Re: [Roll]A Puppet world

por **Mar.** Dom 30 Jul - 2:36

El sonido del galopar de los caballos acercándose los alertó.
Ambos jóvenes intercambiaron una mirada y guardaron silencio.

Clap, clap. Clap, clap.

-Dos caballos – afirmó el rubio con una sonrisa, mientras se colocaba de pie y le tendía la mano a la oji azul. Aquella sonrisa y esas palabras le quitaron un peso de encima. Tomó la mano del joven y se impulsó para ponerse de pie de un salto. Se apresuraron hacia la entrada y salieron al exterior. Los dos caballos se habían detenido justo en la entrada. Alex se había bajado del caballo y se acercaba para ayudar a la pelirroja a bajar, pero su obra de caballerosidad se vio interrumpida por la emoción de la joven, quién dio un salto hacia la tierra en cuanto vio a los dos chicos salir tras la puerta.

-¡Ángel! – corrió la peli morada hacia su encuentro para abrazarla. Angelique se quedó estática. No había esperado aquella reacción de parte de la joven, pero no era algo que le incomodara del todo. Se sentía cálido y reconfortante. Dudó un poco pero suavemente correspondió el abrazo de la joven. Eli se separó y la tomó de los hombros
– Estaba preocupada. ¿Estás bien? – la pelirroja asintió, Éliary le dio una revisión rápida con la mirada y sonrío. –Menos mal.
-Sí, todo bien. Solo algo sucios. Por cierto, yo también estoy aquí –habló el pelinegro. Hunter se había colocado a su lado y estiró sus brazos con una gran sonrisa plantada en el rostro.
-Ni lo sueñes – sentenció el pelinegro.
-Que amargado.
-¿Lo lograron? – interrumpió Eli, quién ya había soltado a Angel.
-Sí, Alex lo logró. Por cierto… ¿Por qué no fueron? – Y algo hizo clic en su cabeza.
-Oh, oh – soltó el rubio dándose una pequeña palmadita en la frente. Hacía un buen rato había visto una fase de la petiza que no habría querido repetir, pero… suponía que era inevitable.
-Es cierto… no fuimos, por qué ALGUIEN se llevó el único caballo disponible -

La joven se dio media vuelta, lentamente, con la mirada severa y fija en el pelirrojo que se encontraba en la puerta del recinto junto a un par de sus camaradas, que habían salido a recibirlo. La piel se le encrespó al sentir aquella intensa mirada en la espalda. Ella solo dio un paso. Azael soltó un ligero suspiro…se lo esperaba. Se dio vuelta para encarar a la pequeña pelinegra.

-¡TÚ! ¿Cómo se te ocurre irte sin decir nada y llevarte NUESTRO caballo?- reprochó con cierto enojo en su voz.
-En primera… es mi caballo. En segunda, no tuve opción – se justificó el pelirrojo restándole importancia. Angelique hizo una mueca y Éli frunció el ceño.
-No entiendo, ¿y no habían más caballos? – preguntó la pelirroja.
-No. Algunos escaparon durante el ataque y los otros, se los llevaron en busca de más heridos – respondió Hunter.
-Exacto. – Eli se cruzó de brazos. Hunter y Alex dieron un paso hacia atrás, este último colocándose delante de la pelirroja como acto reflejo. No solían ver a la pequeña enfadada, y no sabían que podía pasar.
-Bueno, lo siento… No me digas que te enfadaste por que no te llevé conmigo – soltó divertido, haciendo que la joven solo haga una mueca de disgusto.
-Me molesta que te hayas llevado MI caballo, y te hayas ido solo, sin respaldo– reprochó la joven acercándose al mayor.
-Ya te dije, es mi caballo… y segundo, ¿es que acaso, estás preocupada por mi?– sonrió zorruno. El hombre se había acercado a la joven, lo suficiente para que solo ella escuche esa última pregunta -¿Qué acaso, estabas preocupada por mí, morita? – un sonrojo invadió el rostro de la joven, a estas alturas, no se diferenciaba si por cólera o vergüenza, gracias a las últimas palabras dichas por el pelirrojo. ¿Y ella había sentido algún tipo de empatía por alguien como ese sujeto?

FLASH BACK

-¡Oye morita!
-¿Morita? – preguntó entre extrañada y divertida, aquel sobrenombre no lo había escuchado antes y de los labios de aquel joven, tampoco se lo esperaba.
-Sí, es que…tu cabello, petiza.... Ya sabes, pareces una…mora – el pelirrojo se había acercado a dónde la joven se encontraba esperando a su compañero, quién se había desaparecido de su vista por un instante. Eli no pudo evitar soltar una risilla, la ocurrencia y el comportamiento algo nervioso, le había causado gracia.
-Que tonto. – Azael sonrió de igual manera, aquella sonrisa de la joven le había traído algo de calma. -¿Preocupado?
-No. Volviste intacta así que de seguro que ella también – la joven le dedicó una mirada al pelirrojo, por alguna razón lo notaba distinto. Su mirada azul se encontró con la de él. El joven iba a decir algo pero una voz los sacó de su ensimismamiento.
-¡Eli! Hora de partir – Cris se había aproximado a ambos con un morral atado en el pecho.
-Sí. Voy. – Se volvió hacia el pelirrojo –Hora de partir.
-¿Volverás a salir? – el tono de severidad del joven había vuelto.
-Nos necesitan. Aún hay algo que debemos de hacer.
-¿Por qué ustedes?
-Es difícil de explicar...
-Si algo le pasara yo… No sé cómo podría seguir. Perder dos veces a alguien que amas…-
-No te preocupes. No le pasará nada – el joven, que había bajado la mirada en un segundo la alzó rápidamente – Nosotros protegeremos a Ángel con nuestra propio vida si es necesario. Solo confía en mí. Regresaremos y traeré a Ángel de vuelta – dijo ella con una sonrisa. No había sido mucho, pero había logrado ver en él un ápice de humanidad y ahí cayó en cuenta, a pesar de ser una marioneta Azael tenía un lazo con Ángel, eran hermanos y existía una preocupación. Consciente de ello, intentó alivianar aquella preocupación con una sonrisa enérgica y optimismo. Y eso, despertó algo en él.
-Nos vemos después – la petiza se dio media vuelta para empezar a caminar hacia dónde se encontraba el rubio… pero antes de poder dar algún paso, sintió un tirón que la hizo voltearse de repente. El contacto de sus labios con su piel la dejó anonadada. El joven pelirrojo le había dado un beso en la mejilla dejándola sorprendida por la reacción.
-Gracias morita, las estaré esperando – susurró en su oído antes apartarse con una sonrisa socarrona en el rostro. No sin antes, dedicarle una mirada triunfante al rubio que había visto la escena con mirada severa. -Cuídala – y con voz dominante y paso firme, se alejó del lugar, dejando a los dos chicos en silencio.
Eli sentía hervir la sangre en su interior. Se sentía nerviosa, no había esperado aquella reacción del chico y por un instante, recordó la primera vez que sentido algo similar con él. Respiró profundo y soltó un ligero suspiro, mientras ella también empezaba la marcha. No era momento para esa situación.
Cris por su parte, solo había observado aquella escena sin poder decir mucho, pero sintiendo una mezcla de emociones en su interior…estaba confundido, pero eso no lo detendría. Cuando la peli morada caminó a su lado, ella sonrío y él de devolvió el gesto.
Llegaron hacia la entrada y unos gritos llamaron su atención. Eli observó a Hunter preocupada y en un instante, se encontraban corriendo hacia la puerta y saliendo al exterior. Y ahí, observó al pelirrojo montado en el caballo con el que habían llegado al lugar, ella y el rubio.
-¡¿Qué haces?! – gritó.
-¡Lo siento bonita! ¡Tengo que ir por mi hermana! – y dicho esto, alzó la riendas y empezó a cabalgar, dejando a Éliary soltando una sarta de palabras dentro de su mente.

FIN DEL FLASH BACK

-¿Preocupada por ti? ¡Jamás! – exclamó aun ruborizada.
-¡OK! – Hunter se acercó a ambos –Bueno, creo que es suficiente ¿verdad? Después de todo… El gusano ya no está y todos están bien – el muchacho observó a Azael, el cual solo atinó a alejarse de la joven y sonreír, alzando los hombros. -¿Qué dices Eli? – La joven se giró hacia el chico, quién la miraba con una sonrisa y eso, nuevamente la calmó. Soltó un gran suspiro y se normalizó.
-Bien, de acuerdo. Por esta vez…. Te disculpo rojo, pero no vuelvas a hacerme enfadar, porque de esa, nadie te salva – avisó antes de avanzar con paso firma hacia el interior del refugio. Los demás lo siguieron.

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Es lo que tengo, no juzguen! Intenté poner mi idea original, que ya tenía guarda~

por Nya Miér 2 Ago - 7:06

Llantos de pena y de dolor que desgarraban el alma. Incluso sabiendo que ni siquiera eran conscientes de que ni estaban vivos, parecían tan reales que era irónico. Quizás los humanos tampoco eran conscientes de que eran nada mas que un objeto al lado de un ser "verdadero" y superior.
Y podría haber seguido divagando entre pensamientos filosóficos, pero la pereza lo invadió, era algo tedioso que soportar. A veces desearía volver a los tranquilos días, a veces quería volver a la era moderna y a veces, solo quería morir.
Sintió un tirón suave provocado por Angel, quien lo miró timidamente. - Tengo sed. - Dijo. Angel cayó en la cuenta de que aquello era estúpido. Podría ir ella sola ¿que necesidad había de decirselo? Ninguna pero lo hizo.
- Hm... - Alex oteó por el lugar y divisó algunas personas repartiendo agua y raciones de comida. Era gracioso saber que en aquel mundo, por lo menos había mas humanidad que en el verdadero. - Ven. - Dijo tomandole de la mano en sigilo. Como iban en la cola del grupo, se escabulleron sin que los tres supieran de ello.
Angel intentó librarse pero aquello solo provocó que el policía le mirase inquisitivo. - ¿Pasa algo? - Preguntó Alex. Angel negó con la cabeza.
- Puedo caminar sola... -
- No. - Dijo tajante. Ella lo miró con cierto odio.
- Sigo enfadada contigo. -
Alex inclinó levemente la cabeza y suspiró. Dio un paso hacia ella para acortar la distancia. - Lo siento pero no quiero que te pase nada. - Y aquello le molestó.
- ¿Osea que esta bien si te pasa a ti? -
- Yo no dije eso. -
- Siempre haces eso. Vienes y te vas. Y lo harás de nuevo. - Dijo casi balbuceando y es que estaba a punto de llorar. Alex entró en pánico inmediatamente. No se le daba muy bien la psicología. - Apareces y me dejas sola, siempre. Viniste y te fuiste en la guarida. Viniste y casi te fuiste con el gusano... -
- Oye. - La abrazó. - Nada me dolería mas que verte llorar dos veces en el mismo día. Te vimos feliz con Azael... y no sabíamos como decirtelo. -
La pelirroja enterró su rostro bajo la ropa de Alex. Estaba sorbiendo y aunque parecían dos almas doloridas por la perdida del algo provocado por el gusano, la realidad era mas lejos. Por un momento Alex creyó haber hecho un buen trabajo y entonces escuchó como la pelirroja se limpio la nariz en su ropa.
- Tu... - Angel estaba temblando, para mas tarde echarse a reir y aunque no se habían separado, el azabache podía ahora ver una hermosa mancha en su capa.
- Te jodes. Es tu culpa. Por tonto. - Dijo. Y tras ver la cara de circunstancia de Alex, volvió a echarse a reir. Alex no sabía si alegrarse de que ella estuviera feliz, o regañarle por eso, o simplemente morirse de asco de aquella vida.

por **Cris** Miér 9 Ago - 20:51

El revuelo en el refugio se había desvanecido con el paso de las horas, ya no había gritos de dolor. Más ahora inundaba el lugar un terrible peso en el aire, el peso de la tristeza que se manifestaba en llantos susurrantes, un peso que se había estancado allí y envolvía a todos en un aura apagada.

Alex y Angel volvieron para reunirse con sus compañeros, quienes pudieron notar una mueca de fastidio en el rostro del pelinegro, y una extraña diversión en la cara de la pelirroja.

-Oye, anciano, ¿Qué pasó? –Dijo Éliary en burla.
-Hmp –Contestó simplemente y bajó la mirada hacia su pecho, Eli le siguió la mirada y vio la mancha que éste tenía en la ropa.
-Jajaja, ¿Y a ti qué te ocurrió?
-Pues parece que ahora me usan de pañuelo –Dijo con reproche hacia Angel.
-Es mi venganza –Rió Angelique y tomó un sorbo de agua del vaso que le dieron.
-Qué graciosa –Suspiró pesadamente Alex. Éliary le extendió un trozo de tela humedecido, como si le hubiese leído la mente.
-Ten, límpiate –Dijo aguantando las ganas de reírse.
-Gracias –Dijo con su usual tono cansino y alzó una ceja- Si te vas a reír, hazlo ya.
-¿Dónde está él? –Preguntó de pronto Angelique.
-¿Eh? ¿Qué? –Su amiga le dirigió la mirada.
-Hunter –Aclaró la pelirroja.
-Pero si estaba aquí hace un momento… -Eli recorrió su alrededor con la mirada, ese chico siempre era impredecible.

En unos segundos dio con él, estaba a unos metros, aunque no podía ver bien qué estaba haciendo.

-Tranquila, encontraremos a tus padres –Cris sostenía en brazos a una pequeña niña de unos cuatro años de edad.
-Quiero a mi mamá –Lloriqueó.
-No te preocupes, la hallaremos… A ver… ¡Ya sé! –Subió a la niña a sus hombros, sosteniéndola de las piernitas para que no se cayera. La chiquilla rió divertida y posó sus manos en el cabello de él.
-¡Oh! Desde aquí veo mej… ¡Por ahí! ¡Ahí están! –Señaló emocionada.
-¡Bien! Vamos allá, todo estará bien –Movió un poco sus hombros para hacer que la niña diera un pequeño saltito, a lo que ella respondió riendo con ganas.
-Oye, ¡Hunter! ¿Qué haces? –El grupo se acercó a él, siendo Eli quien habló de primera.
-Ah, es que esta pequeña estaba perdida –Con un movimiento, tomó a la niña y volvió a bajarla a sus brazos, donde la sostuvo y la pequeña rió suavemente.
-Ow, qué linda niñita –La pelimorada centró su mirada en ella y sonrió.
-¿Verdad que sí? Es un encanto –Cris hizo cosquillas en la barriga de la pequeña con uno de sus dedos, a lo que ella rió fuerte.
-¡Nooo! Jeje, ¡cosquillas no! –Reprochó divertida la niña, que reía sin parar.
-¿Qué cosa? No te escuché –Bromeó el rubio.

Éliary se quedó mirando la escena algo embelesada, sus ojos pasaron de la niña, hasta Hunter, cuyos ojos cristalinos se posaban con calma en la pequeña y una sonrisa iluminaba su rostro. Era una tierna vista, ni siquiera se dio cuenta de que se había quedado observando, cuando sintió un leve toque en su brazo.

-Tierra llamando a enana –Dijo Alex, que estaba a su lado- ¿Dónde andas?
-¿Eh? Ah, no es nada, sólo que… -Devolvió la mirada al frente y ya el rubio se había alejado un poco y entregaba la niña a unos señores.
-Estaba por allá –Señaló Hunter.
-Muchas gracias, joven –La madre de la niña parecía aliviada.
-Gracias, señor –La pequeña pasaba de los brazos de Cris a los de su madre.
-No es nada, y ten más cuidado la próxima vez, no te separes de tus… padres –El rubio miró a ambos unos segundos y sintió cierta nostalgia, que esfumó sacudiendo su cabeza.

Giró sobre sus talones y se dirigió hacia donde sus amigos lo esperaban, sonrió ante un recuerdo que no pudo evitar recrear en su mente.

-¡Ya vine!
-Siempre haces cosas de la nada, ¿No es así? –Le reprochó Eli, con un rostro divertido.
-Je, lo lamento, sólo estaba tratando…
-De ayudar –Dijeron los otros tres al unísono. Cris los miró con sorpresa, para luego soltar una risotada que les contagió a ellos también.
-Es cierto –Musitó aún riendo- Vamos a algún espacio libre a sentarnos, ¿Les parece?

•••

El anochecer cayó sobre el lugar, ahora sólo las luces de unas pocas velas iluminaban el lugar. El grupo había encontrado un pequeño espacio libre en el suelo donde se acomodaron con unas pocas mantas que les habían entregado.

-Oye, Hunter…
-¿Sí?
-Eso fue un lindo gesto… Lo de la niña –Sonrió suavemente.
-Oh, no fue nada –El rubio correspondió la sonrisa. Tomó una sábana y cubrió a Eli hasta mitad del pecho.
-¿Y esto?
-Hemos tenido unos días muy agitados, lo mejor será descansar, ¿No crees?
-Tienes razón –Volvió a sonreír. Esa sonrisa producía una reconfortante calidez en el muchacho, que la observaba atentamente- … ¿Ocurre algo?
-¡Ah! Nada, nada –Rió algo nervioso y se acostó al lado de ella.
-¿No vas a taparte?
-No hay suficientes sábanas –Le restó importancia- Y prefiero que te arropes tú.
-Jaja, pero hace frío –Éliary estiró la sábana hasta él, la medida de ésta tapaba a ambos por poco.

En ese momento, Azael pasó cerca de ellos, observó hacia su hermana quien estaba acurrucada cerca de Alex, ambos cubiertos por la otra sábana que tenía el grupo. Eli vio como el pelirrojo hizo una extraña mueca y se alejó algo irritado. Cris siguió la mirada de ella y notó que la joven observaba a ese extraño muchacho, de golpe, las interrogantes que tenía sobre él y sobre la forma en que Eli lo trataba, volvieron a su cabeza.

-Oye, Eli…
-¿Sí? –La voz de la petiza sonaba cansada. Hunter relajó el rostro con una sonrisa cálida.
-Nada… -Sus ojos azules denotaban dulzura- Buenas noches.
- … -La mirada de ella conectó con la de él, y quedó un momento perdida- Buenas noches –Sonrió y cerró sus ojos.

Cristopher se estiró un poco y sopló la vela que tenían cerca, oscureciendo su alrededor para permitir el sueño de todos.

•••

Una luz suave, típica de un amanecer, se esparció por el lugar a través de las numerosas ventanas. Su resplandor se posó sobre los párpados de Cris, quien abrió los ojos lentamente y se desperezó con cuidado de no despertar a su compañera pues ella aún dormía plácidamente. Éliary tenía un rostro sereno y respiraba con calma, después de tantos acontecimientos le hacía falta un buen descanso como ese.

El rubio se levantó siendo lo más sigiloso posible y se alejó en busca de algo para comer. En el camino se percató de que sus otros dos compañeros se habían levantado un poco antes que él: Estaban cerca de una mesita donde los habitantes habían puesto las reservas de comida, Angel comía una fruta mientras le ofrecía a Alex un trozo de pan. Éste último hizo un ademán negando el gesto pero la joven le metió el trozo de pan en la boca, el chico se quejó de la brusquedad pero suspiró cansinamente y tomó la comida en sus manos.

Hunter rió ante esa escena y tomó dos platos bastante rudimentarios, de la época, y los llenó con lo que pudo. Luego tomó otras cosas de una mesita más lejana y volvió al lugar donde su grupo había dormido la noche anterior. Colocó los platos sobre la manta que usaron de cama y miró a su compañera: Un mechón de su exótico cabello morado reposaba sobre su mejilla. El chico acercó su mano por impulso y retiró el mechón con suavidad, para luego quitar la mano rápidamente algo confundido, preguntándose por qué hizo algo así tan repentinamente. Segundos después, su amiga abría los ojos y se incorporaba en su lugar.

-Ahm… -Bostezó suavemente- Buenos días –Se estiró para desperezarse- Buenos días, Hunter –Completó sonriendo un poco.
-Buenos días, bella durmiente –Rió el mencionado- Toma. –El joven le acercó una vasija que tenía algo de agua dentro y algo semejante a una toalla reposando en un extremo de la misma.
-¿Y esto? –La pelimorada abrió sus orbes azules en sorpresa y confusión.
-Para que te laves la cara, ¿Qué más? –Bromeó dulcemente el muchacho.
-Vaya, gracias… -La joven humedeció la toalla y la pasó por su rostro, eso le brindó una refrescante sensación sobre su piel, miró nuevamente la vasija- Creo que iré por algo de agua, tengo un poco de se…
-No te preocupes –Interrumpió Cris- Mira.

