mano por los cabellos y agitándolo un poco. Para después dar unos pasos y girarse a ver a sus compañeros. - Pueden continuar con la peluquería, no es necesario que me vean. - Canturreó.
- ¿Timidez? - Preguntó Emma con una sonrisa ladeada. Sophie no tardó en mirar a Iori con ilusión. Y este solo sonrió nervioso. Después de todo, estaban en presencia de los cuatro maestros.
- Para nada, simplemente o pienso hacer más de lo que ya saben. - Se encogió de hombros y continuó hasta llegar al lugar indicado. - ¿Qué tengo que hacer? Oh, señores ayudantes del todopoderoso. - Bromeó. Cosa que a unos maestros tomó desprevenidos y los hizo lanzar un suspiro cansado.
- Solo demuéstranos lo que has aprendido. - Señaló objetos al fondo del pasillo, Rayne se acercó a estos y los observó curioso.
- ¿Y? ¿Los quemo? - Preguntó chasqueando los dedos, elementalmente los objetos de madera se encendieron, mientras que otros como plásticos comenzaron a derretirse, quedando uno más siendo hierro, el cual se amoldó en lo más parecido a un dije con el símbolo del Templo.

- ¿No está comenzando a hacer mucho calor? - Preguntó Sophie abanicándose con una mano.
- De hecho. - Emma, así como Iori la imitaron.
- Apaga eso. - Pidió la castaña. Rayne se encogió de hombros.
- Solo estoy demostrando lo que puedo hacer. - Dijo despreocupado. - Pero, no tiene que ver con esto de acá. - Señaló los objetos. - ¿Les vale con eso? - Giró el rostro hacia los maestros quienes también empezaban a sentir el cambio de temperatura; haciendo que un día fresco se convirtiera en uno de los más calurosos, como para comenzar a sudar.
- Detente. - Pidió su maestro. Rayne obedeció, y el entorno regresaba de a poco a su real temperatura. - ¿Controlas todo eso a la vez?
- Me es fácil con cualquier cosa a menos de diez metros de mí, no importa la cantidad. Pero la intensidad irá variando dependiendo de cuántos objetos sean a la vez, así mismo como la distancia a la que se encuentren. Normalmente cuando son objetos con alta oxidabilidad, los dejo a una intensidad normal, al menos que se necesite ser rápido en ello, con los metales normalmente trabajo a una mayor intensidad porque detesto esperar. Por otra parte, también uso rastreo por calor. A un radio de siete metros, puedo detectar el calor humano, puedo saber cuántos hay, pero no de quienes se puede tratar, ni su género.
- Pero enante...
- Eso es porque era el único lugar con dos personas, él cuenta como chica. - Señaló a Iori, el que quedó mirando al suelo decaido. - Así que podía, decirlo así y no me iba a equivocar, faltase quien faltase. - Explicó.
- Bien. - Asintió. - Siéntate. - Pidió tranquilo su alumno hizo lo dicho y después de esto bostezó.
- Entonces... ¿El siguiente? - Preguntó Kaminari.

por **Cris** Vie 30 Dic - 0:45

-¡Yo! Maestro –Exclamó e hizo una pequeña reverencia la joven rubia.
-De acuerdo, Emma, pasa al frente –Respondió Kaminari, permitiéndose una sonrisa, esa chica nunca dejaba de ser enérgica.
-¡Oh! Pero antes –Susurró y tomó las puntas de su cabello, llevándolas hacia arriba y sujetándolas en una parte alta de su cabeza con un gancho de cabello- Si no, se me daña el peinado –Sonrió y guiñó un ojo a Iori, jugando, quien no supo cómo reaccionar más allá de bajar la mirada nuevamente- ¡Ahora sí! –Gritó con ánimo y caminó hasta el centro de la habitación, en un extremo de la misma.

Se colocó en posición para iniciar, como siempre, ella combinaba sus ataques con movimientos gimnásticos para mayor fluidez. Calentó un poco los músculos antes de comenzar. Unas figuras de práctica bajaron del techo, de unos compartimientos.

-Ohhh, será interesante –Sophie juntó sus manos, no podía evitar emocionarse, su naturaleza risueña lo dictaba.
-Veremos un espectáculo de luces y gimnasia –Espetó Rayne, acomodándose en su sitio, aunque sonreía.
-Uh… -Iori por fin despegó su vista del suelo y la centró en la muchacha.

Emma respiró hondo, pues sus poderes tenían origen en su propia energía, y necesitaba mantenerla equilibrada. Un, dos, tres, cuatro, cinco pasos de impulso, uno más fuerte y largo que el anterior. Con el último se impulsó y saltó, haciendo un arco para caer sobre sus manos, volverse a impulsar y así hacer varios saltos seguidos hacia adelante, mientras los muñecos de entrenamiento lanzaban pequeños proyectiles que ella esquivaba sin dificultad con esos movimientos.

Seguidamente, las figuras bajaron más, acercándose a ella y en uno de los saltos se quedó en el aire y giró: En cada momento del giro, estiró un brazo y otro (dependiendo de su posición y la de los muñecos) y de sus dedos surgieron rayos centelleantes que daban contra los objetivos y los derrumbaban. Dio un último giro corto en el aire para caer de pie en el suelo.

Una vez allí, una figura a cada lado de ella se acercaron con intenciones de disparar proyectiles, ella lo permitió y apenas éstas dispararon, extendió ambos brazos y lanzó dos extensiones eléctricas que las derrumbaron, dejándoles una marca en el centro. Cuando los proyectiles se acercaron a ella, creó un campo eléctrico a su alrededor de sí misma que las chamuscó al contacto. Deshizo el mismo a los segundos y realizó una última reverencia tanto a maestros como a sus amigos.

La “audiencia” no pudo evitar dar un corto aplauso, que fue lento y respetuoso de parte de los monjes, y más anímico del lado de los jóvenes: Sophie aplaudía entusiasmada, Iori un poco más lento pero se veía impresionado, y Rayne “aplaudía” dándose pequeños golpes en una pierna, qué pereza levantar la otra mano, con la cual se estaba apoyando en el piso.

-Bien hecho. Veo que has mantenido práctica constante de tus poderes y los has mejorado notablemente –Sonrió el Maestro Kaminari, los demás monjes asintieron- ¿Y tu magnetismo? ¿Qué tal va?
-Pues, mejorando –Añadió Emma animada, estiró una mano hacia sus compañeros y atrajo a Sophie hacia ella, en una velocidad normal- ¿Ve? –Señaló a su amiga, quien reía divertida al igual que la rubia.
-Muy buenas técnicas. Tu aprendiz, a pesar de causar revuelos, tiene mucho potencial –Comentó el Maestro Nunuk a Kaminari- Ahora… Me gustaría ver a la tormenta de nieve en acción –Dirigió su vista a Sophie.
-Por eso se la he traído –Sonrió Emma dando unas palmaditas en el hombro de la castaña- ¡Vamos, quiero ver lo que puedes hacer! ¡Anda, anda! –La animó muy enérgicamente.
-De acuerdo, de acuerdo –Asintió la chica de cabellos teñidos de turquesa con una amplia sonrisa.

Emma fue a sentarse con sus dos compañeros, sus ojos amarillos fijos en Sophie y una sonrisa expectante.

-Cálmate, Chispa.
-Silencio, Celsius, que es el turno de mi Niña de las Nieves.
-No me llames así –Reprochó.
-Anyways –Le restó importancia al mejor estilo inglés, y se soltó el cabello de nuevo, revelando el peinado que le había hecho el otro chico momentos antes- Y bueno, luego seguirás tú –Le sonrió a Iori, quien no hizo más que estremecerse ante tal verdad.

por **Mar.** Sáb 31 Dic - 2:58

Spoiler:

-Bueno…- La joven se encontraba en miedo de la habitación, frente a sus compañeros y el notable jurado de maestros monjes, tuvo un poco de nervios en ese instante…ella había mejorado en esos años, pero no iba a hacer algo tan sorprendente como el resto. Soltó un ligero suspiro para sacar aquellas malas energías de su interior y volvió a reponer una hermosa sonrisa en su rostro. –Si vamos a hacer esto, lo haremos a mi forma – La chica sacó de su bolsillo su celular, hizo algunos movimientos y se lo entregó a Emma en un rápido movimiento.
-Pon Play cuando este en posición… - había dicho y se volvió al centro, en seguida cerró los ojos y la música empezó a sonar.
- ¡Oh! Esa canción…- Emma la reconoció al instante y dibujó una sonrisa divertida en su rostro expectante.

