Re: [Roll]A Puppet world

por **Shiba** Miér 27 Ene - 23:25

Ella botó aire en decepción y apoyando las manos en el asiento, en una posición rígida, se notó que su ofensa fue más grande.

- Esta noche estaba esperando un verdadero banquete, y consigo solo la remenda de cuarta, y ahora tú, eres nada romántico. Eso es doloroso.
- ¡Ah! ¿Quieres que sea romántico? - Alexander se inclinó hacia ella, y Angelique se asustó, Solo estaba jugando.
- Espera, espera. Dijiste que morirías así. - Ella se alejó de la misma manera.
- Puedo hacer una excepción.
- Ah... - Ella se quedó muda un momento y luego sintió un empujoncito en su brazo que dramatizó de más casi cayéndose del asiento.
- Eres una dramática. Sabías que eso iba a pasar. - Él se reincorporó. Ella se rió por lo bajo al no querer hacer un escándalo una vez se sentó correctamente.
- Eres peor que yo. - Lo miró con diversión, él solo levantó una ceja, lo que ella interpretó como una interrogante del porqué, pero no le respondió eso. - De todas maneras, te prefiero así, yo tampoco lo soy. - Aceptó, él ya lo sabía e igual se hizo el sorprendido. - No me digas nada.
- No, no lo iba a hacer. - Volvió su mirada a la luna, así mismo Angelique lo imitó. - Así que... ¿McDonals sí?
- Todo, menos eso ¿Entendido?
- Que eres una quisquillosa, sí.

Se quedaron en silencio durante el siguiente minuto, cada uno se había enfrascado en sus propios pensamientos. El jardín poseía suficientes aromas a rosas para perderse en los mismos con la pequeña brisa que corría, era tan pura que su frescor solo alimentaba la pereza de no querer moverse de ahí.

- ¿Tenemos que regresar al "banquete"? - Preguntó Angelique de la nada.
- Tú no si no quieres, pero yo tengo que soportarlo por fuerza.
- ¿Y quién lo dice? ¿Un pendejo engreído?
- Definitivamente, sí. - Contestó con desgano, ella se volvió a reír.
- Déjame estar alejada un poco más de la señora Foster y sus preguntas.
- ¿Cuál es la excusa luego? - Alex respiró profundo, solo la idea de regresar no era agradable. Ella se quedó pensando.
- Estreñimiento. - Dijo finalmente, él asintió dando el visto verde.

Página seis!!
[Roll]A Puppet world - Página 6 Original

[Roll]A Puppet world - Página 6 Original

por **Mar.** Dom 19 Sep - 0:58

Oscuridad completa. Los tambores empezaban a retumbar en una sinfonía rítmica generando intriga. El estrado se encendió, iluminado solo con par de antorchas, la atención de los presentes puestos en la figura que aparecía en medio del escenario cubierta por una capa negra, la iluminación no dejaba notar si se trataba de un hombre o una mujer. Estiró los brazos y un grupo de figuras más aparecieron a su alrededor. Los tambores cesaron por un instante y el silencio inundó el lugar hasta que un grito melódico retumbó en el salón y con este, los tambores y otros instrumentos empezaron a sonar. La multitud empezó a vitorear, en el centro del escenario algunas jóvenes danzaban al son de la melodía, aquella que recordaba a un estilo de la región de arabía. Las mujeres traían velos sus rostros, pero bailaban sincronizadas, dando saltos y contagiando a la multitud con aquella alegría.
Ellos observaban todo desde el público, un poco descolocados por la sorpresiva actuación, pero contagiado del buen ánimo.
- ¿Dónde estaban? – preguntó el rubio acercándose a la pareja.
-Por ahí
- ¿Vieron? Se animó el show -dijo con una gran sonrisa. -Pero no encuentro a Eli…
-Ahí – Angelique sonrió y señaló el escenario. Los dos chicos siguieron la dirección y algo hizo clic…
Las bailarinas habían terminado su coreografía y abandonaban el escenario. Una flauta melodiosa reemplazó a los tambores y unos velos cayeron desde el techo. Una silueta se coló detrás de ellos mostrándose a contra luz. La música empezó nuevamente con tambores, campanadas y flauta, y entre las telas salió ella, cubierto medio rostro con un velo de tul y usando un vestido blanco largo y llena de adornos dorados. Empezó a bailar y enredando su pierna a las telas. Fue escalando ante las miradas atónitas de los presentes, jugaba con las telas mientras ascendía y realizaba algunas piruetas, no eran tan complejas, pero la novedad causaba admiración en el público. Cuando estaba en la cima, observó a la multitud y por un momento, algo llamó su atención, una silueta negra con capa que parecía verla fijamente, sus ojos se clavaron en una piedra escarlata que se encontraba en su pecho, pero en un segundo, en cuestión de un parpadeo, había desparecido. Sacudió su cabeza para volver a concentrarse en la pirueta que estaba por hacer y siguió: Se enrolló la tela en la cintura y se dejó caer lo suficiente para quedar a centímetros del suelo dejando a los presentes con un grito ahogado. Las luces parpadearon y de pronto, Éliary se en contra en el centro del escenario junto a las otras bailarinas para terminar con una ligera coreografía rítmica moviendo las telas como si fuesen velos.
El lugar explotó en aplausos y una las jóvenes hicieron una reverencia antes de marcharse.