Ahora Éliary estaba más sorprendida aún, pues al bajar la mirada se encontró con dos platos que tenían desde pan hasta algunas frutas, y un vaso de agua al lado de uno de ellos.

-Hunter… ¿También trajiste esto? –La chica no supo cómo reaccionar- ¿Por qué? –No pudo evitar preguntarlo.
-Bueno… -El rubio se removió un poco en su lugar, mirándola- Simplemente quise hacerlo –Sonrió ampliamente- Además, estuvimos un tiempo sin ustedes y… Pues es lindo estar juntos de vuelta –Ella lo miró- Digo, todos nosotros –Completó la frase algo nervioso sin dejar de sonreír.
-Muchas gracias, eres muy amable, en verdad –Las mejillas de Eli sonrosaron un poco ante tantos gestos y rió suavemente. Toda la escena embelesó a Cris por un momento.
-Por nada, no es mucho la verdad… -Se rascó la nuca ampliando su sonrisa, y tomó un trozo de pan del plato que se sirvió para él- Come algo, te sentirás mejor.

por **Shiba** Lun 14 Ago - 23:22

El silencio se había estancado entre los dos, como muchas veces antes, ya se sentía normal, así que solo comían con tranquilidad. O quizá solo esperaban a que el otro comenzara alguna plática trillada sobre la penosa situación en la que estaban; no ellos, pero si aquellas marionetas que se comenzaban a dispersar después de llevarse un alimento después de todas las horas sin poder estar tranquilos, ante la posible reaparición de aquel gusano gigante.
Mas, para ese momento, muchas cosas habían cambiado en la mentalidad de cada uno, y eso era el instinto de desarrollo; si se quedaban estancados por el miedo, no habría avance, y las tiendas no regresarían de la nada. Por lo que el mayor grupo de hombres que pudo ser reunido, pertenecientes a la ciudad, una vez tuvieron su desayuno partieron a sus devastadas tierras para recuperar y reconstruir.
Nunca era justo perder las cosas por un desastre al que no puedes demandar para que te las regrese, pero en esas situaciones era la única opción. Maldecir al destino, rogar por piedad, cuestionarse el porqué, regresar a cero.

Angel deslizó su mirada a Alex, parecía pensar en algo, pero casi estaba segura de que solo estaba aburrido, enfocado en un punto, mientras comía esa rebanada de pan, sin mucha atención. Y bueno, debía de estar cansado; eso lo sabía.
Regresó la vista a la fruta entre sus manos, era un racimo de uvas, bien lavado, ya que lograba ver un poco de su reflejo en ellas gracias a la luz que penetraba en el lugar. Nunca podría decir que las que comía en casa eran sus favoritas, pero al probar aquellas no era tan difícil cambiar de decisión.

- ¿Qué haces? - Preguntó Alex al notar lo que hacía.
- La pelo. - Contestó simplemente.
- Que quisquillosa.
- No me gusta la cáscara, es amarga. - Él solo la observó unos segundos estaba depositando todo lo que no quería en una pequeña vasija, eso lo hizo suspirar cansino.
Extendió su mano y quitó una de la rama con cuidado, Angel no se quejó, de hecho tampoco le hizo cara fea, como esperaba, pues se notaba que estaba disfrutando de aquel alimento. Se la llevó entera a la boca, y el único punto malo que les encontraba eran las semillas, cosa que notó, la chica también dejaba.
- Deberías intentar comerlas enteras al menos, una vez. - Angel lo miró dudosa mientras comía una, y después de terminarla hizo lo dicho, arrepintiéndose en el momento.

Recordó por qué nunca fueron sus favoritas.

Su cara se retorció en amargura, hasta que la terminó, e hizo una mueca de asco que hizo reír al pelinegro.

- ¡No es gracioso! - Ella se alarmó, provocando un furioso rojo en sus mejillas y nariz.
- Pero si sabías lo que pasaría, no lo hubieras hecho. - Dijo al calmarse y tomar otra. Ella lo miró con resentimiento y un extraño puchero. Después, solo rió. - ¿Qué?
- Nada. - Contestó desviando la vista a otro lado, divertida. De hecho solo le pareció bien haber hecho reír a Alex. Pero, no se lo diría.

El silencio había regresado, pero no se mantuvo por mucho tiempo, logrando un ambiente pesado.

- ¿Qué crees que debería hacer? - Alex no se esperaba la pregunta, no respondió, y eso fue un pase a que la chica continuara. - Me gusta este lugar. - Reflexionó aquello al notar la duda en el rostro de Alex y se corrigió. - Ósea, no este, bueno, también… - Hizo una pausa y suspiró, realmente eran cosas que no quería decir en voz alta. - Me gusta estar con mi hermano y mi padre. Además de que muchos otros son personas que me han ayudado antes.
- ¿Te quieres quedar? - Ella bajó la mirada apenada.
- Quiero y no quiero.
- Decídete.
Angelique levantó levemente la mirada, Alex se notaba serio. Aunque quisiera creer que se estaba metiendo con ella, no era así.
- Quiero quedarme porque están mis conocidos en vida. Pero quiero irme porque sé que no los puedo retener a ustedes aquí, sería muy egoísta… lo peor es que no parecen querer dejarme y ya. - Lo miró preocupada, no por ellos, se sabían cuidar solos; sino por ella misma, no sabía qué hacer, no quería dejar a ninguno, ni a su familia ni a sus actuales compañeros. Y quizá decirle todo eso a Alex tampoco lo resolvería. - Pero tampoco quiero que me dejen.
- ¿Entonces?
- No sé.
- Genial.
- Sé que no me dejarán.
- Que bueno que lo sepas.
- No soy tan tonta ¿sabes?
- Yo no he dicho nada. - Ante eso ella cayó en su error, y sintió un balde de agua fría en su estómago, por lo que le volvió a reprochar con sus ojos. Él sonrió victorioso.
Angelique midió más o menos la distancia entre él y ella, no era tanta, así que se dio un pequeño impulso al lado contrario y con un poco de fuerza pegó su costado contra el de Alex, tenía la intención de empujarlo o al menos asustarlo, pero no se había movido un centímetro siquiera.

- Lo haces apropósito. - Concluyó, recomponiendo la postura y continuó comiendo, ya no le dejaría que le quitara ni una de esas bayas. Él volvió a burlarse.

- Angelique. - La voz de Azael interrumpió a la pelirroja de terminar la última uva que quedaba.

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Cris estaba comiendo lo más rápido que podía, lo que dejó a Eli perpleja, normalmente comía bastante pero nunca había tenido ese apuro.
- ¿Ocurre algo? - Preguntó, él la miró con la boca llena, aun masticando. Aquello le dio gracia y no evitó dejar salir una risa de diversión. Hunter, se apenó, pero después de tragar solo sonrió y se explicó.
- Bueno, ya que estamos aquí, no sería malo echar una mano con lo que pueda. - Dijo, Eli recordó a las marioneta que vio salir de antes, muchos con herramientas y otros con amplios trozos de tela.
- Ya veo... - Eli regresó a su comida, con calma, la compañía del chico la calmaba, y se guardó palabras de admiración por lo dedicado que podía llegar a ser Hunter. Y entonces Azael entró en su rango de visión, era casi imposible no distinguirlo hasta de lejos. De todos, a pesar de ser el jefe, era el que vestía más sencillo, y eso la tenía ciertamente con curiosidad.
Notó la sonrisa que le dedicó en saludo, Eli llegó a preguntarse si realmente fue a ella o solo porque vio algo más, pero, tampoco encontraba ese "algo más".
Para Hunter esto no pasó desapercibido, pero no dijo nada, y continuó con su comida.

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- ¡Bien! - Hunter se levantó y caminaba junto a Eli, quien decidió acompañarlo. - ¡Vamos a ello! - Dijo, la de cabellos morados reparó en algo y se detuvo.
- Espera. - Dijo, y entonces señaló a Alex, que estaba solo, como esperando, como un viejo cuando llega al seguro por su turno. - Hay que avisar. - Hunter se encogió de hombros dando a conocer que no se oponía a ello. Aunque ya se esperaba el regaño de siempre por parte de Alex "Solo son Marionetas", en algún momento se iba a marear de escucharlo.
- ¡Anciano! - Se acercaron, Alexander levantó la mirada a ellos, e hizo un simple gesto con la mano.
- Pensaba que se habían quedado en coma.
- Esperemos que no seas tú el que pronto quede en estado vegetal.
- No estaría mal. - Eli rodó los ojos. Hunter se mantuvo sonriente.
- ¿Qué ocurre?
- Pues... - Antes de terminar la frase, la respuesta llegaba junto con el problema mayor: Angelique y Azael, respectivamente. - Eso. - Los señaló simplemente.
Azael se fue a medio camino, dejando a la menor con sus compañeros, pero, cuando llegó se notaba nerviosa. - ¿Algo bueno o malo?
- No sabría decirlo. - Se lo pensó y tragó saliva. - Buenos días. - Saludó a los dos jóvenes que recién veía, lo cuál les resultó extraño, ella no saludaba así de animada de hecho era quizá, la primera vez que los saludaba por la mañana.
- Bue... - Los dos jóvenes fueron interrumpidos en su saludo, pues era algo que respondían por costumbre cada que lo escuchaban.
- ¿Algo pasó, no? - Y Alex había sido el responsable de ello.
- Bueno... - Desvió la mirada un momento. - Puede ser que... Azael me haya dicho para regresar al escondite. - Movió sus manos como si de hecho estuviese moviendo una caja pequeña a un lado.
- ¿¡Qué!? - Fue la reacción.
- También lo pensé... - Aquello no hizo mas que incomodarla y no tardó en sentirse mal. Pero continuó. - La verdad es que... Solo les quiero pedir este favor. - Dijo, los demás escucharon atentos. - Quiero regresar por dos razones. - Hizo señas. - Me quiero despedir de mi padre... - Hizo una mueca, sabía que no traía nada de gracia cuando todos sabían que se trataba de un simple muñeco.
- ¿Y la segunda razón? - Preguntó Alex tratando de no hastiarse.
- Bueno... Ellos saben la ruta para salir de este lugar, incluso tienen brújulas y mapas... Creo que podría pedirlos prestados.
- Ya veo...
- Eso quiere decir... - Eli miró a Angel y después se acercó a ella para tomarla de las manos. - ¿Decidiste?
- Bueno, hasta yo tengo que reconocer prioridades y... En este momento... Mi realidad no son ellos. Sino ustedes... - Dijo para después sentir un sorpresivo abrazo, quizá demasiado fuerte de parte de Eli.
- ¡Qué bien! - Dijo forzandose a sí misma. Después de saber lo de Jazmín, había temido mucho por Angelique.
- ¿Eh?... - Angelique estaba atrapada, así que observó a los chicos, como pidiendo una explicación, aunque parecía más bien una mueca de auxilio.
- La vas a matar. - Le dijo Alex.
- Eso es cómico. - Respondió Cris, riendo. Alex solo suspiró pesadamente.

It's All for Now ~ Sorry (?

por Nya Dom 27 Ago - 3:48

- Pues pongámonos en marcha. - Dijo Alex a punto de subirse al caballo.
- La verdad es que... - Interrumpió Hunter. - Quisiera hacer algo antes de marcharnos. - Alex miró de reojo. Siendo una idea personal del rubio, ya se esperaba que podría ser,
- ¿Y es? - Se atrevió a preguntar tras unos largos segundos de silencio incómodo.
- Ayudar en la reconstrucción. -
- No. - Sentenció el pelinegro.
- ¿Y por qué no? -
- Porque no están vivos. ¿Sabes cuanto se tarda en construir una casa? ¡Meses! Y no pienso pasar meses haciendo nada por unas imitaciones humanas, menos aún estancado en medio de la nada, con un calor infernal. -
Eliary se sorprendió por aquello porque su viejo amigo, casi siempre solía ser breve en cualquier asunto. Pocas veces se explayaba tanto y la mayoría de veces era cuando perdía la paciencia. Para él, se le aplicaba el "Lo breve dos veces bueno"
- No lo sabes hasta que lo intentas. - Alex se encogió de hombros.
- Haz lo que quieras. - Dijo para luego marcharse a cualquier parte, pero lejos. Si se quedaba, solo incomodaría mas al resto. Aunque no estaba enfadado, sus palabras adquirieron fuerza, un tono que no era agresivo pero tampoco pasivo y aunque no hacía mas daño que convencer en la mayoría de ocasiones, quizás se había excedido un poco.
Angelique tan solo miró a Alex alejarse y a Hunter repetidamente sin tener mucho conocimiento de que hacer.
- Ve con el viejo. Yo me quedo con el otro cabeza hueca. - Dijo entre susurros pues aunque fuera una broma, no se atrevería a tentar a la suerte.

Y ahí se encontraba, caminando a ninguna parte. Cuanto mas lo pensaba, mas se arrepentía de haber hecho aquello. Pero se lo volvió a replantear y es que no le faltaba razón, no había motivos para seguir en aquel lugar, era un retraso injustificado por capricho. No simplemente ya estaban muertos, si no que además iba a ser peor si volvían a "morir."

Cuando iba a continuar reflexionando, Angel se interpuso en su camino. Verla no le tranquilizaba, mas bien cansaba simplemente porque aunque no lo quería reconocer, ya había cogido cierto cariño a la pelirroja. Aún no sabía si sería correspondido y tampoco quería saberlo. Una parte de él si quería pero la otra simplemente advertía que todo cambiaría si cruzaba esa línea que separaba un tipo de relación de otra y que además, no podría rehacer el pasado. Una vez que estaba hecho, se quedaría así.

- Deja de mirarme así. -

- ¿Como? -

- Pues como así. - Dijo. Aquella leve sonrisa que no se separaba de su mirada lo estaba matando lentamente. La pelirroja se puso a su lado y comenzó a caminar con él. Estuvieron así un buen rato, caminando en silencio, Alex pensando que hacer mientras Angel tarareaba para sí una canción.

- ¿Piensas seguirme todo el rato? - Angel dudó antes de responder.

- ¿Te molesta? - Aquello le pilló en guardia baja.

- ... No... Pe-

- Entonces no hay problema. - Alex suspiró.

- Bien, entonces será nuestra primera vez juntos en el baño. -

- ¿Que? - Respondió casi de inmediato. - ¡No! -

- ¿No que querías estar conmigo así? -

- ¡Tampoco así! - Chilló.

por **Mar.** Jue 31 Ago - 1:54

-Entonces…- Eli se estiró y se giró hacia el rubio -¿Qué haremos ahora? – El rubio enarcó una ceja, como si las palabras que la chica acaba de mencionar fuera algo descabellado.
-Hey, ¿no pensarás que harás algo tú solo, verdad? Ya te había dicho que te acompañaría – sonrío la chica, a lo que su compañero respondió de la misma manera.

Ambos empezaron a caminar por el mismo camino, por donde las diferentes marionetas iban y venían cargando todo lo necesario para reconstruir sus tiendas y puestos.
-Eli – llamó Hunter, la muchacha giró la mirada hacia su compañero.
-¿Qué pasa?
-Yo…bueno. Lo siento – soltó. Eli le dedicó una mirada extraña.
-¿Por qué te disculpas? – río casi divertida.
-Bueno, yo sé que no son prioridad, pero no puedo evitarlo…
-Es que tú no eres ese tipo de persona- afirmó ella con cierto tinte de alegría en su voz.
-Puede que te parezca tonto, después de todo no son…- el joven hizo una pausa y detuvo su andar y Eli lo secundó– Bueno, ya sabes… -bajó un poco el tono de sus palabras, como si alguna de las marionetas a su alrededor pudiera escuchar lo que él y su amiga hablaban. Eli sonrío.
-Sí, te entiendo. Incluso, hay ocasiones en que yo también lo pienso. Olvido que son en realidad, y creo que es normal. Son lo más cercano que tenemos a nuestra realidad, pensar que son diferentes a lo que conocemos…es casi inconcebible. Tan solo míralos – La mirada de Éliary se paseó por todos los humanoides que estaban a su alrededor. Algunos cargaban materiales, otros conversaban, otros simplemente caminaban con una sonrisa en el rostro. Ambos contemplaron la escena, mientras sentía una ligera brisa pasar. Eli tomó asiento en el muro que se encontraba cerca a ambos. Hunter la siguió, sin apartar la mirada del exterior.
-Si tú piensas así… ¿por qué él no? ¿Por qué le cuesta tanto? – mencionó el muchacho con cierta duda. No tenía resentimiento ni reproche, tampoco era enojo…era una curiosidad que rasgaba casi a la incomprensión.
-Alex y yo, pasamos muchas cosas antes de conocerlos a ustedes. No fue fácil. Aprendimos por las malas a no confiar en las marionetas… A penas y hablábamos para conseguir alimento o alguna que otra información… pensar ayudarlas era sencillamente, una locura. Hasta que… ciertos personajes llegaron a nuestra vida – río divertida.
-¿Entonces piensas que estoy loco? – soltó con un falso aire de ofensa. Eli río más.
-Oh sí, estás loco de remate- sentenció ella. –Pero…es una locura buena. En cierto modo, creo que tú y Angel, nos devolvieron un poco de la humanidad que teníamos recelada.- El chico le dedicó una mirada a la joven, quién se había perdido mirando al horizonte. Hunter hizo el ademán de decir algo, pero fue interrumpido…
-Entonces… ¿Qué haremos? – la joven se volteó encontrándose de lleno con la mirada azul penetrante del muchacho. –Te lo dejo a tu elección, aunque creo que puedo deducir tu respuesta. Sin embargo, antes que cualquier acción, creo que hay cosas que tenemos que discutir entre los cuatro. ¿No lo crees? – Hunter lo sabía, aún no habían podido hablar sobre lo que Jazmín les había contado, y eso era algo muy importante. Pero, su deseo por ayudar a pesar de todo, se le interponía. Eli lo observó y sonrío para sí.
-Creo que allí viene nuestra solución.

En aquel momento, Azael se aproximaba a la entrada junto a uno de sus hombres. Eli se colocó de pie rápidamente y se acercó a ambos chicos, dejando al rubio observándola desde el muro, con un revoltijo de sensaciones en el pecho y palabras atoradas en la garganta. No había pasado mucho, cuando Eli se volvió a acercar al rubio con una amplia sonrisa en el rostro.

-Bien…vamos – La joven estiró su mano con dirección al muchacho, dejándolo sorprendido.
-¿A dónde? – soltó, tenía duda en si tomar o no, la mano de la joven. Eli seguía con una sonrisa pícara en el rostro.
-¿A dónde más? Venga, vamos – En un acto rápido, la peli morada tomó la mano de Hunter y se echó a andar, trayendo al muchacho tras de ella.
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Éliary llevó a Hunter hasta el interior del refugio nuevamente, ahora quedaban menos personas en el interior, lo que lo hacía ver más amplio. En un punto, cerca de la parte posterior, se encontraban sus compañeros. Eli caminó a paso firme hasta llegar frente a ellos.
-¡Eli!- saludó la pelirroja.
-Qué bueno que los encuentro… tenemos que hablar- afirmó.
-No me digas ¿en serio tienes esos gustos enana? – la joven observó al pelinegro, quien a su vez, hizo una seña con sus cejas, y la pelimorada entendió. Aún seguía tomada de la mano con el rubio. Inmediatamente lo soltó sonrojada.
-No es eso. Pero tenemos que hablar…
-¿Y de qué quieres hablar?- preguntó Angel
-Verán… En realidad, son varias cosas que tenemos que discutir, pero en vista de que no contamos con mucho tiempo, les diré lo básico. Nos separemos
-Espera ¿qué? – había reaccionado Hunter.
-¿De qué estás hablando? – ahora, fue Angel, quién había hablado con cierto de temor en su voz. Alex, se había quedado en silencio, intercambiando una mirada con la muchacha.
-¿A qué te refieres? – insistió la pelirroja. Éliary, soltó la mirada del pelinegro, para centrarse en su amiga, a quién le regaló una sonrisa de ternura.
-Descuida, no será por mucho tiempo. Solo será esta noche. Verán, sé que debíamos discutirlo antes, pero… dada las circunstancias, creo que es la mejor elección. Angel necesita ir a la guarida para despedirse de su padre y recaudar información para poder seguir el camino, y el rubio, quiere quedarse a ayudar.
-Entonces quedémonos todos- propuso Angel.
-No, no es necesario eso. Yo no quiero causar problemas, nos vamos y ya. Lamento ser un…-Eli le dedicó una mirada al rubio.
-Ángel – la joven volvió su vista a la pelirroja –Tú tienes que volver, necesitas un cierre y conociendo a tu padre, hará un gran banquete en tu honor…además, necesitarás más tiempo para buscar todo lo que necesites. Y Hunter, tú tienes un deseo por ayudar y además, creo que podría ser provechoso para nosotros- El oji azul le dedicó una mirada –No mal intérpretes, no es que quiera ayudar por algo a cambio, es que creo que podría ser de utilidad. – Eli volvió su mirada hacia el pelinegro, quién por fin apartaba la mirada de ella y soltaba un ligero bufido.
-¿Ya lo decidiste, cierto?
-Así es. Tú cuidas a Angel y yo al rubio.
-¿Cómo nos encontraremos?
-Eso ya está cubierto. Ángel y tú, se irán con Azael a la guarida hoy, y Hunter y yo, iremos con uno de sus hombres el día de mañana. Hubiera accedido a más tiempo, pero necesita a sus hombres para mañana en la noche, por ende, nuestra estadía aquí no será larga.
-¿Qué ganarán ellos?
-Eso es asunto mío – sonrío la joven. Alex volvió a soltar un bufido y se colocó de pie.
-Está bien, de todos modos…no hay mucho que pueda hacer cuando algo se te mete a la cabeza – admitió el pelinegro, para luego dirigirse al rubio –Tienes veinte cuatro horas. ¿Crees que podrás reconstruir una casa en ese tiempo? – el rubio sonrío.
-No lo sabes hasta que no lo intentas – respondió con una sonrisa divertida en su rostro.
-Entones, está decidido. Nos veremos mañana-
-Oigan pero…-Ángel iba a reprochar, pero Eli se acercó a ella y le susurró.
-Ángel, no desperdicies esta oportunidad… Cierra todo lo que debes de cerrar antes de continuar ¿de acuerdo? – Ángel, asintió –Yo sé que ya entendiste cuál es tu prioridad, pero se que no será sencillo, por eso, creo que Alex será una perfecta compañía ¿verdad? – ante esas palabras, las mejillas de la pelirroja se tiñeron de rojo…aunque algo sutil, Eli lo pudo notar y sonrió.
-Nos veremos mañana. ¿De acuerdo?
-Sí, hasta mañana – sonrió la pelirroja, ante lo que la peli morada reaccionó igual.
En ese momento, Azael entró a la habitación e hizo unas señas.
-Ya es hora… - Mencionó la chica.
-Sí, así es – Ángel empezó a caminar hacia su hermano seguida de Cris.