Mientras las primeras notas se escuchaban Sophie se encontraba quieta, la temperatura empezó a descender un poco, los presentes empezaron a sentir el frío. En cuanto abrió los ojos inició sus movimientos. Estiraba su mano y pequeñas figuras de escarcha aparecían y desaparecían. Sus movimientos empezaron a incrementar y con ellos la nieve a su alrededor. Hizo un giro con sus manos y en el suelo, ya cubierto por una ligera capa de nieve, empezó a formarse un pequeño muñeco.
-¡Es olaf! - soltó Emma inocentemente para luego taparse la boca con las manos, ante una mirada sutil de los monjes a su alrededor, para volverse a centrar en la joven delante de ellos, quién seguía con aquel espectáculo de figuras de hielo, escarcha y nieve.
Sophie alzó una mano y una ráfaga de escarcha se dirigió hacia el techo, lo mismo hizo con la otra y las espirales blancas no demoraron, en seguida una lluvia de escarcha y de pequeños copos de nieve empezaron a descender sobre todos, provocando una hermosa impresión de brillo.
Dio un paso fuerte sobre la nieve provocando que se transformara en hielo liso y plano. Dirigió sus manos hacia sus pies y un par de cuchillas de nieve aparecieron convirtiéndolos en patines…

¡Ahora Emma lo reconocía!, esta había sido una rutina que su amiga había realizado en un campeonato de patinaje, solo que el uso de sus poderes había sido reemplazado por efectos visuales.

La castaña siguió sus movimientos de manos con una sonrisa en su rostro, formando una especie de rutina con la canción. Con cada movimiento, cristales de hielo iban apareciendo formando una especie de estructura a su alrededor, mientras ella se deslizaba elegantemente por el centro de la habitación que se encontraba congelado e iba transformándolo en hielo. Volvió al centro de la habitación y dio un giro triple sobre su eje y al finalizar, estiró sus brazos a ambos lados de su cuerpo. Mantenía los ojos cerrados. La nieve a su alrededor se elevó hasta un punto, Sophie chasqueó los dedos, y la nieve y el hielo se disolvieron convirtiéndose en pequeñas chispas de brillantina de hielo casi imperceptible. Las cuchillas de hielo de sus zapatos también desaparecieron provocando que ella dé un pequeño brinco hasta el suelo abriendo los ojos en el acto y finalizando la presentación con una sencilla reverencia.

Emma empezó a aplaudir alegremente. Algunos de los monjes también aplaudían. Nanuk parecía orgulloso y le dedicó una sonrisa cariñosa. Los demás hicieron lo propio.
Sophie sonrío y se acercó hacia el resto.
-Fue genial Soph – la rubia se puso de pie entregando el celular a su dueña.
-Gracias
-Soph… ¿Podrías volver a hacer a Olaf?
-Claro, ¿lo quieres de mascota? – río la joven, mientras con un movimiento de sus manos, volvía a formar el pequeño muñeco de nieve, pero en una escala menor.
-Sí, además quiero cantar la canción.
- ¿Y si hacemos un muñeco? - dijo melódicamente la castaña con un deje de diversión.
- ¿Y si mejor lo derretimos? - Rayne había intervenido. Emma, que estaba a su lado, estiró su mano y con un dedo tocó el hombre del rubio provocándole un pequeño choque eléctrico.
-¡Auch! ¡Esto es agresión!
-Soy culpable de crueldad animal. Lo siento – soltó sarcásticamente Emma. Soph soltó una risa.
-Bueno, bueno, niños…- Nanuk se había puesto de pie e interrumpido aquella charla con unas palmadas. –Creo que es hora de que el último de ustedes se presente. – y le sonrío amablemente al joven restante. Iori, había aprovechado aquel momento y se había entretenido creando una nariz especial para el pequeño muñeco, pero ante las palabras del monje se puso rígido y giró lentamente hacia su maestro, que desde su asiento le dedicó una mirada y asintió con la cabeza. El pelinegro suspiró y se colocó de pie. Emma, se había vuelto a sentar y Sophie pasó a su lado, no sin antes detenerse.
-Buena suerte – le animó con una sonrisa –lo harás bien.

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Algo cortito...espero que me puedan entender~

por Nya Sáb 31 Dic - 14:44

Conforme daba pasos, notaba su corazón acelerarse pues su mente prácticamente estaba vacío de ideas. Sus poderes no eran tan impresionantes como los de sus amigos que mostraban belleza y poderío.
Y conforme repasaba sus sentidos en busca de una salvación, se hizo un silencio demasiado incómodo que estaba provocando ya un revuelo en su estómago y poco a poco iba cobrando mas presión. Parecía que podía oír hasta los latidos de todo el mundo, hasta la suave brisa que se provocaba al respirar.
- Iori. - Habló su maestro. - Haz lo de siempre. -
El nominado lo miró dudoso. Volvió a darse la vuelta y respiró profundo, con una mano en el pecho. No iba hacer mucho pero era mejor que nada y siguiendo el consejo de su maestro, tan solo cerró los ojos e hizo lo mismo de siempre: llamar a sus amigos.
Alrededor de los pies de Iori, comenzó a crecer los brotes de plantas y en pocos segundos ya había un césped decente que iba extendiéndose por toda la sala mientras también empezaban a florecer flores amarillas. Las paredes las recorrían trepaderas de tonos violáceos y anaranjados mientras que delante de Iori estaba creciendo un árbol a una velocidad muy acelerada y rápida hasta convertirse en lo que era en un floreciente árbol de cerezo. Básicamente, un espectáculo de flores que recordaba a la primavera. Un paisaje digno de los campos florales de Holanda.
- Listo. - Se rascó la cabeza mientras otra mano la escondía en la espalda. Al notar la mirada de tonos un leve tono rosado apareció en sus mejillas, uno casi imperceptible y que sin embargo, le hacía adorable.
Emma y Sophie saltaron enseguida a abrazarlo, Emma en especial le acariciaba la cabeza con la mano mientras restregaba su mejilla en las de él.
- Has crecido tanto... Recuerdo cuando antes solo hacías florecer cositas chicas. -
- Nuestro Iori se hizo mayor. - Siguió Sophie.
- ¿Que? - La cara de Iori se descompuso entre vergüenza y perdición. No estaba muy seguro de como reaccionar. - Basta ya. - Dijo, aunque de una forma muy poco imperativa y que solo daba mas ganas de contradecir.
- Aún no. - Dijo Emma. - De hecho tienes las mejillas muy suaves. -
- A ver a ver. - Sophie inmitó a la rubia.
- Chicas... - Llamó Rayne. - Eoooo~ Estoy aquí por si no recuerdan. - Pero no recibió la atención. - Sería una lástima que quemase todo. -
Y por arte de magia las dos chicas, rayo y hielo, le lanzaron miradas al mismo tiempo, como una serpiente cazando su presa.