-Deberías cerrar la boca -soltó con sorna la pelirroja. Ambos jóvenes la voltearon a ver. Unos instantes después, Eli saltó hacia ellos, aún usando su vestuario y con un ramo de rosas en sus brazos.
-Chicos – se le notaba aún agitada, pero con una gran sonrisa.
-Salió muy bien, los ensayos no eran nada comparado a esto.
- ¿De verdad? Es que hicimos algunos cambios de ultimo momento. – sonrió satisfecha de su trabajo y del elogio de su compañera. -¿Y ustedes? ¿No dirán nada?
-La vida es muy corta, hay que disfrutarla – Y aquí es dónde deberían sonar el badan tss de la batería, finalizando el mal chiste del pelinegro.
-Sí bueno…- Eli se giró hacia el rubio.
-Has estado espectacular y te ves muy lindas – dijo con una sonrisa, haciendo que la joven le devolviera el gesto. El rubio hizo el ademán de decir algo más pero antes de que este pueda decir algo, un grupo de chicas jóvenes se acercó a Éliary cautivando su atención. Poco después, regresó con ellos y los cuatro jóvenes decidieron volver a lo que, hasta ese momento, era su hogar.

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En la profundidad de sus sueños, dónde no podía tener control, la oscuridad se hacía presente. Ella volvía encontrarse sobre el escenario, las telas caídas y la luz de las antorchas iluminando más de lo normal. La multitud a sus espaldas empezaba a hacer bastante ruido: aplausos, gritos, silbidos. Se giró, pero se encontró con marionetas sin rostros. Dio un paso atrás de la impresión.
- ¿Te has divertido lo suficiente, mi niña? – la voz de una mujer. Eli buscó con la mirada y allí, entre la multitud de marionetas, se abrió paso la silueta con capa negra y piedra escarlata que usaba como broche. Alzó lentamente la cabeza dejando ver el rostro blanquecino y los labios carmesí de una mujer de largos cabellos negros que se escapaban de la capucha de aquella capa. - ¡Es hora que despierten del sueño! ¡ES HORA! - sentenció. Pero antes de que Eli pueda responder o siquiera reaccionar, la mujer se desvaneció dejando un chirrido. Éliary se tapó los oídos y de acto reflejo cerró sus ojos, aún podía escuchar el chillido desgarrador. Luego un silencio sepulcral que duró unos segundos. De pronto oyó gritos, muchos gritos. Abrió los ojos y vio a la muchedumbre quemándose, entre las siluetas pudo ver un rostro que a ella le pareció familiar, aquella niña caminaba directo hacia las llamas. Éliary intentó correr tras ella, pero algo se lo impidió. La oscuridad había cubierto sus piernas y sus brazos y no podía soltarse.

-Éli…

-Éliary, despierta…

- ¡Éliary! –

Abrió los ojos de golpe, Ángel la despertaba zarandeándola, Cris entró por la puerta a toda prisa.

- ¿Despertó? ¡Vamos, no hay tiempo! - casi a zancadas se colocó las botas, tomó sus armas de debajo de su almohada y sin pensarlo salió detrás de Cris y Angelique. En la puerta Alex los esperaba con su espada lista.