Eli se detuvo un instante junto con Alex.
-No sé qué estés planeando, pero ten cuidado.
-No planeo nada, pero gracias. Tú también tenlo, anciano. – El pelinegro la miró de reojo y ella hizo lo mismo.
-No es necesario que te diga, que si algo te pasa ese chiquillo la pagará – Eli soltó una ligera risa.
-Vaya, incluso sonó como si te preocuparas por mi viejete – dijo en mofa. Alex soltó un chasquido. –Lo mismo va para ti.
-¿Le harías algo a ella?
-No, me refería a que si algo le pasa a ella, tú la pagarás – Ella le guiñó el ojo. Ambos empezaron su andar.
-Oye ¿recuerdas nuestro trato? -El joven asintió. Sabía a lo que se refería.

FLASH BACK
La luz tenue de la vela, que iluminaba aquella morada que se había vuelto su hogar en aquellos pocos días. Ambos jóvenes se encontraban sentados, uno frente a otro.
-No, no – había sentenciado ella.
-No tenemos opción – reprochó el pelinegro.
-¡Podríamos morir! – exclamó.
-¿Más muertos que esto? – indagó Alex.
-Uno nunca sabe…
-¿Puedes dejar de ser tan terca? No puedes ir sola.
-Y tú tampoco.
-Es la única opción.
-Entonces… ¡Voy contigo!
-No. Alguien tiene que quedarse a cuidar.
-¿Me estas relegando? – observó con perspicacia. ¡Eso era indignante! Ella también podía cuidarse sola.
-No es eso, pero alguien tiene que ser el respaldo – el muchacho soltó un bufido. Pelear con esa chica cabezota, se estaba convirtiendo en un deporte. Ella también lo hizo. Sabía que el ex policía tenía razón, pero ella iba a dar su brazo a torcer…
-Ya está. Hagamos un trato- la joven se giró hacia el chico, con una mirada aun amenazante.
-Si me dejas ir solo, te traeré lo que quieras. Si falló, admitiré mi error y te dejaré ir a ti ¿vale?
-¿Y si…?
-¿Muero? No, sacaremos esa opción de la lista por ahora. Ninguno tiene esa opción. – la joven se lo pensó un segundo.
-¿Lo que quiera?
-Lo que tú pidas. – Éliary, colocó una mano en su mentón.
-Está bien. Si consigues regresar a salvo, tendrás que traerme una manzana.
-¿Una manzana?
-Sí, la más roja y bonita que encuentres.
-De acuerdo. ¿Es un trato? – el joven de anteojos estiró su mano.
-Bien – y estrechando sus manos cerraron el trato.

La joven se encontraba sentada en aquella cocina rudimental. De pronto, la puerta se abrió mostrando la silueta de un hombre. La joven llevó su mano hacia su cinturón, en dónde tenía la funda de su arma. La silueta empezó a caminar hacia ella. Estiró una mano que llevaba una bolsa de lona, y la colocó en la mesa, dejando caer algunas manzanas.
-¡Lo conseguiste! – la joven alzó la vista, encontrándose con el rostro del joven, algo sudoso y despeinado.
-Sí. Y aquí tienes tus manzanas – Eli sonrío y tomó su manzana. Desde aquel día, se había convertida en casi un ritual que el joven llegase trayendo una manzana para la joven, aunque pocos días después ella también se aventuró al exterior. El trato permaneció.
FIN DEL FLASH BACK

-Anciano… no mueras. –Él asintió. Sabía a lo que se refería. Una muerte aquí, sería la eliminación a su existencia. Eso lo habían descifrado cuando ambos aun eran un dúo.
-No es opción – respondió y realizó una acción, que podría haberse retribuido a una simple ilusión causada por el reflejo del sol en las gafas del joven, ya que estaban próximos a la salida… pero Eli sabía que lo había visto, una sonrisa y un guiño de parte de su fiel compañero. ¿Real o no real? Eso nunca lo sabría, pero prefirió conservarlo como un hecho.

Salieron al exterior y ya se encontraba Azael, con un grupo de sus seguidores sobre los caballos. Angel se encontraba al lado de uno de ellos, charlando con su hermano.
-Hasta que por fin. ¿Ahora, sí podemos irnos? – mencionó el pelirrojo, subiéndose a su caballo y mirando a su hermana, que le respondió con una sonrisa.
Alex se acercó a Angel y ambos se montaron en el caballo libre.
-Bien. Acher – llamó Azael, al hombre que se había quedado de pie, junto a Eli y Cris –Te los encargo.
-Sí – respondió él.
-Cuídate Morita – se despidió con una sonrisa zorruna, paseando su vista por ella y el rubio, antes de empezar su andar. Los caballos empezaron a andar y todos se alejaron.
-¡Nos vemos chicos! – gritó Angel antes de partir.
Luego de unos instantes de pie, el compañero de Azael se marchó.
-Bueno rubio ¿vamos? No tenemos mucho tiempo. – Sonrío la chica.
-¡Vamos! – dijo animadamente el rubio, empezando su marcha.
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El sol se posicionaba en lo más alto de aquel falso cielo, no existían nubes cerca, por lo que los potentes rayos caían directamente sobre todo aquel que se encontrara en el terreno arenoso. Y por más falso y ficticio que fuera, el calor se sentía real.
Éliary se estiró y cayó rendida sobre el suelo de una de las palmeras que habían sobrevivido.
-Aquí tiene- La joven se giró ante aquel joven, que le ofrecía una tinaja de agua. La joven la aceptó con una sonrisa. –Muchas gracias por el esfuerzo – mencionó el chico. Eli lo examinó un segundo, y supo que lo había visto antes.
-No es nada, y gracias por el agua…- hizo una pausa, que el joven entendió.
-Acher.
-Cierto. Bueno, gracias Acher.
-Ya agradeció por el agua.
-No es por eso que te agradezco ahora –El joven se volteó a la joven que le dedicó una ligera sonrisa. –Gracias a ti, hemos podido ayudar hoy ¿verdad? Sé que persuadiste a Azael para acceder a mi petición.
-Oh, me sorprende señorita. No era mi intensión que se percate.
-Ya… no ha de ser nada fácil convencer al cabeza de manzana. ¿Cómo fue que…? – preguntó curiosa la chica. El joven, había tomado un sorbo de su agua antes de que la chica soltara aquella pregunta, y casi se ahoga por el apodo, pasándole el susto no pudo evitar reír.
-Pues…digamos que el cabeza de manzana, es un amigo de la infancia. Puede ser que tengo algo de influencia sobre él…- mencionó mirando de reojo a la joven.
-Oh, ya veo…-Eli volvió su vista hacia el frente, en dónde podía observar a Cris, quien se encontraba ayudando sin parar a todo aquel que lo necesitara.
-Aunque, en realidad, yo no he hecho gran cosa. Él vio cuanto quería usted quedarse… Disculpe mi intromisión ¿Pero a que se debía tanto empeño por quedarse? – indagó Acher. La joven lo observó y sonrío.
-Digamos, que a mi amigo le importaba demasiado el ayudar aquí…y sus ganas me contagiaron. Es todo.-
-Entiendo…pues su amigo tiene suerte de tenerla a usted. – El joven sonrío y ella le respondió de la misma manera.
-Gracias. Bueno, el tiempo se nos acaba… -la joven se volvió a colocar de pie – Gracias nuevamente por el agua – Y de un brinco, la muchacha se dio al andar hacia la dirección de Cris.
-Ay joven Azael ¿a dónde se ha ido a meter, usted? – suspiró para sí el joven. Recordando las palabras de su viejo amigo de la infancia: “Cuídala como si de mí se tratase. Y tráela a salvo, es carga valiosa” – había dicho divertido. Acher soltó una sonrisa para sí, antes de darse vuelta y seguir su andar.
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Bueno, aclaremos algo. Esto no era lo que tenía planeado en un inicio. Lo siento si malogré las ideas de alguno xD

Notas:
-La idea es que solo estén esa noche separados, así que no le den tanto drama!!
-La mención de la manzana, así como la de Acher, tiene que ver con contis pasadas. Pueden usar al sujeto como gusten xD no es demasiado lo que tienen que saber de él, salvo que no es malo, en teoría.

Bueno, espero que disculpen mi fumada...y yo, me iré a dormir~

por **Shiba** Lun 18 Sep - 23:29

El regreso duró lo mismo que la ida, realmente no fue mucho pero fue lo suficiente para aclarar la mente de ambos. Y algo estaba claro, ahora todo dependía de cuanto poder de convencimiento tuviera Angel sobre su "padre"

- Alex... - Pronunció bajo, él hizo un sonido amortiguado que la hizo entender que había sido escuchada. - ¿Estarán bien?
- Se saben cuidar mejor que tú.
- Eso lo sé... Pero... Acabamos de enfrentar una marioneta que sellaste de pura suerte.
- Ellos... Quizá darían menos vueltas que nosotros. O quién sabe. - Se encogió de hombros. - ¿Tú estarás bien? - Preguntó de repente, Angelique tardó pero contesto con un asentimiento que él solo pudo intuir.

Una vez en el refugio, y bajaron de los caballos, siguieron a Azael hasta la habitación en que se encontraba el jefe de aquel grupo de ladrones.

- ¿Ocurre algo? - Preguntó el mayor una vez salió de informar los acontecimientos.
- Solo quiero saber dónde está papá. - Azael entonces hizo una expresión que la hizo corregirse. - Padre.
- Bueno, si quieres...
- Quiero hablar con él a solas. - Especificó. Azael señaló a Alex, Angel lo miró en ruego.
- Está bien. - Después de tocar su hombro en señal de suerte. el mayor se alejó. Y ella avanzó hasta la puerta.

- ¿Padre? - Angel abrió la puerta con cuidado, nunca pensó en tocar, en casa acostumbraba a simplemente entrar a veces hasta sin avisar. Razones por las que su padre había tenido que tomar medidas como esconder muchas cosas de la vista de la pelirroja cuando ella era más pequeña, hasta tenía la precaución de llevar todo lo necesario al baño para cambiarse ahí mismo y no recibir ninguna sorpresa.

Realmente no estaba segura, pero si su padre original era así, su padre marioneta no iba a ser tan diferente, y de hecho, no se equivocó, pues simplemente le sonrió en cuanto la vio y cerró su libro. Estaba acomodado en un asiento de dos, esperándola, como sabiendo que su hija le buscaba.

- Angelique, querida hija, pasa. - Aquella manera de expresarse se la concedía a la costumbre del lugar; por lo que ella simplemente sonrió. Le dio una mirada a Alex, avisándole que pronto regresaba. Él quedó recostado al lado de la puerta, sabía que no era bueno escuchar conversaciones ajenas, pero, conociendo y recordando todo lo pasado, realmente no le daba confianza dejarla sola. Y si no lo encontraba sabía que la haría poner mal.

- Si algo ocurre...

- Es papá. - Le dijo renegando antes de entrar. Él suspiró pesadamente; todavía no aceptaba aquel pensamiento, ahí no se podía confiar ni en la familia.
Angel avanzó sin cerrar completamente, más por descuido que por desconfianza, y se sentó a un lado de su padre.
Estando allí podía recordar que él y Azael compartían la misma altura. Que, aunque no eran gigantes, les seguían ganando por mucho.

- ¿No estás ocupado? - Preguntó una vez ahí, su padre llevó una mano a su cabeza y la despeinó con cariño, con nostalgia. Eso hizo que ella recordara cosas que no debía, porque la harían añorar lo que en ese mundo no existía.
- Para ti nunca lo estoy, lo sabes. - El mayor observó la puerta un momento, ella lo miró con curiosidad. - ¿No va a entrar tu novio?
- ¿EH? - Su rostro inmediatamente alcanzó el tono de sus cabellos y se sintió demasiado descubierta. Además, casi podía jurar que vio a Alex atragantarse con su propia saliva.
- ¿O es tu amiga? Juraría que escuché una voz masculina. - Quedó pensativo. Angel tragó fuerte y negó con las manos.
- ¡No es Eli, pero tampoco es mi novio!
- ¿Ah no? ¿Entonces? ¿Qué hace esperándote?

Ella quedó en blanco ¿Qué podía decir? ¿Qué excusa podía sacar? ¡Amigos! Es verdad, después de todo, todos eran amigos.

- Es, es, es.... ¿Mi amigo? - Dijo en interrogación y observó nuevamente la puerta.
Entonces escuchó la escandalosa y contagiosa risa de su padre. No siempre podía escucharla y no siempre lo podía ver de tan buen humor, por lo que ese gesto, la invitó a sonreír con confianza y tranquilidad.
- Entiendo, entiendo, dejemoslo en que es tu guardaespaldas.

Angel entendió que estaba bromeando desde un principio, y solo quería molestarla un poco.

- Tampoco es eso... ¿O sí? - Y volvió a escuchar su padre reír, mientras ella quedaba pensativa sobre aquello.
- Le das demasiadas vueltas a las cosas, Angelique.
- Solo un poco. - Sonrosó ante ese comentario, más que nada por el miedo a que de hecho Alex podría escuchar, o estaba escuchando.
- Bueno ¿A qué viniste? - Ella levantó las cejas en sorpresa. - Entraste con demasiada seriedad en tu rostro, eso es que me vas a decir algo que sabes no me va a agradar.

Su corazón hincó con dolor, no quería decepcionar a su padre ni preocuparlo. Ella sabía que no solo le iba a desagradar, sino que le iba a doler, y no solo a él. Pero había cosas que ella misma debía de entender, y la más importante era que ese no era su padre.

Recompuso su rostro de siempre,pintándolo cn la seriedad que casi siempre trataba de evitar.

- Tengo que pedirte un favor. - Ella comenzó a hablar; se inventó un viaje muy parecido a un tour turistico al rededor del mundo, como si fuera lo único que quisiera hacer en esa vida. Mientras que Angelo, su padre, solo escuchaba atento -Entonces...
- ¿Necesitas que te preste recursos, no? - Ella asintió nerviosa, él se llevó una mano a la cabeza con la que se masajeó la cienes. - ¿Entiendes el dilema en el que me pones?
- Yo...
- Angelique... ¿Entiendes? - La miró con dolor. Ella quedó estática. - Te perdí una vez, acabo de recuperarte, y... ¿Te quieres ir?
- Padre... yo... - Bajó la cabeza tratando de pensar en algo, pero, ya nada podía inventarse. Ya no valía la pena. - Azael, me contó todo.

Los ojos rubíes del hombre se abrieron grandes.

- Sé que morí, y no puedo decir algo como que esté equivocado, porque yo misma lo recuerdo. Tú lo sabes. - Se llevó la mano a la frente recordando aquella sensación de frío que había quedado, y que no podía hacer más que odiar. - Sé que ustedes pidieron por mí, bueno tú, y creo saber la razón. - Enfrentó su rostro una vez más al de él. - ¿Entiendes que yo... Necesito salir de aquí?
- Angel... - Él tomó aire. Recobrando el sentido que estaba perdiendo con esa conversación. - Suponiendo un... antes de... - Sonrió suavemente. - Ahora mismo la respuesta sería no. - Ella comenzó a jugar con las manos en nerviosismo. Su padre al notarlo negó tranquilo y la tomó de una de éstas dándole pequeñas palmaditas en el dorso. - Ahora estamos en un después de, Angelique, y tú eres, actualmente, el regalo que los dioses me regresaron. - La nominada tomó un gran respiro, sus patéticos sentimientos la querían traicionar. Pero, en ese momento no los dejaría. - Todavía no sé a qué ángel le quitaron sus alas para que hoy estés aquí conmigo. Pero, ya no me perteneces, no tengo derecho a negarte las cosas cuando fui capaz de descuidarte una vez. No puedo ir en contra de la voluntad del Dios que te devolvió. Por eso, lo único que puedo hacer es confiar en ti, y ayudarte en lo que necesites. Empero, te quiero pedir un favor. - Ella asintió con los ojos cristalinos. - No quiero preocuparme, pero es algo que no podré evitar sabiendo que no estás aquí. Te suplico que te cuides, y una vez te hayas cansado de eso, regreses con nosotros. - Entonces la mente de Angelique se quebró.

▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬

- Juega tanto con lo que aprecias que llegas a caer en la trampa del recuerdo. ¿Sabes? Es difícil estar lejos de los que amas. Pero es más difícil decidir el dejarlos cuando no sabes si volverás a verlos. Y es ahí donde las personas pierden.

Eli recordaba las palabras de Jazmin una y otra vez. Y algo en eso no la dejaba tranquila. Quizá tuvo que tomarse un poco más de tiempo en ello; pero una vez más recordaba que estaba con Alex, y que si era así, entonces... No había de qué preocupar.
Sonrió nuevamente al escuchar la llamada de uno de los hombres con los que Cris estaba trabajando, al parecer necesitaban manos extras.

▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬

De pronto ya no escuchaba voces y eso le preocupó. Alex estuvo a punto de entrar en esa habitación para cuando la puerta abrió dejando ver a una Angel bastante perdida. Vio al frente y ahí estaba ese hombre como pidiéndole un favor que no entendía.

La puerta se cerró, y Angel lo miró con una sonrisa tan falsa que su mirada afiló en molestia.
- Nos ha dejado el paso libre a todo lo que necesitemos, hasta nos deja tomar dinero y caballos.
- Que hija tan convincente.
- ¿Tú crees? - Ella bajó el rostro y su expresión cambió por completo.
- Para ser tú. - Angel rió acerca de ello, y después hubo silencio.
- ¿Cómo crees que se tomó lo de que ya no regresaré?
Vio sus intenciones, no tenía que ser un genio para saber que estaba aguantando más de lo que podía soportar. Una persona como ella, nunca podría decirle "Adiós" a la familia. Lo que le molestaba en medida, especialmente porque esa, no era su familia, la envolvió con un brazo y la llevó hacia sí.

No deberían de existir los lazos de sangre después de la muerte. No en ese mundo.