por **Mar.** Mar 3 Ene - 1:08

-Bueno mis niños…- Los maestros intercambiaron una mirada y asintieron a la vez, los cuatro muchachos se quedaron expectantes antes las palabras del monje Kaminari. –Es con orgullo que les digo, que nos han dejado gratamente sorprendidos. El manejo de sus técnicas ha mejorado muchísimo a comparación de sus épocas de estudiantes. Nosotros ya no tenemos más que enseñarles ahora, el progreso de sus poderes será en base al esfuerzo que le han dedicado. Ustedes, jóvenes, aun podrán alcanzar perfeccionar todas sus técnicas incluso encontrarán poderes que jamás se hubieran imaginado, pero eso lo irán descubriendo en el viaje que están por emprender. Nosotros ya no tenemos nada más que hacer más que velar por su seguridad. Pueden confiar en nosotros y siempre serán bienvenidos en este lugar con los brazos abiertos.
-Ow – aquello fue una expresión de emoción que reprimía Sophie ante aquellas palabras, sentía que nuevamente se estaba graduando de la escuela y eso la emocionaba mucho. Emma tenía también una sonrisa en el rostro, las palabras de su maestro resonaban en ella y lograban conmoverla un poco.
-¿Incluso a mi monje? – la expresión vino de Rayne quién tenía una sonrisa zorruna y una mirada de orgullo por su reconocimiento.
-¡Silencio tostadora! – Igneel saltó desde su lugar -¡Qué te he dicho de la confianza! ¡Más respeto por favor!
-Sí, sí – restó importancia el chico sin sacar la sonrisa de sus rostros.
-Sí joven Rayne, incluso a usted lo recibiremos con los brazos abiertos – respondió el primer anciano con voz cancina.
-Ahora debemos despedirnos – inició a hablar Nanuk.
-Nanu ¿no vendrán mañana a despedirnos? – Soph se había sorprendido y con aquella pregunta también había captado la atención del joven Iori quién, observó la castaña y luego le dirigió una vista a su maestro.
-Pues…- el hombre dibujó una sonrisa en su rostro y asintió con la cabeza, eso fue un alivio para la castaña.
-Entonces nos veremos mañana.
Los monjes se despidieron con una reverencia antes de desaparecer por una de las puertas del salón. Los jóvenes habían salido del salón y empezaban a recorrer el templo.
-Aún recuerdo las aventuras que teníamos por aquí – inició Emma mientras pasaba su mano por encima de la pared de mármol.
-Es cierto, la pasamos muy bien. – siguió la castaña. Ambas iban delante de los dos muchachos, Rayne llevaba los brazos detrás de la cabeza y Iori solo mantenía la vista en los jardines a un lado del templo.
-¡Ya sé!- Emma se giró hacia los muchachos haciendo que su amiga se detuviera junto a ella -¡Vamos a comer! ¿Qué dicen?
-¿Ahora? – preguntó el rubio.
-Sí, vamos a ponernos al tanto. Aún es temprano.
-¡Si! Yo tengo algo de información de rayito, pero nada de los demás y no es justo. ¡Apoyo la noción.
-Bueno…yo…
-¿Ustedes invitaran?
-¡No empieces tostadora! – mientras los rubios empezaban una pequeña discusión, Soph se giró hacia el otro joven.
-¿Qué dices Io-chan? ¿Puedes ir? – El chico la observó un tanto sorprendido por aquel apodo pero luego sonrío y asintió.
-Creo que estaría bien charlar un poco
-¡Eso es genial! ¿Entonces…? ¿A dónde iremos?
Y así, los cuatro muchachos se alejaron de la entrada del templo, entre risas y discusiones.

•••
Los rayos empezaban a resplandecer en las calles de la ciudad con más intensidad, era un día fresco, templado e iluminado. Un día perfecto de otoño diría Sophie, quién ya se encontraba con mochila en mano y a punto de colocarse los patines para marchar a su primer destino.
-¿Segura que no quieres que te lleve papá, hija?-
-No mami, gracias. Puedo llegar sola.
-Pero traes la maleta…
-Má no te preocupes, en serio. Estaré bien. Y además, caminaré bastante con la mochila, así que sería lo mismo que ahora.
-Ay… ¿Segura que estás llevando todo lo necesario? – La mujer tenía la mirada de angustia en el rostro mientras observaba a su hija colocarse de pie con la mochila en la espalda.
-Sí.
-¿Ropa abrigadora?
-Traigo la chompa en la cintura má.
-¿Repelente? ¿Protector solar? ¿Sombrero? ¿Ropa demás?
-Mami tranquila- La joven se acercó hacia su madre y colocó sus manos en sus hombros, con los patines era incluso un poco más alta que ella -Todo está en orden. Llevo lo necesario. Estaba lista y preparada para su viaje, y lo mejor era que su maleta no era más grande de lo normal. La mujer soltó un suspiro y sonrío.
-Es que no puedo creer que te vayas… y lo peor es que es un tiempo indefinido.
-Lo sé, pero estaré de vuelta antes que te lo imagines – y dicho esto, la abrazó. La madre hizo un gesto con la mano sobre su frente, realizando el signo de la cruz, y besó su mejilla antes de volver a abrazarla
-Mi bebita se va – habló con voz dramática.
-Ya mami, no respiro-

•••
Minutos después, ya se encontraba en camino hacia la estación de tren. Colocó nuevamente sus audífonos con su playlist y siguió su rumbo. No se había detenido en ningún momento hasta que empezó a ver la cercanía del templo, visualizó su reloj de la muñeca: estaba a tiempo. Avanzó con los patines y vio las escaleras de la entrada aproximarse. ¿Lo haría o no lo haría? Sonrío para sí. Lo haría. Tomó un poco más de impulso y dio un salto y empezó a patinar sobre las rampa de un lado. Estaba por caerse pero tomó el último impulso y llegó al piso con una elegante pose.
-¡Muy bien! ¡Eso fue excelente mi pequeña Elsa! – la joven se volteó. Allí de pie, se encontraba Emma aplaudiendo de forma entusiasta y con una sonrisa en el rostro.
-Siempre a tiempo – río la chica.
-En realidad Soph… -La rubia señaló a su espalda y la castaña alzó la vista, sus dos compañeros se encontraban allí, de pie.
-Llegas tarde –
-¿Eh? ¡Incluso la calefacción andante me ganó! – chilló la joven con un ligero puchero.
-Ya, ya. Descuida pequeña. Al menos llegaste a tiempo. - sonrió la rubia –Y por cierto, que linda te ves. Estás totalmente preparada. – Sophie sonrío. Ese día había optado por un estilo completamente casual y cómodo para su viaje: un jean azul, una camiseta blanca con letras en negro, una camisa atada en la cintura de color turquesa y sus botines negros infaltables que los llevaba en la mochila.
-Tú igual, luces genial – Emma por su lado, llevaba un pantalón negro ajustado que realzaba su figura, botas marrones hasta antes de la rodilla y una blusa floreada.
-Sí sí, todos lucimos sensacionales.- intervino Rayne un poco cansado por la falta de atención de parte de sus amigas.
-Oww se puso algo celoso el niño – río Emma y Soph la siguió.
-¡Sin patines en el templo Sophie! – la voz de Nanuk la hizo sobresaltarse.
-Lo siento mucho Nanu – río la joven girándose hacia su maestro, junto con él llegaban el resto e monjes. Sophie se agachó para quitarse los patines y cambiarlos por sus botines. Cuando estuvo lista, se colocó junto a los demás chicos, que se habían reunido frente a sus maestros…
-¿Están listos? - la voz del maestro de Iori había traído su atención y sus palabras quedaron en el aire.

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Es todo lo que mi cerebro da~ ¡Es hora de la aventura!

por **Shiba** Miér 4 Ene - 23:15

- Como para quemar el templo entero, oh sí. - Respondió el rubio, quien después de un suspiro cansado por parte de su maestro también recibió un headshot (?, con un bloque de madera del mismo. Nada para matarlo, pero si para hacerlo caer sentado y con la frente roja. - ¡Eso es violencia! - Lo acusó.
- No me digas. - Con eso, los demás no evitaron mostrar una pequeña sonrisa
- Hoy comienzan una nueva etapa. - El maestro de Iori observó apacible al cielo, después de todo, él tanto como los demás sabían que podían confiar en aquellos jóvenes, porque fuesen como fuesen, eran personas que jamás se rendían y siempre daban lo mejor de sí mismos, y podían relajarse sabiendo que el futuro estaba en manos de ellos. - Espero, que no solo tengan éxito en su búsqueda sino que tengan un buen viaje lleno de experiencias, y buenos recuerdos.
A Iori le embriagó una sensación de nostalgia, su maestro siempre supo como animar ante la adversidad con palabras suaves y de sabiduría.
- Les deseamos mucha suerte. - Esta vez fue Nanuk quien los miró con atención.
- ¿No está muy dramático esto? - Entonces, otro bloque fue a parar a la frente del rubio dejándola más roja.
- A todos, menos a ese. - Sonrió Igneel con tranquilidad.
- ¿Y... En qué nos vamos? - Preguntó Emma emocionada.
- Oh, eso es algo que ustedes deben de escoger, recuerden que sus instintos les guiarán. El templo solo se encargará de los gastos. - Comentó el maestro de la chica.
Rayne estaba a punto de decir otra cosa, pero fue interrumpido por su maestro.
- Por favor, lo dejará más idiota y ya no nos servirá. - Se burló la rubia con una pequeña sonrisa ocultada por su mano.
- ¿Nos ha servido alguna vez? - Preguntó Sophie, aparentando inocencia.
- Cuanta razón. - Emma aparentó sorpresa.
- ¿Saben de quién están hablando?. - Dijo el rubio. Iori solo reía un poco nervioso de aquel espectáculo.