- ¿Qué está pasando? - pero la pregunta se respondió sola. Desde la puerta se podía ver el fuego que se alzaba desde el centro de la ciudad, la gente gritando y un chillido que a Éliary le pareció familiar.

-Vamos.

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Me disculpo por la larga espera y el cringe que se pueda originar en esta continuación, esto incluye la disculpa si hay algo que no combina con sus personajes. So sorry, llevo un año sin escribir creo xD Acepten, que es lo que hay.

por **Shiba** Mar 5 Oct - 1:53

Las llamas que como mariposas revoloteaban en pleno vuelo, iban incrementando con facilidad su poderío sobre el terreno vasto de incendiarios; colores brillantes imposibles de opacar por la multitud enloquecida, que gritaban y corrían en todas direcciones en busca de una salida, imposible de alcanzar por la imposición del fuego mezclado con humo asfixiante.
- ¿La señora Foster? - Preguntó Angelique, sabía que estaba dentro de la casa, y que aun estaba lejos del alboroto, pero aun así lo soltó.
- No te vas a preocupar por eso ahora... ¿O sí? - Alex miró a la pelirroja, quien simplemente dejó notar una expresión de culpa ante ello. - Estará bien. - Le consoló un poco, aunque sabía que no la había convencido.
- ¿Estamos seguros de que es obra de una marioneta? - Preguntó Cris, habían empezado a correr hacia las llamas, mismas que caían de un lado a otro y esquivaban de manera posible.
- El lugar es demasiado tranquilo para que un borracho lo inicie. - Respondió Éliary con distracción, su mirada se centraba a todos lados y ninguno al mismo tiempo, buscando por algo de lo que no estaba segura.

Antes de lo esperado fueron interceptados por un grupo de personas que intentaban salir y pedían ayuda, Alex les indicó el camino de manera rápida como buen soldado jubilado (?, y cuando se vieron libres de ese grupo continuaron su camino encontrando más a la vuelta, bucle que se repitió hasta un momento en el que ya no supieron dónde estaban. el humo había ocultado el cielo y las pequeñas casas de referencia, a penas se podían reconocer entre ellos entre el rojizo resplandor que deprendían y el resplandor del sudor por angustia de no saber como continuar, era como si el pequeño pueblo que conocían se estuviese burlando de ellos.

- Definitivamente, no fue un borracho. - Retomó la palabra el pelinegro al observar a sus amigos, que parecían tan cansados como él mismo, y hasta mucho más en el caso de Angelique, quien parecía que primero se pegaba un tiro antes de abrir la boca en ese lugar.
- Pero si es una marioneta, no es una común. - Explicó Éliary, intentando recordar esas características de sus apuntes aprendidos.
- La ciudad... - A penas pronunció Angelique, Cris le había prestado un retazo de tela para que filtrara mejor el aire.
- ¡Diane! Ella nos advirtió. - Continuó Cris con duda.
- ¿Pero...? - Le alentó el pelinegro a que continuase.
- Pero nunca dijo nada de algo como esto. Ahora mismo es como si en lugar de intentar retenernos, quisiese...
- Matarnos. - Concluyó Angelique, se la notaba en mal estado por su falta de resistencia. Los tres sabían que no era buena idea para ella, pero tampoco era mejor dejarla sola.
- Debemos regresar. - Alexander hizo otro intento de escrutinio para encontrar una salida sin mucho resultado, y eso a diferencia de la posada no era una ilusión. Hasta que un movimiento que contrastaba con la vívidas llamas contrastó en un azabache perfecto. - ¡Abajo! - Gritó, siendo obedecido por sus compañeros, que en el apuro consiguieron uno que otro raspón, en los que nunca repararon al tener un enorme cuervo volando sobrevolando sobre sus cabezas e inclinando las llamas con su vuelo. En ese momento se tuvieron que deshacer de sus capas incendiadas.
- Otro chiste así y no lo contamos. - Cris observó que su entorno era lo mismo, fuego y humo por todas partes, era un laberinto.
- ¿Plan? - Éliary miró al pelinegro, pero ya se imaginaba lo que le diría, porque era una situación extrema.
- Correr. - Planos en ese pensamiento los demás asintieron, se levantaron y dieron marcha suelta a sus piernas, siendo perseguidos en las alturas, por el cuervo que no hacía más que recordarles que aquel infierno podía ser su última visión de algo, lo que sea que fuese aquello.
Y de pronto, todo había cambiado, rodeados por las llamas, el humo se había dispersado, dejando ver el cielo nocturno, aún sin tener una sola idea de dónde se encontraban, todo tembló y comenzó a mecerse como un yate en altamar. hasta que el suelo deformado por la calamidad los hizo caer en una rampa de tierra llena de piedras que los tropezó más de una vez hasta el húmedo lodo del escondido subterráneo de la ciudad.