So... Sorry.
Juro que estos ya son los últimos dramas de Angelique (? unas contis más y termina,
I promise (?

por Nya Jue 28 Sep - 17:26

La lista de lo que necesitarían ya estaba hecho. Era poca cosa y así lo había querido Alex pues un viaje muy pesado se haría mas largo de forma innecesaria pero aun así la familia no permitiría que Angel se fuese sin estar preparada. Así que mientras reunían todo un carro, hasta el día siguiente no estaría listo para partir.
En lo quedaba de día, Alex y Angel apenas hicieron algo aparte de comer y cenar. Rondaron por la guarida sin rumbo hasta que un momento dado, ya no había camino que seguir y simplemente se sentaron a contemplar como el mundo seguía girando con ellos o sin ellos. Lo único destacable fue no encontrarse con Azael.
Esperaron por lo menos que el pelirrojo diese toda la molestia del mundo con el viaje y que la cena se haría pesada con algún tipo de despedida, pero no fue así y en parte, fue lo correcto porque solo haría que Angel se enfrentase de nuevo a la realidad. Pero al mismo tiempo fue doloroso ver que nadie la venía a consolar.
Y así llegó el momento en que cuando se dio cuenta, ya estaba a punto de dormirse. En otros tiempos, se habría duchado antes de irse a dormir pero ahora era una vida de pobres. Hasta la ropa interior era demasiado triste para ser soportable.
Ya estaba a punto de enterrarse en la cama cuando le pareció escuchar algo. Por un momento dudó, pero al oír de nuevo solo el silencio mortal, volvió a su tarea hasta que esta vez confirmó unos toques en la puerta.
Se acercó de mala gana y abrió solo para poder ver quien era. Por supuesto, reconocería ese cabello rojo en cualquier parte, siempre la recibiría.
- ¿Necesitas algo? - Angel no contestó. Simplemente entró y cerró la puerta, sin atreverse a mirarlo. Y tan pronto como iba a decir algo, lo abrazó.
- Eh... -
- ¿Te molesta? - Molestar no, pero era incómodo por que... ¿que era esa situación?
- No pero... -
Angel se acercó hasta el punto de que instintivamente Alex retrocedió. Vio una hoja deslizarse cerca de su cuello, si no hubiera dado un paso atrás, algo peor habría pasado. Automáticamente por práctica, hizo un contraataque reduciendo a la pelirroja sin esfuerzo alguno.
- Debí de preverlo. - Dijo observando como Angel se convertía en una marioneta simple sin vida.

[Roll]A Puppet world - Página 4 Sin_ty10

Ya estaba por irse a dormir hasta que varios toques en la puerta la interrumpieron con la manta en mano. ¿Sería su padre? ¿Azael? Ninguno de los dos llamarían a esa hora. ¿Sería Alex? Lo dudaba. ¿Y si era un asesino? Quería pensarlo con mas detenimiento pero llevaba tanto tiempo pensando que de nuevo oyó los toques.
Si estaba en peligro, vendría Alex o eso quería creer. Siempre había sido así desde que había llegado a ese mundo y además, su habitación estaba a pocos pasos, podría gritar. ¿Pero y si le tapaban la boca? Podría morder. ¿Y si la adormecían?
Volvieron a llamar.
Tanto pensar le estaba dando dolor de cabeza así que simplemente abrió tímidamente la puerta con un "sí" que salió perezosamente de su boca.
Vio a Alex que literalmente invadió su habitación sin permiso, examinándola de arriba a abajo. Para ella que se moría de vergüenza y en un estado de asombro, él tan solo la observaba seriamente y finalmente la tomó de los hombros.
- Estas bien... -
Angel seguía en su estado de asombro sin saber como reaccionar. Se sentía aliviada de que fuera él, pero literalmente estaba invadiendo su espacio privado. Ni siquiera a su hermano le concedía privilegios para ello.
- ¿Estas bien? - Repitió esta vez en forma de pregunta.
- Sal... - Murmuró
- ¿Que? -
- ¡Que eres tonto! - Dijo profiriendo un manotazo (?) Esa, esa si era la verdadera Angel.

Me costó mas de lo que parece escribir esto, no juzguen (?

por **Shiba** Jue 5 Oct - 1:39

Pasaron unos segundos después del golpe, del mismo que Angelique se arrepintió, pero por el cual no iba a pedir perdón. Por lo que decidió cambiar de tema en un incómodo cruce de brazos.

- ¿Qué haces aquí?

- Vine a asegurarme.

Ella lo miró confundida, él mantuvo un semblante tranquilo.

- ¿De qué? - Resaltó su duda, al notar que no le explicaba nada.

- Bueno, acaba de entrar una doble tuya en mi cuarto.

- ¿Qué?

- Y casi me mata… De nuevo.

Angelique quedó pasmada, realmente no sabía qué decirle.

- ¿Es peligrosa?

Alex quedó un momento pensativo y balanceó la cabeza. Si le decía lo que realmente pasó, seguramente la pelirroja se iba a molestar.

- Pero dime. - Exigió preocupada.

- Era. - Contestó.

- ¿Era? - Angel dejó que su cerebro procesara aquello, y lo siguiente que salió de ella fue un grito de sorpresa: - ¡¿La mataste?!

- Shhhhh…. - Alex acercó su mano, pero en lugar de tapar su boca que era lo que se suponía iba a hacer, la posó sobre su hombro. - ¿Qué querías? ¿Qué me aniquilara?

- No, pero… - Quedó quieta y descolocada. - Siento raro saber que me asesinaste.

- ¿Qué? - Preguntó ahora él confundido. - Pero no eras tú.

- Pero era mi doble.

- Pero no tú.

- Se parecía a mí.

- ¿Y eso qué?

- ¿Era linda?

- ¿Eso que tiene que ver?

- Solo quiero saber.

Soltó su hombro y se llevó la mano a los ojos restregando y tratando de disminuir el cansancio.

- El caso es que, ahora es peligroso que estés por ahí sola.

- Te atacaron a ti, no a mí.

- Podrían venir por ti ahora. - Angel se encogió de hombros y se acercó a la puerta para observar el lugar. Solo veía a los mismos guardias de siempre. Y otros ladrones por ahí, a los que no temía, y después de intentar ver un poco más allá, regresó su atención al pelinegro.

- Pero… si realmente estamos bajo ataque… ¿Qué hacemos?

Alex, se acercó y cerró la puerta. Se debían quedar por las dos almas bondadosas de la enana y el rubiales, por tanto, irse no era opción. No a esas horas, en esa época. Observó a Angelique, no parecía estar tranquila tampoco y si la dejaba sola, con lo torpe que era, cualquier cosa podía ocurrir.

- Me quedaré aquí.

- ¿Qué?

- Eso. O en mi cuarto, donde te sientas más cómoda.

- No, ese no es el problema.

- Hemos compartido manta antes. - Le recordó. El rostro de la chica encendió furiosamente.

- ¡No es eso! Además hay dos camas. - Señaló lo nombrado.

- Bueno, mejor.

- El problema es que si mi padre se entera que te has quedado aquí es capaz de malinterpretar todo y…

- Ya piensa que tienes novio, no parece molestarle.

Angel resopló, el carmín no disminuía.

- Nos podría obligar a casar. - Explicó.

- ¿Eh?

- Bueno, si es como el padre que conozco, sí.

Alex resopló, pero no era en molestía, al contrario, se le hizo divertido.

- ¿Qué clase de padre casa a su hija con el hombre con el cuál compartió cuarto?

- El mío.

- ¿Y si fueran dos o tres?

- ¿Poligamia?

- Cuanta felicidad tendrías.

Y otra vez un manotón fue hacia él.

- Ya, cálmate. - Le restó importancia. - No me vieron pasar.

- Comprendo. - Dijo y se acercó a su cama. - Allá tú. - Le señaló la vacía.

▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬

Como que me quedo escribiendo en el cel, me distraigo menos (?

por Nya Sáb 7 Oct - 17:38

Ya estaba acostumbrada pero aun así, la cama se sentía insufriblemente dura. Nunca imaginó en el pasado las camas eran tan duras aunque llegó a la conclusión de que dependía del lugar. Si estaban hechas con paja, serían agradables, si eran de pluma sería una bendición. Y para los pobres, una piedra. No literalmente, pero la sensación era la misma.
Iba a desvestirse cuando cayó en la cuenta de que no estaba sola y entonces se detuvo pensando en que hacer. Echó un vistazo hacia Alex para intentar averiguar que decisión había tomado y ahí estaba, mirandola intensamente.
- ¿Que? - Dijo tímida.
- Nada. -
- Entonces ¿por que me miras? -
- ¿No puedo? -
- No. -
Volvió el silencio donde ambos se miraron mutuamente durante un incómodo momento, al menos así lo era para Angel hasta que Alex decidió quitarse las botas y sin mas, tumbarse en la cama.
Por un momento, su corazón traicionó. Se sintió afligida porque realmente esperaba que dijera algo o que al menos insistiese, pero se reprimió y simplemente, con un suave soplo apagó la vela para meterse en la cama. Pero era incómodo tratar dormir con toda la ropa puesta así que finalmente, decidió quitarse todo lo que estorbaba bajo la manta.
Era dificil tratar de dormir sabiendo que ahí estaba él. Preguntas como si se había dormido ya, rondaban por su cabeza. Cada vez que se daba la vuelta en la cama se preguntaba si estaba siendo muy ruidosa. Pero poco a poco, entraba en su cabeza los pasos de personas por el pasillo, caminando de un lado a otro y hablando de temas triviales susurrando cayendo finalmente en un profundo sueño.

Como no había ventanas, no entraba luz del sol. Pero no era necesario, ya estaba tan acostumbrado a dormir la misma cantidad de horas de sueño, que despertaba automáticamente sin necesidad de un despertador natural. A ciegas intentó encender de nuevo el quinqué no sin antes haberse golpeado tontamente unas siete veces y eso provocó que Angel despertara. Por supuesto no la vio, pero si escuchó como se retorcía en la cama.

- ¿Alex? - Preguntó con una voz apagada. Alex reconoció para si su debilidad ante ello.

- ¿Si? - No hubo respuesta, solo movimiento. - Es de día, o creo que es de día. -

- ¿Tan pronto? -

Recordaba que en algún momento de su vida se había acostumbrado a dormir nueve horas exactas. Siempre despertaba puntual al menos que por algún motivo tuviese que dormir de menos. Pero mas de nueve nunca pasaba. Así que pronto tampoco era.

Tan rápido como dio con la vela y la encendió, pudo ver el rostro risueño de la pelirroja. Podría haberse quedado a contemplarla pero le llamó mas la atención lo desordenado que estaba el suelo.

- ¿Que? - Salió automáticamente de su boca.

- ¿Hm? - Angel aun restregaba sus ojos.

Y es que había demasiada ropa en el suelo. Examinandola con mas tiempo, la mayoría pertenecía a Angel, pero también había ropa suya. Entonces recordó que en algún momento de la noche, se había deshecho de la camisa por calor.

- Huh. - Se rascó la nuca.

por **Mar.** Miér 11 Oct - 4:02

Se había despertado con los rayos del sol traspasando las telas de la carpa que le habían cedido en aquel campamento. Giró su mirada hacia su lado, pero en la cama –improvisada- del lado, no se hallaba la persona que esperaba ver. Se estiró un poco y se reincorporó. Logró ver que en la pequeña mesa del lado, había un recipiente con un cuenco con agua, un trapo, una vasija con fruta y una tinaja con agua, había también una pequeña nota escrita en papiro con carboncillo: “Te debía una. Descansa, te lo mereces”. El rubio sonrío, sabía exactamente quién lo había dejado. Se lavó la cara y secó con el trapo, comió un poco de frutas y tomó aquella agua fresca y una vez listo, salió de su guarida.
-Buenos días – saludaron un grupo de mujeres que justo pasaban frente a él. Él sonrío como era de costumbre. Las mujeres rieron coquetas y se alejaron.
-Buenos días joven Hunter – saludó otra marioneta, tenía la forma de un vendedor cincuentero, con barba y cejas espesas.
-Buenos días. ¿Qué tal todo?
-Estupendo gracias a usted y su compañera, han sido como regalos del cielo- habló con notorio agradecimiento, Hunter sonrío. ¿Quién iba a pensar que aquello era simplemente un muñeco con una acción programada? Él, jamás podría terminar de comprender ello.
-No ha sido nada…y hablando de mi compañera ¿la ha visto?
-Oh, por supuesto. La señorita ha salido esta mañana acompañada de un caballero. Se dirigieron hacia la zona este- habló el hombre. Hunter agradeció y emprendió su marcha. ¿Un caballero? ¿Será acaso el mismo con el que la vio conversando el día anterior?

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-Aquí tiene, me sorprende que se haya levantado con tantas energías luego de un día agotador- había dicho Acher con una sonrisa. Ella le respondió de igual manera
-Soy alguien resistente.
-Esa me parece que es una cualidad que el joven Azael valora mucho – Eli le dedicó una mirada curiosa, entre burla y confusión. ¿A que venía eso? Ella soltó una risilla.
-Pues me alegra que el joven, tenga principios que valorar- Acher sonrío socarrón. Eli, se encontraba terminado de arreglar uno de los últimos puestos que faltaban del mercado ambulante. Para su suerte, las marionetas trabajaban bastante rápido.
Se había levantado bastante temprano ese día, y luego de haberse sorprendido así misma contemplando el rostro de su compañero, quién parecía descansar tranquilamente, optó por pagarle con la misma moneda del día anterior. Buscó lo que tenía cerca y le preparó una bandeja con todo lo necesario, quizás tarde en despertar y se sorprenda con ello, quizás iría a buscarla para agradecerle con esa linda sonrisa…
-¡Joven Hunter! ¡Joven Hunter!- O quizás, no. Eli se giró hacia dónde escuchaba aquellos gritillos provocados por marionetas femeninas, y allí estaba él, sonriente como un rayo de sol. Aquella imagen le trajo un lindo sentimiento en su pecho…que fue opacado rápidamente, cuando observó cómo esas marionetas de jóvenes chicas, lo rodeaban y le proporcionaban, frutas, agua, toallas, entre otras cosas. Sin querer, Eli hizo una mueca, y solo se limitó a volverse hacia el otro lado, cuando sintió que el rubio reparó en ella. ¿Qué rayos le pasaba? ¡Eran marionetas, dios! ¡Y como si le importará lo que hiciera ese tonto rubio!
-¡Eli! – La voz del rubio se alzó entre las demás –Disculpen señoritas, debo ir con mi compañera. Muchas gracias por todo.
-Eli – Hunter aceleró el paso y llegó al lado de la joven, pero ella se rehusaba a mirarlo. –Buenos días.
-Hola. Veo que ya despertaste. Que bien – dijo casi en tono cortante. A él le extrañó.
-¿Estás bien?
-¿Yo? Claro. ¿Tú que tal? Me parece que todo bien ¿verdad? – habló con desdén.
-Bueno –Acher, quién se encontraba aún allí, observando toda la escena divertido, intervino –Bueno, según las órdenes dadas, tendremos que partir en una hora aproximadamente, para poder llegar a tiempo a la guarida. Así que iré a preparar todo. Nos vemos –le joven se volteó hacia la pelimorada y tomó su mano, depositando un rápido beso en el dorso, luego dio una leve reverencia y se marchó. Eli se quedó perpleja, mientras que Hunter, mantenía su expresión serena con una sonrisa fija, sin dejar de observar a la pelimorada.
-Yo…este…bueno. Iré a ver si falta algo…- Eli se dio media vuelta e hizo el ademán de marcharse. Esto no era algo que solía suceder, pero no pudo reprimir aquella acción. Estiró su mano y cogió la muñeca de la joven. Eli se detuvo en seco.
-¿podemos hablar? – mencionó el rubio. Ella no se giró, simplemente asintió.

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Es todo, no presionen! xD

por **Shiba** Sáb 14 Oct - 19:03

- ¿Qué pasa? - Preguntó Angel aun adormilada, aunque había dormido, no sentía haberlo hecho; al contrario, se sentía más cansada, algo que la hacía indiferente a cualquier cosa, pues su mente se mantenía en un blanco donde solo podía pensar en el sueño que tenía. Mas, esto desapareció inmediatamente, en cuanto recordó que debía despertar antes que Alex, lo que no fue así, y comenzó a alterarse.
Miró debajo de su sábana, y sobre su cama, no había nada; después al suelo y ahí estaba, todo caído. La vergüenza la invadió y comprendió la reacción de Alex.
- Puedo explicarlo... - Volteó a Alex y entonces su rostro ardió. Si no mal recordaba había una prenda que no reconocía entre todo el desastre, y ya sabía a quién le pertenecía.
Se tapó el rostro y cerró los ojos.
- Lo siento.
- ¿De qué te disculpas? - Alex la miró confundido, se miró a él y se llevó una mano a la cara. Una situación así no era normal. - Olvídalo, mejor alistemonos.
Y al término de esas palabras, se escuchó que tocaban la puerta, los dos quedaron estáticos, si era una marioneta como la noche anterior, debían tener cuidado.
- ¿Angelique? - La voz de Azael quitó la tensión, pero se mantuvieron callados. Sabían que era mejor hacerlo pensar que ella seguía dormida.
Escucharon pronto que se alejó de la puerta, la misma velocidad con la que comenzó plática con uno de los guardias.
- Ragil, ¿Viste si mi hermana ha salido?
- No señor.
- Seguirá dormida entonces. - Aquella conversación mantenía a ambos jóvenes en la cuerda floja. - Iré a despertarla entonces.
Y eso los alertó. Alex pensó en acercarse a su ropa, Pero Angel se levantó de cama apresurada sin pensarlo siquiera enredando sus pies con una prenda, soltó un grito de sorpresa, y por el cual se olvidó de componer la postura para no caer, terminando siendo atrapada por Alex que estaba de frente.
Y entonces, la puerta abrió, dejando ver a el joven de cabellos rojos, quien estático los quedó mirando incrédulo, y ellos los miraron a él, y él a ellos, y ellos a él (?.
- ¡Lo siento! Cuarto equivocado. - Se escuchó el nerviosismo de sus labios, y tras eso, la puerta cerró de un fuerte portazo.
Angel y Alex se miraron confundidos.
- Vaya que es tu hermano.
- ¿Eh?
- Es igual de descuidado.
Recibió una mala mirada, y después la puerta volvió a abrir asustando a ambos.
- ¡¿Qué le haces a mi hermana?!
- ¿Ves?
Alex estaba recibiendo todo el odio del pelirrojo con simplemente la mirada, y cuando ella iba a pronunciarse él la soltó.
- Se cayó.
- Lo acabo de ver. - ... - ¡Me refiero a antes!
- Se iba a caer.
- Pero de todas maneras cayó.
- Es torpe.
- Eso lo sé.
- ¿Entonces?
- Buena pregunta.
Angel estaba en el suelo escuchando todo eso, y maldijo mucho a esas personas en la mente. Y en ese lapso en el que reinó el silencio, ella se levantó, sacudió el polvo que se había pegado a ella, y tranquila, tomó el brazo de Alex, después caminó hasta donde su hermano, el pelinegro simplemente dejó guiarse al no comprender nada, y entonces ella tomó el brazo de su hermano, avanzaron unos pasos más, los soltó, ellos giraron el rostro siguiéndola, y el portazo les pegó en la cara en cuanto ella decidió encerrarse.
- ¿Qué le hiciste? - Preguntó el pelirrojo de mala manera. Alex pensó en seguida nuevamente que de hecho sí eran hermanos; de alguna manera lo terminaban culpando de todo.
- Nada, simplemente se tropezó y tu llegaste. - Explicó con cansancio.
- ¿Y el motivo de esas fachas?
- Hacia calor. - Suspiró pesadamente. Después recordó lo que le había dicho Angel. - ¿Le dirás a tu padre?
- No, no quiero que se case con un pobretón.
- ¿Qué?
La puerta abrió. Angel se había vestido, tenía el cabello hecho un desastre, y no tenía a Eli o sus productos modernizados, para que la ayudase. pero lo que más atormentó a los chicos fue que pasase sin que les dedicara una mirada.
- Ragil, - Llamó acercándose al nominado, quien quedó confundido, pues tenía a su hermano justo a espaldas de ella. - Necesito lavarme el rostro. - Dijo. El hombre le señaló un pasadizo y le indicó una puerta. Angel agradeció y se fue directamente al lugar. Alex había regresado por su camisa y revisó la habitación por precaución. No había pagado la vela.

▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬

El desayuno fue tranquilo, y todo estaba listo para el viaje, por lo que solo quedaba esperar a la llegada de Eli y Hunter, el cuál se estaba haciendo eterno para la pelirroja. Mientras para Alex, el silencio de ella era lo que se le estaba haciendo eterno, como si hubiese dicho algo que nadie supiera.
Ni siquiera a su hermano le había hablado, así que supuso seguiría molesta. Por lo que la dejó ser, y mantuvo la distancia sin perderla de vista, y en un momento de hecho lo hizo, lo que hizo que la buscase hasta que sintió un jalón desde su brazo, inmediatamente supo quien era, y solo la miró en silencio.
- Lo siento. - Dijo ella.
- ¿Por qué?
- ¿Estás molesto?
- No, eres tú la que está molesta.
- Bueno, creí que te habías molestado porque yo me molesté.
- ¿Por qué?
- Porque no me has hablado.
- Porque creía que no querías que te dirigiera la palabra.
- Porque me había enojado. - Dijo como lo obvio. Alex resopló. - ¿Te enojaste?
- No... - Se llevó una mano a la cabeza, aquel rompecabezas que había hecho no era que no lo entendiera, era que no tenía lógica. - ¿Llevas lo necesario? - cambió de tema. Angel asintió.
- Papá me dejó tomar todo el oro. - Sonrió.
- No.
- Pero...
- Que no.

▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬▬

All for Now xDDD

por **Cris** Miér 25 Oct - 1:42

Hunter llevó a Eli con suavidad a un espacio más tranquilo, pocos metros más allá de donde estaban antes. Aún sostenía la muñeca de ella con una de sus manos y a pesar de que la chica se sentía un poco contrariada, no se resistió al agarre.

-Bueno –Cris le sonrió ampliamente, sin mostrar los dientes, cuando ambos detuvieron sus pasos- Quería… -Se detuvo al notar que ella no lo miraba- ¿Pasa algo, Eli? Te noto extraña.
-Oh, para nada, estoy bien –Su tono no era cortante ya, sino más bien, parecía querer rehuír de la conversación.
-No te creo.
-¿Por qué no? –Habló más decidida, no quería que la cuestionaran y menos en su estado.
-Porque la linda Eli que conozco nunca rehúye una mirada, siempre mira con decisión –Explicó el rubio con su tono alegre.
-¿La Eli qué? –El corazón de la pelinegra había dado un tumbo.
-Que conozco –Repitió inocentemente.
-No, lo otro –Dijo sin pensar, se reprendió internamente pero a la vez quería la respuesta.
-¡Ah! Linda –El muchacho amplió su sonrisa, aunque ella aún no lo veía- Bueno, eres una linda persona, así te veo yo –Contestó sinceramente.
-Oh, entiendo.

Por un lado, la explicación de Hunter le generó una extraña calidez en el pecho, pero al mismo tiempo la simpleza y fluidez con la que respondió el chico no le permitían disfrutar del todo las palabras… ¿Pero qué estaba buscando? ¿Un cumplido? ¿Para qué? Ella no necesitaba eso. Aunque… Podría explicarse su manera de hablar ya que él siempre era así, tan espontáneo, auténtico, sincero, lindo, amable… ¡Pausa! ¡¿Lindo?!

Éliary seguía sin verlo a los ojos, tenía la mirada perdida en algún punto del pecho de él como excusa para no alzar el rostro, en esos momentos agradecía su baja estatura para no estar cara a cara con él. Escuchó una risilla fresca y espontánea pero dulce a la vez, que alteró sus sentidos.

-Bueno, Eli –Hunter colocó una mano en la barbilla de ella, con el pulgar reposando en el mentón, y le levantó el rostro con delicadeza- Así está mejor –Ahora, se miraban a la cara y el joven le dedicó una sonrisa radiante- Quería agradecerte por todo lo que hiciste por mí. Me ayudaste con estas personas aún cuando no tenías que hacerlo, y eso lo aprecio bastante.

Rayos, no, no, no. Esa era una de las razones por las que no lo quería ver. Ahí estaban sus ojos azul cielo intenso, tan pero tan cristalinos. Escuchaba lo que le decía, pero sus ojos la hipnotizaban, y a veces sólo prestaba atención a su voz y no a sus palabras.

-Entonces… De verdad gracias –Terminó con voz amable.
-Oh, no es… No es nada –No pudo evitar devolverle la sonrisa, la suya era muy contagiosa.
-Y tienes bonita letra, por cierto –El rubio alzó entre ellos el pergamino que ella le había dejado.
-¿Lo conservaste? –Preguntó algo incrédula, su rostro mostraba una tierna sorpresa.
-Pues claro, tú lo escribiste, debe valer miles –Rió alegremente.
-Jajaja, gracias, por el cumplido –El ánimo de la chica se levantaba con cada frase.
-No es nada, en verdad tienes linda caligrafía. Y también… Eres buena escogiendo frutas –Rió divertido.
-¿Te gustaron? –Sonrió animada.
-Las devoré todas –Dijo con orgullo.
-No me extraña de ti –Ahora fue Eli quien rió con ganas.

Ah, eso es, ahí estaba. Esa era la risa que quería escuchar, la sonrisa que quería ver iluminando su rostro. Era melodiosa, o eso le parecía a él. En un lugar sin música como aquel, podría escucharla a ella y percibir una canción en su voz. Se había preocupado al verla distante e incluso seca, pero ahora, volvía a estar tranquilo contemplando su linda carita radiante. Exhaló un suave suspiro acompañado de una sonrisa que amoldó ese sonido, haciéndolo sonar tierno.

-¿Pasa algo? –Eli no pasó eso por alto, ni el hecho de que seguía mirándola fijamente.
-Oh, nada, nada –Movió las manos frente a él. La verdad es que ni él entendía qué le había pasado.
-Creo que deberíamos ir allá, nos están llamando –Señaló al grupo de ladrones que los escoltarían hasta la guarida.
-Yep –La tomó de la mano y avanzó dando largos y cómicos pasos- ¡En marcha! –Y sacó una manzana de su saco.
-¿No que habías devorado todo?
-Dejé esta para luego, sabía que me daría hambre otra vez.
-No tienes remedio –Soltó una risilla suave.
-Necesito recargar energía.
-¿Recargar? Pero si eres como un Sol.
-¿Por lo brillante? –Sonrió y cerró los ojos solemnemente fingiendo ego.
-Jajaja, claro.

Sí, por eso. No porque fuera un rayito de luz capaz de levantarle el ánimo y causarle esa rara calidez… Hablando de calidez, sentía más de la usual en una de sus manos. ¿Qué? ¿Cuándo la había tomado de ella? No se dio cuenta cuando trataba de seguirle el ritmo con esos pasos que había dado antes. Sintió su rostro encenderse un poco, y sacudió su cabeza levemente. Cris le dio un mordisco a la manzana con alegre despreocupación, desvió su mirada cristalina hacia ella sin girar la cabeza, y apretó traviesa y cariñosamente la mano de Éliary. Le hacía feliz… Estar así.

por Nya Jue 9 Nov - 11:14

El mapa marcaba el fin de aquel infinito desierto. Si sus cálculos eran correctos, no estarían a mas de dos pares de días al fin de aquel tormentoso calor seco digno de compararlo con el mismo infierno, si es que lo que estaban viviendo no era aquello.

- Estoy lista. - La voz de Angelique lo devolvió a la realidad. - ¿Por que me miras así? -
- ¿Hm? -
- Me miras con rostro de pena. -
- Ah. No es nada. - Pero lejos de la realidad, sentía lástima de que alguien como ella fuera arrastrada a un mundo tan bizarro. O quizás ni siquiera existía y todo era producto de su imaginación, un test para entrar al cielo. Cuanto mas se preguntaba por la realidad, mas le empezaba a doler la cabeza así que lo dejó y se obligó a concentrarse en el presente. - Suporngo que por algo le dicen que hay que vivir el momento. - Pensó.
Esperó a que la pelirroja se subiera al carro, pero uno de esos carros no eran tan cómodos y accesibles como en la era moderna, otro motivo por el cual en el pasado, los señores siempre tomaban la mano de la dama para ayudarlas a subirse. La forma en que se subió fue tan extraña que le hizo gracia.
- ¿Que? - Preguntó tímida, sabía de que se reía.
- Nada, nada. ¿Ya te despediste correctamente? No volveremos por aquí. -
- Sí. - Respondió decidida.
- Entonces marchemonos antes de que te arrepientas. - Cuanto mas tardasen en irse, mas costaría despegarse de aquel sitio, mas que la grasa de una cocina.

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- ... Y fue entonces cuando se cayó torpemente. - Rió. Lo observó y Alex apenas estaba inmutado salvo por una leve sonrisa que tenía desde hace tiempo. - ¿Es aburrido? - Se atrevió a preguntar.
- No dije eso. - Respondió sorprendido. - Solo no soy alguien entretenido para dar conversación. - Dijo volviendo la mirada al frente e irguiendo la espalda en una correcta postura. - Es entretenido, pero no se que decirte. -
- ¿Reaccionar al menos? -
- ¿Así? - Puso su peor cara con sonrisa.
- Pfff. - Se rió - Así no. - Le pegó un suave empujón.
Durante el camino, solo Angel había hablado para contarle algo de su vida por petición del policía. Cuanto mas escuchaba, mas se daba cuenta de lo poco que sabía de ella y aquello le molestaba en cierto modo. Sabía que era normal pero aún así, le incomodaba, quizás porque comparado con su vida, era una miseria o quizás porque no había estado ahí presente, pero era algo que ya poco tenía solución al ser cosa del pasado.
- Te toca contar algo. - Dijo mientras se disponía a beber un trago de agua. Torpemente por las prisas, hizo que parte del contenido acabara fuera de sus labios atragantandose tontamente. Giró para ver si Alex había visto pero solo limitaba a hacerse el ignorante lo que solo empeoraba mas las situación.
- Viste. -
- No. -
- Acabas de admitirlo. -
- ¿El que? - Tosió para disimular. Ella entrecerró los ojos y el solo alzó los hombros.
Sacó el mapa y volvió a observar la ruta. Pararían en la zona para recoger a Eliary y Hunter y seguirían hasta atravesar el desierto y llegar a la siguiente zona, una estepa. Aunque no era el mejor mapa, estaba bien detallado, lo suficiente como para no perderse.
Los cabellos de la pelirroja se interpusieron entre él y el mapa cuando la chica quería echar un vistazo.
- ¿Falta mucho? -
- Bastante, esto no es un coche. Por cada centímetro del mapa, es medio kilómetro así que aun queda. - La pelirroja suspìró ante aquello. - Puedes quedarte atrás del carruaje. -
Angel negó con la cabeza. - Prefiero estar contigo. - Pensó pero omitió decirlo.

- Entonces ponte la ropa. -
- Pero... -
- Te quemarás. - El hecho por el que los hombres del desierto, sobretodo si eran viajeros, iban completos de ropa, era para evitar quemarse del exceso de sol. Aunque suponía mas calor, tampoco era plan morir achicharrado como carne a la barbacoa. Alex sabía bien lo que sería eso, y estando en la edad de piedra, dudaba de que hubiese algún remedio autentico que pudiera aliviar el dolor y menos aun: curar.
De mala gana, Angel obedeció y entró a la parte trasera del carro, cubierto por una lona simple. Ya habían obligado su padre y hermano a que se pusiera protección e incluso le habían advertido de que no pasara tiempo bajo el incesante sol por sus efectos pero al poco tiempo se había deshecho de ella por el inmeso calor que daba.

Con tan solo entrar bajo la sombra, se deshizo mas aún de la ropa como la capa y las botas y agradeció que la brisa aireara su cuerpo o sentía que iba a derretirse en cualqueir momento.
- Tampoco es cuestión de ir como Miley Cirus. -
- Dejame ser feliz. -

por **Shiba** Sáb 25 Nov - 2:57

- ¿Cómo lees esa cosa? - Angel se arrimó a la tabla que hacía de respaldo del taburete. Quedando como si quisiese echarse una siesta en las bancas de la universidad. Con la diferencia de que en lugar de una silla, improvisó con un cofre plano en el que cargaban algunos víveres. Aún así sus piernas quedaban alto si se ponía de frente así que aunque su torso miraba al frente la parte baja de su cuerpo apuntaba hacía el lado más largo pudiendo así estirar las piernas y evitar algún calambre o algo parecido.

Alex había escuchado todo el ruido que había a sus espaldas pero no dijo nada, chequeaba lo que ella hacia cada cierto tiempo, algo de lo que estaba seguro ella era inconsciente, si no, estaba seguro de que le habría preguntado o se habría detenido de mover todo lo que movió de lugar.

- ¿El mapa? - Se aseguró, ella asintió, él facilitó su alcance a la pelirroja quien lo tomó curiosa; no entendía cómo se podía ubicar en tiempo real en algo tan grande, solo con referencias a papel. Ella habría perdido el camino desde que salieron.

- No entiendo nada.
- Que novedad.
Angel enseguida capto el sarcasmo y sus mejillas hincharon levemente en descontento. Junto a un extraño puchero que deformaban su rostro de una manera tal que Alex no supo si fuera prudente reírse o no; pero que de todas maneras lo hizo sonreír.

Aun descontenta en antiguas ocasiones, ella no hacía caras raras, al menos que fuesen provocadas por algo con lo que fuese inevitable, como era el caso de las uvas. Las evitaba, pues estaba muy consciente del rededor y de ellos; o eso lograba entender en sus silencios en los que su enfoque se perdía en más de una dirección; tanto que si no fuese tan torpe y sincera hubiese creído que era un tipo nuevo de marioneta. Por la cuál se preguntaba, como hipótesis, si tranquilamente podría aceptar una segunda muerte o no. El clon de la noche anterior casi lo logra ¿Por qué la real no podría?

- ¿Qué crees que hubiese pasado si no me encontraba con ustedes?
- Serías polvo de estrellas y nosotros estaríamos más avanzados.
- También lo creo. - Sonrió comprensiva pero con dolor ante la respuesta.
- ¿Por qué la pregunta?
- No sé. Solo... Quiero conversar, siento que eres mi chófer si voy sola acá y no hago plática.
- ¿No platicas con tu chófer? - Ella negó.
- Solo a veces y de cosas que vemos por la calle. De hecho, podemos platicar sobre lo que vemos por aquí. - Comenzó a mirar a los costados, recordando que la lona tapaba su visión por lo que dejó la mirada al frente sin éxito.
- Mira, arena. Wuujuuu. - Lo monótono y aburrido salió de su voz haciendo reír a Angel más fuerte de lo que ella quisiera. - Vamos, no fue tan gracioso.
- Lo fue. - Dijo al sostenerse la barriga y controlando el pequeño ataque de risa que le había dado.
- No, eres tú la que se ríe de cosas que no debe. - Ella sonrió.
- Me lo han dicho.
- ¿En serio?
- Sí ¿Soy rara?
- Mucho.
Volvió a reír pero solo fue como un suspiro cansado.
- A veces pienso que estar aquí no es tan malo.
Un pequeño silencio se estancó en el ambiente, y solo el viento que llegaba por la velocidad, y unos cuantos granos de arena lo acompañaban a que no fuese tan mortal.
- No quiero preguntar.
- Mejor. ¿Crees que si logramos salir de aquí... Nos volvamos a encontrar allá?
- No lo sé.
- Mi apellido es Tyler. - Él la miró con curiosidad. Mentiría si decía que no había escuchado el apellido antes, ahora podía reafirmar, el origen y descendencia mafiosa de la chica.
- ¿Y eso por?
- Quiero saber si realmente estamos tan lejos - Ella se encogió de hombros. - ¿Cuál es el tuyo?
- Oppenheim.
- Puede que estemos a unas horitas en avión.
- Por supuesto, un policía va a ir a la casa de un mafioso por visitar a su hija...
- ¿Por qué no?
- Me va a quemar vivo.
- ¿Y qué?
- ¿En serio? - Y volvió a escuchar esa risa.
- Si le digo que eres mi amigo no pasa nada... O eso creo.
- No me convences.
- Oh, vamos...- Volvió a reír y a continuar con la conversación. Aunque la verdadera pregunta que se hacían ambos y que no se atrevían a sacar a la luz era: ¿Aún me recordarás?.

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No tengo ganas de hacer mucho lío ahora, así que se me hace lindo que en su lugar se vayan conociendo más xDD

por Nya Vie 12 Ene - 22:10

El silencio era incómodo, pero no había nada sobre lo que pudieran hablar. Solo el sonido amortiguado de las herraduras del equino, daban al fondo un significado que no fuera monótono. Pero si el sonido era constante, también era monótono y al final, parecían estar atrapados en el mismo momento eternamente.

Hacía horas que habían traspasado ya la ciudad en ruinas y que se estaba reconstruyendo. Pero en el transcurso de recoger a Hunter y Eliary, dos niños se habían sumado mas al viaje debido a su mal estado de salud y la falta de medicinas. Entre un juego de ruego e imploro, Hunter quiso llevarselos a la ciudad mas cercana y aunque conocía bien la respuesta de Alex, este no dijo nada al respecto esta vez y tan solo apresuró a que tomaran una decisión rápida para marcharse pronto.

- ¿Estás bien anciano? - Preguntó Eliary a su oído desde atrás. Angel que estaba junto a Alex en el asiento del conductor también pudo oír la pregunta.
- Estoy genial. -
- ¿Seguro? -
- Sí. -
- No lo parece. - Alex suspiró.
- ¿Lo preguntas por lo de los niños? - Echó un rápido sigiloso vistazo a Hunter que cuidaba de los dos menores en gran pena y dolor. - Realmente no me importa. -
- Raro. - Rió levemente. - Te opondrías. -
- Quizás sea el calor. - Volvió su concentración al frente. Una vez que Eliary volvió hacia Hunter, notó como Angel clavaba su mirada en él. Como sabía que lo miraba, su cara poco a poco se torcía hasta que no resistió decir algo. - ¿Que? -
- Te preocupa. - Sonrió.
- Shhhh. -
- No eres honesto. -
- Basta. - Ordenó. - ¿Que clase de imagen tenéis de mi? - Angel pensó por un momento. Y la verdad era dificil describirlo sin usar palabras negativas. - Será mejor que acampemos pronto, no quiero encender una hoguera aquí y tampoco quiero comer en oscuridad. - Angel miró al cielo.
- Pero si aún hay luz de sobra. -
- Ingenua. - Se burló con teatro. - Cuando vea un buen lugar pararemos. -
No pasó mucho tiempo hasta que Alex encontró un buen lugar, rodeado de dunas para evitar la fría brisa nocturna de los desiertos. Con rapidez, preparó la comida del caballo y seguido la cena de todos.
Como todo estaba curado, no había mas dificultad que cortar cuidadosamente todo y aunque estaba mas duro que una piedra a veces, tenían que conformarse con lo que había en aquel mundo.
- Echo de menos una sopa. - Se quejó Eliary. - Con este pan tan duro, le vendría bien algo de caldo delicioso y calentito. -

por **Mar.** Dom 14 Ene - 20:46

•••
Había transcurrido por lo menos una hora desde que habían iniciado el retorno hacia la guarida. Acher iba en el frente montando a su caballo, seguido de tres de sus hombres y finalmente, Hunter y Eli iban montados en el mismo corcel. El sol se encontraba en su máximo esplendor y el andar de los caballos sobre la arena parecía verse cada vez más lento. Eli llevó su mano hacia su cabello, acomodándose los mechones que caían sobre su frente hacia atrás. Agradeció haber tenido la oportunidad de cambiar de ropas cuando llegaron con los ladrones, aquel traje se le hacía bastante liviano y ayudaba con el intenso clima.

-Joo. Alto pequeño- Acher detuvo su corcel, creando un efecto dominó en todos los demás. Algunos bajaron de sus caballos aprovechando en compartirles un poco de agua de las cantimploras.
-¿Pasa algo? – cuestionó el rubio acercándose al hombre, quien se encontraba concentrado en un punto a la distancia. Ni sin inmutó, solo agudizó su vista.
-Allí está- Acher alzó su mano y en sincronía, un aguilucho pasó directamente sobre él arrojando un morral de cuero, que atrapó al instante.
-Wow- soltó Hunter maravillado por el ave, que retornó posándose en el hombro del líder de la caravana. Acher tomó la bolsa la abrió y sacó un papiro. No tomó más de un instante antes que dibujara una sonrisa en sus labios.
-¿Qué es eso?- preguntó Eli acercándose a uno de los secuaces.
-Es el ave de nuestro líder.
-Lo usa para comunicarse con sus más fieles hombres – intervino otro.
-Oh- esbozó la joven. Eso quería decir que era algo de Azael. En aquel instante se preguntó si tendría relación con sus compañeros y una punzada de preocupación la invadió por un momento. Agitó la cabeza descartando aquella idea.
-¿Es de Azael? – se atrevió a preguntar la joven, luego de unos segundos de silencio.
-Pues… sí. Es del líder – habló
-¿Y qué dice? ¿Pasó algo?- Acher se la pensó un poco.
-Algo así. Me temo que ya no podremos acompañarlos en su recorrido.
-¿Y eso? - soltó curiosa la joven.
-Pues al parecer la señorita y su joven amigo, salieron esta mañana de la guarida con dirección a un punto de encuentro diferente. Les han enviado esto – Acher alzó el morral de cuero, lanzándola hacia los brazo de Hunter, quien lo atrapó hábilmente.
-Allí encontraran el mapa, algo de provisiones y una bolsa con monedas de oro, de parte de nuestro líder. No es mucho, pero les servirá hasta encontrarse con la señorita. – Eli suspiró. ¿Por qué se habrían ido así esos dos? Quizás si pasó algo…
-Disculpa ¿y el punto de encuentro que tan lejos está de aquí? – interrogó el rubio.
-No mucho, tan solo a un par de horas hacia esa dirección – Acher apuntó hacia el este. –No se perderán. Es un pequeño oasis. Créanme, no se les dificultará. Llévense al caballo.- Eli y Hunter sonrieron. –Pero tengan cuidado. En ese lugar nadie dura mucho.
-¿Y eso? – Acher se encogió de hombros.
-Bueno, gracias – Hunter se colgó el morral cruzando su torso y subió se acercó al caballo. Eli se acercó a Acher.
-Muchas gracias por todo, en serio
-No tiene que agradecer señorita, ha sido todo un placer – El joven hizo una ligera reverencia, lo que ocasionó que una sonrisa nerviosa naciera de la peli morada.
-De todas maneras, gracias. Oh cierto ¿podría hacerme un favor?
-Diga usted – La joven se acercó y depositó un sobre en sus manos.
-Por favor, entréguele esto a Azael y agradézcale de mi parte.
-Será un placer.