▬

- ¿Cómo te sientes? - Igneel se acercó un momento a Rayne, les habían dado unos momentos antes de comenzar el viaje, para recorrer el templo y no olvidasen su objetivo. Aunque en realidad solo los querían retener un ratito más como bueno padres adoptivos que eran(?.
- Siento que se me parte la cabeza por tu culpa, anciano. - Se quejó sobando aún su frente la había bajado de un rojo intenso a un rosa fuerte.
- ¿En serio te sientes bien? - Volvió a preguntar. Rayne hizo una mueca.
- ¿No escuchas lo que te digo? - Su maestro insistió con la mirada. - Mejor que ayer.
- ¿Nervioso?
- Un poco. - Observó la palma de su mano. Él lo sabía no estaba preparado para ello. - Sabes que aun fallo controlando mi propio poder.
- Y para eso también es este viaje pequeño Oxi. - Lo tomó de los hombros. Rayne sacó la lengua en asco por aquel apodo. - Tus amigos te ayudaran a ello. Lo sabes, aunque ellos no lo sepan ¿Verdad? - El joven resopló, y con una sonrisa vacilante entre ironía y pesar, contestó:
- ¿Sabes que me dejé golpear a propósito, no? - El anciano se le burló y le dio un leve zape.
- Lo sabes. - Lo soltó dejando sus brazos a la espalda con paz. - Y sé que estabas tan atento a decir estupideces que no viste llegar esos golpes. Idiota. - Con ello su maestro se alejó. Sabía que sus compañeros seguramente también estarían hablando con sus propios maestros. Por lo que solo regresó a la entrada.

▬

- ¿No les emociona? - Preguntó Emma juntando las manos y después juntando las de ella con las de Sophie. - Es la primera vez que viajamos juntos en metro. - Sonrió.
- Es verdad. - Afirmó la castaña. - Los maestros son más tradicionales hasta con el transporte, siempre fue en coches antiguos del templo cuando hacíamos algún viaje.
- A mi no me permitieron traer a mi bebé. - Se quejó Rayne.
- ¿Eres padre? - Preguntó Iori con inocencia y con los ojos abiertos de par en par. Rayne esbozó una sonrisa.
- Sí. Es hermoso, se parece a mí.
- ¿Y la madre?
- Nos abandonó. - Fingió llanto. Y entonces sintió una pequeña descarga en su espalda. - Me siguen maltratando.
- Te lo mereces por mentiroso. - Emma se cruzó de brazos. El chico volteó la mirada y regresó a su plática con Iori.
- Tengo una motocicleta, Igneel me la prohibió puesto que es una búsqueda donde debemos de estar juntos, y bla bla bla...
- Drácula. - Comentó Sophie sonriente.
- Hotel Transilvania. - Acolitó Emma. - Es una maravilla. blah blah blah... - Se burló en referencia a lo anterior, solo recibió mala mirada del perjudicado.
- Fue idéntico. - También dejó salir una sonrisa burlona. - Por cierto ¿Saben a dónde nos dirigimos? - Los demás se encogieron de hombros. - ¿De quién fue la idea de entrar al metro con una dirección cualquiera?
- Tuya... - Le recordó el rubio.
- Ah... - Observó al exterior, tratando se no sentirse mal por ello.
- Juju...
- Vamos, lleguemos a dónde lleguemos, igual debemos de recorrer todo Lumina. - Le animó Emma. A lo que Sophie sonrió, también al notar la sonrisa serena, delicada y de apoyo de Iori.
- Gracias.

no sé que hice (?
si está mal me dicen y lo borro, lo cambio, lo que sea (?

por Nya Jue 5 Ene - 11:35

El paisaje cambiaba rápidamente y eso aterraba a Iori, pues la aventura salía completamente de su rutina, era algo que suponía quizás demasiado emoción para él hacia lo desconocido y solo le quedaba confiar en sus compañeros a los cuales no veía desde hace años. Estaba demasiado nervioso.
- Iori. - Llamó Emma.
- ¿Si? - Su corazón se aceleró solo de escuchar su nombre, pero al menos su voz lo estaba disimulando bien.
- Cuentanos de ti. - Dijo con una sonrisa dibujada en su rostro. - Ya sabes, que has estado haciendo estos años. - Añadió.
- Pues yo... - Y hubo silencio.
No sabía que decir ni por donde empezar así que mientras buscaba una respuesta, plantó la mirada en sus regazos. Comenzó a jugar con sus manos mientras pensaba a toda máquina con tal de decir algo.
- Lo están presionando. - Dijo Rayne apoyando una mano en su cabeza aunque prácticamente estaba apoyando todo su cuerpo en él.
- Calla. - Sentenció Emma. - ¿Te incomodé? - Tomó las manos de Iori.
- No es eso. - Sacudió la cabeza. - Es que no hice mucho. -
- Por lo menos cuentanos por que vistes así. -
- Te dije que te calles. - Le dio un chispazo a Rayne (?) - Aunque también tengo curiosidad. -
- ¿Es raro? - Se rascó la nuca avergonzado. - Siempre he vestido así. - Y los tres miraron incrédulos.
- Y-ya... -
- ¿Me queda mal? -
- ¡No! - Respondió inmediatamente Emma.
- Pero te hace mas femenina. - Intervino de nuevo Rayne.
- ¡Que te calles! -
- Oigan, ¿y si vamos a por comida? - Sugirió Sophie. - Algo light para pasar el tiempo. -
- Hecho. - Respondió instantáneamente Rayne.
El rubio desapareció tras el siguiente vagón a una velocidad increíble a pesar de que no estaba corriendo. No pasaron mas de cinco minutos hasta que volvió y le extendió una mano a Emma.
- ¿Que quieres? -
- Limosna. Caridad para los pobres. Salve su alma con un buen acto. (?) -
- ¿Debería? - Le preguntó a Sophie.
- No se. - Rió. - Preguntale a Iori. Y se giró para mirarlo.
- Io- Dejó su nombre a medio terminar, pues Iori lo miraba sonriente, no de gracia, si no con una sonrisa sincera, amable y ajeno al mundo. - ri... - Siguió sonriendo. Pero demasiado intenso. - Vamos no sean así conmigo. - Dijo rindiendose.
- Está bien, solo por esta vez. - Dijo Emma pasando la "black card" (?) Una vez que el rubio se fue, echaron a reír. - Bien hecho Io. - Rió.
- ¿Que hice? No entendí nada. - Su sonrisa pasó a confusión y solo provocó mas risas en especial a Emma.

- Joven, ¿te puedo ayudar? Pareces desanimado. -
Rayne suspiró. La tarea del barman no solo consistía en servir y mantener limpio su puesto, pero además hacer aliviar a todo pasajero de la vida.
- Tengo tres problemas grandes. -
- ¿Mujeres? -
- Aja. - Se sentó de la forma mas ofensiva y despreocupada posible.
- Quizás necesitas un trago. -
- Lo que necesito ahora es comida. Digame ¿que tiene? -
- ¿Que es lo que le gusta? -
Rayne pensó antes de responder y esbozó una sonrisa.
- ¿Que es lo que tiene que pique? -

¿Que hice? Yo no se, yo no se, que es lo que quiero aser (?)