- ¿Estamos vivos? - Preguntó Eli, levantándose de un tirón, su vestido rasgado y sucio eran la última de sus preocupaciones ante todos los morados que dolerían al día siguiente, tanto a ella como a sus compañeros.
- Definitivamente no. - Contestó Alexander, se notaba que no tenía ninguna gana de levantarse, apenas había alcanzado a Angelique antes de empezar a caer, a diferencia de los demás había perdido la conciencia en plena caída por la asfixia que aun sentía; para su propia suerte no tardó mucho en recobrarla una vez tocaron el suelo.
- Bueno ¿Estamos muertos? - Recompuso su respuesta.
- Definitivamente sí. - Esta vez contestó Cris que tuvo que usar un poco más de fuerza a la acostumbrada para ponerse en pie.
- ¿Cómo nos hemos librado? - Preguntó Angelique una vez estuvo en pie, y quedando en shock al instante de haber terminado la misma pregunta.
- Dudo que nos hayamos librado. - Respondió el rubio, quien como nunca podía escucharse levemente agotado por todo el ajetreo sin razón.
Frente a ellos se alzaba aquella pequeña ciudad que conocían, mucho más grande y aterradora, mucho más peligrosa y mortífera, mucho menos compasiva e inútil: Un monstruo de cuatro patas y cuatro cabezas reptilianas agitaba su gran cola como un látigo hacia el suelo a su propio rugido de despertar. Aquella era la marioneta que les habían advertido de manera tan pobre.

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Se miraron entre ellos sin entender realmente lo que tenían en frente, todos los pueblerinos que habían conocido habían desaparecido en la espalda de la marioneta de tipo C, si es que la podían llamar así, pues era una marioneta que contenía más en su interior, casi que podían pensarse en reinventarse la clasificación. (Nah, mentira, que pereza)

- Cuando nos dijeron que la marioneta era la ciudad me suponía algo más humano… - Dijo Eli tratando de bromear, lo que no le salió muy bien ante la mirada de sus amigos. - ¿Qué? Estoy tan impresionada como ustedes.
- Realmente no hay mucho tiempo para juzgarte ahora. - Dijo Alex mientras intentaba asimilar el siguiente movimiento a hacer, contra una cosa de ese tamaño, por mucho que se movieran no iban a poder hacer mucho.- Hay que distraer a esa cosa. - Observó la espada que aún conservaba de la exhibición, y la realidad fuese dicha, eso no servía de nada, y para esa cosa necesitaba algo más explosivo.
- No le veo ninguna marca. - Dijo Angelique disgustada consigo misma, pero por más que buscase esa era la verdad, no había nada apreciable. La criatura rugió y se empezó a mover, y así como su tamaño colosal, sus movimientos también eran pesados, pero así mismo su pesadez hacia que a cada paso, aunque fuese corto, todo temblase a su alrededor. Pero en cuanto sus cabezas se unieron para lanzar un gruñido que los mandó a volar varios metros, se podía apreciar un tipo de puzzle gracias los colores de vidrios, roca y madera que lo conformaban. - Una espada. - Aseguró la pelirroja siendo la última en levantarse con la ayuda de Eli.
- Dudo mucho que sea alguna de las que cargamos. - Hunter observó cada una, tanto la de Alex y la de él eran meras espadas de entrenamiento antiguas y brillantes, pero ligeras por todo el afilamiento por el que habían pasado muchos años. Un sello como a los que conocían de antemano no eran así, prácticamente se mantenían intactos en el tiempo; unos más escondidos que otros.
Alex miró a Eliary y preguntó con calma de anciano.
- ¿Cuántas balas y cambios te quedan?
- No mucho, aquí no venden cartuchos del mismo calibre y la serpiente gigante del otro día se llevó gran parte de ello. - Alex asintió en comprensión.
- Te lo dejo a ti entonces,
- Espera ¿Qué?
- Angelique, tú… intenta seguirle el paso a Eli… - Le pidió dejándola a su supervivencia por ese momento.
- Lo intentaré. - Fue lo único que dijo sintiendo ya la presión que eso significaba y literalmente se quiso prender de la nombrada pero lo evitó porque iba a ser un estorbo.
- Hunter. - Observó al nombrado y se sentaron entre sí. Las ventajas del entrenamiento diario que tuvieron juntos había servido para mejorar su comunicación y trabajo en conjunto. - Este puede que nos cueste un poco.
- ¿Un poco? Que optimista. - Se alegró el rubio, Alex no es que se viese muy animado por ello, en su lugar estaba ya agotado de todo lo que había hecho, y más le agotaba saber que había más que hacer.
- Solo vamos. - Suspiró, y junto con Hunter comenzaron una carrera hasta las patas de la ciudad, donde con ayuda de ventanas, terrazas y espadas, lograron escalar.