...

-Tengo hambre – había soltado el rubio. Ella suspiró cansina y observó el sol… si no le fallaban sus conocimientos, ya casi serían las tres de la tarde, era lógico que el hambre empezara a asechar. En momentos como ese, le agradecía al anciano haberle ensañado aquellas cosas básicas.
-Aún no hemos llegado – respondió la joven con cierto aire maternal. Él soltó un ligero gruñido que le causó gracia. Eli se giró hacia el morral y hurgó en el interior.
-Ten – El joven se giró hacia ella quien le tendía un par de frutas. Él la observó por un segundo-
-Tienes razón, igual no ganaremos nada muriéndonos de hambre – sonrió. Hunter sonrió más que encantado y tomó una pera, dejándola a ella con un racimo de uvas.
Eli empezó a comer una y de pronto, su vista se centró en el horizonte.
-¡Eli llegamos! – la joven estiró su cuello sobre el hombro del rubio y sus ojos parecieron iluminarse. Sin querer queriendo, apretó suavemente su agarre a la cintura del joven, lo que a él le provocó una sonrisa. Era un hermoso paisaje dibujándose delante de ellos. Las grandes palmeras rodeaban lo que parecía una laguna. A lo lejos, también podían observar algunas casas de época cercanas a la orilla aunque algo no parecía cuadrar. Entre más se acercaba, aquel sentimiento se iba incrementando. No tardaron mucho en llegar hacia aquel paraíso.

-¿Y Alex y Angelique? ¿No deberían de estar ya acá? – la joven dio un salto y se bajó del caballo. Por fin podía estirar las piernas.
-No lo sé, seguro se habrán desviado- comentó el rubio. Eli se lo pensó…quizás sí. -Y bueno, mientras esperamos iré a recargarle energías al pequeño – continuó. Hunter detuvo al caballo en la orilla de la laguna para que este pueda refrescarse. Mientras que Eli observaba el paisaje, se encontraban a una distancia prudente de aquellas casas y entre más las observaba, más extraño le parecía.
-Iré a echar un vistazo
-Yo también voy.
-Alguien debe de quedarse con el caballo.
-¡Diamond estará bien! – afirmó él. Ella pareció pensárselo y finalmente soltó un ligero suspiro. Era inútil, sabía que diga lo que diga, el rubio se saldría con la suya…
-Bien, vamos – había dicho.

Ambos jóvenes empezaron a caminar. Se aproximaron a la primera casa y tocaron la puerta, pero nadie respondió y lo mismo en las siguientes.
-¿Hola?- Hunter se asomó hacia la ventana. –Tampoco hay nadie
-Es extraño.
-Sí, me pregunto ¿Por qué dejarían este lugar? – se cuestionó el rubio. Eli no respondió, dio un pequeño golpe a la puerta y esta se abrió.
-¿Qué haces?
-Entraré a ver qué pasa.
-¡No puedes! ¡Eso es allanamiento!
-Bueno, no importa… igual no hay nadie – Eli entró, dio un par de vueltas en el lugar y salió. No había siquiera rastro de que alguien hubiera habitado esa morada en un buen tiempo.
-Completamente abandonada – se alzó de hombros.
Volvieron hacia dónde estaba el caballo y Hunter aprovechó en llenar los cuencos de agua nuevamente. Eli intentó ayudarlo, pero este insistió que descansara. La joven iba a rebatirle pero aquella sombra se veía tan tentadora que sin darse cuenta, ya se encontraba recostándose debajo de la misma. No sabría cuantos minutos habrían pasado pero un sonido estrepitoso hizo abrir los ojos de pronto ¿en qué momento los había cerrado de todos modos?

Se movió un poco y sintió un peso a su lado. Allí, debajo de aquella palmera y justo al lado de ella, se encontraba el rubio que parecía también despabilándose luego de su siesta. Los colores se le subieron a las mejillas pero la joven logró dispersar aquella sensación y voltearse hacia dónde provenía aquel ruido. Una carreta se había estacionado cerca de la orilla, asustando a Diamond quién corrió hacia el lado opuesto. Eli le hizo una seña a Hunter para que fuera tras él, mientras ella se acercaba al vehículo que acababa de llegar.
-¿Quién…? – la pregunta se quedó suspendida en el aire. Eli se había aproximado hacia la parte delantera del carruaje, con su mano preparada para sacar el arma en cualquier momento. Pero todo quedó en suspenso cuando observó quienes se encontraban dentro.
-¿Ustedes?
-Oh, llegaron. – soltó el pelinegro.
-¿Oh llegaron? – Éliary llevó sus manos a las caderas -¿Es todo lo que nos dirás? – Alex se quitó las gafas y masajeó sus ojos, antes de volver a colocárselos y dirigir su mirada hacia su amiga.
-¿Querías una fiesta de bienvenida o algo así? – soltó mientras se bajaba del vehículo. A su lado, Ángel se asomaba desde la parte de atrás de la carreta.
-¿Eh? ¡Eli! – la joven dio un salto hacia el piso. Eli la observó y le dirigió sonrisa. -¿Y Hunter?
-Oh pues… fue por Diamond- ambos jóvenes la miraron extrañados.
-Larga historia – respondió ella restando importancia a la incógnita de sus compañeros. -¿Y ustedes? ¿Se puede saber por qué cambiaron de lugar tan repentinamente? – preguntó con más calma.
-Es largo de contar. – Eli lo examinó con la mirada.
-Es cierto, tenemos mucho que conversar. – afirmó la peli morada. Ángel se llevó un dedo a la barbilla, como si de algo se hubiese acordado.
-¡Verdad! Dijiste eso también ayer, antes de separarnos. Mencionaste que teníamos mucho de qué hablar, pero por tiempo no lo hemos hecho- Eli asintió. No lo había olvidado. Tenía que contarles lo que Jazmín les había dicho.
-Parece que hoy será día de cháchara – soltó el pelinegro casi en bufido.
-¿Cháchara? ¿Quién dice esa palabra? –saltó a reír Éliary seguida de Ángel.
-Es cierto, es una palabra de abuelos.
-Es que él es un anciano –ambas siguieron riendo.
-Ja ja, sí, claro- bufó el chico.
En ese instante, el rubio llegó trayendo al caballo sujeto de sus riendas. Los recién llegados lo observaron.
-Supongo que este es Diamond- preguntó Alex.
-¡Hola a todos!- saludó enérgico Hunter. Ángel se acercó a él con una sonrisa para acariciar al caballo a su lado, era un lindo caballo de color café con una pequeña marca blanca en forma de un rombo en su frente.

…
Los cuatro chicos habían decidido que lo mejor sería acampar esa noche en aquel lugar. A petición de Hunter y Ángel, optaron por quedarse fuera de las casas, ya que se sentían intrusos en aquellos lugares. A los demás solo les quedó aceptar. Armaron unas tiendas con lo que habían sacado de la guarida y una fogata. Intentaron pescar algo en la laguna, pero no tuvieron mayor suerte, por lo que se conformaron con un poco de carne seca y fruta que llevaban a cuestas. Y sin percatarse, la noche ya había caído sobre ellos. El cielo se veía despejado y miles de estrellas alumbraban el cielo, como si de luces de navidad se trataran. Eli se perdió en sus pensamientos. A lo mejor y esas estrellas si eran luces de navidad, pero en ese momento, con un ligero aire corriendo a su alrededor era imposible pensar que eso no era real.
-Entonces…al grano – empezó el ex policía.
-Una, una anciano – afirmó Eli mientras tomaba un poco de agua de su cantimplora.
-Empiecen. – habló.
-Pregunta.
-¿Cómo llegaron hasta aquí?
-Nos interceptaron a mitad de camino con un mensaje de parte de Azael. Nos prestaron a Diamond y llegamos hasta acá siguiendo un mapa. Mi turno. – el pelinegro hizo un gesto con la cabeza dándole el pase.
-¿Por qué estamos aquí y no en una guarida?
-Hubo un problema – Eli y Hunter lo observaron curiosos –No podría decirles que fue exactamente pero en un momento, hubieron marionetas impostoras.
-¿Impostoras?- repitió el rubio, interviniendo por fin en aquella conversación que se había convertido en una especie de ping-pong entre los viejos amigos.
-Así es, intentaron hacerse pasar por nosotros. Y bueno, pensé que lo mejor sería irnos.
-Ya…-soltó Eli pensativa.
-Bueno… Eli, ¿Qué era de lo que nos tenías que hablar? – preguntó la pelirroja. Justo cuando la joven iba a empezar a hablar, un ruido se hizo presente.
-¿Qué fue eso? – preguntó el rubio. Sin querer, Eli ya se había colocado de pie al igual que el pelinegro, llevando instantáneamente sus manos a sus respectivas armas. Silencio. Y nuevamente, por un instante, se escuchó fuerte y claro. Eran como engranajes colocándose en su lugar.
-¡Miren!- alarmó Ángel. En ese momento, su vista se dirigió hacia las casas cercanas. Las luces de todas estaban prendidas. Lo que llamó su atención ¿acaso había electricidad en medio del desierto? Pero eso no era todo, parecía que había movimiento dentro de ellas. De pronto, se empezaron a escuchar voces, las puertas se abrían y se cerraban. En ese momento, un grupo de marionetas salían de las casas casi hipnotizadas, caminando sin rumbo entre las mismas.
-No puede ser, estaban vacías. Las revisamos.- los cuatro chicos intercambiaron una mirada.
De pronto, se volvieron a escuchar aquellos engranajes y una especie de niebla empezó a salir de aquella laguna, empezando a cubrir la parte de las casas y a aquellas marionetas. Se quedaron quietos por un instante.
-¿Qué está pasando? – soltó Hunter.
-No lo sé, pero no parece bueno.- habló Eli y todos estuvieron de acuerdo. Recogieron rápidamente las cosas que estaban a su alcance y lo echaron a la carrosa.
Alex, quién se quedó observando como aquella espesa niebla se extendía cada vez más y en ese momento… Un grito, dos, tres.
-Mierda…- masculló -¡Tenemos que irnos ya! – subió a tras pies al carruaje, Ángel ya se encontraba arriba y Eli tuvo que dar un salto para subirse, ya que el pelinegro había empezado a andar. Hunter iba siguiéndolos encima de Diamond.
Los gritos escapaban a la realidad. No se asemejaban ni al de los humanos ni al de los animales… era algo completamente indescriptible. Cada vez más intensos, cada vez más fuertes. Un escalofrío los recorrió de pies a cabeza.
-¡Cuidado con la niebla!- alertó el pelinegro.

Se marcharon rápidamente aventurándose al frio desierto en plena noche, pero cualquier cosa parecía mejor que quedarse en aquel lugar...
Éliary se asomó por uno de los lados hacia atrás. De pronto, observó como la niebla había cubierto por completo aquel oasis y casi sintió pena por todas aquellas marionetas que podrían haberse quedado atrapadas en ese lugar, ahora entendía las palabras de Acher: “Pero tengan cuidado. En ese lugar nadie dura mucho.”

•••

Flash Back
Hacia un par de horas desde que habían empezado su viaje y ya se encontraban cerca de dónde verían a Hunter y Eli. Antes de salir de la guarida, Angel les había mandado un mensaje a través del aguilucho mensajero de Azael, explicándoles que los recogerían en el pueblo, ya que este se encontraba en la ruta para salir de aquel paraje.

Mientras más se acercaban, podían observar que el lugar se estaba reconstruyendo rápidamente. Avanzaron rápidamente entre las casas, muchas de las marionetas se quedaban observando en cuanto ellos pasaban y otras, parecían correr ajetreadas.
-Me pregunto en dónde estarán… - y como si sus palabras fueran una invocación, en ese momento, Alex detuvo el carruaje de golpe, haciendo que Ángel tuviera que aferrarse de lo más cercano que tenía para no salir disparada hacia adelante.
-¿Qué pasó?- la joven se acomodó y se asomó hacia la parte delantera. Algunas marionetas se habían asomado ante aquel estruendo, el polvo se había alzado y cuando se dispersó, la imagen de un par de niños le sorprendió a la pelirroja.
-¿Están bien?- preguntó la pelirroja mientras daba un salto hacia afuera.
-¡Aquí están, Hunter!- en ese momento, un grito familiar se elevó entre la multitud.

El cabello inconfundible de la peli morada se abrió paso entre todos y corrió hacia los pequeños, justo cuando uno se desvanecía en sus brazos. Éliary lo sujetó en brazos. Detrás de ella, Hunter aparecía.
-¿Eli? – llamó la joven. Alex observó a ambos chicos.
-¿Qué hacen aquí? – soltó el pelinegro. Eli volteó hacia ellos y sonrío.
-¡Qué bueno que llegan! Necesitamos su ayuda- soltó el rubio.
La explicación fue rápida, aquellos pequeños los necesitaban y posteriormente, se inició aquella discusión de tira y afloja, en la cual, se veían involucrados en ese momento
Fin del Flash Back

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Cosas que aclarar:
1. Locky tiene mi odio eterno
2. No quería echar a perder la conti, así que la modifiqué un poco e hice un enredo Very Happy

3. Si no entienden algo, por favor, procuren preguntar!! Aunque no es tan difícil creo yo xD

por **Shiba** Vie 2 Feb - 1:30

Habían terminado de comer y después de un descanso y charla decidieron que era tiempo de dormir. Los menores hicieron el intento de comer sin mucho éxito además de poder pasar el agua.

- Otra vez dormir a la intemperie. - El suspiro pesado de Angel llamó la atención de Eli quien como ella había terminado de tender unas mantas en las cuales poder pasar la noche.
- ¿No te gusta? - Preguntó al sentarse con vista en dirección a la pelirroja, quien observó un momento el panorama. Hunter y Alex dormirían al otro lado del carruaje, así mantenían todo más cubierto por cualquier imprevisto. Mientras que los pequeños quedaron dentro del carruaje. Angel se levantó para acercar la manta a la de Eli y sentarse frente a ella.
- No es que no me guste. - Ladeó la cabeza - De pequeña, de hecho, siempre quice hacer algo parecido, Pero nunca tuve la oportunidad con lo sobreprotectores que son papá y Azael. Creo que lo que no me gusta es la circunstancia, y el dolor de espalda con el que amanezco. - Rió un poco. - ¿Tú has acampado antes?
- ¿Yo? Ah… Se podría decir que sí, excursiones de colegio y esas cosas…
- ¿Y cómo es?
- Muy parecido, pero con mejor comida y muchas carpas.
- ¿Carpas? ¿Deberíamos comprar unas?
- No es mala idea. - Sonrió. Angel también lo hizo de una manera menos genuina. Se creía una reacción tipo: “¿Con qué dinero? Estamos en la calle, Aunque podemos robar.”. Y luego una risa quitando importancia a la broma. De hecho, ya le habría preguntado por el hecho de estar tan platicadora, algo que no fue así. No es que Angel fuese una persona muy hábil, o lista siquiera, estaba muy a la media, pero analizar a las personas, era un punto fuerte que siempre había tenido a su favor. Gracias a eso podía esquivar sin problemas personas que no necesitaba en su vida. Y en ese momento, aunque la estuviese viendo tan claro como la luz de luna que caía esa noche, algo hincaba que no la dejaba tranquila. ¿Se lo preguntaba?
- Ha sido un día cansado, deberíamos dormir.
- ¿Ah?… - la pelirroja espabiló y sacudió la cabeza. - Ah, sí, claro. - Vio cómo Eli se recostaba y tomaba la manta más ligera para resguardarse del frío. Ella la imitó, pero tardó para quedar dormida mientras encontraba una posición que fuese cómoda, sin obtener mucho éxito y empezar a distraerse con la luz de las estrellas. ¿Siempre habían sido tan bonitas? En vida quizá tendría que haberles prestado más atención, o quizá, debería, decirle a su hermano que la llevase a un planetario.

La mañana llegó, y con ello continuaron su camino, desayunaron lo necesario para no pasar hambre en lo que quedaba hasta la ciudad. A la cuál llegaron después de una horas.

Un lugar levantado en roca maciza, con caminos de piedras lisos, y bellos y excéntricos diseños de lo que parecían edificios antiguos. Avanzaron un poco, hasta encontrar un sanatorio público, dónde pudieron dejar a los niños, y por quienes regresarían a preguntar más tarde.

Por el momento decidieron ir a ver en las tiendas cosas que podrían ser de utilidad.
- Que curioso.- Sonrió al encontrar una pequeña baratija en forma de calabera.
- Hace recordar al Halloween. - Escuchó la voz de Hunter y lo observó, luego miró para atrás, Eli parecía enfrascada en los relojes de arena, y Alex, miraba todo de manera sospechosa, nada nuevo.
- Mucho. - Contestó regresándolo a su lugar. - ¿Lo celebraran por aquí?
- Quien sabe.- Se encogió de hombros, ella iba a tomar lo que parecía un pequeño libro de tapa roja, pues su símbolo le causó curiosidad, pero ocurrió un extraño retroceso y un empuje. Terminando apoyada en el pecho de Hunter.
- ¡Ah! Disculpa. - Dijo, apartándose en seguida.
- No te preocupes. - Dijo tranquilo, y revisó el lugar con la mirada, caminó un poco hasta un estante y tomó lo que parecía un collar. Poseía el mismo símbolo del libro que estuvo a punto de tomar. Ella achinó los ojos en desconcierto, pero no terminó de percatarse realmente cuando sintió que tomaban de su brazo y la halaban. Giró el rostro y era Alex, que la llevaba al otro lado de la tienda, lleno de telas y algunas prendas.
- ¿Ocurre algo?
- Bueno… - Vaciló en su respuesta. También se preguntó realmente que ocurrió. - Están raros. - Bajó la voz y se acercó un poco más a ella, para que la pudiese escuchar.
- ¿Tú crees? - Imitó el tono.
- ¿Tú no?
- No sé, quiero creer que no. - Desvió la mirada a un costado, aquella tela roja le trajo un deja vú que sintió helarse por un momento, y terminó abrazándose a sí misma como protección.
- ¿Angel? - La nominada lo miró, y entonces quitó las manos de sí misma y lo tomó de la cara comenzando a dar suaves palmadas como reconociéndolo.