por **Shiba** Vie 6 Ene - 1:19

Con un carrito, Rayne llegó con algunos platos de comida.
- No se acostumbren a que sea el mesero. - Dijo tranquilo.
- Uhh... - Pronunció Emma al ver la comida. - Adoro la primera clase. - Aspiró por la boca sabiendo que pronto estaría degustando de algo delicioso.
- Ya te puedes retirar. - Dijo Sophie haciendo un ademán a Rayne el que frunció el ceño. - Bueno, si tanto desea la plebe, unirse a nosotros...
- Que honor... - Masculló Rayne con sarcasmo.
- ¿Qué es? - Preguntó Iori, las chicas habían tomado cubiertos y escogidos sus platos, mientras que él había esperado para ver si era de su agrado o no. El rubio lo observó tomando un platillo, y lo detuvo.
- No, espera. - Pidió, y le acercó otro. - Este es mejor, en serio. - Iori lo miró confundido y después de tomar un cubierto, no dudó en tomar una porción de aquello. Es verdad, estaba muy bueno, pero había un problema, había una ligera sensación de...
- ¡Pica! - Chilló Emma tapándose la boca. Y observando el carrito por algo bebible. - ¿Te atreves a hacernos esto? - Amenazó al rubio con la mirada el que solo sonrió de lado. Especialmente cuando vio a Sophie en el mismo estado. Hasta que vieron el jarro de jugo, el que sirvieron en vasos y usaron para calmar aquella sensación, y con un poco de la ayuda de los poderes de Sophie a eliminarla.
- Oye... Solo pedí mi comida favorita... Picante. - Se encogió de hombros.
- Pero es demasiado... - Se quejó Sophie.
- Ah, bueno, pedí unos con un poco de más... Ustedes saben... - Le restó importancia con la mano.
- Pero entonces... - Alarmada Emma observó a Iori, el que se notaba bien, aunque un poco confundido. Y entonces suspiró en alivio. - ¿Soportas el picante? - Preguntó.
- No está tan fuerte... - Contestó. La rubia pidió permiso con su cubierto, el que Iori dio sin mayor problema, y de hecho, no estaba casi nada picante.
- Es verdad... - Y entonces observó a Rayne con todo su odio(?.
- ¿Qué tienes contra nosotras? - Preguntó Sophie inflando las mejillas. Rayne solo rió.
- Es divertido verlas así. - Las señaló como si estuviera presentando algún teatro. Y luego se acercó a Iori. - Él es inocente. - Le palmó la cabeza, Iori solo se quedó quieto con las mejillas rosadas. A veces sentía extraño que le dieran trato especial, fuese el motivo que fuese.
- No se vale, siempre lo has tratado mejor.
- Porque ustedes no provocan ser bien tratadas.... - Dijo y depositó un corto beso en la cabeza del chico femenino (?. El que sintió su cuerpo desfallecer ¿Por qué? ¡Él también era hombre!
Sophie por su lado se sonrojó por la escena, y dejó escapar un leve gritito fan-gril(?.
Y Emma quedó con la mirada obscura, como si hubiera visto la entrada al agujero negro(?.
- ¿Qué están viendo mis ojos? - La rubia le mandó un chispazo a Rayne, más que nada, porque sabía que estaba incomodando a Iori. - No seas así con él. - Ordenó mientras abrazaba lo que del chico casi inconsciente (?.
Rayne solo rió, a pesar de recibir aquella descarga, las reacciones le dieron gracia.

- Se va a esconder bajo la mesa (????. -

por **Cris** Sáb 7 Ene - 18:48

-Y tú, Soph, ¿Por qué gritas? -Preguntó Emma algo confundida.
-Es que... -Sus ojos turquesa brillaban de emoción y tenía una mano en cada mejilla- ¡Fue tan kawaii!
-Que ha sido Rayne, ya con eso se le quita cualquier ternura... -Reprochó la rubia- Y perturba al pobre Io.
-Es de nuestra edad, no tienes que hacer de mamá con él -Se quejó el ojirojo, más que todo por que, una vez más, le disgustaba que sólo pusieran cuidado en el otro muchacho.
-¡No hago de mamá! Es sólo que míralo -Lo señaló con una mano, el pelinegro se reincorporaba, con clara vergüenza en el rostro- Es inocente, y llegas tú a molestar.
-No exageres.
-No exagero.
-Que sí.
-Y además compraste comida que no podemos ni tragar. ¡Con el dinero del templo!
-Bah, esos viejos tendrán como reponer los gastos, por algo se ofrecieron.
-Ya te veo derrochándolo en otra estupidez, o puchero.
-Que yo no hago las cosas así.
-Pues eso parece.
-Chicos... -Interrumpió Sophie, ambos rubios voltearon, estaban que echaban chispas... Bueno, Emma lo hacía.
-¿Qué? -Preguntaron al unísono.
-Habrá que comprar más comida... Tengo algo de hambre -Rió nerviosamente ante la mirada de ambos- ¿Por fis? -La rubia suspiró.
-Iré yo -Dijo la "chispa veloz"- Compraré algo más comestible.
-Bla, bla, bla -Rayne rodó los ojos.
-Dráculaa -Canturreó Sophie, riendo, y miró a su amiga- ¿No necesitas que te acompañe? -Ella negó.
-Quédate con ellos, no quiero dejar a Io con Mr. Explosión -Dijo con ironía.
-Oh, de acuerdo, los cuidaré, no te preocupes -Sonrió la castaña dulcemente. Y la rubia se alejó.

...

-Lleva diez minutos que no viene -Se quejó Rayne- Qué mal servicio.
-Debe ser que hay muchas órdenes de comida... -Se atrevió a comentar Iori, en un tono suave y bajo.
-Espero que llegue pronto -Sophie se sobó la barriga, la cual emitió un leve sonido- Qué hambre.
-Aunque si no llega, mejor -Rayne se recostó en su asiento.
-Oye, no seas así -Rió la chica de hielo.
-Es que se pone odiosa, y yo no he hecho nada -Dijo sarcásticamente- Soy un santo -Canturreó.
-Bien que tú tienes parte de culpa -Dijo ella sonriente.
-Bueno, que nadie pone reparo en mí, tengo que hacer presencia -Dijo despreocupadamente.
-Claro que sí, nos preocupamos por todos -La ojiturquesa posó una mano en el hombro del muchacho con suavidad, y le dedicó una linda sonrisa. Él se la devolvió.
-¡Llegué! -Exclamó de repente Emma, con un carrito. Se quedó unos milisegundos mirando la escena- Ohhh, tiene sentido, hielo calmando a la dinamita -Sonrió divertida, ante lo cual ambos se separaron.
-¿Qué trajiste? -Sophie se inclinó hacia adelante, por el aroma que llegaba a ella, ya lo adivinaba.
-¡Pizza! -Gritó la rubia con entusiasmo, descubriendo una de las cajas que estaban sobre el carrito, el cual colocó frente a ellos y tomó asiento al lado del grupo de chicos.
-¡Yay! -Exclamó risueña su amiga y tomó un trozo.
-¿No es poco saludable para una gimnasta? -Preguntó Rayne.
-Nos podemos dar nuestros gustos -Puntualizó sonriente la mencionada- Y usted no hable mucho, señor deportista.
-Bueno, es que... -Iba a replicar el rubio, pero fue interrumpido por Emma.
-¡Pero algo importante primero! -Rayne la miró con mala cara por haber cortado su frase, pero ella sólo dirigió su mirada al pelinegro- ¿Estás bien? ¿No te hizo nada este loco? -Preguntó mirándolo con atención.
-N-no, no pasó nada -Atinó a decir Iori, lo había tomado por sorpresa, y se arreglaba las mangas de su túnica para comer.
-Uf, menos mal -Dijo ella aliviada- Ten -Le extendió el pedazo más generoso que tenía esa pizza.
-Gracias... -El pelinegro sonrió con las mejillas coloradas, no se acostumbraba a ser tan bien tratado.
-¡Oye! Yo iba a agarrar ese -Reprochó Rayne, Emma sólo le sacó la lengua y tomó un trozo de pizza.

Sophie los miraba desde su lugar, riendo, era la única que había aprovechado de comer y ya iba por el tercer trozo. Sus ojos turquesa recorrían la escena, aunque en su mente se veía distinta: Los estaba imaginando con diversos cosplay, oh sí, los disfrazaría algún día. Sonrió traviesa para sí.