Eli por su parte tuvo que hacer uso de su mejor puntería para dar en las partes que sabía podía hacer algo: los vidrios de las cabezas; mismos que se podían identificar como los ojos, de esa manera evitó que los chicos recibiesen algún cabezazo certero y que se centrara en ella dos.
- ¡Bien! - Celebró girando la pistola. Angelique temblaba señalando a la criatura, que parecía comenzar a prepararse para una carrera. - O no tan bien… ¡Vamos! - La tomó de la mano y empezó a correr junto a ella no sin antes mantenerse disparando hasta que observó que ambos chicos ya habían subido completamente a la marioneta. - Esta me las cobro cara. Si llegamos a mantenernos completos, claro.

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- ¿Crees que vaya a quedar así cuando sea sellada? - Preguntó Hunter. Alex se encogió de hombros. Era el escenario de una ciudad en cenizas, destruida por la intención de alguien, pero no tenía la apariencia de haber sido por avaricia o diversión, era otro el objetivo.
- No tengo idea, pero aparenta haber sido apropósito.
- Sí, pero ¿Quién y por qué?
- Tampoco sé. Pero no quiero tener que reparar otro lugar.
- ¡Por aquí! - Apresuró Hunter que corriendo fue hasta los escombros de un techo de madera, de ahí ayudó a salir a una chica que reconocieron. - ¿Diane? - Se sorprendió mientras la ayudaba a mantenerse en pie pasando su brazo sobre sus hombros. Ella tosía por la inhalación de ceniza.
- Te ves… gris. - Le dijo Alex, Diane se aclaró la garganta para poder hablar.
- Alguien activó la marioneta, esto nunca había ocurrido. - Volvió a toser, se escuchaba rasposa. Alex y Hunter se observaron entre sí.
- ¡El titiritero! -
Diane negó.
- No lo creo, si hubiese sido él, lo hubiera hecho desde antes ¿No creen? El objetivo de esta ciudad no es matarlos, es encarcelarlos para siempre. Por eso no entiendo quién lo ha hecho, o como si quiera lo hizo.
- ¡Es cierto! - Reaccionó Hunter. - Tú tienes más tiempo aquí que nosotros Sé que dijiste que no se encontraba en la ciudad, pero nosotros creemos que sí ¿Sabes de alguna espada que sea el sello? - Preguntó, Diane volvió a negar.
- De saber del sello hace tiempo lo habría hecho… pero, si realmente creen que está aquí… Hay una pequeña rima que es cantada a veces por los niños cuando juegan, es común escucharla todas las mañanas deben conocerla: “En el corazón, alumbra con emoción, para poder cantar una canción.” No sé si tenga algo que ver, pero es el único lugar de todos los que alguna vez visité, en donde se la escucha
- ¿El corazón? - Se lo pensó Hunter. - ¿Esta cosa tiene corazón? - Miró hacia abajo, era pura calle de piedra. Todo temblaba, y sentían el suave desplazamiento. - Definitivamente no. - Miró a Alex quien parecía buscar algo con la mirada de un lado a otro.
- ¿Qué buscas?
- Una bomba.
- Aquí no hay bombas…
- Pero hay cañones… y todo es diversión.- Le recordó y ambos volvieron a mirarse. - No…
- Es lo que hay. - Le sonrió con más animo que antes. - Bueno Diane ¿Puedes correr? - Preguntó.
- No, está bien, déjenme aquí, dudo que algo más ocurra, y si lo hace, creo poder moverme un poco. ¿Ustedes a dónde van?
- No te vamos a dejar aquí. - Le aseguró el rubio.
- Vamos al coliseo. - Le contestó Alex.
- ¿Al coliseo?
- Es el corazón de cualquier ciudad que tenga uno.
- Ya, pero, todo se ha movido, no está en la misma dirección.