Él quedó con expresión neutra, la chica cada vez salía con cosas más raras. Por lo que la sostuvo de las manos para que dejara de hacer eso, comenzaba a ser tosca, y sus anteojos en ese mundo no tenían reemplazo.
- ¿Qué pasa?
- Me aseguro. - Su rostro de preocupación, solo hizo recordar al pelinegro lo cansado que era. Pero, no la soltó, se le había hecho extraño, pero también notó que algo había empujado a la menor, y desde ahí, supo que algo estaba mal. Especialmente con él. Hunter solo había evitado que se cayera.
- ¿Alex? - Preguntó al notarlo demasiado cerca, él detectó sus nervios, y lo roja que se había puesto. Definitivamente, el rojo era su color. Se reincorporó, y salieron de ahí. Les dijo a Hunter y Eli para buscar en otro lugar, mientras que Angel regresaba a ver que había pasado con el libro, y con sorpresa, no solo ya no estaba, sino que una barra de madera se encontraba en su reemplazo junto a el collar que Hunter había tomado antes.
Quería preguntar una vez más, pero no lo haría, así como no preguntaría nada a Eli. Simplemente trataría de no volverse loca.

por Nya Lun 12 Feb - 1:35

Observó a la lejanía como aquellos dos desaparecían. Había requerido un poco de persuasión despacharlos lejos, pero nada que no pudiera lograr si se lo proponía, aunque definitivamente, los juegos mentales no eran lo suyo y con suerte sería la última vez que recurriría a recordar un cursillo de tres horas.
Prestaba tanto atención a aquel dúo que no reparó en cierto en un anciano que acabó chocandose con él. No tuvo tiempo de sujetarlo pero por suerte no era una caída grave, lo ayudó a levantarlo enseguida sin esfuerzo pero mas importante aún, sin prisas. A aquella edad no había que presionar.
- Gracias hijo. - Alex no respondió en su lugar simplemente se rascó el cuello sin saber muy bien que responder. - No pareces de por aquí. - Alex se encogió de hombros.
- De paso. -
- Ah, ¿hacia las praderas? - Sonrió. - No queda muy lejos, intenta seguir tu camino lo antes posible. No es seguro ahora para los viajeros que se queden aquí. - Sin mas el hombre continuó su camino con la espalda encorvada y con una mano en ella en un intento de aliviar sus últimos días de dolor, no por la caida, sino por el tiempo.
Alex dio media vuelta hacia la tienda para regresar junto a Angel pero justamente se topó con ella y por segunda vez, tampoco había advertido en su presencia, solo que esta vez no estaba plantado cual poste de luz así que acabó tropezando con ella y el hecho de que quería agarrarla ademas de mantener el equilibrio, lo convirtió en algo peor en un accidente mucho mas aparatoso del necesario.
Faltaban escasos centímetros para que quedara encima de ella.
- ¿Estas bien? - Tímidamente Angel asintió y el se apresuró a incorporarse y por supuesto, a ayudarla a levantarse. - Caminas demasiado sigiloso. - Angel no respondió y ante tal muerte de conversación, el policía comenzó a limpiarse los cristales.

- Dijo que debíamos irnos pronto. - Dijo de la nada Angel.
Si llevaba tanto tiempo escuchando, desde luego sus oídos comenzaban a taponarse o él estaba perdiendo práctica. Inevitablemente, una parte de él no quería saber nada de ello porque ya no era la ley, no era necesario que fuese lo mejor de lo mejor. Pero por otra parte, sabía que tenía cierta responsabilidad y enseguida, su contraparte lo culpó de creído, como si los demás dependieran tanto de él, entrando así en un círculo de culpabilidad y vagueza. Por supuesto, al rato recordó que Angel le había formulado una pregunta indirectamente y en seguida tomó prioridad por encima de todo.
- No se a que se refiere con que no es seguro. -
- Me ignoras. -
- No es eso, estaba pensando. -
Angel se detuvo y hasta un par de pasos, Alex no lo notó. Al mismo paso de vagueza infinita, volvió atrás hasta ella. - ¿Que te sucede? - Preguntó. Angel simplemente mantuvo la mirada fija al suelo.
Tras un suspiro del azabache, con ambas manos la tomó de las mejillas, obligandola a mirarlo. Angel no tardó en sentirse presionada a punto de desviar la mirada y entonces, Alex estiró de sus cachetes.
- Estas tonta. -
- Shueltafme. - Ordenó al ver que no paraba y el malvado Alex, estiró aún mas. - ¡Para! - Dijo zafandose del agarre a base de brutalidad.
- Así es mejor sabes. - La observó con una sutil sonrisa de satisfacción. - Vuelves a ser tú. -
- Uh... -
- Vamos. Tenemos cosas que hacer. - Y nuevamente sin avisar, la tomó de la mano, obligandola a caminar junto a él.
Comenzaba a odiar que hiciera eso aunque al mismo tiempo tampoco le desagradaba del todo. No lograba decidirse y todo mientras notaba su áspera mano, nada que envidiar a los viejos leñadores de los pueblos.

por **Shiba** Jue 8 Mar - 22:23

Angel solo pasaba su mirada del suelo al frente y luego a Alex, y así comenzó a entrar en un bucle repetitivo de a ratos, que parecía contado en secciones de segundos.
Alex notó esto cuando la observó por el rabillo del ojo, ya estaba intranquila, e iba a soltar su mano, ya la estaba incomodando muy seguramente, pero no lo hizo al notar que ella apretó la de él. Con más fuerza de la necesaria. O de esa que no creía que esa chica tuviese.
- ¿Qué pasa....? - Y entonces observó su rostro con aires de susto, no era como si fuese un miedo incontrolable, pero al menos sí de sorpresa. Dónde había roto la secuencia.
- ¿Ah? - volvió la mirada hacia él con el sentido perdido, y logró un segundo después señalar a un lado. Alex miró y vio a algo parecido a un bufón.
- ¿En serio? - Ella hizo una mueca.
- Nunca me han gustado, tengo como un imán para que me molesten.
- Tu culpa, te pones tensa y se dan cuenta.
- No estoy tensa. - Levantó la mirada, y notó a dónde apuntaban los ojos de Alex, eran sus manos, era verdad que estaba apretando. - Es tu culpa. - Frunció el ceño y se puso nerviosa aligerando el agarre, de hecho pensó en soltarlo por completo, pero tampoco se atrevió.
- ¿Por qué mi culpa? - La mueca de Angel profundizó cuando observó a otro lado, era obvio que se estaba pensando la respuesta.
- Porque…. Porque…
- ¿Por…?
- Porque sí. - Se tranquilizó y lo miró nuevamente con una sonrisa.
- Eso no es una respuesta.
- Eso no importa. - Le restó importancia, y entonces, lo que temía ocurrió, aquel payaso se estaba acercando a ellos. Angel se tensó.
- Y dices que no.
- Vámonos de aquí. - Intentó caminar hacia el otro lado, pero Alex no la dejó, y mientras ella intentaba zafarse el payaso llegó a ellos.
- No seas mal educada. - Ella había comenzado a temblar de los nervios. Lo más raro es que no era de miedo, más bien parecía que quería evitar algo.
- ¡La parejita! - Y entonces Angel dejó de temblar y su rostro encendió. Así que agachó la cabeza y se mantuvo quieta. Alex trató de no reírse. - Sí, ustedes. - Llegó hasta ellos, y lo primero que hizo fue sacar una rosa roja. - Combina con su enamorada ¿No cree? ¿Por qué no se la da?
- No sé si le gusten las flores. - La miró, ella seguía sin querer mirar al hombre frente a ellos.
- ¿A qué señorita no le gustan las flores? - Y se puso frente a Angel. - ¿Si te trata bien? - Preguntó, ella se sobresaltó al notarlo y luego negó.
- Oye…
- Siempre me molesta. - Añadió.
- Oh, pobrecita. - Estiró el brazo. - Ten. - le dio la rosa que Angel tomó con desconfianza y la quedó observando de la misma manera. - Es mejor ser tratada con respeto y amabilidad. Pero… - Y una pequeña explosión deshizo la rosa, y llenó de polvo y pequeños pedazos de papel el rostro de Angel, por lo que había cerrado los ojos y comenzado a toser. Seguía sosteniendo el tallo aún así. - Yo soy un bufón, no un caballero. - Y rió alocadamente, dejando a la chica con cara de pocos amigos, alrededor los que lograron ver el pequeño espectáculo también rieron.
- Ha sido verdad, no te quieren. - Angel apretó los labios y sus mejillas crecieron un poco por el aire que contenía.
- Pero es tu día de suerte aun así. - añadió el payaso.
- ¿Por dónde? - Preguntó con resignación.
- Ese tallo, no es un tallo. - Entonces ella notó que algo comenzaba a sobresalir, por lo que lo abrió, para lo que tuvo que soltar la mano de Alex. Y encontró cuatro pedazos de papel, con inscripciones en una letra que no reconocía.
- ¿Qué son? - Preguntó Alex, no parecía nada malo, pero era algo extraño, más aún cuando aquel simbolismo no lo había visto antes, ni en ese mundo.
- Oh ¿Extranjeros? - Preguntó emocionado. - Son entradas para el mejor circo existente. - Dio unos pasos hacia atrás. - Yo, el mejor bufón, nuestros malabaristas, los domadores, los trapecistas, nuestro titiritero… - Y allí, ambos abrieron los ojos grandes. ¿El titiritero? - y ustedes tienen la suerte de tener no una, sino cuatro entradas gratis a este gran show. Estaremos tres noches, así que no falten. - Y entonces, corriendo, saltando y haciendo una que otra pirueta el bufón se alejó hasta que lo perdieron de vista.
Y luego sólo prestaron atención a aquellas entradas.
- ¿Deberíamos ir? - Preguntó Angel con duda.
- Es un engaño, más que seguro.
- Pero, ¿Y si es? - Alex inspiró fuerte.
- Ya veremos, decidamos entre todos. - Angel quedó un poco extrañada, pero comenzaron a caminar, hasta que los llamaron.
- ¡Jóvenes! - Voltearon -¿No es este su caballo? - Un hombre de mediana edad señaló al animal que se notaba perdido, sin el carruaje, ellos avanzaron hasta este. Alex tuvo que tomar de nuevo la mano de la pelirroja para no perderla de vista.

- ¿Por qué está acá? - Preguntó tocando su nariz con cariño. - ¿Ha pasado algo Spirit?
- ¿Lo nombraste? - Le preguntó Alex incrédulo, había sido algo tedioso calmar al caballo, por lo que estaba sentado en una cerca de madera que ayudaba a dividir el mercado de mala muerte de los lugares de lujo.
- Se parece al que tengo en casa.
- ¿Tienes un caballo? - Ella asintió.
- Mi hermano también tiene uno, los demás son de papá.
- Vaya la buena vida que tenías eh… - Ella sonrió melancólica ante ello y después de darle una fruta al cuadrupedo se acercó a Alex.
- Se podría decir. - Se apoyó a un lado. - En realidad, estaba sola la mayoría del tiempo.
- ¿Tu padre?
- Trabajo.
-¿Tu hermano?
- Lo mismo.
- ¿Tu madre? - Angel agachó la cabeza y después lo miró.
- Digamos que… No la conozco. - Él hizo un sonido de entendimiento, pero lo prolongó dando a entender que lo estaba meditando.
- Eso explica lo poco femenina que eres. - Ella rió.
- Oye, tenía a la ama de llaves para explicarme etiqueta y esas cosas.
- ¿Aprendiste algo? - Ella bajó la cabeza avergonzada.
- Eh…
- Inútil.
- Al menos sé caminar adecuadamente… - Ladeó la cabeza.
- Claro, la que no puede mantener el equilibrio en una tabla de treinta centímetros.
- Estaba alto y tenía miedo. - Se excusó. Alex llevó una mano a sus cabellos y la despeinó un poco. Luego sonrió.
- Vamos. - Se levantó. - Tenemos que encontrar a la enana y al rubiales, y buscar el carruaje, no puede estar muy lejos.

---

- ¡Hasta que llegamos! - Eli dio un brinco del carruaje y observó el lugar. La ciudad era enorme en cuestiones de altura. Ni siquiera en la primera tenía que doblar tanto el cuello para ver el punto más alto de una casa.
- Debemos buscar provisiones para seguir con el viaje. - Dijo Alex luego de bajar, y comenzó a atar las riendas del caballo. Angel le siguió después. Hunter parecía entretenido montado en Diamond, pero al final se bajó e imitó a Alex.
- Estás demasiado acelerado anciano. - Le recalcó la pelimorada una vez comenzaron a caminar. - La familia de Angel nos dejó bastantes cosas.
- Excepto suficiente dinero.
- No confían en ti. - Dijo la pelirroja. Alex regresó la mirada para verla.
- Aunque así sea… - Eli se lo pensó.
- Creo que es buena idea conseguir más. - Dijo Hunter sonriente. - ¡Así que vamos! - Tomó de la mano a Eli y la llevó corriendo hasta el primer hueco entre casas que encontró.
- ¿Qué piensas? - Preguntó Eli. Se había recostado a la pared.
- Es muy raro. - Hunter observó un poco hacia el exterior. - Hasta diría que no son ellos. - Eli miró al suelo, y se cruzó de brazos.
- ¿Algún encantamiento?
- No sabría decirlo. - El rubio se encogió de hombros. - Pero por el momento… ¿Deberíamos de seguirles la corriente no? - Eli asintió, y salieron de ahí hacia el primer lugar que encontraron y creían tendría cosas de utilidad.

---

- Así que… ladrones. - El rubio se llevó las manos tras la nuca.
- Al menos pudimos recuperar todo. - Dijo la pelirroja. Había subido a revisar lo que faltase, y además de lo que habían gastado la noche anterior, nada faltaba.
- Y con suerte de que son tontos. -Alex estaba acomodando el carruaje al caballo, con ayuda de Eli. Hunter se unió a ayudar en mitad de tiempo.
- Listo - Comentó el rubio. - Habían terminado de arreglar todo y con suerte estaban listos para salir en cualquier momento. Solo faltaba reconocer el siguiente rumbo. El problema era la inesperada invitación que ahora poseían.

- Chicos… - Llamó Angel nerviosan los demás voltearon a verla, para ese momento ella ya no se sentía incómoda con las miradas de ellos, o eso creía, en realidad se sintió intimidada de todas maneras. - Tengo algo de que hablarles....

---
- ¿Circo? - Preguntó Hunter, las entradas estaban en sus manos, el payaso le había pedido que sostuviera el pequeño bastón, el cuál lo sorprendió echando papeles de colores a su cara y cabellos.
- Sí, el más grandioso y fantástico circo del mundo. - La amplia sonrisa, que era deformada y estirada gracias a la pintura, irradiaba toda la mala vibra que debía. - Conmigo, - Volvió a dar su pequeño discurso hasta llegar a la palabra Titiritero.
- ¿Titiritero? - Preguntó Eli con sorpresa ¿Acaso los estaba invitando a caer en una trampa? Aunque fuese como fuese, ese mundo en sí era una trampa.
- Sí, su manejo, y realismo podría matar de la impresión.
Ambos jóvenes se miraron.
- Piénsenlo, pequeños tórtolos . - Dijo antes de comenzar a caminar hacia atrás. - Recuerden que solo estaremos hasta la noche de mañana, los esperamos. - Canturreo antes de desaparecer entre el gentío.
- ¿Tórtolos?

---

- ¿Quieren ir?
- ¿Por qué no? Es una buena oportunidad. - Apoyó Hunter. Eli se encogió de hombros y sonrió.
- Podríamos sacar una buena pista, hay que ir.
- Entonces nos quedaremos aquí hasta la noche... - Alex suspiró pesadamente.

por Nya Miér 21 Mar - 7:03

- ¿Que se supone que es eso? -
- Una vaca. -
- Pfff. Eso puede ser todo menos una vaca. -
- Es una vaca. - Se acercó aun mas inclinándose hasta que sus cabellos rojizos caían sobre Alex. - ¿Ves? Acá esta la cola. -
- Nunca has visto una vaca antes. -
- Si que he visto. -
- ¿Ah si? ¿En donde? -
- En Google. - Alex puso cara de decepción máxima. - ¡No me mires así! -
- Trae eso. - Le arrebató la pluma con demasiado cariño. No quería partir la pluma en dos, las cosas de aquella época no estaban hechas para durar precisamente.
Empapó ligeramente la punta con el frasco de tinta y empezó a dibujar. Al principio, las líneas parecían profesionales pero conforme mas seguía, mas raro se volvía y al final acabó al mismo nivel que el dibujo de Angel.
- Tu tampoco sabes. - Sonrió.
- Quedó al menos mejor que la tuya. -
- Nope. - Canturreó. Tomó la pluma de nuevo y le añadió dos cuernos al dibujo de Alex. - Ahora es una vaca macho. -
- Osea un toro. -
- No. - Corrigió ella. - Tiene ubres así que siendo vaca. Pero es una vaca independiente, una vaca macho. (?) -
- No tiene sentido. -
- Igual que este mundo. - La sonrisa de la pelirroja se convirtió en una melancólica. Estaba feliz de haber conocido a Alex. Se lo pasaba bien, hasta era una amistad mas sincera que algunas que había tenido en la anterior vida, pero solo de recordar donde estaban se sentía como un martillazo.
Alzó sus manos y la vista pero recordó que el cielo estaba cubierto por el triste techo del carro. En su lugar se dio cuenta lo largo que estaban sus delicadas uñas y lo urgente que necesitaban un corte antes de que se partiesen por accidente.
Y como un torrente de agua, le vino muchas preguntas: ¿Acaso había cortauñas? ¿Serían tijeras? ¿De hecho, cuando fue la última vez que se había aseado en condiciones? No había tenido tiempo de pensar en ello, pero cuando mas lo pensaba, mas se estaba dando cuenta de lo horrible que estaban viviendo.
- ¿Estas bien? -
- No lo he pensado mucho hasta ahora... ¿Pero como te aseas aquí? -
- Bueno... No se si quieras saberlo. -
- Dímelo. -
- Uh... - Alex se rascó la nuca. - Como ya te habrás dado cuenta... no hay papel higiénico. Tampoco toallitas, pasta de dientes, cepillos y mucho menos agua caliente. - Angel palideció. - Puedes intentar evitarlo con algunas cosas caseras pero no será igual. -
Por su cabeza solo pasaban mas ideas precipitadas como que desde cuando le olía (si es que olía) el aliento. O de si olía mal corporalmente. ¿Y cuando iba a lavar la ropa? ¿Y el jabón? Aunque se duchase, sin jabón no era la misma sensación. ¿Y que haría cuando ese día llegase si es que llegaba?
Empezó a ser tan consciente de tantas cosas que había ignorado que tontamente empezó a inspirar aire. Si Alex olía, no sería la única en pasar vergüenza.
- Oye... Que si lo que quieres es asearte... Se puede... -
- Pero dijiste que... -
- No es lo mismo que lavarse lo dientes con pasta o darle un botón a que salga agua caliente... pero es mejor que nada. - Pensó en si debía mencionar o no que dejase de olisquear su ropa.
Y Mientras tanto, en una esquina, Hunter y Eliary miraban al vacío ajeno de todo, incapaces de comprender la vida misma.

Iba a ser mas larga pero no creo que de realmente tiempo.

por **Shiba** Dom 8 Abr - 2:43

- ¿Qué haces? - Eli se había acercado a Angelique mientras el carruaje avanzaba con Alex como conductor, Hunter tarareaba una canción bastante alegre e irreconocible para los demás.
- Buscando algo. - Dijo la pelirroja, que después de enterrar un poco más la mano en el cofre por fin encontró, un saco lleno de varios objetos. - Recordé que mi hermano mandó esto, dijo que me sería de mucha utilidad. - Sonrió y estiró el pequeño hueco, reforzado por un cordón, que hacía de abertura, para poder ver el contenido. - ¿Qué es esto? - Preguntó al sacar un objeto metálico de varias tiras, y con una extraña cerradura.
- Eso… - El rostro de Eliary oscureció.
- ¿Sabes qué es?
- Eh.. bueno… En esta época creo que es algo normal que usen… - Angel solo mantuvo su expresión de duda, no quiso interrumpir. Eli suspiró. - Es un cinturón de castidad. - Y a lo que Angelique lo dejó caer, un movimiento brusco del carruaje los hizo irse hacia un lado a todos. Alex al escuchar eso no evitó perder la paciencia. ¿Qué le pasaba al hermano de Angelique?
- Ya veo… - Lo volvió a recoger dejando de lado la primer sorpresa. Luego quedó pensativa. - ¿Por qué mi hermano me mandaría esto? - Pensó en voz alta.
- ¿Quizá quiere que te conserves pura y casta hasta que te cases? - Dijo Hunter. Angel nuevamente regresó a su mundo de recuerdos, y luego negó.
- No es que el sea tan conservador… o quizá… - Entonces recordó que su hermano los había visto a ella y a Alex cuando la fue a despertar, habiendo un malentendido. - ¿Y si es para Alex? - Otro movimiento brusco los hizo sentir un empuje hacia el otro lado.
- ¿Podrías ir con más cuidado? - Preguntó la pelimorada, Alex regresó la mirada.
- No. - Dijo simplemente. Angelique se puso en pie para acercarse a un lado, tras él.
- Úsalo.
- ¡¿Qué?! Te lo mandaron a ti.
- Pero se ve incomodo, no quiero.
- Entonces bótalo…
- Pero quiero saber cómo es cargar uno…
- Tienes problemas… - Regresó su vista al frente. - Entonces úsalo.
- No quiero, pontelo tu y luego me cuentas, es un buen trato ¿Que dices?
- No. ¿Por qué no se lo pides a alguien más?
- No quiero que Eli esté incómoda.
- ¿Y yo sí no? - Ella se encogió de hombros. - Te dije que no.
- Bueeeno. - Dijo de mala gana y se volvió a sentar al lado de la otra chica.