por **Mar.** Mar 10 Ene - 17:06

Las horas pasaron y los jóvenes se mantenían en aquel vagón. Al principio había sido relajante, incluso hasta divertido, pero las horas empezaban a matarlos. Sophie había optado por sacar su cuaderno y empezar a escribir, Emma se encontraba entretenida con el celular recostada sobre el hombro de la castaña y Rayne intentaba dormir en su asiento, mientras Iori leía el libro que Sophie le había prestado, algo que quizás no era muy a su gusto pero lo entretenía.
-Me aburro…- Rayne seguía con los ojos cerrados pero tenía la voz cansina y quejosa.
-Pues no seas burro – la respuesta había surgido de ella sin siquiera tomar el mayor interés de girarse al rubio.
-Mal chiste. – habló Soph mirando a su amiga.
-Espantoso. – prosiguió el rubio que ya se había reincorporado en su asiento.
-Faltó el Ba dum tss
-Ni el grillo quiso salir.
-Ya, paren los dos. – esta vez Emma bajó el celular. Sophie río.
-Que amargada eres chispita – Rayne habló, su voz había salido juguetona con dejo de reto y ella lo había entendido. Emma alzó su dedo haciendo que salten un par de chispas.
-¿Quieres ver que tan divertida puedo ser?
-No, gracias…
-Deberíamos jugar algo. ¿Qué opinan? – animó Sophie interviniendo en lo que podía transformarse en una pleito en el que probablemente más de uno saldrían dañados.
-¿Qué quieres jugar? -Emma se giró a su amiga. Sophie sonrío y tomó su mochila, de dónde sacó un paquete de cartas.
-Siempre bien preparada.
-Pues claro, hay que aprovechar cada momento- respondió divertida.
-¿Y a que jugamos? – Preguntó Rayne mientras frotaba sus manos y colocaba una sonrisa zorruna en sus labios.
-¿Naipes?
-¿Ocho locos?
-¿Casinos?
-¿Póker? – las chicas se giraron al rubio y lo observaron por segundos…
-Naah. Creo que ocho locos está bien- sentenció Emma.
-Bien – Sophie empezó a barajar. Colocaron el carrito de la comida como mesa en medio de los cuatro.
-¿Plantita, juegas?- Sophie alzó la vista encontrándose con los ojos azules del pelinegro, sabía que él no era de mucha participación y que hubiera preferido centrarse en su lectura, pero de igual forma asintió con la cabeza. Sophie empezó a barajar.
-Bien ¿Y qué pasa con el perdedor?- empezó Rayne recibiendo las miradas de todos los presentes. – ¡Oh vamos! Sin apuestas no es divertido. ¿Qué tal si apostamos prendas?
-Paso – dijeron al unisonó las chicas.
-Aburridas. – el rubio se cruzó de brazos.
-¿Entonces, juegas o no?
-Sí, sí. Reparte.
Jugaron durante una hora aproximadamente, Rayne había iniciado con racha vencedora pero luego Sophie y Emma empezaron a ganarle y sorpresivamente, el gran final se lo había llevado Iori ante un Rayne sorprendido y los aplausos de parte de las dos muchachas.
-Bueno, bueno…- Sophie había empezado a recoger las cartas cuando su vista se fijó en la ventana, allí empezó a ver que la civilización volvía a aparecer, y sintió algo. Un extraño presentimiento que apareció de forma fugaz.
-¿Soph? ¿Estás bien?-
-Sí, lo siento. Me distraje. Por cierto… creo que deberíamos bajar en la próxima estación.

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Vale, algo rápido.
La idea es hacer que ellos tengan una pequeña aventura antes de empezar a encontrar al primer Pri. Tengo la idea de que empiecen algo así como una búsqueda de gato y ratón.
Cuando estén por encontrar algo...paff. Desaparece.
También creo que va siendo tiempo de que se encuentren con señales del mal o algo similar.
Les dejo ideas~ yo no puedo más!

por **Shiba** Mar 17 Ene - 0:53

Sin oposición por parte de alguno, se hizo lo que recomendó Sophie, pues tampoco le veían razón continuar en el metro si nunca iban a bajarse.
- Hubiésemos alquilado un auto. - Dijo Rayne una vez bajaron.
- Para que lo pierdas, no gracias. - Bromeó Emma, los otros dos rieron bajo ante la expresión de gorila que puso el rubio.

Subieron a la superficie, dónde se encontraron una vez más con la civilización y una de las zonas más comerciales de Lumina.
Aquello cohibió a Iori, si la simple mención de aventura lo sacaba de su rutina, algo como ese lugar no lo mejoraba.
Rayne dejó escapar un silbido que no pasó desapercibido.
- No sé, pero, algo me dice que nos tardaremos mucho. - Comentó, a lo que comenzaron a caminar por la vereda.
No era sorpresa ver personas correr por los repentinos descuentos, y tampoco era extraño que los lugares más ostentosos tuvieran un ambiente más tranquilo.

- Que raro... - Murmuró Sophie para sí, Iori alcanzó a escucharla y con un gesto suave la observó. Sophie sintió la presión de responder, fuese como fuese, aquello podía con ella más de lo que quisiera(?. - Tuve una sensación, de que era necesario que nos bajásemos, pero... De alguna manera, ha ido desapareciendo una vez que llegamos.
- ¿Será que debemos de regresar? - Emma observó hacia el camino recordaba, seguía el metro. Sophie negó.
- Era esta bajada.
- Bueno... - Quedó pensativa. - No estamos lejos de otros lugares, por lo que parece que deberemos explorar.
- ¿Por dónde comenzamos? - Preguntó Iori observando el rededor, era demasiada gente, y muchas más transversales y desvíos. Podían terminar en cualquier parte.
- Si alquilásemos un auto sería más rápido. - Insistió Rayne en manera de insinuación. Los demás solo lo miraron, y después se miraron entre sí.

por Nya Mar 31 Ene - 14:16

En el templo, las cosas eran diferentes. Había pausa, había silencio y había tiempo para detenerse. Lugares como aquel en cambio, eran todo lo contrario, todos se movían tan rápido que aunque nadie lo notase, una demencia se asentaba lentamente en el cerebro de todos, esperando a una debilidad para romper el alma que no podía procesar la velocidad de un mundo tan eficientemente rápido.
Allá donde la mirada terminase, la gente caminaba deprisamente de lugar a otro mientras que los autos se esforzaban en ir a una velocidad absurda con largos y altos pitidos sin sentido, como si fuera la solución a todos los problemas.
- ¿Seguro que sabes conducir? - Inquirió Emma
Rayne tan solo hizo un "ok" con la mano, entrando en el asiento del piloto. Por supuesto, el auto era descaramente de buena categoría, sin entrar en el mundillo del lujo, pero igual ninguno de los tres le había parecido buena la idea infrenable del rubio.
- No pienso ir de copiloto. - Se quejó Emma.
- No puedes pedir a Iori que vaya. - Respondió Sophie acercando al nominado.
- Podrías ir tu. -
- A piedra papel y tijera. -
En ese momento la ventanilla del auto se bajó revelando la cara cansada de Rayne.
- ¿Que hacen? - Preguntó.
- Decidir el destino de nuestras almas. - Sentenció Emma. - Tu no lo entiendes (?)
Al final de la batalla (?) Sophie fue la elegida para sentarse en el asiento del copiloto. No tardaron en incorporarse a la carretera, a una ruta completamente aleatoria que de vez en cuando la teñida elegía que curva tomar pues había algo que le estaba indicando donde ir, algo mas profundo que simple intuición y que aun así era demasiado inmaterial para ser algo completamente cierto.
- ¿Y ahora? - Preguntó Rayne.
- No se... - Iba a decir algo pero se arrepintió. - No se. -
El conductor paró el auto, no sin antes poner las luces mágicas de "puedo parar en cualquier lugar con estas luces, palabra de dios".
- Llevamos un buen rato dando vueltas. -
- ¡Es que no se! - Volvió a repetir.
- No se peleen. - Pidió Iori. Con aquella agonía en el rostro, los dos enseguida obedecieron. - Dijeron que el camino se abriría a nosotros. -
Y tras aquellas frases, siendo obra del destino, el edificio al lado del auto estalló en llamas tan grandes, que apenas se podía ver las plantas finales mas altas del edificio. Y mientras observaban como el mundo quería deshacerse de sus habitantes humanos, a lo lejos ya se auguraba la llegada del cuerpo de policía.

Yep, una conti por mes.

por **Cris** Sáb 18 Feb - 15:19

-Oh, no... -Los ojos turquesas de Sophie contemplaban con horror el gran incendio.

En ese momento, perdió el sentimiento de intuición que había estado teniendo todo este rato, aquello la desalentó un poco, pero pensó que lo mejor sería tratar de ayudar a las personas del edificio, luego retomaría su búsqueda.

-¿Qué hacemos? -Preguntó.
-Creo que sería algo imprudente ir allí y que todos nos vean utilizar nuestros poderes, ¿No? -Dijo Emma, analizando la situación.
-Entonces hay que ser discretos -Respondió su amiga- Pero necesitaremos agua... -Miró sus manos- ¡Ya sé! Rayne, ven conmigo. Tú y yo apaciguaremos las llamas. Iori, Emma, traten de encontrar la causa del incendio -Dicho ésto, se alejó con el rubio.