- Entonces hay que apurarse. - Dijo Hunter, mientras se agachaba y le pedía que subiera a su espalda. Ella agotada aceptó. - Vamos. - Dijo al reincorporarse, ambos comenzaron a correr, y aunque en un momento dieron vueltas, luego de un rato por fin encontraron el lugar, estaba diferente, era más bajo y aparentaba un caparazón, pero tenía lo principal que era una puerta, la cuál con un poco de fuerza bruta y la hoja de la espada Alex pudo abrirla. El ese momento vieron la enorme cola ir hacia ellos, y en un salto de vida o muerte se lanzaron al interior del lugar.
- Por poco. - Hunter se puso azul al procesar que hubiera sido de la persona que tenía a su espalda de no haberse movido rápido.
En el lugar se podía apreciar las paredes de piedra y unas cuantas antorchas que daban luz con el residuo de fuego que ya quedaba.
- Es el Hipogeo. - Reconoció Alex. - Pero está movido. - Refunfuñó.
- Esto nos tomará un poco de tiempo.
- Recuerdame robarle al hermano de Angelique unas cuantas bombas o granadas si alguna vez lo volvemos a topar. - Comenzó a caminar, Hunter lo acompañó. La verdad es que hasta ese momento era un solo camino.
- ¿Qué te ocurre con las bombas?- Preguntó Diane, antes de pedirle a Hunter que la baje con una seña, mínimo podía caminar ella sola. Él obedeció.
- A falta de misiles es lo mejor para destruir una ciudad, y si no es completa, una gran parte de edificios principales sí que los va a tirar. Claro debes de tener en cuenta el tamaño y la potencia pero asuntos menores.
- ¿Eras algún tipo de delincuente en tu anterior vida?
- Te soprenderías.
- Era policía. - Le contestó Hunter en su lugar, Alex solo la estaba fastidiando al no saber qué más hacer en ese lugar.
- Tienes que aceptar que sería más fácil esto si tuviésemos con que tirar estas paredes.. De paso estamos perdiendo mucho tiempo. La enana dijo que no tenía muchas balas y para este momento ya se ha de estar pensando dos veces si disparar o no, si es que no las han aplastado ya.
- Lo peor es que no estamos seguros de que aquí haya algo. - Hunter miró de un lado a otro, y ya parecía que había comenzado a caminar en círculos, pero sabía que era una sensación normal del lugar.
- ¡Oh! Un cañon. - Dijo Alex. Hunter acompañó su asombro con un: “Uuh”. Diane no sabía qué pensar de ellos. No es que no fueran serios, es que parecían no querer pensar y estaban bastante heridos, aunque parecían no notarlo o simplemente ignorarlo. Y la realidad es que quién querría pensar con la abominación que era aquella marioneta. - Cubranse. - Pidió, pero no es como si hubiese algo para ello así que se quedaron detrás de él; este suspiró más cansado, si después de eso no encontraban nada, quizá dejarse comer por una marioneta de cuatro cabezas era la muerte más digna que cualquier caballero desearía.
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- No sé si pueda seguir corriendo más. - Le dijo Angel a Eli, quien prácticamente la iba arrastrando.
- Vamos. A unos pasos más está el bosque, no es más seguro, pero es más difícil que nos alcance. Solo un último esfuerzo. Después de esto si salimos ilesos te pondré a correr todos los días.
- Solo te aceptaré lo del último esfuerzo. - Dijo intentando llevarle el ritmo a la pelimorada. Era complicado, tenían un buen rato de que a Eli se le acabaron las balas, no encontraban escondite en el llano suelo lodoso, y de paso no había ni seña de Alex y Hunter. Y si eso continuaba así Angelique estaba segura de que Eli intentaría también ir al interior de la ciudad en su búsqueda, el problema claro era que si ese era su plan no había un elemento distractor que fuese de gran ayuda. Ella apenas podía correr unos metros más.