---

- Sería bueno llevar eso - Dijo Hunter al señalar una verdulería. Ya empezaba a tener hambre, y una comida que tuviese más que solo pan y agua en ella sería de lo mejor.
- No es tan necesario. - Dijo Alex.
- Lo es. - Refutó el rubio.
- No, debemos de buscar cosas indispensables para el viaje.
- La comida es indispensable. - Dijo, pero el pelinegro ya se había adelantado. Él suspiró pesadamente. De alguna manera les habían dicho para ir al circo de esa noche, por lo que él se encargó de guardar las entradas, pero su aceptación fue tan plana, y sin quejidos, que le reafirmó, tanto a él como a Eli, el hecho de que algo estaba pasando, además él siempre fue muy observador, aun con miedo a equivocarse podía afirmar que esos no eran Los Alex y Angel que conocían. Pero en cualquier caso, le seguía dando la contraria, pero la comida era indispensable, y la buena comida, no estaba mal de vez en cuando.
- Vamos aquí. - Dijo Eli llamando la atención de los demás y no tardaron en entrar después de ella.
Alex se quedó mirando los mapas, mientras que Angel los pequeños recuerdos que podía apreciar.
- Oh, jóvenes ¿Algo que hayan olvidado? - Preguntó el dueño al acercarse a Eli, ella abrió los ojos grandes.
- ¿Estuvimos aquí antes? - Preguntó en bajo. El mayor con clara sorpresa asintió.
- Tiene unas horas ya. Oh, jovencita, no me diga que tiene mala memoria, ¿Usted sabe qué es bueno para eso?
Eli quedó estática, si salía diciendo que de hecho era la primera vez que entraban estaría metiendo mucho la pata y no era algo bueno.
Pero si ellos no estuvieron antes ahí ¿Entonces quienes? ¿Debería decirle a los demás? Mientras el hombre hablaba observó por el rabillo del ojo a sus compañeros, y se lo pensó mejor ¿Se lo debería decir a Hunter?
Es que debía de decirle.

---

- ¿Por qué ahí? - Preguntó de mala gana.
- Es lo que hay. - Contestó el pelinegro sentándose en la primer roca que vio, Hunter estaba en el carruaje, cerca de dónde se había sentado Alex, observando las edificaciones de la ciudad. Se habían alejado un poco, lo suficiente para no ser encontrados, y para poder regresar en menos de una hora.
- Pero…
- ¿Te quieres bañar? Allí está la mejor tina de baño que podrás encontrar aquí.
- Aunque me digas eso…
- Vamos, que no te apene. - Dijo Eli restándole importancia.
- No es eso… es que…
- Es que la niña está tan mimada que no puede soportar la idea de bañarse en agua completamente natural, sin un estudio previo de calidad. Con peces… - La cara de Angelique se deformó en ese momento ¿Peces? Ahora sí que no quería.
- No le digas eso. - Eli suspiró pesadamente. - Es un simple lago, al parecer formado por las lluvias, no hay peces.
- Pero si ranas, y sapos… - Continuó Alex, Angel comenzó a tener un tic nervioso, entonces tomó aire, se dio valentía y se acercó a Alex por la espalda. Y con la tabla metálica, que usaba para sostener varias telas y objetos al mismo tiempo, dio un golpe en la cabeza de Alex, que no es que fuese fuerte pero si lo desconcertó en sorpresa de la mala. - ¡Oye! - Ella se alejó y en el instante la contagiosa risa de Eliary salió a relucir. Ambas entonces se perdieron de la vista de los chicos al entrar en la alta malesa. La cual las protegía de fisgones, pero al no ser densa había un fácil acceso.
Alex suspiró rendido, en realidad, no sabía cuanta buena idea era dejar que Angel se quedara sola con Eliary, no es que la enana le fuese a hacer algo, pero, algo le decía que las cosas estaban fuera de ligar con ambos, Eli y Hunter, y más que nada necesitaba encontrar el qué, y cómo había pasado aquello.

Habían entrado al lago después de una larga queja de parte de Angelique por lo fría que estaba el agua. Pero, fuera de eso, realmente no veía de qué quejarse, el agua estaba clara y olía bien. Por tanto aunque no pasara por un examen de calidad mientras ella se pudiera sentir limpia todo estaba bien. Claro que era extraño porque nunca se había bañado junto a alguien, aunque fuese chica. Además después de notarlo se había puesto muy consciente de ello…
No es que ella no tuviese, y si tuviese que mencionar un tamaño diría que normal, pero al ver a Eli se sintió bastante complicada consigo misma. Se planteó mucho si salir antes o después de ella.
En cualquier caso, se sentía demasiado consciente.
- ¿Por qué le pegaste? - Preguntó la pelimorada. Estaba un poco alejada mientras nadaba. Angel en cambio se quedó en un ladito, donde sus pies tocaban el suelo, y el agua llegaba hasta su clavícula, si avanzaba más sentiría ahogarse antes de tiempo.
- ¿No es obvio? - Preguntó con las mejillas infladas. - Hoy se pasó molestando, así que se lo merecía. Además no pudo conseguir un mejor lugar. - Dijo, no es que ella haya hecho mucho cuando encontraron lo más parecido a un baño privado, pero la verdad no pudieron hacer mucho, era para los caballeros de la corte del país, y en primera había mucha guardia y hacer un alboroto por un baño era ridículo, pero tampoco podían hablarlo mucho, y Angel especialmente que no se le daba comunicarse, también había sido culpa de ella, de todos en realidad, pero a ella le gustaba echarle la culpa al pelinegro hasta de manera inconsciente. Solo agradecía que su hermano le haya mandado cosas de necesidad para ello, como jabón, cepillos y otras cosas, que quien sabe a quienes se los haya robado pero eran de mucha utilidad y más para una persona tan quisquillosa como ella.
- ¿Y eso es malo?
- No es que sea malo… es solo que…
- ¿Te gusta?
- eh… - La cara de la chica fácilmente pudo hacer de estufa para el agua de la laguna, pues se agachó un poco ocultando la mitad de su rostro. Pero luego de un momento la sacó con suavidad.- Creo.. que ya habíamos tenido esta conversación antes… - Dijo en bajo. y luego la miró se había acercado un poco. - Tu sabes que solo es amable conmigo. - Negó, sus cabellos danzaban bajo el agua con el corto movimiento, y aunque fuese poco luego se mantuvieron flotando como si una cascada de sangre hubiese caído y tratase de mezclarse con la claridad del incoloro.
- Dime Angel… ¿Nos dejarías? - Preguntó, una amabilidad en sus ojos hizo a Angel espantarse al punto de sentir cómo sus pupilas dilataban al sentir miedo, mientras ella se acercaba.
- ¿Por qué lo haría? - Se atrevió a preguntar. casi en murmullo.
- No sé, si apareciese alguien más, alguien que te facilitara la salida de aquí.
- No creo que alguien así exista, al menos que sea el Dios de este lugar.
- Pero ¿Y si lo conoce? - Entonces la pelirroja comenzó a retroceder. - ¿Y si lo ha visto antes y sabe cómo se maneja?
- Eli ¿De qué hablas? Yo.. aun así… - Miró hacia el agua, y comenzó a razonar. Realmente ¿Debería de llamar a Alex? - No podría, además nadie así existe… si fuese así ustedes…
- Si existe. - Corrigió, Angel entonces sintió curiosidad. Y pudo decirse a sí misma que no conocía a la persona frente a ella.

---

Un grito alertó al pelinegro que sin pensar realmente se lanzó en dirección de ese sonido, atravesando la maleza y encontrando frente de sí lo más parecido a un mono que inmediatamente subió a su cabeza ocultó su rostro, por tanto su vista.
Y luego escuchó la inconfundible risa de Eliary, y un quejido de Angelique.
- ¡¿Qué haces aquí?
- ¡Escuché un grito! - Se excusó inmediatamente. - De todas maneras no veo nada, así que si están en paños menores da igual. - Explicó. entonces el mono saltó a otro lado y frente a él, brillaba el rojo que hizo bastante trabajo ocultando, pero eso no quitaba el hecho de que Angel dio el peor grito de su vida. Y él terminó saliendo de ahí medio sordo, y con la mano en la cara.

---

Estaban regresando a la ciudad, mucho no había pasado, además de la pelirroja en una esquina con cara de pocos amigos, también había cambiado sus ropas por unas más frescas,
- ¡Que no vi nada! - Le recalcó. por cuarta vez. Angel solo quedó callada mientras seguía encogiéndose en su puesto. - ¿Es en serio? - Resopló. Realmente a más de sus cabellos era verdad que no había visto nada. En primera porque el mono lo atacó a él, quizá lo confundió con un árbol (?, y en segunda porque ella tenía los cabellos tan largos que fácilmente se podía hacer un vestido con ello. Bueno, al menos él también pudo asearse como era debido, después de todo a ajetreo que habían tenido hasta ese día.
- ¿No es hora de comer? - Preguntó Hunter. Alex detuvo el caballo, antes hubiera dicho que no, pero viendo la actitud de la menor realmente no había mejor idea.
Se quedaron dentro del carruaje y sacaron unas cuantas frutas junto con pan y agua, aunque estaría bien una comida decente de vez en cuando era lo que había, no es como que pudiesen cargar animales muertos por mucho tiempo, y en el mercado eran muy caros. Algún día deberían intentar cazar.
- ¿Vas a seguir así todo el día? - Alex se acercó a esa esquina del carruaje, Angel solo se encogió.
- En realidad… - Susurró, solo quería que él escuchase pero le daba miedo alzar mucho la voz. - No es por ti, sé que no viste nada. - Dijo tranquila. - Y aunque así fuese realmente no importa.
- ¿En serio me permitirías ver?
- ¡No dije eso! - Se alarmó, sus mejillas se habían coloreado al tono de sus cabellos. - Es solo que, igual no habría remedio. - Luego se acercó pegando su brazo al de él y ocultando un poco su rostro en aquel hueco que dejaba. - Debo decirte algo. - Murmuró. - Pero no sé si pueda aquí. - Y con eso se alejó, realmente ¿Cómo podía decirle lo extraño que se había comportado la pelimorada? Que la verdad si no fuese por el mono, ella habría salido corriendo en primer lugar como fuese. Y hasta agradecía que Alex haya aparecido de alguna manera, ella dejó de hacer preguntas extrañas y de decir cosas que no comprendía. Por eso quería llegar a la ciudad pronto y tener una excusa para separarse.
- Si tu lo dices. - Le pasó una frutas que ella tomó en duda, no tenía hambre pero no podía ser la única sin comer, tampoco. igual estaban frescas y debían de aprovecharse mientras se pudiese.

Como que ya es lo suficiente largo como para seguir haciendo más lol
Me dirán que me paso, yo lo sé (?

por Nya Dom 6 Mayo - 18:44

- Nos volvemos a encontrar. - La voz llamó la atención de Chris. Provenía de un hombre con barba y bigote formando un rostro barbudo pero sin ser tupido y que lo miraba fijamente, expectante de una respuesta.
- ¿Yo? - Preguntó.
- ¿Quien si no? -
Hunter se rascó la cabeza. Puede que a veces tuviera mala memoria, pero un alzheimer de ese grado si era grave y que el supiera, no tenía una enfermedad así, al menos que tristemente también lo hubiera olvidado.
- Nos vimos antes, ¿recuerda? En el hospital. - Comentó ante la mirada confusa de Hunter, que a cada momento iba degenerando su reacción en un rostro muy raro. - No puede haberlo olvidado, apenas fue unas horas. Usted y sus acompañantes dejaron unos niños enfermos a nuestro cuidado. -
- ¿Ah... si? - El hombre asintió.
- La enfermedad que los azota se conoce hace tiempo y es un mal difícil de tratar, sobretodo cuando ya se apodera casi por completo del cuerpo. Por suerte, llegaron a tiempo y con el remedio adecuado sus vidas ya no corren peligro. El remedio no es fácil de fabricar, pero sus generosas donaciones permitirán el reabastecimiento en poco tiempo. -
- ¿Que clase de enfermedad es? - Preguntó curioso. El hombre dejó de sonreír y su mirada se perdió en algún punto.
- Es una enfermedad terrible y muy dolorosa pero poco contagiosa. Provoca un gran dolor en el cuerpo y muchos prefieren morir a mano de uno mismo, que de la enfermedad. Si en algún momento se encuentra mal, no dude en que se haya infectado. Tenga. - El hombre tomó la mano de Hunter y posó en ella una pequeña bolsita de tela, de aromas muy agradables parecido a la menta. - Es parte de la cura, es mejor prevenir que curar. -
- Entiendo... -
- Los niños aún necesitan reposo, así que pueden proseguir con su viaje. - Tan pronto como el hombre comenzó a andar, a los pocos segundos Eliary apareció.
- Ya estoy. - Dijo. Chris en cambio seguía mirando al hombre marcharse, con mas preguntas que respuestas. - ¿Hola? Tierra llamando a Hunter. - Su nombre lo trajo de vuelta a la realidad y lo primero que hizo fue parpadear, se había olvidado de ello y le empezaban a escocer los ojos. Quizás si tenía alzheimer.
- Bzzz, aquí Hunter, recibiendo alto y claro. - Fingió hablar por radio.
- Si me oyes alto y claro puedes responder. -
- Estaba pensando. - Se rascó la nuca. - ¿Sabes si tengo alzheimer? - Eliary pensó.
- ¿Que? -
- Es que me pasó algo rarísimo... Y no se si estoy loco. -
- No te preocupes, loco ya estas. - Se burló con cariño. - No estás solo. -

Por muchas veces que ya lo hubiera hecho, seguía siendo igual de miserable. No pudo evitar evocar sus recuerdos sobre lo cómodo que era sentarse sobre su retrete de casa y menos aún esperaba echar de menos algo tan cotidiano en su vida cuando estaba realmente viva. Era hasta penoso echar de menos algo como aquello, pero sin duda el pasado tenía sus problemas y quienes dijeran que era mejor, realmente tenían un problema en la cabeza. También echó de menos un grifo, jabón y sobretodo, papel.
¿Y si inventaba el papel y lo vendía? Haría mas dinero del que pudiera gastar, incluso aunque lo vendiese al precio mas bajo. Se imaginó poder comprar todo lo que quisiera, un reloj Rolex, un diamante, o incluso un unicornio pero luego recordaba que estaba estancada en el pasado y sus sueños se hundían como el Titanic, pero sin música.
Dandose cuenta la cantidad de tiempo que se estaba tardando y divagando en sus pensamientos tal y como siempre pasaba cuando se duchaba, se apuró en asearse lo mejor que podía, aunque fuera un cubo con agua a la antigua usanza. Nada mas abrir la puerta, a un lado se encontró con su guardia de seguridad sin uniforme.
- ¿Lista? -
- Yep. -
- Entonces vamos. -
- Espera. - Lo agarró del brazo. - Todavía no. -
- ¿Huh? - Miró pensativo. - ¿Aun no terminaste? -
- No es eso. - Respondió con desdén. - Te dije que debía decirte algo. -
- Ah ya... -
Alex miró expectante y en cambio la pelirroja no respondió, miró a otra parte y comenzó a ordenar sus pensamientos antes de hablar. Lograba tardar tanto en ello que ya hasta Alex esperaba con hastío.
- Milady, se hace tarde, presto. - Dijo imitando el acento de la lengua antigua.

por **Shiba** Lun 25 Jun - 18:41

Cada que veía a la persona frente a ella, siempre se preguntaba si había algo que no fuese capaz de hacer. Cualquier cosa, como, quizá... ¿Cocinar? ... Era militar debía saber aunque sea para no morir de hambre...
Se rindió ante pensar más cosas rápido, si había algo, ya lo descubriría.
- Entonces... - Lo escuchó pronunciar al cambio de dedo. Estaban sentados en unas rocas, cerca de las afueras de la ciudad, donde las casa se encontraban más dispersas, y había más espacio para ellos, por lo que Ellos se quedaron en un pequeño pozo, el cuál les habían dicho estaba seco, y Eli y Hunter habían decidido regresar a la zona céntrica en busca de más agua para llenar las cantimploras vacías.
Él estaba cortandole las uñas, ya que ella nunca había hecho algo como eso con una tijera; y le daba un poco de miedo dañarlas más de lo que ya estaban. - ¿Qué era lo que querías hablar?
Angel despertó del pequeño trance en el que había entrado.
- ¡Ah! Cierto... - Quedó pensante un momento ¿Cómo le contaba eso? En primera le daba vergüenza. Y en segunda era difícil. - Alex... - Dijo con claro temor. El nominado levantó la vista, no era normal que le hablase así. Normalmente era demasiado descarada cuando se refería a él. - Eli y tú... ¿Han visto antes al titiritero? - Preguntó, su voz fue disminuyendo de a poco, casi llegando a murmullo.
- ¿De qué hablas? - Su expresión de duda hizo que Angelique relajara su semblante, se estaba sintiendo presionada, y eso no era agradable, no si Alex era esa única persona en la que podía confiar en esos momentos.
- Es que... Enante que estábamos en el lago, me comenzó a hablar de cosas extrañas, e hizo una referencia como de si ya hubiese visto o si conociera al que nos trajo aquí. - Él quedó pensativo, y solo confirmó el hecho de que no estaban hablando de la persona que conocían y que los estaba acompañando durante todo el viaje.
- Tenemos que hacer algo. Pero ¿Qué? - Había desvíado la mirada, en lo que la pelirroja por fin pudo pensar en algo que no podía hacer Alex, y por lo cual sonrió ampliamente. Él notó esto cuando regresó su mirada al rostro de ella y quedó más confundido. - ¿Qué te pasa? ¿También eres una impostora?
- Eh.. no, no... - Negó rápidamente y también usó sus manos para quitarse culpa. - No es nada.
- Ya, y te creo.
- Deberías. - Él suspiró y le pidió la otra mano, la que falta para terminar de cortarle las uñas.

Entonces una sombre le opacó la vista y tuvo que enfocar la mirada, pero no duró ni un segundo para observar a los causantes de ese obstáculo.

- ¿Qué hacen aquí? - Preguntó la pelimorada. Cargaba consigo algunas fundas, al igual que Hunter, pero este último se notaba que todo era comida.
- ¿No habían ido al otro lado por un poco de agua? - Preguntó el rubio, se notaba tan confundido como Eli, y también como Alex y Angel.
- Ustedes iban por agua... - Contestó el pelinegro.
- No, ustedes.
- No, ustedes.
- Ustedes.
- Ustedes te digo.
- Que ustedes y punto.
- Decir "y punto" no te da la razón.
- Pero no contradijiste así que al final, la tengo.
- ¿Entonces nadie trajo agua? - Preguntó Angel. Todos se miraron entre sí.
- Se llevaron las cantimploras... - Comentó Hunter. Todos se volvieron a mirar. Y rieron; Estaban juntos de nuevo, o eso parecía.

por Nya Sáb 18 Ago - 7:49

Como tenían que comprar de nuevo cantimploras, Alex aprovechó también para comprar algo de carne. No es que tuviera muy buena pinta porque para empezar, la sangre ya estaba completamente seca y dejaba mucho que desear, parecía hasta casi podrido. Pero aun así, era comestible, quizás a dia de mañana ya no.

Hizo dos hogueras: en la primera puso el agua a hervir y en la segunda, simplemente puso una roca bastante grande y lisa que había encontrado por ahí, no sin antes limpiarla un poco con agua.

- ¿Es la cena? - Preguntó Angel.

- Si. -

- ¿Y que habrá para cenar? -

- Carne y pan. -

Los labios de Angel esbozaron con timidez una suave sonrisa. Hacía demasiado tiempo que no probaba algo de carne recien hecho y no curado como siempre había estado comiendo y para que engañarse, estaba feliz de ello.

Alex tomó la carne que había comprado. Con el cuchillo que tenía, separó el gran trozo de grasa que había de la carne en sí.

- ¿Anciano, seguro que no has sido estafado? - Preguntó Eliary. - Hay mas grasa que carne. -

- Ilusa. - Se bufó. Con el cuchillo, lo clavó en el gran pedazo de grasa y empezó a restregarlo por la piedra. Enseguida estalló un chiporroteo, como cuando se freía algo. - Usas la grasa para untar la sartén de aceite. Si no hay sartén, una piedra así vale. Y lo siguiente es salpimentar la carne y listo. - Dijo mientras echaba a hacerse la carne. - Si lo quieres mas rudimentario, puedes ponerlo encima de las ascuas directamente... ¿Quieres que te prepare uno? -

- No gracias. Te lo agradezco pero he de rechazar la oferta. ¿Pero a que se debe este festín? Nunca harías algo así. -

- Me dañas los sentimientos. - Dijo indiferente. Como la respuesta no satisfacía a Eliary y siguió mirandolo, se vio obligado a añadir. - Demasiado tiempo juntos ¿eh? - Suspiró. - La verdad... es que simplemente me apetecía. -

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