Corrieron con rapidez hasta acercarse a un punto donde estaban seguros de las llamas, pero lo suficientemente cerca como para actuar.

-¿Puedes controlar la intensidad de ese fuego? Mientras sea menos el que tengamos que apagar, mejor -Le pidió Sophie.
-Veamos.

El chico esbozó una sonrisa de suficiencia y, extendiendo sus manos hacia el fuego, comenzó a surtir efecto en las enormes llamas que consumían la edificación, las cuales bajaban de intensidad conforme pasaban los segundos. Su rostro denotaba concentración, su ceño estaba fruncido. Su compañera observaba con admiración el acto.

-¡Genial! Ahora sólo debemos apagar el resto... Hasta que lleguen los bomberos... Pero cómo... Mmmm... ¡Lo tengo!

Extendió sus brazos y de sus manos surgieron varios espirales de hielo que rodearon el edificio por toda su extensión, se ayudó con el humo para que su poder no fuese avistado.

-Bien... Ahora, necesito que generes una onda de calor que derrita el hielo -Sonrió Sophie con decisión.
-¿Crees que esto apague todo el fuego?
-Al menos la mayoría, sí.
-¿Y el interior del edificio?
-También me encargué de eso.
-Vale...

Rayne hizo uso de sus poderes y, al instante, las masas de hielo empezaron a resentirse del calor y se derritieron, creando agua que poco a poco apaciguaba el fuego a su alcance.

...

Por otro lado, Iori y Emma esperaron a que ellos extinguieran parte del fuego para ingresar en el edificio. Para entrar en él, se ayudaron de grandes ramas entrelazadas que creó el chico y accedieron por una de las puertas de vidrio de la planta baja.

-¡Cool! -Elogió Emma al bajarse de la ramificación que pronto se deshizo bajo orden de su creador.
-Gracias... -Dijo algo apenado el chico, con un tono sonrosado cubriendo sus mejillas.
-Qué tierno -Los ojos amarillos de la chica brillaron- Oh, bien, bien, a concentrarse... Veamos, algo me dice que el incendio lo causó algún corto circuito, un fusible o algo así... Debemos dirigirnos al cuarto de máquinas.
-De acuerdo -Asintió Iori, quien estaba tan acostumbrado a una vida tradicional que todos esos conceptos lo dejaron descolocado.

Corrieron por varios pasillos, siguiendo la intuición de Emma, y efectivamente encontraron el cuarto de máquinas de la construcción. Al entrar, pudieron vislumbrar una sombra que se deslizó y se perdió de vista unas puertas más allá.

-¿Qué dem...? -Susurró Emma.
-¿Nos habrá visto?
-Por suerte, parece que no... Creo que ya se iba. Entonces, el corto circuito fue provocado -Dijo con molestia, adentrándose en el lugar.

Pronto, escuchó el acostumbrado sonido de chispas chocando entre sí y se giró de inmediato: Como supuso, varios fusibles de la máquina conectada a cables que sustentaban a todos los pisos superiores estaban semi-chamuscados y despedían electricidad sin parar.

-Retrocede -Le pidió la rubia al chico, quien obedeció de inmediato.

Respiró profundo y se movió con armonía, piernas y brazos colocados en una posición específica. En ambas manos sólo dejó estirados el índice y el medio, los demás dedos se mantenían cerrados. Dio otro movimiento, esta vez avanzando hacia el lugar electrificado y extendió uno de sus brazos, el cual empezó a absorber la energía excedente de la máquina.

La joven respiraba controladamente mientras recibía la energía eléctrica, la cual parecía recorrer su cuerpo a través de su brazo y abdomen, pues pasó hasta el otro lado y salió por su otra mano, esta vez como una bola de electricidad. Volvió a una postura normal y fue reduciendo el tamaño de la bola que había creado hasta que se desvaneció, lo poco que quedó de energía de ella, la absorbió la chica.

-Increíble... -Musitó Iori, ciertamente impresionado, aunque no sabía que lo había dicho en voz alta.
-Oh, no ha sido nada -Le restó importancia Emma, sonriéndole- Vamos.

Salieron del cuarto de máquinas y las sirenas de los camiones de bomberos inundaron sus oídos, parecía que habían llegado hace unos minutos.

-Tenemos que salir de aquí -Dijo ella divertida, tomando la mano de Iori y trotando por los pasillos por los que habían llegado ahí.

Se desviaron un poco para no salir por la puerta de vidrio principal, sino más bien por una ventana en un costado del primer piso.

por **Shiba** Miér 22 Feb - 19:11

No pasó mucho tiempo para cuando los guardianes se volvieron a reunir, en el mismo punto de partida, el lugar dónde se encontraba el auto, el cual estaba lo suficiente alejado del edificio, y todavía más importante de los ciudadanos curiosos.
Y por suerte la llegada de los bomberos al lugar solo atraía más la atención, por lo que tenían la libertad de hablar sin nadie alrededor.

- ¿Provocado? - Pregunto Sophie ante lo que su amiga contaba.
- O eso sospecho, después de todo, no había nadie más. - Quedó pensativa.
- Un cortocircuito, a cualquiera le pasa. - Rayne se encogió de hombros.
- Pero hablamos de un edificio entero. - Recordó Emma, el rubio solo quedó callado rascando su cabeza, le importaba poco si era la misma torre Eiffel, después de todo... ¡El parquímetro tenía tiempo de vencimiento, no podían quedarse ahí todo el día! (?
- ¿Deberíamos de investigar? - No muy convencido, pero siempre del lado de lo justo, Iori, preguntó aquello de tal manera que los tres restantes lo observaron extrañados. - Podría ser obra de... ¿Enemigos? - Se explicó nervioso. Le estaban mirando demasiado.
- Si ese es el caso, estaríamos obligados a ello. - Sophie suspiró pesadamente, mientras que Emma se cruzó de brazos pensativa.
- ¿Deberíamos de ahondar en esto?
- ¿Por qué no? - Sonó la voz de Rayne. De hecho, cuando lo vieron sus ojos parecían brillar.
- ¿Tienes fiebre? - Se aventuró a preguntar la rubia, en broma, Sophie hasta la tomó la temperatura con su mano.
- Está hirviendo. - Retiró la mano en seguida, sacudiendo como si de hecho se hubiera quemado.
Rayne, hizo una mueca desconforme y quedó con cara de gorila mal genio (?.
- En primera, poseo una temperatura mayor a la de ustedes, en tú caso, más cubo de hielo. - Le picó la frente con el dedo índice.
- ¡Oye! - Se quejó Sophie. No al hecho de que le hubiera dado un golpecito, sino que sintió cómo la temperatura había aumentado, solo en ese punto. Rayne solo sonrió en burla. Sophie solo quedó tranquila, sabía que se la devolvería.
- Y además... Supongo no tiene nada de malo hacer un bien por la comunidad. - Se encogió de hombros.
- Aja... - Emma se acercó a Iori y comenzó a murmullar. - Recuerdo que cuando íbamos al templo, a veces se quedaba leyendo novelas policiacas...
- ¡Ah! - Iori recordó inocente. - Es verdad, algunas veces me dejó leer con él. - Sonrió. Emma también lo hizo pero en burla, no era misterio para ninguno de ellos que el rubio tenía afición por los temas detectivescos. Y esto hizo que sus mejillas se enrojecieran de pena, pero con un rostro que denotaba enojo.
- ¿Vamos o no? - Preguntó haciendo ademán de subir al auto. - El parquímetro está próximo a vencer... - Con ello, unas cuantas risas se vieron a relucir, y aunque no tardaron a acercarse, se detuvieron.
- ¡Esperen! - Pidió Emma sacando su celular.
- ¿Qué pasa? - Preguntó Iori.
- Pues... - Sonrió ampliamente, algo que Sophie comprendió a la perfección, y por lo que imitó su expresión.
- ¡Sí! - Asintió. Y tomó de la mano a Iori para colocarse cerca de Emma.
- ¿Qué? - Preguntó inquieto. No comprendía que pasaba.
- Tú solo sonríe. - Le quitó importancia.
- Y tú ven. - Llamó a un Rayne que tenía un tic en el ojo.
- No jodas...
- Apúrate. - Él chasqueó la lengua, y a paso rápido se colocó cerca, para cuando se dio cuenta, estaban apegandose para que entraran completos (?
- Creo que ahí sí. - Sonrió Emma, y un sonido seguido de una pequeña lucecita, capturó a los cuatro en una imagenm con una Sphie y Emma felices, un Iori tranquilo pero confuso, y un Rayne aburrido (?.