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- No fue tan mal… - Dijo Hunter limpiándose el polvo de la cabeza y hombros.
- Habla por ti. - Diane se sacudió cual gato creando una ilusión remolino de polvo.
- Lo que importa es que hemos acortado camino. - Tomó la palabra el pelinegro.
- Ahí está… - Hunter señaló una luz al final del camino que crearon, y los tres se apresuraron a esta, y justo como recitaban, aquella espada flotaba en el aire y resonaba simulando los latidos de un corazón. Hunter no tardó en tomarla para retirarla de ahí, y aunque le costó al final pudo tirarla al suelo, y ahí mismo todo lo que veían comenzó a desmoronarse nuevamente sobre ellos. Y con movimientos bruscos como la anterior vez, todo empezó a moverse y a llevarlos de un lado a otro sin descanso alguno, a veces caían y a veces subían, otras era rodar o terminar en fuentes de agua. Hasta que el sonido de las campanas de la iglesia resonó tocando la habitual alarma diaria de la ciudad. Había amanecido, y la ciudad, excepto por el incendio y los destrozos que este causó con el alboroto, había vuelto a la normalidad.
Y las marionetas normales salían de sus casas con el susto de sus vidas, mientras que otras yacían en el suelo como si realmente se hubiesen carbonizado. Y en medio de todo eso estaban ellos; intentando recuperar el aliento e ignorando todos los cortes y raspones que tenían.
- ¿Y Angel y la enana? - Preguntó Alex, veía más borroso que de costumbre.
- Hay que ir a buscarlas. - Le siguió Hunter, levantándose con las últimas.
- ¿Por qué mejor no descansan primero? - Les dijo Diane, era al parecer la única de los tres que entendía lo maltratados que estaban ambos jóvenes. No es que ella estuviese ilesa, pero estaba en mejor condición al haber sido ayudada por ambos.
- ¿Estás demente? Aún no sabemos si se les cayó la ciudad encima o no. - Le contestó cortante Alexander, ambos chicos continuaron su camino, ignorando la alabanzas de las demás marionetas que volvían a tacharlos de supuestos héroes. - Que alguien me de unos tapones de oído…

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Eli y Angelique pudieron ver como la marioneta caía y a una asombrosa velocidad volvía a su estado natural, teniendo que apresurar aún más el paso, antes de que la calle principal al bosque de esta les cayese encima. Pero para su suerte solo llegaba hasta cierta parte que ellas ya habían pasado muchos metros antes.
- Ya, acabó. - Ambas chicas cayeron al suelo agotadas. Si ese era el cardio del día tenía suficiente de ello para la siguiente semana.
- No quiero saber nada de correr en un buen tiempo.
- ¡Los chicos! - Se sentó la pelimorada y obligó a la pelirroja a levantarse, para correr a pasos más pequeños al interior de la recompuesta ciudad, y en medio del barullo de una pequeña calle peatonal vieron a sus compañeros nuevamente, y antes de siquiera dar algún paso más. Alex y Hunter sintieron cómo se caían al suelo. Eli y Angel en cambio pudieron sacar fuerzas en sus piernas para llegar hasta ellos y preocupadas tuvieron que detectar si seguían “Vivos” aunque realmente no tuviese sentido, al menos tenían claro que no era tan grave, solo… Cansancio máximo.

Los pueblerinos del pueblo les ayudaron a llevarlos al pequeño hospital que poseían no hace mucho en la ciudad, donde los trataron, y de paso ellas pudieron descansar sus piernas mientras Diane les contaba lo ocurrido de todo en cuanto ellas los perdieron de vista. Y aunque lo importante es que todos estaban bien... El detalle de saber que al fin podrían dejar esa ciudad les aliviaba en medida por todo el tiempo que se estancaron en la misma.

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