No tardaron en subir al auto y salir del lugar.
- Para el recuerdo. - Emma le mostró la foto a Iori, el que simplemente la quedó mirando.
- Está negro...
- Ah... - Dijo al notar que la pantalla estaba justamente como la describió Iori, después de tocar un botoncito, pudo ser capaz de mostrarle la foto como era debido.
- ¿Qué hacemos ahora? - Preguntó Sophie observando a sus compañeros de atrás.
- Desapareció de la nada... así que... - Emma quedó pensativa dejando su celular a Iori. Total en esas manos nunca correría peligro (?.
- Regresar a la escena del crimen sería lo adecuado. - Aseguró Rayne.
- ¿En la noche? No habría nadie, y solo tendríamos que esquivar las cintas de no traspasar.
- Además hay mucho humo ahora. - Secundó la castaña.
- ¿Que hacemos mientras tanto? - El rubio detuvo el auto al ver el rojo.
- Este es un lugar comercial, hay mucho que hacer.

por Nya Lun 13 Mar - 6:13

De todos los edificios, el centro comercial era mas destacable por ser el lugar donde se reunían muchos comercios en una sola construcción y que aun así en lugar de derribar la competencia, hacía que hubiera mas y mas gente alrededor. Básicamente en un solo día era imposible visitar todas las tiendas.
- Emm... - Iori jaló de la ropa de Emma con suavidad. - ¿Es necesario que estemos aquí? - Dijo en voz baja.
- ¿Te preocupa? -
- Es que... - Miró a un lado; tienda de ropa interior femenina. Miró al otro lado; una tienda de lencería. La vergüenza no se esperó en hacerse notar. Emma no pudo evitar reír sanamente y no tardó en consolarlo.
- Es normal. - Iori ladeó la cabeza dudoso. - ¡Ya se! -
- Oh no. - Intervino Rayne.
- ¿Quieres probarte algo? -
- Lo sabía. Lo vas a traumar, es un hombre. -
- Esta bien, está bien. - Le quitó importancia con la mano. - Nadie se dará cuenta de que es chico. Mira que linda que es~ -
Y ciertamente, aunque sabía que eran hermanos de armas, cuanto mas miraba, mas se daba cuenta de que realmente, Iori pasaría el resto de su vida siendo confundido.
- Después de todo, siempre creíste que era una chic -
- Basta. - Interrumpió el rubio (?)
- No seas aguafiestas. - Dijo Sophie. - Vamos Iori, ¿prefieres vestido o jeans? -
Las dos chicas comenzaban a intimidarlo y en un intento se salvarse, deslizó miradas a Rayne quien por supuesto lo vio, pero se estaba debatiendo internamente que hacer en ese momento.

por **Shiba** Jue 16 Mar - 23:28

Apenas unos segundos, parecían la eternidad misma en aquellos ojos azul profundo que le miraban suplicantes por ayuda.
Iori era sin duda, su opuesto; por tanto, la relación que llevaban tenía su complejidad, pues él mismo, lo había confundido en un pasado por una chica, una muy linda, habría que añadir. Y ese momento, era el indicado para redimirse, para hacer comprender al mundo que su compañero, su amigo, su hermano, no era una mujer.
Aunque tenía el vago presentimiento de que después se arrepentiría, tomó aire con fuerza y con todo lo que dieron sus piernas, tomó a Iori del brazo y salió corriendo de ahí. Dejando a Emma y Sophie perplejas ante aquello.

El centro comercial era grande, y no solo era fácil entrar sino que también lo era el esconderse, o perderse.
Salir, ese es otro tema.
- Creo que aquí no llegaran las garras de esas brujas. - Rayne enfocó la vista y observó de un lado a otro. Si los buscaban, lo que era poco probable, se tardarían en encontrarlos.
- Eh... - La voz de Iori llamó su atención y lo mirí en serguida. - Gracias, me salvaste de una. - Sonrió de manera gentil, Rayne quitó importancia con un gesto.
- Era algo que no podía permitir. - Él también sonrió, era elmomento perfecto para aquel saludo de buenos amigos al hacer algo bien, pero se vieron interrumpidos.
- ¡Oh! Mira que linda pareja ¿No te recuerda a nuestra juventud? Cariño. - Una mujer al lado de su esposo, se notaba su avanzada edad, pero todavía iban de la mano, con algunas cuantas blosas de compras en las manos desocupadas.
- Ah... Ser joven... Aún lo somos, linda. - Le contestó contentó.
Los dos muchachos solo se quedaron mirando y sus rostros de encendieron de la vergüenza de ser confundidos.
- ¿No se ven perfectos? - Un grupo de chicas pasó cerca.
- Yo quisiera tener un novio así. - Exclamó una. - Que me tome de la mano y nunca me suelte.

Y entonces cayeron en cuenta. Rayne no lo había soltado, y seguramente eso había ayudado a tal melentendido.

- ¡Lo siento! - Dijo inmediatamente al soltarlo. Iori, por otro lado solo quedó pestañeando un poco y luego escondió sus manos tras su espalda.
- Si.. Bueno... Ya pasó... - Y como si nada hubiera pasado, continuaron caminando a una distancia que dejaba en claro, andaban juntos, pero que no eran nada más que amigos.

- ¿No has pensado en cortarte el cabello? - Preguntó Rayne, se había comprado un Mocachino helado, mientras que Iori había preferido un helado de cono.
- Mm... - El pelinegro quedó pensativo, realmente no veía mucho la necesidad de ello en dónde vivía. Por lo que simplemente negó.
- Deberías...

Un llanto... y un choque.
Eso los hizo observar hacia abajo, una pequeña niña con los ojos surcados en lágrimas había tropezado con las piernas del rubio, pero no tan fuerte como para caerse ni lastimar a la niña.

- ¿Qué ocurre pequeña? - El ojirubí se agachó a su altura, y mantuvo una expresión calmada, Iori hizo lo mismo, al notar que la pequeña volvía a llorar.
- Mamá... - Alcanzó a exclamar antes de que sus quejidos regresaran, los dos guardianes se miraron, y suspiraron.
- Tranquila. - Pidió Iori. - Te vamos a ayudar a que encuentres a tu mamá ¿Bien?
La pequeña lo miró, ya no se quejaba, pero todavía estaba el camino de lágrimas en sus mejillas.
- Pero mamá me ha dicho que no confíe e extraños...
Ellos se volvieron a ver y sin saber que hacer, hicieron muecas de duda. A lo que la niña infló las mejillas en desconfianza.
- Nosotros... No... - Trató de explicar el pelinegro.
- Somos algo así como superhéroes. - Dijo el rubio sonriente, Iori lo miró extrañado.
- ¿Superhéroes? - Los grandes ojos infantiles brillaron con inocencia e ilusión.
- Por supuesto... - Codeó levemente a Iori, necesitaba que le siguiera la corriente.
- Exacto. - Acarició la cabeza de la pequeña y cuando paró le mostró una flor frente a ella, quién sonrió complacida y la tomó encantada. Pero luego Iori la ayudó a colocarla en el cabello sobre la oreja, después de limpiar su rostro. - ¿Qué dices?
- ¿Me ayudan a buscar a mamí? - Preguntó feliz. Los chicos asintieron y volvieron a incorporarse.
- Entonces... - El rubio sintió un halón en su pantalón y miró hacia la culpable. - Dime... - Ella levantó los brazos dando a entender lo que quería. Rayne resopló, pero le dejó su mocachino a Iori un momento para subir a la pequeña a su brazo, y luego volver a tomar su bebida, que ahora era cargada por la pequeña.. y que de hecho... al paso del tiempo se la fue terminando.
- ¿Dónde viste a tu mamí por última vez? - Iori la miró. Ella señaló una tienda, que ahora gracias a la altura del chico, podía diferenciar.
- Vamos allá.

- ¿Ves que pareja tan linda? - Murmuraron tras de ellos.
- Y su hija. Es demasiado adorable.
- Pero se parece a ella..
- Nah, creo que más se parece a él.

Otra vez... Habían sido confundidos, y sus rostros nuevamente se volvieron a enrojecer.

No era así... Las ideas solo fueron saliendo... nunca supuse hacer tanto... Lo siento (?

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